06 | Teenage Love, Not so Teenage
↳▮ ⋆ ࣪. 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐄𝐈𝐒 :
❛Amor adolescente, no tan adolescente❛
Dilay, si fueras una flor,
no serías la típica rosa,
más bien, fueras un girasol,
sencilla,
sin espinas,
y de gran corazón
— M
Una leve sonrisa se esbozó en el rostro de la chica Lynn al leer aquella nota, la cual estaba acompañada de un pequeño ramo de girasoles.
La castaña rápidamente entró de nuevo a su casa, está vez, captando la atención de su hermano mayor.
— ¿Acaso Max quiere convertir nuestra casa en una florería? — cuestionó desde la cocina, viendo como su hermana las miraba con una sonrisa.
Dilay encogió sus hombros, guardando aquella nota en la bolsa de su pantalón.
— Dilay — la llamó, sacándola de su trance de admirar aquellas flores — ¿De verdad estás segura de recibir todo eso? — preguntó, tensando la conversación.
— No quiero que vuelvas a pasar por lo mismo — dejó su taza en la barra — ¿De verdad crees que Max nunca dejo de amarte? — soltó la pregunta final.
La castaña pareció pensarlo, hasta que de nuevo encontró la mirada del chico — No lo sé — respondió sin más.
Un silencio entre ambos hermanos se hizo presente en el lugar, esperando que alguien mencionara algo.
— Espero que papá llegue lo más pronto — habló el castaño — El sabría que decirte en esta situación.
La chica asintió levemente aunque inconscientemente, necesitaba tanto un abrazo de su padre, ya hacia alrededor de 8 meses que no se veían, pero, por fin muy pronto llegaría a visitarlos unas cuantas semanas.
— Bueno, vete — mencionó Harry de la nada, haciendo que la chica frunciera el ceño — Recuerda que tienes que ir con Olivia al centro comercial.
Al escuchar tales palabras, la castaña salió corriendo de la casa, sin tener alguna intención de dejar de correr, siguió hasta llegar a tal lugar.
Intento calmar su respiración al notar que ya se encontraba en tal lugar, aunque las personas a su alrededor la solían ver de una manera extraña.
— ¿Qué te ocurre? — preguntó Olivia, acercándose a su amiga — Parece cómo que si te hubiera perseguido alguna persona desquiciada.
— Se me hizo tarde — contestó, intentando sonreír.
— Creeme que lo noté — mencionó, mientras acomodaba algunos mechones de cabello de la castaña — Igual, también me acaba de traer Brogan.
— ¿Ahora si te dió permiso de salir con tu mejor amiga? — preguntó Dilay con sarcasmo — Deberías de escucharme y alejarte de el.
— No necesito su permiso, Dilay — contestó después de unos segundos — Estamos aquí para pasar el rato, no para hablar de mi relación.
Lynn termino asintiendo, no quería causar alguna discusión cuando por fin sus tiempos libres habían coincidido.
— Caminemos por el lugar — sugirió la rubia — Note que el centro comercial está más lleno de lo que se acostumbra.
Lynn asintió, dandole igual, lo único que quería era recuperar tiempo perdido con su mejor amiga.
— Dilay, ¿Piensas perdonar a Max? — cuestionó Russo de la nada, causando sorpresa y nervios a la castaña.
— Pensé en algo que me dijo mi hermano — comentó — Yo no se si ella me dejó de amar, o si lo hizo, o si solo por un tiempo.
La rubia terminó soltando un largo suspiro — El amor adolescente, o más bien, no tan adolescente — corrigió, ya que la castaña tenía ya 19 años — no es como en las películas, es tan complicado.
— Sólo he conocido una historia verdadera de amor adolescente, a mi perspectiva — mencionó, al parecer recordando algo.
Dilay frunció el ceño — ¿Y de quienes se trata? — preguntó con entusiasmo.
Olivia la volteó a ver, algo entristecida — Es de un chico, llamado Will Byers — la castaña alzo sus cejas, pues claramente lo conocia, pero no hablaba con el — Y una chica, Elaine Roussel.
Lynn hizo una mueca al ver la expresión triste de su amiga — ¿Y que paso?
La rubia tomó sus segundos, hasta que logró decirlo — Prefiero no recordarlo, pero solo puedo decir que Will, el se mudo junto a su familia.
En el rostro de la castaña se encontraba sopresa y algo de curiosidad por saberlo, aunque notó que había pasado algo sumamente triste en aquellos chicos, ya que Olivia tenía su rostro con la expresión de tristeza, contagiando aquel sentimiento a la castaña, imaginado mil cosas que pudo haber pasado.
Ambas chicas se quedaron con las miradas perdidas, intentando dejar ir el ambiente triste, pues lo único que no querían eran ponerse llorar en la única salida en meses que lograban tener.
— Debo confesarte que no estoy muy contenta de que Max este haciendo todo esto — mencionó después de un rato — Solo no quiero verte como la última vez.
Lynn le sonrió levemente — Yo solo quiero saber si ella no me dejó de amar — suspiro por última vez — Yo estoy 70% segura de que no la deje de amar.
Ante tal comentario, Russo solo pudo darle una sonrisa, aunque se podría mostrar algo más como mueca — No puedo hacer nada al respecto.
Ambas lograron darse una verdadera sonrisa, Lynn sabía que su mejor amiga jamás la dejaría de lado.
En la tienda de películas se encontraban dos ya adultos trabajando en tal local, Steve Harrington junto a su mejor amiga Robin Buckley.
Ambos lograron escuchar la campanilla del lugar, indicando que seguramente era un cliente más.
La chica volteó a ver al castaño al ver de quién se trataba, ni más ni menos que Max Mayfield.
A quien no habían visto desde hace algunos meses. La pelirroja solo tomo una película cualquiera, para después llegar al mostrador.
— ¿Será todo? — preguntó Buckley, mientras cobrará tal producto, Mayfield solo asintió.
Steve se mantenía observando a la ojiazul, hasta que por fin el chico habló — Me enteré que intentas volver a acercarte a Dilay.
Max lo volteó a ver — Dustin no es bueno en mantener un secreto entre personas.
El castaño ignoró por completo aquel comentario, aunque era verdad — ¿En serio cambiaste?, Dilay no merece esos tratos.
Robin se mantenía con una incomodidad entre ellos, intentando alejarse un poco.
Mayfield no pudo hacer más que responder — Tú lo hiciste — contestó — Eras una pesadilla en la escuela, algo con Nancy de hecho, y cambiaste — le recordó, ya que logró saberlo por los demás — ¿Qué te hace creer que solo tú puedes cambiar?
Ambos lograron escuchar un leve sonido por Robin, una risa muy reprimida, a lo que rápidamente la voltearon a ver, causando que dejara de hacerlo.
— No es para que te enojes, Max — respondió la castaña por el chico — Estoy segura que Steve lo dijo porque no sabía que decir.
Por último la ojiazul solo tomo su producto comprado, para después solo salir del lugar, no sabía exactamente si Steve lo había dicho de mala forma o simplemente tenía la duda.
Fuera del local de encontró junto a Dustin, quién mientras la esperaba intentaba hacer algún truco con el skate de la chica.
— Ni siquiera acomodas bien los pies en la tabla — comentó la pelirroja observando todos sus intentos.
— Es la primera vez que uso un skate — excuso Henderson.
El de rulos al ver a su amiga seguir caminando, uso el skate para desplazarse, aunque se lograba visualizar desde muy lejos que batallaba.
— ¿Estás enojada? — preguntó el chico, con la mirada en el skate, intentando concentrarse.
La ojiazul solo negó levemente, prefería no volver a mencionar lo anterior.
— Vayamos a la casa de Dilay — propuso el chico, ambos frenaron de golpe, viendose fijamente — Creo que ya es momento para que le des esa nota.
— ¿Lo crees? — cuestionó, no muy segura.
Este asintió obvio — Ya llevas a esa nota en tu bolsillo dos días, y en ninguno de esos te has atrevido a dejársela.
Max fijo su mirada hacía otro lugar — Si algo sale mal — volvió su mirada hacía el — ¿Querrías no volver a darme ánimos?
Dustin sonrió ampliamente — Trató.
Henderson obligó a su amiga a estrechar la mano, cerrando aquella acordacion que propusieron.
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Una pelirroja y un castaño se encontraba enfrente de las casa de los hermanos Lynn's, exactamente saltandose la valla para poder llegar al buzón, ya que lógicamente no alcanzaban.
— De verdad, si me llegó a romper mi pantalón será tu culpa, Max — comentó Dustin al ver la valla.
— La valla te llega a la cintura, Dustin — respondió, esperando que cruzará, ya que ella ya se encontraba en el jardín.
El de rulos terminó subiendo a la valla para después cruzarse, suspiro con alivió al verificar que su pantalón seguía intacto.
La ojiazul rodó los ojos ante la acción de su amigo, ambos caminaron unos cuantos pasos para llegar al buzón, mientras que el chico observava con atención las tantas flores plantadas en aquel lugar.
Max al terminar de acomodar aquella nota, se dirijio junto a su amigo, quien ahora se encontraba incado observando con más atención las flores, las cuales eran color amarillas.
— Ya vámonos — indicó Mayfield, sin embargo el las siguió admirando.
Ambos adolescentes dirijeron su vista al escuchar el rechinido de la puerta, visualizando a Harry Lynn, quien se encontraba en pijama a tales horas de la tarde.
— ¿Qué hacen aquí? — cuestionó Harry, su sueño se había ido por completo, acercándose a ambos con duda.
El Lynn mayor paso su vista al buzón, viendo que se encontraba abierto, visualizando una pequeña hoja, de inmediato volvió a pasar su vista hacia ellos, aunque más bien más a la pelirroja.
— ¿Acabas de dejarle una nota a mi hermana? — cuestionó, cruzando sus brazos.
Dustin río levemente al verlo de tal modo, ya que con su pijama no se le podía tomar en serio.
Por parte de la ojiazul, solo pudo asentir levemente, aunque nunca sin dejarlo ver.
Ambos amigos esperaban que Harry los corriera junto con la nota, sin embargo, ambos se sorprendieron al ver su leve sonrisa.
— Voy a dejar que dejes tu nota ahí — accedió — Pero para la otra avisen, entran como ladrones.
Ante tal comentario, sólo Henderson soltó una risa, lo que ocasionó que los otros dos solo lo mirarán esperando que parará.
— Es mejor que se vayan — propuso — Dilay llegará pronto, y no creó que tengas planeado verla o platicar con ella ahora.
Mayfield asintió de nuevo, no había pronunciado alguna palabra al ver a Harry después de tanto tiempo, aunque su perplejidad era más al darse cuenta que no la había gritado diciéndole que se fuera de su casa.
Por último, Dustin tomó del brazo a su amiga, saliendo del lugar mientras Harry observava con curiosidad el buzón, quería hecharle un vistazo a la nota, sabía que no debía de meterse en sus cosas, pero su curiosidad estaba por los cielos.
El chico terminó por darse media vuelta, caminando hacia adentro de su casa, rendido a que tenía que esperar a que su hermana llegara para saber lo que decía aquella hoja de papel.
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