𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐅𝐎𝐔𝐑. I tried so hard and got so far, in the end it doesn't even matter
𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎. ❛ lo intenté con fuerza, y llegué tan lejos pero al final ni siquiera importa ❜
EL DÍA HABÍA LLEGADO.
Melody observaba su reflejo en uno de los espejos que había en el vestuario. Sus ojos recorrieron la coleta burbuja que caía sobre su hombro mientras alisaba su gi rojo y mordía su labio con nerviosismo. Cuando miró directamente hacia su rostro pudo notar la evidente falta de rubor en sus mejillas y las ojeras que había intentado cubrir aquella misma mañana con maquillaje.
El torneo había llegado.
Quién le diría que, un año después de ser tercera, las cosas habían ido a peor y que ahora se lo jugaba todo.
Tuvo que agarrarse al lavabo cuando un pequeño mareo sacudió su cabeza y tragó saliva sintiendo los nervios retorcer su intestino.
Solo tenían que derrotar a Cobra Kai. Solo eso.
¿Entonces por qué demonios tenía aquel horrible presentimiento estrujando sus entrañas y susurrándole al oído algo que no quería aceptar?
La puerta del vestuario se abrió y la castaña fue capaz de recomponerse antes de que Devon entrara en su campo de visión.
—¿Ya has acabado de fabricar el gi?—preguntó la menor, cruzándose de brazos—. Tenemos que salir en un minuto.
—Sí, sí. No encontraba el tono adecuado—Bromeó con una débil sonrisa y carraspeó al notar la mirada de la chica clavada en ella—. ¿Qué miras?
—Que parece que has usado el color de tu cara para el gi. ¿Acaso has visto un fantasma?—Devon se acercó un poco más a ella y se puso a su lado.
Ambas se observaron a través de los reflejos.
No un fantasma, pero si la amenaza de mi peor pesadilla volviéndose realidad.
—Que va, solo que eres tan fea que me asustaste—La menos bufó y Melody sonrió, divertida—. ¿Vamos?
—Todos te están esperando, así que...—Peters la empujó suavemente hacia la puerta y ambas caminaron en silencio hacia el sitio donde estaban el resto de águilas. O eso hacían hasta que Devon habló—. Quiero que sepas que voy a repartir hostias como panes y a dar lo mejor de mí en cada combate.
Melody la miró un poco sorprendida al darse cuenta de que la pequeña intentaba animarla. Normalmente se dedicaba a insultarla en los entrenamientos y a gastarle bromas pesadas, no a reconfortarla.
—Sé que lo harás.
Peters le dedicó una pequeña sonrisa que la chica no dudó en devolverle, pero luego carraspeó.
—Incluso si me toca contra ti—Aseguró y Melody soltó una carcajada.
—Bueno, así tendrás el honor de decir que fui yo la que te eliminó—Dijo la castaña con una sonrisa burlona y Devon puso los ojos en blanco.
—Ahí estáis—Habló Johnny al ver a las dos chicas acercarse al resto del grupo.
Melody le dedicó una mirada fugaz a Miguel, que la observaba como él creía que era disimuladamente. No habían hablado desde el día del baile y, aunque ambos se morían de ganas por hacerlo, ninguno sabía por dónde empezar aquella conversación.
—¿Estáis listas?—Les preguntó el rubio, pero su pregunta iba más hacia la mayor de las chicas.
—Tenemos que estarlo, ¿no?—respondió Melody con un hilo de voz y el hombre asintió a la vez que tragaba saliva.
Era obvio que todos estaban nerviosos ya que aquel trato los afectaba a todos y a cada uno de ellos.
No obstante, ninguno pudo decir nada porque el nombre de su dojo resonó por los altavoces, indicando que tenían que salir.
—...¡Un fuerte aplauso para Eagle Fang Karate, con el sensei Johnny Lawrence y el actual campeón Miguel Díaz!
Los alumnos atravesaron la cortina de humo en una fila encabezada por su sensei y por Miguel y Melody, que estaban detrás del rubio.
El zumbido de los aplausos y los gritos emocionados del público los inundó mientras se colocaban en su sitio y Melody le dedicó una pequeña sonrisa a Moon, que aplaudía desde la grada.
—Al final del día, solo uno de estos dojos será coronado gran campeón—Peters apretó más las manos en su espalda al notar que comenzaban a temblar e intentó concentrarse en la voz del presentador—. ¡Bienvenidos al 51.º Campeonato anual de karate Sub-18 All Valley!—El público aplaudió y vitoreó, eufórico, pero Melody solo era capaz de concentrarse en mantenerse de pie—. Es la hora del karate.
(...)
—MIYAGI-DOS, ACERCAOS—Llamó Daniel a sus estudiantes.
—Escuchad, aguiluchos—Los alumnos de Eagle Fang se acercaron a su sensei—. Algunos de vosotros ya habéis estado aquí...
—... pero para otros, es vuestro primer torneo de karate—Liam re removió, un poco nervioso y emocionado por aquel acontecimiento—. Aún recuerdo mi primer All Valley. Donde vine orgullosamente con mi sensei...
—...donde le partí el careto a mis rivales mientras me vitoreaban.
—Y le planté cara a los matones de Cobra Kai. Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Digamos que ha habido algunos obstáculos.
—Intentaron ablandaros—Los ojos de Melody se deslizaron inconscientemente hacia Miguel, que escuchaba a Johnny atentamente y los volvió a clavar en el rubio con el corazón levemente apretado—. Olvidad esas gilipolleces—Díaz giró levemente su cabeza, encontrándose con el perfil de Melody, que miraba fijamente al señor Lawrence y sintió su corazón encogerse, así que apartó la mirada—. Recordarlo:...
—... si gana Cobra Kai, nuestro dojo cerrará para siempre.
—...se acabó Eagle Fang—Johnny miró fugazmente a Melody, que parecía más tensa que nunca—. No lo permitiremos, ¿verdad?
—¡No, sensei!
—Claro que no—Le dijo Daniel a sus estudiantes—. Porque tenemos algo que Cobra Kai no tiene...
—...Tenemos al actual campeón—Lawrence señaló a Miguel, que tenía una expresión seria pero con matices tristes adornando su rostro.
—...Tenemos Miyagi-Do.
—Así que salid...
—...y demostradle a Cobra Kai quiénes somos. ¿Estáis listos?
—Sí, sensei—respondieron los Miyagi-Dos a coro.
—¿Estáis listos?
—¡Sí, sensei!
—Vale, bien. A calentar—Los águilas asintieron—. Díaz, vamos a hablar.
Miguel miró a la castaña que se apartaba junto a Devon para empezar a moverse y luego se acercó a Johnny, un poco dudoso.
—Oye, sé lo que has pasado últimamente—dijo Lawrence y el chico frunció su ceño levemente.
—¿Lo sabes?
—No has superado el pequeño problemita con Melody—Miguel suspiró y apartó la mirada, pues claro que no recordaba lo que había pasado—. Te entiendo muy bien.
—Ya.
—Mi baile fue un puto circo—Aseguró el hombre—. Necesito que te centres en ganar. Lo arreglaréis, pero ahora os necesito a los dos concentrados. Ya sabes lo que está en juego—El latino bajó un poco la mirada, pensando en el estúpido trato de Christopher—. ¿Vale? A trabajar—Johnny le dio una palmadita al chico en el hombro y se acercó al resto de estudiantes, dejando a Miguel pensando.
(...)
DEVON NO ERA CAPAZ DE IGNORAR LA RARA EXPRESIÓN DE MELODY.
—Oye, repipi, ¿estás bien?
La mayor sonrió suavemente al escuchar aquel mote y asintió con los nervios retorciéndose en su interior.
—Solo tengo un poco de sed—Se excusó.
—Entonces vete a por las botellas, están en el vestuario—Sugirió la menor y la otra chica asintió, un poco dudosa.
Finalmente, se alejó caminando con notable inseguridad hacia donde Devon le había dicho que estaba el agua.
Aprovechó el recorrido hacia el vestuario para intentar calmar sus nervios y frenar el tembleque que tenían sus manos desde el comienzo del día.
Durante unos instantes, todo aquello le pareció una ilusión y pensó que, si cerraba los ojos con mucha fuerza y los volvía a abrir, despertaría en su cama y cogería su skate para ir patinando hacia su dojo, donde le esperaban Johnny y Miguel.
No obstante, una voz la devolvió bruscamente a la realidad y, cuando levantó la cabeza, vio una silueta acercarse por el pasillo.
—El torneo está por el otro lado—La chica bufó al ver a Chris sonriéndole con suficiencia—. A no ser que ya te hayas rendido.
La castaña volvió a mover sus piernas y esquivó a aquel hombre para seguir con su camino.
Sin embargo, la siguiente frase que abandonó los labios de Christopher la congeló en su sitio.
—Podrías haber ganado, ¿sabes? Ahora tendrás que atenerte a las consecuencias.
Sabía que tenía que ignorarlo, sabía que solo tenía que dar unos pasos más para dejarlo atrás y pasar de largo, también sabía que las intenciones de aquel hombre no eran buenas.
Pero aún así no pudo evitar preguntar:
—¿De qué coño hablas?—Y luego, añadió—. El acuerdo era que si gano, me quedo.
El hombre, que estaba apoyado en una columna con su hombro, sonrió al ver que aquella chica se había girado para encararlo
—Hablo del trato. No el de llevarte conmigo, si no el otro trato—Ella frunció el ceño y, antes de que pudiera preguntar, él volvió a hablar con cierta satisfacción. Como si todo estuviera saliendo como él quería—. Oh por Dios. No te lo ha dicho, ¿verdad?—Su ceño se frunció aún más cuando Chris chasqueó su lengua y negó con la cabeza—. Sabía que no lo haría, pero una parte de mí aún tenía esperanza, ¿sabes?
—¿Se puede saber a quién mierda te refieres?—cuestionó ella, con pura confusión irradiando aquella pregunta y también con un deje de impaciencia por saber la verdad.
—Miguel—Su corazón dió un salto al escuchar el nombre del chico en aquella voz que tanto repugnaba—. El otro día le hice una visita a tu noviecito y...
—Como le hagas algo...—Interrumpió ella, dando un paso hacia aquel hombre con la mandíbula tensa.
Chris enseñó sus manos en señal de inocencia antes de interrumpirla—Ey, el chico está vivito y coleando. No voy por ahí haciéndole daño a la gente, ¿sabes?
Melody soltó una risa carente de gracia—Es verdad, se me olvidaba que eras un ángel caído del cielo—ironizó.
La carcajada de Chris resonó en aquel vacío pasillo y un escalofrío recorrió la espalda de la menor a la vez que sentía el nudo de su estómago haciéndose más evidente.
—Mírate, al final tienes agallas y todo—El hombre tomó aire antes de continuar hablando, aún apoyado en aquella columna—. En fin, que nos vamos por las ramas. Fui a ver a Miguel cuando me enteré de que habías vuelto al karate, pero no porque quisiera crear una relación suegro-yerno—El pensamiento de Chris estando cerca de aquel chico provocó que una mueca apareciera en la cara de la castaña—. Solo quería que te informara de mi propuesta, una propuesta que te daba la oportunidad de quedarte aquí.
Melody frunció el ceño y tragó saliva intentando contenerse pero...
—¿Qué propuesta?
A veces odiaba ser tan curiosa.
La castaña tuvo que reunir toda su valentía para no dar varios pasos hacia atrás cuando el hombre comenzó a acercarse a ella.
—Podrías quedarte—Hizo una pequeña pausa—, pero solo si competías con Cobra Kai.
La castaña no fue capaz de ocultar la expresión de sorpresa que llenó su rostro, incluso uno de sus brazos —que antes tenía cruzados— cayó a uno de los lados de su cuerpo.
¿Ella en Cobra Kai? ¿Solo tenía que competir con ellos un día y ya podía quedarse?
—Pero Miguel no te lo dijo—No sabía que había clavado la mirada en el suelo hasta que el hombre habló de nuevo y ella lo miró a los ojos—. Y la propuesta ya ha pasado.
Melody tragó saliva y volvió a apartar la mirada, los ojos de Chris eran aterradoramente vacíos, carentes de sentimientos, y odiaba mirarlos fijamente.
—Supongo que no le importas tanto como pensaba—La castaña dio un respingo y se tensó aún más, acordándose de la noche del baile—. Porque cuando quieres a alguien, haces lo que sea para ayudarle, ¿no?
Se abrazó a sí misma a la vez que sentía su corazón arder.
Pues claro que cuando alguien te importa quieres lo mejor para ellos, es algo inevitable.
Chris suspiró, intentando ocultar la sonrisa que le provocaba ver a su hija abrazándose y con la mirada clavada en el suelo, pensando—Tal vez solo quiere que te alejes de él y esta es la manera en la cuál él no tiene que ser el malo de la historia. Pobre iluso, cuando se entere de que su cuento ha...
—No—interrumpió Melody con dureza y Chris alzó una ceja, viendo cómo ella abandonaba aquella postura asustada y se endurecía, mirándole fijamente a los ojos y negando con su cabeza levemente—. No voy a dejar que hagas esto. No pienso dejar que me manipules como haces siempre. Como...
La castaña se cayó de golpe y frunció el ceño, apartando la mirada unos centímetros.
Podrías quedarte, pero solo si competías con Cobra Kai
Es el miedo... miedo a perderte.
No sé nada, Mels. Solo estoy confundido y no estoy seguro de qué es lo que pasa de verdad o lo que yo me imagino.
Crees que voy a irme con Robby, ¿no es así?
El otro día le hice una visita a tu noviecito y...
Supongo que no le importas tanto como pensaba.
—...Como hiciste con Miguel—Soltó una risa nerviosa y miró a su padre con los ojos levemente abiertos—. Le dijiste algo sobre Robby el día que te presentaste en su casa, ¿no es así? Algo como que le dejaría igual que dejé a Liam porque tú no sabías por qué rompimos, pero Miguel tampoco. Así que fue la excusa perfecta para moldear la situación a tu gusto. ¿Me equivoco?
Chris tenía una expresión de seriedad en su rostro, incluso parecía que estaba asesinando a la castaña con la mirada—Siempre la más lista, ¿no es así?
La adrenalina que recorría sus venas fue la que le habló por ella—Siempre un cabrón, ¿no es así?
El hombre dio un paso atrás con una media sonrisa—Veremos quién gana.
Comenzó a caminar hacia donde estaban todos los equipos y donde se celebraba el torneo, pero la voz de la menor lo hizo frenar en seco.8
—No iba a aceptar aunque me lo dijera, porque eso significaría traicionar a mis amigos, y yo nunca haría eso—Aseguró ella—. Miguel lo sabía, por eso no me lo dijo.
Chris la miró por encima de su hombro y siguió caminando.
Melody observó el pasillo desierto y luego miró hacia atrás, en dirección a los vestuarios. Su corazón latía aceleradamente por culpa de la adrenalina y, sin pensarlo, se dirigió hacia donde estaba el resto de sus compañeros.
—¿Dónde está el agua?—preguntó Devon con el ceño fruncido al verla llegar.
—Que le den, no la necesito—Respondió mientras comenzaba a calentar.
La menor la miró, extrañada—¿Te has tomado algo?
Melody sonrió y negó con la cabeza—No—Su expresión cambió a una determinada y añadió—. Solo tengo ganas de machacar a Cobra Kai.
—Está bien—Devon se alejó, despreocupada y Melody se fijó en la tabla de clasificación aún vacía.
Solo tenían que abrirse paso entre todos los equipos y acabar en el primer puesto, ellos o Miyagi-Do. Y la adrenalina del momento solo era capaz de gritarle que ellos serían los vencedores.
Primera prueba: competición de habilidades.
(...)
LA COMPETICIÓN DE HABILIDADES NO HABÍA IDO tan bien como habían esperado.
Melody lo había bordado con la katana y Miguel con su kata, al igual que Devon rompiendo los tablones. Pero aún así habían acabado en quinto puesto, con Miyagi-Do en el segundo y Cobra Kai de primero. Lo que cabreaba mucho a Johnny.
—¿Cómo coño vamos quintos?
—La competición de habilidades se puntúa de forma distinta—explicó Devon—. La medalla de oro son diez puntos, la de plata...
—Me la sudan las mates. ¿Qué necesitamos para ganarle a Cobra Kai?—preguntó el rubio.
—Em... Las mates—Le respondió la chica y Johnny soltó un pequeño "oh"—. Para conseguir puntos, hay que ganar muchos combates en la ronda clasificatoria. Cuanto más avancemos, más le apretaremos los huevos a Cobra Kai.
—Vale. Guay, ahora hablamos el mismo idioma.
Mientras Johnny y Devon hablaban sobre la forma de ganar aquel torneo, los ojos de Melody estaban clavados en la cobra que enseñaba su lengua viperina amenazadoramente desde el primer puesto.
Su vista comenzó a nublarse al mirar aquel logo fijamente y sin pestañear mientras intentaba aferrarse a la poca adrenalina que le quedaba, ya que toda se había disipado al finalizar su presentación. Mentalmente, intentaba darse ánimos repitiendo que aún había posibilidades de que todo saliera bien, pero no estaba funcionando muy bien.
Aquel subidón de confianza había decaído por completo y ahora sentía un vacío en el estómago mientras los nervios recorrían sus intestinos y observaba aquel logo. Y pensar que alguna vez Cobra Kai había sido su lugar seguro...
El sonido de una voz siendo reproducida a través de los altavoces hizo que apartara la vista de la clasificación y se fijara en el centro del tatami, donde estaba un hombre con un micrófono.
—Señoras y señores, las clasificatorias masculina y femenina están a punto de empezar. ¡Y, con ellas, entramos en una nueva era!—Melody frunció el ceño a la vez que el público aplaudía. ¿A qué venía todo eso?—. Por eso necesitamos a una invitada muy especial que dé el pistolazo. ¡Démosle un fuerte aplauso a la ganadora de varios Grammys y superestrella internacional Carrie Underwood!
Peters abrió mucho los ojos, sorprendida, al ver a aquella rubia platinada subir al escenario mientras los aplausos inundaban el lugar.
—¡Hola, All Valley!—Saludó la mujer—. Es todo un honor estar aquí. De pequeña no vi mucho karate en Oklahoma, pero ya sabéis que me encanta competir, igual que a estos fantásticos chicos y chicas.
»Una cosa que he aprendido es que a todos nos llega nuestra oportunidad de brillar. A todos nos llega nuestro momento—Los ojos de Melody viajaron al otro lado del tatami, donde Chris le contaba algo a Silver y este reía mientras la miraba fijamente. Un escalofrío recorrió su espalda y bajó la mirada, comenzando a jugar con el cinturón de su gi—. Y este es el vuestro.
La música comenzó a sonar y un sentimiento abrumador invadió a Peters.
¿Y si aquel no era su momento? ¿Y si todas las horas entrenando no eran suficientes? ¿Y si el hecho de que hubiera llegado tan lejos no importaba porque perdería de todas formas?
Las luces neón comenzaron a marearla y la imagen de su padre disfrutando de aquella competición que ya consideraba ganada apareció en su mente acompañada del ardor de la cicatriz de su hombro.
Así que, después de —más o menos— asegurarse de que nadie la viera, se escabulló hacia la puerta más cercana y caminó por aquel silencioso pasillo.
Sin embargo, sintió la fuerza abandonar sus piernas, así que se apoyó en una pared y se deslizó por esta hasta acabar sentada en el frío suelo del con las rodillas encogidas y su cabeza apoyada en estas.
¿Qué iba a hacer si perdía? No es como si tuviera una opción, pero no sabía si iba a ser capaz de aguantar hasta tener dieciocho para poder huir de aquel hombre.
El sonido de la puerta que había a unos metros de ella abriéndose la sobresaltó y, de haber estado llorando, se habría limpiado las lágrimas.
Sus ojos se conectaron con los de Miguel, que suspiró al verla encogida casi al final de aquel corredor, y, después de dudar, se acercó a ella y se sentó a su lado con uno de sus brazos apoyado en sus rodillas.
—Creía que nadie me había visto—Murmuró Melody a la vez que apoyaba la cabeza en la pared que tenía detrás.
—Es difícil perder de vista a alguien al cual no puedes quitarle los ojos de encima—Habló Miguel en el mismo tono de voz y la chica giró su cabeza para mirarlo fijamente—. ¿Qué haces aquí?—preguntó, conectando sus ojos de nuevo y provocando un agradable cosquilleo en el estómago de ambos.
—No puedo parar de pensar en Chris, en lo que pasará si Cobra Kai gana—Murmuró y después se aclaró la garganta para clavar la vista en la pared de enfrente y suspirar—. No es justo. Se supone que somos adolescentes, los adolescentes tienen problemas, sí. Pero formar parte de una guerra karateca me parece un poco excesivo—Bromeó con una pequeña sonrisa.
Sin embargo, Miguel tenía la mirada clavada en el suelo y parecía darle vueltas a algo.
—Hay algo que tienes que saber—La chica giró su cabeza para poder mirar su perfil y observó cómo él se humedecía los labios con nerviosismo—. Tu padre vino a verme—El latino hizo una pequeña pausa, esperando una reacción por parte de la chica pero esta no llegó, así que siguió hablando—. Me dijo que te dijera que si te unías a Cobra Kai, podrías quedarte. Pero yo no fui capaz de decírtelo—El chico agachó la cabeza, avergonzado.
—¿Por qué no?—preguntó ella, completamente inexpresiva.
—Porque no quería que fueras con él—Confesó y se pasó una mano por la cara con frustración—. Porque me importas y no creo que pudiera soportar ver cómo tú tomas la decisión de alejarte de Johnny, de Devon... o de mí. Y sí, sé que tú nunca lo harías pero esta situación es extrema porque ese...—Miguel hizo una expresión que, según Melody era adorable, cuando frunció los labios al intentar buscar un buen insulto— idiota te ha jodido la vida. No podía dejarte ir con él. No puedo dejarte ir con él—Corrigió.
La chica lo observó en silencio mientras él hacía lo mismo y, unos segundos más tarde, habló.
—A veces dicen que si quieres algo, tienes que dejarlo ir—Murmuró y él negó con la cabeza.
—No así. Si te vas con él, no estarás segura y no voy a poder estar en paz conmigo mismo si sé que en algún lugar la chica a la que...—El corazón de Melody se paró durante dos segundos y alzó las cejas al notar la pausa que había hecho el chico. ¿Acaso iba a decir que...?—. Que una de las personas más importantes para mí está sufriendo—La expresión de Melody se suavizó.
—Gracias por decírmelo, aunque ya lo sabía—Miguel frunció el ceño.
—¿L-lo sabías?—Balbuceó y ella asintió—. ¿Cómo?
—Me encontré a Chris en los pasillos hace un rato, intentó darle la vuelta a la historia pero me di cuenta de lo que estaba pasando—El chico apartó la mirada, avergonzado.
—Lo siento—Murmuró.
—Ey, no es tu culpa. Lo que hizo se llama manipulación. Lo sabes, ¿verdad?—El latino volvió a mirarla—. Jugó con tu mente.
—Lo sé pero aún así lo siento—Antes de que ella pudiera hablar, Miguel continuó—. Y siento muchísimo haberte hecho daño la noche del baile. Pero la verdad es que no estaba mintiendo, últimamente no estoy seguro de muchas cosas—La castaña agachó la cabeza pero una mano en su mentón hizo que sus ojos chocolate se conectaran con los café de nuevo—. Pero de lo que estoy seguro al cien por cien es de cómo me siento por ti. Y de que puedes ganar este torneo si te lo propones.
El ritmo acelerado del corazón de Melody retumbaba en sus oídos y tuvo que concentrarse para hablar correctamente.
—Yo no estaría tan seguro de eso último.
Miguel frunció el ceño y apartó su mano de la cara de la chica para apoyarla en las rodillas de la chica.
—¿Por qué no?—Una pequeña sonrisa burlona cruzó por el rostro de la castaña con aquella pregunta.
—¿Acaso no nos ves? Estamos en el suelo de un pasillo teniendo una pequeña sesión de terapia y ahí detrás está cantando Carrie Underwood—Bromeó y el chico negó con la cabeza, divertido—. Ahora en serio, no creo estar en condiciones de luchar—Melody bajó la cabeza y pudo oír el suspiro del latino.
—Eso es porque le das muchas vueltas a lo de tu padre, y lo entiendo, pero ¿por qué estás aquí?—la chica volvió a observar a su novio en silencio, que parecía emocionarse con su propio discurso—. Podías haberte quedado en tu casa, sabiendo con certeza que no tendrías que preocuparte nunca más por el karate. Pero no lo hiciste. Así que, ¿por qué estás aquí?
—Porque me gusta—respondió ella en un murmullo.
—Porque te gusta—repitió él con una pequeña sonrisa mientras asentía con la cabeza—. Entonces sal ahí y haz lo que te gusta sin pensar en qué pasará después y disfruta del momento. Porque es tu momento, y yo estaré allí cada vez que salgas de ese tatami, dispuesto a apoyarte sea como sea el resultado.
Al ver los ojos cristalizados de Melody, Miguel se sorprendió, pero luego se sorprendió aún más cuando ella lo estrujó en un abrazo, aunque no dudó en corresponderla.
—Gracias—Susurró sobre su hombro y pudo sentir cómo el letino sonreía mientras le acariciaba la espalda de arriba abajo.
—De nada.
La puerta se abrió de nuevo y ambos se separaron para ver quién era.
—¿Dónde demonios estábais?—preguntó Johnny—. Esta música de ahora me está taladrando los oídos y no puede ser que vosotros dos os escabulléis a hacer manitas mientras yo me tengo que joder. Andando—El rubio señaló la puerta y los dos adolescentes se miraron antes de reír y ayudar a levantarse mutuamente—. Sí, sí, muy gracioso—Masculló el hombre—. Adolescentes.
(...)
—BUENO, AMIGOS. Hoy hemos visto grandes combates. Pero aún no han visto nada ¡Porque entramos en cuartos de final!
El público aplaudió, entusiasmado, y Melody miró a Miguel con una sonrisa, haciendo que el chico le sonriera de vuelta. Ambos habían pasado de ronda, igual que Hawk, Demetri, Sam, Tory y Robby. Y eso solo significaba que tenían que pelear más duro aún por el primer puesto.
—Lo que significa que la cosa se va a poner calentita. De los ocho chicos y ocho chicas del escenario, uno de cada será nombrado campeón del All Valley. Y luego haremos recuento de puntos para determinar qué dojo se lleva el título de gran campeón. Y, dado que en cada ronda se ganan más puntos, cualquiera puede conseguirlo. Así que no pierdan de vista este tatami azul, ¡porque esto no ha hecho nada más que empezar!
Más aplausos.
Melody mentiría si dijera que no estaba nerviosa, pero también estaba emocionada.
Había hecho caso al consejo de Miguel, y ahora se estaba dejando llevar, por eso no dudó en aplaudir cuando el latino ganó su combate, pasando así de ronda.
Sin embargo, sus ánimos decayeron un poco cuando fue el turno de Devon para pelear contra Tory y la rubia marcó un punto cuando la otra chica estaba claramente fuera del tatami.
—¡Árbitro, se había salido del tatami!—Protestó Johnny—. ¿No tienes ojos?
Terry Silver se encogió sus hombros y elevó las palmas de sus manos, gesto que no le dio buena espina a Melody, pero que dejó pasar.
Devon se acercó a su sensei cuando el combate terminó, siendo ella la perdedora.
—No pasa nada. Lo has hecho genial—Le aseguró Johnny.
—Me han arrinconado. Debí darle golpes bajos—se lamentó la chica en voz alta.
—Lleva en esto más que tú, no te sientas mal.
—No me siento mal. He entrenado solo seis semanas—Devon soltó una risita en medio de la frase—. El año que viene les daré cara a esas mindundis—Melody rió suavemente y Miguel asintió, orgulloso.
—Aún tenemos posibilidades, ¿no es así?—preguntó Lawrence mirando a los dos chicos que estaban detrás de la menor.
—Claro. Teniendo en cuenta las estadísticas de todas las luchadoras, es muy posible que Melody llegue a la semifinal y también que llegue a la final y que gane. Igual que Miguel.
—Entonces tenemos muchas posibilidades—Los dos adolescentes miraron a Johnny con una expresión nerviosa.
Y, cuando tuvo la ocasión, Melody se alejó un poco del grupo y sacudió sus manos mientras respiraba hondo. Necesitaba relajarse.
Un tacto cálido en la parte baja de su espalda le llamó la atención pero no se apartó, ya que el aroma de Miguel inundó sus fosas nasales.
—¿Estás bien?—Le preguntó casi al oído ya que con el barullo de aquel sitio casi no se podía oír nada.
La chica asintió y siguió sacudiendo sus manos—Estoy intentando relajarme antes de mi combate de cuartos de final—Respondió ella en un tono un poco alto para que le oyera con claridad.
—Lo harás genial—La sonrisa reconfortante del chico hizo que su corazón se derritiera.
—Seguimos con los cuartos: Melody Peters, de Eagle Fang Karate, contra Piper Elswith, de Cobra Kai.
Las dos nombradas subieron al tatami y saludaron al árbitro y también entre ellas.
—¿Listas? Y... ¡a luchar!
Piper fue la primera en atacar, y también en marcar un punto al darle una patada en la cara a Melody, que soltó un quejido al sentir aquel impacto.
—Uno, cero—Peters se giró hacia su equipo y se encontró con la sonrisa de Miguel, animándola a seguir peleando, así que se volvió a girar hacia Piper con convicción.
—¿Sabes? Tu padre nos contó que podías haberte unido a nosotros y ser una ganadora—Comenzó la chica de rizos—. Es una lástima que no quieras estar con él, podías haber aprendido ambos estilos pero, supongo que ya es tarde.
Melody apretó los puños y sintió cómo sus uñas se enterraban en la palma de sus manos.
¿Que era una pena? ¿Ambos estilos? ¿Quién demonios se creía?
Volvió a mirar hacia su equipo y vio cómo Johnny la animaba con un asentimiento de cabeza. No obstante, cuando se giró, pudo ver a Daniel haciendo lo mismo y, en ese momento, sintió la adrenalina recorrer su cuerpo de nuevo.
Comenzó a cambiar su peso de un pie a otro, preparándose para el combate.
—¿Listas?
¿Que Piper quería hablar? Bien. Pero ella estaba ahí para pelear. Y también para ganar.
—¡A luchar!
Melody lanzó la primera patada que Piper esquivó por los pelos. Luego un puñetazo, y otro. Así sucesivamente hasta que su contrincante se cansara de esquivar y decidiera atacar. Y eso pasó.
La chica de rizos intentó darle con una patada pero ella se agachó y estiró su pierna para que su pie impactara en el hombro de la otra chica.
—¡Punto, Peters!—Ambas volvieron a sus sitios, esperando la señal del árbitro—. ¡A luchar!
Piper se acercó a ella dispuesta a atacar, pero lo único que consiguió fue recibir una patada de gancho en la cara.
«¡Ja! El karma.»
El siguiente punto que obtuvo fue agarrando la pierna de su contrincante y consiguiendo tirarla al suelo para, finalmente, darle un golpe en el pecho.
—¡Punto, Peters! ¡Ganadora!—El árbitro alzó su brazo y ella miró hacia donde se encontraba Chris, que no parecía muy contento. Así que, para rematarlo, le sonrió mientras hacía su saludo hacia los Cobra Kais.
Bajó del tatami y se encontró con la sonrisa orgullosa de Johnny y de Miguel, y el último no dudó en envolverla en un abrazo mientras la felicitaba.
(...)
TENÍA QUE ADMITIRLO, no se esperaba que el niño al que Melody le había dado aquellos nachos llegara a la final.
Pero tampoco se esperaba ver aquella mirada en el rostro de Robby mientras se enfrentaban.
Robby iba ganando dos a uno, pero en ese momento parecía que lo único que intentaba era provocar a aquel crío, esquivando todos sus golpes y cabreándolo. Parecía un torero jugando con el toro.
Así que, para acabar con aquel juego, Robby le dio una patada muy fuerte a Kenny. En la nariz.
Melody dio un respingo y no pudo evitar negar con la cabeza casi imperceptiblemente al ver cómo el niño salía corriendo.
—¿Estás listo?—Le preguntó Melody a Miguel, que se enfrentaría a Hawk en las semifinales.
—Prefiero no contestar—Murmuró el chico con la vista clavada en Eli y la castaña ladeó la cabeza.
—Puedes hacerlo—Aseguró y el latino le sonrió.
—Gracias.
—Puedes hacerlo—Habló Johnny llegando a su lado—. Ya has vencido a Hawk. Recuerda: instinto asesino. Acaba con él.
Miguel frunció el ceño y se giró hacia el rubio—¿Qué? ¿Que acabe con él? Hawk es mi amigo.
—Lucha con Larusso. Ya eligió bando. ¿Con quién estás tú?—preguntó Lawrence, haciendo que Miguel frunciera más el ceño.
—Con usted—Respondió el chico, un poco dubitativo.
—¿Seguro? Hawk será tu amigo, pero para ganar esto vas a tener que vencerlo.
—¿con quién estás tú?—preguntó Miguel, aún con el ceño fruncido.
—¿Cómo dices?
—Luchadores, a vuestras posiciones—Llamó el árbitro.
—Estoy contigo, Díaz. Siempre—Miguel asintió antes de subirse al tatami y Melody comenzó a near con la cabeza—. ¿Y a ti qué te pasa? ¿Por qué estáis todos tan raritos hoy?
La chica lo miró con el ceño fruncido—¿Tal vez por toda la presión sobre lo que está en jugo hoy?—Johnny apretó los labios con una disculpa en la mirada y la chica suspiró—. Esto me da mala espina.
—¿A qué te refieres?—preguntó Lawrence con confusión.
—A todo. Este torneo, es muy extraño—Sacudió la cabeza y le resto importancia con un gesto—. Probablemente sea que estoy paranoica.
Johnny la miró, no muy seguro y luego le prestó atención a la pelea.
El combate comenzó y, aunque Melody estaba un poco tensa al principio, se fue relajando al ver que todo iba bien, dentro de lo que cabe.
Hasta que Miguel saltó, girando en el aire para hacer una patada giratoria.
Por un momento, todo parecía normal. Una patada normal que o Hawk esquivaría o le daría un punto al otro chico. Una patada que podía hacer mucho o no hacer nada.
Pero hizo mucho, y de la peor manera.
Miguel cayó al suelo mientras soltaba un grito de dolor. Su espalda.
Melody sintió que todo el aire que había en sus pulmones se evaporaba y su corazón dejaba de latir.
Vio cómo Johnny corría hacia el chico y sintió cómo Devon le agarraba del brazo y decía algo como "no puedes entrar", pero que no pudo distinguir muy bien debido al pitido que aturdía sus oídos.
El chico se retorcía de dolor en el suelo mientras que la expresión de Melody mostraba puro horror a la vez que sus ojos se cristalizaban y aquel pitido seguía aturdiéndola.
No obstante, alcanzó a escuchar el grito de Miguel.
—¡Sensei!
Solo tengo que decir que no estoy lista para el siguiente cap jeje, básicamente porque es el último de este acto y pues me pone re triste :(
Enfin, MIGUELODY MIS NIÑOS
Also, MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LAS MIL LEÍDAS VOY A LLORAR💕💞
Btw, el siguiente capítulo lo publicaré a la vez que un edit en tiktok así que vayan a seguirme si no lo hacen ya, mi user es "moonytqles"
¿Teorías? ¿Conspiraciones? ¿Ideas para matar a Chris (XD)? ¡Los leo! <3
NO MERCY!
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