𝐓𝐄𝐍. mercy and honor
𝐃𝐈𝐄𝐙. ❛ piedad y honor ❜
LAS PAREDES BLANCAS DE AQUEL HOSPITAL NUNCA HABÍAN ESTADO MÁS GRISES.
Melody caminaba con preocupación, buscando la puerta con el número "127" sin molestarse en esconder su miedo.
Johnny caminaba a su lado con un paso acelerado, intentando seguir el ritmo de la castaña. Por supuesto que la había acompañado al hospital, Marie era su mejor amiga a pesar de todo. Incluyendo la barrera que el rubio se había empeñado en construir entre ellos pero que Melody había agujereado poco a poco hasta derribarla.
La menor frenó en seco delante de la puerta del mismo color blanquecino de las paredes con un pomo y unos número plateados resaltando en ella.
127.
Melody miró a Johnny con miedo y este asintió, dándole fuerza.
—Mi pequeña campeona—Esas palabras fueron lo primero que se escuchó cuando la castaña entró en la habitación, y fueron suficiente para que se abalanzara sobre su madre, abrazándola—. Así que, tercer puesto, ¿eh? Estoy muy orgullosa de ti—Marie acarició la mejilla de su hija.
La verdad es que se veía mucho mejor de lo que ambos se imaginaban. Lo único diferente de la Marie de siempre era el tubo que tenía por debajo de su nariz, proporcionándole oxígeno, y la bata de hospital.
—Si se hubiera concentrado más habría ganado—Habló el rubio, sorprendiendo a su amiga.
—¿Johnny?
—Siento haberme presentado así, no...
—Está bien—Interrumpió la mujer con una sonrisa—. Me alegro de verte, enhorabuena por la victoria. ¿Cómo le ha ido a Robby?
—Ha acabado con una lesión en el hombro, pero se pondrá bien—Respondió Melody.
—Espero que luchar contra su padre no le afectara emocionalmente—El rubio y la castaña se miraron extrañados, ninguno le había dicho nada sobre el parentesco entre Keene y Lawrence—. Oh, vamos, ¿creíais que no lo sabía? Desde que viniste gritando a mis brazos diciendo que habías hecho un nuevo amigo en el torneo de fútbol llamado Robby ya sabía de quién se trataba. Johnny vino a mí a quejarse de que Shannon no aceptaba otras sugerencias para el nombre del pequeño. Además, ¿por qué crees que no me gustaba que te juntaras con él? A lo mejor tiene sus genes—Dijo Marie burlonamente y ella y su hija se echaron a reír mientras Johnny la fulminaba con la mirada.
Sin embargo, la alegría se disipó en cuanto una tos provino de Marie.
—Estoy bien, estoy bien—Aseguró en cuanto su tos cesó.
—¿Qué ha pasado?—Preguntó Melody, intentando que su voz no temblara y fallando.
—Tengo algo llamado Fibrosis Quística, la heredé de mi padre ya que es una enfermedad genética, pero también fue la causa de su muerte. Así que cuando Chris me dejó sola cuando estaba embarazada, decidí comenzar a tratarla para que tú no te quedaras sola como yo lo hice—Melody asintió, ella ya sabía que sus abuelos habían fallecido. Por parte de madre y padre—. No te preocupes, te hicieron unas pruebas al nacer y tú estás limpia—Añadió la mujer más para el rubio que para su hija, ya que este se había quedado un poco confuso al oír "enfermedad genética"—. Resulta que ir a una clínica barata no fue una buena decisión, ya que el tratamiento de todos estos años no ha servido para nada. Y estos meses ha ido a peor.
—Por eso no estabas en casa—Completó la castaña y su madre asintió.
—También estaba haciendo horas extras en caso de que... esto pasara.
Melody tragó grueso antes de hablar—¿A qué te refieres con "esto"?
—Para curar mi enfermedad, probablemente para siempre...—Marie se relamió los labios nerviosa—. Me tienen que ingresar en una clínica—La mujer pudo ver cómo el alma de su hija se caía a sus pies y eso le partió el corazón.
—¿Por cuánto tiempo?—Preguntó Johnny.
—Un año.
—¿¡Un año!?—Exclamaron los otros dos.
—Será una clínica a las afueras del valle—Aclaró la mujer—. Lo he buscado y está a quince minutos de casa, además de que puedes venir a visitarme siempre que quieras.
—¿Lo prometes?—Cuestionó la menor con un hilo de voz, pero una sensación reconfortante al saber que podría estar con ella cuando quisiera.
—Lo prometo—Ambas se abrazaron—. ¿Cariño? ¿Te importa dejarme a solas con Johnny?—Melody negó con la cabeza antes de salir de la habitación, dejando un silencio incómodo detrás suya.
—¿Por qué nunca me lo contaste? Todo esto—Preguntó el ojiazul mientras se sentaba en la silla que había al lado de la camilla.
—No quería molestarte, sabía lo mal que lo pasabas con tu padrastro y lo mal que lo pasaste después del torneo. Esto era un daño innecesario—Murmuró la mujer con la mirada clavada en sus manos, que descansaban en su regazo.
—La información sobre tu salud nunca va a ser innecesaria—Aseguró Johnny para después sonreírle a Marie, que le sonreía de vuelta—. ¿Sabes? Tenías razón.
—Lo sé, ¿puedes especificar en qué, por favor?—El rubio soltó una suave carcajada.
—Sí que me gustabas—Admitió en un susurro y con la mirada en el suelo.
Sin embargo, la reacción que él esperaba a esa confesión, fue muy distinta a la que ocurrió.
—¡Au!—Exclamó cuando la mano de la mujer impactó en su nuca—. ¿A qué ha venido eso?
—¿Por qué no lo dijiste antes?—Le regañó ella mientras Lawrence se sobaba la zona del golpe.
—¿Por qué te molesta tanto? Ni que hubiera cambiado nada. A no ser...
—Sí, idiota, tú también me gustabas—Marie se cruzó de brazos.
—¡Pero si saliste con... ese!—Se quejó el rubio.
—¡Eso fue porque él estaba interesado en mi! Y porque estaba bueno—Añadió en un murmullo y luego sacudió la cabeza.
—Así que sí que me ponías ojitos en la cafetería—Marie fulminó al ojiazul con la mirada mientras este sonreía orgullosamente.
—Bueno, lo que iba a decirte antes...
—Sí, sí, tú cambia de tema—Murmuró el rubio.
—No puedes dejar que Melody vuelva con Christopher—Johnny apretó los puños inconscientemente al oír el nombre de aquel bastardo—. Y la única opción que se me ocurrió es que... tú, em, vivas con ella—El rubio comenzó a reír y Peters lo miró con el ceño fruncido, causando que este dejara de reír.
—Espera... ¿Va en serio?—Preguntó sin creérselo—. ¿Estás dejando el cargo de tu hija... sobre mí? ¿Lo has pensado bien?
Marie rió—Sí, lo he pensado. Y no hay nadie en el que confíe más que en ti. Además, sé que te cae bien, no lo niegues—Johnny bufó sabiendo que la mujer tenía razón—. Te daré una parte de mis turnos extras para que puedas mantenerla, al menos por unos meses.
Lawrence frunció el ceño—¿Qué? No, ni hablar. Tengo dinero de sobra con Cobra Kai, no voy a dejar que me pagues.
—Johnny. Cállate y acepta el dinero—El tono autoritario que usó Marie provocó que Johnny aceptara de inmediato.
—¿Y quién se lo dirá a Melody?
—Espera—El rubio miró a la mujer confundido, pero segundos después una Melody preocupada entró en la habitación.
—¿Dónde voy a vivir? No puedo vivir sola, sería un desastre. Tú sabes cómo soy. Y no quiero ir con Christopher, mamá, no puedo ir con él. Yo...
—No irás con Christopher—Interrumpió su madre, transmitiéndole una sensación de calma con su sonrisa.
—¿En serio?
—Sí, Johnny se encargará de ti a partir de ahora—La castaña abrió la boca, muy sorprendida, para después comenzar a balbucear cosas sin sentido.
—Es decir... ¿Tú estás de acuerdo con esto?
—No me entusiasma la idea, pero sí—Marie sonrió discretamente, sabía que Johnny no iba a decirle a Melody que le agradaba.
—Bien, ahora vete a cambiarte y a celebrar con tus amigos. Por mucho que el negro te quede divinamente, ese gi apesta a sudor—Dijo la mujer mientras arrugaba la nariz.
—¿Qué? No, mamá, yo me quedo contigo—Insistió Melody, pero la mirada de su madre la hizo tragar saliva.
—¿Qué es lo que he dicho?—Preguntó con tono autoritario.
—Que vaya a cambiarme y a celebrar con mis amigos—Repitió la menor.
—¿Y qué vas a hacer?
—Cambiarme e ir con mis amigos.
Marie sonrió satisfecha y abrió sus brazos para darle a su hija un último abrazo aquel día.
—Pásalo bien, te quiero.
—Y yo a ti—Murmuró la castaña sobre el pecho de su madre.
—Adiós Johnny—El hombre se despidió con la mano y ambos salieron de la habitación.
Una vez en el pasillo, Melody no pudo reprimir una sonrisa.
Su madre iba a estar bien. Sí, tenía que estar un año en una clínica, pero se pondría bien. Para siempre.
Y con ese pensamiento en la cabeza, recorrió los pasillos en sentido contrario, pensando en cómo demonios las paredes del hospital eran tan blancas.
(...)
LA PUERTA DEL RESTAURANTE MEJICANO SE ABRIÓ, dando paso a la anatomía de Melody Peters. La castaña le había hecho caso a su madre y se había cambiado —incluso arreglado un poco— para celebrar junto a sus compañeros.
Una chaqueta vaquera cubría sus brazos pero dejaba a la vista el vestido negro ajustado que se ceñía perfectamente a las curvas de su cuerpo y, como siempre, en sus pies estaban sus converse negras bastante deterioradas de patinar sobre el skate que descansaba en su mano.
Un jadeo de emoción escapó de los labios de Moon al ver el atuendo de la chica—Madre mía, Melody. ¡Te ves genial!—Se levantó de su sitio y abrazó a la recién llegada, provocando su risa.
—¿Nachos? Ñam—Melody cogió un triángulo con un poco de guacamole y antes de metérselo en la boca preguntó:—. ¿De qué hablábais?
—Un poco de todo—Respondió Liam jugando con los pequeños tenedores que acompañaban sus patatas a la mexicana.
—¿De quién son las alitas?—Cogió una mientras hablaba, y después la mordió sin importarle realmente el propietario.
—De Miguel—Habló esta vez Aisha.
—Se están enfriando, ¿dónde está?—Los ojos de la castaña escanearon el lugar y no tardaron en reconocer una sudadera roja de un chico que parecía deprimido.
—El serpiente—Saludó Hawk en español, llamando la atención de su amigo, pero perdiéndola en cuanto Melody apareció en su campo de visión. La observó durante unos segundos, pero luego apartó la mirada levemente sonrojado al darse cuenta de que la estaba mirando fijamente—. Ahí estás.
—¿Así es cómo celebras tú un trofeo de primer puesto?—Preguntó Aisha sentándose a la izquierda del pelinegro.
—Parece que has perdido—Dijo Melody, ocupando la silla que estaba en frente de Miguel y mordiendo después la alita que aún seguía comiendo.
—Me ha bloqueado—No hacía falta que el latino dijera a quién se refería.
—Mierda, ¿esque para qué hablo?—Maldijo la castaña en voz baja, sacándole una pequeña sonrisa al chico.
—¿Qué pasa si te bloquean? Contraatacas, pero esta vez no le pegues de verdad—Melody le dio una patada bastante fuerte a Hawk por debajo de la mesa y este soltó un quejido—. ¿Demasiado pronto?—Peters alzó una ceja, masticando un cacho de pollo—. Mira, no te rindas y ya.
—Da igual, ya no hay nada que hacer—Se lamentó Miguel en voz alta.
—Y yo que creía que yo era pesimista—Melody dejó el hueso de la alita sobre una servilleta y luego cogió la que estaba debajo del vaso de agua del pelinegro para limpiarse la salsa que se había adherido a las yemas de sus dedos.
—Dale tiempo y se lo pensará—Aconsejó Aisha.
—O no—La castaña rodó los ojos y contuvo las ganas de lanzarle la servilleta en forma de esfera a la cara de Hawk—. Ahora eres el campeón. Te podrías ligar a cualquier chica. Eres como Drake, aprovecha—Dicho eso, el peliazul se marchó y Aisha lo siguió después de darle unas palmaditas de apoyo en el brazo a Miguel.
No obstante, Melody se mantuvo en su sitio, con una pierna cruzada sobre la otra, sus antebrazos también cruzados sobre su regazo y una suave mirada de preocupación pero también reconfortante. Sin duda, era lo que Miguel necesitaba en ese momento.
—No estoy seguro de si quiero ser Drake—Murmuró el latino un poco apenado.
—Tranquilo, no lo eres—Miguel rió y la castaña sonrió, aún con la cabeza inclinada hacia la derecha y una mirada dulce—. Ahora, ponme al día. Me perdí muchas cosas por culpa de mi propio trauma infantil—Bromeó y el chico le sonrió apenado—. ¡Espera! Si voy a ser tu psicóloga voy a necesitar algo más—Peters se levantó y el pelinegro la siguió con la mirada, viendo cómo se acercaba a la mesa en la que estaban los demás, cogía algo y volvía caminando felizmente hacia su mesa—. Ya puedes empezar—Dijo una vez que el plato de alitas estuvo delante de ellos.
—¿Ahora vas a comerte mis alitas?—Preguntó Miguel con una sonrisa ladina.
—La terapia no es gratis—Ambos volvieron a reír.
—Eres... increíble—Melody sonrió después de que el chico negara con su cabeza al decir esas palabras.
—Bueno, ¿que ha pasado?—Preguntó la castaña mientras tomaba una alita y su amigo suspiraba.
—Solo quería probar que era mejor que él, pero se me fue de las manos y espanté a Sam diciéndole que machacaría a Robby en la final.
—Al final solo machacaste su hombro—Las palabras se escurrieron entre los labios de Peters antes de que ella pudiera pararlas.
—¿Estás enfadada?—Preguntó el chico con el ceño fruncido.
—¿Yo? No, ¿debería?
—Estás enfadada—Confirmó Miguel mientras suspiraba.
—No, no. Mira, vi tu rostro mientras peleabas y estabas cegado por la ira. Sé que tú no eres así así que no voy a enfadarme. Solo es un torneo después de todo—Melody volvió a morder el cacho de pollo mientras su amigo asentía.
—Un torneo en el cual quedé de primero y tú tercera, ¿quién es el mejor ahora?—Cuestionó el latino solo para molestar a la chica que tenía delante.
—Vale, venga, vamos. Voy a patearte el trasero aquí y ahora, levántate—La castaña se levantó de la silla y se puso en posición de combate, olvidándose completamente de que llevaba un vestido en aquel momento.
—Melody, estamos en un restaurante y llevas un vestido—La aludida miró su atuendo y bufó rendida, dándose cuenta de que Miguel tenía razón y volviendo a su sitio—. Te ves muy bien, por cierto—La castaña sonrió mientras se sonrojaba un poco y bajaba la mirada.
—Gracias, pero ahora dime algo que no sepa—Melody arrugó su nariz para luego sonreír y finalizar en una carcajada junto a el pelinegro.
Después de eso se pasaron el resto de la velada hablando y comiendo entre risas, pero también con frases de ánimo para hacer más llevadero la ruptura por parte de él, y la recuperación de su madre por parte de ella.
Desde luego, hacían un gran equipo.
(...)
—VALE, LA SEMANA QUE VIENE TENDRÉ CARNET, MI MADRE ME DARÁ SU COCHE y a lo mejor le pongo una raya azul del capó al final—Informó Hawk haciendo que Miguel y Melody negaran con la cabeza.
—Discreto, me gusta.
—Solo por curiosidad, ¿vas a hacerlo antes o después de que tu madre te mate por coger su coche sin permiso?—Preguntó la castaña haciendo que el peliazul la mirara ofendido.
—Te dije que iba a dármelo—Melody alzó las cejas y sonrió con la boca cerrada, cuestionando en silencio lo que su amigo había dicho—. Vale, a lo mejor lo tomaba prestado—Los dos vecinos rieron y luego los tres frenaron al encontrarse con gente acumulada en la puerta del dojo.
—Anda, alumnos nuevos—Resaltó Miguel.
—Carne fresca—Hawk le dio una palmada al pecho del otro chico y ambos comenzaron a caminar, seguidos de Melody, que había rodado los ojos—. Mira.
—Estate quieto.
Obviamente, el peliazul ignoró al latino y se acercó a los nuevos—. Eh, bocachanclas, apartaos.
—Perdón—Dijo uno.
—Yo abro—El otro sujetaba la puerta abierta para que los tres pasaran sin problemas.
—¿Así que queréis ser Cobra Kais?—Hawk fintó un puñetazo, y al ver que los nuevos se echaron para atrás, rió—. Os queda mucho por aprender.
Dos cosas resaltaban en el lugar: la falta de un espejo y la pared quemada al lado de la papelera.
—¿Qué demonios ha pasado aquí?—Preguntó el latino mientras Melody se daba cuenta de los pequeños trocitos de espejo que aún quedaban en algunas partes, fuera del tatami.
—El sensei montó una fiesta—Respondió Aisha, ya vestida con su gi blanco.
—Si hubo fuego, sería la leche—Dijo Hawk y todos rieron. Todos menos Melody.
«Me huele a gato encerrado... O chamuscado, ya sabes, por el fuego. ¡Ja! Que graciosa soy.»
—¡Silencio!—La voz de Johnny interrumpió el chiste de la mini Melody, y la castaña ya podía ver a su segunda personalidad cruzada de brazos y haciendo un puchero enfadada—. Hoy no aceptamos alumnos nuevos.
Después de echar a los nuevos, el rubio se dirigió hacia su clase—Todos, formad filas.
—Menudo fiestón, sensei.
—¿Festejó todo el finde?
—¿Para celebrar qué?—Preguntó el hombre una vez Miguel y Hawk terminaron de hablar—. Mis alumnos son unos cagones. Díaz, Hawk, al frente—Los dos chicos obedecieron un poco confusos—. Hawk, ¿atacaste al rival cuando estaba de espaldas?
—Sí, sensei—Respondió el peliazul con confusión.
—Díaz, ¿atacaste a propósito a la herida de tu oponente?
—Sí, sensei—La respuesta de Miguel sonó tan segura de sí misma que hasta Melody alzó una ceja.
—¿Y creéis que eso os hace duros?—Los dos alumnos se miraron con pura confusión en sus rostros—. ¿Es muy difícil la pregunta? ¿Necesitáis ayuda? ¡Peters! ¡Robinson!
—Sí, sensei—Dijeron ambas a la vez.
—Dos cobras en la selva. Una mata al león más fuerte, y la otra a un mono lisiado. ¿Cuál queréis ser?—Cuestionó el hombre y las dos chicas compartieron una mirada fugaz.
—La que mata al león, sensei—Respondió Aisha.
—¿Por qué?
—Porque mató al más fuerte—Contestó Melody con obviedad.
—¡Correcto! En Cobra Kai hay que ser duros de pelar. Y el más duro de todos es quien vence al rival en su mejor momento—Johnny se acercó a los dos alumnos de nuevo—. No cuando está de espalda, ni cuando está herido. ¿Entendido?
—Sí, sensei—Respondió toda la clase.
—Así que nada de trampas. Nada de jugar sucio. A partir de ahora, eso es de cagones, y no queréis serlo, ¿no?
—No, sensei.
—Perfecto. Por eso vamos a empezar de cero otra vez, con cinturones blancos. Díaz, Hawk, cincuenta flexiones de nudillos. Robinson, que calienten. Peters, conmigo—Ordenó el hombre y la castaña se apresuró a seguirlo mientras el resto daba puñetazos frontales.
—Sé que aún no me he acomodado en la habitación que me diste, pero ayer me quedé dormida sobre las cajas guardando cosas—Confesó Melody.
—No es por eso, instálate cuando te sientas cómoda, no te voy a obligar—La castaña se extrañó por la dulzura de aquellas palabras, y al parecer Johnny también se dio cuenta ya que hizo una mueca de asco—. No te ha molestado de nuevo, ¿verdad?—Peters negó con la cabeza al saber que hablaba de Christopher—. Genial, si lo hace...
—Te aviso, lo sé. Ayer me lo hiciste repetir cincuenta veces en el trayecto a casa.
—Bueno, me alegro de que te haya quedado claro—El rubio cogió el periódico que estaba sobre su mesa y la castaña puso los ojos en blanco mientras soltaba una risita.
Melody se giró hacia la puerta al notar una silueta avanzar hacia ella y sonrió levemente al encontrarse con Miguel—Sensei, ¿podemos hablar un segundo?
—¿Qué quieres?—Preguntó el rubio sin apartar la vista del papel.
—Yo puedo irme si...
—No hace falta—Melody mostró las palmas de sus manos en señal de rendición y se quedó en su sitio.
—¿A qué ha venido eso? ¿Nos castiga por ganar?—La castaña se mordió la lengua para no hablar de más mientras Johnny suspiraba al escuchar al latino.
—Os enseño una lección—Respondió con simpleza.
—Ya, ¿y lo de sin piedad? Nos enseñó a ganar a toda costa—Recordó el pelinegro.
—Supongo que yo también estoy aprendiendo.
—No lo entiendo. No le molestaba que atacáramos a nadie. ¿Y le da pena Robby Keene?—Melody mordió su lengua con más fuerza, manteniéndose en silencio.
El hombre se levantó y caminó hacia los dos adolescentes, que estaban parados el uno al lado del otro—Mira, a mí no me enseñaron la diferencia entre honor y piedad y pagué por ello. Si soy duro contigo es porque tienes potencial para ser mucho mejor de lo que yo fui. ¿No quieres eso?—Miguel asintió suavemente.
—Sí, sensei.
—Muy bien, pues menos lloriquear y más terminar los ejercicios—El pelinegro sonrió y se despidió con una reverencia y Johnny miró a Melody, que seguía allí parada—. ¿Y a ti qué te pasa?
—¿A mí no me vas a dar un discurso de esos? Sobre ser mejor y...—Bromeó.
—Vete al tatami, anda. Ya sabes de sobra que tu eres mucho mejor que yo—Dijo el hombre mientras reía y Melody abrió la boca, fingiendo sorpresa.
—¿Puedes repetir eso? No te he oído bien—La chica se señaló la oreja con una sonrisa.
—Vete. O tendrás que limpiar los tatamis luego—Melody hizo una referencia rápida y volvió con el resto de sus compañeros.
(...)
—¡MIRA LO QUE HE ENCONTRADO!—Melody sacudió una pequeña foto vieja delante de la cara de Johnny, mientras deshacía las cajas en lo que sería su nueva habitación.
El rubio tomó el papel que la menor agitaba enérgicamente para poder verlo con claridad.
La pequeña foto mostraba a dos niños pequeños vestidos con uniformes de fútbol de color verde y blanco. La niña abrazaba —o mejor dicho, estrujaba— al niño por el cuello mientras mostraba una sonrisa tan grande que le achinaba los ojos, mientras tanto el niño sonreía con más naturalidad a la vez que sus ojos expresaban felicidad genuina a través de sus gafas.
—Supongo que tu eres la que está estrangulando al otro niño, ya que si no, que tu tengas esta foto daría un mal rollo de cojones. Más mal rollo del que dan tus dos coletitas diabólicas—Melody rió y negó con la cabeza.
—Ese fue el día que conocí a Robby—Johnny volvió a mirar la foto y se dio cuenta de que, en efecto, el niño que estaba siendo estrangulado era su hijo—. Iré a ponerla en la nevera. ¡Es mi regalo de bienvenida a tu casa!—Exclamó desde la cocina y el rubio negó con la cabeza mientras sonreía.
La chica hizo exactamente lo que dijo que haría, pero luego abrió el electrodoméstico para picar algo y se sorprendió al ver una especie de pastel.
—¡Johnny! ¿De dónde sacaste este pastel que tiene demasiada buena pinta como para que tú lo hicieras?—El hombre se asomó a la cocina, con una expresión de indignación. Él no era tan mal cocinero, ¿o sí?
Sin embargo su expresión se suavizó al recordar que Carmen lo había hecho y se lo había llevado el día anterior.
—Oh, eso. Carmen lo hizo—Respondió como si no fuera nada, pero Melody se dio cuenta de lo mucho que intentaba fingir indiferencia.
—¿Carmen?—El hombre asintió—. ¿La madre de Miguel?—Volvió a asentir y la castaña sonrió aún más—. ¿Estuvo aquí ayer por la noche?—Asintió de nuevo, pero luego comenzó a negar al darse cuenta de cómo había sonado eso delante de la mejor amiga del hijo de aquella mujer.
—Solo comimos pastel y me dio la enhorabuena por ganar. Eso es todo.
—Pero tú querías que pasara algo más, ¿no es cierto?—Preguntó Melody, cruzándose de brazos y apoyándose en la nevera.
El hombre vaciló y luego se dirigió a la habitación de nuevo después de decir:—Hay que acabar de acomodar las cosas que se hace tarde.
—¿¡Te gusta Carmen?!—Exclamó la menor para después hacerle un interrogatorio sobre la mujer en el cual Johnny negó todo, pero Melody sabía que estaba mintiendo.
Aquello se acababa de poner interesante.
HOLA WENAAAS
Aquí estoy de vuelta con mis bebés.
Sé que este fue un capítulo un poco aburrido pero weno, dentro de poquito se viene el drama.
Por cierto, MELODY CON VESTIDO🛐🛐🛐 Le rezo todos los días.
Also la fotito🥺, juro que la imagen mental que tengo de esa foto es preciosa y también está inspirada en una foto que tengo yo con una amiga de la infancia pero bueno :)
. y nos vamos a vivir von Melody y Johnny (gsaksfdk ojalá)
NO MERCY!
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