𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐔𝐧𝐨

Charlie: Justo a tiempo para que puedas ir a la escuela —dijo Charlie mientras se acercaba a la puerta del piloto.

Bella: Menos mal que es fin de semana y el Lunes inicio —reí leve.

Me sentía aliviada de que tuviera aunque sea 2 días para poder comprar ropa, pensé que tenía que ir hoy.

Bella: Aunque lo primero que necesito será comprar ropa —dije pensativa.

Charlie: Hay alguna que otra tienda aquí en Forks, si no te convencen... podemos ir a Seattle hay más variedad ahí.

Bella: Me agrada la idea —sonreí—. ¿Nos vamos de compras Jefe Swan? —dije con diversión.

Charlie rio y asintió, apagué el carro y bajé, íbamos a pasar la tarde con los Black en casa, pero realmente lo que ya me moría por hacer era ir de compras con Charlie, hacer que nuestra relación padre-hija se vuelva mucho mejor que en la saga.

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Horas más tarde de convivir con los Black decidimos ir a Seattle a ver que ropa había, claro necesitaba un cambio urgente, la ropa de Bella ya me tenía harta sinceramente, al entrar a una de las tiendas comencé a buscar algo más a mi estilo.

Con cada prenda le pedía a Charlie su opinión, me daba gracia porque siempre me decía: Te queda bien, Úsala si esta cómoda. Quizás a él no le gusten tanto las compras, pero podía ver que estaba más animado con pasar tiempo con su hija.

Al final me terminé llevando las 9 prendas junto con sus zapatos y tenis correspondientes, los accesorios venían con las prendas así que me fue mejor de lo que esperaba. Cuando regresamos a la camioneta subí al lado del piloto y prendí el motor.

Charlie: Si quieres puedes cambiarle la pintura o lo que quieras a la Pickup —dijo mirándome.

Bella: Quizás ajuste algunas cosas —sonreí—. Me gustaría pintarla, hacer que se vea renovada.

Charlie sonrió ante lo que dije, manejé a una cafetería en Seattle cerca de la tienda en la que estábamos y estacioné, apagué el motor y bajamos, entramos y nos sentamos en una mesa.

Charlie: Has trabajado muy duro allá en Phoenix ¿Verdad?

Bella: Alguien tenía que ayudar en casa, mamá... se preocupaba pero en si no eran de las que trabajar fuera su pasión —reí levemente—. Además no me quejo, gané mi dinero y puedo solventar mis gastos, también quisiera colaborarte con los pagos ¿Sabes?

Charlie: De ninguna manera Bella —negó—. Los gastos me encargo yo porque soy tu padre además no viniste aquí solo para eso.

Bella: Sabes que al final terminaré ayudándote —sonreí—. No trates de convencerme de lo contrario Jefe Swan, yo también te ayudaré... no dejaré que te encargues solo.

Papá ya no dijo nada, porque sabía que sería en vano, digo, si en mi vida pasada estuve ayudando a mis padres que a cada rato se metían en problemas y aun así me tachaban de egoísta y todo ¿Por qué no ayudar a quien realmente si merece el apoyo? 

Pedimos lo que íbamos a comer y hablamos de cosas ya triviales, su trabajo, las cosas en Forks, la escuela, de todo, poco a poco iba conociendo más del lugar, era interesante y me agradaba cada vez más.

Cuando llamaron a papá para ir a la oficina, pagamos la cuenta y fue cuando lo llevé allá, en cuanto lo dejé ahí, fui hacia donde un mecánico ahí en Seattle para hacerle mejoras a la pickup.

Claro no me salió tan barato, pero sabía que con eso podría ir ya mejor a la escuela, lo dejé ahí el resto del día hasta el domingo por la tarde y cuando fui realmente estaba encantada.

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