Chapter3:-

-¿Y bien? -habló rodeándole la cintura.

-Ya es hora de que te vayas.-le dijo sin mirarle.

-Eso no me dijiste hace unos minutos, cosita.

-No me digas así.-le advirtió empujándolo.-Fui débil, entendido. No volverá a suceder.

-¿Éstas segura de eso? -acercó su rostro al de ella.-Puedo sentir tu latir, Rosie. Estás exaltada, cariño.

-V-veté, por favor.-pidió.

-Decirme que no me quieres, y me iré.

-No seas cruel.-murmuró bajo.

La tomó de la barbilla e hizo que le mirará a los ojos.

-Dímelo.-insistió.

-... ¡No puedo! -se alejó rápido.

Cubrió su rostro impaciente. No sabía que hacer o decir. Era una situación muy difícil.

-Por qué me haces esto, Jimin.

-Porque quiero que seas franca con tus sentimientos.

-Ya sabés de ellos. No insistáis.

-¿Entonces?...

-Yo haré mi vida, y tú harás la tuya.-dictaminó.-Por favor, olvidar lo que sucedió hoy.

-Intentaré hacerlo.-sonrió arrogantemente acunando el rostro femenino entre sus manos.-Eres mía, Chaeyoung. Soló mía, entendido.
Aún que conozcáis a otros hombres, siempre me pertenecerás.-ella asintió conteniendo las lágrimas.

-L-lo sé... Soló tuya, Jimin.-dijo con voz quebradiza.-Soló tuya.-repitió.

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Un mes después...

Salió de la biblioteca, cargando en sus brazos unos libros pesados, los cuáles les serviría para estudiar esa tarde.
Tenía una sonrisa plena en su rostro, la cual nadie le quitaría.

O eso pensó.

Le vio desde lejos. Se obligó así misma a no mover ningún músculo, e internamente se felicitó por no hacerlo.

Esa mujer de larga cabellera oscura, se le lanzó a los brazos y lo besó. Él le correspondió, mirando en dirección a ella.

Sabía que la miraba. Sentía su penetrante mirar encima.

Desvío la suya. No lo soportó. Soltó los libros y salió corriendo lejos de la escena.

Era una completa estúpida. Todavía le quería, y mucho; no, demasiado.
Era amor verdadero.

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Llegó a casa, y prácticamente subió a zancadas a su habitación y se encerró en ella.

Sabría que su madre vendría tras ella. La adulta entró y sin preguntar, la abrazó fuerte consolándola.

-Mi pequeña.-la castaña sollozaba humedeciendo sus ropas.

-Por qué yo Mamá.-apretó los puños lastimada.-Qué fue lo que hice mal.-la mujer le limpió las lágrimas quitándolas de sus abultadas mejillas.- Estábamos bien, y de un segundo a otro... Todo se desmoronó.

-¿Le darías una oportunidad?-preguntó de repente.

-... No lo sé. Me ha lastimado tanto en tan poco tiempo, que ya no se qué pensar.

-Y si... ¿le pagarás con la misma moneda?

-¿A que te refieres?-le miró incrédula.

-Enamorarlo otra vez, pero que esta vuelta reciba el doblé del dañó que te hizo.

-Mamá... -murmuró incorporándose.-No.-negó.-No lo haré.

-Rose...

-No quiero lastimarlo. Yo lo quiero aún.

-Esta con otra mujer, o quizás cuantas más.

-No le conoces.-se giro dándole la espalda.-Ninguna persona lo conoce como yo.-bajó la mirada hasta su brazo izquierdo y levantó la manga del chaleco. Todavía llevaba puesta la cadena de su noviazgo.

¿Si se consideraba patética? Sí. Si lo hacia.

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Durante la noche...
23:19 pm.

-¿Rosie? - se escuchó a través de la línea.

-Jimin, yo ... - suspiró y habló nuevamente.-Te necesitó.

-¿Qué?

-Te necesitó como mujer.

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00:10 am.

Sintió los labios cálidos y suaves besarle la piel desnuda.
Ser rodeada por sus fuertes brazos, y sus manos presionarse con dulzura; sobre su pequeña y menuda cintura.

Cuando fueron uno, rodeó con sus piernas las caderas masculinas, dejando qué fuese más profundo, provocando un placer mayor para ambos.

Las envestidas comenzaron lento, para después subir la intensidad, y nuevamente bajarla; volviéndola loca.

Sus gemidos salían por si sólos, no podía retenerlos.

Besos húmedos, hambrientos y pasionales. Eran los que se regalaban.

Finalmente, lo mordió, dejándole su marca en la suave y masculina piel.

El hombre tomó las riendas, dejándola presa bajó él.

Se miraron a los ojos, y sin decir palabra alguna. La besó.

Pero este beso, era muy distinto a los anteriores. En el se sentía el cariño y amor, que siempre le brindó.

Acarició los cabellos claros, y tomándole de la nuca, hizo el beso más pasional.
Gimió en su boca, cuándo el rubio volvió a mover sus caderas.

Esa noche sería larga para ambos.

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01:34 am.

Así era como le gustaba estar. Ser protegida por los fuertes brazos de Jimin, mientras él le acariciaba los cabellos con cariño.

De un segundo a otro se detuvo, y bajo la mirada a ella.

-¿Por qué hacés esto? -habló él rompiendo el silenció.

-Porque... -dudó.- ... No lo sé.-respondió al momento de sentarse sobre el colchón.
Él le imitó después.

-Dijimos que no nos dirigiéramos la palabra. ¿qué sucedió?

-... Estoy con tristeza.-el mayor le miró inquietante.-Aún me duele.-el joven solo desvío la mirada al escucharla.

-¿Lo quieres volver a intentar? - preguntó sorprendiéndola.

-No creó que sea lo correcto.

-Chaeng.-suspiró.-... Yo aún te quiero.-confesó.

-Mientes.

-Si mintiera, no hubiese venido aquí.

-La calentura te ganó entonces.-contradecía.

-¿Qué quieres que te demuestre?

-Decirme la verdad.-le miró a los ojos.

-Ya la dije anteriormente.

-Toda, la verdad Jimin.-insistió.

El silencio reinó la habitación, ella seguía mirándole y él soló se mantenía en silencio.

La menor no sabía si estaba creando otra mentirá más, o sí le diría la verdad de todas formas.

-Me enamoré de ti, boba.-confesó.-Y yo... -le miró él está vez para luego bajar la cabeza.-No quería qué estuvieras con un idiota que solo te huso.

-¿Estas siendo sinceró Jimin?

-Sí.

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Días más tarde...
16:46 pm.

La observó de lejos. Hablaba amena mente con sus amigas, las cuáles le hacían reír.

Extrañaba eso de ella. Escucharla reír, y hasta sus raros gemidos, qué algunas veces le hacían pensar pervertida mente.

Exhaló pesado concentrándose en el libró de cálculo. Solo pasaron algunos segundos cuando una voz extra llegó a sus oídos.

-Jimin.-escuchó a lo lejos.-Jimin.-insistió.-¡Park Jimin!

-¡Qué quieres maldición!-gruñó girándose a la persona.

Se sorprendió al verla frente a él.

-¿Seulgi, qué haces aquí?

-Me he transferido a esta Universidad.-sonrió al último.-Vamos a estar más tiempo juntos, Jiminie.

Se le lanzó a los brazos y él como pudo le rodeó abrazándola por la espalda.

La confusión se le notaba a leguas.

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Momo 🍑💞