Muchas preguntas, pocas repuestas

*No hay peor frustración que el no saber cómo proteger a quienes amas.

Ezequiel abrió los ojos y la miró con el rostro inexpresivo, se sentó con la chica en su regazo y salió de la tina con ella en brazos.

—¿Qué haces aquí?

—Pues, he vuelto, ¿no te da gusto verme?

—Mmm... ¿No funcionó tu romance con el Alemán?, para ser sincero creí que duraría menos.

—La verdad es que estuve con otros tres más, pero al final fue lo mismo, tú sabes, las responsabilidades no se me dan mucho y después de un tiempo se vuelve monótono y aburrido. Estoy cansada de sonreír siempre ante la gente con un hombre millonario y una vida vacía.

—Mmm, pensé que eso era lo que buscabas. Ayúdame a cambiarla.

—Sí, también lo creí.

Neimy soltó un suspiro y siguió a Ezequiel a su habitación, le ayudó a quitarle la ropa a la chica y observaron que tenía infinidad de marcas en todo su cuerpo. Tenía moretones, marcas de agujas y de ataduras en los pies y manos. Se miraron entre sí, sin decir nada. Neimy sacó una camisa del closet, se la pusieron para después recostarla en la cama. Ezequiel buscó algo de ropa y se quitó la ropa mojada mientras que Neimy seguía sentada en el borde de la cama junto a la pelirroja. Sin míralo le preguntó—: Aún no has contestado mi pregunta. ¿Ella es Elizabeth?

—Sí. Dile a Elliot que llame a Raziel, quiero que la revise.

—¿Por qué no a Melissa? —Él no contestó—. Ok, le diré que lo llame. Estará bien, ya lo veras —Neimy miró a la joven y sonrió—. Bienvenida a casa Elizabeth.

Salió de la habitación Ezequiel volvió a recargarse en la mesita de escritorio con los brazos cruzados, sin despegar la mirada de la joven. Neimy fue con Elliot, que se encontraba limpiando el desastre del baño.

—Te ayudaré —Tomó el trapeador y comenzó a secar el piso—. Ezequiel me pidió que te diga que llames a Raziel, quiere que revise a la chica.

—Déjame ver si tengo su número aquí.

Sacó su celular y buscó, lo encontró y marcó, no tardo mucho y entró la llamada. Del otro lado la voz de un hombre contestó.

—Hola.

—Hola doctor Raziel, soy Elliot, ¿me recuerda?

—Claro muchacho, ¿qué pasa?, ¿está todo bien?

—Bueno, tenemos una situación algo delicada, sería mejor que viniera y así se lo explicaremos aquí.

—Entiendo, pero, todos están bien, ¿verdad?, o ¿necesitas que vaya ahora?

—No señor, es necesaria su presencia, pero no es una emergencia, bueno sí, bueno no, creo que no.

—Bien, entonces iré en cuanto me desocupe, solo déjame terminar unos pendientes.

—Sí claro, lo esperamos.

—Nos vemos en un rato, no tardaré.

—Gracias doctor.

Elliot terminó la llamada y guardó su celular, soltó un suspiro y miró a Neimy.

—No me agrada mucho ese Raziel, nunca lo ha hecho, preferiría que llamarán a Melissa, pero Ezequiel parece confiar mucho en él.

—No entiendo por qué no te agrada, es una buena persona.

—Porque es un arcángel, nunca hemos sabido realmente mucho de él. La verdad es que no confío en ninguno de ellos.

—Pero él es diferente, sabe lo que Ezequiel ha vivido y lo entiende, la familia que tuvo con una humana lo hace ver todo diferente, además, si quisiera matarlo, ya lo hubiera hecho hace mucho.

—No lo sé, simplemente no me agrada.

—Yo creo que es porque son rivales por naturaleza, son como perro y gatos, jajaja.

—¡Oye! Que grosero.

Neimy siguió secando el piso mientras Elliot secaba la tina de baño, al terminar se dirigió de regresó a la habitación con Ezequiel.

—Elliot ya le ha llamado, dice que en cuanto pueda vendrá.

—Bien. —Él sacó de su closet una gabardina de color negro y se la puso—. Cuídala ¿quieres?, saldré por un momento. No tardaré. —Tomó un maletín del closet y salió de la habitación.

Neimy salió tras él al verlo tomar el otro maletín que estaba en la sala y dirigirse a la salida de la casa.

—¿A dónde vas? —detuvo su paso y sin voltear a mirarla le contestó:

—Tengo algunos pendientes.

—La has rescatado del laboratorio, ¿verdad?

No contestó, se dirigió a la puerta y salió, Neimy levantó la cortina del ventanal para observarlo subir a su auto y marcharse. Ella sabía que él no daría muchas explicaciones y que no iba ser fácil que le dijera que pasaba, no los involucraría, pero era obvio que había mucho detrás de todo esto y que no se quedaría con los brazos cruzados.

***

—Aquí está la droga y tu dinero. No pude obtener la información, se encontraba muy bien resguardada, al parecer tenía algunos sistemas de seguridad complejos. Intenté obligar a los trabajadores a dármela, pero no sabían las contraseñas y tuve que matarlos.

—Vaya, en casi 15 años que trabajas para mí, es la primera vez que dejas una misión a medias y con tantos errores. Este tipo de misiones son un reto para ti, ¿no son tus favoritas?

Alexander cruzó las piernas al mismo tiempo que se recargó en su sillón de piel color negro, para luego darle una fumada lenta a su puro.

—¿Qué había ahí Samael?

—Solo estoy cansado de esta mierda.

—Llévate el dinero, es tuyo, trajiste la droga, medio trabajo está hecho, no me gusta deber favores a nadie. Pero siéntate muchacho, estás muy tenso. Vamos, toma algo niño, sabes que es cortesía de la casa. —El hombre le ofreció un tazón que contenía polvo blanco.

—Me largo, no tengo tiempo para esto.

Se dio la vuelta, ignorando al hombre y salió de la sala.

—¡Samael! —Alexander le llamó y él se giró. Le lanzó el maletín con el dinero para que se lo llevará, Él lo atrapó y se marcho.

Alexander le hizo una seña con la mano a uno de sus sirvientes para que se acercara.

—Llévale esto a Víctor y llama a Elías. Dile que venga inmediatamente —le entregó el maletín con la droga.

—Sí señor.

Ezequiel regresó a la casa. Elizabet había despertado y nuevamente gritaba de dolor. Se encontraba sentada en la cama y Elliot solo la miraba con preocupación.

—¿Qué pasa?

—No lo sé, parece que sigue con fiebre y sintiendo dolor. Esto no está bien. —Se acercó y quitó la sábana de sus piernas, dándose cuenta que la chica estaba sangrando de su entrepierna.

—¿Qué es eso? —preguntó Ezequiel.

—No sé, tal vez sea su periodo, he escuchado que las mujeres cuando están en su periodo sufren de dolor y se ponen algo locas.

—No digas estupideces. Trae a Neimy.

El joven asintió con la cabeza y salió rápidamente. Tocó la puerta de la habitación de la demonio y no tardo en contestar.

—Está bien, entra. ¿Qué pasa? —Ella se encontraba acomodando sus maletas, descalza, con un pequeño short y una camisa de resaque blanca.

—Necesitamos tu ayuda, es la chica.

Neimy salió de su habitación y fue directo a la de Ezequiel, entró y miró a la pelirroja de rodillas, en un charco de sangre cubriéndose el vientre y llorando de dolor. Ezequiel la miraba sin saber qué hacer.

—¿Y qué mierda esperan que haga yo? —dijo consternada al mirar la escena.

Para su suerte el timbre de la casa sonó a la vez que los perros ladraban, sus rostros se llenaron de esperanza al saber que seguramente era el doctor.

—Gracias a los dioses, que llega. —Neimy corrió a la entrada y abrió la puerta.

—Hola, pase, a buena hora ha llegado señor Raziel, creo que ahora empieza a agradarme.

—Ooh, que bien, eso es bueno ¿no?

Era un hombre de cabello y barba color blanco, ojos grises y piel blanca. Aparentaba una edad de unos 40 años. Un hombre de una belleza muy peculiar gracias a su albinismo. Iba vestido con una chamarra color negro asciendo resaltar su color de piel. Llevaba un maletín en mano, Neimy lo tomó de la muñeca y jaló de él haciéndolo que se apresurara, abrió la puerta de la habitación y entraron.

Miró a la joven en el suelo y parpadeo en repetidas veces y dio una mirada rápida a todos los presentes y la regresó a la chica.

—Acuéstala en la cama —Ordenó.

Ezequiel y Elliot la tomaron, uno por la espalda y el otro de los pies. Ella comenzó a retorcerse. Sus alas aprecian, se extendían y desaparecían. Raziel puso su maletín en la mesita y sacó una jeringa y dos frascos de vidrio con alguna sustancia, preparó la jeringa con el líquido de los dos frascos y se la aplicó a la chica mientras los dos la sujetaban. Poco a poco comenzó a calmarse quedando profundamente dormida. Raziel comenzó a revisar todo su cuerpo, sacó un estetoscopio y escucho su corazón y luego su vientre. Todos miraban en silencio, nadie se atrevía a preguntar lo que todos querían saber.

—Ha sufrido un aborto, estoy seguro. ¿De dónde sacaron a esta joven? No quiero asegurar nada, pero parece que la tenían en cautiverio. Sus músculos están atrofiados como si llevarán mucho tiempo sin moverse, tiene llagas en la espalda, marcas de agujas en todo su cuerpo e incluso en el vientre, pareciera como si le hacían implantes de embriones o le extraían óvulos, pero a juzgar por el sangrado creo que es lo primero.

Elliot y Neimy miraron a Ezequiel con sorpresa, él empuñó sus manos y apretó su mandíbula. Se dio la vuelta y salió de la habitación.

—¿Adónde vas? —preguntó Elliot. Él no respondió y salió a paso rápido azotando la puerta de la habitación.

—Es obvio, seguro va por respuestas. Esto no me gusta nada —comentó Neimy mientras miraba a los dos hombres con preocupación.

—¿Quién es ella? —preguntó el doctor.

—Es Elizabeth.

—¿Elizabeth? Quién diría que al final la encontraría —caminó hacia el maletín y sacó más medicamentos inyectables y jeringas—. Toma Neimy, tendrás que administrarle esto cada que despierte si ves que sufre de dolor. Dale dos de estas cada ocho horas cuando esté más tranquila. Estará bien, es una híbrida y pronto sanará, seguramente mañana casi estará bien. Aun así, vendré para asegurarme. No sabemos qué era lo que le hacían, así que será mejor que la revise mañana otra vez. Espero que Ezequiel pueda encontrar algunas respuestas.

—Sí, eso espero también. —Ella lo acompañó hacia la puerta—. Muchas gracias señor Raziel.

—Nos vemos mañana, Neimy.

—Claro doc.

—Cualquier cosa no duden en llamarme.

—Lo haremos. —Cerró la puerta y miró a Elliot soltando un suspiro—. Tendremos que ir a comprarle algunas cosas ¿Tienes dinero?

—Sí, claro.

—Bien entonces tráelo, compraremos algunas cosas personales, otro colchón y algo de ropa para ella.

—Sí, ¿Pero la dejarás sola?

—Está sedada cariño, no despertará. Tenemos el tiempo contado, así que apúrate.

(En la ciudad)

—Dejá la puerta del balcón abierta, quiero que entre un poco de aire.

—Está bien Michelle, intenta descansar, si necesitas algo, llámame. Está tu teléfono en la mesita, no te vayas a levantar, no quiero que te lastimes la pierna.

—Está bien, no te preocupes.

La mujer le sonrió, asintió con la cabeza y salió de la habitación. La doctora se recostó en su cama y se giró para quedar de lado y mirar hacia el balcón. Entre las cortinas vio cómo se posó una hermosa silueta de un ángel con las alas abiertas. pudo ver como las cerró y desaparecieron, para caminar hacia la entrada, levantó la cortina y entró.

—Sabía que vendría.

—Entonces sabes a qué vine.

—Sí, creo que sí, trataré de responder. La verdad es que no sé mucho, apenas tenía poco menos de un año en el laboratorio.

—¿Qué era lo que estaban haciendo con ella?

—Estudiándola de todo, su sangre, sus poderes y su genética. Para conocer su especie.

—¿Con qué propósito?

—El objetivo es buscar una manera de controlarlos y reproducirlos.

—¿Para qué?

—Eso no lo sé, tal vez como arma, no se me ocurre otra razón.

—¿Contra quién?

—No lo sé.

—¿Para qué es la droga?

—Con eso la controlábamos, era la única manera de tenerla sedada por más tiempo y al mismo tiempo tener su cuerpo en estado de alerta, manteniendo su transformación, ya que si se relajaba su cuerpo automáticamente cambiaba, escondiendo sus alas, incluso su ADN cambiaba. Los sedantes para seres humanos no servían para ella, por más que le administramos su cuerpo los neutralizaba rápidamente, incluso el que se usa para animales muy grandes. Tuvimos que crear una droga en gran cantidad, porque no podíamos controlarla. Fue más fácil producir una especialmente para ella y administrársela.

—Ha sufrido un aborto.

—Parte de la investigación era tratar de obtener más especímenes; le extrajimos algunos óvulos y los fecundamos con los de un espécimen puro, para luego implantarlos y ver el proceso de su gestación, pero por alguna razón su cuerpo los rechaza a los pocos días de ser implantados.

—¿De un espécimen puro?, ¿de dónde los sacan?

—No lo sé, solo me entregaban las muestras, a nosotros no se nos da información de nada de eso, no sé quién es el cliente para el que se realizan las investigaciones.

No te estoy mintiendo. Se que Nike estará bien, ella es muy fuerte, su cuerpo es realmente resistente. Se pone algo mal por la desintoxicación de la droga, pero solo es cuestión de unas horas, su cuerpo neutraliza la droga rápidamente, en no más de 48 horas. En el tiempo que he trabajado con ella, solo la he visto consciente un par de veces. Ella no habla, ignoro cómo fue su vida antes de que me eligieran para ser parte de esta investigación. No comprende muchas cosas, es probable que la mayor parte de su vida estuviera dormida.

Lamento mucho todo esto. Me siento aliviada de que ahora esté con los suyos. Nike es una buena chica, le gustan mucho las uvas y las fresas. —La mujer lloraba y secaba sus lágrimas con un pañuelo.

Ezequiel se dio la vuelta y se dirigió al balcón.

—Lamento haber lastimado así a una de tu especie, sé que merezco esto.

Ezequiel detuvo su paso y sin voltear dijo:

No es porque hayas lastimado a una de mi especie; es porque ella es parte de mi familia, ella es a quien siempre he buscado y debí de proteger.

La mujer no dijo nada. Él siguió su paso, sacó sus alas y antes de salir se giró hacia ella.

—Ellano se llama Nike, su nombre es Elizabeth.

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