𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐍𝐈𝐍𝐄. this is the night, its a beautiful night and we call it bella notte


𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄. ❛ esta es la noche, es una noche hermosa y la llamamos bella notte




NADIE SABÍA QUÉ DEMONIOS LE HABÍAN ECHADO A LA COMIDA de sus senseis, pero todos estaban sorprendidos al verlos colaborar de esa forma tan... pacífica. Entrenaban, se escuchaban, compartían algunos movimientos... Y eso no podía poner a Melody más contenta.

—¿A qué se debe esa sonrisa?—preguntó Marie al ver la expresión de felicidad de su hija—. No me malinterpretes, te sienta de maravilla, pero hacía mucho tiempo que no la veía.

La menor se acercó a su madre y la abrazó con fuerza.

—Todo está yendo de maravilla, Johnny y Daniel están trabajando juntos como dos adultos normales y no como los dos raritos a los que le importa lo que haya pasado hace treinta años que son—Su madre rió y le hizo un hueco en la cama de su habitación de la clínica para que la chica se sentara junto a ella.

—No te creo.

—¡Te lo prometo! Incluso hoy Johnny se burló de la patada que hizo que Daniel ganara el torneo en el ochenta y cuatro, ¡y Larusso se lo tomó en broma!—La mujer sonrió al ver a su hija tan entusiasmada—. Es una pena que solo sea para destruir Cobra Kai.

Al notar el cambio tan drástico en el ánimo de su hija, Marie frunció el ceño.

—¿Qué pasa?—Melody suspiró y sacudió la cabeza.

—Estaba pensando...—La menor se humedeció los labios—. ¿Te acuerdas de Tory?

—¿La chica que casi te mata en una pelea y te dejó dos cicatrices y un trauma? Sí, claro que me acuerdo—Respondió su madre y ella frunció los labios.

—Sí. Esa. La que también fue mi amiga durante la mayoría del verano y con la que me llevaba muy bien—sacudió su cabeza—. El caso es que, el otro día los de Cobra Kai entraron a casa de Sam mientras nosotros estábamos dentro—Marie alzó ambas cejas, desconcertada—. Los Larusso decidieron no llamar a la policía, pero han puesto una alarma—Explicó—. Bueno, eso, que...

—Tory era una de esos Cobra Kais—Dedujo la mujer y su hija asintió.

—Sí. Lo que pasa es que peleamos, de nuevo, y le dije que no le tenía miedo. Y no lo tengo—aclaró—. Pero no sé... una parte de mí siente que fui demasiado dura con ella, aunque tampoco es que ella me diera la oportunidad para explicarme—Murmuró.

—Bueno, estabais en medio de una pelea que ella empezó, no creo que tuviera muchas ganas de escuchar. Pero, ¿has probado a hablar con ella en un ambiente relajado donde no vuelen puños o cuerpos?—Melody negó con una pequeña sonrisa—. Pues deberías intentarlo si tú crees que es lo correcto. Aunque a mí me parece una locura porque te ha dejado marcas que van a tardar mucho en sanar y no me refiero a las cicatrices.

—Ya pero, siento que este es mi desastre, ella también salió mal parada en todo este lío que yo empecé—Marie acarició la barbilla de su hija con cariño.

—Mi niña—Ambas se fundieron en un abrazo y Melody frunció el ceño al notar algo raro en el pecho de su madre.

—¿Qué es eso que sale de tu pecho? Eso que no son las tetas—La mujer rió y se separó de la menor.

—Es la razón por la que quería que vinieras, la verdad—Melody se acomodó en su sitio y miró a su madre fijamente—. Tengo noticias.

—¿Buenas o malas?—preguntó con desconfianza.

—Noticias—Aquella respuesta no fue suficiente para impedir que el estómago de la chica se revolviera. ¿Y si algo iba mal?—. El doctor ha dicho que el tratamiento está funcionando y me han puesto una parte de una máquina en el pecho para que, cuando esté en casa, pueda seguir con el tratamiento gracias a esa máquina y no estar aquí.

Melody parpadeó un par de veces, analizando aquella información.

—Espera... ¿Eso significa que vuelves a casa?—Marie ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa, pero no dijo que no. Melody soltó un pequeño grito de alegría—. ¡Eso es genial, mamá!

—Pero eso no es todo—La expresión de la menor se volvió una de horror, ¿había más? La mujer rió antes de seguir hablando—. No es nada horrible, puedes relajarte.

—Oh—Ella soltó una risita mientras destensaba su cuerpo y luego miró a su madre—. ¿Pero es malo?

—Bueno... Depende de por donde lo mires—Melody frunció el ceño—. Ya sabes que nuestra casa no es la mejor de todas—La castaña asintió—. Así que no podré hacer mi tratamiento allí—La menor se entristeció.

—¿Eso significa que no vas a salir de aquí?—preguntó apenada.

—No exactamente—Melody la miró, completamente confundida—. Audrey, mi jefa, me ha llamado esta mañana, quería saber cómo me iba ya que hay algunos problemas en la boutique y yo le he contado la situación. Así que me ha ofrecido que vayamos a vivir con ella a Encino y así yo pueda trabajar desde su estudio en casa.

La castaña parpadeó, asimilando aquella información. ¿Mudarse de Reseda? Era un cambio demasiado grande para ella.

—¿Dejar a Johnny?—Murmuró más para ella que para su madre.

—No tenemos que ir si no quieres—Aseguró la mujer.

—No—Le cortó ella—. Sí quiero—Marie la miró confundida.

—¿Estás segura?—La castaña asintió.

—Sí. La moda es tu pasión, mamá. No quiero ser la razón por la que tardas más tiempo en hacer lo que te gusta—Su madre la miró con cariño y luego la estrujó entre sus brazos.

—Eres la mejor hija del mundo, ¿lo sabías?

—Y tú la mejor madre—La mujer sonrió—. Aunque sí lo sabía.

Ambas rieron y se quedaron abrazadas durante unos segundos.

Volvían a casa. Su madre volvía a casa.





(...)





—MARCHANDO OTRA RECIÉN HECHA—Anunció Daniel—. ¿Seguro que habrá suficiente carne en la pizza?

—Lleva cuatro animales distintos. Es de machotes—Respondió Johnny, sacándole una sonrisa al otro hombre.

La razón por la que todos estaban reunidos había sido el retorno de Marie de la clínica. Daniel había invitado a las dos chicas, a Johnny y a la familia de Miguel para poder cenar todos juntos y celebrar que la mujer estaba mejorando con su salud.

Las risas de Amanda y Carmen llamaron la atención del rubio, especialmente la última.

—¿Problemas en el paraíso?—cuestionó Larusso—. Me di cuenta de que habéis venido en coches separados.

—No, todo bien. Pero quiere ir despacio.

—¿Ir despacio? No sabía que pudieras hacerlo.

—¿Ah, sí, listillo?—Johnny le lanzó el tapón de su cerveza y Daniel lo agarró en el aire—. Buenos reflejos.

—Oye, ¿puedes quitar el brócoli rabe del fuego? Voy a por vino, deben de estar al llegar. Es la cosa verde de la sartén.

—Tranqui—Johnny obedeció y Miguel bajó casi corriendo las escaleras.

—Ya casi están aquí—Anunció con una sonrisa de emoción, sonrisa que se ensanchó cuando sonó el timbre.

Daniel apareció con una botella de vino en la mano y abrió la puerta.

Marie y Melody sonrieron al otro lado de esta. La mujer tenía un cable que pasaba por debajo de su nariz y una especie de aparato conectado a su pecho, que servía para ir eliminando la mucosidad acumulada en sus pulmones.

Pero lo que más destacaba era la sonrisa radiante en su rostro.

—¡Bienvenidas!—Daniel estrechó a Marie entre sus brazos mientras Melody se acercaba a Miguel y él le pasaba una mano por la cintura a la vez que ella apoyaba su cabeza en el hombro del chico.

—Madre mía, hacía tiempo que no recibía uno de los abrazos Larusso—Habló la mujer entre risas.

—Más de treinta años.

—Quién lo diría—Ambos se separaron y Marie se dirigió a Amanda—. ¡Hola! Marie Peters, tú debes de ser Amanda—Ambas se estrecharon la mano con una sonrisa.

—Esa soy yo—dijo la señora Larusso a la vez que Sam bajaba las escaleras. Le había estado enseñando la casa a Miguel pero este salió corriendo al recibir un mensaje y la dejó sola en uno de los pasillos.

—¡Carmen!—Las dos antiguas vecinas se dieron un abrazo y se separaron cuando una voz habló detrás de ellas.

—Te ves horrible—opinó Johnny.

—¿Pero qué dices tú, ricitos de oro? Me veo fabulosa

—Cuidado, dice que ricitos de oro no es un buen insulto—Habló Melody con una sonrisa. Le alegraba ver a su madre tan feliz y tan llena de luz.

—No pienso preguntar cómo has obtenido tú esa información—Le dijo a su hija, haciendo que Miguel riera por la expresión un poco avergonzada de la chica—. Ven aquí, Lawrence—Ambos se dieron un abrazo—. Gracias por cuidar de ella—Murmuró en su hombro y el hombre sonrió.

—No hay de qué.

Daniel dio una palmada—Bueno, aún queda una pizza en el horno así que podéis sentaros en el sofá mientras se hace y los niños pueden ir arriba.

Lo que al principio a Melody le parecía una conversación de tres mujeres, acabó siendo una conversación demasiado detallada entre tres mujeres.

—¡Niños, a cenar!—Los tres dejaron sus manojos de cartas sobre la cama de Sam y bajaron cuanto antes.

—No me habías dicho que Tory te había estampado un jarrón contra la cabeza—Se quejó Marie mientras se interponía en el camino de su hija.

Melody suspiró y apartó un poco a su madre del resto de gente.

—Ni que tuvieras ataques de ansiedad solo al oírle hablar—La mujer se cruzó de brazos.

—Mamá, escúchame. No te lo conté porque sabía que reaccionarías así.

—¿Así cómo? ¿Cómo cualquier madre intentando proteger a su hija de una psicópata?—Exclamó en un susurro.

—No es una psicópata, ¿vale? Tory es buena persona—Aseguró—. Simplemente tiene problemas económicos, su madre está enferma.

—Igual que la tuya y tú no vas por ahí intentando matar a la gente—Protestó la mujer.

—Ya, pero yo sabía que tú te ibas a poner bien, mamá. Creo que la suya solo va a peor—Murmuró la castaña mientras sentía su corazón encogerse solo al imaginarse esa situación.

Marie suspiró—¿De verdad crees que es buena chica?—Melody asintió y la mayor volvió a suspirar—. Está bien, entonces yo también—Su hija dibujó una pequeña sonrisa en su rostro—. Pero si te vuelve a hacer algo, me lo cuentas inmediatamente, ¿queda claro?—Melody asintió, sonriendo de nuevo y su madre le acarició la mejilla—. Dios, a veces pienso que te crié demasiado bien—La castaña rió—. Venga, a cenar.

Melody se dejó caer en el asiento vacío que estaba al lado de Miguel

—¿Todo bien?—Le susurró el latino y ella le sonrió.

—Sí, todo perfecto—Ella agarró la mano del chico, que descansaba sobre la mesa—. Gracias por preocuparte.

—Creo que nunca me cansaré de veros a los dos juntos—Dijo Carmen mientras miraba a Johnny y a Daniel.

—Bueno, déjame decirte que cuando Melody me lo contó no creí que fuera verdad. ¡Pero míralos! ¡Aún no se han matado!—Las mujeres rieron con el comentario de Marie.

—La última vez que estuvieron juntos en una cocina... Menos mal que no había cuchillos cerca.

—Brindo por eso—Amanda y Johnny hicieron un pequeño brindis.

—¿Y qué tal todo por aquí? Melody me contó que sigues en el concesionario.

—Sí, seguimos allí. Y no pensamos en ir a ninguna parte, el concesionario va mejor que en años—Le respondió Daniel a Marie—. Sam pondrá el piloto automático cuando se encargue, ¿verdad, Sam?

—Papá...

—¿Te vas a hacer cargo del concesionario?—preguntó Melody.

—¡Eso es increíble!—añadió Miguel.

—Bueno...

—No, es broma—interrumpió Larusso—. De pequeña. Sam iba por el concesionario como si fuera suyo.

—¿Y te extraña?—preguntó Amanda—. Prácticamente se crió en ese salón. Casi nace allí.

—Sam decidirá lo que quiere hacer con su vida. Si decide estudiar cerca y sacarse su máster en la USC, la UCLA... pues mejor para ella—Melody no pudo evitar darse cuenta de la cara de incomodidad de Sam mientras hablaba su padre.

—Oye, Miguel, ¿qué tal el instituto?—cuestionó la madre de Sam.

—Oh, bien.

—Está siendo modesto—Habló Melody—. Ha sacado todo sobresalientes.

—¡Igual que tú!—Le reprochó el chico y ambos rieron.

—¡Wow!

—Sí, son unos empollones—La castaña miró mal a Johnny, que se dedicó a beber un trago de su cerveza con diversión.

—Con esas notas, podéis estudiar donde queráis. ¿Ya tenéis preferencias?

—La verdad es que yo no tengo ni idea—admitió Melody, un poco avergonzada—. Aún no he encontrado algo que me guste tanto como para dedicarme a ello. Pero Miguel ha pensado en algunas universidades, ¿verdad?

—Sí, me gustaría ir a Stanford—Daniel miró al pelinegro, sorprendido.

—Es muy buena universidad.

—Sí, creo que es la sexta del país. Y el campus es precioso—Melody sonrió al ver al chico hablar tan emocionado.

—Es una de sus opciones—Interrumpió Carmen—. Pero, madre mía, lo que cuesta... También pensamos en Santa Monica College. ¿Verdad, Miguel?—El pelinegro asintió, un poco desanimado—. Ahorramos dinero, vivimos en casa y luego vemos qué hacemos a partir de ahí.

—Está muy bien, junto a la playa—Dijo Daniel, intentando animar al chico—. ¿Has visto el campus?

—No, la verdad es que no—Miguel estiró la mano para poder echarse un poco de ensalada, pero accidentalmente tiró la copa de vino del señor Larusso sobre el hombre—. ¡Ay, mierda! Quiero decir... ¡Lo siento!—Corrigió.

—No, tranquilo. Solo es un poco de vino. ¿Verdad?—Miguel se sentó de nuevo, sintiendo que había metido la pata, hasta que Melody habló.

—El señor Larusso tiene razón, eso con echarle vinagre, luego darle con detergente y lavarlo en agua caliente ya sale—Todos la miraron un poco impresionados—. ¿Qué? Cuando eres torpe y te manchas con todo aprendes un poco sobre las manchas.

—Melody, ya te lo dije, llámame Daniel. Eres parte de la familia—Ella asintió avergonzada y luego miró hacia Miguel cuando éste apretó su mano bajo la mesa.

Él articuló un gracias y ella le sonrió antes de servirle un poco de ensalada.





(...)





—¿ENTONCES ME OCUPO DE LOS DE EAGLE FANG MAÑANA?—Le preguntó Daniel a Johnny mientras se estrujaban la mano.

—Sí. Tengo algunas ideas para darle caña a la defensa de los tuyos—Larusso rió—. Que tanta defensa no os vuelva blandos—Le dijo el rubio a Melody y Miguel.

—Mañana será genial. Mientras el sensei os traiga de vuelta sanos y salvos.

—No prometo nada.

—Deberías hacerlo.

—Vale, tranquilidad—interrumpió Marie—. Madre mía, treinta años después y sigo intentando frenar vuestras discusiones—Se lamentó en voz alta, sacándole varias risas a los presentes.

—Hay cosas que nunca cambian.

—Adiós, Larussos—Se despidió Johnny y luego el resto copiaron su acción.

Una vez fuera, Melody se acercó a Miguel.

—¿Seguro que no quieres venir a casa? Puedo enseñarte mi habitación. Tengo una silla con ruedas para estudiar y una ventana gigante que tiene vistas a la parte delantera de la casa—Presumió mientras agarraba las manos del chico, que rió.

—Me encantaría, pero mañana hay entrenamiento y ya sabes cómo es mi madre. Quiere que duerma las ocho horas diarias—La castaña asintió—. Pero tal vez mañana—Propuso él con una pequeña sonrisa.

—Sí, eso estaría bien—Murmuró.

Sintió un hormigueo en sus labios cuando los ojos de Díaz se posaron sobre ellos, pero antes de que pudieran hacer nada una voz les llamó la atención a ambos.

—¡Chicos, se hace tarde!

—Nos vemos mañana—Melody tuvo que ponerse de puntillas para dejar un beso sobre la mejilla del chico y luego se alejó.

—Sí, mañana—Suspiró.

Ella se dio la vuelta y le sonrió antes de alejarse caminando junto a su madre. Mientras tanto, él intentó que al darse la vuelta, su madre no se diera cuenta del rubor que cubría sus mejillas.





(...)





—TIRASTE UNA COPA DE VINO, ¿Y QUÉ?—preguntó Hawk mientras estiraba.

—No sé, tío. Deberías haber oído cómo le dijo que era parte de la familia. Y yo hablando de que no puedo pagar la universidad... ¿Y si no me ven apto para ella?

—Tío, eres el Serpiente—interrumpió el pelirrojo—, campeón del All Valley. Enséñale al señor Larusso quién eres. Fijo que podrás con lo que nos ponga hoy—Eli frunció el ceño—. Oye, hablando de Melody, ¿dónde está?

—Oh, ayer me mandó un mensaje super tarde, se enredó con lo de la mudanza, así que probablemente se quedó dormida—Explicó Miguel—. Espero que llegue a tiempo al entrenamiento.

—Comparado con el sensei Lawrence, esto serán unas vacaciones—opinó Mitch.

—¿Quién se va de vacaciones?—preguntó Daniel, apareciendo con Melody al lado.

—Nadie. ¿Qué nos tiene preparado, señor Larusso?—habló Miguel.

—Seguidme—Los menores obedecieron—. A ver, sé que os han enseñado a pegar primero. Pero, ¿qué hacéis cuando el rival es más rápido?

—¿Son peces de verdad?—preguntó Mitch al ver los peces nadando en el estanque.

—No, son cabras con aletas—Se burló Melody.

—Desde luego que lo son, Mitch—Confirmó Daniel con una sonrisa—. La lección de hoy es sencilla: coger un pez. Pero, como sé que os gusta la competición, lo haremos más interesante: el primero que lo consiga tendrá el honor de dirigir la clase esta semana. Y elegir el próximo sabor de Gatorade.

—¡Toma ya!—Celebró Mitch—. Espero que os guste el Glacier Freeze.

—¿Dónde están las cañas?—preguntó Miguel.

—En mi garaje.

—¿Tenemos que cogerlos con nuestras manos?—Daniel asintió con la pregunta de la única chica de aquel dojo.

—Exacto. Preparados, listos, ¡ya!

Los estudiantes se acercaron al agua y comenzaron a intentar coger a uno de esos animales.

Miguel, sin embargo, lo intentó con tantas ganas que acabó en el agua, haciendo que todos rieran.

—Parece que tu plan hace agua—Melody se tapó la boca con la mano para intentar cubrir su sonrisa—. Venga, vamos a que te seques.

Una vez acabada la clase, todos conversaban sobre el fracaso que había supuesto aquella lección.

—Por poco pillo una. He tocado escamas fijo.

—Sé de un restaurante chino con acuario. Podemos ir a practicar, ¿os venís?—Le preguntó Hawk a Melody y a Miguel.

—No, me recoge mi madre.

—Y yo tengo que seguir con la mudanza—Se excusó la chica.

—Vale. Pues no te mojes, colega—Se burló el chico de la cresta mientras le daba un golpe suave en el pecho.

Una vez los chicos se fueron, Melody se volvió hacia Miguel.

—¿Estás seguro de que estás bien?

—Sí, ya te lo he dicho. Solo es agua—Respondió él con una sonrisa.

—Podrías haberte hecho daño con una piedra, o un pez pudo haberte mordido—Se excusó ella y los dos rieron.

El teléfono del chico comenzó a sonar.

—Hola mamá—La castaña solo podía escuchar lo que decía el pelinegro—. Sí, ¿ya vienes? Sí, sigo en Miyagi-Do. ¿Qué? ¿Estás bien?—Melody frunció el ceño—. Vale. Sí, iré a casa en un Uber. Te quiero. Adiós—El chico colgó, pero antes de que ella pudiera preguntar. Daniel se le adelantó.

—¿Va todo bien?

—Mi madre tiene problemas con el coche—Explicó.

—¿Qué problemas? ¿Puedo ayudar?

—No, va a llamar a la grúa.

—No, de eso nada. Esos caraduras la van a sangrar. Llamo a un empleado y que lo recoja.

—No hace falta—Aseguró el latino.

—Miguel, me dedico a esto. Déjame ayudar.

—Vale. Gracias, señor Larusso.

—No hay problema, ¿vale? Venga, te llevo al taller y a ti a tu casa—Le dijo a los dos adolescentes.

—Oh, no hace falta...

—Melody, me pilla de camino. Vamos—La castaña asintió y se metió en el asiento trasero del coche a regañadientes.





(...)





MELODY HABÍA ENTRADO AL TALLER SOBRE SU MONOPATÍN Y SUJETANDO una bandeja con una mano, sonriendo satisfecha por estar poniendo a prueba su equilibrio.

—¡Señor Larusso!—Lo llamó ella aún con la sonrisa en la cara.

El hombre giró hacia ella y abrió mucho los ojos, sorprendido.

—¿Melody? ¿Qué haces aquí?—preguntó acercándose—. ¿Y qué es eso que huele tan bien?

—Son galletas. Las ha hecho mi madre para agradecerte la cena del otro día y que me llevaras hoy a casa—Daniel tomó la bandeja con delicadeza y chasqueó la lengua.

—No hacía falta.

—No te preocupes, me alegra verla tan activa—Respondió ella con sinceridad, pero no tardó en fruncir el ceño al reconocer a alguien arreglando un coche—. ¿Ese es Miguel?

—Oh, sí—El hombre sonrió—. Estoy ayudando a tu novio con el coche de su madre.

La castaña se atragantó con su saliva.

—Miguel no es mi novio—Corrigió rápidamente y Daniel alzó una ceja.

—Ya, claro.

—No, en serio—Aseguró—. Aún no hemos tenido esa conversación.

—¿Y a qué esperáis entonces?—La chica se ruborizó y decidió cambiar de tema.

—¿Te importa si...?—Melody hizo un gesto señalando al chico.

—Oh, no. Claro que puedes ir a hablar con él. Pero no lo distraigas mucho—La chica sonrió tímidamente.

—No lo haré.

Peters se acercó al latino y tomó una llave que había en una mesa para después apoyar su cadera en el coche.

—¿Sabes que Johnny Depp fue mecánico antes de hacerse famoso?—Miguel levantó la cabeza con rapidez en cuanto reconoció la voz de aquella chica.

—¿Mels? ¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó con una sonrisa y la chica rió al verlo tan emocionado.

—Bueno, mi madre ha hecho galletas para el señor Larusso y al parecer yo soy la única con transporte—Explicó señalando su monopatín y haciendo reír al chico.

Se mordió el labio, dubitativa, antes de seguir hablando.

—¿Cuándo acabas?—Miguel miró el coche y suspiró.

—No lo sé, la verdad. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque... ¿Recuerdas que acordamos que luego vendrías a ver mi casa?—El chico asintió mientras se limpiaba el aceite que tenía en las manos con un paño—. Pues estuve pensando y... a lo mejor... podríamos ir a cenar por ahí y pasar un rato juntos—Miguel se giró hacia ella con una pequeña sonrisa.

—¿Como una cita?—preguntó, haciendo que la chica se pusiera nerviosa.

—Sí... No. No sé. Si quieres podemos...—El cálido tacto de las manos del chico sobre las suyas hizo que parara de hablar.

—Ir a cenar suena bien—Dijo con una sonrisa—. Igual de bien que tener nuestra primera cita.

—Genial—Melody sonrió ampliamente—. Es una cita, entonces—El latino sonrió.

—Perfecto. ¿Paso a recogerte?—La castaña soltó una risa suave.

—Pero si no tienes coche.

—No, pero tengo unos pies preciosos que me llevan a donde quiera—Ambos rieron y ella asintió.

—Está bien. Nos vemos luego—Antes de alejarse, Melody no se lo pensó dos veces antes de dejar un corto beso sobre los labios del chico—. Adiós—Murmuró con las mejillas rojas antes de poner su skate en el suelo.

—Adiós—Dijo el chico de la misma forma y con una sonrisa tonta adornando sus labios.

Ella le dedicó una última y tímida sonrisa antes de abandonar aquel taller.

Tenían una cita. Por fin.





(...)





MENTIRÍA SI DIJERA QUE NO SE HABÍA CAMBIADO CINCO VECES buscando el atuendo perfecto, pero lo había hecho.

—Cariño, pongas lo que te pongas vas a estar perfecta—dijo Marie mientras le hacía unos retoques a los bocetos que tenía en su ordenador.

—No sé, ¿me pongo la chaqueta negra o la vaquera?—Preguntó con una prenda en cada mano.

—La vaquera—respondió la mujer sin dudarlo—. Y ya deja de preocuparte, va a pensar que estás preciosa hasta con un saco de patatas encima.

—Eso no lo sabes—Le reprochó la menor mientras se recogía los primeros mechones de su pelo y se los ataba a la parte de atrás de su cabeza.

—Sí lo sé—Aseguró Marie—. Vi vuestras miraditas durante la cena, ese chico está coladito por ti.

Melody no pudo evitar sonrojarse un poco—Aún así, es nuestra primera cita, no quiero fastidiarlo.

—¿Cita? ¿Con quién?—preguntó Audrey a la vez que entraba al estudio con varios rollos de tela en las manos.

—Con su novio—Respondió Marie con una sonrisa pícara.

—No es mi novio.

—Aún—Las dos adultas rieron mientras la adolescente bufaba, nerviosa.

—Bueno, he de admitir que te ves muy bien. Solo espero no tener que recoger su cadáver del suelo cuando te vea porque estás increíble—Halagó Audrey mirando el top blanco que había combinado con una falda floral negra y la chaqueta vaquera.

El timbre sonó y Melody se tensó de pies a cabeza—Ya está aquí.

Audrey salió corriendo a abrir la puerta y la castaña fue detrás suya, intentando impedir que lo hiciera, pero era demasiado tarde.

Cuando la castaña llegó a la entrada la boca de Miguel se abrió un poco de la sorpresa.

—Hola—Murmuró con timidez mientras alisaba su falda.

—Te ves muy bien—Dijo el pelinegro y ella sonrió.

—Te lo dije—Melody entrecerró los ojos mientras miraba a Audrey y esta rió—. Pasadlo bien—Le lanzó las llaves a la castaña y ella las atrapó al vuelo.

—¡Mamá! ¡Me voy!—Le gritó Peters.

—¡Vale! ¡Tened cuidado!

—Volved lo tarde que queráis, hoy ponen mi serie así que estaré despierta por si necesitáis algo—Los adolescentes le sonrieron a la mujer.

—Gracias, Audrey—Melody se despidió con la mano y ambos salieron de la casa.

—Es una casa muy bonita—opinó Miguel—. Y Audrey parece maja.

—Es increíble, hemos conectado muy rápido. ¡A ella también le gusta Marvel!—El latino rió—. Además es super guapa, me da mucha envidia—Melody notó cómo Miguel tragaba saliva y sonrió—. Puedes darme la razón, no me voy a enfadar porque te hayas fijado en la jefa de mi madre—Los dos rieron—. Mira, esa es mi ventana—La castaña señaló el cristal que había en la parte delantera de la casa y que estaba en el segundo piso.

—Es muy grande—Dijo Miguel—. ¿Tu habitación también es grande?—La chica asintió, emocionada.

—Aún está un poco vacía y las paredes están muy sosas pero aún me quedan muchas cosas que poner—Melody agarró el antebrazo del chico al tener una idea—. ¡Puedes ayudarme! Si quieres, claro—La chica se soltó y se sonrojó un poco al darse cuenta de que se había emocionado de más.

—Será un honor—Miguel le enseñó su brazo—. ¿Vamos?

La castaña enlazó su brazo con el de él y asintió—Vamos.





(...)





DESPUÉS DE CENAR Y DE HABLAR DURANTE UN BUEN RATO, Melody y Miguel caminaban por las calles del Valle, disfrutando de la cálida noche que los envolvía aquel día.

Estaban pasando por una zona de restaurantes y los dos reían mientras hablaban de cualquier cosa que se le ocurría.

Una melodía los envolvió y Melody paró de reír cuando reconoció la canción que aquellas notas formaban. Sus ojos fueron a parar sobre la banda que tocaba en la acera y apretó la mano de Miguel con emoción al darse cuenta de que estaban tocando Bella Notte.

This is the night. It's a beautiful night, and we call it bella notte...

—Me encanta esta canción—dijo con una sonrisa mientras disfrutaba el sonido del acordeón y de las armonías que adornaban aquella noche estrellada.

—¿Ah, sí?—La castaña asintió y frunció el ceño cuando Miguel frenó e hizo una especie de reverencia—. ¿Entonces tendré el honor de que esta hermosa señorita me conceda este baile?

Melody sonrió antes de acercarse al pelinegro y pasar sus brazos por su cuello, a la vez que él posicionaba sus manos en su cintura.

—Me encantaba ver esta película una y otra vez cuando era pequeña—admitió Melody mientras jugaba con uno de los mechones de la nuca de Miguel.

—¿Película?—La chica abrió mucho los ojos.

—No me digas que no has visto La Dama y el Vagabundo—dijo, alarmada.

—Oh, sí, claro que sí.

—Pues esta canción es de la película—Miguel arqueó una ceja.

—¿En serio?—preguntó el chico con una pequeña sonrisa al ver el brillo de emoción relucir en los ojos de la chica.

—Pues claro, es la parte en la que están comiendo los espaguetis, ¿sabes? Cuando hacen lo de coger cada uno un extremo del espagueti y...

Melody no pudo seguir con su explicación porque los labios del latino se posaron sobre los suyos con delicadeza, como si ella fuera la figura más delicada del mundo y el chico tuviera miedo de arruinarla con su toque.

Ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer su interior cuando Miguel la acercó más a su cuerpo, intentando eliminar cualquier tipo de distancia que los separara y cuando abrieron sus bocas dando paso a la lengua del otro.

Melody sonrió en medio del beso y luego se separó, aún sonriendo.

—Sé que esto va a sonar muy raro pero...—Empezó a decir con la respiración agitada y con los ojos cerrados—. Ahora mismo me siento como un árbol de navidad por dentro.

—Oh, ¿así que tú también sientes esa electricidad?—preguntó el chico con una sonrisa y ambos rieron.

Melody asintió con una sonrisa a la vez que apoyaba su frente en la del pelinegro y notaba cómo la mano de Miguel acariciaba su espalda con delicadeza.

—Mels...—La chica abrió los ojos y separó un poco su cabeza para poder mirar fijamente los oscuros ojos del chico, aquellos ojos que le transmitían tanta paz y tranquilidad—. Sé que ya no es un secreto, pero me gustas muchísimo—Una sonrisa apareció en los labios de la chica y sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando los ojos de Miguel se posaron en sus labios—. Y quería preguntarte si... tal vez, ¿quisieras formalizar esto?—El pelinegro apartó uno de los mechones castaños que se habían escurrido de su agarre.

—Menos mal que lo preguntas porque mi plan era darte una paliza si acabábamos la cita y no lo hacías—Miguel abrió mucho los ojos con una sonrisa y la castaña rió.

—Wow, sabes que tú también podrías preguntármelo, ¿no?—La chica asintió.

—Esa era la segunda parte del plan—admitió mientras volvía a jugar con uno de los mechones azabaches del chico.

—¿Eso es un sí?—preguntó el latino y ella se mordió el labio inferior, llamando la atención del pelinegro.

—No—Tomó al chico por las mejillas y unió sus labios de nuevo, arqueando un poco su espalda y haciendo que Miguel tuviera que inclinarse sobre ella para que no tuvieran que separarse—. Eso es un sí—Murmuró Melody sobre sus labios, acariciándolos con su aliento y provocando que una sonrisa adornara el rostro del latino.

Los dos rieron y continuaron caminando, con las manos entrelazadas y disfrutando de la compañía de su —ahora oficial— pareja.





(...)





AL DÍA SIGUIENTE EN EL DOJO, los alumnos de Eagle Fang seguían intentando atrapar un pez y fallando estrepitosamente.

—¡Joder! ¿Cómo lo consiguen tan fácilmente en la tele?—preguntó Mitch.

—Bueno, tal vez porque es la tele y probablemente hagan trampas con trucos detrás de cámaras o algo—le respondió Melody para después suspirar al no ser capaz de atrapar un pez.

—¡Mierda! ¡Es imposible!—Se quejó Hawk.

—Estoy empezando a pensar que la mejor opción es hacer lo mismo que Miguel el otro día y meterse en el agua—Daniel miró a Melody con una pequeña sonrisa.

—Paciencia. Algo se os ocurrirá.

Miguel miró a su novia y esta abrió mucho los ojos al darse cuenta, el pelinegro sonrió al ver que los dos habían pensado en lo mismo.

—Tengo una idea—Dijo el latino antes de que los dos empezaran a meterse en el estanque.

Todos los miraron con el ceño fruncido.

—Esto es más profundo de lo que parece—Se quejó la castaña mirando a Daniel, que se encogió de hombros.

—Venga, meteos—Le dijo el pelinegro a los otros chicos.

—¿Qué?

—Vamos, meteos, no está tan fría.

Los alumnos se miraron entre ellos bajo la mirada orgullosa de Daniel y comenzaron a meterse poco a poco en el agua.

—Seguidme. Caminad en círculo—Ordenó Miguel y Melody le dio un empujón amistoso a Hawk, que estaba delante suya y parecía no tener intenciones de moverse.

—¡Funciona! ¡Se meten bajo la tabla!—Anunció el chico de la cresta.

Miguel metió sus manos en el agua y luego alzó un pez, emocionado.

—¡Tenemos un ganador! Buen trabajo, Miguel. Bien hecho—le felicitó Daniel con una sonrisa.

—Mira, Eli. Yo también cogí uno—Mintió la castaña a la vez que fingía que sujetaba algo bajo el agua.

El chico de la cresta se acercó con curiosidad y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, Melody fingió que se lo tiraba a la cara. Hawk se asustó y tropezó con una piedra, acabando completamente empapado.

La castaña se tapó la boca con la mano, intentando frenar su risa, pero era imposible.

—¡Estás muerta!—El chico se lanzó sobre ella, tirándola al agua y dando comienzo a una guerra de agua entre todos los chicos que estaban en el estanque, olvidándose de que habían perdido aquel desafío.

Después de secarse, los estudiantes se reunieron alrededor de la plataforma, sobre la que estaban Miguel y Daniel. El último sacó una cinta de su bolsillo y comenzó a hablar:—El señor Miyagi me dijo una vez que esto representa la perseverancia, el valor y la fuerza. Y viene de perlas para que no te entre sudor en los ojos.

Larusso le colocó la cinta al chico en la frente y luego hicieron una reverencia con una sonrisa en el rostro.

—¡Melody!—Exclamó Liam en un rostro—. No te vas a creer lo que he hecho—El ruloso se mordió el labio, emocionado, y la chica alzó las cejas, invitándolo a seguir hablando—. ¡He saltado de un edificio!

—¿En serio?—preguntó ella, sorprendida—. Vaya, no pensaba que esa fuera vuestra primera lección, pensé que iríais al desguace a destrozar coches o algo.

—¿Vosotros qué hicisteis?

—Pescar sin cañas—respondió ella con simpleza y Liam se encogió de hombros—. Sí, lo sé, lo tuyo es más guay y produce más adrenalina, pero también hicimos una guerra de agua así que fue divertido—La chica sonrió y luego se giró hacia Johnny, que se había quedado unos metros más alejado de ellos.

Su sonrisa decayó al ver la expresión de pocos amigos que tenía el rubio mientras presenciaba la escena de Miguel y Daniel con las mismas cintas.

«Oh, no. Justo cuando las cosas iban bien.»










AHHHHH NO MERCY HA LLEGADO A LAS 30 MIL LEÍDAS LLORO

Muchísimas gracias por vuestro apoyo de verdad <3

Bueno, empecemos por partes el capítulo de hoy:

¡Tenemos nuevo personaje! La verdad es que al principio no me imaginaba a Audrey como ningún famoso así que no le puse face claim, pero después vi a Anne Hathaway y fue imposible no relacionarlas, así que espero que os guste este nuevo personaje que se ha adentrado en la vida de nuestra chica.

CITA MIGUELODY AAAAAAAAAAAAA *hace una fiesta porque finalmente se dieron un beso normal y ya son pareja* mis bebés se hacen mayores, lloro

¿Cuáles son vuestras teorías para este acto? Os leo <3

NO MERCY, BITCHES!

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