Capítulo ²⁴|La muerte de Dante|
Capítulo extenso
Narrador omnisciente
La muerte es una dama blanca tan segura de si misma que de da el lujo de esperarnos sentada en un banquillo, con un cigarro en la mano y un mezcal para celebrar, porque después de todo esto, amar es más difícil que matar.
Aquella castaña que había crecido llena de sueños y esperanzas, no sabía como era posible crecer en una familia donde su padre era un mafioso, uno de los más buscados en el país y por la Interpol, pero era aún pequeña para entender cómo giraba la vida en cada persona, algunos vivían llenos de riqueza mientras que otros tenían que trabajar duramente al día para poder conseguir dinero extra y llevar un plato de comida a su mesa.
Alejandro Jones amaba tanto a su pequeña princesa, estaba agradecido con Dios y la vida por darle la oportunidad de formar una familia con aquella mujer que conoció cuando recibió una bala a causa de una riña entre narcos, una mujer rubia y de ojos azules, hermosa ante sus ojos y de los demás hombres que la veían como la mujer perfecta para la madre de sus hijos.
El hombre sabía que era peligroso el tener que relacionarse con ella, metiéndola en su entorno lleno de peligro, sin embargo, la parte egoísta de su interior no le permitió pensar con claridad, así que luchó para poder enamorarla y ser dueño de su corazón. Así fue como al pasar de los años, la mujer cayó en los encanto del hombre, fundiéndose ambos en un intenso amor donde el producto de ello fue tener a una hermosa niña, quien era la viva imagen de la madre del señor Jones.
—Mira amor, es hermosa.—comenta la rubia con lágrimas en los ojos ante tal emoción de ver a su bebé.
Alejandro asintió ante lo que decía su mujer, estaba feliz por ver a su hija en brazos de su esposa, la veía tan pequeña e indefensa que se había prometido protegerla de cada persona mala que quisiera hacerle daño, nole importaba que terminaran con su vída con tal de proteger a las mujeres que lo llenaban de tanta alegría.
Así fue como en el transcurso del crecimiento de su amada hija, fue sometiendo a cada enemigo que quisiera vengarse usándola, pero todo lo que empieza por bien, se acaba.
No era mentira que aquel señor fue respetado por las personas que recibían su ayuda, incluso la iglesia donde el padre que lo cuidó como si fuera su propio hijo, lo bendecía ante cualquier misión que tuviera.
Hasta que un día llegó un joven que le recordaba a él cuando vivía a base de un trabajo de limpiaparabrisas o ayudando a señoras llevando su mandando. Dante Gutiérrez se había ganado la confianza y lealtad del hombre más perseguido por los enemigos mafiosos incluyendo a la policía, lo cual supo aprovechar a su beneficio, recaudando información valiosa para los enemigos de Jones y que este pudiera liderar su reinado.
Lo tenía todo planeado, pues el castaño se cegó por la avaricia y la facilidad de obtener las cosas, así que con la maldad inundada en su cuerpo siguió con su plan, hasta que supo que era el momento de apoderarse de todo lo dinero, las propiedades y la mercancía de Alejandro, optó por reunir a los enemigos de este para encararlo.
Es ahí donde el gran Señor murió injustamente a manos de un traidor, una persona que le brindó su confianza y cariño, porque a pesar de todo, lo veía como un hijo más.
Por ende, la ayuda del famoso señor de los cielos fue innata, los hombres fueron asesinados a sangre fría, como todo lo que relaciona a narcos y la mafia.
Pero ahora era el turno de su hija, Hazel Jones, apodada la princesa, por recibir el infinito amor de su adorado padre, la gente del lugar extrañaba a la pequeña desaparecida, algunos la creían muerta como lo pensaba Dante, pero había otros que vivían agarrados a la esperanza que volviera y los salvara del abismo donde la traición los sometió, la oscuridad que no les permitía salir con seguridad y sin miedo de no poder regresar a su hogar.
Ella era la única salvación de toda esa gente que vivía encerrada en sus casas para poder protegerse de la maña de Dante, incluso de sus subordinados que raptaban a las jovencitas para poder prostituirlas o venderlas como un objeto.
La organización que había realizado Alessandro junto a su padre y el tío de la fémina, tenía una arma poderosa, no era simple pero tampoco difícil. La semana fue algo corta para el entrenamiento que llevó a cabo la femina, pero no era nada que le dificultara su objetivo, en su mente estaba tener la cabeza del asesino de su padre y colocarla en la sala de su casa como adorno.
—Muy bien, me imagino que ya saben porque están aquí, ¿o me equivoco? —pregunta la castaña.
Su mejor amigo la veía con miedo, ya no veía a la tierna chica que viajó a Seúl con el propósito de cuidarse aunque no fue como si se olvidara del negocio, pero jamás la había visto actuar tan firme y sin una pizca de nerviosismo, al contrario, tenía una mirada llena de frialdad y odio, así que la entendía de algún modo.
—¡Si señora!—respondieron seguros.
La joven se carcajeó ante la respuesta de sus subordinados, pero no estaba molesta, pues sabia que no tenían idea de cómo llamarla, era gente nueva para ella, por eso decidió que era mejor corregirlos, después de todo, al matar a Dante ella sería la dueña legitima de lo que él le había arrebatado.
—De acuerdo, pero quiero dejar algo en claro, como ven no estoy tan grande para que me digan así, soy la hija de Don Alejandro, la famosa princesa, ese es mi apodo así que a partir de ahora deben llamarme así, ¿entendido?—exclamó Hazel, mientras limpiaba con tranquilidad su pistola.
Quería verlo reluciente antes del enfrentamiento.
—Muy bien, si no hay más que aclarar, los quiero a cada uno en sus posiciones allá, ya sabe cada uno lo que tiene que hacer, no quiero ninguna falla, no se inmunten de asesinar a cada hombre que siga a ese imbécil.
Los hombres asistieron mientras le daban una reverencia para después salir del lugar, cada uno llendo a su respectiva camioneta. Mientras tanto, un hombre robusto y alto entraba seguido de su hijo, el famoso Señor de los cielos, quería conocer a la hija de su mejor amigo, así que estaba enterado de todo como también de acuerdo con lo planeado.
Él había aportado en reclutar hombres que pudiera ayudarla a matar a Dante, también decidió acompañarla para ambos enfrentar al hombre que mató a su mejor amigo, sentía que estaba en deuda por no poder estar con él cuando más lo necesitaba.
—Tantos años pasaron para poder conocer a la gran hija de mi mejor amigo Alejandro.—exclama el hombre con una sonrisa acercándose a Hazel.
Ella tan solo sonríe y acepta el abrazo que este le da.
—Para mi es un placer conocer al hombre que fue el mejor amigo de mi padre.
—Quisiera platicar contigo algunas cosas, pero espero sea después del enfrentamiento, ¿estás de acuerdo?
—Si, además mi madre estará contenta de verlo.
—Yo igual, fue como una hermana para mí.—ella asintió. —Bueno, pues hay que hacer esto cuanto antes.
Los hombres iban vestidos de negro, estaban escondidos en cada esquina del hogar donde antes vivía Hazel y sus padres, listos para iniciar el enfrentamiento, la fémina soltaba suspiros por atacar de una vez, pero debía esperar un poco, Alessandro estaba a su lado, protegiendo su espalda.
La gente que protegía a Dante había sido asesinada por los francotiradores de Donato, una bala en la cabeza era lo que habia recibido cada uno.
—¡Listo! Ya pueden entrar. —se escucha la voz de Yoongi, quién les ayudaba a poder entrar a a casa.
Dante había cambiado cada detalle de su hogar, como si fuera un multimillonario intentando proteger su hogar con ayuda de la tecnología muy aparte de su gente.
—¡Vamos, atentos todos, no quiero a nadie vivo! —grita la castaña al entrar a la casa.
Los hombres que estaban dentro empezaron a disparar en su dirección, lo que hizo que ella corriera hacia arriba al escuchar como Dante intentaba escapar, no se preocupada por cuidar sus espaldas, pues Alessandro y su padre junto a sus demás hombres empezaban a dispararlos dándoles en el corazón y otros en las manos, pero poco le importaba.
—¡Maten a esa perra! —grita Dante furioso.
Tenía entendido que la joven no estaba en el país y vivía en otro país, aunque quería matarla le daba igual, pues jamás pensó que regresaría.
Grave error.
—¡No huyas como un perro maldito imbécil! —grita Hazel mientras se paraba frente a él, viéndolo directamente a los ojos con un odio profundo, sintiendo la ira consumir todo su cuerpo. —Te sentiste tan cabrón en traicionar a mi padre, matándolo sin piedad, ahora te toca a ti morir.
El castaño soltó una risa sarcástica, sacando su arma y apuntando su cabeza.
—Ninguna mujer va a venir a decirme lo bien o mal que actúo, mucho menos la hija de un imbécil que de seguro se está pudriendo en el infierno.
Hazel soltó el primer diparo, dándole en el brazo donde tenía la pistola.
—Llegaste siendo un maldito muerto de hambre aquí en mi casa, él te acogió como si fueras un hijo más, ¿y le pagaste así?—exclama sintiendo un nudo en su garganta, sin embargo, ignoró ese sentimiento al ver cómo el hombre intentaba coger el arma con su otra mano.
—No me arrepiento en absoluto, logré lo que tanto deseaba, dinero, mujeres, una casa.
—Eres tan estúpido que crees que la mafia enemiga te tiene como aliado, no sirves para nada, solo sabes causar problemas.
Otro disparo resonó en la segunda planta, lo que ponía alerta a su madre, queriendo subir a ver lo que sucedía pero Donato impidió su paso, confiaba en la hija de su amigo y también en la fuerza que tenía.
—¡Es mi hija Donato! ¡Dejame pasar!
—¡No, ella sabe lo que hace, nosotros estamos aquí para ayudarla, no para hostigarla!
Y era cierto, el rencor de Hazel la hacia sentir la adrenalina del momento, además que no era la primera vez que mataba a alguien.
—¿Quieres saber cómo maté a tu padre? —menciona Dante, tirado desde el suelo, sangrando de ambas manos por los disparos que había recibido.—Aún recuerdo como imploró por su vida, pero el idiota confió tanto en mi que me divertí muchísimo verlo así.
—¡Cállate! No necesito saberlo, solo quiero dedicarte unas lindas palabras... —se acercó a él, inclinándose a su altura, tomando su rostro con fuerza mientras ponía sus pies en las partes donde sangraba causándole un grito de dolor. —así como tu mataste a mi padre, yo haré lo mismo contigo, te haré sufrir el doble de dolor que él sufrió.
Este lo miraba horrorizado, tragando saliva por el miedo.
—¿Crees qué no me enteré que tu padre nunca te quiso? Lo entiendo perfectamente, eres un inútil de mierda que solo sirve para causar lástima.
Colocó su pistola sobre su miembro y disparó dos veces, aún se escuchaban balazos fuera de la casa, pero estaba enfocada en matarlo primero.
El charco de sangre estaba alrededor de este, su ropa se tiñó de un rojo intenso, por lo que aún gritaba más de dolor.
—¡E-eres u-na maldita zorra!—menciona enfurecido.
—¡Y tú eres un pelele! Lástima que tu hijo no sabrá de tu existencia, después de todo, no mereces tener algo hermoso como eso.
Hazel se paró, alejándose un poco de él, pateando su cuerpo como si fuera un costal sin nada de valor.
—¡Eres una hija de perra!
—Bla bla bla, púdrete en el infierno imbécil.
Finalmente le había disparado en la cabeza, seguido de otros disparos más por todo su cuerpo, sus ojos inundaban en llanto, vengándose por fin de la muerte de su padre.
Aún faltaban más por matar, pero el más importante ya estaba muerto, irreconocible por tantos tiros en su cuerpo.
—¡Hazel, basta! ¡Ya está muerto!—dice Alessandro acercándose a ella quitándole el arma.—Ya está, tranquila. —susurra bajo mientras acercaba su cuerpo a él y la abrazaba.
Ahora solo necesitaba arreglar las cosas que el muerto había arruinado, principalmente buscando a las mujeres que habían sido abusadas por él y vendidas a hombres.
AY DIOSITO, NI SÉ LO QUE ESCRIBÍ JAJAJA, AL MENOS YA MATARON A DANTE Y POR AHORA, HAZEL ESTARÁ TRANQUILA.
ESPERO LES GUSTE EL CAPÍTULO, NOS LEEMOS PRONTO.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top