𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐅𝐎𝐔𝐑. I'm still standing
𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎. ❛ sigo en pie ❜
—¿ESTÁS LISTO O QUÉ?
—No me gusta esto, es ridículo—Dijo Miguel haciendo referencia al arnés gigante que lo sujetaba para mantenerlo en pie.
—¿Qué es ridículo?—preguntó Johnny mientras se acercaba a Melody y le arrebataba la cuerda de las manos.
—¡Parezco un bebé gigante!—Se quejó el latino.
—Lloriqueando y sin andar sí que pareces un bebé—Habló el rubio.
«Ahí tiene razón.»
—¿No hay una forma más molona de hacer esto?
—Solo moviste el pie en un concierto, no por eso molas. Aún tienes piernas de nenaza
—Melody no pudo reprimir una sonrisa burlona para después hablar.
—Aunque si quieres podemos tirarte desde el primer piso y ver si aterrizas de pie—Miguel entrecerró los ojos en su dirección y ella rió.
—¿Listo para ponerte de pie?—preguntó Johnny.
—Sí—dijo Miguel desanimado.
—Vale. Una.
—Dos—Contó la castaña.
—Tres—pronunciaron ambos a la vez y Johnny soltó la cuerda. Melody puso una mueca cuando el cuerpo de Miguel cayó al suelo haciendo ruido.
—Esta vez has caído mejor—opinó el rubio y la chica se acercó al pelinegro para ayudarlo a incorporarse—. Cinco minutos.
—¿Estás bien?—Le preguntó mientras le quitaba las hebillas del arnés gigante.
El pelinegro asintió y luego se arrastró hasta acercarse al sillón en el que Melody procedió a sentarse.
—¿Sabes?—Le preguntó a Johnny—. Mi madre está hablando mucho de ti últimamente.
Peters alzó ambas cejas y miró al rubio, que había apartado la cabeza del refrigerador con interés.
—¿Ah, sí?
—Te agradece mucho lo del concierto—Melody se levantó para ayudar a Miguel a arrastrarse y luego tomó al vuelo la lata de refresco que Johnny le había lanzado, para después sentarse de nuevo en el sillón con las piernas encogidas.
—¿Dijo algo más?—La castaña no pudo evitar sonreír burlonamente mientras le daba un sorbo a aquella bebida.
—No—Los ojos de Miguel fueron a parar al ordenador encendido que descansaba en la mesita de café que había delante de los dos adolescentes—. ¿Estás escribiendo una novela?
—No, es un mensaje de Facebook.
—¿Eso?—Miguel miró a la chica que tenía detrás, alarmado, y esta negó con la cabeza y suspiró—. ¿Para quién?
—Una tía del instituto—Melody lo regañó con la mirada—. Ali—aclaró y el pelinegro paró de removerse, intentando buscar la postura más cómoda en el suelo.
—¿Ali? ¿Esa Ali?—Johnny asintió y el latino miró a su amiga, completamente emocionado. Esta no parecía tan emocionada con la idea.
«Como para estar emocionada. ¡Me están arruinando el ship! Carmen y Johnny para siempre.»
—Esto es gordo, es muy gorda. pero, a ver, no irás a mandar eso, ¿no?—El rubio miró al chico con confusión y Melody no pudo reprimir una risita mientras volvía a tomar su refresco—. No puedes enviarle ese mensaje.
—¿Por qué no?
—Porque son como ochenta páginas. En mayúsculas—explicó Miguel.
—Bueno, al menos le puso acento a las palabras—Intentó justificar la castaña, pero no funcionó.
—Tengo cosas que contarle desde hace treinta y cinco años, ¿vale?—Johnny giró el portátil hacia él, observando el texto gigante que se veía en la pantalla.
—Sí, vale, pero los mensajes, cuanto más cortos, mejor. Esto suena desesperado, y da mal royo. Enviarle eso sería como... como si le dieras me gusta a todas sus fotos—Miguel sonrió, pensando en lo ridículo que sonaba eso, pero la cara del hombre le borró la sonrisa.
—Oh, esta es la mejor parte. Díselo Johnny—Habló Melody con una sonrisa divertida.
—Oh, no... ¡Oh, no!
—¿Qué tiene de malo? ¡Me gustaron! Y hay un botón para eso, ¿por qué no darle?—Intentó justificarse el rubio.
—Porque ella lo ve. ¿Tú no le dijiste nada sobre esto?—Le preguntó a Melody y ella se encogió de hombros.
—Cuando me enteré ya era demasiado tarde. Había apuñalado su dignidad cuando llegué a la escena del crimen.
—Mirad, me emocioné, ¿vale? Puso una carita sonriente colorada y todo—Dijo el rubio señalando aquel emoticono—. ¿Tiene calor? ¿Está caliente? ¿Qué hago yo con eso?
—Creo que solo es una carita sonriente, a ver—Miguel volvió a girar el ordenador hacia él, pero se distrajo un poco cuando el pelo de Melody acarició su hombro cuando ella acercó su cabeza a la pantalla para leer mejor el mensaje.
—Esa es probablemente la carita más inocente que he visto en mi vida—Murmuró la castaña.
—Dice que quiere saber qué te cuentas. Bien, aún podemos arreglarlo. Vamos a hacerte un perfil en condiciones para que conteste desde una posición de poder.
—¿Sin la ayuda del hada madrina? ¿Tú crees?—preguntó Peters con diversión y Miguel negó con la cabeza mientras sonreía.
—Hay que subir fotos, ¿tienes algunas?
—Tengo fotos.
—Bien.
—No os mováis.
—Vale.
Johnny soltó una risa burlona—¡Dije que no te movieras!
Miguel puso los ojos en blanco y Melody se dejó caer en el sillón de nuevo con una pequeña sonrisa en los labios.
(...)
LOS DOS ADOLESCENTES OBSERVABAN AQUELLAS FOTOS CON UNA MUECA.
—¿Tienes algunas en las que vayas con camisa?—Preguntó Miguel.
—Sí—Johnny sacó una de la caja y se la tendió al pelinegro, que tenía la cabeza de Melody casi apoyada en su hombro para poder ver las fotos—. Toma, ¿qué te parece?
—A ver...—La castaña ladeó la cabeza al ver el trocito de tela que cubría el abdomen de un joven Lawrence y el latino abrió la boca, sin saber qué decir—. Es... em... Lo mejor será hacer fotos nuevas—Melody asintió, dándole la razón al chico.
—¿De ahora?—Los dos adolescentes asintieron—. No sé si quiero que me embadurnes—Le dijo a Miguel y él frunció el ceño—. El aceite de bebé lo pringa todo.
Melody no pudo reprimir una risita y el pelinegro cerró los ojos—No voy a embadurnar...—Paró de hablar y volvió a mirar al rubio—. Estaba pensando en algo más actual, ¿vale?
—Eso. Miraremos lo que le gusta a Ali y me haré fotos haciendo lo mismo—Los dos adolescentes negaron con la cabeza.
—Yo no decía eso.
—Paso del yoga—Habló Johnny ignorándolos a ambos y mirando las fotos de aquella mujer.
—No.
—Acariciar a un perro sí. ¿Me dejarán los del acuario entrar con los delfines?—Le preguntó a ellos y estos se miraron con el ceño fruncido.
—No lo sé.
—Podemos retocarlas con Fotomat.
—¿Qué?—Preguntaron ambos a la vez con confusión.
—Venga, Hot Wheels y asistenta. En marcha—El rubio se levantó del sofá y Melody bufó mientras hacía lo mismo.
—Vale, vamos.
(...)
DESPUÉS DE UNA INTENTSA SESIÓN DE FOTOS EN LA QUE JOHNNY HABÍA POSADO EN UN MURAL, había sido reñido por un guardia de seguridad al tocar un cuadro de una galería y había posado con un libro que después había tirado a la basura —recibiendo las quejas de Melody diciendo que tenía que leerse ese libro para clase—, los tres individuos estaban sentados en un local de sushi.
Johnny clavó un palillo en una de las rodajas del dragon roll que habían pedido.
—Eso es una forma de hacerlo—El rubio olisqueó el trozo de comida e hizo una mueca.
—¿Qué coño es esto?—Preguntó.
—Es un dragon roll—Indicó Miguel.
—Básicamente lleva aguacate fresco, pepino troceado, cangrejo de las nieves y unagi en la parte de arriba—Le explicó la castaña.
—¿Qué? ¿Unagi?
—Sí, anguila fresca—Respondieron los dos adolescentes a la vez.
—¿Anguila? ¿La gente como esa mierda?—Melody puso los ojos en blanco.
—Es muy popular, abre la mente—Habló Miguel mientras sacaba el móvil.
—Tú solo posa.
—Haz la foto, ¿listo?—El pelinegro asintió y Jhonny mordió el trozo de comida mientras el latino sacaba varias fotografías.
—Ya está—Anunció Miguel.
—¿Ya?—Los dos chicos asintieron y el hombre escupió lo que había mordido sobre el plato bajo la mirada asqueada de los adolescentes.
—Voy a enjuagarme la boca. ¿Lo queréis?
—No, ya no—Habló Miguel.
—Yo te enseño dónde está el baño. No me apetece que te pongas a gritarle a los camareros otra vez—Murmuró la chica y acompañó al rubio al interior del establecimiento.
El chico de la silla de ruedas limpió un poco la mesa y luego comenzó a ojear las fotos que había sacado aquella tarde, hasta que una voz le hizo levantar la cabeza.
—¿Miguel?—Abrió mucho los ojos al ver a Tory delante suya.
—Tory.
—¿Cómo sabías que trabajaba aquí?—preguntó la rubia.
—No lo sabía, pensaba que trabajabas en la pista de patinaje—Respondió con sinceridad.
—Eso por las noches. Ahora tengo dos trabajos, mi madre no está bien—Explicó.
—Lo siento.
—No, yo lo siento—Tory ocupó el sitio en el que Johnny se había sentado hace unos minutos—. Sé que debería haber ido a verte, pero no sabía cómo ayudarte.
—Así que no hiciste nada—Finalizó Miguel, un poco dolido.
—Me sentía culpable por todo—Confesó la rubia—. Pero hacemos todo lo que podemos para vengarnos de Miyagi-Do por lo que te hicieron—El latino frunció el ceño—. Como dice Kreese: "Si le hacen daño a uno, nos lo hacen a todos".
—No os hicieron daño a ninguno, Tory. Yo soy el que está en la silla—Habló el pelinegro señalando dónde estaba sentado.
—Ya, quería decir...
—Sé que querías decir—interrumpió el latino—. A mí no me importaban Miyagi-Do ni Kreese, solo me importaba lo nuestro.
—¿Ah, sí? ¿O solo salías conmigo para llamarle la atención a Melody?—Miguel suspiró.
—¿Eso es lo que crees?
—Te vi con ella. La forma en la que la miraste después de aquel beso... No tenía elección—Se justificó la rubia y el chico la miró, alarmado.
—¡Claro que sí, Tory! Sé que ayudas a tu madre, pero... necesitas ayuda.
—¿Crees que estoy loca?—preguntó ella sin poder creérselo.
—No he dicho eso.
—Da igual, todos lo creen. Me importa una mierda, solo importa quién acaba ganando, y te aseguro que no va a ser ella. Me alegro de verte—Dijo antes de levantarse y marcharse hecha una furia.
Miguel suspiró, la había vuelto a cagar.
(...)
MIGUEL VOLVIÓ A CAERSE DE LA MISMA FORMA QUE LAS OTRAS CINCO VECES.
—¡Concéntrate!—Le dijo Johnny mientras Melody volvía a levantarlo—. ¡Vas peor que ayer! No te esfuerzas, ¿qué te pasa? Has visto a tu ex, ya ves—La castaña se aferró un poco más a la cuerda ante la mención de la rubia.
—¿Perdón? ¿Tú te has visto? No hemos parado de hacer tonterías para su ex, para que parezca otro. ¡Al menos yo le he dicho la verdad a la mía!—Le dijo el pelinegro al hombre mientras Melody se limitaba a observarlos.
—¿Has acabado con la rabieta o es que te rindes?
—Como tú—Murmuró él, pero fue lo suficientemente alto como para que los otros dos lo oyeran.
—¿Cómo dices?
—¡Tú eres es que se rinde!—Le espetó Miguel a Johnny.
—No sé de qué...
—¡Silencio!—El grito del chico hizo que Melody y Johnny dieran un respingo—. Dejaste que Kreese te quitara el dojo y que Hawk, Tory y todos te tomaran por débil.
«Imagínate lo que pasará cuando se entere de que tu padre ha vuelto y eres la nieta de ese loco.»
La castaña se olvidó por completo de que estaba aguantando la cuerda y dio un paso para interponerse en aquella discusión.
—Porque fue un error desde el principio—le dijo el rubio con dolor en la voz—. No debí resucitar Cobra Kai, mira lo que ha pasado.
—Lo que ha pasado es que ayudaste a mucha gente y luego huiste como un cagón—El rubio dio un paso atrás de la impresión. Por mucho que le jodiera, Miguel tenía razón—. Eres un sensei, es tu naturaleza, y si no lo ves es que estás ciego.
La boca de Melody se abrió de la sorpresa y comenzó a darle toquecitos en el brazo a Johnny sin apartar la vista del suelo. El hombre reaccionó y miró al punto que la castaña estaba mirando fijamente y abrió los ojos sorprendidos.
—Miguel...—Comenzó.
—¿Qué?
—Lo estás haciendo—Murmuró Melody mientras le enseñaba la cuerda, completamente destensada, y el rubio daba un paso atrás.
El pelinegro miró hacia sus pies y abrió la boca sorprendido.
—¿Estoy de pie?—preguntó, atónito.
—Estás de pie—Confirmaron la chica y el rubio a la vez con una sonrisa en sus labios.
—¡Joder! ¡Estoy de pie!
—¡Estás de pie!—Peters no se lo pensó dos veces antes de rodear al latino con sus brazos y, segundos más tarde, sintió cómo Lawrence se unía a aquel abrazo.
—Gracias—Murmuró el pelinegro, casi echándose a llorar y con la cabeza apoyada en los hombros de ambos.
—No, gracias a ti—le dijo el rubio—. ¿Estás llorando?—preguntó al escuchar cómo Melody se sorbía la nariz.
—Sí, pero solo porque llevo aguantándoos todo el día—Los tres rieron sin separarse y la castaña hundió su cara en el hombro del pelinegro.
Lo había conseguido.
Dios, le parecía tan surrealista que no quería cerrar los ojos por si los volvía a abrir y despertaba en su cama, dándose cuenta de que nada de eso había pasado y que había sido solo un sueño. Pero no lo era.
Había metido la pata hasta el fondo, pero le aliviaba ver que al menos Miguel se estaba recuperando.
Eso sí, una parte de ella tenía miedo de volver a arruinarlo todo y que aquel chico que tanto quería volviera a lastimarse por su culpa.
(...)
"ALI, TIENES RAZÓN. Es muy fuerte cómo cambian las cosas. Durante mucho tiempo no supe qué hacer con mi vida, pero luego todo mejoró. Conocí a un chico que necesitaba ayuda y reforcé mi relación con una niña que siempre me molestaba pero que también parecía necesitar un empujón, así que retomé lo del karate como sensei."
Melody sonrió al ver el vídeo en el que Miguel estaba de pie y lo celebraba con los brazos en alto para que después ella entrara en la pantalla y le diera un cálido abrazo al chico.
"He tenido mis altibajos y hasta me rendí un tiempo. Pero no puedo rendirme más. Me queda mucho para mejorar como hombre, como padre y como maestro. Puedo cambiarles la vida a esos chicos. El mundo es cruel y puedo ayudarlos a prepararse para él. Eso es lo que me cuento, es lo que soy. Soy sensei."
—A mí me gusta—opinó la castaña mientras se apartaba de la pantalla del ordenador y se dejaba caer en una silla—. Es muy emotivo—Se burló.
—Me sorprende que no te hayas echado a llorar. últimamente es lo único que haces—La castaña puso los ojos en blanco y bebió agua del vaso que tenía en la mano.
—¿Vas a mandárselo o no?—preguntó después de unos segundos.
Johnny miró el mensaje y lo analizó durante unos minutos.
—Nah, demasiado largo—Antes de que la chica pudiera decir algo, Lawrence ya había borrado el mensaje y había mandado uno nuevo:
"Poca cosa, ¿y tú?"
Melody no pudo resistirse a las ganas de poner los ojos en blanco y reírse.
—No tenéis remedio. Miguel y tú—aclaró con una sonrisa y Johnny la fulminó con la mirada.
—Y aún así estás tan coladita por él que casi no sabes ni respirar a su alrededor. A veces me dais asco—Y dicho eso, Lawrence se tiró en el sofá mientras refunfuñaba cosas sobre el amor adolescente.
—Eh, tú no tienes derecho a hablarme de amor adolescente cuando le estás mandando mensajitos por Facebook a tu novia del instituto—Le reprochó la castaña.
—Al menos fuimos algo—Melody entrecerró los ojos y el rubio le sonrió orgullosamente, había ganado el argumento.
—Que te den.
—Eh, es la verdad. No entiendo por qué no hacéis nada si os gustáis—Dijo antes de tomar un sorbo de cerveza y encender la televisión.
Melody se quedó congelada y a su cerebro parecía costarle procesar aquella información. "Gustáis". ¿Por qué usó el plural?
—¿Q-qué?—Fue lo único que pudo preguntar—. ¿Te ha dicho algo?
—No le hizo falta—El cerebro de la chica volvió a colapsar—. ¿Puedes imaginarte escenarios de películas románticas en otro lado? Escucho tus pensamientos y no me dejan ver la película.
Aunque Melody seguía un poco aturdida, consiguió levantarse de la silla y dar unos pasos.
—Mueren los dos en un accidente de coche—Dijo antes de desaparecer por el pasillo con una pequeña sonrisa al escuchar los quejidos de Johnny.
Capítulo un poquito alegre porque me sentía mal de hacer que Melody sufriera tanto :,)
Also siento si estoy muy desaparecida o si desaparezco así de repente, pero se me vienen las semanas de éxamenes encima y mi mente maravillosa decidió comenzar a escribir otro fan fin (uno de Peter Parker, por si os interesa kdfjkasdhfl) y probablemente escriba uno de Ghostbusters: afterlife (masokismo modo on, lo sé) pero bueno, espero que me perdonéis :)
Y una cosita más, podéis ir a seguirme en mi instagram o tiktok porque estaré subiendo cositas de NO MERCY u otros fics que ya están publicados o publicaré próximamente, además apreciaría mucho vuestros likes y comentarios <3
Bueno, eso es todo.
NO MERCY, BITCHES!
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