𝐅𝐈𝐕𝐄𝐓𝐄𝐄𝐍. trust


𝐐𝐔𝐈𝐍𝐂𝐄. ❛ confianza ❜




¿ERA POSIBLE VOMITAR TUS PROPIOS ÓRGANOS?

Eso era lo que Melody se preguntaba mientras intentaba respirar entre burpee y burpee

—Podemos terminar bien rápido, la decisión es vuestra. ¿Quién se ha cargado el dojo Miyagi?

Sí, por eso Johnny los tenía al borde del colapso. Resulta que alguien había ido al dojo de Larusso, lo había destrozado todo y también robado la medalla del valor que el señor Miyagi había obtenido en la guerra.

Melody estaba orgullosa de que Johnny estuviera tomando la decisión correcta y no se hubiera alegrado —o reído— del desastre que uno de los Cobra Kais había creado. Aunque eso no le impedía soltar quejidos de vez en cuando cuando creía que se quedaba sin aire o que le daba otro punto. Pero ella misma se lo había buscado.

Johnny sabía que ella no había sido ya que viven en la misma casa y él mismo la había dejado en casa de Moon después de encontrarla gritando contra su almohada y, como buena alumna que es, ella le dijo que también recibiría el castigo como cualquier otro alumno y no la chica que estaba viviendo con el sensei.

—Sabéis que no me gusta Larusso, pero aquí no enseñamos esa basura. Al menos ya no—Los ojos de Lawrence y los de Melody se dirigieron hacia Kreese, que parecía muy tranquilo con toda la situación—. Os lo volveré a preguntar: ¿quién se lo ha cargado?

—Yo no he sido—Jadeó el tipo de la tienda de bricolaje—. Jamás le faltaría el respeto a otro dojo.

—¡Cierra la boca, Lorzas! No busco excusas, busco respuestas.

—Sensei, de verdad que no sabemos quién ha sido—Habló Miguel con la respiración agitada y cara de sufrimiento.

«Pues claro que no lo sabes, estabas muy ocupado metiéndole la lengua hasta la campanilla a Tory.»

Melody gruñó mientras se levantaba por aquel comentario de su conciencia y sacudió la cabeza intentando ahuyentar aquel recuerdo.

«¡Oye! A mí no me gruñas, tú eres la que no para de pensar en eso.»

Peters rodó los ojos, sin duda la Mini Melody era algo de otro mundo que no era capaz de explicar.

—Alguien sabe algo—Comenzó Kreese—. La pregunta es... ¿quién desembuchará?

Melody paró de hacer ejercicio durante unos segundos, mirando al hombre con desconfianza. El tono que había usado no le gustaba, no le gustaba para nada.

El sonido de un teléfono sonando provino de la oficina—Seguid, podemos hacer esto todo el día—Dijo Johnny antes de desaparecer en la pequeña sala.

Una pequeña sonrisa se coló en los labios de Melody al acordarse de Steve Rogers con aquella frase.

«¡No es momento para pensar en Marvel!»

Siempre era momento para pensar en Marvel, pequeña conciencia ingenua.

«A ver, alguien en esta sala es el asesino de dojos, ¿pero quién? Mi sospechoso principal es Kreese. No tengo pruebas pero tampoco dudas.»

Aquella vocecita tenía razón, algo olía muy mal y apestaba cerca de aquel hombre. Vale, esa era una mala analogía, pero creo que lo entendéis.

—Sensei, necesitamos beber agua—Pidió Caraculo.

—¡Dos minutos de descanso!—Anunció Kreese y todos soltaron un suspiro de alivio antes de dirigirse hacia sus botellas.

Melody buscó en su mochila aquel recipiente y, cuando iba a beber, una voz hizo que diera un respingo y que se le acelararan las pulsaciones—¿Quién crees que lo ha hecho?

La castaña encaró a Miguel, que la miraba con curiosidad, realmente interesado en saber su opinión.

—No lo sé. Ayer estuve en casa de Moon por... asuntos de amigas.

—Si te refieres a su ruptura con Hawk, él me lo ha contado—Confesó el pelinegro con una sonrisa triste.

—Oh—Soltó antes de beber agua bajo la mirada del latino, que la hizo sonrojar un poco—. En fin, el que lo haya hecho no puede esconderse por siempre. La verdad siempre sale a la luz—La mirada de Melody se quedó fija en un punto del suelo, aquella frase también se aplicaba a ella sobre lo que le pasaba con la persona que tenía al lado (no, no pensaba admitirlo de nuevo).

—¿Tienes alguna idea de quién pudo haberlo hecho?

Los ojos de la castaña se clavaron disimuladamente en Kreese que hablaba con el hombre rubio—Puede que tenga una teoría—Murmuró.





(...)





AHORA LOS ALUMNOS ESTABAN EN LA PARTE DE ATRÁS DEL DOJO, usando la fuerza para ser castigados por no decir la verdad.

Los brazos de Melody se movían arriba y abajo casi inconscientemente mientras sacudía los extremos de las grandes cuerdas ya que los había dejado de sentir hace un rato.

—Seguid. Tengo todo el día.

«Al menos esto es mejor que oír sus historias inventadas de la guerra.»

La castaña sonrió un poco, dándole la razón a su vocecita. Lo prefería mil veces.

—¿De qué te ríes?—Le preguntó Tory con la respiración agitada.

—Creo que dejé de sentir mis brazos hace un rato, así que no lo sé—Mintió, aún sonriendo.

—¿Puedo potar aquí?

—No.

—Los de la Marina lo hacen.

—No vomites—Ordenó Aisha escandalizada.

—No va a parar, averigüemos quién ha sido—Opinó Miguel en voz alta para las dos chicas que estaban a su lado.

—Sería el apestoso ese—Respondió la rubia mirando a Caraculo.

—¡Que te den!

—¿Qué has dicho?

—¿Quieres pelea?—Melody se interpuso entre ellos dos junto a Miguel.

Era obvio que el cansancio y la incertidumbre por saber por culpa de quién los estaban castigando les estaba pagando factura.

—¡Parad!—Ordenó Kreese—. ¿Queréis saber quién ha sido? Ha sido Hawk—Melody miró al chico de la cresta, sorprendida. Y se sorprendió aún más al ver la cara de su amigo, que gritaba culpabilidad por todos lados—. Y Díaz. Y Peters—Los dos aludidos se miraron con confusión—. Y Robinson, Nichlos, Lorzas, Red—. Cuando uno de vosotros hace algo, lo hacéis todos. Vivís y morís con las consecuencias de vuestros actos. Porque todos sois Cobra Kai.

Melody bufó por lo bajo, sintiendo como el rumbo del dojo se salía de control a cada segundo que pasaban sin el sensei Lawrence.

—Al dojo principal, cinco minutos. Vais a empezar el entrenamiento de verdad.





(...)





—¡A LUCHAR!

Mitch fue el primero en atacar, pero Tory lo esquivó y contraatacó para después derribar al chico con una patada en las costillas.

—Punto.

—Pégale otra vez—Todos miraron a Kreese con confusión, pero en especial Tory, ya que su vista parpadeaba entre el hombre y Mitch, que seguía en el suelo—. ¿Te supone un problema? La lucha no termina hasta que no acabas con tu rival. No tengas piedad con el enemigo.

La rubia asintió y se dirigió hacia el chico, pero dos voces la frenaron—¡Espera!

Todos los ojos de la sala se clavaron en Melody y Miguel, que parecían ser los únicos con dos dedos de frente.

—Esto no es lo que el sense Lawrence nos ha enseñado—Habló Miguel.

—¿Perdona?—Preguntó Kreese, sorprendido por aquella actitud.

—No hay nada honorable en no tener piedad—Completó Melody con seguridad y el pelinegro asintió.

—Tory tiene un punto, se acabó.

—El sensei Lawrence tiene razón—Dijo el hombre después de un pequeño silencio—. En un torneo, la lucha termina al hacer un punto. Pero el mundo real... no va de marcar puntos. Se trata de ser un ganador o un perdedor. Y en este dojo no hay perdedores.

—En la vida no se gana acabando con el enemigo, a veces la mejor opción es mostrar piedad y demostar ser mejor persona que luchador. Porque somos adolescentes, no soldados de guerra—Habló Melody con la vista bien alta y una chispa de enfado brillando en sus ojos—. Y estoy segura de que si cualquiera de nosotros ve que la única opción es finalizar la pelea de esa forma, será capaz. Además, estamos en un entrenamiento, no hay necesidad de quedarnos con menos alumnos después de que la mitad se fuera a Miyagi-Do.

Kreese dio un paso atrás con una sonrisa ladina y Melody alzó una ceja al ver que no decía nada. Podía sentir las miradas impresionada de toda la clase sobre ella por hablarle así al sensei, pero no le importaba ni lo más mínimo la opinión de los demás.

Ella sabía que lo que Kreese había tratado de enseñarles estaba mal, y con eso le bastaba.





(...)





AL FINALIZAR EL ENTRENAMIENTO DEL DÍA SIGUIENTE, Melody sentía la necesidad de estirar más de lo necesario ya que habían hecho mucho ejercicio aquel día. Sin embargo, sus deseos se vieron frustrados por la voz del hombre que había estado con ellos todo el día.

—Señorita Peters, ¿podemos hablar un momento?—Kreese señaló la parte trasera del dojo con la cabeza y la castaña lo siguió a regañadientes.

—¿Ha pasado algo?—Preguntó, intentando no sonar irritada y consiguiéndolo por muy poco.

—Díaz ha venido a disculparse hace un rato—Habló John como si fuera algo casual.

—Muy bien por él—Dijo la chica mientras se cruzaba de brazos—. Pero yo no pienso disculparme por decir lo que dije. Mi lealtad recae en el sensei Lawrence, y sé que usted cree que no debo disculparme por la lealtad, lo veo en su cara. Pero que él le haya dado una oportunidad y la confianza para que cambie no significa que yo también lo haga. Confío en la decisión de Johnny pero no en alguien que ha contado mentiras desde que ha pisado este dojo y que casi mata a un chico de dieciséis años por haber perdido un torneo—Kreese miraba a la chica con las cejas alzadas y con superioridad, pero su expresión vaciló con aquella última frase—. Así que no, no confío en usted y por eso dije lo que dije. Si quiere ganarse mi confianza y mi atención debería empezar a demostrar que de verdad está dispuesto a cambiar, señor Kreese. Y después, puede que tal vez comience a llamarlo sensei.

Dicho eso, Melody dio media vuelta y se fue. Había mantenido una expresión seria durante todo su monólogo, pero la rabia ardía en su interior, sobre todo al recordar lo que su madre le había contado sobre ese hombre hace unos días. Lo que le había hecho a Johnny.

Al conocer la historia completa, decidió depositar su voto de confianza en Lawrence, ya que después de que alguien te hiciera algo así no lo dejas entrar a tu vida de nuevo por que sí. Ella lo sabía muy bien, pero seguía estando alerta alrededor de Kreese.

—Peters—La llamó de nuevo antes de que la castaña saliera del dojo—. Me alegra que seas leal a Johnny, pero ambos estamos en el mismo equipo.

—Eso ya lo veremos—Murmuró antes de salir por la puerta y Kreese la siguió con la mirada.

Esa estúpida niña parecía ser la pieza que le faltaba para ganarse la confianza de Johnny por completo, y, después de la pequeña charla, tenía claro que debía buscar otra forma de conseguirla.





(...)





HABÍA PASADO UNA SEMANA DESDE AQUELLA CHARLA CON KREESE Y MELODY DECIDIÓ SALIR A TOMAR EL AIRE, ya que Johnny había ido a visitar a Marie a la clínica y a contarle el reciente fallecimiento de Tommy, un amigo de su adolescencia.

La canción Cold Hearted de Paula Abdul sonaba directamente en los oídos de Peters mientras esta patinaba y hacía algunos trucos. Saltos, deslizarse sobre el borde de unos bancos, bajarse del skate y correr para volver a alcanzarlo o incluso girar sobre la tabla de este.

Todo a la perfección.

Sin embargo eso lo hacía su cuerpo inconscientemente, ya que su cerebro estaba en otro sitio ajeno al paseo que estaba recorriendo en aquel momento.

Cada vez que pensaba en Miguel le daban ganas de darse un golpe en la cabeza y sacarlo de su mente a la fuerza, pero no podía.

Así que esta vez se limitó a sumergirse en la canción.

He's a cold-hearted snake, look into his eyes, uh-oh, he's been tellin' lies. He's a lover boy at play, he don't play by the rules, uh-oh. Girl don't play the fool, no—Esa estrofa sonó mientras ella daba una vuelta en movimiento sobre su eje.

Por un momento le resultó tentador identificarse con la canción. Fingir que Miguel era el malo del cuento, que le había dado falsas señales y que luego se había ido con otra, dejándola con el corazón roto al haber actuado con frialdad de serpiente.

Pero no era justo.

Él no había hecho nada malo y que Melody intentara culparlo de no sentir nada por ella o de no besarla de la manera que lo había hecho con Tory era egoísta.

«Dios, eres demasiado buena persona. Puedes ser un poco egoísta y echarle la culpa a otro por una vez en tu vida, lo sabes, ¿no?»

La castaña sacudió la cabeza. No iba a escuchar aquella vocecita. No esa vez.

La única culpable de aquel corazón roto era ella, aunque, si era sincera, ni ella tenía la culpa. Los sentimientos no son algo que se puedan manejar y eso todos lo saben, pero siempre es fácil echarle la culpa a alguien.

Y lo más sencillo para Melody era culparse a sí misma de todo.

He's cold as ice. Stay away from him, girl—Como si el universo intentara decirle algo, la castaña levantó la vista al comienzo de la última estrofa que había escuchado y, antes de que pudiera reaccionar, su cuerpo impactó contra otro.

Otro que conocía muy bien.

Ambos acabaron en el suelo, ella encima de él mientras el skate seguía rodando un poco desviado.

—Hola—Murmuró Miguel con una sonrisa angelical, opacando cualquier indicio de mueca de dolor que la caída le pudo haber provocado.

Melody gruñó y se apartó de encima del chico, separando sus anatomías y sentándose en el suelo, a la derecha del pelinegro.

Se arrancó los cascos de las orejas, frustrada al sentir el corazón bombeando en su pecho a toda velocidad y sabiendo que había sido por la posición en la que había estado unos segundos atrás. Aquello no estaba bien, él salía con su amiga, no debería sentirse así.

—¿Qué demonios te crees que haces? Casi nos matas—Le reprochó al ver que Miguel se incorporaba y se limpiaba el polvo de las piernas.

—Bueno, te estaba llamando y no me estabas prestando atención.

—¿Y en qué momento dijiste "oh, vamos a meternos en su camino que seguro que es una buena idea y nada peligrosa"? Además, tenía los cascos puestos, tarado—Protestó haciendo que el chico riera—. ¿Qué es tan gracioso?

—¿Me has llamado tarado?

—Sí, porque es lo que eres, tarado—La castaña remarcó la última palabra, pero se arrepintió al ver la sonrisa adorable que tenía en chico en sus labios, haciendo que su cuerpo reaccionara como no debería.

Ambos se levantaron y Miguel le tendió su skate, que había frenado con el brazo para que no se fuera muy lejos. Ella murmuró un suave "gracias" y antes de que alguien pudiera decir algo, Tory apareció, estampando sus labios contra los del chico.

«Auch.»

—Te estaba buscando—Le susurró la rubia—. Dijiste que me acompañarías a buscar trabajo.

—Lo sé, solo quería saludar antes—Miguel miró a Melody, que tenía la vista clavada en el suelo con incomodidad.

—Oh, hola Melody—Saludó Tory con energía y una sonrisa gigantesca, que sólo le bajó los ánimos a la castaña.

—Hola—Melody forzó una gran sonrisa que, solo por la mirada que le dedicó, supo que Miguel no se la había tragado—. Oye, si estás buscando trabajo, conozco un sitio.

—¿En serio?

—Sí, en la pista en la que yo trabajo están buscando camareros, si quieres puedo hablar con el encargado para que te contrate.

La cara de Tory expresaba una alegría inmensa—¿Harías eso por mí?—Peters asintió y se sorprendió cuando la rubia la abrazó fuertemente—. Muchas gracias, Melody.

—No hay de qué—Peters sabía por qué Tory necesitaba dinero, ya le había contado sobre la condición de su madre y, aunque ella no había hecho lo mismo, le dijo que le ayudaría con lo que fuera.

—Em, bueno, yo debería irme. Le prometí a Johnny que haría la compra antes de volver a casa—Miguel frunció el ceño, aquella había sido la peor excusa del universo. Todos sabían que a Johnny Lawrence le daba igual hacer la compra. Sin embargo lo dejó pasar—. Nos vemos—Se despidió con la mano y caminó en sentido contrario, de vuelta a Reseda.

Por el camino, no pudo parar de pensar en aquel choque. En la calidad que la había agitado tan de repente al entrar en contacto con Miguel, y en las estúpidas mariposas que no admitirían que aparecieron en su estómago una vez que sus ojos se conectaron.

«No puedes guardar el secreto por siempre, lo sabes, ¿verdad?»

Suspiró. Su estúpida conciencia tenía razón.

Sacó el móvil de su bolsillo y envió un mensaje a la única persona que pensó que podría escucharla y ayudarla.

MELODY:

En mi casa en media hora, necesito contarte algo.





(...)





MELODY SE SORPRENDIÓ AL VER A JOHNNY EN LA COCINA, ojeando la nevera cuando ella entró en el pequeño apartamento.

—¿Ya has vuelto?

—No, soy un holograma que viene a saquear tu nevera—Respondió el hombre y la chica puso los ojos en blanco.

—¿Cómo estás?—El rubio se encogió de hombros, pero Melody supo que no estaba bien. No obstante necesitaba hacer aquella pregunta—. Tu amigo... ¿estaba enfermo?—Johnny asintió un poco confuso por la razón de aquella pregunta. La castaña tragó saliva antes de continuar, mientras jugaba con las llaves—. ¿Eso significa que...?

La frase murió en el aire y el rubio frunció el ceño, pero luego entendió a qué se refería la castaña.

—Oh, no, no, no. Tu madre va a salir adelante, Peters. Te lo prometo—Aseguró el hombre acercándose a la menor y esta asintió—. Hoy tenía muy buena cara, dice que el tratamiento va lento pero bien. No te preocupes por eso—Melody asintió con una pequeña sonrisa de alivio.

El timbre sonó y ambos miraron hacia la puerta—¿Esperas a alguien?

Melody abrió la puerta y se encontró con la sonrisa radiante de Moon, que la abrazó nada más verla.

—¿Ha pasado algo?—Preguntó un poco preocupada.

—Ahora te cuento—Le susurró para después girarse hacia Johnny—. Estaremos en mi habitación—El rubio asintió y luego Peters tiró de su amiga hacia su pequeño cuarto.

La obligó a sentarse en la cama mientras ella caminaba de un lado a otro. Su amiga la seguía con la mirada a la vez que su preocupación iba aumentando.

—Melody, ¿puedes decirme qué te pasa? Me estás asustando.

La aludida suspiró y paró de caminar, quedando en frente de Moon y mirando a cualquier otro lado que no fuera ella.

—Últimamente me estaban pasando cosas muy raras... estaba sintiendo cosas muy raras—Corrigió y se aclaró la garganta con nerviosismo—. Em, y el otro día creo que me di cuenta de por qué sentía, em... eso—Moon asintió, instándole a continuar.

Peters tomó aire y luego lo soltó lentamente antes de pronunciar:—Me gusta Miguel Díaz—Su corazón había dado un pequeño vuelco al pronunciar aquellas palabras en voz alta. Ya está, no había vuelta atrás, ya lo había admitido.

—Melody...

—No, déjame terminar—Pidió—. No sé por qué me siento así con él, son sentimientos demasiado fuertes y me asusta muchísimo. Nunca me había sentido así, ni con Liam. Dios, creo que mis sentimientos por Miguel opacaron lo que sentía por Liam desde el primer día—Murmuró.

—Melody, no...

—Espera, necesito soltarlo—Moon miró a su amiga con un poco de desesperación—. Él hizo que me olvidara de el chico que me gustó por años. ¡Años! Y tan solo lo hizo con unas palabras y una sonrisa—Su amiga abrió la boca para hablar, pero Melody continuó hablando sin darse cuenta—. El otro día lo vi besarse con Tory en un parque abandonado y te juro que sentí cómo todo mi mundo se derrumbaba, te lo juro, y me siento así cada vez que los veo juntos. Enserio que no sé qué hacer, de verdad necesito un consejo, Moon. Esto duele, creo que Miguel me gusta demasiado, no puedo parar de...

—¡Melody!—El grito de Moon la sobresaltó e hizo que parara con su verborrea. Su amiga señaló un punto detrás suyo, justamente donde estaba la puerta.

Peters se dio la vuelta confusa y sus ojos se abrieron como platos al ver a Johnny en el marco de la puerta con la boca entreabierta.

Pestañeó varias veces, pidiendo que no fuera real y que solo era una mala broma que su cerebro le estaba gastando, pero no fue así.

—¿L-lo has escuchado todo?—Preguntó en un tipo de estado de shock.

Lawrence se quedó quieto, y Melody lo miró con confusión. Aquella expresión se hizo más evidente cuando una sonrisa comenzó a asomarse en los labios del hombre.

—¡Al fin te has dado cuenta!—Celebró él solo y las dos chicas se miraron con confusión—. Madre mía, estuve esperando este momento desde que vinisteis a molestarme al contenedor. Venía a daros cinco dólares para que os comprarais algo en la tienda pero, ¿sabes qué? Te voy a dar diez—El rubio le dejó un billete en la mano a la castaña, que seguía de piedra—. Porque es un gran logro que al fin lo hayas descubierto.

—¿Pero q...? ¿Tú lo sabías?—Cuestionó Melody con el ceño fruncido.

—Pues claro, soy rubio pero no idiota.

Peters miró a Moon que se encogió de hombros sin saber qué hacer.

—No se lo vas a contar, ¿verdad?—Johnny frunció el ceño con aquella pregunta.

—Pues claro que no, no soy cupido—El rubio se cruzó de brazos.

—Sería algo más como una celestina—Opinó Melody y Moon asintió detrás suya.

—¿Qué es eso?

—Es un personaje literario—Aclaró—. Es una anciana hechicera que ayuda a un hombre llamado Calisto a que Melibea, una chica que vió en su pueblo, se enamore de él. Al final acaban todos muertos pero eso es un detalle sin importancia.

Johnny se quedó en silencio unos segundos y frunció aún más el ceño—¿Tengo pinta de vieja que hace truquitos de magia y no tiene nada mejor que hacer que emparejar a dos adolescentes?—Los labios de Melody se fruncieron en una fina línea y asintió dándose cuenta de lo estúpido que había sonado aquello—. Bueno, me voy. Haced lo que queráis, y enhorabuena de nuevo.

Lawrence salió del apartamento y Peters suspiró. Aquello acababa de ser tan surrealista que le comenzaba a doler la cabeza.

—Dime que esto es un sueño por favor—Moon negó y tiró del brazo de su amiga para que se sentara a su lado.

—Si te sirve de consuelo, esto ha sido lo más raro que me ha pasado en la vida—Melody gruñó sobre su hombro y luego la otra chica tomó su cara con las manos—. ¿Por qué no me contaste lo de Miguel el otro día en mi casa?

—Porque estabas muy triste por lo de Hawk, no quería que te preocuparas por mí—Moon ladeó la cabeza con ternura—. Olvídalo, esto es una estupidez y es todo mi culpa.

—Melody, no puedes controlar tus sentimientos.

—¿Y por qué ahora?—La pregunta de Melody había sonado más hacia ella misma que hacia su amiga—. ¿Por qué tuve que darme cuenta en el momento en el que lo vi con otra? ¿Por qué no antes?

Moon suspiró, nunca había visto a Melody tan desesperada por una respuesta y tan deprimida por no tener una. Y en ese momento se le ocurrió.

—¿Tienes diez dólares?—La otra chica señaló el billete que permanecía en su mano desde hace unos minutos—. Bien, vamos. Conozco un sitio que seguro que te distraerá un poco. Pero arréglate un poco antes de ir.





(...)





—ESTO NO ES UNA BUENA IDEA—SUSURRÓ MELODY INTENTANDO EVITAR EL MICRÓFONO DEL ESCENARIO.

—Vamos, será divertido. Sólo... déjate llevar—Moon le tendió un micrófono y ella bufó mientras lo aceptaba.

De todos los sitios de la ciudad, Moon la había llevado a un karaoke.

No es que tuviera algo en contra de los karaokes, le parecían muy divertidos, pero cantar delante de extraños sobre una relación que ha terminado —y no bien— no era una idea tentadora.

¡Ella ni siquiera había tenido una relación con Miguel!

«A lo mejor la parte buena es que son extraños. Vamos, suéltate la melena y disfruta. Amargada.»

Melody arrugó la nariz y luego sintió cómo Moon tiraba de la goma que sujetaba su pelo en un moño para después acomodarlo.

La melodía comenzó a sonar y su amiga no dudó en cantar.

Peters no pudo evitar soltar una carcajada, sonaba fatal pero a Moon no parecía importarle.

La otra chica le alentó a cantar junto a ella la parte antes del estribillo y la verdad, es que era bastante divertido.

La canción avanzaba y con ella también se iba la preocupación de Melody, lo que hizo que Moon la mirara sonriente mientras cantaban juntas.

I'll dress nice, I'll look good, I'll go dancin' alone. I will laugh, I'll get drunk, I'll take somebody home. I think I've finally had enough, I think I maybe think too much, I think this might be it for us. Blow me one last kiss.

Las dos chicas se lo estaban pasando tan bien que no se dieron cuenta de las caras conocidas que las miraban con admiración desde el fondo del local.

Miguel rió al verlas bailar juntas en el escenario mientras desentonaban por completo en la canción de P!NK.

No obstante sus ojos no tardaron en clavarse en Melody, hacía tiempo que no la veía tan despreocupada. Con todo lo de su padre, su madre, el torneo, Robby Keene... la pobre chica no había podido tomar un respiro. Hasta ahora. Mientras cantaba y reía con Moon, una sonrisa genuina apareció en los labios del latino. Le alegraba verla así de feliz.

Además, las luces del karaoke le favorecían bastante.

Las dos chicas finalizaron la canción con una pose y los aplausos llenaron el local mientras ellas se abrazaban y reían. Bajaron del escenario, aún riendo, pero frenaron en seco al encontrarse de lleno con los chicos de Cobra Kai. Solo los chicos.

Los ojos de Moon se encontraron con los de Hawk y ella apartó la vista con incomodidad.

—Hey, chicos. ¿Qué hacéis aquí?—Preguntó Melody colocando un mechón detrás de su oreja y sonrojándose al darse cuenta de que Miguel había visto aquel espectáculo.

—Decidimos ir a tomar algo y este era el lugar que estaba más cerca—Explicó el pelinegro—. ¿Y vosotras?

—Vinimos a pasar el rato—Respondió Peters mientras se encogía de hombros.

Hubo un pequeño silencio en el que los dos adolescentes se limitaron a mirarse fijamente mientras Moon los miraba con curiosidad.

Miguel carraspeó, sacándolos a ambos de aquel trance—¿Q-queréis venir a una mesa con nosotros?

—Lo siento, tarado, es tarde de chicas—Melody pasó su brazo por los hombros de su amiga y sonrió—. Disfrutad del karaoke—Se despidió con la mano de sus compañeros de karate y luego se dejó caer junto a Moon en una mesa bastante apartada.

—Oh. Dios. Mío—Moon marcó cada palabra y la otra chica la miró con el ceño fruncido—. Le gustas a Miguel—Melody se echó a reír y su amiga la miró con confusión.

—Es una broma, ¿no?

—No. ¿Acaso no has visto vuestras miraditas antes?—Los ojos de Peters viajaron inconscientemente hacia el latino y sintió el acelerón que había dado su corazón al ver que él ya la estaba mirando—. Por no mencionar que os entendéis a la perfección y os comunicáis sin palabras.

—Soy buena leyendo a la gente—Se justificó mientras se encogía de hombros.

—Deberías decirle lo que sientes.

Peters negó con la cabeza mientras comenzaba a jugar con una servilleta.

—Eso sería muy egoísta—Murmuró con la mirada clavada en el trozo de papel.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque...—Melody gruñó y se pasó las manos por la cara con frustración—. Él ahora está con Tory, y si es verdad lo que dices y le gusto, sería muy egoísta ir a arruinar su relación solo porque yo me acabo de dar cuenta de lo que siento. Él es feliz ahora, y yo no soy nadie para arruinarlo—Moon la miró con la cabeza ladeada y Melody sacudió la cabeza—. No me mires así, me recuerdas a mi madre—Bromeó.

—¿Cómo es que eres tan madura?—Preguntó Moon con sorpresa y Melody rió.

—Veo muchas películas—Ambas rieron y Peters se aclaró la garganta—. Bueno, ahora dime lo que sea que está haciendo que casi te mueras de la impaciencia por contármelo.

Moon entreabrió la boca—Pues sí que eres buena, sí—Murmuró y su amiga sonrió.

Y así pasaron el resto de la tarde, hablando en aquel karaoke mientras tomaban batidos y escuchaban a la gente cantar.

Ignorando completamente los ojos color café que parecían no querer despegarse de la castaña que estaba junto a Moon.









MOON Y MELODY SUPREMACY!

Por favor que alguien me libre de las clases juro que ya no puedo más gracias.

En fin, ¿vamos a pegarle a Kreese como le haga algo a Melody? Yo digo sí.

Melody echándole todo en cara a ese viejo amargado como deberían de hacer todos sí sí 🛐🛐

Y Johnny capitán del ship JAJAJAJA, muy random todo.

Notita: Escuché los Glee Covers de las respectivas canciones que puse en este capítulo, por si queréis escucharlos vosotros también os los dejo acá:

https://youtu.be/HvKP8eRQbdc

https://youtu.be/dZ0XfzatAlg

NO MERCY!!

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