- sᴇɪs: ʟᴀs ɪɴɪᴄɪᴀʟᴇs ᴇɴ ᴇʟ ᴇɴᴄᴇɴᴅᴇᴅᴏʀ -
Moja su cara para espantar el sueño, ha pedido permiso para ir al baño al sentirse agotada, se queda un rato perdida en su reflejo, su piel ha mejorado, el color amarillento en su cara ha disminuido desde que ha vuelto a empezar a dormir bien, sus ojeras ya no son tan marcadas por lo que usa menos maquillaje a la hora de ir a clases. Sacude sus manos para quitarse el exceso de agua, acomoda su cabello y luego su uniforme para regresar al salón.
Esta por irse, ve por el reflejo salir a otra estudiante del último cubículo, no la reconoce, se da vuelta hacia la entrada cuando la estudiante toma su brazo con fuerza para detenerla. No entiende porqué la ha detenido, tira de su brazo en un intento por zafarse, pero los dedos de la estudiante se encajan en su brazo como garras haciendo que duela. Es fuerte, más de lo que aparenta.
— Suéltame —. Expresa.
La estudiante es una chica más baja que ella, usa lentes, le sigue sorprendiendo la fuerza con la que la ha tomado, vuelve a jalar volviéndose a lastimar, se queja de manera leve, esto le dejara marca unas horas más tarde. No parece que vaya a hablar, solo está ahí sosteniendo su brazo. Recuerda hasta entonces que ni siquiera se lavo las manos antes de agarrarla, siente asco.
— Arruinaste la vida de todos —. Declara con notoria rabia.
Eunso deja de jalar, frunce el ceño por la confusión, ¿Pero de qué habla está niña? No la conoce, es más, nunca en su vida la ha visto antes, no hasta ahora. Aparte, que recuerde, no ha arruinado la vida de nadie, al contrario, los últimos acontecimientos han estado arruinando su vida en varios aspectos. Tampoco es que sea la mejor persona y modelo de vida, pero no recuerda haber hecho algo malo al grado de arruinar la vida de alguien.
— ¿Te haces la tonta?
No hay nadie más en el baño fuera de ellas dos. A juzgar por la apariencia, parece ser una estudiante de segundo grado, sigue sin entender de qué habla, solo quiere que la suelte de una vez. Piensa en golpearla, sin embargo le causaría más problemas de los que ya tiene, no quiere hacerlo. Vuelve a tirar de su brazo con mayor fuerza volviendo a lastimarse.
— ¡Te metiste con Jung...!
Antes de que termine de decir aquel nombre, Eunso le mete un puñetazo en la quijada. La estudiante pierde el equilibrio, se tambalea y suelta su brazo, un filo hilo de sangre corre por su labio. Eunso respira acelerada, acomoda su uniforme, la desconocida está consternada, lleva su mano a la herida notando la sangre, acto seguido mira su reflejo, nota como se ha enrojecido el área donde ha recibido el golpe.
También ella está sorprendida de la fuerza de Eunso, es decir, es alguien con una delgadez enfermiza y débil apariencia, ¿Cómo es que ha podido meterle un buen golpe?
— No digas ese nombre —. Dice Eunso con las manos empuñadas - ¡Jamás!
Grita lo último hasta rasparse la garganta, mira sus nudillos enrojecidos, su corazón late con frenesí. La estudiante tiene miedo, su boca sigue sangrando, se apoya en el lava manos, se ha congelado, siente gran temor por lo que pueda hacerle la otra.
Eunso se pasa ambas manos por su cabello con histeria. Se lava las manos tallando estas sin ningún cuidado, empezando a contar en voz baja. La otra sigue inmóvil aún con la mano en dónde ha recibido el golpe.
— Estás loca... —. Ha dicho en un susurro llena de pavor.
Un susurro que Eunso escucho con claridad, sigue contando aún lavándose las manos, va por el número cuarenta y tres, cierra la llave. Se mira al espejo, acomoda su cabello aún contando ahora con más lentitud, no logra sostenerse así misma la mirada, sale del baño. Corre por el pasillo temerosa, sigue contando en voz baja, sube las escaleras de dos en dos, dobla en el pasillo a la izquierda, choca con un estudiante con el que ni siquiera se disculpa, y luego llega a su aula ingresando.
Entra volviendo a su lugar, toma asiento, la clase sigue su curso, el profesor sigue explicando su tema apoyado de imágenes; Eunso busca en su mochila removiendo sus cosas con desesperación captando la atención de uno que otro de sus compañeros, tira todos sus libros en el suelo, saca su suéter entre otras cosas. Jonseong, quien ha volteado debido al escándalo que esta haciendo, nota su desesperación con la busca un objeto, que al no encontrarlo bota la mochila, vuelve a sentarse en la butaca y cubre su rostro con ambas manos con resignación. El resto de la clase empieza a murmurar acerca de su extraño comportamiento. No pasa mucho cuando un profesor toca la puerta.
— Lim Eunso, ven conmigo —. El profesor la llama.
Se descubre el rostro, todos en el aula la están mirando. Se levanta, esconde sus manos tras su cuerpo, esta temblando, los murmullos entre sus compañeros aumentan, vuelve a salir del salón siguiendo al profesor, lo recuerda vagamente. Le dio clases el semestre pasado, sin embargo, no asistió a clases con regularidad; llegan a sala de maestros, se abren camino entre los cubículos y otros profesores, entonces Eunso nota a la estudiante que momentos atrás golpeó, esta sentada en una silla con una bolsa de hielos bajo su mandíbula, una profesora parece estarla revisando de no tener otro golpe.
En cuanto la otra chica nota su presencia, comienza a llorar diciendo un montón de cosas que no entiende debido al llanto, la profesora la trata de calmar, pero sigue hablando y señalando a Eunso. Ella, ni el profesor entienden; la profesora mira con lástima a la chica, le acaricia el cabello para calmarla.
— ¡No le hice nada! ¡Me golpeo de la nada! —. Dice entre lloriqueos — ¡Esta loca! Juro que no hice nada, ella se me fue encima sin razón.
Eunso se desconecta de lo que sea que empiezan a decir los profesores mientras la estudiante de menor grado sigue llorando, no los escucha, todo su entorno se vuelve oscuro, sus manos vuelven a temblar, tiene un deja vu, ya ha vivido esto antes. Sensaciones viejas vuelven a florecer, se siente cansada, y sin embargo, sus pensamientos convergen en un punto, todo lo que vivió en el pasado y lo que ocurre en el presente poco importa. El encendedor que guarda en su mochila ha desaparecido y es eso únicamente lo que importa para ella. Se siente caer en un abismo del que no puede escapar, donde no puede ser escuchada.
Alguien en el pasillo llama su atención, ve por un breve momento por la puerta de la sala de maestros pasar a quien se le a figura ser Jonseong, no esta del todo segura, ha pasado rápido acompañado de otros dos chicos. Y luego siente una gran pesadez en sobre sus parpados, cayendo profundamente dormido sin aviso previo
Las cortinas ondean debido a la brisa que entra por la ventana abierta. Jay esta sentado en un banco metálico, juega con el encendedor rojo, lo enciende y lo apaga una y otra vez, su atención se centra en la llama que emite el objeto, esta desgastado, las letras escritas en el siguen siendo visibles a pesar del tiempo. Talla con su pulgar sobre la "K" escrita en el con tal de borrarlo, se dedo se mancha de negro, se nota el tallón, pero la letra se he vuelto poco legible. A su mente vuelve el recuerdo de como Eunso buscaba con gran desesperación el encendedor que esta en sus manos. Sabía que lo buscaría, el mismo lo robó cuando esta misma se marchó al baño. Era de su conocimiento que siempre carga con el encendedor desde hace bastante tiempo. Espera que al haber robado ese objeto su encadenamiento llegue a su fin.
Se pone en pie algo harto, guarda el encendedor en el bolsillo de su uniforme, se estira; Eunso esta en una de las camillas de enfermería durmiendo plácidamente, puede notar en su rostro que es un sueño armonioso, el sosiego es notorio que incluso lo hace sonreír. Esta orgulloso, el mismo se ha encargado de ponerla a dormir; la ve una última vez para salir de enfermería. Palpa el objeto en su bolsillo, lo vuelve a sacar, él mismo va encargarse que todo lo referente a él desaparezca.
Arremanga su camisa del uniforme por encima de sus codos, avanza por el pasillo, dobla en uno de ellos, para bajar las escaleras, cuando siente un brazo ponerse sobre su cuello.
— ¿Te has puesto al corriente de todo lo que dicen de ella? —. Pregunta amistosamente el estudiante de intercambio.
Jay sonríe volviendo a sacar el encendedor de su bolsillo, se lo muestra dejándolo boquiabierto, Jake, el australiano, se lleva ambas manos a la cara asombrado por el objeto que tiene su amigo en manos, intenta tomarlo pero Jay vuelve a guardarlo en su bolsillo. Algunas estudiantes femeninas empiezan a murmurar al pasar junto a ambos, escuchan suspirar a una de ellas.
— ¿Tienes idea de lo que vale eso? —. Esta atónito.
— Haneul se encargó de ponerme al corriente con todo el día que nos fuimos juntos —. Dice — Así que conozco el valor de este objeto.
Llegan a la planta baja, es hora del descanso, varios estudiantes van hacia la cafetería, conversan entre ellos, ríen, ve a unos perseguirse entre ellos.
— Vendelo.
El chico detiene su caminata. El encendedor en su bolsillo tiene un valor monetario alto si se vende a la persona correcta, sin embargo, él no ha hablado de ese tipo de valor. Vuelve a sonreír, ríe un poco.
— No me digas que no piensas venderlo —. Se queja — Anduvo con Jungkook, fue un completo escándalo el semestre pasado, ese encendedor a un fan de él puede valer mucho. Con ese dinero podemos ir a un partido de fútbol.
Siente como el aire escapa de sus pulmones, como si una mano invisible hubiera golpeado, empieza un carcomerlo un ardor que va desde sus pecho, escalando por su cuello, no puede hablar, aún cuando se esfuerce, se ha congelado, su cuerpo quema. Sus pupilas de contraen, empieza a buscar con desesperación porque se ha paralizado, sus ojos se mueven de un punto a otro. Sigue escuchando a Jake hablar de porque deberían vender el encendedor que robo.
Y luego, cae de rodillas al suelo siendo liberado, toma una gran bocanada de aire apoyando en su manos. Jake se agacha preocupado, le ayuda a levantarse, miente diciendo que solo se ha mareado por aún no comer.
Debe de dejarse de distracciones, no ha venido a robar un simple encendedor.
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