-sɪᴇᴛᴇ: ᴇʟ ᴇɴᴄᴇɴᴅᴇᴅᴏʀ ᴀʟ ϙᴜᴇ sᴇ ᴀғᴇʀʀᴀ -
Tomó sus cosas saliendo de prisa del aula, no espero a nadie, aún cuando Jake le habló repetidamente pidiendo que esperara; se fue directo a enfermería donde debía seguir durmiendo Eunso, durante el trayecto varias cosas pasaron por su cabeza. Acomoda la mochila en su hombro apretando la mandíbula, ¿Qué pensaría de verlo haciendo caridad por un don nadie? ¿Qué pensaría al enterarse que ha estado siendo amable con alguien sin esperar algo a cambio?
Rio con desdicha, al pensarlo solo es una estupidez, no ha hecho nada desde su llegada, solo ha estado perdiendo el tiempo yendo de un lado otro sin realmente avanzar en algo. Está perdido, no en una manera literal, choca hombros con algunos otros estudiantes de camino a la enfermería; no tiene en claro su objetivo de por qué está aquí, cada paso es solo mantenerse en un mismo punto, no lo ve con claridad, no ha encontrado su camino, mientras más tiempo pasa, más difuso se vuelve.
Recorre la cortina, y tal como esperaba, Eunso sigue dormida, coloca su palma sobre la frente de la chica apretando un poco, sus ojos se abre de una, quita su mano volviendo a guardarlas en sus bolsillos. Ella se reincorpora, Jay está agobiado, se da la media vuelta para irse, ya la ha despertado no tiene nada más que hacer ahí.
— Espera.
Eunso se baja de la camilla, a pesar de haber despertado de una manera repentina, aún su cuerpo no logra coordinarse, camina en medio de tambaleos hasta acercarse a su compañero quien lo mira sin reflejar nada en su semblante. Su tobillo se dobla, y cae justo delante suyo, él ni siquiera se inmuta. La observa desde arriba esperando a que hable o bien, marcharse ya.
— Devuélveme el encendedor —. Pide aún estando en el piso.
Jay toca el objeto en el interior de su bolsillo, lo envuelve entre sus dedos. ¿Se somete a todo esto solo por un encendedor? Debería reír de lo ridículo que suena, y no, solo es un distractor.
— No lo tengo —. Responde.
Eunso se pone en pie, aún duele su tobillo, pero intenta disimularlo. Su cabello está enmarañado debido a la larga siesta a la que se le sometió, ha dormido todo el horario escolar, aún sigue algo atontada debido al largo sueño que se tomó.
— Sé que lo tienes, es mío, dámelo —. Vuelve a pedir.
— No es tuyo, se lo robaste a alguien más —. Responde.
Sí, así fue. Lo tomó de la mesa de noche luego de que Jungkook se quedará dormido, lo tomó en secreto y luego lo escondió en uno de sus calcetines. Después de eso, curiosamente fue la última vez que lo vio, al menos de esa manera dulce. El encendedor era un autorregalo en memoria de lo que fue y no pudo ser, algo a lo que aún en la actualidad seguía aferrada, ese objeto que puede ser comprado en cualquier lugar tiene un increíble valor sentimental para Eunso, el cuál, Jay es consciente, siendo esa misma razón por la que se niega a devolverlo.
— Eso no te importa —. Alega — Devuélveme el encendedor, búscate otro pasatiempo que no sea tomar lo ajeno, ¿Quieres?
— ¿Te molesta que tenga tu mismo pasatiempo? —. Pregunta en tono de burla.
Eunso chasqueo la lengua, camina firme reduciendo la distancia, su entrecejo se ha fruncido, sus ojos parecen dagas, lo toma del cuello de la camisa con fuerza tomándolo por sorpresa. Siente su mirada al clavarse como cuchillos sobre su rostro.
— ¿Tanto por un simple encendedor?
Saca el objeto de su bolsillo, el agarre si suaviza un poco, procede a arrojar el encendedor al suelo para luego patearlo lejos de ambos. Da un tirón de cuello cortando la respiración de su compañero un momento, lo avienta a un lado yendo por el encendedor.
Tose un poco, acomoda su uniforme, su cuello está rojo. Mira por el rabillo del ojo. Eunso está hincada en el suelo tratando de sacar el encendedor de debajo de uno de los almacenes, balbucea cosas que no puede entender.
— No me conoces, así que no cuestiones, mantente alejado de mi y mis cosas —. Dice una vez que su preciado objeto vuelve a estar entre sus manos — No dudaré en golpearte si vuelves a acercarte.
— No eres capaz.
— Cree lo que quieras.
— Si me golpeas será un problema en el futuro, ¿No crees? Podría iniciar una publicación anónima en unos años contando como una celebridad me golpeó cuando fue estudiante —. Empieza a decir — ¿No crees que ya son muchos escándalos? Es decir, aún la gente no olvida...
— ¡Ya! —. Grita cubriendo sus oídos.
Su voz se rompe, parece que en cualquier momento terminará llorando. Sus ojos empiezan a enrojecer volviéndose cristalinos, ve como aprieta sus labios conteniéndose, el encendedor lo aprieta con fuerza en su palma. La escucha sorber, en verdad, se está esforzado por no romperse a llorar justo ahí delante suyo, está haciendo un gran esfuerzo por no hacerlo.
Jay suspira, ha tirado justo de ese hilo, ha tocado su punto más frágil, esa herida que parece no sanar. Ha provocado que vuelva a doler como si la herida apenas se hiciera, vuelve a sangrar como en aquel entonces. Ve como se gira dándole la espalda justo cuando una lágrima abandona su ojo. Ve como su cuerpo tiembla, está por quebrarse justo delante suyo.
Se siente culpable, presionó más de lo debido, no, ha presionado algo que ni siquiera debió hacer en un inicio. No es culpa suya que se sienta de tal forma por no hacer absolutamente nada. Otra vez está solo siendo un inútil. No sabe que pensaría de todo lo anterior, pero sabe bien que estaría muy decepcionada de saber que ha hecho llorar a alguien de tal manera.
Se acerca a ella, en cuanto voltea para reclamar, queda muda, en sus ojos no para de llover, ha estado todo este tiempo haciéndolo en silencio solo para no sentirse aún más humillada de lo que ya. Y Jay solo puede apuntar a su tan trillado y aparentemente único truco, volviéndola a poner a dormir.
Uno de sus brazo se desliza por debajo de sus rodillas y con el otro la toma por sus hombros. Quiere golpear su cabeza contra la pared justo delante suyo, ¿Qué acaso no sabe hacer otra cosa? ¿Por qué siempre debe resolver las cosas poniendo a dormir a la gente?
Y la respuesta es tan clara en su cabeza como el agua. No quiere enfrentar las cosas, sin importar lo que sea que a lo único que puede recurrir es a ese tan usado truco suyo.
Lleva auriculares puestos, recarga su cabeza en el tubo metálico a su costado perdida entre la oscuridad de los túneles en los que se mueven a gran velocidad. Escucha el rechinar de las llantas en cada vuelta, las luces al interior del vagón son intermitentes; realmente no escucha nada por su audífonos, solo los ha colocado para disminuir el sonido de la gente en el vagón, aún cuando la gran mayoría este en silencio. Las luces vuelven a fallar, son ahora algunos cinco segundos en completa oscuridad con solo el traqueteo del tren, el sonido del viento romperse ante su paso y el rechinar en la vuelta es lo único que escucha con claridad hasta que la luz vuelve a encenderse. La gente ha desaparecido, no queda nadie en el vagón más que ella y un joven al fondo de larga gabardina negra, cubre su rostro con una mascarilla, parece estar dormido.
Finalmente, el túnel que parecía eterno, acaba, la luz del exterior la ciega, el tren pasa por un puente en medio de un barranco. Se le ve confundida, voltea hacia el mapa de las estaciones a recorrer de la línea. Por más que intente enfocar, el mapa solo es una mancha borrosa imposible de leer. No sabe donde esta, ni como ha llegado. Una suave melodía comienza a sonar por sus audífonos que ha tenido apagados en todo momento, una melodía con un toque mágico, que le hace pensar que ha llegado a un tierra de seres mitológicos, entre el piano y violines la magia le toma entre sus brazos.
— Sé que eres tu —. Le habla al sujeto al fondo del vagón.
Quita sus audífonos volviendo a guardarlos en su respectivo estuche. No hay nada más que el traqueteo del tren. Un enorme bosque hay bajo el barranco rodeando por colinas verdes cubiertas por una sutil niebla, incluso el verde del paisaje le parece irreal, como si se tratara de un cuento de fantasía.
El sujeto del fondo se ha levantado, ahora esta al costado suyo agarrado del tubo que esta por encima de sus cabezas, ha quitado la mascarilla de su rostro, y la gabardina negra ha empezado a desintegrarse en pequeñas mariposas blancas. Su ropa cambia, una camisa de cordón en su cuello y enormes olanes en sus mangas aparece, su cabello peinado para atrás, con uno que otro mechón que niega a seguir cae por sobre su frente. Igual ha como sucedido con la ropa de Jay, del suéter de su uniforme se desprende mariposas, cada vez más y más hasta quedar con una blusa similar a la que su compañero porta y una larga falda café con cinturilla.
— ¿Qué es todo esto? —. Pregunta con suavidad.
— Otro sueño, has estado durmiendo mucho —. Responde.
Se suelta del tubo caminando a los asientos vacíos. se sienta de brazos cruzados, el mapa sigue siendo solo un manchón borroso, recuerda que alguien le dijo acerca de que es imposible leer en sueños, así como ver la hora.
— ¿Durmiendo mucho? —. Pregunta para sí misma — Lo que menos puedo hacer es dormir. Al menos, por cuenta propia.
Jay camina tomando asiento en la fila frente de ella, el tren vuelve a entrar a uno de los túneles, volviendo todo a ser oscuridad, otra vez esta él con esa gabardina negra y ella con su uniforme escolar. Poco a poco el vagón se va llenando de gente. Vuelve a voltear al mapa, el tren esta por llegar a la estación cerca a su casa.
La voz que anuncia la llegada a la estación y el sonido que las puertas emiten al abrirse la hacen despertar. Se para algo aturdida, y baja con rapidez del vagón, las puertas se cierran ante su salida y el tren vuelve a arrancar. Siente algo en el bolsillo de su suéter, mete la mano encontrando el encendedor por el que había discutido hacía no sabe cuanto tiempo.
La "K" grabada en el se ve borrosa, la han tallado en un intento por borrarla, suspira, se acerca a uno de las bancas de la estación para apoyar su mochila, sacada un marcador negro de su lapicera, y vuelve a remarcar la letra borrada con cuidado, sonríe con cierto pesar al ver su restauración terminada. Guarda sus cosas, saliendo de la estación mientras enciende y apaga el encendedor. Aún no esta preparada para soltar su recuerdo, aún no puede salir de ese lugar en el que se estanco.
Jay la observa alejarse mientras el también juega con un encendedor idéntico al suyo, teniendo por iniciales "J.P", se gira, el próximo tren esta por llegar a la estación, quizás otro día sea capaz de enfrentarla en la realidad y no volverla a poner a dormir, quizás en otra ocasión pueda hacerla soltar ese encendedor por el que aún arde en llamas por alguien que no la valoró.
Holaa!!
Me esta gustando esto de dar títulos largos en los capítulos, creo que será una característica de este fanfic
Qué opinan de la historia?
Debería también dejar un playlist al termino de cada capitulo?
Nos leemos pronto ^^
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