Trigesimosexto Capítulo.
36.
Eran las horas de la mañana cuando Jungkook comenzó a alistar todo el armamento. En el momento en que recargaba las municiones se quedó en silencio, frunciendo su entrecejo como si estuviese agudizando sus sentidos. Jimin se percató de que algo sucedía cuando le vio extender sus fosas nasales y crujir su cuello antes de quitarle el seguro a una de sus armas: —Están llegando, vayan ahora al camión —les indicó.
Jimin ajustó el cargador de la bebé, para luego tomar unas cuantas cosas que quedaban en la sala antes de asentir y salir de la vivienda, acompañado de Lee quién también traía varios suministros. El joven caminó a través del campo y, se alejó del árbol cuando escuchó los balbuceos desesperados del caminante que Jungkook había dejado atado alrededor del tronco. Le dio una última mirada a Lim, antes de subir con dificultad al asiento del copiloto del camión por la bebé.
Jungkook se había encargado de derribar los caminantes afuera de la propiedad y decidió dejar a Lim amarrado al árbol para dejar una clara advertencia y bienvenida al grupo que venían en búsqueda de su líder; uno que ya estaba muerto y agonizante por encontrar carne fresca. Lee guardó unas cuantas cosas en la parte trasera, la cual estaba llena de municiones y provisiones para buscar un nuevo lugar, sin embargo, al ver que los minutos pasaban y el militar no llegaba al camión, lo desesperó.
Bajó de la parte trasera y se dirigió a la puerta en donde estaba Jimin, quien también se encontraba nervioso y más al escuchar el ruido de las llantas de los vehículos acercarse a la propiedad. Pasó saliva nervioso, antes de sacar la cabeza por la ventana y ver a Lee allí parado observando la vivienda desde la lejanía.
—¿Por qué se está demorando tanto? Tenemos que irnos ahora antes de que derriben la reja —dijo Lee, rascándose la nuca mientras movía su pie desesperado. Jimin se encogió de hombros, realmente no sabía cuál era el plan del teniente, y la ansiedad le estaba llevando a morderse las uñas—. Iré a por él. Por cualquier cosa, encienda el motor, Jimin —el joven asintió.
Lee se dirigió a pasos rápidos hacia la vivienda mientras Jimin observaba todo claramente por la altura del camión desde la parte trasera de la propiedad, viendo cómo entre los árboles llegaban varios camiones militares. Pasó saliva nerviosamente, antes de adentrar las llaves y encender el vehículo. De repente, el claxon del primer camión que había llegado frente a la puerta de seguridad comenzó a resonar.
Todo se quedó en silencio y cuando menos esperó, resonó un fuerte sonido desde la vivienda y observó cómo un proyectil destruyó dos de los camiones que estaban cerca de la reja. Jimin gritó por la conmoción, mientras escuchaba los gritos de las personas y veía que varios hombres salían prendidos en llamas tratando de apagarlas con el pastizal. Jade comenzó a quejarse por el estruendoso ruido. Así que, Jimin trató de calmarla, cuando él trataba de hacerlo consigo mismo.
Entonces cuando menos esperó, los camiones detrás de los destruidos pasaron rápidamente a través del fuego, sin importar terminar de acabar con sus propios compañeros, los cuales se encontraban quemándose en vida. Jimin pasó directamente al asiento del conductor y esperaba que Lee y Jungkook salieran rápidamente de la casa, y cuando los vio salir de la vivienda esta explotó.
Jimin gritó de nuevo y se sintió desorientado por la explosión de la casa, provocada también por un proyectil pero esta vez lanzado directamente por el grupo contrincante. La propiedad comenzó a llenarse de humo y el joven trató de visualizar si Jungkook y Lee se encontraban bien. Sin embargo, no podía observar nada cuando el humo comenzó a apoderarse por completo de su campo visual, buscó rápidamente una manta para ponerla sobre la bebé para que ella no inhalara el humo directamente.
Poco tiempo después, Jimin escuchó el ruido de la reja ser derribada por los camiones y lo que más le dejó despavorido fue el sonido inconfundible de varios caminantes. Al parecer los del otro grupo venían a apropiarse de la forma más efectiva, trayendo consigo varios de ellos. Maldijo entre dientes al no poder ver nada, y sin meditarlo aceleró lentamente a través del pastizal. Comenzó a toser mientras parpadeaba, tratando de buscar a los dos hombres de su grupo, no obstante, era casi imposible.
—¡Lee! ¡Jeon! —exclamó mientras giraba el volante para acercarse a la vivienda, sin importarle que los camiones ya se encontraban dentro de la propiedad. Escuchó unos cuantos gritos y cuando menos esperó alguien golpeó con fuerza la puerta. Jimin giró despavorido pensando que era un caminante, pero allí estaba Jungkook ayudando a Lee.
Jimin detuvo el camión de inmediato para que Jungkook y Lee pudieran subirse en la parte trasera, solo esperó unos cuantos segundos antes de comenzar a acelerar, puesto que los integrantes del otro grupo comenzaron a dispararles. El joven ni siquiera podía observar bien qué más pudo haber destruido con las grandes llantas del camión, solo cuando atravesó las rejas de seguridad se había dado cuenta que salieron de la propiedad.
El joven trató de no estrellarse con algún árbol, sin embargo, aceleró lo más que pudo para poder escapar. Sentía los latidos de su corazón palpitar de forma tan rápida que probablemente se le saldría del pecho, escuchó los lloriqueos de Jade contra su torso y decidió quitarle la manta de encima cuando el humo dejó de verse a través del campo. Ni siquiera sabía a dónde ir, hasta que escuchó a Jungkook gritándole que fuera por la derecha y así lo hizo hasta llegar a la carretera.
Una vez estuvo sobre el pavimento aceleró, sin mirar atrás. Sentía las lágrimas llenar sus ojos por la sensación de incomodidad por el humo, finalmente minutos después pudo tranquilizarse poco a poco, al igual que Jade, quien ahora chupaba su dedo pulgar. No sabía exactamente a dónde lo llevaría la carretera pero esperaba que fuera lo más lejos posible de aquel grupo que les había hecho la vida imposible desde el principio del apocalipsis. Llevó su mano derecha a la cabecita de Jade para luego inclinarse y dejarle un suave beso. Lo importante ahora era que su grupo había salido ileso.
Quizás pasaron minutos o tal vez horas cuando alguien golpeó la ventana que daba a la parte trasera del camión. Jimin echó un vistazo y al ver la cara de preocupación del militar, abrió esta para luego enfocar su atención en la carretera.
—Debemos parar. Lee no está bien —le indicó y Jimin frunció su entrecejo. No había un lugar seguro en dónde quedarse, sin embargo, asintió. Unos kilómetros más allá, encontró un lugar amplio para estacionar el camión. Ajustó el cargador de la bebé antes de bajarse y con ayuda del militar, subió a la parte trasera, encontrándose con la imagen que no esperaba que ocurriera.
Se acercó a Lee, quien estaba recostado a un lado de las provisiones, presionando con su mano la herida que tenía contra su torso. Jimin se acercó rápidamente después de entregarle la bebé al militar y se inclinó para revisar al hombre, quien lucía pálido y sudaba bastante.
—Lo han mordido —murmuró Jungkook a sus espaldas. En ese momento, Jimin le levantó la camisa, viendo con claridad la profunda mordida hecha en el tórax del hombre. Lee le observaba con los ojos entrecerrados, y el joven apenas pudo tapar su boca para acallar el sollozo de conmoción que salió al darse cuenta de lo que sucedía.
—Lee... —musitó Jimin, tratando de evitar que la hemorragia siguiera, sin embargo, sabía que no podía hacer nada. Negó varias veces con la cabeza, negándose a la cruda realidad que los abarcaba. El hombre le sonrió levemente—. ¿C-cómo pudo pasar esto? —preguntó.
—Tranquilo, Jimin —murmuró Lee antes de comenzar a toser precipitadamente. El joven lo trató de retener, tomándolo de los hombros para que no se siguiera sacudiendo de forma tan fuerte, y de un momento a otro comenzó a sollozar, abrazando al hombre que consideraba como el apoyo más grande que había tenido durante ese tiempo—. Deben hacerlo antes de que... de que me convierta —les dijo, y Jimin lo aferró más a su cuerpo. No quería dejarlo ir.
El militar se acercó lo suficiente para poder ver a Lee a los ojos, y con un leve asentimiento le dio a entender que lo haría apenas perdiera el razonamiento. El hombre luego enfocó su atención en la bebé, la cual se removía inquieta entre los brazos del militar, y sonrió: —Cuiden a Jade, encuentren un lugar en dónde puedan estar seguros. Sé que lo harán, y sobre todo... no se asesinen entre ustedes, deben cuidarse uno al otro. Ya no estaré allí para evitarlo —susurró. Jimin hipó por la cantidad de lágrimas que salían despavoridas de sus ojos, aun negándose a perder a Lee.
—No puede irse, Lee —sollozó Jimin, acariciando la poca cabellera que tenía el hombre y posicionando la cabeza de este sobre sus rodillas para darle soporte—. ¿Qué haremos sin usted? —preguntó vagamente. El hombre extendió su mano y apretó ligeramente la mano del más joven.
—Van a estar bien si se protegen uno al otro. Agradezco haberlos conocido, ahora es tiempo de que yo esté con mi familia —respondió el hombre. De repente, comenzó a toser de nuevo y a convulsionar con fuerza. Jimin trataba de calmar los movimientos mientras lloraba.
—G-Gracias por todo, Lee —balbuceó Jimin. Y finalmente, el cuerpo de Lee se quedó quieto. El joven desenfundó el cuchillo de su cinturón, y después de darle un último adiós, le atravesó el cráneo al momento en que este había abierto sus ojos; orbes completamente negros, sin expresión de vida o alma dentro de aquel cuerpo.
Jimin volvió a guardar el cuchillo antes de apoyarse contra el pecho de Lee, dejando que las lágrimas comenzaran a salir precipitadamente, su cuerpo se removía por los sollozos, también balbuceaba lo mucho que lo iba a extrañar y le agradecía por haber cuidado y confiado en él cuando nadie más lo había hecho.
—Encárguese de la bebé —escuchó que le decía el militar, con un tono de voz desolado—. Yo manejaré, no podemos quedarnos tanto tiempo aquí. Enterraremos a Lee en donde nos quedemos.
Jimin se levantó y, limpió con rabia las lágrimas que seguían cayendo sobre sus mejillas con el dorso de su mano, observando directamente al militar con enojo: —¡Lee había regresado por usted, idiota! ¡Él había regresado para salvarlo, y mire ahora dónde está él! —exclamó colérico, acercándose a Jungkook para arrebatarle a la bebé.
El militar simplemente se quedó callado, manteniendo su típico ceño fruncido. Ni siquiera había una simple lágrima, o expresión de lamento por la muerte de Lee. Eso hizo enfurecer aún más a Jimin.
—¡Por su culpa Lee está muerto! ¡Usted es el que debería estar ahí, no él! ¡¿Por qué no entró al camión?! ¡Hubiéramos huido, y estaríamos bien! —exclamó desesperado Jimin, y con una mano empujaba el pecho del militar, quien no se movía siquiera un centímetro—. Si usted... solo hubiera dejado su deseo de venganza, todo hubiera sido diferente —concluyó, calmando su tono de voz cuando no tuvo la suficiente energía para seguir gritándole al militar, quien al parecer no le importaba nada de lo que le estaba diciendo.
Decidió bajarse de la parte trasera, sosteniéndose de las puertas e ignoró los lloriqueos de Jade. El cólera surcaba por su cuerpo, y poco le importaba lo que había dicho. Simplemente se volvió a subir al puesto del conductor y sin importar nada, encendió de nuevo el camión y aceleró. Siguió llorando hasta que el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas, sabía que debía detenerse para darle alimento a la bebé, sin embargo, aún se encontraba bastante consternado por todo lo que había ocurrido ese día.
Minutos después, el militar volvió a golpear la ventana del compartimiento, pero Jimin esa vez no le contestó. Por tal motivo el militar se encargó de abrir la ventanilla, rompiéndola claro está. Jimin maldijo mentalmente por el comportamiento que claramente no soportaba de ahora, su único compañero vivo.
—Es momento de que yo conduzca, lo que yo tengo entendido es que la bebé debe comer seguido —bramó Jungkook. Jimin frenó de repente, logrando que la frente del militar se golpeara contra el borde de la ventanilla. Simplemente se quedó callado y se cambió al puesto del copiloto, dejando a Jade recostada en la mitad de los asientos mientras preparaba el biberón y, el teniente se subía detrás del volante.
Jimin ni siquiera se encontraba con ánimos de discutir con el militar, simplemente se dispuso a darle alimento a Jade, mientras veía a través de la ventana los pocos rayos de sol que quedaban, los vehículos destruidos y los varios caminantes que se encontraban en la carretera. En algún momento, volteó a ver a Jade cuando terminó el biberón y le ayudó a sacar los gases, para luego abrazarla, aferrándose a ella como si fuese lo único que le quedaba.
—Tiene razón —dijo Jungkook, rompiendo el incómodo silencio que se había generado desde hacía un tiempo—. Si no hubiese empecinado en vengarme, Lee ahora estaría vivo.
Jimin no le defendió. Ni le consoló. Únicamente dejó salir un suspiro, sin querer ver al militar. Quizás había sido bastante despectivo con las palabras que le había profesado a Jungkook, sin embargo, sabía que tenía razón; todo hubiera sido diferente. Entonces, el sonido del encendedor acaparó su atención, y Jimin giró a verlo de inmediato para decirle que no fuera a fumar, pero se quedó callado cuando por primera vez había visto algo que nunca pensó que sucedería.
Jungkook estaba llorando de forma silenciosa mientras fumaba un cigarro y dejaba salir el humo por la ventana.
Jimin no lo criticó, ni le obligó a que dejara de fumar, simplemente bajó más su ventana para que la bebé no recibiera el humo. Ambos se enfrascaron en la tristeza de haber perdido a Lee. El joven, sin meditar sus acciones, extendió su mano y la posó sobre la del militar, la cual yacía sobre el volante.
Y Jungkook no lo alejó.
**
RIP a Lee. (Dejo foto porque muchas se olvidaron cómo era, je).
Preguntas;; ¿creen que ahora sin Lee mejorará o empeorará la relación del km? ¿Encontrarán rápidamente un lugar dónde quedarse? Todo esto y más en el próximo capítulo.
Quiero agradecerles por todo su apoyo; sus votos, comentarios y mensajitos. Son una bolita de amor.
De paso, pueden encontrar la Playlist de esta historia en la biografía de mi perfil uwu.
Besos.
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