¿Karma, justicia divina o venganza?
El karma es el consuelo mediocre para aquel que no tuvo el valor de cobrar su ofensa.
Raziel fijó la mirada en Isaías mientras él se mantenía serio.
—¡Hijo de perra! —dijo Ezequiel al levantarse e intentar tomarlo del cuello, pero él fue muy rápido y atrapó sus manos.
Isaías dio un salto hasta a lado de Ezequiel, sacó sus alas y su espada apuntando al cuello del arcángel supremo. Los ojos de Raziel se volvieron totalmente blancos, su iris y pupila parecían haber desaparecido. Aquel rostro apacible había desaparecido, se veía perturbador.
—Tranquilo chico rudo. El que sea uno de ellos no cambia el hecho que sea un desertor. Ellos no me han asesinado porque esperan que en algún momento vuelva y tome mi lugar como supremo, cosa que hace mucho decidí no hacer.
—Malditos, asesinan a los demonios y arcángeles por traición, pero cuando se trata de uno de ustedes, hacen oídos sordos —comentó Ezequiel mientras apretaba la mandíbula con rabia.
—Son unos hijos de puta sádicos que ocultan sus retorcidas perversiones en normas estúpidas y exageradas —dijo Isaías mientras entrecerró los ojos fijos en Raziel.
—Lo sé, y me avergüenzo de eso. —Los ojos de Raziel volvieron a ser esos ojos grisáceos casi transparentes—. Hace mucho que elegí como vivir, renunciando a todo eso. No pienso pelear con ustedes.
Escúchame bien Ezequiel, tu verdadero enemigo no está ahí. Tu enemigo está aquí, y no en Celeste, entiendo que te han buscado en varias ocasiones, pero es por prevención o confusión. Tú no eres ni has sido un verdadero problema para ellos.
—Necesito saber si ellos mataron a Neimy y para qué quieren llevarse a Elizabeth y a Ashley. Si no son ellos entonces quiero saber quién es.
—No creo que sean ellos. Si fueran ellos, las habrían matado. Escúchame, a Celeste solo le importa el abastecimiento de energía. El problema con los desertores e híbridos pasa a segundo nivel, realmente les importa poco el tema de los híbridos. A tu padre y a tu madre los asesinaron porque tu madre llevaba demasiados secretos del castillo y porque dejó escapar algunas hembras.
—Veo que sigues siendo leal a tu estúpida raza.
Sé lo que estás pensando. El problema contigo no es que seas un híbrido si no la clase de híbrido que eres. ¿Tú por qué crees que está prohibido que un arcángel se relacione con un demonio?, por supuesto no es por todas esas estupideces que les enseñan a los pequeños ángeles desde niños; es por el resultado de esa relación. Seres híbridos con un extraordinario poder como tú. La verdad es que un híbrido de ángel y humano es irrelevante, un ser muy débil que no sería capaz de ocasionar problema alguno, pero un híbrido como tu es un peligro. La verdad es que ellos perdieron el interés en ti, porque te criaste en este mundo y no has tenido ningún interés en Celeste.
No te imaginas la cantidad de jóvenes que desertan de sus misiones por una humana, incluso yo lo hice. Fui mandado aquí para asegurarme de mandar mayor cantidad posible de energía y lo sigo haciendo, pero terminé enamorado de los seres humanos, sobre todo de una humana. Mantuve mi familia en secreto durante mucho tiempo por el miedo de que fueran asesinados. Cuando se enteraron, solo se burlaron de mí por ser tan débil y me dijeron que estaba condenado a sufrir como los humanos. Al principio no lo entendí, pero después con el tiempo al ver como mi esposa se marchitaba y yo seguía igual. Comprendí a lo que se referían, ella moriría y yo seguiría aquí de igual manera. Tuve solo un hijo con ella y murió por mi descuido e ignorancia. Afortunadamente mi hijo pudo sobrevivir, ha heredado buena parte de mí y parece que me durará un poco más.
Isaías permanecía atento a lo que decía, su mirada se cruzó con la de Raziel por un momento y él se removió incómodo, aquellas palabras lo preocupaban.
—Pero la verdad es que no me arrepiento.
Vivir y amar a los humanos es lo mejor que he hecho. El punto es que a ellos no les importa. Si te atacaron fue porque seguramente estaban confundidos igual que tú lo estás ahora.
—¿Entonces?
—A quienes buscas son unos rebeldes. Al parecer están creando un ejército, por eso es que quiere a las hembras para crear híbridos con gran poder.
Se hace llamar Belial. Realmente no sabemos si es un demonio o un desertor o un híbrido, aún no hay suficiente información. Ha sabido ocultarse y desconocemos cuál es su objetivo, suponemos que es para atacar a Celeste. Hay rumores de que incluso la iglesia que ha sido aliada durante siglos, está con él, o al menos una parte.
—Sí lo sé, ellos intentaron convencerme de unirme a su causa con el trato de devolver una parte de mi familia.
—Entonces si lo sabes, ¿por qué viniste entonces?
Ezequiel bajó su mano, Isaías desapareció su espada y sus alas.
—Porque hay muchas cosas que no tengo claras, quería escuchar que tienes que decir con respecto a esto, pero me sorprende que hayas hablado. Espero que no te castiguen por esto.
—Oh no, no te preocupes, ellos sabían que vendrías y me dijeron que respondiera tus preguntas. Saben que tu verdadero enemigo es Belial y que seguramente lo buscarás y terminaran matándose. Eso sería muy beneficioso para ellos, así que pretenden estar fuera de este conflicto. Ezequiel lo miró con una sonrisa a medio labio —No has contestado mi pregunta.
—Hay una en este edificio y algunas otras en las principales catedrales, pero sé que hay una clandestina en las catacumbas del cementerio.
Dicho eso Ezequiel asintió con la cabeza y se dio la vuelta, salió de la oficina, Isaías y Eli salieron tras él, Raziel solo los observó salir entrelazó sus dedos mientras se recostaba en el respaldo de su sillón de piel.
Una vez fuera del edificio, se dirigieron a dónde se encontraban Elliot y Ashley. Al llegar al lugar Elliot y Ashley ya se habían instalado en la pequeña cabaña.
Al caer la noche, Isaías salió a buscar a Melissa, ella se encontraba ya en su casa en su habitación, ordenando su ropa. escuchó un ruido que la hizo girar a la ventana. Isaías entró, Melissa lo miró y su corazón saltó. No podía acostumbrarse a verlo con sus enormes alas. Él se acercó y ella tocó sus alas hundiendo sus dedos entre sus plumas blancas.
—Son hermosas.
—¿Te gustan?
—Sí, son tan suaves.
Él le sonrió dulcemente y fijó sus ojos en los de ella, en esos ojos negros que le fascinaban.
—No me mires así —dijo al sentir el calor en sus mejillas.
—¿Por qué?
—Me intimida tu mirada.
El tocó su mejilla y la acarició con su dedo pulgar, bajando hasta sus labios y fijando su mirada en ellos.
—Deseo besarte.
—Pues hazlo. —Se acercó a ella para besarla y ocultó sus alas—. No, déjalas. Quiero verlas y quiero sentirlas.
Él las volvió a sacar, ella puso sus manos a cada lado de su rostro y lo acarició.
—Tienes una belleza indescriptible. Está claro que no eres de este mundo. Un ser tan hermoso no podría serlo.
Él sonrió nuevamente y volvió a enfocar su mirada en los labios de Melissa. Se acercó inclinándose hacia ella, ya que ella era muy bajita junto a él. Rozó sus labios en los de ella haciéndola estremecer, volvió a repetirlo jugando con lo deseosa que estaba por unir sus labios. El corazón de Melissa se aceleró. Lo tomo del cuello de la camisa y lo jaló, uniendo por fin sus labios en un besó lento y suave. Él la envolvió con sus brazos y sus alas, la tomó por debajo de sus glúteos y la levantó. Echó la cabeza hacia atrás para mirarla y caminó con ella hacia la cama.
Ella puso sus manos en sus mejillas y se inclinó para volver a besarlo, terminaron ese beso y se quedaron por un par de minutos admirando su belleza, uno al otro sin decir nada. Él la recostó, posándose encima, ella mordió su labio inferior, ansiosa por tenerlo. Enredó sus manos alrededor de su cuello para acercarlo más. Lo besó con pasión y poco a poco sus besos se hacían más y más acelerados. Solo se daban unos segundos para tomar aire, para luego seguir buscando más del uno del otro. Entrando en un estado de frenesí, donde él, por primera vez pudo sentir lo que es entregarse a otro ser.
***
Ezequiel en el techo de un edificio frente del club de Alexander, comenzó a escribir un mensaje para él, con el celular de su hijo y luego lo envió. Alexander sentado en su sillón de cuero como de costumbre, rodeado de sus guarda espaldas, hablaba de negociar con otros hombres. Su celular vibró y observó que había recibido un mensaje con el nombre de Víctor. Sin dudarlo lo abrió y lo
leyó;
«El cuerpo de tu bastardo se encuentra en las ruinas del monasterio. Le prometí que le harías un bonito funeral. 😆»
Alexander apretó la mandíbula casi al punto de rechinar los dientes y su ceño se frunció. Sabía que era Ezequiel y le confirmaba sus sospechas. Su sangre hervía de impotencia de no poder hacer nada, el deseo de matarlo con sus propias manos se hizo presente. Con rabia contestó el mensaje;
«Me alegro que hayan matado a esa perra, me encargaré de que maten también a tu familia y haré que a tu puta la violen hasta que le destruyan el culo»
Apretó el celular tan fuerte como pudo para luego lanzarlo contra la pared.
—Maldito hijo de perra. ¡Busquen a Samael! ¡Lo quiero muerto a él y a toda su familia!
Ezequiel sonrió al ver el mensaje. Sabía que lo estaba llevando al límite y eso le complacía. Se marchó hacia la basílica y al llegar, se posó en las torres. Bajó y se mezcló entre la gente.
Celebraban una boda, una novia llevaba su hermoso vestido blanco, la sonrisa en su rostro era radiante, sus ojos daban evidencia de la enorme felicidad que sentía aquella mujer.
Decía sus votos a su ahora esposo, compartiendo los anillos en símbolo de su amor. Ezequiel miraba atento aquel ritual de amor que los seres humanos hacían para prometerse amor, respeto y fidelidad.
Después de un rato, aquella celebración terminó. La gente salía despidiendo a los recién casados. El cardenal José Luis y un joven sacerdote también les despedían. El Cardenal lo miró y la sonrisa de sus labios se borró. Ezequiel lo observaba con su clásico semblante inexpresivo y las manos dentro de los bolsillos de su sudadera. El hombre, desvío la mirada hacia otro que le hablaba, luego la regresó a dónde se encontraba Ezequiel y ya no lo encontró. Lo buscó entre la gente y no pudo ubicarlo.
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se despidió y entró al templo. Mientras caminaba por el pasillo, frente a una gran figura de San Miguel arcángel, vio a Ezequiel sentado en las bancas. Ya casi no quedaba nadie en el lugar, razón por la que pudo mirarlo fácilmente. El otro joven sacerdote cerró las puertas de la basílica y caminó hacia el cardenal que se encontraba en dirección a Ezequiel. El hibrido observaba fijamente la gran escultura del arcángel que apuntaba su espada en el cuello de Lucifer. Mientras que él yacía en el suelo.
Se acercó y se sentó a su lado.
—Siempre me ha parecido impactante esta escultura, cuando era niño constantemente venía a admirarla. Cuando supe que yo venía de la unión de esos dos seres me trajo mucha confusión. Me preguntaba, ¿a dónde tenía que ir?, ¿ser un ángel salvador o un demonio malvado? Después decidí mi propio camino; proteger solo lo que yo amo sin importar quién es el bueno o malo.
—No importa de dónde venimos, lo importante es a dónde vamos. Siempre será nuestra decisión.
—Concuerdo con usted, pero, aun así, falle una y otra vez, ¿qué debo hacer su santidad?
—A veces las cosas no están en nuestras manos por más que intentemos hacer lo correcto.
—No comprendo, ¿me dice que no puedo hacer nada?
—Nada la traerá de vuelta ya. Es terrible, lo sé, pero hay cosas que no tienen remedio. Así es la vida, nos equivocamos, perdemos y otras veces ganamos. La venganza solo trae más dolor.
Ezequiel miró al cardenal y se levantó de la banca.
—No me diga, ¿lo mejor es dejárselo a la justicia divina o al karma? —El Cardenal asintió con la cabeza—. El karma es el consuelo mediocre para aquel que no tuvo el valor de cobrar su ofensa. La venganza, es la acción que me ha dado más placer en este mundo. Todavía puedo saborear la sangre de Víctor que salpicó mi rostro. El solo pensar en saborear la sangre de Belial y sus aliados, me provoca excitación.
Ezequiel sonrió y pasó la lengua por sus labios y luego mordió su labio inferior al mismo tiempo que sus ojos se oscurecieron dándole un aspecto demoníaco.
Un miedo recorrió el cuerpo del Cardenal, tragó en seco al tenerlo tan cerca, se puso de pie, dándose a notar la diferencia de estatura. Era intimidante.
—¿Sabe a qué he venido?
—Sí, lamento mucho la muerte de tu compañera. Ezequiel, yo intenté que esto no sucediera.
—¿Dónde está Belial?
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Hola mis bebes hermosos, espero que les haya gustado el capítulo. pronto terminamos esta historia y les estoy preparando una nueva un poco más oscura. No olviden dejar sus votos y comentarios. los amo. mis mejores vibras a todos mis Nephilim
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