𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐅𝐈𝐕𝐄. bad dreams


𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎. ❛ malos sueños ❜




—¿SAM?—PREGUNTÓ MELODY MIENTRAS ENTRABA en el Miyagui-Do. Al ver que no había nadie, decidió ir al jardín trasero que se veía debido a que una puerta estaba abierta—. ¿Por qué querías que viniera? ¿Es por lo de...?—Su pregunta murió en el aire a la vez que su cuerpo entero se congelaba al reconocer a la chica de trenzas rubias que la esperaba con una ceja alzada.

Tory la estaba esperando.

—¿Qué haces tú aquí?—La castaña tuvo que reunir todo su valor para no dar un paso atrás mientras su corazón se aceleraba del miedo.

—No pensarías que podrías esconderte de mí para siempre, ¿verdad?

—¿Me vas a romper el brazo a mí también?—Preguntó a la defensiva.

—Tú dejaste que eso pasara. Ni siquiera contraatacaste. Te fuiste a casa a llorarle a Johnny—Melody tragó saliva. Tenía razón, era una cobarde—. Pues Johnny no está aquí.

Peters consiguió parar el primer golpe por los pelos, pero el segundo impactó en su pecho, desequilibrándola.

Tory la agarró de la sudadera y la lanzó contra el saco que estaba en aquel jardín, pero cuando iba a agacharse para volver a atacar a la castaña, esta le dio una patada en el pecho que la hizo retroceder. Esquivó otra patada de la rubia mientras salía rodando por la pequeña pendiente que había en el lugar.

—Tranquila, no te voy a romper el brazo. ¡Te mereces algo mucho peor que eso!—Esta vez, Melody no pudo reaccionar.

Los golpes de Tory parecían no querer cesar, justo como en aquella pelea, así que ella se limitaba a recibirlos, como aquel día. Parecía un muñeco de trapo que no ofrecía resistencia porque se merecía aquello. Y es que, aunque habían pasado varias semanas, Melody seguía pensando que se merecía todo lo malo que le pasase.

Después de recibir un rodillazo y un cabezazo en la cara, Peters dio unos pasos hacia atrás.

—Robby, Miguel... Mira dónde están ahora. ¡Y es todo culpa tuya!

La rubia la tiró al suelo con dos golpes mientras aquel día se volvía a reproducir en su cabeza. Una y otra vez.

¡Miguel!

Tory le tiró del pelo y la arrastró al borde del estanque.

—Tú empezaste esto. Ahora vamos a terminarlo—Y dicho eso, hundió su cabeza en el agua.

Al principio, Melody se resistió, pero luego dejó de hacerlo. No serviría de nada. Estaba recibiendo su merecido. Así que cerró los ojos, esperando que aquello teminara cuanto antes.

Pero no lo hizo.

Al notar que su cabeza ya no estaba bajo el agua y que ya nadie le sujetaba la cabeza, abrió los ojos, encontrándose envuelta en un vacío oscuro en el que ella parecía ser la única iluminada por alguna luz externa. Se miró a sí misma y luego levantó la cabeza.

En ese momento pudo divisar a dos siluetas peleando en la distancia.

Se acercó corriendo a ellas y cuando estuvo a unos metros de ellas, el chico que sujetaba el brazo del otro —que estaba boca abajo— la miró.

—No lo hagas—Le pidió Melody al ver el rostro de Miguel—. Tú no eres así, lo sabes.

El latino se levantó, y la silueta de Robby se esfumó, haciendo que la castaña frunciera el ceño.

—Lo sé. Pero es él o yo, lo sabes—Peters tragó saliva.

—Ya no hay ningún él.

—Tienes razón, pero ahora estás tú—Melody frunció el ceño de nuevo, viendo como la barandilla aparecía detrás del pelinegro.

—¿A qué te refieres con eso?—preguntó acercándose lentamente.

—Siempre fuiste tú, la causa de todo esto—Miguel comenzó a caminar hacia atrás y la chica se acercó a él con desesperación.

—Aléjate de la barandilla. Por favor—Pidió con un hilo de voz.

—Aléjame—Le suplicó el pelinegro.

Sin embargo, cuando ella se acercó a él, el cuerpo del chico fue empujado por algo que ninguno de los dos pudo ver, y acabó cayendo de nuevo.

Melody se acercó a la barandilla con desesperación, pero esta se esfumó entre sus dedos y cayó al suelo de rodillas, observando a Miguel caer y caer debajo suya como si un cristal los separara.

No podía hacer nada, el chico caía de nuevo y ella solo estaba observando, de nuevo.

Golpeó aquel cristal con fuerza, esperando a que se esfumara y pudiera al menos intentar salvar a aquel chico. Pero cuando el cristal se desvaneció, Miguel lo hizo con él.

Y Peters cayó al vacío, completamente envuelta por la oscuridad y sola.

Melody se despertó sobresaltada, con sus mejillas húmedas y la respiración agitada.

Se sujetó la cabeza con ambas manos y dejó que un sollozo se escapara de su garganta. Últimamente solo tenía sueños de ese tipo, o más bien dicho, pesadillas. Desde que le rompieron el brazo a Demetri, sentía más culpa sobre sus hombros y, de vez en cuanto, pesaba demasiado como para soportarla, así que se rompía poco a poco.

Dejando que todos esos pensamientos horribles se colaran entre sus grietas y le hicieran pensar que tienen razón.





(...)





LOS ÚNICOS MOMENTOS DE PAZ Y TRANQUILIDAD QUE TENÍA ERAN DESPUÉS DE CLASE, cuando ayudaba a Johnny con el entrenamiento de Miguel de la misma forma que lo habían hecho un año atrás.

El chico iba mejorando poco a poco, aunque Johnny siempre encontraba la forma de complicar las cosas haciéndole levantar un bidón de alcohol o lanzándole balones medicinales de cinco kilos mientras usaba sus muletas o incluso haciéndole levantar con sus piernas una mesa en la que descansaban los pies del rubio y de la castaña mientras el primero leía una revista de chicas semidesnudas y la segunda un cómic de marvel.

Hasta que un día, Miguel consiguió atrapar el balón y mantenerse en pie.

Melody mentiría si dijera que casi no llora mientras abrazaba al chico que ya podía caminar, y luego se limitó a observar cómo Johnny y él tiraban las muletas y la silla de ruedas en el contenedor del bloque de apartamentos.

En ese momento no pudo evitar pensar en sus sueños.

Se había propuesto hacer cualquier cosa para que Miguel volviera a andar, y ya lo estaba haciendo, ¿pero qué pasaría si no es capaz de volver a practicar karate?

Siempre fuiste tú, la causa de todo esto.

¿Y si ella era una de las cosas que le impedían volver a la normalidad? ¿Tendría que alejarse de él por mucho que le doliera?

Solo tenía una cosa clara, y era que haría lo que fuera necesario. Incluso si eso implicaba hacerse daño a ella misma.

Ella le había jodido la vida, ahora le tocaba sufrir a ella.

—¿Qué tal "Johnny Lawrence Karate"?—La voz de Miguel la sacó de sus pensamientos—. ¿O "Pegar duro Karate"?—El pelinegro se sentó al lado del rubio al ver que este no le respondía—. Intento pensar en nombres para el nuevo dojo.

—¿Cuánto tardan en llegar los mensajes de Facebook?—Le preguntó Johnny a los adolescentes—. Ali vive en Colorado, así que tardará.

—Son instantáneos—Lawrence cerró el portátil con brusquedad—. ¿Qué hay de "All-American Karate"?

—No me convence. Necesitamos algo que diga que somos el dojo más alucinante del Valle.

—Sí, es una pena que "Cobra Kai" sea tan alucinante—se lamentó Miguel.

—¿Y si lo mantenemos? Pero escribiendo "Kobra". Así nos llamarán "Triple K".

—¿Cómo al Ku Klux Klan?—preguntó Melody desde el sofá.

—Ya, no es buena idea. Bueno, ya veremos, primero necesitamos alumnos—La castaña dio un pequeño respingo, no estaba segura de ser capaz de practicar karate de nuevo.

—Hoy vuelvo al instituto, Melody y yo podríamos reclutar a gente—El pelinegro miró a la chica, que se removió incómodamente en su sitio mientras le sonreía de vuelta—. Pero, ¿dónde vamos a entrenar?

—Yo me ocupo de eso—Le dijo el rubio.

—Bueno, hablando de insti, debería irme ya, quedé con Liam para... hacer los deberes de química—Informó mientras cogía sus cosas rápidamente—. Nos vemos luego, chao, os quiero—Habló a toda velocidad para después cerrar de un portazo, dejando a los dos chicos con el ceño fruncido.

—¿Acaba de...?

—¿Decir que nos quiere y no soltar nada sarcástico? Sí. Cada vez os entiendo menos—Bufó Johnny para después dejarse caer en la silla en la que estaba sentado antes.





(...)





—VALE, ¿QUÉ TE PASA?—le preguntó Liam desde el otro lado de la mesa de la biblioteca del instituto.

—No me pasa nada—Mintió.

—Ya, claro. Has escrito que el ácido sulfúrico es HSO5, no H2SO4. Tres veces—Melody miró sus apuntes y suspiró al ver que era verdad.

—Simplemente... Estoy cansada, eso es todo—El ruloso alzó una ceja.

—Te voy a hacer una pregunta y quiero que me respondas con sinceridad—La castaña lo observó en silencio—. ¿Has estado teniendo pesadillas?

La pregunta de Liam fue tan directa que la tomó por sorpresa, no obstante no fue suficiente para arrancarle la verdad de la boca.

—No, ¿por qué lo dices?—El chico ladeó la cabeza y Melody tragó saliva, nerviosa. Iba a analizarla, ¿verdad?

Sin embargo otra persona habló, cortando su conversación de raíz.

—¡Al fin os encuentro!—Exclamó Sam ganándose un "shh" de la bibliotecaria, ella puso los ojos en blanco y apoyó sus manos en la mesa—. Mi padre ha vuelto de su viaje a Okinawa y, adivinad—Los otros dos chicos se miraron confusos mientras Larusso se mordía el labio con emoción—. Bueno, da igual, ya os lo digo yo. ¡Va a volver a abrir Miyagi-Do! Y, Melody, ¡tú podrías unirte a nosotros! Así acabaremos con Cobra Kai de una vez por todas.

Antes de que se pudiera dar cuenta tenía dos rostros mirándola, emocionados, esperando por una respuesta.

Los latidos acelerados de su corazón retumbaban en sus oídos junto a el sueño que había tenido, y después pudo escuchar el grito de Demetri como si estuviera pasando a dos metros de ella, otra vez.

Melody negó con la cabeza sin molestarse en ocultar lo mucho que le asustaba practicar karate.

—Lo siento... Y-yo, no puedo—Habló mientras recogía sus cosas rápidamente y luego salió casi corriendo de aquel lugar.






(...)





MIGUEL CAMINABA POR LOS PASILLOS DEL INSTITUTO DE NUEVO, y la verdad es que no se sentía tan mal volver cómo esperaba. Por un momento pensó que le quedaría un trauma con aquel edificio, pero no.

Después de que su conversación con Hawk se viera interrumpida por la campana, comenzó a caminar hacia su próxima clase mientras saludaba a algunos compañeros por el camino.

Su sonrisa se sustituyó por un ceño fruncido al ver a Liam apoyado al lado de la taquilla de Demetri y cogiendo un libro que se le había caído al otro chico. Un libro que se le había caído porque tenía todo el brazo derecho escayolado.

—¡Anda, mira quién ha vuelto!—Exclamó Demetri mientras el ruloso se encargaba de cerrar su taquilla—. Bienvenido. Espero volver también al mundo de los que movéis las extremidades.

—Si nos basamos en tu forma de juzgar al fútbol, creo que nunca estuviste en ese mundo—Se burló Liam para después darle una palmadita en el hombro y mirar a Miguel—. Me alegra volver a verte por aquí—El latino le sonrió en agradecimiento pero cuando abrió la boca solo pudo articular la única pregunta que le rondaba en la cabeza.

—¿Y la escayola?

—Fractura proximal de radio—Respondió el chico con un tono de voz neutro.

—Huele mal—Habló Yasmine mientras se colocaba al lado de Liam y este la miraba con el ceño fruncido y luego olfateaba el aire.

—Le he metido una cáscara de limón. Aún puedes firmar si quieres—Le dijo a la rubia y esta le rechazó el boli.

—Ni de coña. Cuando eras un petardo, al menos me conseguías dieces en Ciencias. Pero ahora ni eso porque estás defectuoso—Demetri bajó la mirada y Anderson decidió intervenir.

—Bueno, si tú no tuvieras el cerebro defectuoso serías capaz de sacar un diez tú solita—Yasmine lo fulminó con la mirada y se fue caminando con la cabeza bien alta.

—¿Y cómo te rompiste el brazo?—preguntó Díaz y los dos chicos se miraron.

—Tenemos mucho de qué hablar.

—Y no solo del brazo—Los otros dos chicos siguieron la mirada de Liam encontrándose con Melody dando media vuelta y saliendo con paso acelerado de aquel pasillo.

Demetri suspiró—¿Nunca va a querer hablar conmigo?—preguntó en voz alta.

—Como si no la conocieras—Miguel se giró hacia ambos con el ceño fruncido cuando la castaña desapareció de su campo de visión.

—Vale, ¿qué demonios está pasando?—Cuestionó con desesperación. Estaba claro que todo de lo que hablaban tenía que ver con la extraña actitud de Melody que demostraba la caída de su estado de ánimo esas últimas semanas.

—Nos va a matar.

—Ya, pero deberíamos decirle, él puede ayudarla.

—Vale, pero tú te encargas de protegerme si se le da por ponerse en modo "matanza instantánea" conmigo.

—¿No querías que te hablara? Pues esta es una forma.

—¡Chicos! Sigo aquí—Recordó el pelinegro—. ¿Vais a contarme de qué va todo esto?

Los dos se miraron y asintieron a la vez.

—Es sobre Melody—Habló Liam y Miguel lo miró confundido.

—¿Incluído lo del brazo de Demetri?—Los dos asintieron.

—Todo se remonta a ella—El ruloso hizo una pequeña pausa y se humedeció los labios—. Y no estoy seguro de que te guste lo que vas a oír.





(...)





MELODY DIO UN RESPINGO CUANDO JOHNNY Lawrence apareció a su lado.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí?

—Vine a hablar contigo y con Miguel, he encontrado un sitio para el dojo—El rubio sonrió orgullosamente y Melody entreabrió su boca un poco preocupada—. ¿Qué pasa?

—¿Sensei?—preguntó Miguel mientras se acercaba.

Había visto al rubio llegar desde su taquilla porque miraba a Melody de reojo de vez en cuando. Lo que le habían contado los chicos solo lo preocupaba más.

Lawrence se giró hacia él y sonrió.

—¿Cómo has burlado la seguridad?—preguntó el latino y el hombre lo miró ofendido.

—Estudié aquí, me conozco las entradas secretas. Oye, tengo buenas noticias. Tengo un sitio guapo para el dojo—La cara del pelinegro se iluminó.

—¿Sí?

—¿Que tal el reclutamiento?—Los dos adolescentes se miraron y luego comenzaron a caminar con el hombre entre ellos—. ¿Tan mal?

—Es que todo ha cambiado, sensei. Los de Cobra Kai se han bebido el Popu-zumo—Habló Miguel mientras la chica comenzaba a sentirse incómoda.

—¿Popu-zumo? ¿Qué hay de malo en eso?—preguntó Johnny.

—Kreese los está convirtiendo en un ejército—Dijo la castaña.

—De gilipollas—Completó Miguel—. Un ejército de gilipollas. No hay forma de convencerlos.

Johnny negó con la cabeza y clavó su mirada en el grupo de chicos que formaban parte de Cobra Kai.

—Esperad aquí.

—¿Qué?—Los dos lo siguieron con la mirada y abrieron mucho los ojos al ver que se dirigía hacia aquel grupo.

—¡Johnny!—Exclamó Melody en un susurro, pero no sirvió de nada y ambos se obligaron a seguirlo.

—¡Escuchadme!—Gritó el rubio ganándose la atención de los chicos—. La cagué. Y lo siento. Me centré en mí, y un sensei no hace eso. Tomé la salida fácil. Me rendí—Bart y Mitch escuchaban aquel discurso desde lejos—. Lo que pasó aquí en este instituto... Me dejó muy tocado—Los ojos de Johnny miraron a la chica y el chico que estaban a su lado y Miguel giró su cabeza hacia la castaña, que se removió incómoda en su sitio—. No podía mirarme al espejo, y mucho menos a vosotros.

—Ya—habló Hawk—. Supongo que es más fácil convencerse de eso. Pero la verdad es que nos dejó tirados mucho antes. Se volvió blando. Y nosotros pagamos el pato.

Johnny caminó hacia él con decisión—Escúchame bien. Cuando viniste a mi dojo, eras blando de cojones. Yo te convertí en lo que eres, no Kreese. A él no le importas un carajo. Ni tú ni ninguno de vosotros—El rubio retrocedió—. Si queréis seguir lloriqueando por el pasado como nenazas, perfecto. Quedaos con Kreese, adelante. Pero no digáis que no os lo advertí. O echadle huevos, y uníos a mi dojo.

Los chicos se miraron, avergonzados, mientras Melody bajaba la cabeza, pensativa.

—Havenhurst con Magnolia mañana a las cuatro. Si queréis salvaros y entrenar bien... no faltéis—Se alejó del grupo empujando a dos chicos mientras Miguel lo miraba con una sonrisa—. ¡Y no tardéis!—Le dio un manotazo a los libros que un niño llevaba en las manos, tirándolos al suelo—. Lo siento, chico. La costumbre.





(...)





LA PUERTA DEL APARTAMENTO SONÓ CON UNOS GOLPECITOS suaves y Melody la miró extrañada, Johnny aporrearía la puerta. Dejó el bolígrafo que estaba mordiendo encima de sus deberes que no había sido capaz de hacer por seguir dándole vueltas al karate.

—¿Señor Larusso?—Preguntó extrañada mientras se ajustaba las gafas que se escurrían por el puente de su nariz—. ¿Necesita algo?

—La verdad, venía a hablar contigo. ¿Está Johnny?—La castaña negó—. Bien.

Melody se apartó para que el hombre pasara y después de ofrecerle algo para tomar, se fue a la cocina a prepararle un café.

—Sam me ha dicho lo de su dojo. Que va a volver a abrirlo—Habló mientras ponía la cafetera en marcha—. Pero ya le he dicho que no voy a unirme.

—¿Crees que estoy aquí por eso?—preguntó el hombre desde el sofá.

—¿Acaso me equivoco?—Daniel sonrió mientras negaba con la cabeza.

—Solo quería saber si puedo ayudarte de alguna forma, mi hija mencionó tu reacción—Melody le tendió la taza de café y se sentó en el sillón.

—No creo que puedas.

—Bueno, he sido amigo de tu madre durante mucho tiempo. Y si hay algo que he aprendido es que sois igualitas, ¿así que por qué no lo intentas?

Melody frotó sus manos con nerviosismo.

—Me quedé paralizada—Habló después de unos momentos de silencio y Daniel la escuchó con atención—. El otro día, en la pelea de los recreativos—Larusso asintió—. Vi cómo herían a mis amigos. Vi cómo le rompían el brazo a Demetri y no pude hacer nada. Y ahora tengo estos sueños y ataques de pánico y no sé si seré capaz de volver a defenderme—Los ojos de la castaña se cristalizaron.

—Lo siento mucho, Melody.

—No es su culpa—Se secó la lágrima que se escurría por su mejilla con rabia. Cada vez odiaba más llorar, no le gustaba ser vulnerable—. Cuando la pelea empezó...—Continuó relatando—. No podía moverme. No podía respirar. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Los oídos me zumbaban y...—La castaña sorbió su nariz—. Todo empeoró cuando escuché la voz de Tory. Era la primera vez que la veía desde la pelea. Y sentí que volvería a pasar lo mismo. Que le harían daño a Sam. Que me lo harían a mí. Que Miguel se caería—Su voz se rompió y un sollozo escapó de su garganta—. Y que Robby huiría—Aún le dolía pensar en su amigo, y lo hacía siempre—. Mi cerebro notó cómo empezaba, así que mi cuerpo se paralizó.

—Debió ser aterrador.

—Demetri salió herido. Y yo estaba a unos metros y no pude hacer nada para evitarlo—Se quitó las gafas y se frotó la cara, que estaba húmeda por sus lágrimas—. Tengo mucho miedo—admitió—. Sé que tengo a Johnny, a Liam, a Moon... Pero nunca me he sentido tan sola—Volvió a sorberse la nariz y se incorporó mientras se frotaba los muslos—. Lo siento, no sé por qué le cuento esto.

Daniel la observó durante unos segundos, y luego habló.

—¿Te apetece venir conmigo a ver una cosa?





(...)





—DA IGUAL CUANTAS VECES VENGA, siempre siento un subidón de adrenalina—Melody se acercó a Daniel, que observaba la pista del palacio de deportes en el que se celebraba siempre el All Valley.

—¿Qué hacemos aquí?—preguntó con confusión.

—Sígueme—Ambos bajaron a la pista y Larusso señaló un punto del suelo—. Justo aquí.

—Aquí es dónde derrotaste a Johnny, ¿no?

—No—La castaña lo miró con el ceño fruncido—. Aquí es donde casi pierdo por el miedo.

—¿A qué te refieres? ¿Cuándo?

—Durante mi segundo campeonato. No tuve que luchar en las preliminares, así que venía fresco—Explicó—. Creía estar listo. Pero en el combate final... Mi rival era implacable. De repente me vi en el tatami, invadido por el miedo. Estaba paralizado. No podía moverme. La idea de levantarme y enfrentarme a él me aterrorizaba una barbaridad. Solo quería huir y esconderme.

Melody conocía ese sentimiento, se sentía así muy a menudo—¿Y qué hiciste?

—Por suerte, el señor Miyagi me ayudó a concentrarme. Me levanté... Terminé el combate y gané.

—Supongo que el señor Miyagi sabía arreglarlo todo.

—Está claro que necesitaba escuchar su consejo, pero era yo el que debía levantarse y hacer algo. Aún vivo con miedo, Melody. Todos lo hacemos, en cierto modo. Pero intento no dejarlo ganar. Melody, tú eres la única que puede levantarte después de caer. Nadie más. Y te prometo que estaré ahí para ayudarte—La castaña asintió y luego abrazó al hombre con lágrimas en los ojos.

—Gracias—Susurró en su pecho.

—No hay de qué.

—¿Sabe? Johnny me dijo algo parecido—Dijo cuando se separaron—. Aunque a su manera. No sois tan diferentes como creéis—Daniel asintió y luego sonrió.

—Creo que te he contado demasiadas cosas como para que me trates de "usted"—Melody rió y asintió.

Ahora solo le faltaba encontrar la manera de levantarse, y sabía que no iba a ser fácil.





(...)





—ES EL PRIMER DÍA—Habló Johnny mientras caminaba de un lado a otro sobre la hierba del parque—. Hemos pasado por esto. Pero las cosas han cambiado. Intentaron acabar con nosotros. Pero no funcionó. Dijeron que necesitábamos techo y paredes. ¡Y una mierda!—Melody esbozó una pequeña sonrisa—. Este parque será nuestro nuevo dojo. Porque no hace falta un dojo para ser un dojo. ¿Entendido?

—¡Sí sensei!

—¿Qué pasa si llueve?—preguntó Peters con una sonrisa.

—Pues te mojas, que no cae ácido del cielo—Le respondió el rubio y ella no pudo evitar reír junto al resto—. Empecé Cobra Kai con un pardillo—Melody miró a Miguel—. Esto ya es un avance.

«Ahora es un grupo de pardillos.»

—Y si queremos que nos tomen en serio, necesitamos un nombre que infunda respeto. Que refleje poder y dominio. Las cobras son fuertes. Serán las reinas de la selva, pero el mundo es más que selva. Y solo hay un animal... capaz de matar a una serpiente.

—¿Una mangosta?—preguntó Bert.

—Un animal de verdad, Bert—Johnny cogió una camiseta de la caja y se la enseñó a sus alumnos—. Bienvenidos a Eagle Fang Karate.

—Eh... Las águilas no tienen col...—Mitch no llegó a acabar la frase porque una camiseta se estampó en su cara.

—¡Ponéoslas!

—¿A alguien más le queda ceñida?

—Haz más abdominales. Venga, ¡todos en posición!—Melody se sacó el pelo de la coleta que le había quedado por dentro de la camiseta y un movimiento detrás suyo la alertó a ella y a Miguel.

—Sensei, mira—El rubio miró a Hawk y a otros chicos que se acercaban y la castaña se tensó un poco.

No le hacía mucha ilusión compartir dojo con Hawk, no después de todo.

—Aún impongo. A ver, parece que vamos a ser más. Haced hueco.

Melody se quedó paralizada al ver a Tory y a Kyler caminar hacia ellos y su corazón comenzó a latir con más fuerza cuando los ojos de la rubia se clavaron en ella como dos dagas.

Lo siguiente que vio fue a Kreese y a su padre acercarse con confianza, y no pudo evitar tragar saliva al notar la mirada de Miguel sobre ella.

—Se lo dije: Cobra Kai siempre.

Ambos hombres se acercaron y Johnny dio un paso hacia delante para mantener las distancias entre sus chicos y ellos.

—Tranquilo, Johnny. No venimos a pelear—dijo Kreese.

—¿No? ¿Y qué coño hacéis aquí?

—Venimos a negociar—Respondió Chris para después mirar a su hija con una sonrisa para nada buena.

—Queremos hacerte otra oferta para que vuelvas a Cobra Kai, tu hogar.

—Estás loco si crees que volveré a unirme a ti y a ese idiota que tienes a tu lado—Respondió el rubio—. La basura que les enseñáis, las mierdas que hacen... no está bien. Y tú tienes la culpa—Le dijo a Kreese con rabia.

—En eso no estoy de acuerdo. Me importan mis alumnos. Son fuertes, unos auténticos luchadores—Habló el mayor.

—No cometerían el error de mostrar piedad y acabar en coma—dijo Chris mirando directamente a Miguel.

El latino se acercó a ellos y Hawk hizo lo mismo. Melody tomó a Miguel de la muñeca para alejarlo de su padre mientras que aquel hombre ponía una mano en el pecho de Hawk y lo empujaba hacia atrás con una sonrisa burlona. La castaña sintió la mirada de Tory arder en el mismo sitio en el que sus pieles entraban en contacto, pero le dio igual. Solo quería que Miguel estuviera a salvo.

—Tú dirás, Johnny. No tendrás otra oportunidad—advirtió Kreese.

—Pues muy bien.

—Has tomado tu decisión. Y lo vas a lamentar—Los dos hombres se alejaron con sus estudiantes siguiéndole los talones y Melody se permitió soltar el aire que había retenido inconscientemente.

Aquella pelea entre dojos iba a acabar destruyéndolo todo.











*reaparece después de sus semanas de exámenes*

Holiiii, espero que no me hayáis ehcado de menos xd. Aún me quedan dos exámenes pero bueeeno, pude sacar un poco de tiempo para escribir este cap :)

ALSO AAAAAAA, MUCHÍSIMAS GRACIAS POR 5 MIL, 6 MIL Y 7 MIL LEÍDAS, OS AMO MILLONES <3

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita de esta acto hasta el momento? Os leo

P.D: (voy a aprovechar para hacerme un poquito de spam XD) El viernes que viene sale mi fic de Peter Parker! Podéis seguirme si queréis y así os enteráis de más detalles :) <3

NO MERCY!

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