Capítulo 04
¿Qué tan marcado puede estar tu cuerpo? ¿Cuánto dolor has soportado u obligado a aceptar para sobrevivir? ¿Cuántas lágrimas has escondido solo para que no te vuelva a golpear? ¿Cuántas veces tuviste que callar tus quejidos y fingir una sonrisa?
Las respuestas a esas preguntas son igual de dolorosas a todo lo que has vivido, pero aquellas respuestas te pueden mostrar la salida del pozo oscuro.
Tu cuerpo se ha esforzado por crear una coraza en dónde intentas esconder cada daño en tu piel. No te tocas, no te miras, no eres capaz de enfrentar esa realidad dolorosa; en donde en algún punto de la vida, decidiste dejar de admirar la belleza de tu cuerpo.
El dolor que has soportado ha sido tan grande como tus ganas de querer salir de aquel infierno. Buscas la luz al final de aquel túnel que muchas veces te grita que es mejor quedarte estancado. Pero en realidad con la determinación de tu corazón eres capaz de encaminarte hacia la luz, y decidir dejar de aceptar el dolor. Limpiaras tus lágrimas, respiraras profundo y correrás lo más lejos posible. Buscaras tu libertad, y lucharas por vivir como siempre soñaste.
Tus lágrimas ya no tendrán que ser ocultadas, las dejaras fluir como la sangre que recorre tus venas. Ya no tienes que ahogarte en tus perladas gotas de dolor solo porque no te es permitido llorar por un dolor que tu cuerpo y alma siente como lava recorriendo tu sistema. Llegará el día en que lloraras libre, sin miedo. Dejaras caer una a una cada cadena que retenía tus lágrimas y sentirás tu corazón ser liberado de una gran opresión.
Las veces que callaste tus quejidos y dibujaste una sonrisa ocultando el desespero de tener tus alas cortadas; como cual pájaro enjaulado que su dueño se encargó de dañarlas para que no puedas alejarte de él. Esas veces serán enterradas poco a poco en el fondo de tu corazón.
Quizás de vez en cuando aquellos recuerdos regresen de aquella tumba y te derrumben, pero te levantaras, patearas aquel dolor y volverás a enterrarlo con varias capas de recuerdos amorosos, personas que te aprecian y te aman con sinceridad.
No te rindas, no dejes que un pasado tormentoso te borre la sonrisa. Poco a poco volverás a brillar. Siempre serás una estrella brillante en el firmamento, y en los ojos indicados serás la razón más hermosa para vivir y amar con locura.
El proceso de curación de tus heridas llevara tiempo.
Es natural que te asustes y prefieras mantener aquel dolor enjaulado. Todo es un proceso, y es por eso que en algún momento tu mente te juega sucio. Así que si quieres volver a volar, tendrás que dejar salir todo lo que te atormenta y poco a poco encender las luces que te llevaran al camino de la libertad absoluta.
No dejes que la oscuridad que atormentaba tu mente te deje hundido en las cenizas del dolor. Levántate y renace como el ave fénix. Ya diste el primer paso, y ese fue abandonar la jaula, extender tus alas rotas y dar pequeños aleteos, que aunque dolorosos, te llevaran a tu preciada libertad.
TaeHyung siseaba con cada toque que IU ejercía sobre su maltratado cuerpo. Intentaba callar sus quejidos; mordiendo y apretando sus labios. Su mente le gritaba que si se quejaba en voz alta le iría mal. Y el omega quería evitar de nuevo ese dolor de ser golpeado con furia.
Estaba tan asustado de ser lastimado, que había olvidado que estaba con dos personas que solo querían ayudarlo a sentirse mejor.
JungKook podía percibir los leves temblores en el cuerpo ajeno, sus oídos escuchaban a la perfección cada quejido bajito que el omega intentaba silenciar. Su corazón sentía punzadas constantes con cada pequeño siseo escuchado. Apretaba sus puños contra las mantas en un intento de controlar sus ganas de abrazarlo y acariciarlo.
Aquella piel expuesta era una barrera que lo hacía desesperarse como nunca. ¿Cómo hacía para abrazarlo sin irrespetar el cuerpo expuesto?
— Mi bonito, puedes quejarte si te duele. — Relajó sus manos y las dirigió a la cabellera rubia. — No silencies tu dolor. — Múltiples besitos fueron depositados en la cabeza del omega.
— ¿Y si se enojan por andar de quejumbroso? — Miró a la castaña quien negó apretando los labios. — No quiero que se enojen.
— Lindo omega, eres libre de quejarte y demostrar tu dolor. — IU dejó las gasas con las cuales estaba desinfectando las heridas. — Incluso puedes llorar. — Acunó el rostro y dejó un besito en la mejilla.
— Mi bonito, eres libre de hasta gritar. — Expresó con dulzura.
TaeHyung asintió y giró un poco su rostro para observar al alfa. — Me duelen muchos mis heridas. — Sus ojos se llenaron de lágrimas. — Me arde tanto cada roce en la curación.
— ¿No puedes hacer algo para ese ardor? — Inquirió el alfa dirigiendo sus palabras a su amiga.
— Lo siento, lo único que puedo hacer es limpiarlas con más suavidad de la que acostumbro.
— No importa. — La mirada del omega se dirigió a la castaña. — ¿Ya terminaste?
— Sí importa, tú sufres. — Con una gasa limpia, rosó los labios del omega. Desinfectando las pequeñas heridas causadas por las bofetadas. — Perdón, sé que te duele. — Sopló sobre los labios cuando TaeHyung apretó los ojos con fuerza.
— IU, con cuidado...
— No me regañes, trato de no lastimarlo.
— No me lastimas, es inevitable que me duela. — Abrió sus ojos y unas pequeñas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. — Este ardor y pequeñas punzadas, son como una caricia para mí; a comparación de todo lo que he soportado.
— Ay mi lindo niño. — Sus ojos lo miraron con adoración. — Créeme que si tuviera un ungüento mágico para que tu dolor se fuera de inmediato; te lo daría sin pensarlo.
— Por favor termina con esto rápido, quiero seguir durmiendo.
— Necesito que me muestres tu espalda.
— ¡No! E-esa está... Peor que mi pecho y abdomen. — Sus manos se movieron, buscando las de JungKook. Cuando logró percibir aquel calorcito analgésico; las entrelazó. — Me va a doler muchísimo, y tú ahora sí sentirás lastima por el despojo de omega que soy.
— IU, no lo alteres. — Bajo la tela de la corbata entrecerraba los ojos en un gesto de regaño hacia su amiga. — Mi bonito, solo será un vistazo rápido...
— Confía en mis manos. — Interrumpió la castaña. — Y no sentiré lastima por ti. Incluso siento orgullo de conocer a un omega tan fuerte como tú.
— ¿Fuerte?
— Sí, muy fuerte... — Le sonrió con ternura. — Eres un omega que a pesar de haber soportado tanto dolor, sigues luchando por soportar la tortura de tus heridas. Eso es de fuertes, valientes y muy valerosos omegas.
JungKook movió sus labios agradeciendo aquellas palabras hacia el omega, ahogando en la tela de la corbata algunas lágrimas que habían escapado de sus ojos cuando escuchó que la espalda del rubio estaba peor.
TaeHyung liberó las manos del alfa para abalanzarse sobre la fémina.
— Gracias por curarme y hacerme sentir un poquito mejor. — Con timidez dejó un besito fugaz en la mejilla. — Puedes ver mi espalda, pero quiero que JungKook me abrace. — Miró al alfa. — ¿Podrías abrazarme de nuevo?
— Yo... ¿Cómo hago eso sin tocar tu piel?
— Ay chamaco, no te me quedes modo tieso.
— Yo puedo guiarte. — Expresó el omega volviendo al centro de las piernas del azabache, y quedando de cara frente al alfa. — ¿Dejarías que cambie de posición?
— Solo te pido que el respeto hacia tu cuerpo se siga manteniendo...
— No te preocupes...
— Se va a morir de un infarto. — Pensó la castaña cuando el rubio se sentó sobre las piernas del alfa.
— ¿Qu-qué haces...? — Sus manos volvieron a posicionarse a las orillas de la cama.
— Quiero mi abrazo, no vas a irrespetar mi cuerpo.
— Solo piensa en la biblia, galleto. — Se burló.
— Préstame tus manos. — Pidió.
— Bonito, ¿Po-podría abrazarte después de la revisión?
— No. Yo quiero ahora. — Juntó su frente con la del alfa. — Es para soportar lo que se viene. Por favor...
— Galleto, solo es por un momento. — Intervino. — Sé que tus manos no tocaran donde no deben porque te ganaras un zape. — JungKook gruñó hacia su amiga. — No me gruñas chamaco endemoniado.
— No gruñas... — Una de sus manos se deslizó por el brazo del alfa hasta llegar a la mano. — Dame tus manos, por favor. — Pidió. — Y no pelees con tu amiga...
JungKook no pronunció palabra alguna, su capacidad de pensar o responder; lo abandonó en el momento en que sintió aquellos largos falanges recorrer su brazo. Simplemente asintió y le entregó el control de su cuerpo al omega.
— Muy bien, lindo omega, acomódate y cuando estés listo me avisas para seguir con mi trabajo.
IU se quedó observando como lentamente el rubio se acomodaba un poco mejor sobre el regazo de su amigo. El cojín creaba una barrera entre el trasero del omega y la pelvis del alfa.
TaeHyung se encontraba con sus piernas abiertas al lado de las caderas del alfa. Apegó su cuerpo al ajeno, recostando su mejilla en uno de los hombros del azabache. Sus largos dedos se entrelazaron en las falanges del alfa, y muy lentamente guío aquellas manos a sus caderas cubiertas por la tela del pijama.
El omega sonrió al sentir esa calidez ante el tacto del alfa.
JungKook tragó saliva ante el contacto. Sin embargo después de controlar su acelerado corazón; besó la cabeza del omega.
— ¿Estás listo? — Inquirió apoyando su mentón en la cabellera rubia.
— Sí. — Abrazó al alfa. — Solo falta que cuando IU suba la camiseta; tu entrelaces tus dedos bajo mi espalda baja.
JungKook casi se ahoga con la saliva.
— Tranquilo galleto. — Yo te ayudare para que no toques de más.
— Creo que voy a escupir mi corazón. — Pensó.
— Eres un dulcecito. — Expresó TaeHyung perdido en el aroma del alfa.
— ¿Qué dijiste? — IU sonrió al percibir un poco de dulzura en el aroma del omega.
— Eres un alfa muy dulce, me gusta estar contigo...
TaeHyung no se imaginaba lo que aquellas palabras ocasionaban en el alfa. Él solo expresaba lo que su corazón le indicaba que sentía. En esos momentos el azabache era su lugar seguro. Y embriagarse con aquel aroma, percibir el calor corporal y sentir las gentiles caricias; lo hacían disipar los recuerdos de los malos tratos.
— Con esto ya dejaré de molestarte. — Habló la fémina dirigiendo sus palabras a TaeHyung, intentando distraer con su voz a su amigo que estaba a nada de sufrir un colapso. — ¿Listo? — TaeHyung asintió. — Ok, allí vamos.
La castaña subió la tela de la camiseta, y de nuevo sintió que su corazón era apuñalado al ver aquellas heridas. Rasguños profundos, latigazos de cables, mordidas, y hasta diminutas cortadas.
— IU... — Llamó el alfa al percibir el cambio en el aroma de su amiga.
— Lo siento...
— ¿Qué pasa? — Inquirió inhalando profundo el aroma del alfa. — ¿Ya no es necesario el chequeo? — Preguntó sin haberse percatado del cambio de aroma en la fémina.
— Respira profundo... — Avisó la castaña. — Esto te va a doler. — Acercó la gasa para realizar la limpieza de las heridas. — Ya pasará, lo siento... — Sopló sobre cada herida que era desinfectada.
— Jung-JungKook, no dejes de abrazarme. — Sus lágrimas empaparon el hombro del alfa. — Arde, nunca he podido curarme esas heridas...
— No te voy a soltar. — Afianzó su agarre. — Mi bonito, tu puedes superar este dolor. — Inhaló profundo detectando un toque amargo en el aroma del omega. — Piensa en algo que te haga sentir paz...
— Quiero verte a los ojos. — Expresó bajito. — Eso me hace sentir paz.
IU detuvo las curaciones. — ¿Qué vas a hacer?
— Quiere ver mis ojos, y eso obtendrá. — Dirigió una de sus manos hacia el vendaje de sus ojos.
— Espera... — El rubio detuvo el movimiento de aquella mano. — Yo te quitaré la corbata. — Sus manos temblaban al tocar aquella tela.
— ¿Se dan cuenta que tú, Tae, dejaras que JungKook vea tus heridas? — Inquirió. — ¿Y tú, galleto, no se suponía que no deseabas faltarle el respeto viendo su piel?
Alfa y omega se tensaron, bajaron sus manos hacia el colchón y las entrelazaron.
— ¿Fa-falta mucho para que termines? — Inquirió cabizbajo el omega.
— Solo déjame aplicarte el ungüento para la cicatrización y termino con tus heridas...
— Bonito, aguanta otro poquito y ya te dejaré ver mis ojos. — Sus manos se movieron torpemente hasta llegar a las mejillas del omega. — Te propongo que me mires a la venda, juntemos nuestras frentes, y cerrando los ojitos; imaginas que estás viendo mis ojos. — TaeHyung asintió dibujando una débil sonrisa. — Acabemos con esto, mi bonito omega. — Acarició los pómulos del rubio.
El corazón y lobo de TaeHyung pegaron un brinco al sentirse anestesiados por las caricias del alfa. Un toque dulce en el aroma del rubio les indico que podrían continuar.
La castaña aplicó los ungüentos en cada herida, en el proceso el rubio cerraba sus ojos con fuerza; imaginando aquellos ojos que le regalaban estrellas cada vez que lo miraban.
JungKook ante cualquier mínimo respingo del omega, le acariciaba las mejillas, y esparcía pequeñas cantidades de su aroma cada vez que el rubio le pedía que lo dejara sentir su fragancia.
Para terminar la revisión, IU le pidió a TaeHyung que le dejara observar con detenimiento las marcas en su rostro, cuello y dedos. Allí cambiaron de posición, y con TaeHyung de espaldas contra el pecho del alfa, con su cabello siendo acariciado por los gentiles toques del azabache, se dejó aplicar los medicamentos para los hematomas.
— ¿Puedo tomar muestras de sangre? — Inquirió recogiendo las gasas con manchas de sangre.
— ¿Para qué quieres mi sangre? — Jugó con la corbata que acababa de retirar de los ojos del alfa.
— Quiero descartar posibles enfermedades... Bueno ya sabes....
— Ni lo digas. — JungKook acarició las manos del omega.
— Faltaba nomás que ese infiel y golpeador me hubiese contagiado una enfermedad venérea.
— Descartemos esa posibilidad.
TaeHyung inclinó su cabeza hacia atrás, conectando miradas con JungKook. — Hazlo, ya que más da. — Habló hacia la fémina.
— También miraremos que tan afectado esta tu sistema por las feromonas que usó para dominarte...
TaeHyung asintió en silencio, y cerró los ojos al sentir el pinchazo de la aguja.
El par de amigos se quedaron en silencio, el aroma del omega había vuelto presentar notas agrias.
— Vendré a verte cuando tenga los resultados. — Guardó las muestras de sangre. — Adiós, lindo omega. — Le besó la frente y un pequeño gruñido salió de la garganta del alfa. — Deja de hacer eso o te voy a meter un sartenazo. — Le advirtió.
— ¿Por qué le gruñes? — Inquirió con una pequeña sonrisa mientras le daba espacio al alfa para salir de la cama.
— Por celos. — Contestó IU en su mente. — ¿Por qué me gruñes? — Preguntó burlona hacia el alfa.
— No me molestes. — Acobijó al rubio y miró con ojos juzgones a su amiga, gritándole con la mirada lo que acababa de pensar. — Le gruño porque te dejara todo babeado. — Sus dedos viajaron hasta la piel en donde habían reposado los labios de la castaña. — Guácala, te dejo lleno de gérmenes. — Fingió cara de asco.
— Que gracioso. — Escondió su rostro en las mantas. — Solo fue un besito y ni la saliva le sentí. — Sus ojitos brillaban al ver al alfa.
— Es que es un exagerado. — IU le mostró la lengua. — Nos vemos, lindo. — Se despidió agitando una de sus manos.
— Adiós, gracias por cuidar de mí. — Se hizo bolita, olfateando las mantas que lo cubrían.
— Ya vuelvo mi bonito.
En la sala del apartamento, IU le explicaba nuevamente al alfa los cuidados para con las heridas del omega.
— JungKook, no sé cómo le van a hacer para continuar con el tratamiento de las heridas en la espalda... Él se niega a que lo veas en ese estado, y tú...
— ¿Son las más graves?
— Son las que más descuidadas estaban. — Tomó su abrigo. — Se nota que ese mal hombre jamás lo ayudo aunque sea a tratar esas heridas.
Resulta que MinJoon jamás se preocupó por las heridas del omega. Le valía una mierda que le doliera. Innumerables veces TaeHyung le suplicó para que al menos lo ayudara con las curaciones de su espalda. Pero el alfa simplemente lo abofeteaba y le gritaba que se fuera a bañar. Allí el rubio, justo después de asearse; vertía gran parte de alcohol en su espalda. Soportando el ardor que le calaba la piel. Ese era todo el cuidado que le había brindado a esa parte de su cuerpo.
— Ya pensaré en algo, o quizás tú puedas venir a ayudarlo.
— No puedo, galleto.
— ¿Otra vez estarás de guardia nocturna?
— Sí. Lo siento, tendrás que ingeniártelas. — Le besó las mejillas. — Sigue como vas, lo estás ayudando mucho. — Alborotó la cabellera azabache. — Quizás él te pida ayuda, una nunca sabe... Él te ve como su lugar seguro, y tal vez decida dejar que descubras esa parte de su dolor.
— ¿Y si me derrumbo frente a él?
— Quizás lo hagas, y posiblemente él llore contigo... Pero ambos serán liberados de una carga. — Salió del apartamento. — No te preocupes. Solo sigue siendo este galleto territorial, amoroso, afectuoso y respetuoso que adora a su bonito.
La puerta del apartamento fue cerrada y JungKook se sentó en el piso.
— De nuevo solos con nuestro bonito.
— Eso me gusta, esa IU me lo miraba mucho. — Alzó sus orejas.
JungKook soltó una risa nasal. — Llevémosle algo de comer.
Se levantó y caminó hacia la cocina. Lavó, y picó unas frutas, las sirvió en un pequeño plato y se encaminó hasta su destino.
El rubio se negaba a comer, sentía náuseas. JungKook lo convenció de recibir aunque sea unos trozos de fruta.
Disfrutando de las pequeñas caricias que el alfa le regalaba en su mejilla, TaeHyung masticaba la fruta que el azabache le daba en modo de avioncito. Sus pucheritos no se hicieron esperar, y JungKook le sonrió enamorado ante el gesto.
Después de que el omega se acabara casi todo el plato de frutas, el azabache le preguntó si deseaba contactarse con Yoongi y Jimin. Se negó rotundamente a llamar a sus amigos. Con lágrimas en sus ojos, le decía que no quería causarles tristeza al enterarse del infierno que había vivido.
— Shh, ya pasó, no llores. — Lo tomó de la cintura y lo sentó en su regazo. — ¿Cuándo hablaras con ellos?
TaeHyung lo miró a los ojos y se aferró a aquel cuello. — Cuando en mi rostro no se vean las marcas del maltrato. — Hizo un pucherito. — ¿Se puede?
— Aww, mi bonito, claro que se puede. Tú decides sobre tu cuerpo, tu vida y toda tu existencia.
— Gracias... — Le besó la mejilla.
— Hora de dormir. — Lo acostó bajo las mantas. — Nos vemos mañana en la mañana. — Salió de la cama.
— ¿No vas a dormir aquí? — JungKook negó. — Pero es tu cama, tu habitación...
— Mi habitación, que ahora te pertenece. — Expresó sonriente. — Mi cama que ahora te acoge. — Le acarició la mejilla. — Quiero que tú duermas aquí, y yo me iré a la sala.
— Es injusto, te estoy despojando de tu espacio. — Lo sostuvo de la muñeca. — Duerme aquí conmigo.
— Mi espacio es todo tuyo desde que decidí traerte conmigo. — Se inclinó para besar la frente del omega. — No puedo dormir contigo en la misma cama. Necesitas espacio para descansar, y yo duermo muy mal. — Un puchero por parte del omega lo hizo querer tocarle de nuevo los labios. — Estaré cerca de ti, solo son unos pasos de distancia. — TaeHyung se movió para levantarse. — Quietito allí. — Se sentó en la orilla de la cama. — Tú eres el paciente, y dormirás en mi cama.
— No quiero que duermas en la sala.
— ¿Por qué eres tan terco?
— Porque no quiero que duermas solito en la sala y pasando incomodidad.
— ¿Qué hago contigo?
— Por ahora dormir con tu paciente, ¿Va?
— ¿Y si te lastimo las heridas?
— Le diré a IU para que te dé con el sartén. — Bromeó. — Mentiras. Tú no me lastimas.
JungKook sonrió en grande al ver aquella pequeña sonrisa en el omega. — Dormiré aquí. — TaeHyung amplió su sonrisa. — Pero en el sillón que ves allí. — Señaló el lugar dónde leía en las noches.
— No me parece.
— Es lo que te ofrezco. — Le pellizcó con ternura la nariz. — Además muchas veces he dormido en ese sillón.
— ¿Por qué? — Entrecerró los ojos. — ¿Cuántos omegas has traído a tu apartamento? — Abrió sus ojos en grande al percatarse de lo que acababa de preguntar. — Lo siento, eso no me incumbe...
— Oye, levanta la carita. — Sus dedos se posaron en el mentón del omega, logrando que levantara la mirada. — Eres el único omega que he traído a este apartamento...
— ¿Has llevado a otros omegas a otros apartamentos? — Se cubrió la boca asustado. Ese interrogatorio estaba pasando los límites de confianza.
— No. — Soltó una risa nasal. — Escúchame... — Se recostó de lado en el mullido colchón. — Este apartamento es nuevo, y lo mandé a adecuar para que la habitación fuera más amplia. — TaeHyung asintió perdido en los movimientos de labios del alfa. — Desde que terminé la relación con mi ex-pareja, he vivido aquí. El otro apartamento lo vendí.
— ¿Soy el primer omega que traes a tu apartamento nuevo?
— Eres y serás el único. — Juntó sus frentes. — Este espacio es tuyo y nadie lo perturbara. — El aroma de TaeHyung se dulcificó. Su lobo estaba feliz de escuchar que aquel alfa no llevaría otros omegas. — Así que tú duerme en la camita, y yo en mi sillón.
TaeHyung sonrió ante el besito dejado en su mejilla.
JungKook caminó hasta el sillón, tomó sus lentes y los acomodó en su rostro, abrió el libro e intentó leer. Pero unos ojos lo distraían.
— En la universidad no usabas lentes.
— Los usé muy pocas veces. — Expresó cerrando el libro. — Solo lo hago cuando leo.
— Te ves muy guapo con ellos. — Se sonrojó.
— Los usaré más seguido con tal de ver esos ojitos escaneándome. — Bromeó.
— Ya me dio sueño. — Se cubrió el rostro avergonzado. — Dulces sueños JungKook.
— Dulces sueños mi bonito.
Transcurrió el tiempo y el sueño amenazaba con vencer a JungKook. Llevaba un par de horas cuidando el sueño del omega. Sus ojos pesaban, así que decidió buscar una manta y cubrirse para dormir.
El sueño lo derrumbó apenas dio una última mirada al cuerpo que descansaba plácidamente en su cama.
Las horas transcurrieron y algo en la habitación había cambiado. En medio de su sueño; JungKook percibía con intensidad el aroma de TaeHyung. Sus ojos lucharon por abrirse, pero su lobo lo mantuvo en penumbra.
— Admira su belleza. — Expresó su lobo.
— ¿De quién me hablas? — Cuestionó confundido.
— Es hermoso...
JungKook abrió los ojos en el preciso momento en que su lobo le dio el control de su cuerpo.
— ¿Dónde está TaeHyung? — Cuestionó de inmediato al notar el vacío en la cama dónde debería estar el omega. — Bonito... — Su mirada preocupada escaneó la habitación. Intentó levantarse pero un peso lo detuvo. — Y t-tú, ¿De dónde saliste? — Le habló al gran lobo blanco que reposaba su hocico en su regazo.
— Ese lobito es TaeHyung, nuestro bonito.
JungKook lo observó, y el lobo le lamió la mano. — Bonito... ¿Qué haces transformado? — Los ojos del lobo se cerraron cuando el alfa le acarició el lomo. — ¿Te sentiste en peligro? — Un aullido bajito fue la respuesta. — No tienes que temer, yo los cuidaré.
¿Por qué la transformación? La respuesta es muy clara... Cada vez que TaeHyung era libre de MinJoon, es decir, que no lo obligaba a quedarse con él en su apartamento. El lobo del rubio tomaba el control de su humano y se transformaba; haciendo guardia en la puerta de la habitación. Alerta ante el posible peligro de ser atacados por aquel alfa que un día les juró que si intentaban abandonarlo, los mataría mientras dormían.
Así que cada noche, TaeHyung le daba la libertad a su parte animal para presentarse en su forma natural. Y aquel lobo lamia sus heridas, intentando curar cada golpe y cortada. Manteniéndose en alerta ante cualquier ruido en su hogar.
Cuando pasaban las noches con MinJoon; las trasformaciones no eran posibles, ya que el alfa se encargaba de obligarlo a tomar un medicamento para dormir a su animal.
Esa noche, como era costumbre, tomó el control. Aunque cuando se bajó de la cama, el aroma del alfa lo desvió de su objetivo. Lentamente se acercó al azabache, lo observó dormir, y marcó con su aroma toda la habitación. Con cuidado reposó su hocico en las piernas ajenas, cerró sus ojos en la espera de que el alfa despertara y así obtener caricias.
— ¿Por qué lloras? — Limpió una lágrima lobuna que escapó del animal. — ¿Te duele el corazoncito? — Su mano se deslizó hasta el pecho. — Quisiera poder escuchar tus pensamientos para entenderte. — Acarició el pelaje. — Eres igual de hermoso que tu parte humana. — Acunó el hocico del lobo y le besó la cabeza. — ¿Qué deseas?
El lobo movió su hocico de lado a lado, pidiendo silenciosamente ser liberado. JungKook entendió el mensaje y sus manos dejaron de tener contacto con aquel pelaje.
Con su hocico empujó el abdomen del alfa, chillando bajito y suplicándole con los ojos su deseo.
— ¿Quieres que me ponga de pie? — El lobo asintió con la cabeza. — Ok, a levantarme se dijo. — Le acarició las orejas. — ¿Siguiente paso...? — Inquirió con una bella sonrisa. — Espera... Tu nariz esta fría. — Expresó cuando el lobito restregó su hocico en uno de sus brazos. — ¿A dónde me quieres llevar? — Cuestionó sonriente cuando el borde de su camiseta fue apresada por los colmillos del lobo y caminó siendo guiado por el animal. — Espera, me voy a caer... Ya me caí. — Dijo carcajeándose cuando el lobo lo empujó contra la cama.
JungKook observó como el lobo se subía a la cama, sus ojos no se perdieron ningún movimiento del animal. Lentamente el lobo amasó el colchón con sus grandes patas, dio varios giros en su eje y se acostó para después mirar fijamente al alfa.
— ¿Qué quieres? — Inquirió ante el movimiento del hocico del animal.
El lobo lo señalaba con su gran hocico, chillaba bajito y luego daba golpecitos en el centro de la cama.
— El lobito desea que subamos con él a la cama. — Informó el lobo del azabache al escuchar el pedido cuando se miraron fijamente.
— Lobito, ¿Quieres mimos? — El mencionado asintió. — Ven te daré mimos. — El lobo negó aullando dolorosamente.
— JungKook, nuestro bonito lobo también quiere que durmamos con él.
El azabache observó cómo las patas del lobo se posaban sobre su hocico. Triste, aullaba, sus ojos dejaban escapar perladas gotas de agua. — No llores, lobito... — Gateó hasta el centro de la cama.
— Quiero transformarme... — Informó. — Déjame hacerlo. — Pidió.
— ¿Estás seguro?
— Muy seguro... — Aulló. — Déjame cuidarlo en mi forma lobuna. — JungKook divisó las orejas gachas del lobo blanco. — Tú ya cuidaste y mimaste su parte humana... Ahora déjame hacer lo mismo con su parte lobuna. Lo necesita, por favor...
El alfa sintió que algo dentro de él se desboronaba. Con cada chillido del lobo que lo miraba suplicándole un poco de contacto; el azabache sentía un fuerte llamado para dejar a su lobo salir.
— Tienes el control. — Expresó hacia su lobo. — Bonito... Mi bonito lobito, vamos a cuidar de ti.
Esas palabras fueron lo último pronunciado por el azabache. Acarició el lomo del lobo, y se bajó de la cama. Segundos después sus huesos crujieron, volviendo añicos su pijama que caía al suelo. El pelaje negro cubrió todo su cuerpo, y los ojos del lobo blanco se iluminaron al observar aquel gran lobo azabache que se subía a la cama.
Bajando su hocico contra la superficie blanda, el lobo azabache realizó una reverencia pidiendo permiso para acercarse un poco más.
El de pelaje blanco se levantó, sentándose en sus patas traseras, inclinó su hocico hacia adelante; dándole la señal al azabache de que era libre de acercarse.
Ambos animales quedaron frente a frente, con sus hocicos a milímetros de juntarse. Aullaron bajito, en sincronía. Se acercaron hasta tener sus hocicos en el cuello del otro. Apoyándose en sus cuatro patas; iniciaron una lenta danza en dónde ambos giraban creando un circulo.
El de pelaje azabache liberaba su aroma en respuesta a la fragancia que liberaba el lobo blanco. Se detuvieron para acostarse en medio de la cama. Con sus respiraciones sincronizadas, se lamían el costado de sus hocicos; reconociéndose y marcándose con su aroma.
— Arriesgándome a enfadar a la Diosa Luna, me permito decirte mi bonito lobito, que la belleza y luz que irradias es aún más cautivante que la de nuestra Diosa.
Hola, Kokoros darks 🤘🖤💋
Capítulo dedicado a Tammy09-30 . Te aprecio mucho. No olvides sonreír, dejando ver ese hermoso brillo que titila en tu corazón. 💫
Ayayai, me salieron bonitos los lobos, creo...
Me gustó tanto escribir la escena del final del capítulo; que me fui a molestar con la IA y salieron unas imágenes.
🐺Aquí el lobito de Tae.
🐺Aquí los dos juntitos. 🥹
Por cierto, Tamy me dijo que quería verle el rostro a MinJoon, y pues yo le respondí que no le había puesto un rostro porque me daría más coraje. 😅
Aún así me fuí a molestar en el Bing. Es que me dió curiosidad, 🤣 y zas que me salió el hijo de fruta.😑
Entonces ya tenemos rostro del maldito golpeador. Pero esa imagen la subiré en el capítulo 05 o 06.
Sin más que decir, me despido 🤘
Se les quiere, besitos púrpuras 💋💜
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