𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓. all you had to do was stay
𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐎𝐂𝐇𝐎. ❛ todo lo que tenías que hacer era quedarte ❜
LO PRIMERO QUE HIZO LIAM CUANDO VIO LA FURGONETA de Johnny aparcada fuera de su casa fue salir corriendo.
Lo segundo fue darle un fuerte abrazo a Melody.
Ella se tambaleó cuando el cuerpo de su amigo impactó contra el suyo, y se congeló durante unos segundos, sintiendo los pinchazos de dolor de sus moratones, pero, al final, lo abrazó de vuelta con mucha fuerza.
Johnny, a su lado, entrecerró los ojos mientras sostenía la bolsa con las cosas de Melody.
—Ya basta, Lance. La vas a asfixiar.
Liam suspiró antes de separarse de Melody. Nunca iba a decir su nombre bien, ¿verdad?
—Lo siento —Murmuró Liam, avergonzado.
—Llévala dentro y asegúrate de que descanse —Dijo Johnny y el chico asintió, tomando la bolsa y caminando hacia el interior de su casa.
Melody iba a seguirlo cuando una voz la detuvo.
—Melody —La chica se giró hacia Johnny—. Todo saldrá bien —Le dijo.
Ella sonrió débilmente y echó a andar detrás de Liam.
Todos parecían olvidarse de que el que estaba detrás de ella era un auténtico psicópata dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguir lo que quería.
Y lo que quería en ese momento era acabar con Melody.
(...)
—BUENOS DÍAS, PRINCESITA—Canturreó Liam mientras abría las cortinas de su habitación de invitados en la que Melody se suponía que iba a dormir.
Digo "suponía" porque lo único que hizo fue mirar al techo en la oscuridad, pensando, sintiendo y de vez en cuando llorando. Aquella anterior semana tampoco había dormido mucho por culpa del miedo. Uno de los primeros días, Christopher entró en su habitación como si nada para gritarle por algo de lo que ya no se acordaba y desde ese día le daba pánico dormir y que él pudiera entrar cuando le diera la gana. Por alguna razón tuvo que quitar el pestillo él mismo, ¿no?
—Adivina qué haremos hoy —Dijo el chico sentándose en su cama y observando cómo Melody apenas se movía.
—¿Quedarnos en casa y ver la tele mientras comemos helado? —preguntó con una pizca de esperanza bañando su voz.
—Ya te gustaría —El ruloso agarró a su amiga de las muñecas y tiró de ella para que se incorporara. El gruñido que salió de Melody fue casi involuntario—. Venga Melody, tienes que levantarte. Hemos quedado para ir a tomar el brunch con Moon.
—Tenías muchas ganas de decir esa frase, ¿verdad?
—Me encanta la palabra "brunch" —Se justificó el chico.
—Ya.
Hubo un pequeño silencio en el que la chica miró a su alrededor.
—¿Estás seguro de que deberíamos ir? —preguntó Melody un rato después—. Me refiero, ¿no nos encontrará Christopher?
Le había dado muchas vueltas al tema mientras dormía y estaba segura de que, ahora mismo, el hombre estaba pululando por los lugares más transitados de la adolescente, listo para atraparla en cualquier momento.
—Melody, le prometí a tu madre que cuidaría de ti. Él no te hará nada mientras estés conmigo —Prometió con una seriedad que hizo que, durante unos segundos, Melody se lo creyera—. Además, para hacerte daño primero tendría que reconocerte y no lo hará con... —Liam alzó las gafas de sol y la gorra que Melody había robado—. El kit esencial de incógnito de Marvel.
La castaña alzó las cejas.
—Sabes que yo llevaba eso puesto porque estaba en un país extrangero en el que era obvio que no me reconocerían. Eso no esconde nada.
—Shhh —Chistó Liam, poniéndole un dedo sobre los labios—. A los Vengadores siempre les funciona.
—Bueno, por desgracia, no estamos en una película de Marvel.
—Lo sé. Eso apesta —Se quejó él en voz alta y Melody no pudo reprimir una pequeña sonrisa, que animó aún más a Liam—. Pero eso no es todo. También he creado una distracción para que Chris no sepa que eres tú.
—¿Y esa es...? —preguntó ella con las cejas alzadas.
—Quedar con gente con la que Chris piensa que te llevas mal —respondió él con orgullo.
Melody frunció el ceño.
—¿Vamos a quedar con Kyler?
Liam puso una expresión de horror.
—¿Qué? ¡No! Ew. No —El chico sacudió la cabeza violentamente—. Quedamos con Sam...
—Bueno eso no está tan mal.
—... y con Yasmine —Añadió con precaución, con miedo a la reacción de la chica.
—¿Estás de coña? —preguntó, seria.
—Eh...
—¡Le dijo a todo el instituto que era una zorra! ¡Arruinó mi reputación sólo porque yo te gustaba! —Le recordó.
Liam abrió mucho los ojos, buscando las palabras adecuadas.
—Primero, eso fue hace mucho, la gente cambia, ahora es mejor desde que está con Demetri. Y segundo, ¿desde cuándo te importó tu reputación? —La chica entrecerró los ojos—. Exacto. Además, no tienes que hablar con ella, solo disfrutar del buen brunch que vamos a tomar a la hora del brunch.
—De verdad te encanta esa palabra —Murmuró la castaña y el chico sonrió.
—Sí.
—Está bien —Accedió Melody y Liam hizo un pequeño bailecito de la victoria que la chica interrumpió—. Pero con una condición.
—Sí, claro. Lo que sea —dijo el chico con una sonrisa.
—Luego iremos a ver a mi madre.
La curva que había en los labios de Liam se esfumó con rapidez.
—Melody, eso es un poco peligroso. Sabemos que Chris ya ha ido una vez a su casa, puede volver a hacerlo —Argumentó con cautela, haciendo que Melody suspirara.
—Lo sé, pero quiero verla. Por favor, Liam, es mi madre.
El ruloso la observó durante unos segundos y finalmente, suspiró.
—Hablaré con ella para ver si luego puede pasarse por aquí —Accedió, sacándose el móvil del bolsillo.
—Gracias.
El sonido de una notificación sonó entre ellos y Liam miró a Melody con los labios ligeramente apretados antes de volver a mirar su móvil y luego a ella de nuevo.
—Sé que aún no hemos hablado de esto —El ruloso giró su teléfono hacia la chica, que se congeló al leer el nombre del contacto—. No tenemos que hacerlo si no quieres.
Speedy González (Miguel):
Hey, Liam, ¿puedes preguntarle a Melody si podemos hablar?
—No quiero —Respondió ella casi de inmediato, sintiendo el vacío en su pecho con mucha más fuerza.
El ruloso asintió y se levantó de la cama sin decir nada más.
—Deberías deshacer tu bolsa antes de irnos, seguro que tienes toda la ropa arrugada. Vas a parecer un acordeón —Bromeó el chico antes de salir de aquella habitación.
La chica dibujó una pequeña sonrisa en el rostro, que se esfumó al darse cuenta de que volvía a estar sola.
Sabía que Liam acababa de irse y que estaba pululando por su casa, pero el sentimiento de soledad la seguía acechando aún en ese momento. Era como un vago susurro. Débil, pero escalofriante y muy cercano.
Melody sintió cómo los pelos de su nuca se erizaron y un escalofrío recorrió su espalda.
Decidió levantarse de la cama e intentar distraerse cambiándose de ropa. Solo de pensar en la idea de tener que suplicarle a Liam por su compañía ya se sentía ridícula.
Se puso unos vaqueros y una camiseta grande junto con sus converse y siguió sacando las cosas de la bolsa y separándolas en "pocas arrugas, a la cómoda" y "muchas arrugas, tengo que planchar".
Cuando ya casi había acabado, su mano rozó algo firme que estaba claro que no era ropa. Con el ceño fruncido, sus dedos se cerraron a su alrededor y el aire abandonó sus pulmones cuando sus ojos identificaron lo que era.
La foto del baile.
Para que recuerdes lo que has perdido.
Su vista se clavó inmediatamente en la sonrisa que su yo de hacía unas semanas le dedicaba a Miguel y lo único que sintió en ese momento fue dolor. Mucho dolor. ¿Por qué él no la había tenido en cuenta?
Su mano se metió en la bolsa, en busca de la carta y cuando la cogió, los pedazos de su corazón se estrujaron con fuerza, materializando las lágrimas en los ojos de la chica.
Así que voy a pedirte una última cosa: no olvides que te quiero, por favor.
La chica dobló la carta varias veces y la apretó con fuerza.
Al parecer ella no había sido la que se había olvidado de esos sentimientos.
—¡MELODY! —La voz de Liam le hizo dar un respingo y metió el papelito en su bolsillo trasero para después dejar el marco boca abajo sobre la cómoda antes de que el chico abriera la puerta—. Tu madre dice que es mejor que dejemos pasar unos días antes de... —El ruloso paró de hablar y observó a la castaña con el ceño fruncido—. ¿Estás bien?
—Sí —Mintió, apartando la mirada y guardando su ropa con una falsa normalidad—. ¿Por qué lo dices?
—Es que tenías cara de susto —Explicó.
—Estoy bien, no te preocupes —Volvió a mentir—. ¿Dijo que era mejor esperar unos días? —preguntó, cambiando de tema.
Liam se lo permitió—Sí, Christopher se pasó por el escaparate de la boutique esta mañana. Sabe que lo primero que harías es reunirte con ella —Murmuró—. Lo siento.
—No es tu culpa —Le recordó la castaña.
Es la mía por haber perdido ese torneo.
Tragó saliva antes de sacudir su cabeza y volverse hacia el chico.
—¿Nos vamos? —preguntó, intentando parecer emocionada.
—Después de ti —Le dijo Liam haciendo un gesto para que ella pasara delante.
(...)
—SABES QUE NO TIENES QUE LLEVAR ESO AQUÍ DENTRO, ¿verdad? —preguntó Yasmine, refiriéndose a las gafas y a la gorra de Melody.
—Sabes que un loco está ahí fuera ahora mismo y buscándome, ¿verdad? —le respondió la castaña.
—Cierto —Estuvo de acuerdo la rubia.
Nada más llegar, Yasmine se había disculpado con Melody —probablemente por petición de Liam y Moon— y había cambiado de tema rápidamente. Sin embargo, Peters estaba cansada de perdonar o de estar bien con todas las personas que le habían hecho daño. Ella siempre intentaba portarse bien con todos y si hacía algo malo no era a propósito. Aún así la vida se las había apañado para tratarla sin piedad alguna, así que decidió dejar de luchar contra la corriente y se dejó llevar por el río de sus propias emociones.
¿Era peligroso? Sí, ya que explotaría en cualquier momento, pero ya le daba igual.
El tono de una notificación resonó entre ellos y Melody se giró inmediatamente hacia Liam, que la miraba de reojo.
—Por favor dime que no es Miguel —Murmuró.
—No. Es una notificación de un juego que me descargué para matar el tiempo en la tienda —Explicó el chico—. A Miguel lo dejé en leído —Añadió, orgulloso.
Las tres chicas que tenían enfrente se miraron entre ellas.
—¿Miguel te mandó un mensaje? —le preguntó Sam a Melody.
—No, se lo mandó a él porque Christopher me quitó el móvil —Explicó—. Yo le dije a Liam que no quería hablar del tema porque no quiero hablar con él —La chica bebió de su vaso de agua, haciendo ruido con la pajita ya que casi no le quedaba líquido que beber.
—Bueno, si no quieres hablar con él, entonces deberías dejárselo claro —opinó Moon.
—Moon tiene razón, los tíos están tan locos que si no le contestas son capaces de venir a hablar contigo —añadió Yasmine y Melody frunció el ceño—. Confía en mí, he salido con muchos tíos antes que con Demetri y déjame decirte que todos eran así de idiotas.
Liam frunció el ceño, notablemente ofendido.
—Saliste conmigo —Le recordó.
—Lo sé, por eso lo digo.
El chico hizo un puchero y se dejó caer sobre él cómo asiento de aquella cafetería.
—Tal vez tengas razón —Admitió la castaña y Liam se giró hacia ella bruscamente, ofendidísimo—. En la parte de que debería decirle que no me apetece hablar con él —El ruloso volvió a dejarse caer en el asiento.
—¿Estás segura? ¿No crees que deberíais hablar?
—Sam tiene razón, tenéis muchas cosas que deciros, ¿no es así? —agregó Moon.
Melody se tensó bajo la mirada de todos los que estaban en esa mesa.
—Simplemente no quiero hablar con él. No en este momento. Tal vez otro día —Dijo la castaña nerviosamente, intentando no sentirse abrumada con aquellas miradas y sus sentimientos.
Liam suspiró —Está bien, se lo diré.
LIAM:
Melody dice que no le apetece, ¿tal vez otro día?
—¿Contenta? —preguntó él enseñándole la pantalla. Ella asintió y él le dió al botón de enviar.
(...)
—HEY, MIGUEL—lo llamó Demetri al ver cómo su amigo suspiraba—. ¿Estás bien?
Ellos dos y Eli se encontraban en un estudio de tatuajes mientras el último se tapaba uno de sus viejos tatuajes.
—Sí. Eh, un poco cansado por el viaje —Respondió el latino mientras se levantaba de la silla.
—Es normal, bueno, ¿cuántas horas estuviste en ese coche con Robby? —preguntó Hawk.
—Nunca te había visto cerca de él durante más de dos minutos sin una pelea al estilo de John Wick —Añadió Demetri.
—Sí, pero intento no llegar a ese punto por el sensei. Aunque se lo merezca —El pelinegro sacudió la cabeza—. Robby dice que pasa de Cobra Kai. Veremos qué pasa.
El sonido de una notificación sonó y Miguel se apresuró a coger su móvil.
—¿Es Liam? —preguntó Eli—. ¿Al fin le ha dicho algo Melody?
—Sí. Dice que, eh, no le apetece. Que mejor hablamos otro día —Leyó Miguel, intentando no sentirse un poco decepcionado.
Demetri miró a su amigo, que también lo miró de vuelta con preocupación.
—¿Qué ha puesto exactamente?
—"Melody dice que no le apetece. ¿Tal vez otro día?" —Los dos amigos volvieron a mirarse entre ellos—. ¿Qué?
—Pone "¿tal vez otro día?" —Miguel asintió y Demetri suspiró—. Eso no es bueno.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿Cuántas veces has visto a Melody dejar las cosas "para otro día"? —preguntó Hawk.
—Muy pocas —Murmuró Miguel, dándose cuenta.
—¿Y cuándo hizo las cosas que dejó para otro día?
—Nunca. Oh mierda, ¿no quiere verme?—se lamentó el chico.
—No necesariamente —Añadió Eli—. Tal vez solo necesita un poco de tiempo. Aunque Moon insiste mucho en la comunicación, y si de verdad ha conseguido no ser convencida por Moon... Entonces sí que tenemos un gran problema.
—Deberíamos mandarle un mensaje a Liam para asegurarnos —opinó Demetri tomando el móvil de su amigo—. "Me parece bien." "¿Al menos puedes preguntarle qué tal está?"
—Muy bien.
—¿Verdad?
—Sí.
—Sí.
—Todo va a salir bien. Saldrá bien.
—Claro.
(...)
LIAM Y LAS OTRAS CUATRO CHICAS OBSERVABAN LA PANTALLA DE SU MÓVIL, que estaba sobre la mesa.
Yasmine se rió.
—Desesperado. Pero adorable —opinó—. Sabe que te pasa algo.
Melody se cruzó de brazos, incómoda.
—¿No podemos dejarlo? —pidió.
—Yo creo que deberías hablar con él —Dijo Moon.
—Y yo también —añadió Liam, ganándose una extraña mirada por parte de Melody—. ¿Qué? No me mires así. Moon tiene razón, deberíais hablar cuanto antes para solucionar las cosas cuanto antes.
—Bien. Pues entonces dile que vosotros queréis que hable con él pero yo no, a ver qué opina de eso —Masculló, molesta por el hecho de que sus amigos tenían razón.
—Melody, nosotros no vamos a obligarte a hacer nada —Murmuró Moon al ver que su amiga se estaba poniendo a la defensiva—. Solo te estamos aconsejando.
Ella volvió a removerse en su asiento, incómoda. No le gustaba aquella conversación.
—Bien, si no quieres hablar con él, está bien. Pero al menos contéstale —Habló Yasmine tomando el teléfono bajo las extrañas miradas del grupo—. ¿Qué? Tan cruel no soy. ¿Cómo estás? —le preguntó a la castaña.
Ella se encogió de hombros y repitió la misma mentira de siempre—: Estoy bien.
Yasmine escribió en el teléfono antes de dejarlo sobre la mesa, encarando a Melody y a Liam.
—Breve, pero no cariñoso.
LIAM:
Soy Melody. Estoy bien.
El ruloso observó aquel mensaje de texto.
—¿No debería añadir una carita sonriente o algo? —preguntó.
—Sí —dijo Moon.
—No —se negó Yasmine.
—Supongo que esa no es nuestra decisión —Habló Sam.
Todos miraron a Melody, que se encogió inconscientemente.
—Solo manda el mensaje para que podamos cambiar de tema ya, por favor —Pidió y el ruloso le dio a enviar para después dejar su móvil sobre su regazo.
(...)
LOS TRES OBSERVARON AQUEL SECO MENSAJE y Miguel gruñó en respuesta.
—Esto es malo. No hay ningún emoji y está escrito en el mismo mensaje. ¡Hasta ha usado dos puntos para acabar las frases! —Destacó Eli.
—Sí, tío, no está para nada bien —Añadió Demetri—. Tenemos que hacer algo.
—¿Debería? No sé, tal vez sí que necesita tiempo y...
El sonido de otra notificación sonó, pero esta vez fue el teléfono de Eli.
LIAM:
Melody no está bien. Necesitan hablar.
¿Esta noche puede venir Miguel a mi casa?
—Bueno, al menos Liam está de nuestro lado —dijo Demetri mientras soltaba un suspiro.
—Sí, eso es bueno. Significa que puede salir bien —Opinó Eli.
—¿Y qué hago? —preguntó el latino, demasiado perdido.
—Creo que tengo una idea —dijo Demetri.
(...)
LOS CINCO ADOLESCENTES ENTRARON EN AQUEL SPA ya enfundados en sus batas.
—Moon, este lugar es tan... tú —opinó Sam mientras miraba a su alrededor.
—¿A que sí? —dijo la chica emocionada—. Cuando Eli y yo cortamos por primera vez, había mucha energía negativa. Este lugar me ayudó a librarme de todo ese ruido. Por eso os traje aquí.
Melody se volvió a cruzar de brazos mientras Liam sonreía, emocionado.
—¿Hacen masajes?
—Los mejores. Pero primero, debemos hacer algo, conozco a dos personitas que deben sumergirse en su mente para descubrir quiénes son —Moon pasó sus brazos por los hombros de Sam y Melody.
Esta última frunció el ceño.
—Eso de sumergirme en mi mente no suena muy bien —Se quejó antes de seguir a su amiga, que había comenzado a andar hace una sala con unas bañeras extrañas.
—¿Qué es esto, exactamente? —preguntó Sam.
—Es una cabina de auto-realización —respondió Moon.
—Un tanque de aislamiento sensorial, ¿no? —preguntó Melody.
—Oh, no, no, no, no. No. Ya no se llaman así. No consiste en aislarse, si no en conectar con tu yo interior.
Melody alzó ambas cejas mientras mantenía sus brazos cruzados.
—Es un tanque de aislamiento —Reiteró ella y Liam le dio un codazo—. ¿Qué? Cambiarle el nombre y su función no quita que sea igual de aterrador y atrapante —Se quejó.
—Si, eh... Yo creo que voy a pasar —dijo Sam—. A veces tengo pesadillas con que me ahogo con poca agua.
—Vaya. Qué siniestro —opinó Yasmine.
—Chicas, desde el torneo habéis estado un poco... desequilibradas. Lo único que encontraréis aquí es a vosotras mismas. No da tanto miedo, ¿no? —preguntó Moon.
—Creo que os olvidáis de que yo tengo el adn de un psicópata corriendo por mis venas —Murmuró Melody, intentando esconder todo el miedo que sentía por lo que estaba pasando en su propia mente en ese momento.
Liam la tomó del brazo y la alejó un poco del resto.
—Melody, es normal que estés asustada —Murmuró—. Pero no pierdas nada por intentar encontrarte a ti misma ni por intentar arreglar lo que otros han lastimado.
La castaña tragó saliva con fuerza al sentir su garganta seca.
—Chris no va a encontrarte aquí, te lo prometo. Y tampoco aquí —El ruloso tocó su frente con cuidado—. La única forma en la que él gana es si dejas que el miedo que le tienes controle todo lo que haces.
Los ojos de Melody se humedecieron levemente.
—La batalla ya ha terminado. Es hora de lamerse las heridas y de sanar, ¿sí?
La castaña asintió en silencio y observó cómo Liam volvía con las otras.
¿Cómo podía explicarle que Chris no había sido la persona que más le había lastimado al fallarle a todo el mundo, si no que era ella?
(...)
LA PUERTA DE LA JOYERÍA SE ABRIÓ CON UN SUAVE TINTINEO de una pequeña campanita y Miguel, Eli y Demetri entraron.
—Le compré a Yasmine una pulsera con amuletos aquí y añado un amuleto por cada pelea que tenemos. Ya ni puede levantar el brazo —Dijo el último, apoyándose en el mostrador.
—Vale, explicarme otra vez por qué tengo que comprar joyería cara —Pidió Miguel—. Puede que Melody esté bien y que estéis exagerando todo esto.
Se dio cuenta de la estupidez que acababa de decir en el momento que salió de sus labios.
—Tenemos el mensaje de Liam como prueba. Ella no está bien, Miguel, y evitar las señales no va a hacer que tenga más ganas de hablar contigo —Habló Eli.
—Eli tiene razón. De hecho, creo que no lo estamos exagerando lo suficiente.
—¿En qué puedo ayudaros? —preguntó la dependienta.
—Em... Pues estoy buscando algo especial para mi novia —Miguel tragó saliva, recordando aquella estúpida carta que escribió para romper con ella.
Menos mal que nunca llegó a dejarla junto a la de su madre porque si no, Melody la habría leído y todo sería aún más complicado.
—¡Qué tierno! ¿Por su cumpleaños, un aniversario?
—Se largó del país sin decírselo durante la pelea de karate más importante de su vida y luego ella tuvo que irse con el idiota de su padre —Explicó Demetri.
—Esa es una nueva —Murmuró la mujer para después aclararse la garganta—. ¿Qué os parece un bonito par de pendientes?
Miguel abrió mucho los ojos cuando su mirada se clavó en el accesorio perfecto.
—¿Cuánto vale eso? —preguntó, señalando un collar dorado con forma de galleta y varios pequeños diamantes marrones, imitando las pepitas de chocolate.
—¿La galleta? —La dependienta lo sacó de la vitrina para poder enseñarselo mejor a los adolescentes.
—Es perfecto —dijo el chico mientras rozaba el amuleto con el pulgar. Sin embargo, su expresión decayó casi al instante—. Pero no creo que pueda permitírmelo.
La mujer miró la etiqueta del accesorio—Resulta que está rebajado.
—¿Rebajado? —preguntó él, emocionado—. Genial, ¿cuánto vale?
—Con impuestos... 182 dólares.
Miguel suspiró resignado. Era demasiado caro.
Eli, al ver la decepción de su amigo, intentó ayudar.
—¿No tendrá uno con menos pepitas de chocolate?
(...)
DE PEQUEÑA, MELODY NO ERA DE LA CLASE DE NIÑOS QUE LE TENÍAN miedo a la oscuridad. Pero aún así le pedía a su madre que se quedara con ella hasta que se quedase dormida, porque su verdadero miedo era la soledad.
Así que en ese momento, metida dentro de ese tanque, envuelta por la oscuridad y sola, empezó a replantearse si había sido una buena idea.
Cerró los ojos con fuerza, intentando que el tiempo así pasara más rápido, pero se arrepintió en cuanto los abrió.
Se encontraba de pie en una oscuridad profunda y aterradora y, por alguna razón, una luz alumbraba su cuerpo. A continuación, se dio cuenta de que el bañador que se había puesto en el spa había sido sustituído por el gi de Eagle Fang y de que su pelo estaba recogido en una coleta burbuja.
Iba exactamente igual que el día del torneo.
Frunció el ceño y comenzó a mirar a su alrededor, buscando una salida mientras la misma sensación de estar en una pesadilla de la que no podías despertar la acechaba.
Unos pasos resonaron detrás suya.
—Melody, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Johnny, que iba vestido de la misma forma que ella.
—No tengo ni idea, la verdad. Moon dice que tengo que encontrarme a mí misma en esta cosa.
El rubio soltó una carcajada.
—¿A qué te refieres? Tú eres la chica que nunca tuvo a nadie a su lado.
Melody frunció el ceño mientras sentía una punzada en el pecho y se giraba por pura inercia, encontrándose con Liam.
—Melody, eres la chica que dejó que su padre la asustara lo suficiente para romper conmigo —Dijo con una sonrisa, lo que hizo que la castaña tragara saliva.
—Liam, yo no...
La imagen del chico se esfumó y ella empezó a mirar a su alrededor con la respiración acelerada.
No obstante, su cuerpo se congeló al oír la voz de Robby.
—Eres la razón por la que yo herí a Miguel.
Una lágrima resbaló por su mejilla y se giró inmediatamente cuando escuchó otros pasos detrás de ella.
—Eres la chica que perdió. La que nos falló a todos —Dijo Eli mientras sujetaba su trofeo de campeón.
Melody comenzó a negar con la cabeza y a girar sobre sí misma, pero todo su cuerpo se tensó al ver a Miguel observándola con dolor.
—Eres la chica que tiene miedo de hablar conmigo, Melody. La chica que no quiere averiguar la verdad —Habló mientras cada vez se acercaba más a ella—. La que no quiere escuchar cómo le digo que no fue suficiente. La que no me importaba tanto como para llevarla conmigo. La que está tan asustada que no quiere saber por qué me fui, porque teme que ella sea la razón.
Melody negaba con la cabeza mientras incontrolables lágrimas rodaban por sus mejillas.
—Por favor, cállate —Suplicó en un susurro.
—¿Por qué no puedes aceptar la verdad? Si hubieras ganado todo sería tan diferente... Pero yo sabía que no lo harías. Por eso me fui.
Melody se chocó contra el pecho de alguien y se alejó con rapidez al encontrarse con Christopher.
—Eres mi hija.
—Y mi nieta —Habló Kreese detrás de ella.
—La que nunca tuvo a nadie.
—La que dejó que su padre le asustara.
—La razón por la que yo herí a Miguel.
—La chica que perdió.
—La chica que tiene miedo.
—Mi hija.
—Mi nieta.
Melody se tapó los oídos con fuerza mientras los rostros de todas esas personas pasaban a toda velocidad por sus ojos, como una horrible película.
Unos segundos más tarde, todo se quedó en silencio.
—Yo sé exactamente quién eres, traidora.
Melody se quitó las manos de los oídos y abrió los ojos cuando aquella voz sonó dentro de su cabeza. Aquella que había reconocido como la voz de...
—¿Tory?
Un puño impactó contra su mejilla y ella cayó al suelo con brusquedad. Luego una patada impactó contra su pecho, quitándole el aire durante unos segundos.
Cuando alzó la mirada, retrocedió aterrorizada.
—Esto no se ha acabado —Le dijo Christopher—. Y no se acabará hasta que dejes de ser feliz para siempre. Me encargaré de eso personalmente.
—Para, por favor —Pidió ella mientras se arrastraba por el suelo en sentido contrario.
—¿Yo? ¿Por qué siempre soy yo el malo de la historia? —preguntó el hombre con una sonrisa—. Tú eres la que perdió, la que le falló a todos. Esto es solo lo que te mereces.
Unas risas hicieron eco entre ellos y ambos giraron su cabeza hacia su grupo de amigos, que se carcajeaba mientras la señalaban descaradamente.
—Creen que eres débil —Habló una nueva voz.
Melody giró su cabeza hacia la derecha, encontrándose con otra versión de ella misma luciendo un gi negro y con una confianza que nunca había visto en ella misma.
—¿Y cómo no? Hasta yo creo que lo eres. Lo único que haces es huir de tus problemas cuando lo que deberías hacer es enfrentarte a ellos. ¡Así que levántate y pelea!
Una patada impactó contra su mandíbula y Melody rodó, ahogando gemidos de dolor para ponerse de pie y en posición, lista para pelear.
Las lágrimas le nublaban la vista y un pequeño hilo de sangre resbalaba por la comisura de su boca.
Christopher apareció delante de ella sin previo aviso y lanzó un puñetazo que ella bloqueó, pero el hombre consiguió encajar uno en su estómago. A continuación lo perdió de vista.
Sintió cómo alguien le daba una patada por detrás y al estabilizarse y girarse se encontró con aquella extraña versión de ella misma.
Su doble lanzaba fuertes y dañinos golpes y Melody intentaba esquivar todos los que podía, pero aún así iba perdiendo aquella pelea.
Como siempre.
Su cuerpo cayó al suelo mientras la derrota sacudía su anatomía. Lo siguiente que sintió fue la fuerte mano de Christopher cerrándose alrededor de su cuello y levantándola del suelo. Acercó su rostro al de la chica, que se removía, intentando respirar y, sin inmutarse por sus golpes y patadas, dijo:
—Vas a pagar, zorra.
La puerta de su tanque se abrió y Melody salió del agua con la respiración agitada y llevándose una mano al cuello, tosiendo por la falta de aire.
Moon, por otra parte, no se había dado ni cuenta de la reacción de aquella castaña, y dijo—: Oh Dios mío, acabo de tener la visión más increíble de la historia. Era una gota de rocío bajo la luz de la luna.
Melody la observó con el fantasma de sus lágrimas en las mejillas y Moon no dudó en agacharse para ayudarla a levantarse.
—¿Estás bien?
Al escuchar aquella pregunta, Liam se acercó con urgencia a ellas y le tendió su albornoz a Melody.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué has visto?
Melody los observó, aún con la respiración acelerada y, con las últimas fuerzas que le quedaban, articuló otra mentira.
—Era un pequeño pez rodeado de tiburones. Odio los tiburones.
Y dicho eso, salió casi corriendo de aquella sala.
(...)
SUPONGO QUE ESTO ES UN ADIÓS, pero de verdad espero con todas mis fuerzas que se convierta en un hasta luego.
Te ama: el tarado.
Melody respiró hondo mientras la suave brisa de verano se colaba por sus orificios nasales.
Una fina capa de lágrimas cubría sus ojos, pero aún así era capaz de distinguir los detalles de aquel lugar.
Moon tenía razón, estaba muy desequilibrada, así que había decidido volver al sitio en el que Daniel LaRusso le enseñó el equilibrio. Había sido una de las tonterías más grandes de su vida, porque Chris podría encontrarla allí mismo, pero en ese momento Melody no estaba pensando en eso. Simplemente buscaba un sitio en el que pudiera estar sola y en paz y aclarar sus pensamientos.
No había parado de darle vueltas a aquella extraña visión. ¿De verdad su propia mente era tan retorcida con ella misma? ¿Por qué le había mostrado todas sus inseguridades tan de golpe? ¿Acaso era su subconsciente intentando castigarla?
A pesar de tener muchas frases en su cerebro, las que más se repetían eran las que Miguel —o lo que sea que fuera eso— le había dicho.
Sí, estaba aterrada. Por eso no quería hablar con él, porque no soportaba la idea de él diciéndole que no había sido suficiente o que ni siquiera la hubiera tomado en cuenta cuando tomó la decisión de marcharse. Dudaba que ese terror se esfumara algún día.
Y luego estaba esa dichosa carta...
¿Algo de lo que había ahí escrito era verdad? Esa era una pregunta que la acechaba cada vez que sus ojos leían todos esos sentimientos representados en palabras.
Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero.
No. No, no, no.
Estaba tan cansada de sentir esa dolorosa daga clavada sobre su pecho, retorciéndose cada vez que sus ojos repasaban esos caracteres escritos a correr. Odiaba sentir todo ese dolor. Pero odiaba aún más esa parte suya que deseaba devolverle todos los te quiero y los te amo que había en ese pedazo de papel.
Era surrealista que se hubiera dado cuenta de lo que era estar enamorada de esa manera. Con una carta y un corazón roto que anhelaba volver a arder de nuevo.
Oyó unos pasos detrás de ella que la pusieron alerta y, cuando se giró, deseó mil veces que el que había entrado hubiera sido Christopher.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó bruscamente mientras se levantaba.
Miguel tragó saliva antes de hablar.
—Necesito hablar contigo. Liam me dijo que estarías aquí.
Melody pudo sentir las emociones confusas nublarle el juicio a la vez que sus lágrimas le emborronaban la vista, por eso fue puro instinto dar un paso atrás cuando Miguel se acercó a ella.
—No. No te acerques. Por favor —Pidió con la voz temblorosa.
—Está bien. No lo haré —dijo él, dando un paso atrás y observando a la chica con cautela. Sin embargo su expresión cambió radicalmente cuando vio lo que ella sujetaba en su mano—. ¿Qué es eso? —preguntó, nervioso.
Melody miró el papel doblado en su mano y tragó saliva, recordando alguna frase escrita en ese mismo.
No olvides que te quiero, por favor.
Era mentira. No la quería, no parecía hacerlo. Si de verdad lo hiciera no tendría esa expresión aterrada en ese instante.
—Es la carta que nunca me diste —Ella soltó una risa nasal con amargura—. Supongo que fui tan estúpida como para volver a por ti y pensar que tú habías hecho lo mismo. Pero no.
En ese mismo instante, Melody sintió cómo su corazón volvía a arder con fuerza, dañando su pecho en el acto. Pero esta vez no era con el cálido sentimiento del amor, no. Esa vez era con la rabia acumulada de esa última semana. ¿Lo peor? Que no le importó ese extraño dolor porque, sorprendentemente, era menos del que sentía cuando pensaba en aquel chico y en aquella carta.
—Melody, yo...
—¿Por qué te fuiste? —preguntó ella con dolor en la voz.
—Em, bueno, me sentía perdido, yo... —Comenzó el latino— no sabía quién era ni qué debía hacer y...
—¿Yo tuve algo que ver? —cuestionó, sintiendo el terror que había sentido previamente arder con todas las confusas emociones que la prohibían de pensar con coherencia en ese momento.
El chico frunció el ceño.
—¿Qué?
—¿Fui tan horrible como para hacerte sentir mal? —preguntó, acercándose a él lentamente y con lágrimas comenzando a resbalar por sus mejillas—. ¿Acaso no fui suficiente?
—Melody, ¿de qué hablas? —cuestionó el latino, entre confuso y dolido por el hecho de que Melody pensara que le importaba tan poco.
—Solo intento entender el por qué. ¿Por qué me dejaste aquí? —cuestionó con el anhelo de una respuesta bañando su voz en tristeza—. ¿Por qué no me dijiste que fuera contigo?
—Aún tenías que competir en la final —Le recordó el chico.
—¡Podrías haberme llevado contigo! —Exclamó Melody con la voz teñida de desesperación— ¡Me importaba un cuerno la final! ¡Me daba igual que todo se fuera al traste solo por estar contigo!
—¿Para qué? ¿Para que perdieras antes de empezar? —preguntó Miguel, intentando que la desesperación no se colara por la grietas que se comenzaban a formar en su corazón—. Todos contaban contigo, Melody. Eras su única esperanza. No podía arrebatarles eso.
—Bueno, ¿pues adivina qué?. Perdí de todas formas. Al menos estaría con la persona a la que amaba y no con el imbécil de mi padre.
Miguel dio un paso atrás, sintiendo un puñal clavarse mil veces en su pecho.
¿Amaba? ¿En pasado?
—Me dijiste que me fuera a hacer lo que debía hacer —Le recordó el pelinegro en un susurro, intentando que no se le rompiera la voz.
—Eso fue antes.
—¿Antes de qué?
—¡Antes de vivir un infierno durante una semana! —exclamó ella mientras se levantaba la camiseta y le enseñaba los moratones que los golpes de Christopher habían dejado en ella. La boca de Miguel se abrió por la sorpresa—. Dime, ¿me apuñalarías si te lo pidiera?
—Claro que no —Dijo él, al borde de las lágrimas. La incertidumbre de no saber a dónde iba esa conversación comenzaba a formar un gran nudo en su garganta.
Melody se bajó la camiseta con brusquedad.
—Pero aún así te marchaste a buscar a alguien que sabías que era peligroso y que ni siquiera sabía que existías —Murmuró con las mejillas completamente húmedas y los ojos brillando con dolor.
Miguel negó con la cabeza mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
—Estás siendo injusta —Murmuró, clavando sus ojos en los de Melody.
—Estoy siendo realista.
Miguel la miró, estupefacto. Entendía que la realidad de Melody en ese momento estuviera distorsionada por todo el dolor y sufrimiento que había experimentado. Pero, ¿qué había de su realidad? ¿Acaso no estaba dispuesta a escucharlo?
—Supongo que aquí se acaba todo —Ella sorbió por la nariz y se secó las lágrimas con la manga de su fina sudadera—. Al final sí que tenías razón, esto fue un error.
La chica estampó la carta contra su pecho y se alejó caminando. Miguel se giró, observándola a través de la dolorosa capa de lágrimas que brotaban de sus ojos sin descanso.
Un sollozo se escapó de sus labios mientras salía de aquel dojo con un paso lento. Después de dar varios pasos, metió la mano en el bolsillo de su vaquero y sus dedos rozaron un metal frío. A continuación sacó el colgante de la galleta y siguió llorando con fuerzas.
Un error.
El colgante resbaló entre sus dedos en el mismo instante que su corazón se quebró por completo. Parecía que había dejado de latir o que lo hacía tan dolorosamente que su cerebro intentaba ignorarlo por el bien del resto de su organismo.
Un rato después, sus piernas volvieron a funcionar y caminó entre lágrimas hacia su casa, olvidándose por completo del colgante que brillaba entre unos hierbajos y musgo que había en el borde del camino de tierra, esperando a ser encontrado por la persona adecuada.
(...)
MELODY ENTRÓ EN CASA DE LIAM CON LAS MANOS TEMBLOROSAS, la respiración agitada y un dolor infernal en el pecho que parecía arder y escocer al mismo tiempo.
Sin pensárselo dos veces se encerró en su habitación.
¿Ese era el final? ¿Aquella relación iba a acabar y a terminar con el mismo término definiéndola? ¿"Un error"?
Dios, estaba tan cansada que ya no sabía ni en qué estaba pensando.
Todo el amor que alguna vez había sentido por Miguel se había transformado en un sentimiento de soledad, abandono y angustia. Por eso, cuando sus manos inconscientemente tomaron el cuadro con la foto en la que ambos de sonreían, las palabras volvieron a hacer eco en su mente.
Para que recuerdes lo que has perdido.
Ella. Lo había perdido. A él. Y todo porque se había emborrachado en una estúpida fiesta.
Lo siguiente que supo era que su brazo se había extendido con toda su fuerza y que el cuadro yacía roto en el suelo, hecho añicos similares a los que dividían su corazón en ese momento.
La chica se apoyó en la pared mientras sollozaba durante aquel llanto que parecía incesable y se deslizó hasta acabar sentada en el suelo con la cabeza apoyada en sus rodillas.
Lo peor de aquella situación era que Christopher tenía razón. Todo era su culpa.
MARATÓN 100K 2/2
Jeje, *se va a esconder debajo de una roca para que no le peguen*
PERDÓN VALE?! ESQUE ME ENCANTA EL DRAMA Y EL ANGST Y ERA MI OPORTUNIDAD DE CREAR AMBOS.
Creo que todos vemos que Melody no está bien y que no es capaz de darse cuenta de que Miguel también está pasando por cosas, pero eso es algo normal que nos pasa a todos alguna vez, solo nos toca esperar a que se de cuenta.
En fin, me disculpo por la escasez de Lirek / Derek en este cap pero prometo que habrá más escenas con ellos dos juntos en un futuro porque son el único comfort que me queda en este fic (al menos por ahora... jeje)
Me encantó escribir este capítulo porque muchos de los personajes cometen errores y quería retratar que Melody y Liam no son la excepción. Así que veremos las consecuencias de sus actos en el siguiente capítulo :) (espero no tadar tres años en actualizar vaya)
Este es el final de este pequeño maratón, así que muchas muchas muchas muchísimas gracias por los 100K+ leídas en esta historia, de verdad que no me lo creo. Enserio, gracias, no tendría tantas ganas de escribir a mis bebés miguelody si no fuera por vuestros comentarios, votos y apoyo en general, os amo <3
Y, bueno, creo que eso es todo. Hasta la próxima, pero recuerden...
NO MERCY!
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