𝟎𝟏𝟎. Conomi Islands




You know what I'm thinkin', see it in your eyes
You hate that you want me, hate it when you cry
You're scared to be lonely, 'specially in the night
I'm scared that I'll miss you, happens every time

(Die for you - The weekend)


—¿Y bien? ¿Qué necesitabas? —Preguntó Kenna una vez Zeff y ella estuvieron afuera de la habitación. Las mejillas de la castaña seguían rojas y lo que acababa de ocurrir no dejaba de dar vueltas en su mente, lo que hubiera pasado si Zeff no los hubiera interrumpido.

—Tu novio despertó mucho más rápido de lo que hubiera imaginado y por lo que vi hace rato se encuentra bastante bien —Sonrió Zeff de manera burlona.

—No es mi novio —Negó Kenna, sonrojándose aún más.

Zeff al notarlo, no pudo evitar reír.

—La verdad es que nunca en todos mis años en los mares había visto tal tipo de medicina, me sorprendiste niña —Admitió—. Esos conocimientos me servirían mucho en Baratie y esperaba que pudieras enseñarme un poco de lo que sabes.

—Será un placer —Le sonrió Kenna—. Siempre y cuando tú también me enseñes todo lo que sabes, el pescado también ayudo a la curación.

—Es un trato —Asintió al estrechar su mano con la de la castaña.

El resto de la tarde Kenna y Zeff se la pasaron en la cocina del barco. La castaña enseñándole sobre plantas medicinales a la vez que el cocinero le compartía varias técnicas de curación que los marineros solían usar.

Luffy ofreció quedarse acompañando a Zoro, Kenna no se lo pidió, pero si que se sintió aliviada de que alguien le hiciera compañía.

El ambiente en la cocina era muy cómodo. Aunque el cocinero nunca tuvo hijos, sí que había muchas personas que habían estado en Baratie desde muy jóvenes y él había visto crecer, Sanji era un ejemplo de ello. Aunque Zeff mostrará una cara dura, por dentro tenía un lado paternal que dejaba salir a veces, como ahora con Kenna.

—Tienes algo especial Kenna, estoy seguro de que llegarás muy lejos —Afirmó el cocinero.

Kenna sonrió al escucharlo.
—Gracias por todo Zeff.

La castaña lo abrazó, gesto que tomó por sorpresa a Zeff, pero aun así correspondió. Kenna no solía mostrar muestras de afecto a cualquier persona, pero después de las horas compartidas con el cocinero curando a Zoro y las de esa misma tarde se había forma una especie de lazo entre ambos.

—Promete que cuando seas la mejor médica de todos los mares vendrás a visitarme niña.

—Lo prometo.

La mañana siguiente toda la tripulación se encontraba en la cubierta, ayudando a subir suministros, todos incluyendo a Zoro. A Kenna casi le daba un infarto al verlo ayudar a Usopp subiendo los barriles de comida.

—¿¡Es que ninguno de los dos puede usar el cerebro!? —Gritó a Usopp y Zoro.

El de rastas asustado y buscando escaparse del regañó que le esperaba, se excusó diciendo que iría a buscar más barriles de comida.

—Apenas acabas de despertar, ¡No puedes estar haciendo tanto esfuerzo! —Le dijo a Zoro, tomando su brazo y ayudándolo a llegar hasta el mástil pues el espadachín todavía no podía caminar bien.

—Has estado muy mandona últimamente —Le susurró Zoro al oído, provocando que sintiera un cosquilleo en su estómago.

Kenna tragó en seco. Ninguno había mencionado nada sobre lo que había pasado la tarde anterior, pero sin duda había una tensión en el ambiente. Kenna intentaba no pensar mucho en ello, pero Zoro no se la estaba poniendo fácil.

—¿Puedes dejar de hacer eso?

—¿Hacer qué? —Preguntó el espadachín fingiendo demencia.

—Tú sabes perfectamente qué.

Zoro la tomó de la cintura y le dio la vuelta dejando su espalda pegada al mástil. Kenna volvió a tragar en seco y los latidos de su corazón comenzaron a latir a toda prisa ante la proximidad del espadachín.

—¿Esto? —Preguntó pasando un mechón del pelo de la castaña detrás de su oreja bajando su vista a sus labios.

—Esto está lleno de carne seca —Dijo Usopp subiendo al barco cargando un barril.

Al escuchar la voz del de rastas ambos se separaron rápidamente.

—¿No será demasiado? —Preguntó soltando el barril, sin darse cuenta de lo que había interrumpido.

—¿No sabes con quién navegas? —Le respondió Zoro refiriéndose a Luffy.

Usopp asintió de acuerdo.
—Claro —Volteó a ver Kenna extrañado—. Kennie te vez alborotada ¿Estás bien?

Zoro volteo a ver a Kenna expectante con una sonrisa.

—Perfectamente —Respondió ella, metiéndole un codazo a Zoro en las costillas y sacándole una risa al espadachín.

Luffy bajó por una de las sogas llegando a dónde estaban todos.

—¿Necesitaban un cocinero? —Preguntó alguien.

—¡Si! —Gritó Luffy emocionado—. ¡Claro que sí!

Sanji terminó de subir al barco y Luffy le dio un apretón en el hombro.

—Bienvenido a bordo.

Zoro miró al rubio con el ceño fruncido.
—Ahora por qué llevamos al mesero?

—Porque cocina delicioso —Le respondió Kenna, provocando que el cocinero le sonriera.

Zoro se tensó ante la acción del rubio.
—Tú sabes cocinar ¿Qué no hiciste un pastel para el cumpleaños de tu prima? —Siguió replicando.

—Horneé un pastel, no puedo cocinar para alimentarlos a todos ustedes, en especial con lo que come nuestro capitán.

—¡Soltando las velas! —Gritó Usopp.

Sanji y Zeff tuvieron una emotiva despedida en la que ambos y Kenna terminaron llorando. El de rastas la molestó por ello, ganándose un golpe en la cabeza por parte de la castaña.

—Entonces, si vamos en busca de Nami ¿Cómo la encontraremos? —Preguntó Usopp.

—Si, no sabemos ni donde está —Añadió Zoro.

—Hay alguien que sabe —Les respondió Luffy.

El resto de la tripulación siguió a Luffy hasta la cocina, Kenna ayudando a Zoro. Una vez ahí, Luffy abrió una bolsa, dejando ver la cabeza de un payaso tosiendo y quejándose.

Kenna lo observó sorprendida.
—¿Ese es el payaso que se puede dividir en partes? —Le preguntó a Zoro en voz baja.

—Lamentablemente, si —Suspiró el espadachín.

—¡Hola, chicos! —Saludó el payaso con una gran sonrisa.

—Dijiste cinco grados a estribor —Alegó Usopp, que se encontraba al mando del barco.

—Si, el otro estribor capitán tontástico —Le respondió el payaso, que era quien los estaba guiando.

—Creí que los payasos daban risa —Murmuró de mala gana.

—¿Qué dijiste? Repítelo en mi cara.

Zoro subió a la proa del barco acompañado de Kenna.

—¡Hola! Buenos días campeón —Lo saludó el payaso animado.

—Sé que Luffy hizo un trato contigo para encontrar a Arlong. Pero si es otro truco —Se acercó más hacia él amenazante.

—¿Qué harás? ¿Sangrar encima mío? —Se burló, señalando la herida del espadachín con la mirada y provocando que Zoro tensara la mandíbula, estaba perdiendo la paciencia.

Kenna lo miró ofendida.
—Disculpa, pero esa herida está cocida y vendada a la perfección.

—Así que tu debes ser la médica —Dijo el payaso, observándola con interés, pero antes de que pudiera decir algo más Zoro lo tomó de la cabeza y comenzó a llevarlo con él.

—¡Espera! ¡Espera! ¿Qué? —Comenzó a decir asustado—. ¿Es por lo de sangrar sobre mí? ¡Sangra cuánto quieras! Di mi palabra.

Zoro llevó a Buggy hasta la barandilla y extendió su brazo, dejando la cabeza del payaso por encima del mar, dispuesto a soltarlo. Usopp sonrió al ver la situación en la que el payaso se encontraba.

—Es un trato. Ustedes quieren su mapa y yo, mi cuerpo —Siguió insistiendo con nerviosismo.

—¿Cómo sé que no es una trampa? —Preguntó Zoro.

—¡Zoro! Amigo, tenemos honor entre piratas ¿No? Vamos, puedo cantar algo para pasar el tiempo.

Zoro frunció el ceño.

—Esta es la historia de una ladrona, roba tus mapas y después te abandona —Comenzó a cantar.

Zoro suspiró y comenzó a llevarlo de regreso al barril.

—Ágil, lista y sin disimulo, pero no puedo negar que ella tiene un gran —Siguió cantando.

Kenna levantó la tapa del barril para que Zoro pudiera meterlo.

—¡No esperen! —Gritó Buggy al ver las intenciones del espadachín—. Me duele la cabeza, creo que es el efecto de estar tanto tiempo sin mi cuerpo —Se quejó dramáticamente—. Necesito ver a su médica.

Kenna abrió los ojos desconcertada y el payaso le guiñó el ojo. Antes de que Buggy pudiera decir algo más, Zoro ya lo estaba llevando de regreso a la baranda, dispuesto a tirarlo a la borda.

—Esta vez si lo tiro —Aseguró entre dientes, extendiendo la cabeza del payaso hacia el mar.

—¡No, no! ¡Lo siento! —Comenzó a disculparse apresuradamente—. ¡Sin mí están perdidos!

—Lamento decirlo, pero tiene razón —Dijo Luffy llegando acompañado de Sanji—. Sin él no podremos llegar hasta Nami.

El payaso sonrió triunfante. Zoro tensó la mandíbula y soltó un suspiro, pero de todas formas hizo caso y tiró la cabeza del payaso dentro del barril.

Kenna se encontraba cambiándose en su habitación. Usopp había gritado que había visto tierra hace unos minutos así que no tardarían mucho en llegar.

La castaña estaba batallando contra el cierre de su vestido cuando alguien tocó la puerta.

—Adelante.

—Me mandaron a avisarte que acabamos de llegar —Le dijo Zoro entrando a la habitación.

—Gracias, bajo en un minuto —Le agradeció.

El espadachín asintió y se dio la vuelta, dispuesto a irse. Kenna soltó un suspiro al volver a intentar y no poder subir el cierre.

—Espera, Zoro —Lo llamó antes de que saliera—. Creo que el cierre del vestido se atoró ¿Podrías ayudarme?

Zoro asintió acercándose a ella, tomó su cabello castaño delicadamente y lo pasó hacia adelante, comenzando a subir el cierre lentamente. Kenna sintió como su pulso se aceleraba al sentir la suavidad del tacto de Zoro contra su piel mientras la tensión del ambiente no hacía más que aumentar.

A su vez, Zoro intentaba concentrarse en su tarea, pero le era difícil ignorar la proximidad de Kenna y ese aroma a flores que lo estaba volviendo loco.

—Gracias —Murmuró Kenna cuando finalmente terminó.

Sus miradas se encontraron, y en ese momento, fue como si el mundo se detuviera a su alrededor. Sin pensarlo, antes de que alguien volviera a aparecerse para interrumpirlos, Zoro se inclinó hacia ella uniendo sus labios en un suave beso cargado de emociones.

Ambos se dejaron llevar por la sensación, Kenna pasó sus manos alrededor del cuello de Zoro a la vez que él bajaba sus manos a su cintura.

Finalmente se separaron con la respiración entrecortada, compartiendo una sonrisa.

—¡Zoro! ¡Kenna! —Se escuchó a lo lejos—. ¡Estamos a punto de bajar!

Pero ninguno de los dos se movió.

—Deberíamos bajar —Dijo Kenna, aunque su expresión decía lo contrario.

—Deberíamos —Asintió Zoro sin intensión de mover un músculo.

Ninguno despegó la mirada del otro por unos segundos, para luego volver a unir sus labios. Los demás podrían esperar un rato.

Los cinco se encontraban caminando por una aldea bastante dañada. Muchas casas estaban completamente destruidas y a las que aún seguían en pie les faltaba alguna parte.

—¿Qué fue lo que le pasó a este lugar? —Preguntó Kenna abatida

—Nunca había visto algo así —Negó Zoro observando todo.

Los cinco se detuvieron enfrente de una casa quemada y completamente destruida.

Usopp tragó en seco asustado.
—Quizá debería regresar a vigilar el Merry.

—Arlong hizo esto —Afirmó Luffy secamente y cerrando los puños con fuerza.

—¡Oigan, Tontos! Todos coincidimos en que Arlong es un pescado podrido —Habló Buggy, que se encontraba dentro del bolso que Sanji cargaba—. No perdamos más tiempo y recuperemos mi cuerpo.

—Cállate —Suspiró Sanji cansado.

—¿O qué? ¿Me prepararás un souflé?

Sanji se quitó el bolso y se lo extendió a Usopp

—Por favor, llévalo tu un rato.

El de rastas negó con una mueca de asco.
—Oh no, el nuevo lleva la cabeza del payaso.

—¡Atención por favor! —Se escuchó a lo lejos.

Los cinco decidieron acercarse a escuchar. Se trataba de un grupo de los que debían ser los habitantes reunidos.

—Tenemos poco tiempo, y este mes tampoco reunimos el dinero —Continuo diciendo el que parecía un tipo de soldado, mientras sostenía una caja.

Se escucharon murmullos preocupados entre las personas. Uno de los habitantes se acercó y vació el contenido de una alcancía dentro de la caja, unas pocas monedas cayeron dentro de esta.

—¿Con eso alcanza? —Preguntó.

El soldado negó cabizbajo.

—¿Tenemos tiempo para reunir más —Preguntó una mujer decaídamente.

—No. No lo tienen —Respondió alguien firmemente dentro de la multitud.

Los aldeanos se hicieron a un lado dejando ver a Nami a la vez que se escuchaban murmullos.

Luffy intentó acercarse pero Zoro lo sostuvo del brazo impidiéndolo.

Una chica morena de pelo azul se le acercó a Nami, le dijo algo enfadada y escupió en el suelo para luego irse.

Nami se mantuvo impasible y dirigió su vista hacia el soldado.
—¿Tienes algo para mí?

El soldado le extendió la caja y ella lo abrió, examinando el contenido.

—No les alcanza.

—Por favor Nami, es todo lo que tenemos —Le pidió suplicante—. Arlong nos dejó secos.

—Entonces exprímanse más —Respondió fríamente.

Kenna tomó la mano de Zoro apretándola levemente. No podía creer la escena que estaba presenciando, tanta crueldad sobre unas pobres personas.

Cuando todos los habitantes se fueron, Nami notó su presencia.

—¿Luffy? —Preguntó endureciendo su expresión y acercándose hacia ellos—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Puedo preguntarte lo mismo.

—Aquí es a donde pertenezco.

—No te creo —Negó Luffy, observándola detenidamente—. Está no eres tú.

—No. No soy lo que tú quieres que sea —Le dijo secamente.

—Nami —Luffy dió un paso más hacia ella—. Si nos necesitas...

—No. No necesito a ninguno de ustedes —Negó explotando—. Arlong quería el mapa y te engañé para que me lo consiguieras. Y caíste —Lo miró a los ojos—. Nunca fui parte de tu tonta tripulación.

—No lo dices en serio.

—Llévate al resto de estos idiotas y lárguense de aquí —Terminó de decir mirándolos a todos—. No quiero volver a verlos nunca —Elevó su tono de voz haciendo énfasis en lo último y seguido se fue.

—Bueno. eso pudo haber salido peor —Usopp fue el primero en romper el silencio después de un rato—. ¿Nos vamos antes de que los hombres pez nos vean? Nos dijo que nos fuéramos, hagámoslo.

Kenna lo volteó a ver mal.

—¿Qué?

—Aquí pasa algo más —Afirmó Sanji.

—Dijo claramente que nos fuéramos —Le contradijo Zoro de malhumor.

—No sabes de mujeres, nunca dicen lo que quieren —Negó Sanji.

—¿Por qué el cocinero está opinando? —Preguntó Zoro, perdiendo la paciencia con el rubio.

Kenna suspiró pesadamente ante la discusión que se había formado, ni siquiera sabía que pensar. Luffy seguía con la mirada perdida en algún punto.

—Pero ¿No lo entienden? Es una de ellos. La gente le tiene miedo —Volvió a decir Usopp que en lo único que pensaba era en irse.

—No todos, Usopp —Habló Luffy finalmente— ¡Oye! ¡El de la cicatriz! —Exclamó acercándose al soldado que antes sostenía la caja con el dinero—. ¿Quién era esa mujer? La de cabello azul.

—¿Quién quiere saber? —Preguntó distante.

—Soy Monkey D. Luffy y soy un pirata.

—Cazador. Cazador de piratas —Lo interrumpió Zoro, Luffy no podía estar diciendo abiertamente que era un pirata en especial en una aldea en la que estos causaron tanto daño.

—Vinimos por la recompensa de Arlong —Añadió Kenna, antes de que a Luffy se le escapara la verdadera razón de porque estaban ahí.

—¿Ustedes? He visto hombres el doble de grandes y con el triple de tripulación ir a Arlong Park, ninguno logró volver —Les advirtió.

—Solo queremos hablar con ella —Pidió Luffy.

—Créeme, no quieres. Pero si eso los saca de mi aldea, la encontraran en la casa al final del huerto de mandarinas.



























Los hice esperar, lo sé, pero como siempre les digo, el colegio no me suelta.

Saliendo de eso ¡Por fin sucedió el beso entre Kenna y Zoro! Los amo tantoooo, no saben cómo me ha encantado construir su relación. Espero que les haya gustado mucho el capítulo.

Y por último, la canción que puse al principio del capítulo es tan de Kenna y Zoro, no puedo dejar de pensar en ellos al escucharla. Por eso el nombre del capítulo

Lxs quiere mucho,
Izzie 💗

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