04 | Cheerleading Club
↳▮ ⋆ ࣪. 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 :
❛Club de porristas❛
Una chica castaña se encontraba en el club de caligrafía, está se encontraba sentada sola, ya que Olivia, fue obligada por su novio a sentarse juntó a el.
Brogan, el novio de su mejor amiga, no eligió tal clube por voluntad, si no, porque sus notas no le permitían elegir un clube de su preferencia, contando que además, los demás chicos, no querían a Brogan junto con ellos en deportes, más que nada, los chicos de basquetbol, ya que lo describían como una persona impulsiva y para nada amable.
Aunque para su mala suerte, oh no, también en aquella aula se encontraba Maxine Mayfield, quien se sentaba unas cuantas mesas atrás de ella.
Sin que su profesor se diera cuenta, de su bolsillo sacó aquella nota anterior, volviendo a leer con detenimiento aquellas palabras, al terminarlo de leer, decidió voltear hacia atrás, con intenciones de ver a aquella pelirroja.
Max, al darse cuenta de la mirada de la castaña sobre ella, le dió una leve sonrisa, causando que Dilay se volteara rápidamente, con un leve nerviosismo, la ojiazul bajó su mirada hacia el cuaderno, necesitaba tanto hablarle.
Entre su mochila, intentaba buscar algo entre sus cosas, finalmente al fijarse debajo de las flores que llevaba, tomó un pequeño papel color verde limón. Puso aquella hoja en su mesa, empezando a escribir una nota para después ir a dejarla en el casillero de Lynn, por ahora tenía que esperar a que el clube acabará.
La mirada de la pelirroja divagó por todo el salón, hasta Olivia Russo y su novio, observava como el chico la jaloneaba, mientras que también parecía reclamarle algo en voz baja para no ser escuchado por el profesor.
— No pienses en meterte — habló Dustin, quien se sentaba atrás de ella, ya que vio la intenciones de su amiga, decirle al profesor de la situación — A Olivia no le agradas del todo, puede que se lo tome a mal.
Max al escucharlo, asintió levemente, tal vez si decía algo y la rubia se enojaba, tenía menos posibilidad de acercarse a la castaña, ya que sabía que las amistades influyen mucho, almenos en una mujer, eso creía.
La clase transcurrió normal, aunque Max aveces se perdía en aquella castaña, mientras que Dilay, en sus pensamientos estaban aquella notas y flores, hasta que finalmente acabo aquella hora.
El club de caligrafía, habían terminado, por lo cuál, los estudiantes debían regresar a sus casas.
Dilay se encontraba abriendo su casillero, al abrirlo completamente, una pequeña hoja cayó de aquel pequeño lugar. Se agachó para recoger tal hoja, hasta volver a estar parada enfrente de su casillero.
Rápidamente la empezó a leer.
Aunque te deje buscar, nunca te deje de querer
Max Mayfield —
Leyó lentamente aquella nota, por instinto, volteó hacía todos lados, intentando ver si Mayfield se encontraba cercas del pasillo.
Al verificar que no era así, volvió hacía su casillero, notando que ahora no había ni una flor, eso pareció decepcionarla.
Sin pensarlo mucho dejo aquella hoja de nuevo en su lugar, recordando aquellas letras.
¿Realmente se había olvidado de Max? ¿O solo su mente le hacia creer eso?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz femenina.
— ¡Dilay! — la llamó una chica, llegando hacia ella — Necesito que hablemos sobre el clube.
La castaña rápidamente reconoció aquella dulce voz, se trataba de Chrissy Cunningham, la porrista más popular de la escuela, aunque era muy amable para aquel papel.
— ¿Sobre qué exactamente? — cuestionó, intentando recordarlo.
— ¿Lo has olvidado? — preguntó, Dilay asintió apenada. Chrissy siguió — Sobre la propuesta de que te unas a las porristas.
Lynn suspiro, lo había olvidado por completo, pasó sus manos por su rostro — Lo siento, se me olvidó por completo — admitió — Pero, no sé si se lo mejor, ni siquiera se pararme de manos.
— Para eso es el clube, Dilay, para aprender — ánimo — Las competencias son hasta que inicien las clases — informó — Además, yo te puedo ayudar.
La castaña parecía convencerse, realmente también necesitaba un clube en el cual estuviera fuera de un aula, además de herbologia.
— Está bien — respondió con una leve sonrisa — Sólo espero que el uniforme me quede bien — mencionó algo no muy convencida.
— No te preocupes, te quedará perfecto — Habló Cunningham, quien con mucha emoción, le entrego su respectivo uniforme a la castaña.
— Te avisaré cuando sea la primera práctica, tengo que irme con las demás — se despidio rápidamente, emocionada por contarle lo sucedido a las demás.
Dilay se despidió de un ademán con su mano, acto que copeo la chica.
Al volver a regresar a la realidad, notó que la mayoría ya se había retirado del lugar, por lo cuál, tomó rápidamente sus cosas y las metió en su pequeño bolso, sin olvidar aquella pequeña nota.
Apresurada salió de las instalaciones de la escuela, empezando su recorrido para llegar a su hogar.
La castaña se encontraba llegando a su casa, quien estaba con ella, era Olivia, ya que dicidieron pasar la tarde juntas.
Al abrir la puerta de la cerca, ambas notaron que en la casa de aves, se encontraban unas flores, claramente también una nota.
— ¿En serio? — cuestionó la rubia, ambas se acercaron, hasta que Lynn las tomó — ¿Como hizo para llegar más rápido que nosotras?
Dilay ignoró por completo aquellos comentarios, dándose cuenta que tales flores, se trataban de los claveles rojos.
Esta mañana les he contado a las flores lo que volvería hacer por tí, volví sonreir al ver su hermoso florecer
MadMax—
Dilay logró escuchar un bufido por parte de su amiga.
< ¿Olivia quisiera seguir siendo su mejor amiga si perdonara
a Max? > Pensó, mientras veía de reojo a la rubia.
— Por favor, Dilay — habló Olivia al ver la leve sonrisa de la castaña — No eres estúpida.
Lynn se quedó unos segundos en silencio antes tales palabras, tomó con fuerzas aquellas flores.
— No, en realidad, lo soy — confesó, bajando el tono de su voz — Pienso todo el tiempo en ella.
Russo logró soltar un suspiro — Es decir — retractó la rubia — Todos merecen segundas oportunidades — opinó, mientras cruzaba sus brazos — Pero, ¿Max? — cuestionó, alzando una ceja, recordando lo pasado.
Dilay bajó la mirada a aquellas flores, pasó su mirada de nuevo a su amiga, formando una mueca — Los claveles rojos simbolizan el amor, orgullo y la admiración.
— No se cómo puedes aprenderte los significados de cada flor — protestó Russo confundida — Yo no puedo aprenderme ni 20 elementos de la tabla periódica.
Lynn soltó una leve risa, aunque, por dentro estaba totalmente confundida, sabía que Olivia y Max podrían tener sus choques, tarde o temprano.
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