𝗢𝟰. 𝖽𝖺𝗒 𝗈𝖿𝖿
─ CAPÍTULO ─
TRES
❝DÍA LIBRE❞
• • •
MIS LABIOS SE ENCONTRABAN ENTREABIERTOS sintiendo mi respiración agitada, mis pulmones me pedían más oxígeno del que podía otorgarles. Una ligera capa de sudor cubría mi cuerpo. Sentía mi cabello rojizo desordenado, ligeramente adherido a mi frente.
──S-sensei... n-no puedo más. ─jadeé exhausta.
──Vamos, Kyomi. Se qué puedes resistir un poco más. ─su voz ligeramente socarrona me enloquecía. Él parecía acostumbrado hacer esto, en cambio, está era mi primera vez probando está sensación.
No sabía cuántas horas habían pasado desde que irrumpió en mi habitación para llevarme consigo. Al inicio no entendía lo que decía, comenzó a explicar lo que iba hacer y al ver mi expresión un poco asustada, mencionó que iba a ser gentil.
Sí estó era ser gentil, no quiero saber como sería cuando se ponga serio.
Por más que quería aguantar, mi límite había llegado hace unos minutos, pero mi resistencia no lo soporto. Mis parpados se cerrarón dejando mi mente en negro perdiendo la concentración causando que mi energía maldita dejará de fluir. Estaba tan cansada que no me preocupó sentir el viento golpear mi rostro mientras caía del cielo.
Antes de caer a mi muerte, un par de brazos me sostuvieron con firmeza al estilo nupcial.
──Te tengo. ─pestañeé mirando su sonrisa. ──. Resististe 3 horas con 29 minutos. Para ser tu primer entrenamiento personal, estuviste grandiosa.
Le di una ligera sonrisa pero salió una mueca antes que otra cosa. Me alegraba comenzar a entrenar mi técnica maldita, pero para poder mantener mi vuelo no era sencillo. Tratar de mantenerme en el vuelo mientras hago una defensa es el doble de difícil. Y para desarrollar mi habilidad debó de dominar ambas cosas.
──Te llevaré a tu habitación para que descanses.
No tenía fuerzas para negarme y menos para caminar a mi habitación. Así que dejé que me llevara a donde él quisiera. Estar en sus brazos me era reconfortante, tanto que mi cuerpo se acomodó y con una confianza, mis brazos rodearon su cuello dejando mi cabeza descansar en su pecho. Por unos segundos su pulso se aceleró, sin embargo, parece ser que se acostumbró a mi cercanía.
──Sensei... es muy cómodo.
No logré escuchar alguna respuesta de su parte. El sueño me venció por completo oscureciendo todo a mi alrededor.
LOS DÍAS PASARON Y CON ELLO LOS ENTRENAMIENTOS se iban intensificando. Gojō sensei comenzó con ligueros ejercicios pero con el paso de los días decidió aumentar las horas.
Megumi no ocultaba su pequeño disgusto al verme casi muerta después de cada entrenamiento. Por suerte, él me ayudaba a curar algunas heridas leves. Él me ayudaba con el entrenamiento en combate, por suerte, nos enfocamos en otras cosas antes de eso. Ya era algo normal vencer al azabache en los combates cuerpo a cuerpo.
Ah, y no podemos dejar de lado los estudios, después de todo, esto es una escuela. Me resultaban un poco extrañas las explicaciones de Gojō sensei, pues lo que sabía me lo enseñó Yaga-san. A éste punto, no sabía quien estaba en lo más cierto. Fushiguro me ayudaba a entender al albino y me prestaba sus apuntes.
Aunque no eran para nada parecidos a lo que dictaba el sensei.
──Si una maldición de 4to grado se ubica en punto A, a punto de devorar a una familia de tres integrantes en una distancia de 50 metros y estás a cinco metros de la maldición. La maldición recorre 2/3, de la calle, tú 4/7 y la familia sin saberlo recorren 5/7 ¿Qué es lo primero que debes hacer cuando te encuentras con una maldición?
Mi cara estaba en blanco, literalmente. El "ejercicio" me había tomado de sorpresa por completo. Al observar de reojo a Megumi, él se limitó a soltar un suspiro. No sabía si suspiro porque estábamos viendo la historia de las maldiciones y nos puso un ejercicio o porque la pregunta no va acorde con el ejercicio.
──Kyomi-chan. ─mi cuerpo se tensó al escuchar eso. ──. ¿Sabes la respuesta?
Giré mi rostro encontrando la sonrisa del sensei, esperando por la respuesta correcta. Podía jurar que estaba orgulloso de su enseñanza, pues su constante mirada prácticamente me gritaba que respondiera correctamente.
Pasé un poco de saliva intentando no parecer nerviosa. Era solo un ejercicio, no creo que nada malo suceda si llego a responder mal.
Retiro lo dicho.
Una vez me confundí con un punto para resolver ejercicios y el sensei pasó todo el día deprimido por no saber enseñar bien algo "básico" para después aprender de sus "errores" y arrastrarme a su habitación para darme clases extras hasta aprender el punto en cual me confundí.
Sonreí levemente intentando olvidar eso.
──Lo primero que se debe hacer al momento de avistar una maldición es detectar el grado y procurar que no haya personas alrededor. Si nuestra clasificación entra en el grado detectado, creamos un velo para exorcizarla.
Por la enorme sonrisa del sensei, parecía que respondí bien.
──¡Eres muy inteligente, Kyo~chan!
Di un suspiro de alivio.
Siempre quise ir a una escuela, pero con él como docente comienzo a odiar la escuela. Y así como este ejercicio, él nos colocaba uno tras otro y comenzaba acostumbrarme a ellos.
Agradecí internamente que hoy era nuestro día libre. Mi primer día libre desde que llegué a la escuela. Como no tenía a donde ir y no conocía Tokyo, preferí quedarme. Megumi no salió tampoco y me permitió acompañarlo en su día.
No hicimos nada interesante, además de ver un maratón de las películas de Chucky. Amaba esas películas, bueno, las primeras tres, las demás ya no fueron mucho de mi agrado. A mitad del maratón nos dio hambre, me ofrecí de voluntaria para hacer la cena.
──Espero y te guste el tempura. ─dije, dejando un plato frente a él.
──Sí. Gracias.
No era de muchas palabras, pero me alegraba alguien con quien hablar, aunque yo era quien hablaba. Se sentía bien convivir con alguien más además de Panda y Yaga-san.
Agradecimos los alimentos para comenzar a comer. Por el rabillo de mi ojos note a Megumi hacer una extraña expresión que me hizo entrar en pánico.
──¿No te gusto? ─pregunté ligeramente preocupada, según Panda cocino bien. ──. Si gustas, ¿puedo preparar otra cosa?
──¿Qué le pusiste?
──Lo cocine con soja y jengibre. ─mis ojos se abrieron por completo. ──. No me digas... ¡¿eres alérgico?! ─comencé a entrar en terror. ──. ¡Sensei! ¡Sensei! ¡Megumi se va a morir! ─grité sin siquiera detenerme a respirar. ──. ¡Soy una asesina! ¡Soy culpable!
──Kyomi. ─sentí el leve tacto del azabache sostener mi mano con firmeza.
Mis ojos se clavaron en los suyos, notando un ligero brillo resplandecer de ellos. Mi cuerpo se relajo al verlo bien, sin ningún indicios de que se esté muriendo.
──No soy alérgico.
──¿No? ─él negó afirmando mi pregunta. ──. ¿Entonces...?
──No es común poner jengibre en el tempura. Y me gusta la comida que combina con el jengibre.
Solté un leve suspiró sonriendo cuando explicó aquello. Parece ser que al Fushiguro le encanto mi comida. La cena pasó tranquila contándole una historia de un personaje de manga que me leía hace tiempo.
──Y así fue como Itachi murió. ─suspiré un poco triste por recordar eso.
──Aquí están mis estudiantes favoritos de primer año. ─la voz del sensei resonó por la cocina irrumpiendo nuestra conversación.
──Somos sus únicos estudiantes de 1er grado, sensei. ─le aclaré mirando como se sentaba al frente mío.
──Por el momento. ─ambos nos miramos cuando dijo aquello. ──. Les tengo dos noticias.
Tomé entre mis palillos un pedazo de tempura llevándolo a mis labios, antes de llevarlo a mis labios quise ser buena persona y se lo ofrecí al sensei. Él se sorprendió un poco ante mi acción, pero no desaprovecho el momento y comió de la comida.
──¿Y cuales son? ─preguntó Megumi entregándome unos palillos nuevos ya que estos tenían saliva del sensei.
Los acepté sólo por su mirada. Era imponente cuando quería.
──No seas ansioso, Megumi. ─él tomó mis anteriores palillos para tomar un poco de tempura que le ofrecí. ──. La primera noticia es que tendrán una compañera nueva.
──¡Genial! ─sonreí.
Me emocionó mucho la idea de tener a otra chica con quien hablar, a Megumi pareció darle igual y siguió comiendo. Iba a decir algo más, pero el sensei me acerco un poco de tempura. No quise ser grosera y deguste la comida dejando un poco de saliva en los palillos, en los cuales él había comido anteriormente.
──Cocinas delicioso, Kyo~chan. ─halaga con su tono infantil mientras lleva tempura a su boca, saboreando los palillos.
──G-gracias. ─sin saber el motivo, mis mejillas se sonrojaron ante sus acciones.
──¡Qué linda te ves sonrojada!
El leve sonido de una tos falsa corto el momento que Gojō había creado conmigo.
──¿Cuál es la otra noticia? ─preguntó queriendo ir al punto.
El sensei soltó una pequeña risita mirando al azabache.
──¡Mañana nos iremos lejos de la ciudad!
──¡¿Saldremos de Tokyo?! ─no pude evitar ocultar mi felicidad, nunca había salido de Tokyo.
──Así es, Kyomi-chan. ─sonrió comiendo tempura. ──. Vamos a ir a la Prefectura de Miyagi.
──¡¿Miyagi?! ─podía jurar que mis ojos brillaban más de lo habitual.
Se que no es común que alguien que nació y creció en la Ciudad de Tokyo se emocioné por ir a un pueblo como normalmente se le conocía a Miyagi, pero desde pequeña me ha gustado la idea de alejarme de la ciudad e irme lo más lejos posible ajena a las personas.
──Eres la primera persona que veo que se emociona por ir a Miyagi. ─comentó Gojō-sensei. ──. Sin duda eres especial, Kyomi.
Me sonrojé otra vez por ese comentario. Nadie me había dicho que era especial, además de Toji.
──¿Qué hay en Miyagi? ─cuestionó Fushiguro.
──Según Yaga, allí se encuentra un objeto maldito de grado especial. ─su tono de voz era un poco sería. ──. Es nuestro trabajo recuperarlo antes de que alguna maldición lo encuentre primero.
Nosotros nos miramos entre sí, sin decir nada.
──Salimos mañana en la mañana. ─avisó. ──. Será un viaje corto.
No parecía ser una misión peligrosa. ¿Qué puede ocurrir?
ESTIRÉ MIS BRAZOS ESCUCHANDO MIS HUESOS crujir. Estar sentada por más de cinco horas no era algo que me gustaba mucho. Aunque el camino fue entretenido con el sensei contando algunas anecdotas o chistes para mi, además de explicar un poco sobre nuestra misión.
──Llegamos. ─escuche la voz del sensei una vez que baje del tren. ──. Bienvenidos a la Prefectura de Miyagi.
Mi cansancio del viaje se borró por completo al ver los edificios que rodeaban el lugar. Sendai, así se llamaba la capital de Miyagi y era una ciudad, no tan grande como Tokyo.
──Es un hermoso lugar. ─dije, observando a mis alrededores notando que no había tanta gente como en el metro de Tokyo.
──Tokyo es más grande a comparación con Miyagi. ─comenzó a decir el albino. ──. A nadie le gustaría vivir aqu-
──Cuando sea más grande y me case, quiero vivir en Miyagi alejados de la ciudad.
──A excepción mía. Siempre he sentido que Miyagi me llama para venir a vivir aquí. ─tanto Megumi como yo miramos al sensei con una ceja en alto. Cambió su opinión de una forma espontánea. ──. Es un lugar tranquilo para criar a nuestros hijos. ─sentí su mirada.
──La verdad es que sí. ─dije sin procesar sus últimas palabras, hasta que mi cabeza lo procesó por completo. ──. ¿Espere qué dijo?
──No tenemos tiempo que perder. ─dijo, ignorando mi pregunta mientras usaba su celular. ──. Tienen que ir a por el objeto maldito.
──¿Tenemos? ─cuestioné sintiendo mi celular vibrar.
──¿No ibas a venir con nosotros? ─inquirió Megumi revisando su celular.
Al parecer el sensei nos había enviado la ubicación por el grupo de whatsapp que teníamos nosotros.
──Tengo un asunto urgente que atender. ─sonrió mirándonos. ──. Pero sí están en problemas, lo cual dudo, solo tiene que llamarme y su hermoso sensei irá con ustedes.
Sentí como coloco su mano en mi cabeza acercando su rostro al mío invadiendo mi espacio personal, como acostumbra.
──Sí estás en peligro, no importa la circunstancia, llámame. ─acarició mi cabeza. ──. Iré a donde quiera que estés, Kyomi.
Me limité asistir con mi cabeza, no podía hablar debido a mis nervios por su cercanía.
──Cuida de mi Kyomi-chan, Megumi. ─se alejó de mí para despedirse. ──. No tardaré, así que ustedes no tarden. Bye-Bye.
En un parpadeo, él desapareció. Aquello me pareció increíble y estaba por expresarlo, pero Megumi me logró leer por completo.
──Es mejor ir cuanto antes. ─tomó mi mano para comenzar a caminar. ──. Entre más rápido encontremos el objeto maldito, más rápido nos iremos.
──Sí, tienes razón.
Apresuré mi paso entrelazando mis dedos con los suyos de forma inconsciente. No parecía que aquello le molestara.
Mientras caminaba por las calles observaba el lugar buscando algún parecido con los lugares de mangas que he leído o estoy leyendo como el caso del manga de Haikyuu.
Aunque dudo encontrar algo.
Pero de cierta forma, sentía que iba a encontrar algó nuevo.
Mi cuerpo temblaba de emoción.
• • •
. preguntá, ¿quien debe ser el primer beso de Kyomi? Ustedes eligan. Satoru, Megumi, Itadori o Nobara. El primero con más de cinco menciones lo será.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top