𝗢𝟮. 𝗆𝗂𝗌𝗌𝗂𝗈𝗇
─ CAPÍTULO ─
DOS
❝MISIÓN❞
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LOS RAYOS DE SOL SE ASOMARON POR LA ventana causando un poco de molestia en mis parpados. Mi cuerpo de manera inconsciente se movió de tal modo que la luz golpeará mi espalda.
Me incorporé en la cama mirando la puerta de mi habitación, la cual no tenía nada de decoración. Evité tallar mis ojos para no lastimarlos, ya que estos son muy sensibles a la luz o al tacto en si. Solté un pequeño bostezo mientras mi mano se dirigía a mi celular en busca de la hora.
──6:17 am.
Me dije a mi misma. No me levanté hasta que el reloj marcara las 6:20 am, por una razón, no me gustaba levantarme cuando los minutos no terminarán en cero o en cinco. Llamamé loca.
Como mi uniforme aún no llegaba, me decidí por unos jeans boyfriend claros rotos de las rodillas junto a una blusa negra que se apegaba a mi cuerpo, encima de está me puse una chaqueta de mezclilla y por último, mi calzado eran unos simples tenis blancos.
Ya bañada y con mi cuarto arreglado, me dirigí hacía la cocina/comedor esperando a encontrarme con Megumi. El azabache fue muy amable de enseñarme la escuela ayer y decirme donde se encuentra cada cosa. Me indico también cómo eran los horarios de las clases.
──¡Buenos días, Megumi! ─entré a la cocina brindando una de mis sonrisas.
Me sorprendí cuando noté que el azabache estaba siendo acompañado por el sensei.
──Buenos días también para usted, sensei.
──¡Buenos días, Kyomi~chan! ─el albino me regaló una sonrisa.
──Buenos días. ─se limitó a decir mi compañero mientras me daba una ligera mirada.
Se quedó unos segundos analizando mi vestimenta. Me sentí un poco apenada por no tener el uniforme y más al sentir ambas miradas sobre mí.
──Lamento mi ropa. Aún no me llega el uniforme. ─comuniqué desviando mi mirada a otro lugar.
──De hecho, justamente de eso quería hablarte. ─aclaró el sensei ganando mi atención. ──. ¡Tu uniforme está aquí!
De su espalda sacó una bolsa donde se encontraba mi uniforme doblado correctamente. Por unos segundos sentí como si me hubieran quitado un peso de encima. En serio, no me gustaba resaltar en algunas cosas.
──Me alegro. ─lo tomé entre mis manos. ──. Gracias, Gojo-sensei.
──¿Por qué no vas a probartelo?
Levante mi cabeza hasta que mis ojos observaron a mi sensei. Su sonrisa entre alegre y maliciosa no me daba buena espina.
──En seguida.
Camine hasta mi habitación donde me despoje de mi ropa colocando mi uniforme. Mis mejillas se tornaron rojizas cuando me vi en el espejo y note que el diseño era distinto al que pedí.
El diseño original era un vestido de botones, su cuello era de tortuga -cuello largo- con mangas largas y la falda era de cuatro a cinco dedos debajo de mi rodilla para que las botas negras largas puedan ocultar cualquier rastro de piel.
El que traía puesto era un vestido de botones con mangas largas dejando mis hombros al descubierto con un leve escote de "v" mientras que la falda me quedaba de cuatro a cinco dedos sobre mis muslos. Ni siquiera mis botas largas ocultaban la piel.
Escuché unos leves golpecitos en mi puerta.
──Kyomi-chan, ¿ya estás lista? ─la voz del sensei me hizo regresar a mi mundo. ──. Quiere ver a mi linda alumna con su uniforme nuevo.
──E-en un segundo.
Inhale aire antes de tomar valor y salir de mi habitación encontrando dos pares de ojos. Pase saliva cuando ambos hombres se quedaron en completo silencio mientras sentía sus miradas analizando mi vestimenta. Lo viera por donde lo viera, sentía que enseñaba mucha piel.
Por el rabillo de mi ojo noté la sonrisa satisfecha de Gojo-sensei mientras que Megumi lo miraba de la peor manera. Como sí él hubiera tenido algo que ver en esto.
──¡Sin duda, el uniforme se ve mucho mejor puesto que en mi imaginación! ─expresó el sensei.
──¿Huh? ─no había entendido a qué se refería.
──Tsk. ─Megumi parecía un poco molesto por ese comentario.
──Te miras muy linda, Kyomi-chan. ─halago el albino.
──No era lo que pedí, pero supongo que es mejor que nada. ─abracé mi muñeca con mi mano por detrás de mi espalda intentando ocultar mis nervios.
──Esa es la actitud. Deberías de aprender de ella, Megumi-chan. ─le indicó el sensei palmeando su hombro.
El chico se limitó a verlo de reojo. A veces me intrigaba lo serió y reservado que era.
──En fin. Es mejor que desayunen bien.
La voz del mayor sonó un poco más autoritaria de lo normal.
──Hoy tenemos una misión. ─aquello nos llamó la atención. ──. Y lo mejor es que... ─hizo el gesto de golpear una batería. ──. ¡Kyomi fuiste elegida para eliminar la maldición!
La sorpresa en mi rostro era muy notoria.
──¿Yo? ─parpadeé varias veces absorta de aquello.
El sensei solo movía su cabeza de arriba y abajo afirmando mi pregunta.
──Así es. ─sonrió levemente. ──. Tómalo como una prueba para conocer un poco más sobre tu técnica maldita y saber tus habilidades.
──¿Qué grado es? ─inquirió Megumi con cierto interés.
──Es una maldición de 4to grado. Nada que temer. ─aclaró mirando a su pupilo. ──. Según el Dr. Yaga, eres un hechicero de 4to grado, pero tengo mis dudas. ─se dirigió a mi.
Su "mirada" me inquietaba un poco. Casi nunca he asesinado a las maldiciones, siempre estaba Panda o Yaga-san para eso. Normalmente huía de ellas por miedo a que me hicieran algo.
──Puedes estar tranquila, Kyomi. ─sentí una mano en mi cabeza. ──. Si las cosas no salen bien, estaremos ahí para protegerte.
Mis rubíes pasaron de sus "ojos" hacia los de Megumi, quien cerró sus ojos en una forma de afirmar lo que el sensei dijo. Con eso me sentí un poco más segura.
──Daré lo mejor de mi.
Sonreí confiada.
UN ESCALOFRÍO RECORRIÓ MI CUERPO completo cuando baje del auto quedando enfrente de aquella escuela. Podía sentir un aire helado y sombrío proveniente de adentro.
Podía ser una preparatoria ordinaria, pero con la leve diferencia de que se reportaron algunos asesinatos de jóvenes de formas extrañas. Tanto en escuelas y hospitales son los lugares donde más maldiciones son vistas, puesto que estás se crean de emociones negativas que los humanos desprenden.
──Bien, Kyomi-chan exorciza a la maldición y regresemos a la escuela. ─miré sobre mi hombre a Gojo-sensei, ellos dijeron que iban a estar conmigo en caso de que algo malo suceda. No creí que fuera enserio. ──. Ah, y procura no dejarte atrapar por ninguna de ellas. ─quería preguntar algo, pero él lo impidió. ──. "Aquello que aterra más que la oscuridad. Aquello que es más oscuro que el negro... purifica está deshonra"
Miré el cielo irse oscureciendo hasta que el velo se formó por completo. Mi cuerpo se tenso cuando escuche unos fuertes rugidos provenientes del interior de la institución.
──Parece que se están alterando. ─comentó Gojō-sensei, parecía que analizaba las acciones con detalle.
¿Por mí? ─pensé mirando hacía el frente. Yaga no me decía mucho, pero sabía que atraía las maldiciones y no por ser débil.
Sentí una brisa helada recorrer mi cuerpo cuando frente a nosotros aparecía una maldición. Está salió del suelo y a juzgar por su tamaño, medía alrededor de unos 3 metros. Creía que no iba a salir por la presencia de Gojo-sensei, pero parece que lo que busca tiene más prioridad que el albino.
Escuché un ligero sonido de un "aplauso".
──Megumi, está no es tu misión.
Observé al azabache cuando el profe le llamó la atención. Fushiguro había formado una figura con sus manos. El nombrado lo miró de reojo terminando por soltar un suspiró pesado separando sus manos.
──Bien, Kyomi. ─el sensei me dio un pequeño empujón en mi espalda. ──. Entre más rápido la exorciste, más rápido nos iremos.
──Lo sé. ─me limité a decir.
Les di una última mirada antes de caminar unos pequeños pasos hacía delante. La maldición se quedó quieta, como si olfateará el aire, a los segundos soltó un rugido enfocando sus ojos en mi persona. Fue mi mero olor lo que lo hizo enloquecer acercándose a mí a una gran velocidad ignorando a ambos hombres detrás mío.
Mi cuerpo reaccionó por mero instinto. Mis manos se extendieron al frente dejando salir mi energía maldita creando una barrera frente a mi. La maldición terminó chocando con ella.
Cerré mis ojos por unos segundos tratando de calmar mi cuerpo, lo necesitaba si quería manejar un poco la energía maldita. Mi mente debe de estar despejada.
Mantuve una mano extendida enfocandola en la barrera mientras que la otra daba ligeros movimientos enviando mi energía maldita hacía los lados envolviendo con el viento las piedras que había, creando una lanza, estó me iba ayudar a acabar con ella. Hice un movimiento alineando las piedras asegurando que quedará a la altura de su cabeza.
Entonces, chasqueé mis dedos y en menos de un segundo la lanza con mi energía maldita traspasó la cabeza de la maldición acabando con él.
Suspiré feliz de que haya salido bien.
──Interesante.
Giré mi cabeza mirando al albino, quien me brindaba su distinguida sonrisa absorto en sus pensamientos. Megumi a pesar de no decir nada, me miraba con una expresión seria, pero logré notar cómo la esquina de sus labios se curveaba ligeramente.
Sin saber porqué, me sonroje un poco.
──¿Lo hice bien? ─pregunté pasando un mechón de cabello detrás de mi oído mientras desviaba mi rosrro enrojecido.
──Lo hiciste fenomenal, Kyomi~chan♡ ─elogió el sensei aplaudiendo un poco.
──Tu tecnica maldita es intrigante. ─comentó Fushiguro.
Sonreí por ello.
Iba a caminar hacía ellos. Ni siquiera di un paso cuando mi cuerpo se congeló al sentir una presencia detrás de mi espalda. Por los rostros tensos de ambos hombres sabía que era una maldición de un grado más arriba.
──Demonios. ─exclamó Megumi haciendo una figura con sus manos. ──. Lobos de Jade. ─de su sombra se formarón dos lobos, uno negro y otro blanco.
Por más que quería mover mi cuerpo, este no reaccionaba.
──Si fuera tú, no haría lo que planeas. ─advirtió Gojo-sensei con su voz sería y aunque no podía ver sus ojos, sabía que ya no estaba de buenas.
Cerré mis ojos cuando la maldición se soltó a reír, sí es que a eso se le llamá risa. La maldición sin pudor alguno me tomó entre sus manos, las cuales parecían ser seis. Dos se encargaban de cegarme y sostener mis brazos mientras que las demás estrujaban mi cuerpo entero por distintos lugares.
Intenté activar mi técnica maldita, pero no podía, necesitaba estar calmada y eso no parecía posible al sentir como mi cuerpo se iba sumergiendo en algo bizcoso y húmedo.
──¡Kyomi!
Lo último que escuché fue ese grito.
Abrí mis ojos al sentir algo blando y húmedo deslizarse por mi pierna. No sabía que era, todo estaba oscuro que ni podía ver mi cuerpo. Intenté quitarlo, pero otras más me sostuvieron de mis brazos y piernas dejándome inmovil y a su merced.
Esto estaba cada vez peor.
Me sentía cada vez más asqueada con cada segundo que pasaba aquí dentro. Estaba segura que ni Gojo-sensei ni Megumi me iban a salvar, no cuando la maldición me absorbió en su cuerpo. Ellos no iba atacar por medio a atacarme a mí en el proceso. Creo~
Tenía que salvarme por misma.
Por primera vez en mi vida tengo que ser yo la que me salve y no esperar a nadie. Ya no era una niña que no podía valerse por sí misma, tenía que comenzar a ser razonable y ganar mis propias batallas.
Tengo que hacerlo.
Mi cuerpo fue rodeado por mi energía maldita destrozando por completo lo que me tenía atada. Dejé de sentir ese sentimiento de hundirme en la nada, ahora sentía como flotaba levemente. Mi cabello se elevó mientras mi falda se movía a los lados.
Mis manos se movieron por sí solas creando entre ellas una esfera de energía maldita. Cuando la esfera tenía una circunferencia aceptable, cerré mis manos dando un pequeño aplauso en el proceso.
Segundos después, la maldición explotó.
Una barrera se formó en mi cuerpo impidiendo que los restos me tocaran. Observé a mi alrededor notando que estaba a unos cuantos metros del suelo, casi encima de ambos hombres que observaban espectantes de mi azaña.
Los dos me miraban ligeramente sorprendidos.
Noté como el velo iba desapareciendo anunciando que la misión fue un rotundo éxito. Descendí hasta que mis pies tocaron el suelo.
──¡Lo hice, Gojō-sensei! ─sonreí en grande.
El albino se quedó en silencio por unos segundos, como si analizará lo que acababá de pasar, hasta que dejó salir esa sonrisa suya.
──Sabía que mi pequeña estudiante era asombrosa.
Mis ojos cayeron en dos lobos, los cuales comían los restos de la maldición. No tenía mucha información sobre la técnica maldita del azabache, pero a simple vista parecía ser muy impresionante.
──Lo hice, Megumi. ─le brinde una ligera sonrisa.
──Para ser tu primera misión... estuviste bien. ─murmuró lo último, pero logré escucharlo. ──. Me alegro por ti, Kyomi.
──Para celebrar, ¿por qué no vamos a comer algo? ─propuso el mayor. ──. Su apuesto sensei invita.
──¡Ramén! ─grité sin poder evitarlo, pues una vez Yaga-san me compro y he querido comer otra vez.
──Ramén será.
Celebré internamente mientras daba media vuelta dispuesta a ir con Ijichi, quien nos esperaba afuera. Cuando di un paso sentí mi cuerpo pesado mientras mis ojos se iban cerrando hasta que perdí el equilibrio cayendo al suelo.
Lo último que sentí fue un par de brazos sostenerme.
──Ahora que dejó de usar su energía maldita, su cuerpo resiente el sobreesfuerzo.
──Por lo que veo, esta es la primera vez experimenta esa habilidad.
──Descansa, Kyomi.
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. satoru♡kyomi
. satomi
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