Vigesimosegundo Capítulo.

22.



El teniente Jeon estaba tan colérico que al llegar a una de las tantas viviendas campestres, asesinó él mismo todos los caminantes que estaban en una de ellas. Por su parte, Jimin dejó que lo hiciera con todo el gusto, como siempre, el militar estaba demostrando su actitud tosca en sus acciones de cerebro subdesarrollado, así que, simplemente se quedó afuera con Lee y Haneul que también se sorprendieron de que el militar hubiese acabado con cinco caminantes implementando un arma blanca. Jimin observó la hora en el reloj que colgaba de su muñeca y al ver que ya estaba bastante tarde para siquiera revisar las otras casas que yacían muy cerca del perímetro, decidió entrar al vehículo y adentrarlo en el pequeño garaje.

Luego, cuando Jungkook les gritó desde adentro de la casa que ya todo estaba despejado, fue cuando ellos decidieron bajar todas las provisiones que habían podido tomar de la camioneta varada. Cuando entraron, Lee y Jimin se encargaron de sacar todos los cuerpos derribados y dejarlos en el patio trasero. Habían acordado llevarlos lejos al siguiente día cuando tuvieran de acompañamiento los rayos del sol. Jimin agradecía que aquella casa fuese bastante grande y tuviese tres habitaciones, al parecer, debía seguir durmiendo con Lee, sin embargo, no le importaba realmente.

Decidió tomar una ducha y cambiarse de ropa, antes de revisar en los armarios si quedaba algo, sin embargo, lo que se encontró fue un pequeño ratón en uno de los cajones, el cual al verlo salió corriendo de la habitación y se escabulló en algún lugar que Jimin ni siquiera quería pensar. Era verdad lo que decía Lee, prácticamente eran casas para pasar un fin de semana, solo había toallas y productos higiénicos. Dejó su mochila sobre una de las camas de la habitación, sacando un paquete de galletas para Haneul, él podría comer después, y dispuesto a salir de la habitación, abrió la puerta encontrándose directamente con el teniente que pasó derecho a la recamara y dejó sus cosas en la cama vacía. Jimin frunció su entrecejo de inmediato, y como un pequeño niño, infló sus mofletes y se cruzó de brazos.

—Lee ha tomado la otra habitación —masculló entre dientes el teniente, el cual estaba manchado de varios fluidos de los caminantes a los que derribó.

Quizás Lee sí se había tomado muy en serio sus propias palabras en que tendrían que aprender a convivir. Sin embargo, para Jimin fue como si le hubiese abofeteado, lo menos que quería era compartir hasta sus horas de descanso con el hombre más grosero que había conocido, ya tenía bastante con verle la cara todo el tiempo como para saber que dormirían solo a unos cuantos metros y solos en una habitación. Jimin pasó saliva con fuerza, no creería imposible el hecho de que el militar en algún ataque de furia lo llegase a ahogar en medio de la noche. Aunque él bien sabía que debía poner de su parte, tal vez debía confiar en que no se llegarían a ahorcar o degollar.

—No pienso ver películas románticas y hacer peleas de almohadas por la noche —murmuró con ironía Jungkook antes de pasar derecho al baño de la recámara y cerrar la puerta a sus espaldas. Solo en ese momento Jimin inhaló y exhaló profundamente, mentalizándose que debía comportarse como el adulto en aquella habitación y no dejarse llevar por la actitud explosiva de ahora, su compañero de cuarto.

Decidió salir del cuarto para buscar a Haneul, cuando la encontró se dio cuenta de que también había salido de tomar una ducha y ya vestía nueva ropa. Jimin se acercó a ella, extendiéndole el paquete de galletas integrales y ella le sonrió.

—Gracias, Jimin. He encontrado mucha comida perecedera en la cocina, ahora podría cocinarles algo si quieren —le dijo ella, bastante pálida y de inmediato Jimin se negó.

—No, debes descansar. Yo prepararé algo, ¿Lee estará dormido ya? —le preguntó y ella asintió con una pequeña sonrisa—. Vaya, debe estar agotado. Yo me ocuparé, si llegas a necesitar algo, estaré en la cocina.

Y después de decir aquello, Jimin bajó las escaleras, encendiendo las luces de la cocina. Revisó cada uno de los estándares, encontrando legumbres, pasta, enlatadas y botellas de bebidas en la nevera. Al parecer las personas que estaban en aquella casa, ni siquiera alcanzaron a digerir las compras que habían hecho, y con un pensamiento egoísta, Jimin lo agradeció. La estufa era eléctrica y no tuvo problema en comenzar a hacer una buena porción de fideos para todos, agregándole varios enlatados. Sabía que era hora de que todos dejaran de comer de forma tan desequilibrada, y además, necesitaba que Haneul pudiese comer de la mejor forma para que el bebé creciera sin ninguna contraindicación.

—Huele bien —escuchó a sus espaldas la voz del militar y Jimin se sobresaltó en el lugar mientras seguía mezclando los ingredientes—. ¿Qué es? —preguntó acercándose más a la estufa, deteniéndose a uno de los costados del joven de cabello blondo. Por su parte, el más bajo en estatura creía que estaba bromeando, realmente el militar no había tenido una conversación con él.

—Fideos con carne de muerto para usted, teniente. Espero que le guste mi especialidad —musitó Jimin, alejándose un poco del cuerpo del militar.

—Bueno, entonces espero que haya cocinado la parte blanda de la carne. Soy muy selectivo en eso —respondió y Jimin sonrió. Al parecer se estaban tomando muy en serio las palabras de Lee—. Mire, Park. Lamento todo lo que le he dicho y cómo me he comportado. Ni siquiera sé por qué he mencionado de nuevo a Jisoo cuando ya está muerta, estoy comportándome como todo un idiota.

«Como siempre se comporta». Pensó Jimin, sin embargo, siguió escuchando las disculpas que realmente no confiaba en que fuesen reales.

—Ella era mi vecina, y bueno... aunque ya nos conocíamos antes de esto. Nunca fuimos nada serio, y como ofrenda de paz, le voy a decir que usted le gustaba a ella. Me lo dijo cuando decidió terminar nuestros encuentros. Eso en parte me puso furioso, porque nunca nadie me había rechazado y al verlo a usted... —murmuró y Jimin volteó a verlo, con clara expresión de enojo por cualquier cosa que llegase a decir—. En fin, lamento todo lo que hice. Realmente deberíamos tratar de tolerarnos, yo pondré de mi parte y usted de la suya, ¿le parece? —le preguntó, manteniendo el mismo entrecejo fruncido sobre su rostro y brazos cruzados.

Jimin asintió y dejó salir un largo suspiro, volteando a ver su preparación en cocción: —Sí, es por el bien de todos. Y realmente espero teniente Jeon, que sus disculpas sean verdaderas y que cambie su actitud porque realmente también estoy agotado de su actitud, no solo conmigo sino con todos aquí.

—Lo haré. Pero usted sabe muy bien que traer ese niño al mundo solo traerá más complicaciones, ¿cuánto tiempo sobreviviría? Ni siquiera podría saber cuándo un caminante vaya a devorarlo —musitó Jungkook. En ese momento, Jimin se dio cuenta que aquella charla y disculpas sólo se habían hecho para algo; convencer a Haneul que no tuviera el bebé—. No sé si usted ha visto a un bebé o a un niño convertido en eso y créame que no es nada lindo. Ni siquiera me gustan los niños pero lo que he visto es como el reflejo de lo más triste que haya observado... debe convencerla Jimin, solo ella lo escuchará a usted.

Jimin escuchó sus palabras. Pensó en aquel niño que lo había perseguido en la calle, en lo mucho que debió haber sufrido cuando lo devoraron en vida y pasó saliva fuertemente. Sabía que el teniente Jeon tenía razón, sin embargo, él no podía obligar a Haneul a no tener su bebé. Ni siquiera era su hijo.

—Yo no soy de su agrado, pero sé que usted también es sensato. Piense en las consecuencias y en la vida que soportará ese niño —siguió hablando el teniente, no obstante, Jimin prefería observar la comida que ya estaba a punto de estar lista—. Puede que sobreviva ¿y luego qué? Tener que huir siempre, racionando comida, buscando cada día un nuevo lugar. No tendrá paz, eso usted lo sabe bien, Park.

Jimin cerró los ojos y se alejó de la estufa, inclinándose contra el mesón al frente del teniente para observarlo de forma serena. Llevó sus manos a su cabello, el cual ya le llegaba a los hombros y lo peinó hacia atrás mientras pensaba en las palabras correctas.

—Por supuesto que tiene razón en lo que dice, Jeon —respondió, dejando salir un largo suspiro. Jungkook mientras tanto analizaba cada uno de sus movimientos—. Este no es el mundo para un niño, eso lo sé. Hablaré de nuevo con Haneul acerca de las consecuencias, sin embargo, si ella otra vez me dice que quiere tenerlo, no haré nada sino cuidar de ella y de su bebé —el teniente asintió, apretando la mandíbula. Al parecer no estaba muy satisfecho con la respuesta del más bajo—. Si pensaba que iba a obligarla a abortar, no lo haré.

Sentenció al darse cuenta de las verdaderas intenciones del militar, quien chasqueó la lengua contra su paladar y mantuvo una postura mucho más seria. Jimin trató de calmarse, y en poder seguir manteniendo una conversación civilizada, por tal motivo, volvió a concentrarse en la comida, ignorando la presencia del militar a su lado.

—Si algo llega a pasarle a ese feto —musitó Jimin lo más bajo posible para que nadie, además del militar, lo escuchara—. Sabría inmediatamente que fue usted, yo conozco perfectamente los resultados de las pastillas abortivas. Si ella quiere tenerlo, lo hará. No sé cuáles son sus límites, pero yo conozco los míos cuando lastiman a alguien que me importa. —elevó su mirada y buscó la del militar—. Espero que no haga alguna locura que solo lleve a la destrucción total de esto —Jungkook le sonrió irónicamente y negó con la cabeza.

—Yo no le haré nada, Park —respondió el militar—. En fin, realmente traté de que no tomaran la peor decisión que podían hacer en medio del apocalipsis —Jimin se encogió de hombros y no le contestó, comenzando a buscar en los cajones los platos necesarios para que cada uno pudiera comer la cantidad que quisiera. Él se encargó de servirle la porción a Haneul y, dejando solo al teniente, subió las escaleras en búsqueda de la joven.

Ella seguía inspeccionando los cajones de aquella habitación cuando Jimin entró y le extendió el plato de comida que ella con ansias tomó entre sus manos y comenzó a comer gustosa. Últimamente su apetito incrementaba paulatinamente, por lo que se comió hasta el último fideo, dándose cuenta de que Jimin todavía no salía de la recámara.

—Tengo que hablar contigo, Haneul —le murmuró Jimin, sentándose a uno de sus costados mientras observaba sus manos de manera nerviosa. Ella asintió con una pequeña sonrisa—. Tienes que considerar lo de tener al bebé —le dijo y, Haneul dejó de sonreír al darse cuenta de qué se trataba la conversación—. Escúchame, Haneul. Mira, estamos en medio del apocalipsis, ahora es un momento muy incierto para traer un niño al mundo. Ese bebé crecerá en un mundo lleno de muerte, en dónde siempre tendrá que estar alerta porque a la vuelta de la esquina podría morir. No hay un lugar estable en el cual quedarse por más de varios días. Y, ¿qué será de ese niño si todos aquí morimos? —le preguntó con franqueza, tomando las manos de Haneul y haciendo contacto visual—. Debes pensarlo.

Los ojos de la joven no tardaron en llenarse de lágrimas, y luego las dejó caer. Jimin se sintió mal, sin embargo, debía ser franco. Estaba de acuerdo con el teniente Jeon que ese bebé no podría sobrevivir en un mundo como aquel, sin mencionar que sería un punto muy débil para el grupo. Jimin la abrazó y dejó que la joven se apoyara sobre su hombro mientras sollozaba.

Ella luego de varios segundos asintió, estando de acuerdo en interrumpir el embarazo y Jimin la aferró más entre sus brazos. Si Haneul en serio quería tener a su bebé, aquella decisión debió ser muy difícil para ella y, aunque él pensara que podía tener ahora tranquilidad, fue todo lo contrario.


Esa noche, se acostó entre las sábanas, ignorando el cuerpo del militar a solo unos cuantos centímetros del suyo. Jimin no había mencionado nada al teniente ni a Lee de la decisión de Haneul, porque algo muy dentro de él le decía que la joven seguía indecisa, aun así, tendría que salir en búsqueda de las pastillas abortivas. Esperaba que el teniente no se enterara para no generar mayor conflicto si la joven se llegaba a retractar de su decisión. Cerró sus ojos y esperó a conciliar el sueño, realmente esperando que su compañero de cuarto no decidiese ahorcarlo mientras él dormía.

Cuando despertó, la cama a su lado estaba vacía. Jimin se levantó dispuesto a darse una larga ducha y después, sintiéndose limpio y relajado salió de la recámara en búsqueda de los miembros de su grupo. Revisó todos los cuartos, dándose cuenta de que también estaban vacíos y, frunciendo su entrecejo bajó las escaleras. Encontrándose con Haneul, quien cocinaba lo que parecía ser el desayuno.

—Buenos días, Jimin —le saludó ella alegre, dejando de cocinar y ofreciéndole un plato de legumbres al hombre que aceptó antes de sentarse frente a la mesa contigua—. Lee y el teniente Jeon han salido en la madrugada, fueron a buscar provisiones y un puesto militar para poder comunicarse con la frontera norcoreana —le explicó y Jimin asintió mientras comía gustoso su desayuno. Después, ella se sentó a un lado del joven—. Dijeron que debíamos estar listos por cualquier cosa, quizás hay esperanzas en que podamos pasar la frontera y estar a salvo.

Jimin le sonrió abiertamente, realmente esperando que por fin estuviesen en un lugar en donde no tenían que vivir con miedo. Asintió brevemente e iba a preguntarle cómo había amanecido y si sus mareos se habían detenido cuando escucharon un fuerte ruido en la segunda planta. Ambos abrieron sus ojos conmocionados y, Jimin llevó su dedo índice frente a su boca para señalarle a la joven que no hiciese ruido. Escucharon unos cuantos pasos antes de que el joven tomará de la mano a Haneul y la escondiera detrás de uno de los sillones antes de buscar en la cocina un cuchillo para luego también esconderse.

—Creo que hay alguien aquí —escucharon murmurar a una mujer en la zona de las escaleras—. Han dejado todas sus cosas, quizás han salido a inspeccionar —musitó ella. Jimin buscó a Haneul con la mirada, asegurándose de que ella estuviese escondida detrás del grande sofá. El joven maldijo entre dientes al darse cuenta de que había dejado su arma en la habitación y, eso solo podía complicar aún más las cosas.

—Debemos irnos antes de que lleguen, por cierto, mira lo que he encontrado. Había buscado una catana por días —Jimin cerró los ojos, tratando de calmar su nerviosismo—. Me la llevaré —él tembló al escuchar aquellas palabras porque no podía permitir que alguien tomara el único objeto que le quedaba de Taehyung.

Y, sin pensar las consecuencias salió de su escondite y se plantó frente al hombre y la mujer que lucían bastante limpios. El rostro de Jimin reflejaba la angustia combinada con el cólera mientras aferraba su mano a la empuñadura del cuchillo y habló: —Esa catana es mía, devuélvanmela.

Ambos presentes le observaron con intriga y el hombre sacó un arma de fuego de uno de sus bolsillos. Jimin levantó con manos temblorosas el cuchillo, demostrando que él podría también utilizar este. La mujer no lucía nerviosa pero tampoco complacida por la presencia de Jimin, y girando a ver a su compañero, puso su mano sobre el brazo de él.

—Déjalo, es solo un niño —musitó la mujer de cabello largo y color caoba, pequeños ojos y labios agrietados. El hombre robusto no bajó el arma. Jimin frunció su entrecejo, al darse cuenta de que al parecer todos le tomaban por un crío, lo cual le hizo enojarse y, más viendo el estuche de la catana colgar del brazo del hombre—. Nos iremos ahora. Vamos, dale la catana —murmuró ella hacia el hombre y este se negó.

—Baje la maldita pistola antes de que le vuele los sesos —musitó una voz a las espaldas de los intrusos y Jimin suspiró aliviado al darse cuenta de que el teniente Jeon había entrado sorpresivamente a la estancia también por el segundo piso—. Y largo de aquí, este es nuestro lugar —sentenció, apuntando con una pistola al hombre que amenazaba a Jimin.

El hombre desconocido levantó sus manos en señal de rendición dejando de apuntar el cañón del arma hacia Jimin y, también soltando la catana. La mujer tembló ligeramente cuando el teniente se acercó más a ellos, arrebatándole la pistola de las manos a su compañero.

—Hemos entrado por error, no nos hagan daño, ya nos iremos —dijo la mujer temblando ligeramente—. No era nuestra intención entrar aquí. Ya saben, nada ya es de nadie.

—No sabía que era un error el romper una ventana del segundo piso y tomar todas las cosas qué había en las mochilas —respondió tajante el militar—. Dejen sus morrales y pueden irse.

El hombre desconocido al escuchar la condición rápidamente sacó otra arma de su bolsillo y giró para apuntar directamente al militar que lucía bastante colérico. Jimin pasó saliva nerviosamente al ver que aquel intruso iba a dispararle al teniente y, por impulso rodeó el cuello de la mujer con su antebrazo y presionó el cuchillo a la altura de la quijada.

—Suelte el arma o le corto el cuello —musitó Jimin y fue suficiente para desconcentrar al hombre. Jungkook no meditó tampoco sus acciones, disparando superficialmente el brazo del hombre que por el impacto cayó al suelo.

Jimin empujó a la mujer con fuerza para que también cayera al asfalto y se inclinó para tomar el arma que había estado entre las manos del hombre que jadeaba tratando de detener la sangre que comenzaba a manchar la camisa que usaba.

En ese momento escucharon otros pasos bajar por las escaleras y Jimin giró para apuntar a quien estuviese asistiendo al pequeño enfrentamiento, sin embargo, al ver que se trataba de Lee, bajó el arma. El hombre lucía bastante agitado, y enojado por la situación.

—Tuve que subir por una ventana —musitó el hombre explicando su cansancio—. Déjenlos ir, no les hagan daño. Ellos ya se irán, ¿cierto? —les preguntó mientras los desconocidos asentían y se levantaban—. Pero antes de irse, devuélvanme lo que han sacado de mi mochila porque si no lo hacen, les parto la puta cara aquí mismo.

**

Jimin por fin está sacando las garras. 😌

Bueno, abriré debate; ¿ustedes creen que Haneul sí debería abortar aún así cuando ella quiere tener al bebé? 🤔

Ahora que Jm y Jk son compañeros de cuarto, ¿se matarán a vergazos? Lo averiguaremos uwu.

Quiero agradecerles por su apoyo; sus votos, comentarios y mensajitos. Son un amor, realmente agradezco que lean lo que escribo.

Si tienen alguna sugerencia, déjenla aquí 👇🏼.

Besitos.

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