Vigesimosexto Capítulo.

26.


Pudieron encontrar una pequeña farmacia alejada de los suburbios, Lee fue quien bajó con su arma para encontrar los productos que tanto requería la bebé en aquel momento. Al parecer no tuvo que enfrentar a más de un caminante y en menos tiempo de lo que Jimin esperaba, el hombre ya se encontraba con todas las unidades de leche de fórmula que pudo encontrar dentro de la estancia y unos cuantos biberones.

Jimin decidió pasarse al puesto trasero para poder tener mayor espacio y buscar entre el baúl todo lo necesario para comenzar a cuidar apropiadamente del bebé. Encontró una de las cuantas prendas para recién nacido que habían acumulado con el paso de los meses y se encargó de limpiar el pequeño cuerpo, quién comenzaba a sollozar con suaves quejidos.

—Preciosa, tengo que limpiarte y abrigarte correctamente —le murmuró Jimin, buscando entre las mochilas algún producto que le sirviese para desinfectar la cortada hecha en el ombligo de la criatura. La bebé respondió aquello con otros quejidos y, Jimin trató de arrullarla con suaves cantos de cuna antes de ponerle un pañal.

Finalmente la vistió y abrigó con una grande manta, después puso sobre la cabeza un bello gorro de lana. Jimin le sonreía enternecido a la bebé que se removía sobre el asiento, mientras él se encargaba de poner a sus costados lo que pudiese encontrar para mantenerla segura allí acostada para poder encargarse de preparar la leche en el biberón. Luego, tomó el biberón entre varias prendas de ropa para tratar de calentarlo y que no estuviese demasiado frío para evitar generarle malestar a la bebé. Finalmente, la tomó entre sus manos, aferrándola muy bien antes de comenzar a alimentarla.

—Es tranquila —dijo Lee, viendo de vez en cuando el espejo retrovisor para observar a Jimin. El joven asintió con una pequeña sonrisa—. Creo que es la bebé más calmada que he conocido.

—Lo es —respondió Jimin, viendo cómo la bebé comenzaba a aceptar el biberón. Jimin dejó salir un largo suspiro, si ella hubiese rechazado aquello probablemente estarían jodidos en todos los aspectos porque ni Lee ni él tenían pechos como para estimular la glándula mamaria y darle de tomar—. Es bueno que haya aceptado la leche de fórmula.

—¿Cómo quiere que se llame la bebé, Jimin? ¿Alguna idea? —le preguntó y el joven se quedó callado. Realmente no había pensado siquiera el nombre, tampoco con Haneul habían hablado respecto a aquello.

—Realmente no había pensado en eso... iba a seguir llamándola bebé —respondió Jimin encogiéndose de hombros, elevando un poco más el cuerpo de la criatura para tratar que no se ahogase por la rapidez con la que comenzó a chupar el biberón—. Tal vez usted tenga mejores ideas de las que yo tenga, por mi parte solo sé nombres comunes.

—Siempre quise tener una niña, sin embargo, tuve dos niños y mi esposa decía que si tuviéramos una pequeña la llamaría Jade, como la piedra preciosa del anillo de compromiso que le regale... ¿podría llamarse así? —le preguntó Lee, pidiendo la opinión de Jimin, quien por supuesto no se opondría.

—Es un nombre muy bello, Lee —le respondió Jimin mientras salían por completo de aquella ciudad y tomaban la interestatal—. Yo le hubiera puesto el típico nombre del que ella en un futuro me reprocharía —concluyó, riéndose a la par con Lee.

Siguieron el camino, mientras Jimin se encargaba de sacarle los gases a la bebé para que no tuviese cólicos después. Luego de un largo tiempo, al observar lo agotado que lucía Lee antes de que amaneciera por completo, Jimin se inclinó sobre el asiento y le dijo: —Lee lo veo bastante cansado, será mejor que yo tome el volante y usted se encargue de la bebé —Lee asintió, aparcando a un lado de la carretera no sin antes percatarse que no hubiese ningún caminante en la vía.

Jimin esperó a que Lee saliera del vehículo, dejando a la bebé sobre la cama improvisada que hizo con mantas y abrigos para poder salir rápidamente y subirse al asiento del piloto. Esperando que Lee se subiera velozmente para evitar que la criatura recibiera el frío del clima antes de encender el motor.

—Debe seguir la autopista, en unas dos horas estaríamos llegando a Andong si no hay contra tiempos —murmuró Lee, tomando entre sus brazos a la bebé con todas las mantas y recostándose contra el espaldar de la silla. Por su lado, Jimin siguió conduciendo, ignorando los ronquidos que comenzó a escuchar en la parte trasera del automóvil.


De vez en cuando revisaba la parte trasera por el espejo retrovisor, percatándose que la bebé siguiera durmiendo entre los brazos de Lee quien había caído como una roca sobre el asiento. Después de un tiempo, la criatura comenzó a removerse y a emitir varios quejidos para comenzar a sollozar, despertando a Lee algo desorientado.

—Debe tener hambre, hay que alimentarla cada dos horas —le indicó Jimin, aunque él sabía muy bien que Lee ya debía ser profesional en el ámbito de cuidar niños. El hombre se encargó primero de cambiar el pañal, que no dudó en envolver y dejarlo en una esquina del suelo del auto y luego le preparó un biberón, calentándolo con varias prendas antes de darle de comer a la bebé—. Nos estamos quedando sin gasolina y el vehículo tiene varias fallas, creo que debemos cambiar de auto cuanto antes.

—Es lo mejor, además, la cabaña queda a varios kilómetros de la ciudad y no podemos tentar a nuestra suerte, y vaya, tenemos muy poca —respondió Lee, enfocando toda su atención en la bebé que ahora chupaba el biberón.

En ese momento Jimin se dio cuenta que habían llegado finalmente al área metropolitana de Andong por el letrero con el nombre de la ciudad en la carretera cuando el sol ya salía entre las montañas. Se adentró entre las calles, esperando en algún momento encontrar un vehículo nuevo, lo que menos quería Jimin es que quedaran varados en medio de la carretera con una bebé en brazos.

—Esperemos encontrar un buen vehículo rápidamente —murmuró Jimin mientras Lee comenzaba a darle golpecitos en el hombro a la bebé para que sacara sus gases y asintió en respuesta al joven. Tarde o temprano tenían que hacerlo.

—Mire, en ese estacionamiento frente a esas tiendas hay varios vehículos —le indicó Lee, señalando hacia la derecha y Jimin giró el volante en aquella dirección, antes de estacionarse cerca a los autos que aunque la mayoría estaban destruidos, había uno que estaba bastante bien para lo que necesitaban.

Se quitó el cinturón de seguridad y giró para ver a Lee, quien estaba dispuesto a dejar a la bebé sobre el asiento, sin embargo, Jimin lo detuvo: —Cuide a la bebé, yo me ocuparé de traer el vehículo. Necesito que esté pendiente de ella y pasaremos rápidamente todas las cosas al otro auto —Lee frunció su entrecejo de forma dubitativa, sin embargo, asintió, sacando del bolsillo de su chaqueta un arma de fuego, la cual Jimin se negó.

—Tengo una en mi chaqueta. No me demoraré —le dijo Jimin antes de salir y cerrar la puerta, sacando el arma de su bolsillo para comenzar a caminar unos cuantos metros e inspeccionar la nueva camioneta.

La calle lucía desierta de caminantes. Jimin inspeccionó a través de los ventanales del vehículo, si el interior se encontraba libre de algún muerto, y sacando una navaja lo suficiente fina de diámetro, comenzó a forzar la puerta del piloto. Mordió sus labios concentrado, tratando de conseguir su cometido y cuando la puerta cedió, sonrió antes de jalar la manija, sin embargo, sintió en ese momento un objeto frío contra su cabeza. Jimin maldijo mentalmente y pasó saliva de forma nerviosa, aferrando el arma entre sus manos antes de hacer un movimiento lo suficiente ágil para girar rápidamente y apuntar con su propia arma a quien le estaba amenazando.

Jimin dejó de fruncir su entrecejo al darse cuenta de que quién tenía al frente era el hombre más grosero, petulante, tosco e idiota que había conocido en toda su vida. El teniente le observaba también algo sorprendido, y fue el primero en bajar el arma a uno de sus costados, sin embargo, Jimin no dejó de apuntarlo con el arma.

—Al parecer siempre va a tomar las cosas que le pertenecen a los demás —dijo el teniente Jeon, cruzándose de brazos y Jimin de inmediato rodó los ojos exasperado—. Ese es mi vehículo, Park —sentenció y Jimin mantuvo el arma hacia Jungkook sin importar que este no lo estuviese amenazando precisamente.

—Nosotros necesitamos más este vehículo que usted —respondió Jimin, sin importar las consecuencias. Lo único que quería en ese momento era poder encontrar un buen vehículo para poder llevar a la bebé a un lugar seguro sin importar a quien tuviera que enfrentarse—. Deme las llaves, Jeon —le ordenó, manteniendo la postura sin dejarse flaquear por la sonrisa de mofa que apareció sobre los labios del militar.

—¿Quiere medir fuerzas, Park? —le preguntó el teniente, guardando su arma en la chaqueta de invierno y sacando de uno de sus bolsillos un cigarro. Jimin frunció aún más su entrecejo dándose cuenta de que solo él representaba una burla para el militar, decidiendo acercarse y presionar el arma contra la sien del hombre que alguna vez fue parte del grupo.

—No estoy bromeando, Jeon. Deme las malditas llaves, ¿realmente cree que no puedo dispararle cuando usted es la persona que menos soporto? —le respondió Jimin, comenzándose a enojar al ver la actitud relajada del militar, quien comenzaba a calar el cigarrillo frente a su rostro. El arma en su mano temblaba, manteniendo la vista lo suficiente elevada para ver a los ojos del militar, quien le llevaba varios centímetros de estatura—. Le recuerdo que usted no conoce mis límites, teniente —musitó, bajando el pestillo del arma.

El teniente Jeon le sonrió de soslayo y dejó salir el humo contra el rostro de Jimin, quien tosió brevemente por la cantidad de humo, y cuando menos esperó, el militar tomó el arma en el preciso momento que esta se disparó en un punto focal diferente al pensado principalmente por el joven. Jungkook aferró sus brazos en un movimiento que lo dejó contra el vehículo, dejando sus muñecas hacia atrás, siendo retenidas por las manos del militar.

—No estoy para juegos de niños, Park —respondió Jungkook—. Estaba teniendo unos excelentes días hasta que volví a encontrármelo, dígame, ¿cuándo podré descansar de su presencia? —Jimin jadeó cuando el teniente ejerció mayor fuerza en sus muñecas, y le arrebataba de sus manos la pistola.

—Necesitamos más este vehículo de lo que usted lo necesita, teniente —murmuró Jimin, quejándose por el frío metal con el que su mejilla se encontraba presionada—. Aunque usted es un hijo de puta, sé que podrá entenderlo. Usted puede encontrar otro vehículo... nosotros lo necesitamos con urgencia —Jungkook se inclinó contra su cuerpo y Jimin trató de no demostrar la incomodidad del metal frío golpear contra su cuerpo.

—Los llevaré a donde necesiten y luego me iré. Pero, no lo haré por usted Park, lo haré por Haneul y la criatura que está en su vientre —respondió y finalmente liberó el cuerpo de Jimin, quien se alejó y abrió la puerta trasera antes de que el militar decidiera dejarlo allí con esperanzas falsas.

Le indicó en dónde se encontraban para que manejara lentamente y se estacionara a uno de los costados del vehículo. Jimin salió de la camioneta, dejando la puerta abierta y abrió el baúl del pequeño vehículo para comenzar a pasar todas las cosas que tenían a la camioneta del militar. Finalmente se asomó a la ventana del asiento trasero para visualizar a Lee, quien se encargaba de arropar aún más a la bebé y Jimin abrió la puerta para tomar a la criatura entre sus brazos.

—Vaya al auto con ella, yo me encargo de llevar las cosas que quedan —le indicó Lee y de inmediato Jimin se adentró a la parte trasera para cerrar la puerta.

Sintió la mirada del militar, inspeccionándolo en el espejo retrovisor, y finalmente el hombre se giró sobre el asiento para ver a la criatura que Jimin aguardaba en sus brazos. Luego, levantó la mirada para buscar la de Jimin, y aunque el joven sabía que el militar no le preguntaría qué sucedió, se podía denotar en su mirada que se encontraba consternado.

—Haneul dio a luz cuando estábamos en un lugar para pasar la noche. No sobrevivió al parto —le informó Jimin, el militar asintió y volvió a sentarse de forma propicia sobre el asiento del conductor, cuando Lee cerró el baúl de la camioneta antes de dirigirse a la puerta del copiloto.

Jungkook en respuesta chasqueó la lengua contra su paladar, más no dijo ninguna palabra. Simplemente dejó salir un largo suspiro y encendió el vehículo cuando Lee se sentó a un lado de él, comenzando a alejarse de aquel lugar al cual había ido para conseguir algo para comer aquel día.

—Es un gusto volver a verlo, teniente Jeon. Pensé que no volvería a saber de usted —le dijo Lee, observando al militar que le saludó con un pequeño asentimiento—. Pensé que iría de nuevo a Busan.

—Estaba de paso —respondió el teniente, encendiendo la calefacción—. Además, no me han dejado mucha opción, alguien me ha amenazado para que le entregue este vehículo —concluyó de forma irónica y Jimin dejó salir un bufido exasperado, mientras comenzaba a arrullar a la bebé que comenzaba a emitir quejidos y suaves sollozos—. Los llevaré al lugar que necesitan y luego me iré —dijo, tratando de no sacar un nuevo cigarro y fumar dentro del vehículo al darse cuenta de la criatura dentro del lugar.

—Gracias, teniente —respondió Lee, frotando sus manos para poder entrar en calor—. Aunque si desea quedarse con nosotros, no habría ningún problema —Jimin bajó su rostro para no demostrar lo reacio que se encontraba por tal proposición. No era solo porque el militar y él no se llevarán bien, se sentía así porque de alguna manera u otra se había sentido traicionado por el teniente cuando abandonó al grupo en el momento en donde debían mantenerse más unidos.

—Al parecer no soy muy bienvenido por algunos integrantes del grupo —respondió el militar, observando a Jimin en el espejo retrovisor y el joven simplemente evitó algún contacto visual. Decidiendo no responderle, si el militar quería volverlo a molestar, él demostraría que no le afectaba en nada sus palabras.

Lee se encargó de indicarle el camino, tomando de nuevo la avenida para comenzar a dirigirse a la salida de la ciudad, en donde se encontraban rodeados de campos cercados. Debieron mantenerse alrededor de más de media hora encontrando la entrada para el lugar en donde estaba el camino para llegar a la casa que tanto les había dicho Lee que sería la mejor opción para quedarse. El teniente frenó la camioneta cuando llegaron a una reja que frenaba la entrada a la propiedad y Lee, fue quien bajó con un arma antes de digitar la clave de apertura de las puertas y estas se abrieran para darles la bienvenida.

El teniente aceleró y entró lentamente a la zona campestre, mientras que Lee se encargaba de cerrar la puerta de seguridad. Jimin sentía que su corazón latía fuertemente al darse cuenta de lo grande que era la propiedad y estaba rodeada de un pequeño muro, el cual los alejaba de cualquier caminante. Había varios establos e incluso por lo que alcanzaba a ver también un corral de gallinas. Se sorprendió bastante y aferró a la bebé entre sus brazos al darse cuenta de que quizás finalmente habían encontrado aquel lugar en donde estarían tranquilos.

Jungkook sacó dos armas y le extendió una a Jimin, para luego recargar la suya propia antes de abrir la puerta, no sin antes girar hacia Jimin y decirle: —Quédese aquí con la bebé, es muy extraño que todos estos animales sigan vivos cuando se supone que no hay nadie.

Jimin asintió y, en ese momento un señor y una señora de la tercera edad, salieron de la casa, cada uno con su propia escopeta. De inmediato el joven se escondió detrás de la silla, aguardando a la bebé entre su cuerpo, por si algún enfrentamiento llegase a ocurrir.


**

Jimin aka mamá gallina cuidando a su polluela.

¿Creen que por fin tendrán un lugar en donde puedan quedarse y estar a salvo? ¿Por fin habrá momentos kookmin en donde no se quieran disparar, ahorcar, degollar, etc? 🤔¿Será que Jk decidirá quedarse? Todo esto y más en el próximo capítulo, ah.

¡Muchas gracias por sus votos y comentarios! Realmente leo todo y agradezco mucho su apoyo. 💕💕

Besos.

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