𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐅𝐈𝐕𝐄. last first day


𝐂𝐔𝐀𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎. ❛ último primer día ❜




MELODY OBSERVÓ EL BLOQUE DE APARTAMENTOS que alguna vez había sido su hogar con una pequeña sonrisa. Había compartido tantos recuerdos en aquel sitio... Desde molestar a Johnny cuando tenía apenas 10 años con el simple gesto de saludarle cuando se lo cruzaba hasta entrenar allí mismo junto a Robby y Miguel bajo la supervisión del rubio sensei.

Su cabeza giró inconscientemente hacia los contenedores del fondo del lugar al acordarse de la primera vez que había visto a Miguel Díaz en aquel lugar.

La puerta del apartamento de los Díaz se abrió haciendo que la atención de Melody se dirigiera hacia los dos chicos que salían por aquella puerta y, casi inmediatamente, su estómago se revolvió cuando sus ojos se clavaron en la encantadora sonrisa que su novio le estaba dedicando aquella mañana de vuelta a clase.

Si Melody pudiera viajar en el tiempo y explicarle a la Melody de hace dos años que estaría sintiendo estas cosas por su nuevo vecino estaba segura que su versión joven se reiría de ella en su cara. Pero ahora lo único que le importaba era cómo la felicidad burbujeaba en su pecho.

Habían pasado muchas cosas desde que Miguel le había tendido su mano a Melody para presentarse y la mayoría no habían sido bonitas pero, aún sabiendo todo eso, Melody lo volvería a vivir todo si eso significaba volver a acabar en ese mismo momento en el que aquel chico le sonreía con un dulce destello en los ojos.

Melody se separó de su nuevo coche en el cual estaba apoyada y se acercó a Robby y Miguel con una sonrisa.

—Buenos días a mis chicos favoritos —dijo ella con una sonrisa.

—Demetri y Hawk se van a enfadar cuando se enteren de que nos has dicho eso —dijo el latino y Melody le restó importancia con un gesto.

—Ellos ya saben que son mis perdedores.

Miguel soltó una pequeña risa antes de deslizar su mano alrededor de la cintura de su novia y de darle un corto beso de buenos días.

Melody sonrió sobre sus labios y cuando se separaron el chico le dio un pequeño apretón cariñoso con el brazo sobre sus costillas. La chica soltó un pequeño quejido al notar el contacto sobre la zona que Christopher le había dañado cuando casi la mata y Miguel puso una expresión de preocupación en su rostro.

—Lo siento, Mels. ¿Te duele mucho aún? —preguntó el latino mientras aflojaba el agarre pero sin soltar a la chica.

Una sonrisa se escabulló sobre los labios de Melody y ella negó con la cabeza.

—Que va, hace semanas que ya no me duele. Solo me estoy metiendo contigo.

Miguel puso los ojos en blanco y la castaña le agarró el rostro mientras reía para darle otro corto beso.

Robby, que había estado a su lado todo ese rato mientras pensaba en las ganas que tenía de ver a Tory, por fin habló.

—Eso es un poco de psicópata, ¿lo sabías? —preguntó.

Melody se separó de Miguel sin borrar la sonrisa de su cara y se acercara darle un abrazo a Robby.

—Lo que tú digas, Roberto —Dijo ella sobre el hombro del chico y este puso los ojos en blanco antes de separarse del abrazo.

—Te he dicho mil veces que no me llames así.

—Y yo te he dicho mil veces que tengo que practicar mi español de alguna forma así que, te jodes.

Melody sonrió satisfecha al decir aquellas dos últimas palabras en español y Miguel suspiró detrás de ella.

—No debería haberte hecho caso cuando me preguntaste cómo decir palabrotas.

La castaña se encogió de hombros con una sonrisa y se giró al escuchar una voz proveniente del apartamento de los Díaz.

—Largaos ya, que vais a llegar tarde —Ordenó Johnny desde la puerta—. Bonito coche por cierto.

Melody dio unas palmaditas sobre la pintura roja del coche que Audrey le había prestado, su antiguo 1958 Buick Super Riviera 4.

—Gracias. Aún así no te voy a dejar pintarle un águila con colmillos en el capó —Dijo la castaña mientras daba la vuelta al vehículo.

—¡Pero quedaría muy bien! —Protestó el hombre.

—¡Hasta luego, Johnny!

Melody se subió al asiento del conductor mientras los otros dos chicos también subían al vehículo. Encendió el coche y la radio empezó a emitir una canción ochentera que hizo a Melody sonreír.

—¿Listos para nuestro último primer día? Al menos si la vida quiere —preguntó mientras salía de aquel bloque de aparcamientos con un poco más de cuidado con el que Johnny le había enseñado a conducir ese mismo verano.

—Primero esperemos que me dejen volver a estudiar en ese instituto —Dijo Robby desde el asiento trasero.

—Lo harán —Aseguró Miguel mientras bajaba un poco el volumen de la radio para poder mantener una conversación, cosa que a Melody le recordó a su madre.

—Y si no, nos llamas y le lloramos al director todos juntos. No pienso dejar que nuestro último año sea separados —Aseguró la castaña.

—Gracias, chicos —dijo Robby con una sonrisa genuina.

—¡Vamos allá! —Exclamó Melody mientras subía el volumen de la música y aceleraba.




(...)




MELODY APARCÓ EL COCHE EN EL APARCAMIENTO DEL instituto y suspiró mientras clavaba su mirada en aquel edificio.

—Voy a ir yendo al despacho del director. Tory me dijo que me está esperando allí —Anunció Robby.

Melody tensó los hombros al oír el nombre de la rubia pero lo disimuló con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.

—Nos vemos luego —Le aseguró la castaña antes de que el chico saliera del coche.

Peters giró su cabeza hasta clavar sus ojos en los de Miguel. Sabía que el chico se había dado cuenta de su involuntaria y extraña reacción pero decidió no centrarse en ello. Su pequeña sonrisa de boca cerrada creció hasta que los ojos se le arrugaron al enseñar todos sus dientes gracias a la ancha curva que había sobre sus labios. Miguel no dudó en dejar pasar su reacción y que se le contagiase la sonrisa antes de apartarle un mechón de la cara a su novia.

—Último primer día —Le recordó.

—Sí —Dijo ella mientras se inclinaba hacia el toque del latino, quien le acunó el rostro con una mano—. ¿Crees que habrá otra pelea karateca por todo el instituto? Quiero decir, nos hemos besado un par de veces.

Miguel rió y le acarició la mejilla con su pulgar. Era preciosa.

—¿Solo un par? —preguntó con un tono bromista en su voz.

Melody fingió pensárselo.

—Sí, que yo recuerde, un par. A lo mejor las otras veces no fueron tan memorables —Bromeó.

Miguel abrió mucho los ojos haciéndose el ofendido.

—Así que no fueron memorables, ¿eh? —preguntó aún con la broma colgando de su voz y Melody no pudo evitar reírse.

—No, no lo fueron —Dijo ella aún riendo.

—Bueno, entonces alguien tendrá que recordártelas.

—Si tan solo hubiera alguien por aquí que pudiera —se lamentó ella con falsedad.

Los dos se sonrieron antes de que la mano de Miguel se deslizase hasta su nuca y la acercara a él para unir sus labios con delicadeza.

Melody sonrió en medio del beso, haciendo que el estómago del chico se revolviera con emoción igual que el de ella. La castaña puso su mano en la mandíbula del latino, incorporándose en el asiento y acercándose un poco más hacia él.

La campana de aviso para entrar a clase resonó entre ellos, obligándolos a separarse.

—El deber nos llama —Dijo la castaña.

Miguel suspiró y asintió —Vayamos a clase.

Los dos se bajaron del coche y, después de asegurarse de que estaba cerrado, Melody se aferró a la mano que Miguel le mostraba, entrelazando sus dedos en el acto.

Casi en la entrada se cruzaron con Sam, Anthony, Liam y Derek, quienes no dudaron en saludar a la parejita nada más verlos.

—¿Estás nervioso? —Le preguntó Melody a Anthony al ver que el chico estaba aferrado a las correas de su mochila en su primer día de instituto.

—Estoy preparado... creo —dijo el pequeño y ella le dedicó una sonrisa.

—Todo va a ir bien, ya lo verás —Melody se giró hacia Derek con la misma sonrisa—. ¿Y tú? ¿Cómo estás?

—Bueno, después de ser engañado por mi tío abuelo karateca que casi te mata indirectamente, de que mis padres me pidieran perdón por darme la espalda cuando les dije que era gay y nos mudaramos a la casa de dicho tío abuelo, esto debe ser pan comido, ¿no?

Todos se quedaron en silencio observando a Derek y Liam le dio unas palmaditas en la espalda.

La llegada de los padres de Derek al Valle había sido demasiado caótica. Con Terry en la cárcel, su casa destrozada por la pelea y un hijo que quería quedarse allí el año que viene todo estaba patas arriba pero, lo primero que hicieron sus progenitores fue pedirle perdón por reaccionar de esa manera. Derek no dudó en perdonarles porque, a decir verdad, los había echado mucho de menos estando con Silver y se veía que de verdad estaban arrepentidos.

Derek carraspeó, un poco incómodo después de haber dicho eso delante de todos los chicos.

—Supongo que sí —Dijo Liam antes de que todos caminaran hacia el edificio.

—Nos vemos luego —Le dijo Melody a Miguel antes de darle un beso en la mejilla.

El latino cerró los ojos cuando los labios de la chica entraron en contacto con su piel y no pudo evitar sonreír.

—Te amo —Le dijo como despedida.

—Te amo —Le dijo ella de vuelta mientras se alejaba junto a Sam, pasando por las escaleras de la entrada sin ni siquiera mirarlas.

Solo les quedaba un año para despedirse de todo aquello, saludar a sus amigos por la mañana, compartir clase con ellos, ver a Miguel por los pasillos... Solo un año. Y Melody pensaba disfrutarlo.




(...)




MELODY BAJÓ DEL COCHE DE JOHNNY ACOMPAÑADA de Robby y Miguel después de visitar el ahora demolido desguace en el que Eagle Fang solía entrenar. Caminó directamente hacia la parte trasera de Miyagi-Do, dirigiéndole una mirada fugaz y un asentimiento de cabeza a Tory antes de juntarse con Sam al fondo del jardín.

Miguel la observó con el ceño levemente fruncido antes de continuar su conversación con Robby.

—Al menos Miyagi-Do está vivo y bien. No tenemos que seguir peleando con Cobra Kai y ahora somos una familia de karate feliz.

—Sí —Murmuro el latino observando a su novia revolverle el pelo a Anthony como saludo antes de llegar hacia Sam.

Robby y Miguel giraron su cabeza hacia Tory, que le daba puñetazos al saco del dojo y luego volvieron a mirar a Melody.

—Aunque no todos —Puntualizó Miguel—. Pensé que todo estaba bien entre ellas después de la pelea de Cobra Kai.

—Mira, a nosotros nos llevó un rato solucionar nuestros malos rollos pero... lo hicimos. Melody y Tory han tenido muchos baches por el camino. Puede que algún día vuelvan a ser amigas —Dijo Robby y el latino asintió—. Quizá necesiten un empujón.




(...)




LOS RECREATIVOS ESTABAN BASTANTE LLENOS DE GENTE AQUELLA TARDE de septiembre. Las luces neón rosas y azules iluminaban todas las máquinas del lugar y a las personas que estaban jugando en ellas.

Melody se metió las manos en los bolsillos un poco incómoda mientras Robby le daba un puñetazo al medidor de fuerza de aquel lugar. Miguel se inclinó para ver la puntuación de su ahora hermano y sonrió, los dos completamente ajenos a la incomodidad de sus novias, que estaban de pie al lado la una de la otra.

—Está todo en las piernas —Dijo Keene con una sonrisa.

—Bueno pues, enhorabuena por la fuerza media de sus piernas, caballero —Se burló Miguel antes de girarse hacia su novia para ver si su broma le había hecho gracia. La chica le dedicó una pequeña sonrisa y le acarició el brazo en señal de apoyo.

—Bueno, ¿a quién le toca?

—Yo estoy bien —Dijo Tory.

Melody le dedicó una rápida y nerviosa mirada antes de hablar.

—Yo también.

—Vale —Dijo Miguel—. ¿Y qué tal las jaulas de bateo? Oí que hay una nueva.

Robby asintió para intentar animar a las chicas.

Melody al ver a los chicos tan emocionados, asintió —Claro.

Miguel miró a Tory, quien tenía la mirada clavada en el suelo.

—Suena divertido —Dijo la rubia con un tono monótono antes de echarse a andar.

El latino se acercó a Melody mientras ella seguía a la otra pareja.

—Me da que no suena divertido —opinó el chico ante el tono de Tory.

—Es una cita doble con tu ex y el chico que casi te mata sin querer en una pelea que se provocó cuando ella nos vio besándonos, lo que hizo que fuéramos casi enemigas hasta hace unas semanas. No suena como un muy buen plan, ¿no crees? —Le preguntó la castaña con dulzura.

—Creía que ya no erais enemigas —opinó el chico.

—Y no lo somos. No estoy segura de que alguna vez lo fuéramos pero... No sé qué somos. De lo que estoy segura es de que ni ella ni yo somos personas que van en citas dobles —Aseguró Melody—. ¿A quién se le ocurrió?

—Fue una idea mía y de Robby para que dejaseis de evitaros.

Melody clavó la vista en el suelo y Miguel se inclinó levemente, buscando su mirada.

—He visto cómo reaccionas cada vez que alguien la menciona. ¿Qué pasa? Pensaba que estaba todo bien —Cuestionó el chico con un tono de voz suave.

—Es que... —Melody volvió a suspirar—. Cuando volví de México decidí dejar de perdonar a todo el mundo a la fuerza. Me di mi propio tiempo para sanar, ya lo sabes —El chico asintió, alentándola a continuar—. Pero casi me muero y, aunque haga muchas bromas sobre eso, me dio un poco de miedo —Confesó—. Y ella tuvo una pequeña parte que ver con eso. Simplemente aún no sé si estoy lista para perdonarla ahora que estamos en el mismo equipo. Ni siquiera sé si ella quiere estar en el mismo equipo que yo. Es todo muy confuso porque ella también parece que me está evitando, entonces estoy hecha un lío porque no sé en qué etapa estamos. No sé si somos enemigas, amigas o simplemente compañeras forzadas —La castaña gruñó y se pasó las manos por la cara.

Miguel le apartó las manos con delicadeza y entrelazó sus dedos con una de ellas.

—Sólo... date tiempo. A ti y a ella, ¿vale? Estoy seguro de que todo acabará bien.

Melody le dio un leve apretón en la mano que tenía enlazada con la suya y sonrió al sentir cómo se sacaba un peso de encima al decir todo eso en voz alta.

—Está bien— Pasó su mano libre por el bíceps de Miguel, pegándose más a él y el chico depositó un suave beso en su cabeza.

Dejaron de caminar cuando Robby y Tory frenaron delante de ellos. Melody siguió la vista del castaño y se encontró con Kenny Payne tirando pelotas de baloncesto a una canasta.

—¿Aún no te habla? —Le preguntó Tory y Robby negó.

—No. Tengo que volver a intentarlo. Le diré que hay algo más que la mierda que le enseñó Silver —El chico se encogió de hombros—. Aquí no puede mandarme al contestador del teléfono —Dijo intentando autoconvencerse mientras Kenny se alejaba—. Vuelvo enseguida —Le dijo a los otros dos chicos antes de seguir al adolescente.




(...)




MIENTRAS ESPERABAN A QUE ROBBY VOLVIERA, Miguel devoraba un helado mientras Melody y Tory estaban sentadas a su lado en silencio.

—Así que, en fin, nuestro último año, ¿verdad? —Dijo el latino, intentando romper el hielo—. Ya nos vamos a la uni, ¡qué fuerte!

—Sí —Aportó Melody, intentando seguirle el rollo a su novio para que no se sintiera mal—, es verdad, parece que fue ayer cuando te sentaste con nosotros por primera vez en la cafetería.

Y lo parecía. Aquellos 2 años habían pasado volando y habían pasado tantas cosas que a Melody le costaba creer que no habían pasado 5.

—Ya —Coincidió Miguel.

—Y ahora estamos decidiendo nuestro futuro mientras entrenamos todos los días para una competición internacional. Es un poco de locos. Y yo aún no sé a dónde quiero ir o qué quiero hacer, es todo un poco... demasiado —La voz de Melody tembló un poco con el miedo de pensar en su futuro. Se había dispuesto a disfrutar tanto en el presente que aún no se había parado a pensar en lo que iba a hacer después del instituto y la verdad que no le quedaba mucho tiempo para decidir.

—¿No te gustaba el club de cine en el que te habías metido con Liam? —preguntó el latino y la mención de aquella extracurricular la hizo sonreír.

—Claro pero... no lo sé, hay muchas universidades que tienen un programa cinematográfico, así que intentaré que me cojan en la que más cerca esté de Stanford. Cuando te respondan ya buscaré algo —Le aseguró la castaña.

—Crucemos los dedos —Dijo el latino mientras hacía ese mismo gesto antes de girarse hacia Tory—. ¿Qué hay de ti, Tory?

La rubia lo observó con las cejas alzadas antes de hablar.

—Cuesta entrar en ningún sitio tras pasar casi un año en la condicional.

Tory esbozó una sonrisa irónica mientras Miguel y Melody la observaban en silencio.

—Ya —Dijo el chico.

Melody, por su parte, quería decirle que no tenía que rendirse pero algo se lo impidió. No sabía si era miedo o inseguridad pero mantuvo la boca cerrada.

—Eh... ¿Deberíamos ir a buscar a Robby? —le preguntó el latino a su novia al ver que Tory no tenía la menor intención de hablar con ellos.

—Termínate el helado primero —Le dijo la castaña son dulzura mientras le acariciaba el brazo.

Miguel miró su helado y luego volvió a mirar a la chica.

—¿Me ayudas?

Melody sonrió antes de asentir.

—Claro.




(...)




ENCONTRARON A ROBBY CARA A CARA CON UN CHICO MÁS ALTO que él antes de que este se llevase a Kenny lejos del castaño.

—¿Conoces a ese tío? —Le preguntó Miguel.

—Es el hermano de Kenny —Les explicó el chico—. Estuvo conmigo en el reformatorio. Me dijo que lo dejara en paz.

—Se ve que no erais muy amigos —Murmuró Melody.

—No irás a hacerle caso, ¿verdad? —preguntó Tory.

Robby observó a su novia en silencio, planteándoselo.

—Haz lo que tengas que hacer —Le dijo Melody al ver al chico dudar—. Te apoyaremos.

La castaña le dirigió una mirada a la rubia quien asintió con convicción, haciendo sonreír a Robby.

—Claro —Accedió Miguel—. Estamos aquí.

Keene asintió antes de dar media vuelta y seguir a los dos hermanos con los otros tres chicos pisándole los talones. Era hora de hacerse oír.




(...)




MIENTRAS ROBBY SE ACERCABA A HABLAR CON LOS DOS HERMANOS, Melody estaba completamente tensa. Tenía muy presente que aquel chico había acabado en el reformatorio al igual que Robby por alguna razón y, a pesar de que sabía que Robby podía defenderse perfectamente, le daba miedo que le pasase algo. Por eso cuando Miguel salió corriendo a ayudar a Robby a enfrentase a aquel grandullón, Melody no dudó en seguir a Tory cuando esta fue a encargarse de que Kenny no hiciera nada de lo que pudiera arrepentirse.

Cuando el puño del niño se cerró alrededor del bate metálico, Tory puso su pie sobre él, impidiendo que lo levantase.

—¿En serio? —le preguntó.

Kenny se levantó, claramente molesto.

—Apártate Nichols. No quiero pegar a una chica —Dijo el chico.

Melody rió mientras se posicionaba al lado de Tory.

—Qué detalle. Pero no te preocupes, no lo harás —Aseguró antes de mirar a Tory y asentir. Estaban juntas en esto.

Kenny se lanzó hacia ellas, intentando pasar pero Melody lo agarró del brazo y lo hizo girar, empujándolo hacia donde estaba antes.

—Kenny, tienes un sitio con nosotros. Miyagi-Do nos acoge a todos —Tory observó a Melody mientras la castaña hablaba—. No importa lo que haya pasado en el pasado —Dijo la castaña con sinceridad, dedicándole una mirada fugaz a la rubia.

Ahora sí que lo tenía claro. No le guardaba ningún tipo de rencor a aquella chica. Ya no.

—A mí sí me importa.

Kenny caminó hacia las dos chicas, quienes le sujetaron los brazos con fuerza para no dejarlo pasar. Forcejearon durante unos segundos antes de que el chico se soltase.

—¡Solo intentamos ayudarte, Kenny! —Dijo Melody mientras bloqueaba sus golpes.

Tory volvió a agarrar los brazos del chico y tanto ella como Melody le dieron un fuerte empujón en el pecho, para que no avanzase.

Kenny corrió hacia su derecha pero Tory le bloqueó el paso con su cuerpo y cuando él cambió de dirección, Melody le hizo lo mismo. Corrió con fuerza hacia las chicas y ella, sabiendo que no podrían agarrarlo, lo dejaron pasar y lo impulsaron con fuerza, haciendo que cayera al suelo.

Kenny se levantó, enfadado, pero su hermano lo frenó con un brazo.

—Ya está, hermano. Vámonos.

—¿Qué? Ni de coña me voy —Protestó el pequeño.

—Claro que sí. Viene el segurata —El hermano mayor le dedicó una corta mirada a Melody, reconociéndola como la chica que había mirado Robby en la tele del reformatorio una vez y ella le pidió disculpas con un pequeño asentimiento de cabeza—. Se acabó —Dijo antes de arrastrar a su hermano fuera de los recreativos.

Robby y Miguel se acercaron a las chicas con la respiración levemente acelerada. Robby alzó los brazo levemente y los dejó caer, decepcionado.

—Bueno, podría haber ido mejor.

—Podía haber ido peor —Dijo Miguel, intentando consolándolo y mirando a las chicas.

—Seguimos haciendo un buen equipo —Puntualizó Melody—. Aunque ahora al estilo de Miyagi-Do. Lo has pillado rápido.

Tory asintió con una pequeña sonrisa—Algo se me ha pegado de pelear tanto contra ti y contra Sam.

Melody rió y asintió, sintiéndose más tranquila al ver que iban encaminadas hacia volver a ser amigas.

—¿Quién quiere un helado? —preguntó la castaña.

—¡Te acabas de comer la mitad del mío! —le reprochó Miguel con una pequeña sonrisa.

—Bueno, pelear me da hambre —se excusó ella.

—A mí también —Aportó Robby—. ¿Había sabor de vainilla?

Melody negó con la cabeza, aquel chico no iba a cambiar nunca.

—Qué básico eres—se lamentó en voz alta antes de dirigirse hacia el interior del edificio.




(...)




SI HACE UN AÑO LE HUBIERAS DICHO A MELODY QUE ELLA, Sam y Tory iban a estar entrenando en Miyagi-Do, enseñándole a la última a realizar una kata probablemente se habría reído en tu cara. Pero allí estaban. Las tres juntas sin pegarse ni con malos rollos. Sam había decidido darle una oportunidad a Tory después de que Melody la llamase el día de los recreativos al llegar a su casa y la rubia había llegado a la misma conclusión. Después de todo, luchar juntas les había llevado a la victoria contra Cobra Kai así que a lo mejor podía llevarlas a la del Sekai Takai.

Melody giró la cabeza hacia la entrada cuando vio a Kenny dar pasos tímidos hacia el jardín. Esbozó una pequeña sonrisa en su dirección cuando vio a los chicos recibir al pequeño con calidez y le dedicó un asentimiento de cabeza cuando sus ojos se toparon con los de Payne. El chico le copió el gesto y Melody no dejó que su expresión de agradecimiento pasara desapercibida.

Observó su nuevo gi doblado sobre la hierba y suspiró suavemente al ver un águila volar sobre el clásico bonsai de Miyagi-Do. A lo mejor sí que conseguían ganar aquella competición.

Después de todo aquel logo era mucho mejor que el de Miyagi modo vampiro karateca.







ADIVINEN QUIÉN VOLVIÓ??????????? MIS NIÑOS!!!!!!!! (bueno y yo yambién pero qué más da)

No sabía lo mucho que los había echado de menos hasta que me senté otra vez a escribir, es una locura.

Lo siento por tardar tanto en publicar el primer capítulo pero este verano de verdad estoy super ocupada entonces me cuesta encontrar más tiempo para escribir (además volvió mi fase de los descendientes y se me dio por sacar un fic de harry hook así que...). Lo único que os pido es paciencia porque yo también tengo muchas ganas de que leáis a Miguelody de nuevo pero si veo muchos mensajes reclamando un capítulo y agobio y entro en un bloqueo, espero que  lo entendáis.

Pero bueno.... hablando de Miguelody.... ESTA TEMPORADA SON MONÍSIMOS!!! Ahora que ya solucionaron todos sus problemas de pareja (al menos por ahora) están super felices, lo que me pone a mí super feliz así que.

por cierto!!! En España ya son más de las 12 de la mañana así que, hoy, 9/8/2024, es oficialmente el tercer cumpleaños d este fic..... Dios mío el tiempo vuela, hace nada estaba haciendo unos gráficos cutrillos para poder publicarlo. Muchas gracias por todo el apoyo a este fic de verdad, sin vosotros no sería lo mismo <3

Y eso es todo por hoy, nos vemos en la próxima!!! Recordad...

NO MERCY BITCHES!!!!

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