𝐓𝐇𝐑𝐈𝐓𝐘 𝐍𝐈𝐍𝐄. the losers club


𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄. ❛ el club de los perdedores ❜




LIAM SE HABÍA QUEDADO JUNTO A MELODY HASTA QUE ELLA se quedó dormida. El punzante sentimiento de culpa no le había dejado irse.

Supo que había metido la pata en el momento exacto en el que el sonido de un cristal roto provino de la habitación de la chica.

Intentando no despertar a su hermana —que se había quedado dormida viendo "Gru mi villano favorito"— subió corriendo y cuando abrió la puerta su corazón se hundió en su pecho.

Melody se encontraba acurrucada en el suelo, temblando como un flan y sacudiendo su cuerpo con violencia cada vez que un sollozo emergía de su garganta.

Después de ser incapaz de explicar lo que había pasado, Liam la guió hasta la cama y se sentó a su lado hasta que el débil sonido de sus sollozos se convirtió en un leve ronquido. A continuación, se aseguró de que Melody se había quedado dormida para bajar las escaleras, ir a la cocina y llamar a los hermanos binarios.

—Estaba destrozado, tío —Informó Eli después de que Liam preguntara por Miguel.

—Sí, nunca lo había visto así —añadió Demetri—. No habló mucho pero dijo algo sobre Melody poniéndose a la defensiva y sobre no escucharlo o algo así.

Sí, había metido la pata hasta el fondo.

—Dios, esto todo es mi culpa —Murmuró Liam, cabizbajo.

—Solo intentabas ayudar —Dijo Eli, intentando animarlo un poco.

—Sí, y acabé empeorándolo todo. Tendría que haber escuchado a Melody y no haber actuado a sus espaldas.

—Siento ser yo el que te diga esto pero, como dice mi abuela, lo hecho hecho está. Ahora nos queda ayudarlos a ambos para que ninguno caiga al fondo del pozo —Opinó Demetri.

—Creo que ya es un poco tarde para Melody —dijo Liam, preocupado.

—Ya bueno, ella no solo tiene el corazón roto —puntualizó Eli—. A saber lo que le ha hecho ese gilipollas.

—Ha sido como un maldito dementor. ¡Le ha quitado la alegría! —Se quejó el ruloso.

—Creo que sé cómo podemos intentar devolvérsela —La cara de Eli se iluminó con las palabras de Demetri—. Pero vas a tener que confiar en nosotros.

—Hecho.

Así había terminado aquella conversación.

Ahora, mientras su hermana comía las tortitas que él había preparado para desayunar, Liam esperaba algún mensaje de sus amigos. Sin embargo, recibió una señal de vida de la persona que menos esperaba.

Melody había aparecido en la cocina con los ojos hinchados y enrojecidos —probablemente por culpa de las lágrimas que había derramado la noche anterior.

Al notar la sorprendida mirada de Liam sobre ella, Melody carraspeó, incómoda antes de hablar.

—Huele bien —Halagó con la voz un poco ronca.

—¡Liam ha hecho tortitas! —Exclamó Gaia con emoción y la boca manchada de sirope de chocolate.

Bajó del taburete en el que estaba sentada de un salto y se acercó a la mayor con un plato en la mano. Tomó la mano de Melody y la llevó a una silla para después servirle varias tortitas.

—Están un poco saladas pero se arregla con un poco de sirope —Susurró la pequeña—. No quiero decirle nada porque estaba bastante orgulloso de que no se le hubieran quemado.

Melody dibujó una diminuta sonrisa mientras Gaia rodeaba la isla y se sentaba enfrente de ella.

—Melody, ¿estás bien? —preguntó la niña al ver que la mayor observaba su plato de tortitas sin intención de comerlas.

La castaña tragó saliva, intentando aguantar sus lágrimas.

—Simplemente... estoy cansada —respondió con un hilo de voz.

Liam la observó con lástima, haciendo que Melody se retorciera incómoda sobre aquel taburete.

—¡Ya sé lo que hacer para animarte! —La niña volvió a bajar de un salto y, de nuevo, tiró de la mano de Melody, pero esta vez hacia el salón—. ¡Liam, tráenos las tortitas al sofá! —Gritó Gaia sin dejar de caminar.

—¡No soy vuestro sirviente! —Se quejó el mayor, pero la niña lo ignoró por completo.

Una vez Melody se sentó en el sofá, Gaia cogió el control de la televisión y se sentó junto a ella.

—Siempre que estoy triste, Liam me pone las películas de Barbie y me hace trenzas en el pelo, me las deshace y me las vuelve a hacer porque sabe que me encanta que me toquen el pelo —Habló Gaia mientras pulsaba los botones del mando con lentitud—. Yo no sé hacer trenzas, pero a lo mejor Liam puede hacértelas.

—No pasa nada, me conformo con ver una peli de Barbie —Dijo Melody con una pequeña sonrisa.

—¡Genial! ¿Cuál quieres ver? Yo ya las he visto todas varias veces, pero mi favorita es la del castillo de diamantes —informó la menor, emocionada.

—Entonces veamos esa.

—¡Bien! —Chilló Gaia mientras daba saltos en el sofá.

Liam la agarró de la cintura después de dejar un plato de tortitas sobre la mesa y la obligó a sentarse correctamente sobre el sofá.

Los tres miraron la película en silencio mientras Gaia de vez en cuando se levantaba para ponerse a bailar, arrancándole una genuina sonrisa a su hermano que no pasó desapercibida por Melody.

Una hora más tarde, el timbre de la casa sonó cinco segundos después de que una notificación saliera del móvil de Liam.

—¿Es Karli? —preguntó la menor, sacudiendo la rodilla de su hermano, que miró de reojo a Melody antes de responder.

—No, son unos amigos nuestros.

El cuerpo de la castaña se tensó y Liam se levantó, ignorando el pánico que había inundado la mirada de Melody.

¿Acaso uno de ellos era Miguel?

—Gaia, vamos a tu habitación, Karli estará por venir y aún no estás vestida —Dijo el ruloso volviendo de la entrada con unos pasos siguiéndole por el corredor.

Cuando los dos hermanos se fueron, Melody se levantó, nerviosa y con el corazón latiéndole a mil, aterrada por la posibilidad de enfrentarse a aquel latino de nuevo.

Sin embargo, todos sus músculos se destensaron con rapidez al ver a Demetri y a Eli con varias bolsas en las manos y unas sonrisas en el rostro.

No hizo falta que nadie dijera nada antes de que aquellos dos chicos estrujaran a su mejor amiga entre sus brazos con fuerza.

—Te hemos echado muchísimo de menos —Murmuró Eli sobre su hombro y Melody se mordió la mejilla cuando notó su labio inferior comenzar a temblar.

—Y yo a vosotros —Dijo con un hilo de voz antes de separarse de ellos.

Los tres se sentaron en los sofás de la sala de estar y la chica comenzó a dar golpecitos contra el suelo mientras su pierna subía y bajaba nerviosamente.

—Así que, ¿cómo estás? —preguntó Demetri.

La castaña se mordió el interior de la mejilla con fuerza mientras el huracán tan nocivo de emociones que se removía en su interior amenazaba con arrasar el autocontrol que le quedaba.

—Estoy... aquí, supongo. Intentando mantenerme en pie a pesar de que el sentimiento de soledad me está destrozando viva —Murmuró.

—Ya no estás sola, Melody. Nosotros estamos aquí —Le recordó Demetri.

Ella se mordió la mejilla pensando en que se sentía igual de sola ahora que estaba en el Valle que cuando estaba en México.

—Aún así estuve completamente sola durante una semana. No es algo de lo que me pueda olvidar fácilmente.

Eli suspiró suavemente.

—¿Y qué hay de la mini Melody? —preguntó Demetri—. Ella estuvo contigo, ¿verdad?

Melody soltó una risa nasal irónica y negó con la cabeza.

—Creo que ya soy lo suficientemente mayor para admitir que ponerle nombre a la voz de mi conciencia no va a hacer que deje de estar menos sola.

Ahora fue el turno del otro chico de suspirar.

—Lo que estoy intentando decir es que...

Su rostro se contrajo en una mueca de dolor mientras Demetri y Eli compartían una mirada de compasión al notar cómo la coraza de Melody se comenzaba a romper y, sintiendo el ardor de las ganas de echarse a llorar rasgarle la garganta, sollozó.

—No estoy bien. No estoy nada bien —Habló con un hilo de voz mientras las lágrimas salían de sus ojos son parar—. Lo he arruinado todo.

Melody se echó las manos a la cabeza mientras sentía la culpabilidad y el dolor apuñalarle el pecho una y otra vez.

Si tan solo hubiera ganado el All Valley... Todo sería tan distinto, pero no. Ella había perdido porque no había sido lo suficientemente buena.

No pasaron ni cinco segundos hasta que sintió dos pares de brazos rodearla con fuerza mientras ella dejaba que la agonía en la que estaba viviendo saliera de su cuerpo en aquellas gruesas lágrimas que estaba derramando.

—Estoy tan cansada de tener que levantarme cada vez que todo se va a la mierda —Murmuró contra el hombro de Demetri, pero los dos chicos fueron capaces de oírla—. Lo peor de todo es que siempre soy yo la que arruina las cosas.

—No digas eso, Melody —Habló Eli mientras los tres se separaban.

—Es la verdad —Lo interrumpió—. Yo perdí el All Valley, yo tuve que ir con Christopher por una estúpida apuesta que era muy probable que nunca se hubiera hecho si no fuera porque también yo besé a Miguel y fui la causa de esa pelea en el instituto. Estas son las consecuencias de mis actos.

La chica tomó aire, incapaz de librarse del nudo de su garganta y las lágrimas volvieron a llenar sus ojos con rapidez.

—Pero es que duele tanto... —Un sollozo volvió a salir de su garganta y Demetri le pasó un brazo por los hombros con delicadeza mientras Eli tomaba su mano.

—Melody, ya no tendrás que enfrentarte sola a todas esas cosas —Aseguró Hawk—. Nosotros estaremos aquí, junto a ti. Pase lo que pase.

—Somos el club de los perdedores, ¿no? Eso es lo que hacemos, apoyarnos en todo. Especialmente cuando perdemos —Añadió Demetri, lo que le sacó una sonrisa a la castaña, que se sentía un poco mejor al saber que podía contar con los chicos que estuvieran junto a ella desde el principio.

—Gracias —dijo ella, apretando la mano de Eli y apoyando su cabeza en el hombro de su otro amigo—. Sois los mejores.

—Oh, lo sabemos —Aseguró Demetri, arrancándole una pequeña risa a Melody—. Pero para demostrarte que tienes a los mejores amigos a tu lado, te hemos traído una cosita.

Los dos chicos se levantaron y tomaron las bolsas que habían traído con ilusión.

—¡Tachán! —Exclamaron ambos mientras mostraban la colección de Harry Potter en DVDs y mucha comida basura.

—Tú, Melody Peters, y nosotros, tus perdedores favoritos, vamos a hacer un gran viaje al mundo mágico, ¿estás lista?

—Siempre —dijo ella con una pequeña sonrisa.

—¡Esa es mi chica!

Los dos amigos comenzaron a pelearse para ver cómo se ponían los DVDs en el aparato de Liam y, al final, acabaron llamando al ruloso, que los ayudó cuando se aseguró de que su hermana se metía en el coche de la madre de Karli con rumbo a la casa de aquella niña.

Melody, mientras tanto, los observaba en silencio y se maldecía a sí misma por no ser capaz de centrarse en la diversión de aquel momento al estar pensando en la dolorosa espina que tenía clavada en el pecho.

—¡Ya está! —Anunció Liam, victorioso, cuando la musiquita de Harry Potter comenzó a sonar a través de los altavoces de aquel televisor.

Los tres se sentaron en el sofá, tomando una bolsa de snacks cada uno y prestándole atención a la pantalla.

Sin embargo, los ojos de Liam viajaron hacia Melody, que miraba el televisor de la misma forma que cuando estaban viendo la peli de Barbie. Con los ojos clavados en la película pero sin prestar atención.

Una punzada le atravesó el pecho al pensar en que los pensamientos de la chica no eran el lugar más seguro para ella en ese momento. Pero tampoco se le ocurría alguna idea para distraerla de su propia mente.

Su móvil tintineó con el sonido de una notificación y cuando vió lo que ponía en la pantalla de su móvil las palomitas que se estaba llevando a la boca cayeron sobre su regazo.

"@derek_st.james ha comenzado a seguirte".

—Liam, ¿todo bien? —preguntó Eli, haciendo que él sacudiera la cabeza y bloqueara la pantalla de su móvil.

—Eh... Sí, claro. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque te has puesto más rojo que el bote de las Pringles —Respondió Demetri con gracia, haciendo que el ruloso enrojeciera aún más.

—Veamos la película —Masculló mientras se metía un puñado de palomitas en la boca e ignoraba las burlas de los otros dos chicos.




(...)




EL GIMNASIO DE COBRA KAI ESTABA casi vacío.

Un adolescente daba rápidos puñetazos contra una de las máquinas bajo la atenta mirada de su sensei.

—De nuevo —Ordenó Silver—. Y esta vez intenta esforzarte un poco.

Derek resopló para apartarse el cabello de la frente y luego se giró hacia su tío abuelo, que estaba de brazos cruzados.

—¿Por qué soy el único que sigue aquí? —preguntó con la respiración agitada—. El resto ya se ha ido, ¿por qué yo no?

—Porque, a diferencia del resto, tú llevas mis genes. Tienes potencial, Derek, pero hay algo que te está reteniendo. Así que, hasta que te libres de eso, vas a quedarte entrenando hasta tarde, ¿entendido?

El chico tragó saliva y asintió.

—Sí, sensei.

Si tan sólo él supiera que lo que le estaba reteniendo era la falta de confianza que le tenía a aquel sitio y el pánico que le daba dar todo de él mismo para después darse cuenta que ya no le quedaba nada para dar.

Antes de que pudiera continuar con su entrenamiento, un rugido lleno de ira provino de la entrada.

—¡SILVER!

Un hombre alto y musculoso entró con paso apresurado a la sala, claramente cabreado, pero Terry ni se inmutó.

—Christopher, qué agradable sorpresa —Articuló el mayor bajo la confundida mirada de su sobrino—. Te presento a Derek, mi sobrino nieto.

—Me importa una mierda. Me aseguraste que no se escaparía, y lo ha hecho —Masculló el hombre con la mandíbula y el cuerpo tenso.

Silver, aún así, siguió sin mostrar ninguna señal de debilidad.

—Derek, ¿te importaría dejarnos un minuto a solas? —pidió el hombre sin apartar los ojos de Christopher.

El chico asintió antes de dirigirse hacia el vestuario. La curiosidad que sentía, sin embargo, lo incitó a esconderse detrás de una pared y a escuchar su conversación.

—Te dije lo que debías hacer —Comenzó Silver, acercándose a Christopher—. Ideé el plan perfecto para asegurarle la victoria a Cobra Kai: tú convencerías a LaRusso y a Lawrence de que debían enfrentarse mientras ambos estuvieran borrachos después de amañar la apuesta a nuestro favor. Melody dejaría el karate y la unión de esos dos dojos quedaría destruída, lo que nos aseguraría la victoria.

» Aún así, tu estúpida hija volvió al karate, y yo me vi obligado a pagarle al árbitro para no tener que cerrar este dojo. Nichols acabó ganando el combate contra Peters, tú te la llevaste al sitio que yo te dije, donde sus amigos no la encontrarían y tampoco escaparía porque no tendría a dónde ir. Te indiqué que le quitaras el teléfono, solo para asegurarnos de que no se pondría en contacto con nadie. Y aún así, ¿me estás diciendo que esa niñata se ha escapado?

—Lawrence estuvo en México —informó Christopher—. Por eso Melody se escapó. Se fue con él.

Silver resopló, fastidiado.

—Pues claro que sí. ¿Es que no pueden estarse quietecitos por una vez en su vida? —preguntó fastidiado—. ¿Aún no sabes dónde está?

—No. He estado buscando varios días pero no está en su casa ni cerca de su madre o de Reseda, donde vivía antes.

Terry se mordió el interior de la mejilla mientras paseaba por la habitación con las manos en las caderas.

—Tiene que estar con algunos de sus amigos. Le preguntaré a mis chicos si la han visto y, si lo han hecho, quiero que vayas con ella y te la lleves de aquí. Esa niña es una de las pocas cosas que mantiene unidos a esos dos adultos y a sus alumnos, no pienso arriesgarme —Aseguró.

—No va a querer irse voluntariamente, lo sabes, ¿no? —le dijo Christopher con las cejas alzadas.

—Tienes unos puños y más fuerza que ella. Si no quiere irse, te la llevas a rastras —Ordenó Silver con firmeza—. Y así de paso la castigas por escaparse. ¿Te ha quedado claro?

Christopher asintió con firmeza.

—Sí, sensei Silver.

—Bien. Mientras tanto, eres bienvenido a este dojo siempre que quieras. Necesitaré más senseis debido al aumento de alumnos, y tú no eres una mala opción —Añadió con una sonrisa. Se acercó a Chris para darle palmaditas en la espalda y luego ambos abandonaron la habitación.

Derek, por el otro lado, tenía el ceño fruncido y el corazón a mil por el torrente de nueva información que había recibido.

No sabía quién era esa chica llamada Melody, pero estaba seguro de que no se merecía ni la mitad de las cosas que Silver había planeado para apartarla de sus seres queridos.

¿Su tío abuelo podía llegar a ser tan cruel simplemente para lograr lo que quería?




(...)




LOS GRITOS DE LOS NIÑOS LLEGABAN A LOS ÓIDOS DE MELODY, que llevaba puesta una camisa de manga corta cerrada, asegurándose que sus cicatrices no eran visibles, mientras entraba junto a Liam en el parque acuático.

—Sigo sin creer que esto sea una buena idea —Dijo la chica mientras se acomodaba las gafas de sol, que resbalaban por el puente de su nariz.

—Oh, vamos. Tú más que nadie te mereces este día libre de todas esas presiones y preocupaciones que llevas sintiendo varios días —Le dijo el ruloso—. Hoy es un día para sentarse, relajarse, tirarse por los toboganes, tomar el sol, nadar en el pis de los niños mezclado con el cloro...

La chica arrugó la nariz, asqueada y Liam sacudió la cabeza.

—En fin, que es un día para que te dejes llevar —El chico le quitó la gorra de la cabeza y le acomodó el pelo que se le había despeinado en el acto.

—Está bien.

—Dichosos los ojos que os ven —Habló Moon mientras estaba tumbada en una de las tumbonas que había junto a la piscina.

—¿Qué hay? —Saludó Liam cuando ambos llegaron junto a las tres chicas que tomaban el Sol.

—Melody, no sabía que vendrías —Habló Yasmine sin casi inmutarse.

—Sí, no estábamos muy seguras. El otro día te fuiste del spa con mucha urgencia —añadió Sam—. ¿Está todo bien?

—Sí —Mintió—. Simplemente fui a añadir "bañarse en un tanque de aislamiento" a mi lista de cosas que no volveré a hacer en mi vida —Dijo Melody, sacándole una risa a Samantha y una pequeña sonrisa de orgullo a ella misma.

Liam también sonrió. El humor era un gran paso en el camino de olvidarse de todo y dejarse llevar.

Tal vez sí que iba a lograr que Melody se lo pasara bien después de todo.

—¡Hey, Moon!

Palabra clave: tal vez.

La sonrisa de Liam cayó en el instante en el que sus ojos localizaron a Eli y a Miguel caminando hacia ellos. A juzgar por el pequeño vacile que detectó en el cuerpo de Miguel al ver quién estaba a su lado, él tampoco se esperaba aquello.

—Mierda —Murmuró el ruloso, llamando la atención de Melody.

Cuando la chica se giró, cualquier indicio de su sonrisa se evaporó casi al instante en el que sus ojos se chocaron con los del latino. Dio un paso atrás, inconscientemente, y tragó saliva para después mirar a Liam sin saber muy bien qué hacer.

—Lo siento —dijo Moon.

—Eh, Melody, ¿te apetece acompañarme a por algo de comer? —preguntó el pelinegro y la chica no dudó en asentir y salir casi corriendo hacia la cantina del parque.

Eli al llegar saludó a su novia con un corto beso en los labios mientras Miguel, por el otro lado, observaba a Melody alejarse con prisa, pensando en la discusión que habían tenido hace unos días.

Al final sí que tenías razón, esto fue un error.

Su corazón aún estaba destrozado después de tener aquella "charla" con Melody. No había parado de pensar en ella desde que se fue, dejándolo allí plantado con un collar, una carta y mil cosas que decirle. Pero ella no le había dado la oportunidad.

Sacudió la cabeza y miró a Sam, que lo observaba con disimulo.

—¿Puedo ponerme aquí? —preguntó, señalando la tumbona libre que había al lado de LaRusso.

—Claro.

El chico se sentó mientras dejaba salir un largo suspiro, y Sam no fue capaz de contenerse.

—Vale, ¿qué demonios está pasando con vosotros dos? —preguntó la chica con curiosidad, cerrando el libro y dejándolo en su regazo después de notar el extraño comportamiento de ambos.

Miguel tomó aire y soltó una risa nasal cargada de ironía.

—Me gustaría saberlo. Pero básicamente el otro día hablamos (bueno, ella habló, yo me quedé ahí parado como un idiota) y estoy casi seguro de que no quiere saber nada de mi —Explicó el latino.

Sam se mordió el labio inferior mientras observaba la expresión decaída de aquel chico.

—Ella tampoco es que haya pasado por la mejor experiencia de su vida y, conociéndola, estoy segura de que se culpa por todo. Tal vez solo necesite tiempo.

—¿Y qué hay de lo que yo necesito? —preguntó Miguel—. Yo necesité hacer ese viaje para darme cuenta de lo que tenía, pero ella parece no verlo.

—Siento ser yo la que te diga esto pero, hay veces en las que querer a una persona no es suficiente. El destino se las apaña para poneros a ambos en páginas distintas en las que no sois capaces de ver lo que está pasando la otra persona —Explicó la castaña—. Así que la gran pregunta es, ¿está alguno de vosotros dispuesto a apartar los ojos de su propia hoja e intentar comprender lo que pone en la del otro?




(...)




LIAM Y MELODY CAMINABAN EN SILENCIO MIENTRAS EL RULOSO de vez en cuando tomaba uno de los Sour Patch con sabor de sandía que acababa de comprarse. No obstante, este no duró mucho ya que los ojos de Liam cayeron sobre Miguel, que parecía estar pensativo, y la curiosidad lo inundó.

—No he podido evitar fijarme en que la pareja más adorable de todas está teniendo problemas. ¿Qué está pasando, Melody? —preguntó, intentando que su amiga no se sintiera incómoda.

—Bueno, el otro día apareció en Miyagi-Do mientras yo intentaba aclarar mi mente. Hablamos y las cosas no acabaron bien —explicó brevemente—. Supongo que él me dejó atrás. Así que estoy intentando hacer lo mismo: dejarlo atrás —Murmuró con sus ojos clavados en el latino, que parecía tan afectado como ella.

Tragó saliva, recordando el doloroso ardor de su corazón al leer aquella carta.

Eres la persona a la que amo.

Joder.

—Ahora deja que te haga yo una pregunta —Le dijo Melody—. ¿Por qué le dijiste a Miguel dónde estaba aún sabiendo que yo no quería hablar con él?

Liam la observó con los ojos ligeramente abiertos y ella se cruzó de brazos.

—¿Te dijo algo sobre eso?

—Sí, Miguel mencionó algo sobre eso.

El ruloso suspiró.

—Lo siento, ¿vale? Es solo que estabas tan triste que pensé que hablar con Miguel y entender su punto de vista te ayudaría a lidiar con esa carga que llevas en tu espalda desde que volviste —Se excusó el chico—. Sé que no es una excusa y que estuvo mal de todas formas pero...

—Sabías que no quería hablar con él. Y aún así me hiciste una encerrona —Le reprochó ella.

—Lo sé, pero pensé en que tal vez hablabais de vuestro trauma podrías ayudaros entre vosotros o algo.

—¿Nuestro trauma? —repitió ella con el ceño fruncido.

—Sí. Ya sabes, tú con lo del idiota de Christopher y él con lo de pensar que era el premio de consolación de Johnny al pensar que la había cagado con Robby.

Melody frenó en seco con la vista clavada en el suelo y un horrible sentimiento de culpabilidad esparciéndose por su pecho.

—¿Premio de consolación? —Murmuró, atando cabos.

—Se me había olvidado que no sabías ese pequeño dato —Dijo Liam por lo bajo—. A Hawk se le escapó el otro día y llegué a la conclusión de que por eso fue a buscar a su verdadero padre. Pero bueno, al final todo se fue al traste.

Melody tragó saliva, sintiendo la garganta completamente áspera y su estómago retorcerse con fuerza.

No sabía quién era ni qué debía hacer...

Me dijiste que me fuera a hacer lo que debía hacer.

Estás siendo injusta.

Era una persona horrible.

Había estado tan centrada en su propio dolor y tan controlada por su propio miedo de acabar sola por su culpa de nuevo que no se dio cuenta de toda la mierda por la que Miguel también estaba pasando.

Genial. Ahora podía añadir "culpabilidad" a la lista de cosas que no la dejaban dormir por la noche.

—Melody, ¿estás bien? —preguntó Liam con precaución y ella asintió con lentitud, intentando asimilarlo todo.

Sin embargo, antes de poder procesarlo todo con claridad, una tercera voz sonó junto a ellos.

—¡Hey, Liam!

El ruloso se tensó de inmediato y un suave rubor inundó sus mejillas, lo que llamó la atención de Melody de inmediato.

—¡Derek! Qué sorpresa verte... —Sus ojos bajaron inevitablemente hacia los marcados abdominales del chico—. aquí —El ruloso carraspeó, incómodo.

—Los chicos del dojo y yo estamos pasando el día aquí. No sabía que vosotros también vendríais —Dijo el desconocido bajo la sorprendida (y cubierta por las gafas de sol) mirada de Melody.

«Vaya, Liam. Sí que te has lucido con este hombre.»

—Esta es Melody —Algo en la expresión de Derek se ensombreció durante unos segundos, pero los otros dos adolescentes lo ignoraron—. Es una gran amiga mía que está pasando unos días en mi casa por... —Liam carraspeó—. cosas. En fin, em... ¿quieres? —preguntó el ruloso, completamente nervioso, y ofreciéndole la caja de sus sour patch—. Sé que son tus favoritos y, a lo mejor, no sé, te apetecen.

El chico esbozó una sonrisa ladina mientras miraba fijamente a Liam, que cada vez parecía ponerse más nervioso.

Melody se bajó las gafas hasta la punta de la nariz y observó al uno y al otro varias veces antes de sonreír.

—Gracias pero, en realidad, no son mis favoritos. Nunca los había probado hasta el otro día, la verdad. Solo quería una excusa para hablar contigo —confesó Derek y a Liam le faltó poco para desmayarse mientras la boca de Melody se abrió, sorprendida ante aquella sinceridad—. Pero me alegra saber que causé tan buena impresión como para que te acuerdes de algo como eso. Me sorprendes, Liam.

El ruloso tuvo que carraspear para intentar no ponerse más rojo cuando un escalofrío recorrió su espalda, lo que hizo que el otro chico sonriera aún con más fuerza.

—Em, bueno, yo... Eh... —Balbuceó el ruloso, lo que hizo que Derek lo observara con diversión.

—Ha sido un placer conocerte, Derek —interrumpió Melody—. Pero la verdad es que tenía muchas ganas de darme un chapuzón y Liam venía conmigo, así que si nos disculpas...

—Oh, claro. Ha sido un placer conocerte a ti también... ¿Melody? —preguntó, con una pequeña pizca de esperanza en su interior.

—Peters —Respondió ella mientras asentía, lo que hizo que el corazón de Derek se hundiera en su pecho.

—St. James —Dijo él, intentando disimular el hecho de que la preocupación lo había invadido—. Lo siento, soy muy malo con los nombres.

—No te preocupes.

—Bueno, nos vemos, Liam —Le dijo al ruloso que asintió frenéticamente con la cabeza, sacándole una sonrisa a aquel chico—. Melody.

Y dicho eso, se alejó con un asentimiento de cabeza como despedida. O eso creían ambos, ya que no se giraron a ver cómo Derek se volvía a ver a aquella chica una última vez con el ceño fruncido.

Melody no dudó en darle un puñetazo juguetón a Liam mientras no paraba de sonreír.

—Ahora sé por qué te pusiste como un tomate cuando te llegó esa notificación. Era él, ¿verdad? —preguntó, entusiasmada.

Liam la fulminó con la mirada al darse cuenta de que solo tenía que sufrir durante unos segundos para verla sonreír.

—Puede ser.

La sonrisa de la chica se ensanchó.

—Dios mío, está cañón. Y también coladito por ti —Aseguró, lo que hizo que Liam diera un respingo.

—¿Pero qué dices?

—Lo que oyes.

—Eso no es verdad.

—Pero si acaba de confirmártelo él, idiota —Le reprochó y el ruloso frunció el ceño.

—¿Enserio?

Melody asintió con obviedad.

—¿Acaso no estabas prestando atención?

Liam abrió la boca, intentando responder pero al final suspiró con resignación.

—Me perdí en sus ojos, ¿vale? Iban a juego con su bañador.

La chica soltó una risa y, durante esos minutos, se olvidó completamente de todo y se centró en la emoción que le provocaba ver a Liam coladito por alguien.

—¿Y a qué esperas entonces? ¡Vete a pedirle una cita!

El ruloso la miró, horrorizado.

—¿Estás loca? No, ni de coña. Na-ah. Me niego —Liam negó con la cabeza y se cruzó de brazos con fuerza.

—¿Por qué no? Es mono, hace karate, está buenísimo y está interesadísimo en ti, igual que tú en él —Enumeró con la ayuda de sus dedos—. Dime una sola razón por la cuál no deberías hacerlo.

—Está en Cobra Kai —Soltó sin pensarlo.

La sonrisa de Melody decayó con rapidez y sus ojos se abrieron más de lo normal.

—Ya sé que es malo, por eso...

—No, no es eso. Derek dijo que estaba aquí con sus compañeros de dojo —Le recordó la chica.

—Eso significa que...

Unos gritos y un gran alboroto llegaron a los oídos de ambos, que giraron sus cabezas y miraron al grupo de adolescentes que se empujaba y amenazaba al borde de la piscina.

—Mierda.

—No puedo dejar que me reconozcan. ¿Y si Christopher vuelve a estar en su lado? —preguntó Melody, asustada.

—No lo harán. Vamos —Liam le puso la gorra en la cabeza y luego tiró de ella hacia un punto en el que ambos estaban lejos de todo aquel revuelo, pero podían ver y escuchar lo que pasaba.

Miguel y Eli llegaron corriendo junto a sus amigos y Díaz no dudó en empujar a Robby, que estaba intentando separar a los dos grupos.

—Oye, ¿qué haces?

—No te metas —Le espetó Keene.

—No...

El silbato de socorrista frenó todo aquel griterío.

—¡Parad! ¡Todos! ¡U os echo! —Amenazó el hombre.

Una vez se fue, Miguel habló.

—Vale, claramente no podemos convivir en paz. Solucionémoslo —Sugirió Miguel.

—Si luchamos, nos echan. ¿Qué queda? —les recordó Mitch.

—Vámonos —Le pidió Robby a Tory.

—No —se negó ella.

—¿Y qué hay de una carrera? —Sugirió Bert, llamando la atención de todos, que miraron al tobogán que tenían más cerca.

—Yo iré —Se ofreció Eli.

—Yo también —Dijo Tory, plantándose delante de Hawk.

—Campeón contra campeona —Habló Kyler por ahí detrás.

—Quien gane se queda con el parque.

—Hecho —accedió Eli—. Pero no ganarás.

—¿Esto también te da mala espina o solo soy yo? —le preguntó Liam a Melody una vez ambos grupos se separaron.

—Digamos que no eché nada de menos estas disputas —Murmuró ella.




(...)




EL CORAZÓN DE MELODY SE ESTRUJÓ LEVEMENTE al ver a Tory aterrizar en la piscina antes que Eli, gritando con euforia. Pero todo su cuerpo se puso alerta cuando el chico apareció, notablemente enfadado.

—¡Habéis hecho trampa! ¡Mi flotador estaba pinchado! —Se quejó.

—¡Tramposos!

La multitud empezó a corear aquella palabra y los ojos de Derek recayeron sobre Tory, que salía de la piscina con una expresión contradictoria que simplemente confirmó sus sospechas.

Ella también estaba al tanto del amaño que había hecho Silver en el All Valley.

Melody, por el otro lado, miraba a Liam, un poco asustada por lo que pasaría a continuación.

—Eh, gilipollas —Le dijo Eli a Kenny mientras se acercaba a él—. Sé que has sido tú.

—¿Y qué vas a hacer al respecto? —Le preguntó el menor.

Hawk soltó una risa irónica.

—No voy a pegar primero si eso es lo que crees. De todos modos tú no tienes los cojones para hacerlo —Lo picó Hawk.

Kenny se alejó un poco de él, pero cuando pensó que Eli iba a estar con la guardia baja, lanzó un puñetazo. El mayor lo esquivó con facilidad.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó Hawk.

Melody vió como Miguel y Robby iban corriendo hacia ellos y, sin pensar en Christopher o en la gente reconociéndola, se apresuró a llegar hasta ellos.

Kenny, mientras tanto, lanzó varios puñetazos que Eli esquivó gracias a su memoria muscular, pero cuando agarró una de las muñecas del menor, su otro puño impactó contra su mejilla.

Payne lanzó una patada y Hawk le agarró la pierna para después clavar su codo con fuerza sobre la rodilla del menor, lo que hizo que Robby apareciera y lo empujara a la piscina.

Miguel apareció por detrás de Keene y le dio un fuerte empujón, llamando su atención.

—Cuidadito —Le advirtió el latino.

—¿Quieres pelea? —preguntó el otro chico.

—¡Ya basta! —Exclamó Melody, poniendo una mano en el pecho de cada chico y alejándolos el uno del otro.

Sin embargo, su mano derecha comenzó a cosquillear con la sensación de la piel de Miguel en contacto con la suya y la apartó como si el chico estuviera ardiendo cuando en realidad lo único que le quemaba era la culpa removiéndose en sus entrañas.

El silbato del socorrista resonó a su lado, así que ella se apartó levemente con una mueca de dolor en el rostro. Había sonado demasiado cerca de su oído.

—¡Todos fuera ahora mismo! Enserio. Todos fuera. Ya.

Melody observó a los dos chicos, que se miraban con seriedad y, cuando miró hacia arriba, su corazón dejó de latir durante unos segundos.

Kyler la estaba mirando fijamente y la saludó con un movimiento de dedos y una sonrisa burlona.

La castaña se giró inmediatamente y se acercó a Liam para tirar de su brazo y salir de allí con urgencia.

Mierda.




(...)




—MELODY TRANQUILA, KYLER ES TAN IDIOTA QUE CREO QUE NO SABE ni que Chris es tu padre —Le dijo Liam, intentando calmarla una vez ambos llegaron al aparcamiento.

—Eso no lo sabes.

—Bueno, ¿quieres que hable con Derek para que él hable con Kyler? —cuestionó el ruloso.

Melody entrecerró los ojos.

—Sé lo que estás haciendo —Le dijo.

—¿Ah, sí?

—Sí. Estás sacrificándote a ti mismo usando la excusa de tu crush para distraerme de todo este rollo y que te de un consejo amoroso que no me has pedido.

Liam la observó con una ceja alzada.

—¿Y está funcionando? —preguntó, esperanzado.

—Puede —Dijo ella cruzándose de brazos—. ¿Por qué en vez de hablar de Kyler no vas y le dices lo que quieres? Una cita con él.

El ruloso gruñó.

—¡Está en Cobra Kai! ¡Tú mejor que nadie sabes que eso te lava el cerebro y te vuelve la peor versión de ti mismo! —le recordó.

—Puede ser. Pero tal vez a Derek le venga bien tener a alguien que le recuerde quién es cuando está perdiendo el rumbo. Alguien como tú —Melody le clavó el dedo en el hombro y el chico hizo una mueca—. Él parece ser un buen chico, así que deja de ponerte excusas y pídele salir.

—¿Y si es un espía que se está aprovechando del punto débil para infiltrarse en Miyagi-Do y saber todos nuestros trucos? —preguntó Liam y Melody alzó una ceja.

—Primero, tú no eres el punto débil. Segundo, Miyagi-Do está cerrado, no hay motivo para querer infiltrarse en ningún lado. Así que deja de ser un gallina y habla con él —Le espetó antes de echarse a andar.

—¿A dónde vas? —Le gritó Liam mientras la chica se alejaba.

—¡A casa! ¡Es mejor separarnos por si acaso! ¡Yo iré por el camino largo!

El ruloso suspiró y negó con la cabeza.

Cuando estaba dispuesto a andar, una voz sonó detrás suya.

—Liam, hey.

—Hola —Dijo él, girándose y sintiendo los nervios volver a su cuerpo al encarar a Derek.

Dios, ¿por qué era todo tan difícil?

—¿Tu amiga está bien? —preguntó con lo que a Liam le pareció genuina curiosidad— Parecía un poco afectada dentro del parque.

—Sí. Sí, está bien. Es solo que... es una larga historia —El ruloso le quitó importancia con un gesto y luego respiró hondo—. Pero, si quieres, podría contarte un poco mientras tomamos algo un día de estos —Dijo con rapidez pero, a juzgar por la gran sonrisa de Derek, él pareció entenderlo.

—Claro. Suena divertido.

—¿Sí? —preguntó Liam, ahora sonriendo.

—Sí —Aseguró el otro chico—. Mándame un mensaje por Instagram y hablamos. Sé que viste la notificación de cuando te empecé a seguir.

—Pensé que había sido un accidente —Murmuró el ruloso, notablemente ruborizado.

—Nop, fue bastante a propósito —Derek asintió con una pequeña sonrisa y comenzó a caminar hacia atrás—. Nos vemos en esa cita entonces, Liam.

El ruloso tragó saliva, intentando asimilar lo que había pasado, pero lo único que era capaz de hacer era sonreír.

Melody, por el otro lado, caminaba entre los coches cuando escuchó algo detrás de ella.

—¡Eh!

Al girarse y encontrarse con Miguel y Robby de nuevo, no pudo evitar suspirar con fastidio. ¿Es que no se cansaban nunca de estar enfrentados?

—El sensei dijo que habías dejado Cobra Kai.

—No estoy en Cobra Kai —Le confirmó Robby.

—¡Y aún así los defiendes cada vez que empiezan una pelea! —le reprochó Miguel.

—No sabes de qué estás hablando.

—Mira, sé que crees que solo porque viniste a México eres un buen tío. Pues, ¿adivina qué? No lo eres —el latino empujó al otro chico justo cuando la furgoneta de Johnny frenaba a su lado.

—¿Y tú sí? Y una cosa: no fui a México por ti.

—¡Nadie te pidió que vinieras!

Johnny bajó del vehículo con urgencia mientras Melody se acercaba a ellos.

—¡Eh, eh, eh! ¡Ya vale! —Les ordenó el rubio—. Quiero que os llevéis bien. Ahora todos somos amigos.

—¡No! —Lo cortó Miguel con el ceño fruncido—. No somos amigos.

—Nunca lo seremos.

Melody rodó los ojos mientras los dos adolescentes iban cada uno por su lado.

—Es una pérdida de tiempo. No sé ni por qué sigues intentándolo —Le dijo al rubio, que se giró hacia ella, confundido.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó.

—El suficiente como para ver ese numerito de odio mutuo.

—Ya.

Johnny la observó mientras la castaña clavaba la mirada en el suelo.

—¿Cómo estás, por cierto? —preguntó al verla con una expresión tan decaída.

—Podría estar mil veces mejor —murmuró mientras sus propios brazos la envolvían con más fuerza.

El rubio la observó con pena antes de abrir la puerta de su furgoneta.

—¿Te apetece un viaje a casa en la mejor furgoneta de todas?

Melody sonrió levemente.

—Eso siempre, pero veo que me tendré que conformar con la tuya.

Johnny sonrió mientras la observaba rodear el vehículo y subirse al asiento del copiloto.

Le alegraba saber que detrás de todas esas grietas y arañazos, la Melody de siempre estaba allí.




(...)




UNA MELODÍA OCHENTERA RESONABA DENTRO DE LA FURGONETA MIENTRAS JOHNNY y Melody movían la cabeza al ritmo de la música. El rubio, de vez en cuando, giraba su cabeza para asegurarse de que la adolescente seguía de una pieza. Fue en una de esas veces que decidió hablar.

—Sabes que puedes quitarte esas cosas, ¿no? —Dijo, refiriéndose a las gafas y la gorra—. Nadie se va a fijar en ti aquí dentro.

—Oh. Ya.

La chica se quitó aquellos complementos y los dejó sobre su regazo. Segundos después, se puso a jugar con ellos inconscientemente mientras miraba por la ventana.

Johnny la miró de reojo y, sin poder evitarlo, estableció una complicada conversación.

—Veo que no lo llevas tan bien como pensaba.

La chica levantó la mirada y la clavó en el hombre con el ceño fruncido.

—Siempre jugas con lo que tienes en la mano cuando estás nerviosa —aclaró el rubio señalando sus manos con la cabeza.

Melody clavó su mirada en su regazo y paró de juguetear con la gorra al instante.

—Lo siento. Últimamente estoy muy nerviosa —admitió para después tragar saliva con fuerza.

—¿Y a qué se debe? Además del estúpido de Scott —Añadió con obviedad.

Melody suspiró. Pues claro que Johnny se había dado cuenta de que había algo más. A veces odiaba ser tan transparente.

—Cada día que ha pasado desde el torneo me recuerdo a mí misma que le he fallado a todo el mundo —Comenzó—. Y ver cómo el Valle está cada vez más lleno de niños que creen en todo lo que Terry Silver dice me da ganas de vomitar. Sobre todo sabiendo que las cosas serían muy diferentes si yo hubiera ganado. Pero no lo hice. Y por eso ahora me estoy escondiendo las veinticuatro horas, observando cómo todos dejan que Cobra Kai avance sin más. Viendo como se dan por vencidos en esta estúpida guerra de la que ya no nos podemos retirar.

—Esta no es vuestra guerra —Le recordó Johnny—. Ya no.

—¿Si no peleamos nosotros, quién lo hará? —preguntó la chica con la mirada puesta sobre el cristal de la ventanilla—. ¿Los niños de Cobra Kai que están aprendiendo que la violencia es la única respuesta a cualquier piedra que la vida ponga en su camino? Tú mejor que nadie sabes lo mucho que ese sitio puede arruinar la vida de una persona, sobre todo ahora que ya no eres su sensei.

—Lo sé —admitió el rubio con los hombros tensos—. Pero vosotros sois adolescentes. debéis preocuparos por otras cosas.

La chica soltó una pequeña risa nasal.

—¿Como el psicópata que me está buscando y que me quiere alejar de todo lo que he querido alguna vez en mi vida? —preguntó con ironía.

Johnny le dedicó una breve mirada antes de tragar saliva, un poco nervioso.

Estaba al corriente de la mierda de persona que Christopher había sido siempre, pero nunca pensó que llegaría tan lejos. Si era sincero, le daba un poco de miedo lo que podría pasar si él la encontraba, pero por ahora los despistes que él, Audrey y Marie estaban poniendo en la búsqueda de Christopher estaban manteniéndolo alejado. 

Así que no dudó en girarse hacia la castaña y asegurarle —: Todo estará bien. Pronto acabará todo. Estoy seguro.

Melody le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento, indicándole que apreciaba el esfuerzo que estaba haciendo para mantenerla a salvo y darle un poco de esperanza.

Por desgracia, las cosas aún tenían que empeorar antes de mejorar. Siempre lo hacían.







*Reaparece mágicamente* BUENOS DIAAAS (o tardes o noches o lo que sea, me da igual sjsjsj)

¿Como están? ¿Han bebido agua hoy? Espero que sí, si no vayan ahora mismo a hacerlo.

Bueno, aquí les traigo un nuevo capítulo que no me convence mucho debido a que no pasa casi nada en él, pero bueno...

AAAAA CITA LIREK, ¿QUIÉN ESTÁ EMOCIONADO? (Yo)

*Se desaparece cuando le toca hablar de Miguel y Melody porque aún tienen un duro camino que recorrer*

Sinceramente estoy pensando en hacer el capítulo 5 y 6 de la serie en un solo capítulo porque lo que se viene ahora es bastante... ¿épico? No sabría como describirlo pero les sugiero que cojan los pañuelos por si acaso :)

Desafortunadamente, no voy a poder actualizar pronto ya que en nada empiezo mi mes de exámenes y me quiero matar AAAAAA (es broma, solo me dan ganas de salirme del bachillerato y dormir todo el dia jsjsj). Así que el siguiente capítulo tardará más en llegar </3 (sorry).

Anyways, creo que eso es todo por hoy. ¡Espero que os haya gustado! Dejadme lo que más os haya gustado de este cap / acto aquí si queréis :)

NO MERCY, BITCHES!

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