Vigesimoséptimo Capítulo.

27.


El primero en ponerse al frente de la escena fue Lee, quien levantó sus brazos al aire, demostrando que no tenía ningún arma en sus manos. Sin embargo, Jungkook no parecía muy convencido en bajar el arma cuando los ancianos estaban claramente enojados y con dos escopetas en manos que al parecer manejaban a la perfección.

—Señor y señora Kim, ¡soy Lee! —exclamó el hombre, acercándose lentamente al hogar para que los ancianos pudiesen identificarlo, sin embargo, aun así estos no bajaban las armas y Jimin, quien vigilaba detrás del asiento todo lo que estaba ocurriendo, comenzó a pasar saliva nerviosamente luego de que la bebé comenzara a sollozar de nuevo.

Finalmente Lee se acercó lo suficiente y, los ancianos decidieron bajar las armas antes de que el hombre se acercarse para abrazarlos con fuerza. Jimin dejó salir un largo suspiro de alivio, volviendo a retomar el asiento y comenzó a arrullar a la bebé mientras Lee se encargaba de hablar con los dueños de la propiedad, quienes podía deducir que eran los padres de la esposa difunta de su compañero de grupo. Después de unos minutos, los ancianos se acercaron en compañía de Lee y de otro hombre que salía de la propiedad para ayudarlos a bajar sus pertenencias y entrar al hogar, por su parte, Jungkook entró de nuevo al vehículo y encendió este para llevarlo hacia la entrada.

Jimin le agradeció mentalmente aquel gesto, necesitaba entrar rápidamente a aquel hogar con la bebé para que no recibiera el frío, alistó todo lo necesario y antes de salir del vehículo, en donde el teniente seguía sentado detrás del volante, dejó salir un suspiro y le dijo: —Debería quedarse con nosotros, Jeon. Todos tenemos el derecho de vivir tranquilos, créame que aunque no me caiga bien, no quiero que muera allá afuera solo. Considérelo —y decidió salir rápidamente del vehículo, subiendo las escaleras del porche con pasos apresurados para adentrarse a la casa, la cual le recibió con un ambiente cálido por el calentador.

—Usted debe ser Jimin —dijo la anciana acercándose para observar al joven y a la bebé que yacía entre sus brazos—. Y esta hermosa niña debe ser Jade —Jimin asintió con una pequeña sonrisa cordial—. Mi nombre es Kim Sunhee, soy la suegra de Lee, mucho gusto y bienvenidos a nuestro hogar.

—Mucho gusto, señora Kim —respondió Jimin con una sonrisa antes de hacer una leve venia en forma de respeto a la mujer mayor—. Mi nombre es Park Jimin, muchas gracias por aceptarnos en su hogar —la anciana le sonrió de forma maternal y cogió sus cachetes para estirarlos levemente, el joven simplemente se sintió avergonzado.

—No hay problema. Siéntate, hijo mientras acomodamos todo y luego puedes ir a tomar un baño. Deben estar exhaustos por todo lo que han pasado —Jimin asintió y sintiéndose un poco mal, se sentó sobre uno de los sillones, aun cuando su ropa se encontraba sucia, a comparación de lo pulcro que se encontraba el lugar.

Después de entrar todas sus pertenencias, cerraron la puerta y, en ese momento Jimin se dio cuenta que el teniente Jeon había decidido quedarse, quien ahora se presentaba frente al señor Kim. Mientras ellos se encontraban conociéndose y agradeciéndole a la familia por la hospitalidad, el otro hombre que era parte de aquella morada se acercó y se sentó al frente de Jimin.

—Mi nombre es Namjoon —le dijo el hombre, a quien Jimin no podría ponerle más de treinta años. Lucía unos vaqueros y una chaqueta abrigada—. ¿Quién es usted? —le preguntó y Jimin, aun manteniendo a la criatura en sus brazos, le sonrió tratando de quebrantar aquella barrera que el hombre estaba construyendo.

—Soy Park Jimin —respondió—. Y ella es Jade —le mostró a la bebé entre sus brazos y Namjoon se inclinó para observarla con un semblante menos serio del que había mantenido.

—¿Es su hija? —le preguntó Namjoon, analizando al recién llegado a su propiedad y Jimin mordió levemente su labio inferior, encogiéndose de hombros antes de posar toda su atención en la bebé que volvió a calmarse. Simplemente asintió vehemente.

—Sí, algo así —respondió Jimin, con una pequeña sonrisa nerviosa y Namjoon le sonrió de vuelta. En ese momento los demás presentes entraron a la sala y, comenzaron a hablar para relatar lo que habían estipulado.

Los padres de la difunta esposa de Lee habían aceptado que ellos pudiesen quedarse en la propiedad, con claras condiciones, las cuales eran; ayudar en todas las actividades referentes a la finca. Colaborar con los cultivos, cuidar el ganado, recoger los huevos de las gallinas, entre otras actividades. Por supuesto que ninguno se rehusó, aunque Jimin pudo observar la clara expresión de molestia en el rostro de Jungkook cuando le asignaron el turno de madrugada para ordeñar a las vacas e ir a los gallineros por los huevos.

Finalmente les dieron su tiempo para que cada uno pudiera asearse y por falta de recamaras, el dueño de la propiedad dijo que a dos personas les tocaba dormir en la sala. Lee se iba a ofrecer, sin embargo, Jimin se sintió mal y le dijo que era mejor que tomara la única recámara libre y podría quedarse con la bebé. Jimin no le importaba tener que dormir de nuevo con el teniente, sabía que ninguno de los dos tenía potestad de preferir el único cuarto que quedaba cuando Lee por su edad necesitaba un lugar más cómodo para descansar, sin mencionar que aquella propiedad pertenecía a su familia política.

Cuando Jimin se dio una ducha y se cambió de ropa, salió dispuesto a buscar a Lee para relevarlo en el cuidado de Jade, sin embargo, le sorprendió ver dentro de la habitación selecta para el hombre mayor a Jungkook sentado en una esquina de la cama mientras observaba el cuerpo de la bebé envuelto en varias mantas mientras sollozaba y el militar le miraba detenidamente. Jimin se acercó lo suficiente para que Jungkook se percatara de su presencia y giró a verlo.

—Lee ha tenido que salir con el señor Kim para revisar algunos aspectos de la propiedad y me ha dejado a cargo del bebé —le dijo Jungkook cuando Jimin se acercó, dispuesto a arrullarla—. Creo que ha defecado —le informó al momento en que el joven la tomó entre sus brazos y la inspeccionó rápidamente, dándose cuenta que era hora de cambiarle el pañal.

—Ya... chiquilla —le musitó Jimin, tratando de calmarla antes de volver a dejarla sobre la cama e ir en búsqueda de la mochila donde guardaban la mayoría de los artículos de la bebé, encontrando esta en el armario. De inmediato, sacó lo necesario y comenzó a desvestir a la criatura—. Ya voy a cambiarte, preciosa.

—¿Es una niña? —le preguntó Jungkook, y Jimin levantó su mirada dándose cuenta de que el militar seguía en el mismo lugar. Por un momento, el joven había pensado que el teniente hubiera huido de inmediato cuando se diera cuenta que podía dejar a la criatura a su cuidado. Él asintió en respuesta antes de volver a enfocarse en retirar el pañal sucio para luego encargarse de aplicar una crema especial para evitar irritaciones y luego le puso un nuevo pañal. Cuando dejó el objeto sucio a un lado, el militar se levantó, alejándose. Jimin simplemente rodó los ojos.

—Eso es solo leche, no le va a morder precisamente —dijo Jimin, terminando de vestir a la bebé. Sabía que debía encontrar una pequeña tasa que sirviera como tina para poder bañarla con agua tibia y cambiarle de ropa, sin embargo, necesitaba esperar a hablar directamente con la señora Kim. Si Lee se encontraba afuera con los demás hombres, le quedaba ella como su última opción porque sabía que el militar no lo iba a ayudar.

Volvió a arroparla y siguió arrullándola, al escuchar los quejidos que emitía la bebé. Ignoró la presencia del militar que ahora pareciera custodiar la puerta y siguió consolando a la criatura. Jimin volteó a ver a Jungkook cuando este emitió un sonido con la garganta, mientras observaba detalladamente a la bebé.

—Debería darse un baño, ahora necesito ocuparme de la bebé y, sé que usted no quiere aguantarse los lloriqueos y demás cosas —le advirtió Jimin y, el militar simplemente asintió, dejando salir un suspiro—. De paso, ¿podría por favor deshacerse del pañal sucio? Si no es mucha molestia, claro —le sonrió hipócritamente y el militar con poca convicción tomó el pañal, el cual estaba perfectamente envuelto para evitar ensuciar la superficie.

Jimin volvió a darle la espalda, caminando hacia la ventana para ver la vista de la naturaleza que los rodeaba y aferró aún más a la bebé entre sus brazos.

—No sé mucho de bebés pero.... —escuchó murmurar al militar desde la puerta—. Así no lloran los bebés —Jimin dejó salir un suspiro, al parecer no era el único que se había dado cuenta de aquello.

—Lo sé —respondió Jimin, sin girar a verlo. Quería realmente restarle importancia a la realidad que se imponía ante él—. Quizás es solo una etapa.

—¿A qué se refiere? ¿Acaso está enferma? —le preguntó y cuando menos esperó Jimin, el militar había cerrado la puerta para conversar con mayor privacidad. El joven se sorprendió que al voltear de nuevo se encontrara con el rostro preocupado de Jungkook, no esperaba que el hombre llegase a siquiera inquietarse un poco por la criatura que tanto juró en el pasado no cuidar ni proteger.

—Podría ser algún trastorno de habla... pudo ser causado por muchas razones. Haneul estuvo bajo mucho estrés durante la gestación, tampoco pudo cuidarse propiciamente, y su parto no fue nada ameno, aunque ahora es muy pronto para confirmarlo —respondió Jimin, comenzando a acariciar el rostro de la bebé, meciéndola de lado a lado con suavidad.

—Lo siento —dijo Jungkook luego de unos minutos, acaparando la atención de Jimin. El militar por primera vez en un largo tiempo lucía completamente afligido por la situación, tenía la mirada gacha y guardó sus manos dentro del pantalón sucio—. No debí haberlos dejado... quizás si yo hubiera estado allí, Haneul.... bueno, todo hubiera sido diferente y ahora, esa bebé es muda —balbuceó y, Jimin dejó de verlo de forma acusadora como siempre solía hacerlo. Aquella era la primera vez que podía percatarse de los sentimientos solidarios del militar.

—Si usted hubiera estado ahí no hubiera cambiado nada, teniente. No fue culpa de nadie. Mejor vaya a tomar un baño, porque luego necesito asear a la bebé —le respondió Jimin, dejando de fruncir su entrecejo y Jungkook asintió antes de salir, dejando solo al joven con la criatura en brazos.


(...)


Cuando pudieron instalarse por completo, y ya era bastante tarde. Jimin subió para dejarle la bebé a Lee, quien seguía insistiéndole a él que debería quedarse en el cuarto con la niña, sin embargo, el joven le respondió que no tenía ningún problema en descansar en la sala junto al militar. Se despidió con un suave beso sobre la pequeña cabeza de la criatura, después de darle el biberón y bajó las escaleras.

El militar ya había apagado todas las luces, ya se había despojado de sus pantalones y yacía acostado a uno de los lados de la colcha que les ofrecieron en la estancia. Jimin agradeció al hijo de la pareja, Namjoon, quien le había prestado unos pantalones lo suficiente cómodos y un suéter ancho para poder dormir propiciamente, algo que no había podido hacer Jimin en meses. En cambio, el militar no había aceptado la ayuda del otro hombre, sin importar qué estuviesen en pleno invierno y aunque la calefacción servía en su totalidad, dormir sin ropa era tentar a la suerte.

Jimin le dio la espalda, y dejó salir un suspiro agotado. Comenzó a pensar en todo lo que tuvo que pasar durante aquellos meses de travesía, sin encontrar un lugar en dónde poder descansar, sintiendo que en cualquier momento algo o alguien aparecería para atacarlos. Sin embargo, allí estaba; acurrucado, limpio, acariciando el suave material de algodón y, su cabeza reposaba sobre una cómoda almohada. Solo entonces comenzó a sollozar de forma silenciosa, no quería que el militar se diera cuenta de que había flaqueado allí mismo. Lo menos que necesitaba eran palabras hirientes en aquel momento.

Percibió cómo la colcha se removía y sintió el aliento ajeno golpear contra su cabello, Jimin se sintió cohibido por la cercanía, aun sabiendo que la colcha era bastante pequeña y no podía estar lo demasiado lejos del cuerpo del militar como quería. Trató de dejar de removerse por los sollozos y calmarse, Jungkook en cualquier momento le diría que se callara y le dejase descansar. Inhaló y exhaló profundamente, sintiendo cómo sus sentimientos se controlaban gradualmente.

—Si sigue llorando, le obligaré a sustituir mi turno con las gallinas en la madrugada —musitó el militar a sus espaldas—. Ya tuve suficiente de escuchar los quejidos de esa bebé todo el día como para escucharlo a usted lloriquear —Jimin se mordió los labios, prefiriendo no responder a las palabras carecientes de tacto por parte del militar—. Si espera que le consuele está muy equivocado, Park.

Jimin se alejó unos cuantos centímetros sin importar tocar parte de la madera fría, para luego limpiar sus lágrimas con el dorso de su mano, sintiéndose avergonzado una vez más por las palabras de Jungkook. Y finalmente cerró los ojos de nuevo, tratando de conciliar el sueño. Esa madrugada, le despertó los ruidos del militar vistiéndose apropiadamente para salir y realizar el turno respectivo, Jimin aprovechó aquello para estirarse en toda la cómoda colcha y seguir durmiendo. Y como si pareciesen sólo minutos, los leves rayos del sol se adentraron, volviéndolo a despertar y, precisamente no solo esa había sido la causa. Jimin bajó su vista a su entrepierna y se levantó directamente al baño para ocuparse de su problema matutino.

Al salir del baño después de aprovechar también para lavarse los dientes, se vistió de forma abrigada, usando unas botas recomendadas por los señores Kim para dirigirse al granjero e ir a alimentar a las gallinas, también debía ir a los establos para alimentar a los caballos y el ganado que estaba guardado allí para poder protegerlos del frío. Se encargó de las gallinas sin ningún contratiempo, aprovechando el momento para acariciar las plumas de varias de ellas con una gran sonrisa. Después al momento de dirigirse al establo, fue cuando encontró una escena que le hizo carcajearse al instante.

El teniente Jeon estaba arrodillado sobre el suelo, tratando de recoger varios huevos destruidos, mientras que también trataba de limpiar el desastre que había hecho con la leche que debía estar en una cantina, pero al parecer había regado consigo. Jimin negó con la cabeza y se dirigió a ayudarle a recoger algunos huevos.

—La cocina queda dentro de la casa, Jeon. Para que lo tenga en cuenta —le dijo Jimin, con una sonrisa de mofa sobre su rostro, ignorando los gruñidos que emitía el militar, quien trataba de restaurar todo como si no hubiese sido capaz de manejar los animales de la granja—. La señora Kim dijo que debía sacar por lo menos dos cantinas de este tamaño —le señaló una de las tantas cantinas vacías—, póngase en su labor teniente y, tenga cuidado con los pocos huevos que le quedan —concluyó Jimin, con bastante ironía en su último comentario, antes de retirarse de aquel sitio para tomar los baldes que llevaba hacia los caballos para darles de comer. Luego, pasó al lugar del ganado, ignorando cómo el teniente trataba de manejar a la vaca que trataba nuevamente de ordeñar, decidiendo salir antes de escuchar de nuevo al militar refunfuñar como siempre solía hacerlo.

Después de encargarse de sus labores del día, entró a la casa, inhalando profundamente el aroma del desayuno que al parecer la señora Kim y su hijo preparaban. Jimin se despojó de las botas y del grande abrigo antes de dirigirse hacia la cocina para saludar de forma cordial a los dueños de la propiedad.

—Buen día, señor y señora Kim —saludó Jimin cuando entró en su totalidad a la cocina. Ambos se giraron para observarlo, la mujer por su parte le sonreía abiertamente y el hijo simplemente le saludó con un simple asentimiento.

—Jimin... hemos decidido comenzar a preparar el desayuno, pero el joven Jeon no ha llegado con las provisiones del día, ¿sabes qué le ha sucedido? —le preguntó y Jimin se encogió de hombros.

—No debe demorar, perdone que él no haya llegado a tiempo con lo correspondiente para el desayuno —le excusó Jimin—. ¿Necesitan que les ayude en algo? —le preguntó y la señora negó con la cabeza de inmediato.

—Mejor ve a ocuparte de la bebé, Lee necesita que lo releven para comenzar a realizar su trabajo en los cultivos. Ve, luego te avisaré para que puedas alimentarte y ah, Jimin —le llamó cuando el joven ya estaba dispuesto a salir de la cocina—. Toma, le he preparado un biberón a la bebé —le extendió el objeto aún tibio y Jimin le agradeció antes de retirarse por completo de aquel cuarto.

Dispuesto a subir las escaleras, sintió cómo la puerta principal de la casa se abría, dando paso al militar y el hedor que emanaba. Jimin abrió sus ojos conmocionado, al darse cuenta de que el militar estaba lleno de excremento. Jungkook dejó las cantinas de leche sobre el suelo, sacando dos huevos de su bolsillo y los dejó sobre el mesón. Su rostro demostraba que se encontraba de un pésimo humor, más de lo que se le caracterizaba y Jimin, ahogó una carcajada, cuando el militar lo miró a los ojos, con clara señal de advertencia.

—Veo que ha hecho un día muy productivo en el trabajo, Jeon —le dijo Jimin—. Debería mejorar, de lo contrario no creería que los señores Kim admitan a alguien que realmente no les aporta en nada y les desperdicia la comida —siseó el joven, antes de dar media vuelta y subir las escaleras.

Jimin solo esperaba que el teniente en la noche se le pasara el mal humor y no decidiera sacarlo de la colcha por haberse burlado de él. Y pensó, que quizás debería ayudar al militar porque aunque no quisiera admitirlo, no le agradaría la idea de que los señores Kim echarán al teniente de la propiedad.

**

No pues, si lo ayudas Jimin, que él te ayude con los problemas matutinos, ah. 🌚

¿Creen que es una ventaja o desventaja que la bebé sea muda? ¿Jk comenzará a cuidar de la bebé? ¿Jimin le ayudará a Jungkook y mejorará su relación? Todo esto y más en los próximos caps.

Lamento no haber actualizado ayer, trataré de seguir las actualizaciones los sábados. Muchas gracias por leer y comentar, me ayuda mucho a seguir la historia. 💕

De paso también quiero darles la bienvenida a las nuevas lectoras ((:

Besitos.

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