Prólogo.

Sus pasos iban a la par de la chica que hacía resonar sus tacones por aquel pasillo. Cada cierto tiempo; el omega rubio bajaba su mirada hacia el piso. Sus manos sudaban en un recordatorio de que quizás no debió salir tan pronto de su casa. Pero qué podía hacer, en su hogar se sentía solo, triste, y con un vacío enorme en su dolido corazón.

El lobo de aquel omega rubio; mantenía sus orejas gachas, aullando quedito, pidiendo volver a su lugar seguro. Solo deseaba estar en aquel cuarto que por meses prepararon y adecuaron con tanto anhelo.

Acomodó sus ropas cuando la chica que le sonreía amable le indicó que habían llegado al lugar de su nuevo trabajo.

Sus ojos escanearon aquella sala de espera, y su corazón saltó en nerviosismo.

Sus largas manos se deslizaron por la tela color marrón claro de aquel pantalón que inevitablemente le hacía resaltar sus caderas.

Con cada movimiento de sus manos, intentaba eliminar las marcas que causaron sus repetitivos pellizcos sobre la tela; a causa de la incertidumbre que le creaba el pensar si sería contratado.

¿Lo contratarían aun sabiendo que hace unas semanas salió del hospital? ¿Sería posible que lo aceptaran aun sabiendo que debía reposar por lo menos unos meses más?

El omega haría todo lo posible por ser contratado. Enserio necesitaba tener su mente ocupada, de lo contrario él y su lobo caerían en un oscuro vacío que los llamaba constantemente.

Ahora sus manos viajaban por su camisa blanca y suéter holgado, en el proceso forzaba su sonrisa; intentando ocultar ese dolor que lo acompañaba.

La chica lo observaba en silencio, le parecía extremadamente hermoso, un ángel que en ese momento se esforzaba por esconder sus alas porque algo lo atormentaba y no lo dejaba alzar vuelo.

— Joven Kim... — Lo llamó por décima vez. — ¿Se encuentra bien?

El mencionado movió su cabeza en un intento de disipar los aullidos de su lobo. — Sí, estoy bien. — Esa última palabra se escuchaba tan falsa como la sonrisa que se obligaba a mostrar en ese momento.

— Por favor toma asiento, en un momento te haré pasar a...

— Un bebé... Está llorando un cachorrito. — El omega interrumpió a la chica y buscó con su mirada el lugar de donde provenía el llanto.

— Debe ser la cachorrita de...

— ¡Nayeon! — Se escuchó un fuerte grito desde el interior de la oficina.

— No grites Lisa, harás que la bebé lloré aún más. — Expresó apretando sus dientes cuando su compañera apareció por la puerta de aquella oficina.

— El señor se fue, me dejó aquí con la cachorra pero eso hizo que aumentara el llanto.

— ¿Ti-tienen una bebita en la oficina? — Inquirió el rubio y su lobo alzó sus orejas.

— Disculpa TaeHyung, pero debo ir a buscar al Jefe...

— ¡Espera! Nayeon... — Lisa se fue tras la mencionada.

— Ti-tienen una bebita, y está llorando. — Sus pies daban un paso al frente y dos hacia atrás, en una guerra interna de avanzar o no hacia aquel lugar dónde el llanto de la bebé se intensificaba.

Podemos ver lo que le pasa... — Habló el lobo del omega.

— ¡No! Nayeon dijo que esperáramos aquí. — Sus labios se negaban rotundamente a la sugerencia de su animal, pero sus ojos buscaban desesperadamente poder divisar a la pequeña.

La bebé tiene hambre. — Expresó el lobo.

— ¿Cómo sabes eso?

O quizás necesite cambio de pañal... — Los ojos del rubio cambiaron de color al escuchar como las pequeñas cuerdas vocales de la cachorra casi se desgarran al emitir un llanto más fuerte. — Vamos a ayudarla...

— ¡Ah! Un baño, necesito un baño. — Interrumpió a su lobo. — De nuevo estoy derramando la...

En la oficina de allí ha de haber un baño. — Tomó control de su humano y se adentró al lugar dónde sabían que estaba la bebé. — Mira, es una recién nacida...

El rubio observó la pequeña cuna que se encontraba al lado del gran escritorio y allí divisó a la pequeñita bebé, que desesperadamente chupaba su pequeña manita.

— Vinimos porque necesitamos el baño... — Tocó su pecho y maldijo para sus adentros. — Ya es tarde, estoy empapado...

¡La cachorra! — Gritó el lobo cuando la pequeñita lloró de nuevo.

— ¡Ah! No deja de salir... — Sus manos se posaban sobre sus pezones. — Necesito limpiarme.

— Tae, vamos con la cachorra, revisa si necesita cambio de pañal y...

— No haré eso, incluso deberíamos estar fuera de esta oficina...

Tú hubieras querido que alguien ayudara a nuestra...

— No lo menciones...

Solo revísala, por favor, mírala.

TaeHyung no pudo resistir a las suplicas de su lobo, le dolía estar cerca de bebés, y aún más si eran tan pequeñitas, con tan solo semanas de haber llegado al mundo. Pero en ese momento todo su ser lo incitaba a cargar a aquella bebita.

Sus pasos fueron rápidos, se acercó a la cuna, se apoyó en el borde de esta y miró en el interior.

— Es preciosa.

Álzala, arrúllala...

El omega obedeció.

Con sus manos temblorosas; tomó con cuidado a la pequeñita, la cual lloraba a gritos. La acercó a su rostro; dejó un pequeño beso en su cabecita, acarició una de sus mejillas y rozó levemente su nariz con la impropia.

— Cachorrita, ¿Tienes hambre? — La pequeñita movía su naricita inhalando el dulce aroma del omega. Su llanto cesó y el omega dibujó una pequeña pero autentica sonrisa. — Primero voy a revisar este pañal. — La bajó con cuidado, dejándola de nuevo en la cuna. La pequeña volvió a llorar al sentir la ausencia de calor corporal del omega. — No llores bebé, tu pa... Digo, espérame un momentito, estoy buscando tus pañales.

Después de encontrar todo lo necesario para el cambio de pañal, TaeHyung la tomó en sus brazos, y con cuidado la acomodó en uno de los sofás de aquella oficina. Le cambió el pañal y la ropa; ya que esta última estaba un poco húmeda a causa de que su orina se había traspasado del pañal.

— La princesita ya está cómoda, ¿Verdad? — Le dijo dulcemente mientras la enrollaba en la mantita y la apegaba a su pecho. — La cachorra buscó con desesperación uno de los pezones del omega. — No, bebé, no puedo darte de... — Nuevamente el llanto de la cachorra se hizo presente. — Entiende, no puedo, esa leche es de mí...

Tae, alimentémosla, mira que así también aliviaremos nuestro dolor de pecho...

No podemos... — Con el llanto de la bebé, la leche inició a salir de nuevo como si fuera una pequeña cascada. Como si cada llanto de aquel ser; fuera un fuerte llamado de aquel líquido que era tan vital para ella. — Cachorrita, no puedo, enserio... — La bebé logró apresar un pezón del omega por sobre la ropa. — ¡Ah! No cachorra.

Tiene hambre, solo alimentémosla un poco.

— No. — Alejó a la cachorra y la dejó en su cuna. — Allí veo su fórmula, voy a prepararla.

El rubio se dirigió al pequeño mueble en donde había una estufa incrustada. Al parecer habían adecuado una pequeña cocina para poder preparar la comida de la bebita. Encendió la estufa y colocó un recipiente con agua, esperó a que hirviera. Esterilizó los biberones con el agua que vertió en otro recipiente y se encargó de buscar el agua adecuada para preparar el biberón de la cachorra.

Verificó la temperatura de la leche que preparó, y con delicadeza tomó en brazos a la cachorra.

Sintiéndose incomodo por su ropa húmeda a causa de las frecuentes fugas de la leche que su pecho producía; se sentó en el sofá, y acomodó a la cachorra en un ángulo idóneo para poder alimentarla.

— Vamos, princesa, es tu biberón. — Dijo un poco frustrado al no lograr que la pequeñita tomará la formula.

No le gusta esa leche. — Expresó el lobo al observar como la cachorrita se esforzaba por sacar de su boquita aquel líquido.

La cachorrita movía su lengüita en un fallido intento de sacar ese biberón de su boca, gruñendo desesperadamente.

— Princesa, por favor come. — La mencionada arrugó su naricita. — Tú ganas... No hay leche de formula. — Expresó TaeHyung. — Perdóname por tratar de obligarte a tomar ese veneno en lata. — La cachorrita chupó su manita. — Muy bien bebé, creo que después de esto no me van a contratar, pero al menos te quitaré el hambre. — Se levantó del sofá y tomó otra manta para cubrir su pecho. — Listo, hora de comer, mi linda princesa. — Expresó con sus ojos llorosos. — Por favor trátame con cariño que es la primera vez que voy a amamantar... — Desabotonó su húmeda camisa, entre sus dedos tomó su pecho hinchado. Justo como le habían enseñado en sus cursos prenatales. — Estoy seguro que mi brillante luz está muy feliz de compartirte de su alimento.

El pezón del omega fue apresado por la pequeña boca de la cachorra. Las succiones no se hicieron de esperar, con cada movimiento de la pequeña boca; TaeHyung dejaba escapar sus lágrimas. Cubrió con delicadeza el rostro de la bebé, por sobre su hombro reposaba la tela de la manta; dándoles un poco de privacidad.

Cambió de pecho cuando la cachorra empezó a gruñir en el momento en que no salió más leche.

— Eres una pequeña glotona. — Acariciaba con delicadeza una de las manitas de la cachorra. — ¿Por qué te dejaron aquí solita? — Le preguntó cuando terminó de sacarles los gases. — ¿Tus papis dónde están? — TaeHyung percibió un sutil aroma a fresas. — Huele a mi cachorra... — Expresó mientras caminaba por la oficina arrullando a la bebé. — No Kim, la cachorra, nuestra bebé ya no...

Y si te digo que siento que ella es nuestra cachorra...

— Lobo, ya hemos tenido esta conversación, la cachorra nació...

Yo no les creo a esos doctores...

— No pienso discutir de nuevo contigo, y mucho menos enfrente de la pequeñita... — Dejó el cuerpecito dormido en aquella cuna. — Te llamas Hwan... — Expresó con sus ojos llenos de lágrimas mientras acariciaba el bordado de la manta con la cual acababa de cubrir a la cachorra. — Te llamas como mi cachorra...

— ¿Qué haces con mi cachorra? — Un gruñido hizo que el omega se alejara de la cuna. — ¡Te pregunte que...!

Con su cuerpo muerto del miedo por las feromonas amenazantes que inició a percibir, el omega habló sin mirar hacia atrás.

— So-solo la estaba cuidando, lo siento...

¡Omega, aléjate de mi cachorra! — Usó su voz de mando. — ¡Ahora!

Jefe... — Interrumpió Nayeon. — Él es...

— ¡No vuelva a usar su maldita voz de mando conmigo! — Se volteó para enfrentarlo. — ¿Jun-JungKook? — Su mano se dirigió a su cabeza. — ¿La cachorra es tuya...?

— ¡TaeHyung! — Corrió hasta el cuerpo inconsciente. — Tae, ¿Qué tienes? ¿Qué haces aquí?

— Jefe... — Nayeon intentó acercarse.

— No lo veas, no te acerques... — Cubrió con su saco el cuerpo del omega. — Llama al doctor y trae un cambio de ropa para TaeHyung, por favor. — Pidió al percatarse de las húmedas ropas.

— Voy enseguida. — Nayeon tomó del brazo a Lisa y salieron del lugar.

— ¿Por qué estás en este estado? — Lo recostó en el sofá. — ¿Y qué hiciste para calmar a mi pequeña fresa? — Sus ojos se centraron en la pequeñita que dormía plácidamente. — En este momento no me interesa tus métodos para calmarla o lo que hiciste, ahora solo quiero que abras los ojos... Por favor, reacciona, ¿Qué tienes? — Acarició el rostro del omega. — Maldición, estás ardiendo en fiebre...

Vamos a ver qué sucede en esta historia. 👀

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