Capítulo ⁹|Plan|
Hazel Jones
Miraba impaciente a mi madre, desde que recibí esa llamada, inmediatamente vine a casa, quería saber como estaba mi tío y que sabía sobre él.
—Sé que esperabas saber de tu tío desde hace mucho, a mi me hace mucha ilusión, era como un hermano para mi, más que tu propio padre. —reí.—Me llamaron hace poco, más bien, hace unos instantes, era un número desconocido, al principio pensé que podía ser una trampa pero algo dentro de mi me decía que tenía que responder y lo hice, al escucharlo no pude evitar llorar, él está vivo.
—Mamá, al fin podemos salir vivas de esto, por papá.—mi madre asintió.
—Lo sé, por eso estoy feliz de que él este bien.
—¿Donde está?—pregunté ilusionada.
—En la ciudad de México, puede ser peligroso pero pudo infiltrarse en una zona peligrosa donde aquel imbécil no puede molestarlo.
Suspiré de alivio.
—Mi tío no cambia. —reí ante los recuerdos de él siendo amigo de los asaltantes que a veces se encontraba, algo ilógico pero muy curioso a la vez.
—La verdad no. Ahora lo importante es ser más cautelosas y protegernos más.
—No te preocupes madre, estaremos bien.
—Otra cosa, tu tío me dijo que en cualquier momento mandará información acerca del asesino de tu padre, solo me dijo que cuando huyó, en el transcurso de los meses, escuchó rumores que ha intentado buscar aliados para que se unan con su cartel, pero nadie quiere, están negados a pertenecer a su lado, dicen que no se compara al grupo de tu padre.
—Papá era bueno en esto y no era un insípido cobarde como ese bastardo. —aclaré.
—Reconozco que tu padre era un gran jefe de la mafia, pero yo no quiero que sigas ese camino mi amor. Quiero que seas feliz, sin ningún tipo de lazo acerca de ese trabajo. Tu padre no tuvo alternativa, pero yo detesto la idea que pases por ser una narcotraficante.
—Ya lo soy mamá, desde que mi padre murió yo quedé a cargo de su negocio, tengo que sacar adelante el legado que me dejó.
—Hazel... —me miró preocupada.
—Mamá, entiendo tu preocupación. —tomé sus manos y la miré. —Te amo con todo mi corazón madre, pero este es el destino que me tocó y me gusta, porque aunque sea algo malo, es lo único que queda de mi papá, no quiero que esto caiga y aquel idiota destruya lo que por años él contruyó.
—Terca como tu padre.
—Así me amas.
—Eres mi bebé, siempre lo haré.
Hablaba con mi mejor amigo para saber cómo estaba y que noticias tenía, me había marcado preocupado, tenía miedo que Jungkook encontrará suficientes pruebas para poder incriminarme y meterme a la cárcel.
Sin embargo, yo tenía otros planes para él, ahora solo quería que mi tío encontrara más información sobre ese traicionero.
—Quiero que te contactes con mi tío, necesito que este protegido y nadie sepa su rastro, se cauteloso.
—Entiendo, otra cosa... Trataron de rastrearnos, al parecer era tu...
—Jungkook, si, el policía. Lo sé John, pero no te preocupes, lo hice a propósito.
—¡Pero te has vuelto loca!—grita y tapó mis oídos al sentirme aturdida por su repentina acción.—Te pudo haber arrestado tonta, además, a mí igual.
—¿Confías en mí? Además, a tí no puede arrestarte, estás en México.
—Es verdad, pero soy tu cómplice. Solo se cautelosa, por favor.
—John, eso es solo para que piense que sigo vendiendo la mercancía, aunque obvio es así, pero sabes que contigo no es así.
—Si, lo capto, pero aún sigo pensando que es peligroso, ¿enserio quieres meterte con él?
—No es que quiera, lo tengo que hacer por el bien de mi familia y tuyo, además, el piensa hacer lo mismo, no soy tan tonta.
—Al parecer si, ¿eso de querer infiltrarse en una Universidad para atraparte? Ese viejo está loco, lo bueno que no eres tan tonta como lo aparentas.
—¡Oye! Cómo sea, ¿cuando piensas ir a Italia? Debemos ver sobre la venta de la mercancía con ese hombre, pagará muy bien por eso.
—Lo sé, tenía pensando esta semana, no te preocupes, yo me puse de acuerdo con él, además, está muy interesado porque le vendamos, aunque...
—¿Aunque?
—Siento que está interesado en ti.
—Basta, déjate de tonterias.
—Es la verdad, son como te gustan, tiene tatuajes y una...
—Te voy a colgar, mañana tengo clases y ya es tarde.
—Hazte la desentendida, cuidate y ya no hagas tonterías, este teléfono es de mucha ayuda, exclusivamente para esto.
—Lo sé, cuidate y me avisas cuando llegues a Italia. Te quiero.
—¡Ey! Ya, que va. Te quiero igual bonita.
Sonreí y colgué la llamada. Al parecer mi plan estaba funcionando. Jungkook creía que sería el lobo que comería a Caperucita Roja, pero no tenía en cuenta que aquella Caperucita lo atacaría primero.
Ahora que sé que mi tío está vivo y bien, podré seguir expandiendo la mercancía como lo hacía mi padre, la policía no metería sus narices, todo esto se paga con dinero y que mejor que ellos sean los perros que caigan ante la avaricia de oler el billete verde y hacer de la vista gorda.
Pero sólo necesitaba que este policía no se metiera.
La Universidad era la única parte que me hacía sentir tranquila-aunque no sea verdad-, amaba ver a mi mejor amiga.
—¡Chula! —y ahí estaba ella, hermosa como siempre. —¿Podrias llevar mi mochila al salón? Tengo que ver a un profesor.
La miré curiosa y ella sonrió.
—Solo no hagas nada malo, pórtate bien.
—Si, no te preocupes, te veo salón. —asentí.
Al ver cómo corría con entusiasmo, rei. Ella era tan carismática y feliz, que a veces me preguntaba si no se ha sentido triste en algún momento.
Suspiré y fuí directo a mi salón, pero al girar mis talones, observé al policía viendo a los estudiantes de último año besándose frente a unos baños, algo totalmente asqueroso para mi gusto; debía reconocer que se veía guapo donde estaba, pero eso no ayuda con aquella falsedad para intentar acercarse a mí.
¿Por qué no sólo lo dice y ya?
Decidí empezar con mi plan y acercarme a él.
—Hola profesor Jeon. —digo, captando su atención.
Volteó hacía mí y se sorprendió al verme.
—Señorita Jones, ¿sucede algo, en que la puedo ayudar? —se dedicó a observarme, traía una cara de bobo, pero no tardó en darse cuenta y aclaró su garganta.
—En realidad queria pedirle un consejo, pero necesito decírselo en privado.
Di que sí, di que sí. —digo en mi mente.
—Claro, ¿le parece después de clases? —asentí—Bueno, la veo en clase y más tarde señorita.
—Hasta pronto profesor. —sonrío coqueta y me dirijo a la biblioteca.
Le mando un mensaje a Jihyo para decirle que mejor la veria allí y después guardo mi teléfono. Siento una mirada penetrante a mi espaldas y volteo discreta para ver cómo Jungkook veía mi trasero.
Que hombre tan pervertido, pero podía usar eso a mi favor.
—¿Segura que no quieres que te lleve?—pregunta Jihyo y yo niego.
—No, tengo unas cosas pendientes con el profesor Jeon, así que creo tardar un poco.-ella sonríe con picardía.
—Uy, de ser así, mejor te dejo a que disfrutes y tal vez, puedas tirartelo.—guiña un ojo y me codea.
—No Jihyo, yo con ese profesor, jamás. —muestro mi cara de disgusto y recalco.—Además, solo son cosas de la escuela.
—Está bien, solo por favor, avisame cuando estés en casa. —Asentí y le di un beso en la mejilla de despedida. —Te quiero.
—¡Y yo a ti!
Voy hacia el estacionamiento en donde se encontraba su auto, volteo hacia todas partes para ver que nadie me viera y no crearan falsos rumores.
—Espero no hacerle esperar mucho señorita Jones. —salto del susto y volteo hacia él, agradezco que no se haya dado cuenta y niego ante lo que comenta.
—Acabo de llegar. —asintió.
—Y bien, ¿dónde quiere que platiquemos?
—Conozco un lugar donde venden el café más delicioso, ¿vamos? —comento y el sonríe.
—Por supuesto, iremos en mi coche.
—Entiendo. —susurro.
El abre la puerta del copiloto y subo mientras rodeaba el carro para que el subiera. Al encender el carro, lo observo un poco y el sonríe, guiño un ojo y volteo hacia la ventana.
—Eres muy inteligente en tu clase. —comenta.
—Si, desde que tenía 6 empecé a leer libros y más los de matemáticas.
—Vaya, no me sorprende. Eres una chica súper dotada.
—Y usted señor Jeon, profesor¿no entiendo algunas cosas de su materia, pensaba si no tiene problema en ayudarme?
El ríe y asiente. —Claro, no veo problema.
—Gracias. —coloco mi mano en su brazo que estaba sobre el volante y lo acaricie un poco, ocasionando que él se ponga nervioso.
Al llegar al lugar, tomamos asiento cerca de la ventana y hacemos nuestro pedido, mientras esperábamos, el decide ser el primero en hablar para matar el aburrimiento.
—¿Qué es lo que no entiende en mi materia señorita Jones?
—Oh, sobre eso. La verdad es que me cuesta trabajo entender algunas fórmulas, he tratado de aplicarlos en algunos ejemplos que contienen en el libro pero no puedo.
—Entiendo, de ser así, ¿le parece si las tomamos los fines de semana?
Lo miro y acepto. —Si, me parece bien. —Al tenerlo un poco cerca, puedo notar la pequeña cicatriz que tiene en la parte izquierda de su rostro, también los pequeños lunares que tenía bajo su labio inferior y su nariz. Tenía una piel muy bonita.
—Bueno, entonces este semana empezariamos con la primera clase. Como son sólo fórmulas, en menos de una semana lograré quitarle esa duda.
—Sé que con usted, lo lograré.
El mesero llega con nuestro pedido y yo le agradezco. Este me mira alegre y noto sus mejillas sonrojarse.
Jungkook carraspea, llamando nuestra atención.—Ya estamos bien, puede irse.
—S-si, permiso.
—Entonces... Le parece si nos vemos en mi casa.
Tomo un sorbo de mi café y lo coloco en la mesa. Vuelvo a mirar al pelinegro y asiento.
—Perfecto.
Jungkook sonríe mientras toma de su capuchino y me mira curioso. Intentando descifrar algún secreto, yo solo sonrió leve y volteo hacia la ventana, sintiendo su mirada sobre mi escote.
Agh, asqueroso.
Tendría que soportar esto para poder tenerlo bajo la palma de mi mano.
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