𝐍𝐈𝐍𝐄. a kick in the balls
𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄. ❛ una patada en los huevos ❜
LO PRIMERO QUE VIÓ MELODY AL ENTRAR AL INSTITUTO, FUE UN NERVIOSO LIAM que parecía esperar por alguien y, por la forma en la que la miró, supuso que era ella a quién aguardaba al borde de una crisis nerviosa.
La inquietud del chico de rizos se hizo más notoria cuando sus ojos se cruzaron con los iris color café de Melody.
—Hey—Saludó mientras se acercaba a ella y secaba el sudor de sus manos en el pantalón vaquero que llevaba puesto.
—Hey Liam, ¿todo bien?—Ambos comenzaron a caminar juntos hacia el interior del edificio.
—Quería agradecerte por llevarme a casa la noche de la fiesta.
—¿Así que lo recuerdas?—Preguntó la castaña con una pequeña sonrisa.
—Es una de las pocas cosas que recuerdo—Liam comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente y Melody alzó una ceja con curiosidad.
Algo me dice que otra cosa que recuerda es haberte llamado dragón rojo, y todo lo que vino después.
—También recuerdo...—El ruloso comenzó a balbucear cosas sin sentido pero luego respiró hondo intentando centrarse— recuerdo lo que te dije después de que impidieras que yo me cayera al suelo. Y... quería decirte que lo siento por decirte todo eso en ese estado.
—No tienes que pedirme una disculpa por eso—Aseguró la chica mientras negaba con la cabeza y una sonrisa.
—Vale, bien—Murmuró.
—Ya puedes respirar—Bromeó Melody y el chico rió.
La chica lo observó con una sonrisa tenue. Liam seguía siendo adorable, pero ya no estaba aquella chispa que hacía que su corazón se derritiera con su risa. ¿Había dejado de lado sus sentimientos tan rápidamente? Algo en su interior le decía que sí, y por eso una nueva pregunta surgió en su cerebro. ¿Qué había hecho que se olvidara de el dulce y perfecto Liam Anderson?
—Nos vemos luego—Dijo el chico antes de comenzar a caminar y Melody mordió su labio con la curiosidad devorándola por dentro.
—¿Eso es lo que sientes?—Le preguntó haciendo que el ruloso se diera la vuelta confundido—. Lo que me dijiste en la hoguera, ¿lo sientes de verdad?
Liam miró a los ojos de Melody y ella pudo ver la lucha interna que mantenía el chico, cuestionándose si debería decir la verdad o lo que creía que la castaña quería oír.
Sus palabras fueron introducidas por un bufido de rendición—Sí. Sé que suena muy raro haberme olvidado de ti tan fácilmente, pero supongo que al solo gustarme, ha sido más fácil apagar la pequeña llama—El pelinegro se explicaba con la ayuda de sus manos y mirando a cualquier punto menos a la chica que tenía delante—. Dios, eso ha sonado fatal. Lo siento mucho, de verdad. En mi defensa diré que cuando me planté en la puerta de tu casa, me gustabas con locura...—El ruloso alzó la vista y se encontró con una expresión en la cara de Melody que lo pilló por sorpresa—. ¿Por qué sonríes? Espera... ¿tú también sientes eso?
—Sé que todo esto suena muy bizarro, pero eso creo. No me malinterpretes, disfruté de nuestro tiempo juntos y esto no fue la razón por la que acabé con lo nuestro pero...—La castaña se encogió de hombros y rió nerviosamente. Todo era muy raro, incluso el momento en el que Liam estrujó a la chica entre sus brazos riendo.
—No sabes el peso que me has quitado de encima—Le dijo para después soltarla—. Entonces, ¿sin malos royos?
Melody lo miró con falsa ofensa—¿Alguna vez los hubo?—Cuestionó burlona y ambos rieron.
—Entonces, ¿sigue en pie el plan de ir a ver Ant-man y la avispa?—Preguntó Liam con tono burlón mientras pasaba su brazo por los hombros de la castaña y esta abrió la boca ofendida.
—¿Qué clase de pregunta es esa? Hasta vamos a acampar en la puerta del cine—Ambos comenzaron a caminar mientras reían cómodamente.
Definitivamente, Liam era un amor, no cualquiera tenía la suerte de acabar tan bien una relación. Y por eso Melody se sentía afortunada de tener a un chico como Anderson formando parte de su pequeño círculo social.
(...)
EL DÍA DEL TORNEO HABÍA LLEGADO Y LOS ALUMNOS DE COBRA KAI ESTABAN REUNIDOS en el exterior de donde se celebraría aquella competición tan esperada. Sin embargo se echaba en falta los insultos del sensei y la energía tan característica de Melody, ¿dónde demonios estaban?
—¿Dónde están Melody y el sensei? El torneo va a empezar—Anunció Hawk, pronunciando los pensamientos de todos en voz alta.
—Vendrán—Aseguró Aisha.
—No sé yo—Bert comenzó a explicar que había visto a un Johnny demasiado borracho en el aparcamiento la noche anterior y también la notoria ausencia de Melody en el parque que estaba al lado de su casa a la hora a la que la chica siempre patinaba.
—¿Por qué no lo has dicho antes?—Preguntó Aisha alarmada.
—No sé, suele ir borracho, así que no le di importancia. Y lo de Melody... solo ha sido un día—Se defendió el rubio mientras se encogía de hombros.
—Pues la tienen porque no han venido. ¿Y si les pasó algo?
—¿Cómo qué?—Cuestionó Bert.
—Algo como que Melody se preocupara por el sensei y él se la cargó sin querer y luego se voló los sesos al darse cuenta de lo que había hecho—Miguel miró a Hawk con una ceja alzada. ¿Enserio?
—Él nunca se suicidaría. Es de gallinas. Y mucho menos le haría daño a Melody, da igual cuánto alcohol haya consumido—Aseguró la chica.
—Ya, pero estamos aquí y tendremos que hacerlo sin ellos.
—¿Hacer qué sin nosotros?—Habló una voz a sus espaldas que reconocieron como la del hombre, que cargaba una bolsa negra, y a su lado, Melody caminaba con una sonrisa y sus cabellos castaños ondulados cayendo por debajo de sus hombros.
—Sensei. Melody.
—Creíamos que no vendríais—Dijo Hawk.
—No siempre gano, pero nunca me echo atrás—Johnny se giró encontrándose con las cejas alzadas y la cabeza ladeada de Melody. La chica se había encargado de aporrear la puerta de su apartamento hasta despertarlo para después obligarlo a darse una ducha y coger las cosas necesarias para el torneo.
—Bien. Vamos a inscribirnos—Habló Miguel.
—Aún no. Hay una lección que aún tengo que enseñaros.
Una vez en el interior del edificio y con todo el equipo reunido, el sensei empezó el discurso—Ya sabéis pegar primero, ser agresivos y no unos perdedores. Os he enseñado a pegar duro y usar toda vuestra fuerza en cada movimiento—Melody sintió un pequeño cosquilleo recorrer su cuerpo, estaba nerviosa y emocionada por participar en aquel torneo, y la charla del hombre hacía que las ganas de comenzar aumentaran—. Pero no os he enseñado la tercera lección de Cobra Kai: sin piedad—Johnny miró a Miguel y a Melody fijamente y la chica sintió cómo su amigo tensaba su mandíbula—. Cuánto más mayor te haces, más descubres que la vida no es justa. Un día te despiertas genial y la vida te da un palo de cojones—Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Peters al recordar el día en el que Christopher apareció de nuevo—. La mierda te llega al cuello. Suspendes un examen. Te expulsan. Te enamoras de una chica y otro tío te la roba—El puño apretado del latino que estaba a su lado no le pareció una buena señal a Melody. Así que le dió un pequeño apretón en su mano y sintió cómo la mano del chico perdía toda la fuerza mientras miraba a la castaña que le dedicaba una sonrisa de apoyo—. El coche sale ardiendo—Todos miraron al rubio confuso excepto Peters, Johnny le había explicado de camino al torneo todo lo que había pasado en esos días y ella había intentado animarlo sin mucho éxito—. Cuando las cosas van bien, de pronto todo se estropea. Así es la vida—Melody soltó la mano de Miguel sintiendo un revoltijo en el estómago que reconoció como miedo. Si el sensei tenía razón, la paz que había sentido en esa semana se desvanecería de nuevo, y no sabía si estaba lista para desmoronarse de nuevo—. La vida no tiene piedad, y nosotros tampoco. Haremos lo que sea para sobrevivir. Haremos lo que sea para seguir adelante. ¡Haremos lo que sea para ganar!—Todos sonrieron y asintieron, motivados por aquellas palabras—. Recordad quiénes sois. Unos chungos. Os la suda todo. Partís caras. Sois Cobra Kais.
—¡Cobra Kai!—El grito de Miguel revolucionó al grupo.
—Vale chicos, entremos y vamos a darle una paliza al resto—Los alumnos exclamaron un "Sí" mientras sacaban sus gis blancos de sus mochilas—. No, no vais a llevar esos—Johnny le sonrió a sus dos vecinos que se miraron con una expresión confusa y emocionada a la vez.
(...)
—BIENVENIDOS AL 50º CAMPEONATO ANUAL DE KARATE SUB-18 ALL VALLEY—La voz del presentador sonó lejana en los vestuarios seguida de unos aplausos amortiguados por las paredes cubiertas de azulejos en las que Melody y Aisha se cambiaban.
La castaña estaba alisando su gi con las manos mientras se miraba en el espejo. Los mechones más próximos a su frente estaban amarrados en un moño en la parte trasera de su cabeza, sin embargo algún cabello rebelde caía por su frente, molestándola.
La exclamación de Aisha causó que se girara para encarar a su amiga—¡Te queda genial! ¿Cómo te puedes ver bien con todo?
—Deberías verme cuando me levanto—Bromeó la castaña sintiendo los nervios recorrer su anatomía. Pero los buenos nervios, aquellos que la emocionaban y la presionaban para pelear de la mejor forma que sabía—. Mi madre dice que el negro es uno de los colores que más me favorece, además de que estiliza mi cuerpo. No sé, cosas de modistas—Ambas rieron y salieron al pasillo para reunirse con el resto de sus compañeros.
—¿Lista?—Le preguntó Johnny en un susurro y ella asintió mientras se mordía el labio con una sonrisa.
—Vamos a patear su trasero.
—Desde Reseda, de vuelta al torneo, tenemos a...
—¡Cobra Kai!—Los gritos de los alumnos del dojo interrumpieron al presentador a la par que entraban trotando en fila india, liderada por Miguel y Melody y finalizada por el sensei.
—¡Menuda entrada!—Halagó el hombre a través de los altavoces y Peters interceptó las miradas de desafío que Johnny y el señor Larusso se lanzaban—. ¡Y qué gran nombre para un dojo! ¡Un aplauso para Cobra Kai!—Los aplausos se hicieron presentes mientras Miguel buscaba la mirada de su ex-novia y esta giraba la cabeza en cualquier otra dirección. Melody le dió un leve codazo y le preguntó si estaba bien con la mirada. Él se limitó a asentir firmemente. Definitivamente, pasar tanto tiempo hacía que se conocieran demasiado bien—. Y desde North Hills, por cuenta propia, tenemos al señor Robby Keene—Peters no pudo evitar girarse hacia la puerta encontrándose con su amigo de la infancia y sonreírle. El chico le sonrió de vuelta, sin embargo esa sonrisa sincera fue sustituída por una arrogante al cruzarse con su progenitor—Muy bien, prepárense. Porque comenzamos—El público comenzó a vitorear dando comienzo a aquel torneo tan ansiado.
(...)
MELODY HABÍA GANADO EL PRIMER COMBATE CASI SIN PROBLEMAS, incluso Daniel Larusso que había quedado impresionado por la habilidad de combate de la chica. Las felicitaciones de sus compañeros llegaban a sus oídos mientras el árbitro alzaba su extremidad izquierda indicando su victoria, pero sin duda las que más resonaban en el ambiente eran las de Johnny Lawrence.
Se notaba en la voz del hombre lo orgulloso que estaba de aquella castaña y lo mucho que le alegraba que ella se llevara la victoria.
Unos combates después, Miguel, Hawk y Robby estaban clasificados para las semifinales. Sin embargo, el combate que decidiría si la castaña se ganaba su sitio en semis iría después del enfrentamiento entre Aisha y un chico llamado Xander.
Aplausos y gritos de ánimo se hicieron presente en cuanto la chica derribó al del gi azul, ganando así un punto—Dos a dos—Indicó el árbitro—. ¿Listos? ¡A luchar!
Aisha atacó a Xander, pero este la esquivó y consiguió tirarla al suelo con un barrido, para después obtener el punto ganador dándole una patada en el estómago.
La chica de Cobra Kai abandonó el tatami enfadada, y Melody la seguiría si no fuera porque tendría que pelear por su lugar en la semifinal en unos minutos. Sin embargo se alegró un poco al ver que Samantha Larusso se dirigía al mismo sitio en el que había visto desaparecer a Aisha.
Miguel y Johnny se acercaron a la castaña, que estaba colocada al borde del tatami, observando a su contrincante que también pertenecía al dojo de Topanga Karate, como Xander.
—Demuéstrale con quién no meterse—La animó el rubio.
El latino le puso una mano en el hombro y se acercó a ella para susurrarle algo en el oído—Este es el momento para que demuestres que no eres un farol—Melody rió, sabiendo que aquellas palabras habían sido formuladas específicamente para provocarla y que peleara mejor, pero decidió seguirle el juego al pelinegro.
—Yo no me tiro faroles—Miguel señaló el tatami con sus manos, invitándola a pisarlo y ella entrecerró los ojos con una pequeña sonrisa.
«Reto aceptado, Díaz.»
Robby observó aquella escena desde lejos, sintiendo cómo le hervía la sangre. Hace una semana estaba saliendo con Sam y ahora se comportaba así con Melody. ¿Quién se creía ese tipo?
El combate finalizó con un resultado de tres a dos y con la sonrisa victoriosa de Peters. Rió eufórica mirando a la grada y luego le sonrió a Miguel con arrogancia mientras este le aplaudía con otra sonrisa.
Pero al volver a mirar al frente, sus ojos se deslizaron hacia el palco que había al lado de las gradas y sus iris avellana se conectaron con una mirada fría como el hielo.
Su sonrisa se borró casi inmediatamente y sostuvo el aire inconscientemente mientras su corazón comenzaba a bombear con más ansia en su pecho por culpa del miedo.
Pudo ver su sonrisa maliciosa antes de que se girara y se dirigiera a las escaleras de acceso a los tatamis.
La castaña no lo dudó dos veces y salió casi corriendo, dispuesta a impedir que todos sus amigos se encontraran con aquel monstruo que se suponía que no volvería.
—¿Qué haces aquí? Esperaba que lo de "largo no vuelvas nunca más" te quedara claro—Reprochó Melody mientras se cruzaba de brazos, provocando que una risa amarga abandonara los labios de Christopher Scott.
—Te lo dije, Melody. Me necesitas—Dijo él con una sonrisa que le provocó un escalofrío a la menor.
—No te necesito. Ya tengo a mi madre—Hubo un pequeño silencio en el que la sonrisa del hombre simplemente se ensanchó antes de soltar la bomba.
—Tu madre está en el hospital—La castaña dió un paso atrás de la impresión que habían provocado aquellas palabras. Chris lo había dicho tan convencido que... No. No era verdad, solo estaba jugando con su mente—. Está enferma, ¿por qué crees que volví en primer lugar? Creo que muy en el fondo ya sabías que no lo había hecho por ti. Tiene algo llamado Fibrosis quística, pero no voy a explicarlo porque ya sabes lo que es, ¿no?—Un nudo se formó en la garganta de Melody mientras ella recordaba a su madre toser, la artritis que sufría y las sibilancias que de vez en cuando escuchaba. Todos síntomas de aquella enfermedad.
Claro que la conocía, había tenido que hacer una exposición sobre ella pero en su lugar decidió hacer un cortometraje, ganándose un diez en el proyecto.
—Voy a tomarme ese silencio como un sí—Melody miró al hombre con odio. El muy cabrón estaba disfrutando aquella situación. Lo estaba disfrutando y mucho.
—Vete. Y esta vez no vuelvas—Fue lo último que ella pudo decir antes de darse la vuelta y volver a los tatamis, encontrándose con Miguel por el camino.
—Hey, te estaba buscando. Tenemos que subir al tatami central para la presentación de las semis. ¿Está todo bien?—Cuestionó el chico al ver que algo no andaba bien.
Pero Melody se las arregló para forzar una sonrisa y decir:—Sí, ¿por qué no lo estaría?
Una vez subidos al tatami, los aplausos comenzaron.
—Solo puede haber un ganador, y será uno de los que están aquí detrás. ¿Será Miguel Díaz, de Cobra Kai karate?—Los ojos de Melody viajaron al público y localizó fácilmente a la madre y abuela del pelinegro. Pero no había rastro de Marie Peters.
Miró hacia el palco, encontrándose de nuevo con Chris sonriendo malévolamente y aquel nudo en su garganta volvió a aparecer.
La mención de su nombre la sacó de sus pensamientos, pero después de hacer una reverencia, miles de ¿qué pasaría sí...? llenaron su cabeza.
No. Eso era lo que él quería. Meterse en su cabeza.
¿Entonces por qué todo cuadraba demasiado bien?
Es un psicópata, seguro lleva planeando esto durante meses.
Pero una parte de ella sabía que todo tenía demasiado sentido como para tratarse de una coincidencia, y eso estaba destruyéndola por dentro.
—¡Muy bien!—Aquella exclamación después del minuto de silencio pedido por Xander hizo que aquel torbellino de ideas se esfumara, devolviendo a Melody al mundo real—. Cómo ha habido un fallo en las inscripciones. Gracias Larry—Murmuró el presentador—. Keene luchará dos veces—Añadió el hombre del micrófono—. Así que, primer combate: Peters contra Keene.
La falta de concentración de la castaña era notable, pero ni los gritos de Johnny aconsejándola que se centrara funcionaban ya que sus ojos viajaban inconscientemente a la silueta del palco.
Aún así, Robby no lo estaba teniendo fácil, pero consiguió tumbar a Melody y ganar el punto que adjudicó su victoria.
Se acercó a la chica y le tendió su mano. Ella la agarró gustosamente y la usó de apoyo para levantarse.
—¿Estás bien?—Cuestionó el chico en un susurro y la castaña asintió.
—Sí, enhorabuena—Ambos se sonrieron y se dirigieron a sus respectivos sitios.
Bajo la mirada preocupada de Johnny, Melody se posicionó a su lado como si nada y, después de que Miguel se ganara su puesto en la final, la castaña notó cómo el sensei se tensaba al tener que enfrentarse a su hijo de nuevo.
—¿Pasa algo sensei?—Preguntó Hawk.
—No. Ve a por todas—Le dijo el rubio y el chico obedeció.
Quién le hubiera dicho que ir a por todas había acabado con una lesión en el hombre de Keene, debido a contacto ilegal por parte del peliazul.
Lawrence se acercó a su hijo rápidamente en cuanto lo vio caer al suelo, mientras Melody se tensaba al ver a su amigo herido—¡Robby! ¿Estás bien?
—Aléjate de mí—Dijo el menor y el árbitro le indicó al rubio que volviera a su sitio.
—¿De qué vas?—Le preguntó el hombre a su alumno, para después compartir una mirada de preocupación con la castaña.
Definitivamente aquel día iba de mal en peor.
(...)
AFORTUNADAMENTE, NADIE NOTÓ CÓMO MELODY SE ESCAQUEABA HACIA LOS VESTUARIOS, donde Robby estaba intentando ocuparse de su lesión.
El sonido de la puerta abriendo y cerrándose fue suficiente para que Keene alzara la vista y se sorprendiera al ver a la castaña parada delante suya.
—Hola—Dijo ella tímidamente, un poco avergonzada por razones desconocidas para el chico—. Em... yo venía a disculparme—Hizo una pequeña pausa para tomar aire—. Por eso—Robby miró la zona a la que la castaña señalaba tímidamente y se encontró con su lesión.
Volvió a mirar a la chica y se encontró con Melody soplando hacia arriba para apartar algunos pelos molestos que se escapaban de su peinado. Casi no había hecho nada pero Keene la encontraba adorable, sin duda con una energía muy diferente a la Melody del parque y del skate.
—No pasa nada, no fue tu culpa—El chico se iba a encoger de hombros pero luego recordó lo mucho que le dolía.
—Lo sé, pero aún así me siento mal—Confesó ella con la vista en el suelo.
—Pues claro que sí—Murmuró en un tono suficientemente bajo como para que ella no lo escuchara, pero no pudo evitar soltar un gruñido al mover su hombro lastimado, cosa que alertó a la chica.
—¿Te duele mucho?—Preguntó preocupada.
—Puedo soportarlo—Melody alzó las cejas al ver la mueca de dolor en el rostro del chico y bufó para luego acercarse a él, pero vaciló un momento.
—¿Puedo...?—Volvió a señalar su hombro y Robby asintió, dándole permiso para inspeccionar su lesión.
La chica dio unos pasos más, casi pegando su cuerpo al del castaño mientras observaba con cuidado el brazo de su amigo. Estaba demasiado concentrada viendo los detalles de la lesión que no se dio ni cuenta de que tenía los ojos azules del chico sobre ella, inspeccionando cada facción de su rostro.
Robby había sentido cómo se aceleraba su corazón debido a la cercanía de la chica, pero se limitó a admirar en silencio su ceño fruncido y a su labio inferior entre sus dientes, indicando que se estaba concentrando. Él lo sabía, la había visto practicar trucos con su skate con la misma expresión. Era adorable y hermosa, además de valiente y fuerte.
Sin duda, Melody era la chica perfecta.
—No pinta muy bien, la verdad—La voz de la chica puso fin a aquella inspección por parte del chico que iba más allá de una simple amistad—. Lo siento, de verdad.
El sonido de la puerta abriéndose y cerrándose hizo que ambos miraran hacia la entrada, encontrándose con Daniel Larusso.
—Mejor os dejo solos—Dijo antes de dedicarle una mirada de disculpa y salir de los vestuarios.
Melody se dirigió hacia el tatami, pero se encontró con Johnny viendo una foto de un hombre.
—¿Cómo está?—Le preguntó nada más verla.
—Peor de lo que aparenta—El rubio suspiró—. Pero va a competir igualmente.
—¿Te lo ha dicho?—La castaña negó.
—No, pero lo conozco lo suficiente como para saber que lo hará.
—¿Cómo ves el combate?—Preguntó Lawrence con un nerviosismo que intentaba esconder.
—Creo que deberías de haber usado otra frase en vez de "te enamoras de una chica y otro tío te la roba" en tu discurso—Ambos suspiraron—. Deberíamos volver al tatami—Johnny asintió y la chica iba a seguirlo, cuando sintió curiosidad por saber qué miraba el rubio.
Miró el marco que Lawrence estaba mirando hace unos segundos y se encontró con un hombre con un tatuaje de una cobra siendo estrangulada en su bíceps, pero lo más extraño fue que sintió que lo conocía. Sacudió su cabeza y siguió a su sensei.
Ya estaba alucinando, como antes cuando pensaba que Robby la estaba admirando en silencio mientras ella miraba su hombro.
Sí, definitivamente alucinando...
(...)
LA OSCURIDAD LLENABA EL PABELLÓN, PERO LAS LUCES SE HICIERON PRESENTES POCO A POCO.
—Aquí estamos. El momento que todos estábamos esperando. El último combate del que saldrá un ganador y campeón—Los ojos de Melody viajaron de nuevo al palco, y bufó con frustración al ver que Christopher no se había movido—. ¿Será Miguel Díaz, de Cobra Kai Karate? ¿O será Robby Keene, que compite por...?—Una mujer se subió corriendo al escenario y le susurró algo en el oído al presentador—. ¿Daniel Larusso irá con él?—La mujer asintió antes de abandonar el tatami—. ¡Daniel Larusso irá con él! Ha habido un cambio—La cara de molestia de Johnny se podía ver desde el otro lado del valle, y este miró a Melody en busca de apoyo, pero ella simplemente se encogió de hombros, tan sorprendida como él—. Robby Keene luchará ahora para el Miyagi-Do Karate con el excampeón Daniel Larusso como su sensei. Mucha suerte a ambos.
La tensión se respiraba en el aire, y los ojos de Melody se movían como locos, como si eso fuera a hacer que todo pasara más rápido.
Ambos senseis se dijeron unas cuantas palabras y luego Robby y Miguel se enfrentaron en el tatami azul.
—¡A luchar!—Aquellas dos palabras pusieron a Melody en guardia, haciendo que aguantara la respiración sin darse cuenta.
Miguel atacó primero, pero Robby desvió sus golpes y tiró al latino al suelo de una patada.
—¡Punto!—Los dos chicos se enfrentaron de nuevo, la castaña solo veía la espalda de Miguel, pero se podía imaginar la furia brillando en los ojos del pelinegro. Y eso no le gustaba.
—¡Acuérdate de la máquina de bolas!—Gritó Johnny llamando la atención de Miguel.
—¡No dejes que te dé!—Gritó Melody llamando también la atención de Robby. Sabía que ella iba a ir de parte de su dojo, pero eso no impidió que su corazón se encogiera un poco. Oh, mierda. Pensó el castaño al darse cuenta de lo que le estaba pasando.
El combate fue retomado por los dos adolescentes, y Miguel se llevó el punto. Sin embargo Melody solo se fijó en el pie del pelinegro impactando en el hombro dañado de Keene. Había descubierto su punto débil.
El segundo punto de Miguel también lo había ganado al aprovecharse de la lesión de Robby, haciendo que Melody se mordiera el labio nerviosa.
Cuando Larusso pidió un tiempo, Johnny y la chica miraban a Robby con preocupación mientras él se sujetaba su hombro dañado.
—¡A luchar!—Keene consiguió esquivar todos los golpes de Díaz y echarlo fuera del tatami, para después en la siguiente ronda, realizar una patada con dos piernas que desestabilizó al latino, tirándolo al suelo y ganando un punto.
Al ver como el pelinegro se levantaba con dificultad, Robby se acercó y le ofreció su brazo sano para ayudar a que se levantara. Pero Miguel, ciego por las ganas de ganar y demostrar que era mucho mejor que él, tiró de su brazo dañado con todas sus fuerzas, haciendo que Johnny apartara la mirada y que Melody se pegara a su sensei al sobresaltarse.
La castaña quería que se acabara ya el combate. Le daba igual quién ganara, solo quería que acabara y que todo volviera a la normalidad.
Simples deseos de una adolescente, supongo.
Melody observó a su amigo levantarse con dificultad, sujetando su brazo con dolor y acercándose a su sensei. Miguel se acercó al sensei de Cobra Kai, ganándose la atención de la chica que se mordía el interior de su mejilla con nervios.
—Su punto débil es el hombro—Anunció el latino como si fuera algo que nadie sabía.
—Sé que queremos ganar, pero hay que hacerlo bien. Nada de jugar sucio—Miguel frunció el ceño con las palabras del rubio.
—¿Sucio? No hay nada sucio sobre ganar, sensei. Usted me enseñó eso—Johnny me maldijo mentalmente mientras miraba al chico, en ese momento solo era capaz de visualizar un reflejo de él mismo en aquel torneo del ochenta y cinco—. No se preocupe, está controlado. Sin piedad—El rubio vio a Miguel volver al tatami con el corazón bombeando fuertemente en su pecho. Lo último que quería era que Díaz tuviera la misma vida que él había tenido, y sabía que aquel torneo había sido solo el principio de la mayoría de desgracias que habían ocurrido en su vida.
—¿Que va a hacer?—Le cuestionó una nerviosa Melody y el hombre se limitó a mirarla, mostrando la preocupación que sentía en aquel momento. A la castaña le llevó unos segundos darse cuenta, pero cuando lo hizo se puso mucho más nerviosa—. Pero, ¡eso es jugar sucio!—Johnny asintió con la cabeza lentamente, no era capaz de decir nada.
—Dos a dos. El siguiente gana—Anunció el árbitro, aunque todos eran muy conscientes del empate que daba lugar a la ronda definitiva.
—No quiero mirar—Peters apoyó su cabeza en el brazo de su sensei, pero luego abrió un ojo y observó a las dos chicos ponerse en posición.
Suspiró alejándose del hombre y suplicando que aquello acabara de la mejor forma posible.
Miguel atacó primero mientras Robby esquivaba sus golpes acertadamente. Sin embargo, cuando Keene decidió atacar con una patada, Díaz agarró su pierna con su vista fijada en el hombro dañado de su contrincante.
Miró a los integrantes de su dojo y se fijó en cómo su sensei negaba con la cabeza. No obstante, lo que le hizo vacilar durante un milisegundo fue la mirada aterrada de Melody, que inconscientemente había agarrado el brazo de Johnny. Pero no fue suficiente para que su extraña necesidad de que podía vencer a Robby Keene se disipara.
Así que lo hizo. Golpeó el hombro del chico y luego le dio una patada en el pecho, declarándose así el campeón de aquel torneo.
Los alumnos de Cobra Kai corrieron hacia el ganador, saltando y celebrando su victoria.
Después de que Melody soltara el brazo de Johnny acompañado de un suave "lo siento", ambos se dirigieron hacia Robby, siendo interrumpidos por los estudiantes del dojo de la serpiente, que los incluyeron en su animada celebración.
Después del corto discurso de Miguel, la castaña se acercó a él y le agarró del hombro con delicadeza.
—Enhorabuena—Le dijo con una sonrisa, aunque notara un sabor amargo en su boca por las condiciones de la victoria, se alegraba por el chico que se había ganado el título de campeón de la edición numero cincuenta del torneo.
Lo que le pilló por sorpresa, fue que la euforia del pelinegro lo impulsó a abrazar a la chica y alzarla unos centímetros del suelo mientras daba una pequeña vuelta. Una vez sus pies volvieron a tocar el suelo, Melody rió nerviosamente mientras sintió cómo su estómago se revolvía al pensar en aquel gesto.
Se alejó discretamente del grupo y bajó del tatami de un salto, abalanzándose sobre su amigo que se iba cabizbajo.
—¡Robby!—El chico soltó un suave quejido en cuanto la castaña lo abrazó—. Oh, lo siento mucho—Se disculpó con una mueca—. Lo has hecho muy bien.
—Robby—La voz de Johnny sonó detrás de ella, haciendo que los dos adolescentes y Larusso miraran al rubio—. Yo... Lo siento—Melody sonrió levemente al notar la sinceridad de aquella disculpa por parte de Lawrence.
—No pasa nada papá. Tranquilo. Vamos, señor Larusso—Dijo el castaño antes de seguir con su camino.
—Ya tienes lo que querías. Has ganado, enhorabuena—Añadió Daniel antes de seguir a Keene.
—No se siente como una victoria, ¿verdad?—Preguntó Peters observando el trofeo que su sensei sujetaba.
Este negó con la cabeza—No, no lo hace.
Unos metros más lejos de ellos, Miguel era felicitado por su madre y abuela mientras sus ojos analizaban frenéticamente la estancia, buscándola.
Demetri y Liam fueron los siguientes en acercarse a él y felicitarlo con un abrazo.
—Hey tío, ¿qué tal?—Saludó Demetri.
—Lo has hecho genial—Aseguró Anderson—. Aunque no tengo ni idea de karate, solo sé que hay que dar patadas y puñetazos, pero aún así creo que lo has hecho genial.
—Estoy reconsiderando volver a Cobra Kai—Anunció Demetri, pero Liam se fijó en que la mirada del pelinegro intentaba localizar a alguien entre la multitud—. Me sigue sin hacer gracia lo de que me peguen, pero me gusta lo de sentirse respaldado por un grupo.
—Si buscas a Sam estoy seguro de que se fue hace un rato—Informó el chico de rizos al ver que Miguel no le hacía caso al otro chico.
—Oh. La verdad es que estaba buscando a Melody, ha desaparecido—Dijo el pelinegro aún intentando encontrar a su amiga, ignorando completamente la ceja alzada y la pequeña sonrisa de sorpresa de Liam.
Temía que aquel pequeño gesto eufórico hubiera espantado a Melody, ya que justo después de eso le dedicó una sonrisa y se esfumó.
—No, no la hemos visto. Bueno, bravo por no dar pena—Demetri se despidió con una palmada en el hombro.
—Gracias.
—Enhorabuena—Articuló Liam como despedida, aún sonriendo al darse cuenta de que puede que aquel interés por Melody significara algo más.
(...)
UN TONO.
Dos tonos.
Melody mordió su labio inferior, nerviosa. Había repetido aquella acción tantas veces aquel día que ya estaba segura de que los tenía hinchados y llenos de heridas.
Tres tonos.
Bufó mientras su anatomía se zarandeaba de un lado a otro, intentando relajarse.
Cuatro tonos.
La débil voz de su madre se oyó al otro lado de la línea—Melody, cariño, justo iba a llamarte ahora. ¿Cómo ha ido el torneo?—Antes de que pudiera contestar, una tos sonó en su oído. Congelando a la castaña durante unos segundos—. ¿Melody? ¿Estás ahí?—Tragó saliva intentando deshacer el nudo en su garganta.
—E-estoy aquí—Es una simple tos, será una casualidad—. Ha ido bien, he quedado tercera—Peters sonrió mirando el trofeo que sostenía su mano izquierda—. Miguel ha ganado, y Robby ha quedado segundo.
—¿Robby ha participado? Bueno, felicita a Miguel de mi parte—Otra tos de nuevo.
—¿Estás bien?—Preguntó Melody intentando aparentar naturalidad.
Un suspiro sonó en su oreja a través del teléfono—Tendré que decírtelo tarde o temprano—Murmuró Marie—. Cariño, me han ingresado en el hospital—El teléfono móvil casi acaba en el suelo debido al mareo que se hizo presente en el cuerpo de la castaña. Estaba cien por cien segura de que estaba del mismo tono que una hoja de papel—. Iba a decírtelo cuando acabaras de celebrar con tus amigos, pero me apetece verte y darte un abrazo para que sepas lo orgullosa que estoy de ti. Así que pásate cuando quieras por aquí, ¿vale?—Melody asintió pero luego recordó que su madre no podía verlo.
—S-sí—No era capaz de decir nada más. Su mundo se había vuelto a derrumbar, y lo único que parecía mantenerse en pie era la figurita de bronce de su trofeo de tercer puesto.
—Te quiero, terremoto—La chica asintió intentando no echarse a llorar, tenía que mantenerse fuerte.
—Te quiero, mamá—Ambas sonrieron a pesar de que no se podían ver la cara.
—Nos vemos—Después de unos instantes, el pitido que indicaba el final de la llamada era lo único que Melody parecía poder procesar.
Eso no debería de estar pasando, no a su madre. ¿Por qué le tenía que pasar a la única persona que estuvo a su lado a pesar de todo? ¿Por qué el destino tenía que dejarla a cargo del único hombre que sabe perfectamente cómo arruinarle la vida y que ya lo había hecho?
—Melody, ¿qué ha pasado?—Preguntó un preocupado Johnny Lawrence al ver cómo el móvil de la chica resbalaba de su mano y acababa en el suelo para después fijarse en la ausencia del rubor que siempre estaba presente en la cara de la castaña.
Melody miró al rubio sin saber qué hacer, aún en un estado de shock.
—M-mi...—El hombre se acercó a ella con cuidado y la miró, esperando a que hablara. La adolescente se limitó a respirar hondo, intentando encontrar las palabras y ahuyentar las ganas de llorar que sentía—. Mi madre... La han ingresado.
—¿Ahora me crees?—Johnny se giró, simplemente cabreado por reconocer aquel tono de voz—. Enhorabuena Johnny, por fin has ganado—Dijo Chris con una sonrisa burlona.
—Al contrario que tú, si pasamos de las eliminatorias—Le escupió el rubio con rabia, pero eso no fue suficiente para borrar aquella estúpida sonrisa de la cara del progenitor de Melody.
—Pagaría un millón de dólares para revivir el momento en el que un cojo te reventó la cara—Los dos hombres se miraron, desafiándose el uno al otro.
—Te dije que te fueras. No quiero volver a verte—Habló Melody apartando a Johnny de aquel monstruo.
—Lo sé, venía a despedirme.
—Pues adiós—Dijo el rubio secamente y Scott simplemente sonrió.
—Solo recuerda esto, Melody. Nos volveremos a ver, y serás tú la que vendrá hacia mí.
Christopher se fue, dejando a la castaña allí petrificada. Sentía tantas cosas en ese momento que le servía como un sedante para su cuerpo.
Ella no quería encontrarse de nuevo con aquel hombre, y definitivamente no iría en su busca. Al menos no a propósito.
Así que se quedó parada, ajena a todo lo que pasaba a su alrededor y sintiendo —como había dicho Johnny— cómo la vida le daba una patada en los huevos.
Y lo había hecho sin piedad.
FINAL DEL PRIMER ACTOOOOOO
Plis estoy muy emocionada por este final y no sé por qué.
Bueno, ¿qué les pareció el combate?
¿Teorías para el siguiente acto? Solo les adelanto que se vienen el drama y las lágrimas (vale, os diré algo que no sepáis XD).
Tendremos a Liam y a Melody como dúo de caothic besties y también una amistad entre Melody y Moon!! La verdad es que me hacen mucha ilusión estas relaciones.
Y, como debería ser, tendremos mucho más Miguelody para disfrutar (menudo ship name que me acabo de inventar en un segundo kdklfhjkl help).
Nos leemos en...
NO MERCY, ACT 2
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