Capítulo 09
El tiempo que compartían alfa y omega significaba mucho para ellos.
Uno era más consciente de ese hecho que el otro.
Cada día que pasaba, el alfa podía perderse en aquel deslumbrante brillo que se reflejaba en los ojos del omega como la luz de la luna sobre la cristalina agua de un lago.
Moría de ansiedad, contando los días para volver a ver como ese destello hacia erupción en el marrón de aquellos orbes.
Aquella noche donde prepararon aquel delicioso postre; vio la esperanza en aquellos ojos. Y ahora su corazón se acelera ante la imagen que creaba; imaginando el rostro del rubio cuando tuvieran su siguiente cita.
Aun no lograba que el omega aceptara que le comprara ropa, pero ya estaba trabajando en ello. Claro al alfa no le molestaba verlo con sus pijamas, le parecía totalmente adorable.
Ahora su tan anhelada segunda cita estaba a nada de dar inicio.
El aroma a palomitas recién hechas, perfumaba aquel apartamento. El sonriente omega terminaba de acomodar las cajas de pizza junto a las bebidas y unos cuantos chocolates.
Se sentó en aquel tapete afelpado que JungKook había comprado exclusivamente para adecuar el área en donde tendría aquellas noches junto al omega.
— Bonito, ¿Ya decidiste lo que veremos?
El azabache se acercó con el Bowl rebosando de aquel alimento que el omega le había pedido que le preparara en medio de pucheritos y ojitos suplicantes.
— ¿Estás seguro que no te molesta que yo elija?
— Ya te dije... — Se sentó a espaldas del rubio. — Yo adecúo el cine hogareño, y mi bonito decide lo que quiere ver, comer, tomar o dormir. — Acercó sus labios a aquella mejilla que deseaba besar.
— Se van a derramar. — Cerró los ojos ante el contacto de aquellos labios sobre su piel. — Si las preparaste como te las pedí... — Expresó ilusionado. — ¿Cómo que dormir?
JungKook con sumo cuidado dejó el Bowl con las palomitas en la mesita. Entrelazó una de sus manos con la del omega, extendió sus piernas encarcelando en medio de estas el cuerpo, y recargó su espalda contra el borde del sofá.
— Tú querías palomitas dulces, eso obtendrás. — TaeHyung recargó su espalda contra el fuerte pecho. — Y digo dormir, porque quizás te duermas en medio de la película.
— No pensé que me complacerías en esto.
El rubio recordó la infinidad de veces en que fue gritado cuando al no poder asistir al cine; decidió preparar sus palomitas y comerlas en la cocina, viendo una serie en su celular y rogando para que MinJoon no se enojara.
¿Para esto querías salir al cine? ¿Para qué ese idiota te ande mirando, y tú le sonrías como toda una puta?
A partir de hoy no volveremos a estos lugares.
Intenté ver la película, pero te pones tan meloso que me dan nauseas.
Entiéndelo, TaeHyung, no veré nada contigo, lárgate a la cocina y déjame ver el partido.
¡No andes tragando palomitas! Mejor tráeme una cerveza, y me esperas en la habitación para que me complazcas como un buen omega.
Te dije que no volveríamos a un cine. ¿Por qué putas me desobedeces? Te lo repetiré una última vez; aquí no habrá salidas cursis al cine, y tampoco veremos las películas en el apartamento, ese es mi espacio, y veremos futbol, ¿Entendiste?
TaeHyung sobó su mejilla cuando el recuerdo de los golpes en su rostro inundó su mente. Desde esa vez en que fue golpeado por haberse atrevido a salir solo al cine; el rubio se convenció que salir a los lugares que no le agradaban a MinJoon, era peligroso para él.
Sí, él entendía que a su pareja le daba dolor de cabeza el aroma de la comida del cine, que detestaba el mareo que le producía el estar en una sala de cine por la acumulación de calor. Por eso pensó que podría dejar a MinJoon en el apartamento con sus partidos, y él salir a pasar un rato agradable viendo una película que le gustara.
— Ojitos de chocolate... ¿Por qué tu aroma...? — Enredó sus brazos alrededor de aquella cintura, sus fosas nasales fueron invadidas por esa fragancia que se tornó agria. — ¿Qué pasa? ¿Así no querías las palomitas? Espera, ¿Quieres otro Bowl...? Ya mismo te las preparo, ¿Las quieres con chocolate derretido? ¿Cómo las deseas?
JungKook intentó levantarse, pero al percibir las manos del omega sobre las suyas lo hizo detenerse.
— Preparemos las de chocolate cuando me termine las de caramelo.
— ¿Estás seguro...? — Afianzó el agarre. — ¿Qué te pasó? Tu voz se apagó.
— Son solo malos recuerdos...
— Seguramente esos malos recuerdos son otro trauma que le dejó ese patán.
— Ya verás que ayudaremos a que nuestro bonito omega entierre esos recuerdos.
¿Lograrán enterrar aquellos malos recuerdos? No se sabe en realidad, todo está en la voluntad de querer dejar el pasado atrás, e intentar vivir de nuevo. Librar la batalla contra tu mente y tus miedos; con el objetivo de ser el vencedor.
Aunque por el momento el alfa continuará con sus intentos de regalar felicidad, dando pequeños empujones llenos de amor.
Podemos enterrar, eliminar o ahogar los malos recuerdos; sin necesidad de que alguien esté a nuestro lado, solo hay que encontrar algo que nos motive a sonreírle a la vida, y respirar con libertad.
Esa noche el azabache llevaría a cabo otro paso de su lista para ver renacer al rubio.
Segunda cita: cinema en casa con un ambiente dulce para romper las cadenas que sellaron aquellos labios.
Con delicadeza, en un movimiento rápido; el alfa tumbó al omega contra el suelo. Se trepó sobre aquel cuerpo, dejando la distancia necesaria para no invadir demasiado espacio personal.
— Voy a borrar cada mal recuerdo con nuestra cita terapéutica. — Dejó pequeños piquitos por todo el rostro. — Pero no te vayas a dormir en la película porque así la terapia no funcionará.
TaeHyung sonrió ante el contacto de esos labios en su piel, su aroma inició a dulcificarse.
— Yo no me voy a dormir.
— Eso espero... porque yo sí me duermo en las películas.
— ¡Galleto!
— Es cierto, pero creo que me dormía porque me hacía falta una dulce compañía con la cual disfrutar. — Con la punta de su nariz, delineó la mejilla. — Veremos si mi teoría es cierta. —Guiñó un ojo.
— ¿Po-podríamos sentarnos de nuevo?
— Por supuesto... — Se levantó, y estiró sus manos para ayudar al omega. — ¿Qué película elegiste?
— Yo antes de ti.
— Tú siempre estarás antes de mí. — Acunó el rostro. — Pero dime, ¿qué vamos a ver?
— ¡JungKook! — Apartó la mirada. — Así se llama la película.
— Ah ya entendí. — Sonrió. — Pero no apartes tus ojos de los míos.
— Es que tu...
— Lo digo enserio, tú estás antes de mí.
— No puedes decir eso, tienes que pensar en ti.
— Yo pienso en mi... pero contigo a mi lado.
TaeHyung se sentó, ignorando ese cosquilleo que sentía en su cuerpo, e intentando callar los fuertes latidos de su corazón.
— Vamos a ver la película, y no te duermas.
— Sí mi bonito.
El azabache acomodó los cojines, dejó caer su cuerpo en la blanda superficie, abrió sus brazos esperando que el rubio decidiera en cuál lado se recostaría. Con una sonrisa tímida; el omega bajó lentamente su cuerpo hasta que su rostro reposó sobre aquel fuerte pectoral.
— Con permiso ojitos de chocolate... — Cubrió sus cuerpos con una delgada manta. — No quiero que te vaya a dar frío.
TaeHyung posó una de sus manos en el abdomen del alfa, algo que hacia sin pena. Ya que antes de dormir; sus manos siempre terminaban sujetando el cuerpo del azabache. Abrazándolo como un gran oso de felpa.
La oscuridad del lugar los envolvió, sus ojos se centraron en la gran pantalla.
La película dio inicio, y JungKook esbozó una gran sonrisa al escuchar el dulce y profundo suspiro de TaeHyung, acompañado de una risita que le indicaba que su bonito estaba feliz.
— Galleto... — Llamó pensando que el alfa se había dormido.
— ¿Qué sucede, bonito? — Sus blanquecinos dedos se juguetearon con un mechón rubio.
— ¿Tú has tenido un momento de medias abejita?
Inquirió curioso al ver la escena en donde a la protagonista le regalaban unas medias de rayas amarillas con negras; y su felicidad fue inexplicable, gritaba y brincaba emocionada por el detalle.
— Sí. — Respondió besando aquella cabellera. — Y fue un momento que jamás olvidaré.
— ¿Quién...? Olvídalo.
Dudó en preguntar, quizás el alfa no quería contarle sobre ese momento.
— ¿Quieres saber quién me regaló ese momento? — TaeHyung asintió en silencio. — Oww, verás mi bonito... — Con delicadeza deslizó el cuerpo del omega hacia su brazo. Apoyando aquel rostro en su extremidad. — Fue un lindo chico de ojos marrón.
TaeHyung torció su gesto y bajó la mirada. Regañándose por sentir ese extraño sentimiento que parecían celos.
— Qué bueno, me alegra por ese chico que hace que tú sonrías al recordar ese momento...
JungKook negó divertido, acarició la mejilla y juntó sus rostros. Rozando sus narices, cerró los ojos y suspiró.
— Ese chico, eres tú.
— ¡¿Qué?! — JungKook abrió los ojos encontrándose con aquel rostro confundido. — ¿Qué te regalé? ¿Qué hice?
— Bonito, tu... — Besó la mejilla. — Me regalaste el momento de poder cocinar las galletas que más me gustan junto a ti.
— ¿Eso? Pero eso no es un momento para...
— Es el momento que más aprecio hasta ahora.
— No entiendo. — Puchereó, y JungKook deseó con el alma robarle un beso.
— Verás, no te imaginas cuantas veces deseé poder cocinar contigo, le pedí a la Diosa Luna que aunque sea me permitiera probar una de esas galletas que solo le preparabas a tus amigos. — TaeHyung posó su mano en la mejilla e imitó las caricias que recibía. — Mi momento medias abejita; fue aquella noche en donde te vi sonriente, horneándome esas galletas de chocolate, y permitiéndome ayudarte en el proceso. Para mi ese es un momento que vale oro.
— Yo... no sé...
Su cabeza hizo cortocircuito, no sabía qué decir. Jamás se imaginó que algo como eso sería lo que hizo feliz a JungKook.
— Ahora dime, ¿Cuál es tu momento medias de abejita?
— El mío... ¿Cuál es el mío? — Posó uno de sus dedos en los belfos abultados. — Creo que aún no lo he tenido...
— Eso se soluciona, dímelo y yo te lo hago realidad.
— Pensándolo bien... — Sonrió enormemente. — Mi momento medias abejita es este...
— ¿Este...?
— Sí, una noche en donde pueda ver lo que me gusta, comer muchas palomitas, ser abrazado con cariño, y disfrutar de toda la comida que se me antoje.
JungKook lo atrajo hacia su pecho.
— Me alegra que tengas tu momento.
— Gracias por hacerlo realidad.
— Nada qué agradecer.
Se miraron fijamente, y sus lobos aullaron en un llamado a la luna.
— Tendremos que devolver la película, ya nos perdimos gran parte.
— Valió la pena perdernos una parte. — Le alcanzó el control. — Acabo de tener otro momento medias abejita al verte así de feliz.
TaeHyung no pronunció palabra alguna, acomodó su rostro para escuchar los latidos del corazón del alfa, y retrocedió hasta donde habían visto.
El final de la película llegó, y ahora el rubio se encontraba secando las lágrimas del alfa, sonriéndole en un intento de calmarlo.
— No llores, galleto.
— Se murió... necesitaban más tiempo juntos... merecían vivir su amor por más tiempo.
— Pero ella fue feliz, y mira, lo lleva a todos lados con sus medias a rayas.
— Yo quería que se casaran. — Lo abrazó. — Qué triste.
— Ay galleto... —Liberó un poco de su aroma. — Veamos otra cosa, ¿te parece ver una peli de superhéroes?
— Huele a pastel dulce.
— Esa película no la conozco. — La sonrisa de conejo hizo acto de presencia. — ¿Por qué intente calmarlo con mi aroma?
— Porque no soportamos verlo triste, así sea por una película.
— Eso sí, sentí feo en mi corazón.
— Bonito, es tu aroma... Dulce, tan dulce como tu sonrisa, me gusta.
— ¿Qué? — Un pequeño temblor azotó su cuerpo. — Vamos por chocolate caliente, creo que me dio frío.
Tan rápido como pudo, se levantó y se alejó del alfa.
— Ojitos de chocolate, no te hagas el loquito. — Salió tras el omega.
— Yo no sé de qué aroma y sonrisa hablas.
— Veo unas mejillas color fresita. — Lo tomó de la cintura y lo subió a la isla de la cocina.
— Jun-JungKook...
Allí estaba de nuevo esa electricidad que atacaba su cuerpo cuando el azabache penetraba sus ojos con la intensidad de su mirada.
— ¿Sabes? — Le habló muy cerca del oído. — No quiero ver películas de superhéroes.
— ¿N-no? ¿Entonces?
— Otra de esas que me hagan llorar.
— Galleto, no seas masoquista.
— Es que son lindas, y me gustó.
— Voy a buscar una en donde no se muera el protagonista, ¿va?
— Ve a buscarla, yo me encargaré del chocolate.
JungKook se quedó en aquella cocina, buscando el recipiente para preparar el antojo del rubio. Su lobo brincaba sin parar, orgulloso del resultado de esa noche.
— Mi bonito, mi bonito, está volviendo a ser un dulce pastelito. — Expresó realizando un pequeño baile.
En la sala; TaeHyung se encontraba perdido en sus pensamientos, los cuales dejaron de rondar en su mente, y ahora salían de sus labios sin restricciones.
— ¿Los alfas lloran por esos finales? — Su mirada estaba perdida en aquel listado de series y películas que se deslizaba en la pantalla. — JungKook es el primer alfa que veo llorar por una película. ¿En verdad le dolió ese final?
— El dulce alfita es sensible, y que sea alfa no indica que no pueda llorar.
— Pero, es que lloraba muy tierno y desconsolado.
— Ya lo has visto llorar, cuando vio nuestras heridas.
— No me recuerdes eso. — Mordió sus labios. — Además esto era una película...
— Recuerda al alfa mandarino.
— Yoongi... — Se carcajeó. — Ese llora cada vez que ve Titanic con Jimin... — Recordó divertido. — Entonces JungKook es el segundo alfa que veo llorar. Tierno, muy tierno.
— ¿Vamos a ver Titanic?
— ¡Ahh! El dulce alfita. — Aulló del susto el lobo.
— Bonito, dijiste que no moriría el protagonista. — Se sentó al lado del omega. — Y aquí el Jack muere como paleta abandonada.
— ¡No! No vamos a ver esa.
— ¿Entonces por qué la nombraste? — Le entregó la taza de chocolate. — Ten cuidado, está muy caliente.
— Es que estaba hablando con mi lobo, y recordamos que Min llora cada vez que la ve. — Sopló el contenido de la taza. — Gracias, huele muy delicioso.
— ¿Cuántas veces ha llorado, Min?
— Ya perdí la cuenta. — Lamió sus labios, y gimió ante el sabor que inundaba sus papilas gustativas.
— ¿Y por qué hablabas con tu lobo de las lloradas de Min?
— Estaba diciéndole que es muy raro que un alfa llore... ¡Ups!
— ¡Já! Ya entendí. — Le retiró la taza y la dejó sobre la mesa. — Andabas comparando a los alfas chillones. — Inició a hacerle cosquillas. — A ver, bonito, dime, ¿Quién es más chillón?
— ¡JungKook! ¡Ah! Es-espera, por favor. — Pataleaba intentando respirar. — No me hagas cosquillas.
— Dime quién es el más chillón, y me detengo.
— ¡No sé! — Respiraba agitado. — Pero si sé que mi corazón se apachurra cuando te veo llorar, y me dan... dan ganas de abrazarte mucho...
— ¿Qué dijiste? — Detuvo el ataque de cosquillas.
— Ya nos escuchó el dulce alfita.
— ¿Qué dije...?
— ¿Podrías repetir lo que dijiste? — Le suplicó.
— Yo... JungKook... tus lágrimas... abrazarte yo a ti.
— Creo que ni entendió lo que le dijiste. — Expresó el lobo cubriendo su hocico.
— JungKook, mejor miremos una serie.
Sugirió buscando que el alfa se olvidara de querer escuchar lo que ni él mismo creía que había pronunciado.
— Nos quiere abrazar mucho, eso dijo, ¡lo dijo! — Expresaron lobo y humano.
— ¿Me escuchaste?
— ¿Te parece una serie anime?
— Sí, esas me gustan.
El tiempo transcurrió, y la respiración tranquila del omega; le indicó al alfa que se había dormido. Intentó deshacer el abrazo de oso con el cual había sido apresado, y así llevar al rubio a la habitación.
Los tiernos gruñidos lo hicieron desistir de su plan, además de que aquella nariz no dejaba de causarle cosquillas en su cuello.
— Ay bonito, dices que me quieres abrazar mucho... — Lo cubrió con la manta. — Pero no tienes ni la más remota idea de que eso es lo que haces cada noche.
— Galleto, no te muevas tanto...
— ¿Estás despierto?
— Quiero dormir aquí, por favor quédate conmigo. — Murmuró dormido.
— Diosa luna, ayúdame. — Pidió buscando uno de los cojines. — Ay carajo, esa pierna. — Intentó retirar aquella extremidad que reposaba sobre su entrepierna. — Bonito, déjame colocar la barrera. — TaeHyung gruñó. — Falta un poquito... si... así. Uff, descansé.
— Sueña bonito, dulce alfita.
— Descansa, cariño. — Expresó aliviado al sentir aquel cojín en medio de sus cuerpos. — Hasta dormido derrites mi corazón con tu dulzura.
Hola Kokoros darks 🤟🖤
Waaahhh esta vez no me tardé 5 años en subir la actualización 🤣
Este galleto y sus citas terapéuticas no me querían soltar, y pues vean, aquí una sorpresa. 👀
Gracias por todo el amor y apoyo.
Se les quiere un montón 🥰
Besitos púrpuras 💋💜
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