02 | Blue Roses

↳▮  ⋆ ࣪. 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐎𝐒 :
❛Rosas azules❛


Una chica pelirroja se encontraba paseando por las calles de Hawkins, exactamente siguiendo un caminó para llegar a los clubes.

Los clubes consistían en que todos los estudiantes debían asistir, no necesariamente eran clases, eran pequeños pasa tiempos que dejaban aprendizajes, según el plantel educativo, realmente ningún estudiante lo tomaba en serio.

Max se mantenía con sus audífonos puestos, mientras que se desplazaba con ayuda de su skate. La mano de la pelirroja llegó hasta la bolsa de su suéter, dejando a la vista un sobré, el cuál contenía una nota dentro de esté.

La chica se cuestionó por unos minutos, le hacía falta algo más, no podía darle solo una nota a la chica que quería recuperar, merecía algo más.

Al pasar su vista a su alrededor,  logró visualizar una tienda de flores, de inmediato tomó esa opción al recordar lo tanto que le gustaban a Lynn.

Mayfield rápidamente bajó de su skate para tomarlo con su mano, y entrar en aquella florería, prestando atención a cada flor que veía.

Su pasó paró al estar enfrente de unas extrañas flores llamadas Rosas Azules, la ojiazul jamás vió unas iguales, oh tal vez no prestaba mucha atención a ese tema.

Sin pensarlo mucho, tomó dos de estas, lista en el mostrador saco 4 dólares, la mostradora las puso en forma de un pequeño ramo, notó que la empleada puso una pequeña información en estas, un tanto extrañada agredecio para después salir del local.

Al estar de nuevo en la acera del lugar, tomó con seguridad aquellas flores, ya que no quería que se fueran a arruinar, antes de dar el primer paso, una voz reconocible se lo impidió.

— ¡Max! — la chica se volteó — Me alegró de verte por aquí.

De quien se trataba, era de Dustin Henderson, quien saludo con gusto a la pelirroja. Ya que habían pasado algunos meses, el chico no era de las personas de dejar de hablarle a las personas que realmente no eran malas.

Y Henderson estaba completamente seguro de que aquella ojiazul no era mala, ni lo sería.

— Dustin — devolvió el saludo, algo neutral, aunque algo feliz en su interior — Puedo decir lo mismo.

El de rulos dejo escapar una risa agradable, aunque está paro cuando visualizo las flores que se encontraban en las manos de su amiga. Sin pensarlo mucho sonrió, alzando ambas cejas.

— ¿Para quien son? — preguntó, aunque rápidamente se desvió al ver la pequeña información que estaba sobre ellas, lo tomó con cuidado para leerlo en voz alta.

Dato sobre las Rosas Azules

• Según los victorianos, que promovían la floriografia, el lenguaje de las flores, las rosas azules representan el misterio o el intentó de alcanzar algo "imposible".

Max al escuchar lo leído por el chico, noto que era eso lo que la mostradora había puesto.

Dustin de inmediato razonó todo — Espera — su rostro se torno algo sorprendidendo — ¿Son para Dilay? — preguntó esperando una respuesta clara.

Max no pensó ocultarlo — Lo son — respondió, el chico soltó un grito ahogado de emoción, a lo que la ojiazul frunció el ceño — De todos modos, no razones esa información con mi elecciones en estas flores, no lo sabía.

La pelirroja empezó a caminar hasta sentarse en una banca, terminando por poner su mochila en la mesa. Mientras que Henderson tomaba asiento a su lado, realmente necesitaba contexto del intento que haría la chica para recuperar a Lynn.

La ojiazul sacó el sobre de su bolsillo. El de rulos sonrió — ¡Wow! ¿Le darás una nota? — cuestionó algo obvio.

Está asintió levemente, al tener el bolígrafo en su mano para escribir en la hoja, noto la intensa mirada de Dustin, de inmediato lo volteó a ver — No es por molestar, pero, ¿Podrías no ver tanto? — cuestionó — No me concéntrare en que escribir.

El chico asintió varias veces, sin resongar se volteó para alejarse un poco, aunque se mantenía hechando vistazos a la pelirroja.

La ojiazul soltó un suspiro, empezó a conectar lo que sentía por la castaña, con las flores, con sus logros, junto con algunas cosas más. Al terminar de escribir todo, empezó a checarlo para verificar la buena ortografía, al confirmarlo, volvió a guardarlo en su sobre.

Por otro lado, Dustin al ver que su amiga había terminado de escribir la nota, rápidamente corrió hacia ella.

— ¿Puedo leerlo? — preguntó emocionado — Por favor.

Max lo volteó a ver, algo extrañada— ¿No me odias? — cuestionó, ignorando el comentario anterior.

— ¿Por qué lo haría? — preguntó sin dejarla de ver.

— Es algo obvio — confesó — Por el daño que cause en Dilay, apesar de que la amaba, bueno, realmente no lo deje de hacer.

Henderson formó una mueca — Maxine — coloco su mano en el hombro de la chica — Se que no eres mala, y puedo ver en ti el arrepentimiento que sientes — habló con lentitud — Siempre he sido del pensamiento de que la primera oportunidad se da, la segunda se gana, y la tercera no existe.

Max logró darle una sonrisa amistosa, era de los pocos de sus anteriores amigos que le hablaba después de aquellos sucesos, y esas palabras de Henderson, le venían muy bien para no atormentarse tanto por los errores que había cometido.

Desde ese día, sin saberlo alguno de los dos, Dustin Henderson sería cómplice de aquel plan de la adolescente pelirroja, y eso podría ser aún más divertido.

En los clubes de Hawkins, ya se encontraban dos mejores amigas, Dilay Lynn y Olivia Russo.

Ambas se mantenían aún lado de sus respectivos casilleros, ya que habían suplicado al director que les tocarán sus casilleros juntos, y lo habían logrado después de unas cuantas semanas.

La castaña se encontraba leyendo el periódico del pueblo, extrañada le dió una mirada a su amiga — Me preguntó porque pausaron algunos trabajos — prestó atención en el siguiente párrafo — Parece que el mío es uno de ellos.

Olivia al escuchar tales palabras, abrió su boca un tanto emocionada — Eso quiere decir que tenemos tardes para salir — sonrió, mientras sacaba unas cuantas galletas de mermelada.

Dilay la observó con atención — ¿Desde cuándo tu obsesión por el helado paso a las galletas de mermelada? — cuestionó con una sonrisa, pues recordaba lo tanto que le gustaba.

— Mi madre me obligó a dejar de comerlo cuando me comí 4 botes de helado yo sola — contó, mientras la castaña abrió más los ojos sorprendida — Tuve que buscar una cosa para dejar el helado — alzó la galleta con una sonrisa.

— Pero volviste a lo mismo — argumentó Lynn. La rubia encogió sus hombros — Almenos te obsesionaste con algo que me gusta, estaba un poco harta de comer solo helado cuando salíamos.

Lynn río ante su propio comentario, aunque dejó de hacerlo cuando notó la repentina mirada sería de su amiga, pues veía algo detrás de ella.

De inmediato se volteó para ver lo que tanto veía la rubia, finalmente vió como su amigo, Dustin, entraba junto con Max, mientras hablaban entre sí.

— ¿Desde cuándo Dustin le habla a ella? — cuestionó Russo sin mostrar alguna expresión, ahora, la rubia no se molestaba en llamar por su nombre a aquella pelirroja.

La castaña volvió su vista a ella — Tal vez jamás le dejo de hablar — encogió sus hombros — Si es por lo de hace meses, no veo el problema, no puedo controlar a alguien, mucho menos decirle con quién se junte y con quién no.

Olivia soltó un suspiro cansado — Como digas — mencionó, mientras tomaba su bolso — Pero yo jamás le hablaría a la persona que le hizo daño a mi amiga, aunque, en este caso, mejor amiga.

Russo frunció el ceño — No puedo creer que yo esté más enojada que tú, Dilay — la observó con atención — Definitivamente eres un sol, nadie te merece — mencionó con un toque divertido, haciendo reír a su amiga.

Su plática se vió interrumpida por las bocinas del lugar, indicando que los clubes comenzaban, habían varios, así que las chicas tenían algunos en dónde estaban juntas y en otras no, en este caso, les tocaba un clubes completamente diferente.

Olivia se despidió de su amiga — Nos tenemos que poner de acuerdo para salir, está dicho — mencionó por último, ya que rápidamente se fue del pasillo para llegar a su clube.

Por otro lado, la castaña se quedó unos segundos más en su casillero, pensó en las palabras anteriores de Russo.

¿Nadie la merecía por ser un "sol"? Oh más bien,
¿Era demasiado ingenua y cualquiera podría verle la cara?

Sus pensamientos fueron alejados por la instructora del lugar, quien con un megáfono la saco de sus preguntas.

— Señorita Lynn — un pequeño respingo en la adolescente hubo — Ningún alumno puede quedarse en los pasillos en horas de clubes, pase rápidamente al que le corresponde — pidió, casi ordenando.

Dilay rápidamente tomó su pequeña mochila, al caminar por el pasillo y darse cuenta que había perdido a la instructora, sobó sus oídos, ya que la instructora había usado el megáfono casi enfrente de ella, definitivamente odiaba ese artefacto.


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