09 || All the answers

— Por favor, chicos.
— Nop —Isaac y Gwen dijeron al unísono mientras cerraban sus casilleros.
— Por favooor.
— La respuesta sigue siendo no —Isaac rodó los ojos.
— No deberíamos ni siquiera estar aquí, deberíamos estar buscando a mi papá.
— El tío Chris se fue muy claro, dijo que no lo buscaramos y que no nos preocuparamos por él —Dash se abrió paso en medio de Isaac y Gwen y rodeó sus hombros con sus brazos—. ¿Qué es lo opuesto de preocuparse? Salir de fiesta —dijo como si fuera súper obvio.
Ambos Betas rieron—. ¿Por qué tantas ganas de ir a la estúpida fogata? —le preguntó Isaac al pelinegro.
— Por qué tengo 18 años y a diferencia de ustedes, a mí me gusta divertirme.
— Tenemos problemas más grandes.
— ¿No habías dicho que no querías ver a Stiles? Es la solución perfecta, te vas a distraer y puedes ahogar tus penas con alcohol aunque nunca te haga efecto —Dash sacudió a ambos chicos fuertemente y los Betas bufaron.
— ¿Si aceptamos ir te vas a callar ya? —Gwen miró mal a Isaac mientras Dash comenzaba a festejar.
— Se van a divertir y me lo van a agradecer —dijo el ojiverde con superioridad mientras Gwen y Isaac rodaban los ojos.
🌒 🌒 🌒
Si alguien le preguntara, definitivamente diría que no se estaba divirtiendo. Y podía incluso decir que Isaac tampoco, por la expresión en su rostro.
Al contrario de ellos, Dash parecía bastante divertido en el ambiente en el que se encontraban. Tampoco es que los Betas fueran unos amargados, al contrario, ambos de verdad hacían un esfuerzo por disfrutar de aquello, pero el ambiente simplemente no se sentía bien para ellos.
Dashiell había traído consigo una pequeña botella de whisky que ahora se encontraba por debajo de la mitad, les ofreció a los mejores amigos y ambos, a sabiendas de que no los afectaría, tomar un trago.
Aquello solo empeoró la situación para Gwen. No sabía si acaso la bebida alcohólica tenía una muy elevada concentración para llegar a afectar o era más bien la música tan alta que retumbaba en sus oídos, pero se sentía ligeramente mareada y con un calor digno de los que están al lado de la fogata, cuando ellos se encontraban bastantes metros alejados.
— Mira, ahí está Scott —anunció el rubio. Ambos Betas miraron a Dash, que se encontraba bastante ocupado con una chica de su clase y se encaminaron a Scott, que ahora se encontraba hablando con Malia.
Gwendolyn no estaba segura si quería acercarse a la coyote. No sabía como sentirse respecto a Malia. A simple vista, la coyote parecía estar muy concentrada bailando y bebiendo de una petaca, sin prestarle atención siquiera al Alfa.
No quería ser chismosa ni algo por el estilo, pero tenía demasiada curiosidad por saber sí estaban hablando de Stiles, ¿Malia tendría algún resentimiento hacia ella? Porque eso era lo último que Gwen quería, nunca fue su intención llegar y meterse en medio de la nueva relación de Stiles. Con todo eso en su mente, no pudo evitar inclinar el oído para escuchar la conversación mientras se acercaba.
— Eso fue lo que Peter dijo que dirías. Y adivina qué dijo después. Qué tenías razón —la coyote gritaba sobre la música mientras seguía balanceándose al ritmo de esta. Scott frunció el ceño—. ¿Te sorprende?
— No. Me pregunto qué quiere. Malia, debemos permanecer juntos. Tú, Stiles, yo...
— No quiero hablar de Stiles —lo cortó la chica al tiempo que paraba de bailar. Soltó un suspiro pesado—. Solo quiero bailar. Y emborracharme —alzó la petaca en su mano, decidida a seguir bailando, pero sus piernas tenían otro plan, al parecer, pues estás flaquearon, causando que la chica casi cayera a no ser porqué Scott la sostuvo y ayudó a mantenerse un poco en equilibrio.
Isaac y Gwen, que para ese momento ya se encontraban a pocos pasos de distancia de ellos, fruncieron el ceño y se apresuraron a acercarse para descubrir que pasaba con la coyote.
Malia soltó una carcajada—. Estás borracha —dijo Scott con extrañeza.
Malia soltó un hipido—. Sip.
— ¿Cómo es que está borracha? —habló Isaac, haciendo que el Alfa notara su presencia.
La mirada de Scott se dirigió a un punto en específico y los dos chicos la siguieron, cayendo en Liam, el Beta parecía en el mismo estado que Malia.
Malia soltó un quejido y Gwen volvió su mirada a ella—. ¿Así se siente estar borracha? No se siente tan bien como esperaba —se quejó, sosteniendo su estómago.
— Creo que así funciona —le contestó Gwen, advirtiendo la pequeña mueca en el rostro de la castaña cuando enfocó su vista en ella. Malia cada vez parecía más mareada, parpadeaba varias veces con desconcierto. Gwen le quitó la petaca de la mano y olió el contenido, pero no pudo reconocerlo con algún tipo de alcohol que conociera—. ¿Qué tiene esto? ¿Qué tomaste?
— Solo vodka —protestó la chica.
Detrás de ellos, uno de los oficiales encargados de la seguridad los miraba atentamente, lo que no le inspiró mucha confianza ni al Alfa ni a los dos Betas.
— Mantente parada y camina.
Isaac y Scott pasaron cada brazo de Malia por encima de sus hombros y comenzaron a abrirse paso entre la horda de personas, con la chica cobriza delante de ellos.
Los cuerpos que bailaban de un lado a otro les hacían difícil el camino y la música parecía cada vez subir más su volumen. Gwen se encontró a si misma mareada de nuevo cuando se encontraban entre la gente, pero supuso que se debía a todos los cuerpos que se movían sin para a su alrededor, aturdiendola. No pudo predecir el momento en el que sus piernas flaquearon, a no ser por los brazos de Isaac que la sostuvieron casi de inmediato, estaría en el suelo mientras los demás bailaban sin inmutarse.
— ¿Estás bien? —le preguntó su mejor amigo y la chica estaba dispuesta a decirle que sí, hasta que levantó su vista hacia él y comenzó a ver no a uno, sino a dos de él, entonces negó.
Él ojiazul la sostuvo de la cintura para ayudarla a mantenerse y así siguieron caminando, con el Alfa y la coyote detrás de ellos, hasta dónde Liam y su mejor amigo, Mason, se encontraban. Los chicos dejaron a Malia y a Gwen sentadas en la misma banca dónde estaba sentado el menor y Isaac se encargó de conseguirles agua a ambas.
Isaac se mantuvo con ellas mientras Scott hablaba con Mason sobre el estado de su Beta. Él rubio que se encontraba de pie frente a su mejor amiga de repente se desestabilizó, por suerte Gwen alcanzó a tomar de su mano.
— Algo está sucediendo. Debemos sacarlos de aquí —le dijo Scott a Mason al ver el estado en que los lobos se encontraban, ahora Isaac incluído—. Creo que tendremos que... —antes de siquiera terminar la frase, Scott también se sintió mareado de repente.
— ¿Cuánto bebiste? —le preguntó el moreno al ver su repentino cambio.
— Nada. Ni un sorbo.
La música parecía aumentar cada vez más, retumbando en los oídos de los chicos. Gwen se sostenía de sus rodillas debido al mareo mientras que Isaac se dejó caer a su lado, pues ya no era seguro para él estar de pie.
Todo lo que Scott y Mason decían parecía muy lejano y tampoco se preocupaba mucho por escucharlos. La música cada vez más subía su volumen, hasta el punto en que ya era doloroso. Cuando menos se dieron cuenta, un grupo de policías se acercó a ellos, Gwendolyn sintió como la ponían de pie con un fuerte tirón y ni siquiera tuvo la fuerza para oponerse.
— Oye, ¿qué haces? Esos son mis amigos —le espeto Mason enseguida a Uno de los oficiales al ver cómo tomaban a los chicos para llevárselos.
— Tus amigos están muy intoxicados. Deben ser escoltados afuera.
— Bien, iré con ellos.
— Eso no será necesario.
— Dije que son mis amigos...
El oficial empujó al chico logrando que éste cayera al suelo, por suerte enseguida otros chicos se acercaron a ayudarle, sin embargo, Mason no pudo hacer nada mientras se llevaban a los cuatro chicos.
Gwen intentaba abrir los ojos lo más que podía en busca de Scott, pero era inútil, todo se veía tan borroso a su alrededor.
Sintió como atravesaban una puerta y lo siguiente que supo es que fue arrojada el suelo, junto a Malia, Isaac y Liam, contra lo que, a juzgar por el frío metálico, logro suponer que era un casillero. Lucho por mantenerse lo más consiente posible, mientras que los otros tres chicos se encontraban completamente inconsciente. Escuchó como arrojaban a Scott a su lado y aunque no podía abrir los ojos, si podía escuchar al Alfa hablar.
— ¿Qué es eso? ¿Qué haces? —Scott jadeaba.
— Es gasolina.
— Haigh dice que tenemos que quemarte.
Escuchó como la tapa resonaba contra el suelo cuando cayó y lo siguiente que supo es que se encontraba cubierta en gasolina. El fuerte e inconfundible olor del líquido inundaba completamente sus fosas nasales.
Gwen intentaba impulsarse con sus manos, pero su poca fuerza y el líquido resbaloso le impedían la acción. Jadeaba fuertemente ante la impotencia, se sentía desesperada y a la vez tan aturdida.
No sabe cómo pero la música tan ensordecedora se detuvo, Gwen incluso pensó que ya estaba muriendo y por eso no podía escucharla, pero descartó la idea cuando logro abrir los ojos, su vista seguía sin ser muy clara pero ya era algo. A su lado, Scott jadeaba mientras el hombre frente a él sostenía un encendedor.
De la nada, él hombre gimió de dolor y bajó el encendedor, sosteniendo su cabeza con ambas manos. Ambos chicos estaban desconcertados ante lo que sucedía. Las puertas de la escuela se abrieron de par en par, dejando ver a una mujer de largos y rizados cabellos pelirrojos que parecía estar murmurando palabras que eran indescifrables. Él oficial hizo el amago de ponerse de pie cuando la vio, pero ella con sólo mover la mano lo dejó inmóvil en el suelo. Más hombres se acercaron y de una de las aulas salieron Derek y Braden, que comenzaron a pelear con algunos de ellos, mientras la mujer con sólo murmurar unas palabras los derribaba.
Cuando todos cayeron, Gwen reparó en Liam, Isaac y Malia, que parecían estar recobrando el sentido y, al igual que ella, intentaban ponerse de pie.
— ¿Qué pasó con el arma? —le preguntó el Alfa a Derek. Gwen no podía quitar la mirada de la mujer pelirroja.
— Estás cubierto en gasolina —Derek se acercó a él y le tendió una mano para ayudarlo a ponerse de pie.
— ¿Quién es ella? —habló por fin la cobriza, también podía sentir la mirada azulada de la pelirroja.
La mujer mostró un atisbo de sonrisa y se acercó a ella, extendiendole su mano.
— Mi nombre es Vivian Nordskov y creo que tengo las respuestas a todas tus preguntas —su voz era firme, pero toda ella tenía un aura que le transmitía bastante confianza.
Gwen pasó su mirada a Derek, que simplemente se encogió de hombros. Después volvió a mirar a la mujer, soltó un suspiró y tomó su mano.
Ella quería respuestas y si aquella mujer las tenía, estaba lista para escucharlas.
O eso creía.
🌒 🌒 🌒
— ¿A dónde vamos? —preguntó Gwen mientras seguía a Vivian por el estacionamiento. Esa era probablemente la pregunta menos importante de todas las que tenía.
La mujer se detuvo frente a un viejo Mustang 67 color rojo. Abrió la puerta del copiloto y le indicó que subiera. Gwen la miró con duda pero al final cedió ante la mirada insistente de la pelirroja.
— ¿A dónde vamos? ¿Vas a contestar ya mis preguntas? —volvió a decir una vez ambas estuvieron dentro del auto. De repente Gwen se tensó—. Espera, ¿acaso eres tú la mujer de la voz? Porqué si es así será mejor que corras antes de...
— ¿La mujer de la voz? —habló por fin Vivian, mientras encendía el motor del auto, que por cierto, hizo un ruido que Gwen estaba segura no era normal.
— Hmm... Hace unos meses una desquiciada se metió en mi cabeza para torturarme —dijo con desagrado. La mujer soltó un suspiro.
— Tranquila, no soy yo. Pero sé de quién hablas —Gwen se volvió para verla enseguida.
— Dime quién es.
— Ya llegaremos a eso —la Beta gruñó—. ¿Eres así de ansiosa siempre? —se mofó la mujer.
— Sólo cuando me dicen que resprondran mis preguntas y no lo hacen —se cruzó de brazos.
La mujer rió entre dientes—. Está bien, vamos, ¿qué quieres saber?
— Para empezar —aclaró—, ¿quién eres? ¿Y qué fue eso que hiciste allá?
— Soy una bruja y lo que hice fue evitar que esos hombres los incendiaran a ti y a tus amigos —conestó.
Eso pareció ser suficiente para la cobriza—. Ok, ¿cómo sabes quién soy? Y, ¿cómo me encontraste?
— Conozco a tu familia desde hace mucho tiempo, sé quién eres desde mucho antes de que nacieras. Y te encontré gracias a un hechizo de rastreo que hizo Davina.
— ¿Davina? —Gwen frunció el ceño—. ¿Por qué Davina te ayudaría? Odia prácticamente a todas las brujas. Y, ¿por qué no hiciste tú el hechizo si eres una bruja?
— Haces muchas preguntas —Vivian bufó—. Pasé por Nueva Orleans antes, tenía información que le servía a Davina y por eso me ayudó. Y sobre lo otro, hace mucho tiempo una bruja me quitó parte de mis poderes, por lo que no puedo realizar hechizos muy complejos y tú —la miró de reojo—, tenías un hechizo que impedía que te rastreara, bastante complejo, así que necesitaba ayuda de alguien más fuerte.
Gwen asintió—. Ya veo, ¿a qué te refieres con eso de que conoces a mi familia?
— Conozco a tu familia desde hace muchos años, cuando mi familia llegó a Francia. Meada Labonair era mi mejor amiga.
— ¿Qué? ¿Cómo es qué...
— Sip, tengo varios miles de años. La magia oculta muy bien todo.
— ¿Por eso estás aquí? ¿Por lo qué escribió Meada? —preguntó Gwen, pasando saliva fuertemente.
— Imaginé que había caído en tus manos cuando no lo encontré. Y sí, es una de las razones por las que estoy aquí.
— ¿A qué se refiere eso?
Vivian tomó una gran bocanada de aire—. Cómo sabrás, en un clan no todos nacen siendo hombres lobo, algunos nacen siendo simples humanos, Meada era una de ellas, sin embargo, ella tenía otros dones —Gwendolyn la escuchaba bastante atenta—. Podía comunicarse con los muertos, lo que le permitió aprender magia. Ella me enseñó todo lo que sé y también a mí hermana, Déborah.
Gwen a penas notó cuando se detuvieron en una gasolinera y Vivian se bajó para cargar gasolina. Gwen la espero mientras su mente iba a mil kilómetros por ahora. Su teléfono no dejaba de sonar pero no se sentía con ganas de atender.
Vivian regresó al auto y volvieron a emprender su camino, a un destino que aún era incierto para Gwendolyn.
— Quiero saber más sobre Meada —soltó Gwen—. ¿Por qué escribió sobre mí? ¿Era una Banshee o algo así?
— No, Meada tenía una conexión con los Espíritus y ellos le revelaban muchas cosas. Entre ellas, le revelaron el Imperium, un hechizo tan poderoso que es capaz de eliminar a cualquier criatura sobrenatural de la faz de la Tierra, te da acceso total a cualquier clase de magia, prácticamente te vuelves uno con la magia —Gwendolyn soltó un jadeo por la sorpresa—. Meada sabía que un hechizo como aquel no podía caer en las manos equivocadas, así que lo separó y ocultó una parte en cada uno de sus diarios. Ella protegía ese hechizo con su vida.
— ¿Y qué tengo que ver yo con aquel hechizo?
— ¿Alguna vez te has preguntado que significa tu nombre? —Gwen frunció ante aquel cambio de tema y negó—. Gwendolyn Anastasia Labonair —Gwen sintió un escalofrío, era demasiado raro que alguien dijera su nombre completo—. Gwendolyn significa anillo eterno. Anastasia significa resurrección —Vivian miró a Gwen de reojo—. Eso no es una coincidencia y tampoco en hecho de que tú nacieras. Nada en esta vida es una coincidencia, Gwen.
— ¿Puedes ir al punto? No estoy entendiendo —Gwen gruñó.
— Gwen, eres la hija de un cazador y una mujer lobo, dos clanes que siempre han estado en guerra, eres la unión. Contigo, el círculo se cierra —otra vez, un escalofrío recorrío su cuerpo.
— ¿Eso que significa?
— Significa que eres la pieza final para completar el hechizo —aquello fue como una patada directo en el estómago. Gwendolyn sintió que le faltaba el aire.
— ¿E-Eso...
Vivian asintió—. Eso significa, que en tu cumpleaños número dieciocho, el solsticio de verano, el hechizo debe ser realizado y solo funcionará si tú te sacrificas por tu propia voluntad.
Solo con la voluntad de su corazón, escuchó Gwen resonar en su cabeza.
Vivian no dijo una palabra más, se mantuvo en silencio para dejar a Gwen procesar toda la información. La chica se sentía aturdida, las palabras hacían eco en su cabeza, estaba tan pérdida en sus pensamientos que a penas supo cuando el auto de detuvo. No obstante, cuando sintió que habían parado, abrió la puerta enseguida, inspirando profundamente el aire fresco que sentía que le estaba faltando.
Gwen casi cae de bruces al suelo debido al asombro que todavía sentía por todo su cuerpo, pero se sostuvo con sus manos en las rodillas, jadeando. Escuchó a Vivian bajar del auto y llegar hasta su lado. Fue hasta que ya estuvo más calmada, que reparó en las hojas debajo de sus pies. Se encontraban en la reserva de Beacon Hills.
Se incorporó lentamente y se volvió a la pelirroja—. Todo lo que dijiste, el hechizo, tiene que ver con la voz, ¿verdad? —Vivian asintió—. Necesito saber... Necesito saber todo.
— Mi hermana, Déborah, siempre detesto a los hombres lobo. Le parecían bestias despiadadas que sólo causaban destrozo, siempre hubo conflicto entre Meada y ella por eso, Meada siempre defendió a su familia —Vivian sonrió triste, casi con nostalgia—. Una noche, un jóven Beta se salió de control. Asesinó al prometido de Deborah, al amor de su vida —la bruja soltó un suspiro—. La ira y la venganza son emociones muy peligrosas, es fácil dejarse llevar por ellas. Déborah juró que pagarían por la muerte de su amado.
— ¿Q-Qué hizo?
— Le exigió a Meada que le diera el hechizo, a lo que ella obviamente se negó, eso sólo la puso más furiosa, sabía que nunca se lo daría por las buenas. Comenzó a practicar magia oscura, se volvió demasiado fuerte —ahora el rostro de Vivian sólo denotaba tristeza—. Para proteger el hechizo, Meada ocultó los diarios en diferentes lugares y me encomendó evitar a toda costa que todos llegaran a manos de Déborah. Ella ya sabía el destino que le deparaba.
— Déborah la mató —afirmó Gwen, la mirada de Vivian le dijo que estaba en lo correcto.
— Déborah intentó obligarme a revelar dónde estaban los diarios pero nunca lo hice, así que me lanzó un hechizo y bloqueo parte de mi magia. Hasta este día no he podido revertirlo. He tenido ayuda de muchas brujas a lo largo de todos estos años y casi he dado mi vida para que mi hermana no encontrara los diarios, pero fue inútil, ella cada vez era más fuerte —la voz de Vivian se escuchaba tan desganada y Gwen sentía demasiada pena por ella, de sólo imaginar todo lo que había vivido por siglos se sentía tan mal—. Sabía que eventualmente los tendría todos, así que en cuanto supe que naciste, le pedí a una bruja que hiciera un hechizo para esconderte, para que nunca pudiera encontrarte, funcionó por mucho tiempo, aunque no contaba con que Kate Argent también te estaba buscando.
— ¿Qué tiene que ver Kate?
— Kate encontró a la bruja y la mató, ahí fue cuando Déborah se enteró de tu existencia y se metió en la mente de Kate, como lo hizo contigo. Gracias a ella, Kate las encontró a ti y a tu mamá, influenciada por ella, Kate mató a Charlotte.
Gwen apretó los puños con fuerza. Sentía las lágrimas asomarse por sus ojos.
— Pero... Kate quería matarme ese día.
— Ese era su plan, pero estaba siendo manipulada por Déborah, por eso fue que mató a tu mamá en primer lugar —Gwen apretó más fuerte los puños—. A Déborah no le sirves muerta, debía asegurarse de que llegaras a tu cumpleaños número dieciocho, pero si le sirves vulnerable.
— Por eso mató a mi mamá —susurró apenas audible.
— Gwen, mientras más vulnerable seas, es más fácil para ella manipularse, meterse en tu mente. Por eso la tortura, las pesadillas, la muerte de Allison, alejarte de tus seres queridos... Todo aquello, todo el sufrimiento, para hacerte vulnerable, para que no tengas otra opción más que aceptar el sacrificio.
— ¿La muerte de Allison es su culpa? —masculló.
— Eso no lo causó ella, pero ella sabía que pasaría. Sabía que nunca podrías vivir con la culpa de no haber impedido su muerte, por eso te lo mostró. Te orilló a irte de Beacon Hills, a alejarte de tus amigos, de Stiles, de tu papá, porque sabía que ahí serías completamente vulnerable. No contaba con que Isaac te seguiría ni con los Mikaelson, por eso ha estado ausente. Sé que planea algo. Sólo está esperando que llegué el momento de realizar el hechizo.
Esta vez, Gwen no pudo evitar caer sobre sus rodillas. Tanta información que procesar la estaba mareando. Apretó los puños.
Todo ese dolor, todo lo que había sufrido, las personas que perdió. Todo era culpa de Déborah, todo para que se cumpla su destino.
— Gwen —la llamó Vivian después de aquel silencio en que se sumergieron—, el destino del mundo sobrenatural está en tus manos. Ese hechizo no puede ser completado.
La vida de millones de criaturas sobrenaturales estaba en sus manos, ¿cómo lidiaba con eso?
🌒 🌒 🌒
LES PRESENTO A LAS NUEVAS INTEGRANTES DEL CAST
Sophie Turner as Meada Labonair

Rachelle Lefevre as Vivian Nordskov

Jessica Chastain as Déborah Nordskov

Perdón si tarde mucho en actualizar, las semanas anteriores tuve algunos inconvenientes que requerían de toda mi atención. Afortunadamente ya todo está bien y estoy de regreso.
Gwen por fin descubrió quien es la voz y porqué la quiere, ¿qué opinan?
Btw, por fin tengo computadora así que ya pude cambiar la portada y la amo.
All the love, Soph.
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