Trigesimonoveno Capítulo.
🎃Especial de Halloween 2/2.🎃
39.
Jungkook se levantó con una resaca tan fuerte que el leve sol de invierno que se colaba entre las tablas que protegían los ventanales le molestaba hasta lo más profundo de su ser. Y cómo si el destino estuviese en su contra, Jade lloriqueaba en el fondo de sus pensamientos. Se sentó y apoyó la cabeza entre sus manos, gruñendo por la jaqueca que lo estaba atormentando.
—¡Cállate, mocosa! —exclamó exasperado, y Jade se quedó callada por el estruendoso grito. Jungkook la miró entre la cuna y cuando menos esperó, la bebé comenzó a llorar de forma exagerada. En ese momento, Jimin salió del baño después de tomar una rápida ducha y haberse cambiado de ropa.
—No le grite —le reprochó Jimin, caminando hacia la cuna y tomándola entre sus brazos—. Tranquila, cariño. Es solo un borracho con claros síntomas de cambios hormonales —sentenció irónico, comenzando a arrullarla y salió de la sala para no escuchar lo que tenía que decir Jungkook.
—La que grita es ella, no yo —se quejó el militar, levantándose, ignorando el agudo dolor de cabeza y siguiendo a Jimin como si quisiese probar algo—. Además, si quiero beber es mi maldito problema.
—Mire, Jeon. No soy quién para reprocharle sus salidas, es cierto. Pero perderse por más de tres días, sin saber dónde estaba, fue como un martirio. No sabía si debía irme de la casa porque nos había abandonado o buscar su cuerpo convertido en uno de ellos—respondió Jimin, sentando a Jade sobre una silla para comenzar a darle la papilla de fruta—. Entonces me di cuenta de que no me sorprendería si en algún momento usted decide irse y dejarnos. Por tal motivo, le pido que si usted cree que en algún momento lo hará, me lo diga ahora.
Jungkook frunció el entrecejo, dejando de lado la resaca que tenía. Jimin dejó de observar a la bebé y buscó su mirada, bastante decisivo a encontrar una respuesta concreta: —¿A qué se debe eso, eh? —le cuestionó incrédulo.
—Haein, el hombre del otro grupo me ha hecho una propuesta. Me ha ofrecido unirme a ellos con la bebé, van a ir hacia una comunidad en el oeste —le informó, sin dejar de alimentar a la bebé—. Está más que decir que no lo ha invitado a usted por claros motivos de comportamiento impulsivo y violento, que es algo que usted no puede negar —Jungkook chasqueó la lengua contra su paladar y se reincorporó del mesón para cruzarse de brazos—. Por eso necesito una respuesta. Quiero saber si tanto Jade como yo somos importantes para usted. Quiero saber si usted nunca nos abandonaría.
Jimin trataba de no demostrar lo impaciente que estaba por escuchar tal respuesta. Trataba de mostrar seriedad, cuando por dentro sabía que la respuesta podría denotar muchos sentimientos dentro de él, y sobre todo la respuesta para su decisión.
Entonces, cuando vio aquella sonrisa que solía identificar en Jungkook como una llena de ironía dibujarse sobre su rostro, sabía que lo que le iba a decir, no era nada ameno: —Si usted quiere irse, hágalo —respondió el militar, elevando sus hombros para restarle importancia a su comentario—. Créame que si Jade o usted llegarán a morir, no me importaría. Allí tiene su respuesta, Park.
(...)
Jimin se encontraba empacando sus cosas y las de Jade en varios morrales. Aunque aún se encontraba dubitativo por lo que estaba a punto de hacer, realmente no sabía qué tan confiable podría ser aquel hombre de sonrisa amable porque en el mundo que ahora vivían se trataba de morir o matar. Eso él lo sabía, por tal motivo al escuchar aquellas palabras del militar le hizo sentir herido, solo un poco. Pensaba que Jungkook iba a decirle que nunca los abandonaría, tendría una excusa consigo mismo para no abandonarlo tampoco, pero allí estaba.
Dispuesto a separarse por completo de Jeon Jungkook; un hombre que debía rondar los veintinueve años, era tosco, grosero, y ahora lo ponía en la categoría de pervertidos. Alguien que había conocido ya casi dos primaveras, y aun así, nunca su relación mejoró. Jimin pensó en Lee, en sus últimas palabras, en las cuales les había dicho que debían mejorar su relación y cuidarse uno al otro. Ambos le habían fallado, estaba más que claro.
Jungkook estaba recargado contra la puerta del jardín terminando de fumarse la cajetilla de cigarros, ni siquiera había observado a Jimin desde que le había respondido, tampoco parecía importarle el hecho de que el joven estuviese guardando varias cosas. Pareciera cómo si su mente estuviese desconectada.
Jimin no le avisó cuando se escabulló de la vivienda para ir a buscar a Haein a la casa vecina, dejando a Jade en su cuna y a un militar pensativo. Al golpear la puerta, le abrió una mujer que debía rondar los cincuenta años, le sonrió lenta y afectivamente, logrando que Jimin se sintiera cómodo.
—Debes ser el chico que vive al frente, Haein nos ha hablado de ti, entra —le indicó y entró un poco cohibido. Aun así, había traído consigo una pequeña navaja si llegase a ocurrir algo, simplemente quería cerciorarse de qué tan verídico era aquel grupo.
Caminó a través del pasillo, siguiendo a la mujer que le llevó directamente a la sala. En ese momento, escuchó unas pequeñas risas entre los muebles y se sobresaltó al darse cuenta de que salieron dos niños que estaban jugando.
—Oh, perdón. Son unos revoltosos —dijo ella, moviendo sus manos para restarle importancia—. Siéntate, ningún otro niño va a asustarte, son solo ellos dos —le informó. Jimin asintió, pero no se sentó. No quería bajar la guardia tan fácilmente—. Haein nos contó que tienes un bebé, eso es admirable. No hemos encontrado a ningún niño que haya sobrevivido, además de ellos dos. A ellos los encontramos afuera de Seúl hace unos meses.
—Uhm, sí. Ella nació en medio del apocalipsis —respondió Jimin, regalándole una pequeña sonrisa para tartar de verse por lo menos un poco cortés—. Me llamo Jimin, mucho gusto —se presentó e hizo una leve venia.
—Puedes llamarme Soona. Voy a buscar a Haein, supongo que es por la propuesta que te ha hecho. Realmente queremos que te unas a nuestro grupo —dijo amablemente, antes de retirarse y dejar a Jimin solo en aquella estancia. En ese momento, el joven comenzó a inspeccionar todo, al parecer no tenían nada extraño. De pronto, sintió la presencia de alguien y giró a ver a dos hombres parados en el umbral de la puerta de la sala; ambos tenían varios cardenales sobre el rostro.
—Con que usted es el compañero de la mierdilla que nos ha golpeado por ayudarlo —dijo uno de ellos. Jimin pasó saliva nerviosamente, y después decidió sonreír levemente para bajar la tensión de aquella escena—. Nos ha golpeado porque le tratábamos de ayudar a defenderse de unos muertos y porque los hemos derribado, él ha ido por nosotros.
—Ya... creo que es suficiente —intervino una voz peculiarmente conocida por Jimin. Los hombres se callaron y entraron a la sala para sentarse. Haein le sonrió a Jimin para tranquilizarlo—. Es bueno verlo por acá, pensé que no aceptaría la propuesta. Abandonaremos esta propiedad mañana a primera hora.
—Yo... quería hablar no solo con usted sino con ellos —dijo Jimin nerviosamente refiriéndose a los hombres golpeados por Jungkook—. Miren, lamento lo que mi compañero les ha hecho, pero él no es un mal hombre. Por favor, perdónenlo, estaba bajo los efectos del alcohol... él no es tan agresivo, lo juro —mintió claramente y mordió sus labios demostrando la ansiedad que sentía—. Por favor, acepten a todos los de mi grupo.
Los hombres de inmediato negaron, y Haein se quedó en silencio, observando a Jimin con lástima. Uno de ellos se retiró del lugar bastante malhumorado, mientras que el joven suplicaba con la mirada a quién le había ofrecido la propuesta en primera instancia.
—Su compañero no solo los ha golpeado a ellos —le informó Haein—. Le ha partido varias costillas a nuestro líder, quien ahora está en cama por su culpa. Realmente le he ofrecido esto a usted porque se ve que es un buen sujeto y además tiene una bebé. Pero su compañero no, él no puede venir con nosotros. Si usted decide ir con nosotros, venga mañana.
Jimin asintió, y con desilusión salió de la vivienda. Realmente no sabía qué decidir, cualquiera de las opciones representaba cierto peligro tanto para Jade como para él. Sin embargo, sentía mucha incertidumbre al darse cuenta de que si no se iba con el grupo, en algún momento el militar lo abandonaría.
Entró a la vivienda con suaves pasos, esperando que el militar no se percatara de su salida, pero todo fue en vano cuando le vio sentado sobre uno de los sillones con Jade en brazos tratándola de arrullar porque ella estaba llorando. Cuando Jungkook volteó a mirarlo con claro enojo sobre su rostro, Jimin simplemente lo ignoró y caminó directamente hacia él para tomar a la bebé en brazos, sin embargo, se sorprendió al ver que el teniente se rehusó a entregársela.
—¿Por qué no me la quiere entregar? —le preguntó Jimin, cruzándose de brazos. Lo que menos esperaba era que el militar comenzara a comportarse como un crío completamente.
—Lee siempre me dijo que aunque Jade no fuera mía debía cuidar de ella, nunca lo comprendí hasta que tuve que asimilar el cuidado de ella cuando él murió.... no es tan fastidiosa cómo creía —dijo, ignorando la pregunta directa por parte de Jimin—. No voy a dejar que le hagan daño, lo que le respondí ayer lo dije por impulso. No abandonaría a la bebé porque sé que soy el único que puede protegerla correctamente. Si usted quiere irse con el otro grupo, hágalo. Pero no se llevará a Jade con usted —Jimin se quedó estático y con expresión taciturna. Realmente no podía creer lo que estaba oyendo.
—Jade prácticamente es mi bebé, yo la he cuidado desde que nació. Ella me ve como su padre, no puede siquiera pensar que la voy a dejar con usted cuando es un burdo y tosco. Ni siquiera sabe cómo cambiarle los pañales correctamente. Ella se irá conmigo a un lugar seguro. Punto —contestó, ahora sintiéndose levemente enojado porque Jungkook pensaba que él no podía hacer lo suficiente para cuidar de Jade. Jimin lo había hecho todo ese tiempo y nada le había pasado a la bebé. Realmente lo estaba ofendiendo—. ¿Desde cuándo le importa ella? Solo lo que ha hecho es quejarse de su presencia, gritarla cuando llora y dejarla sola en el suelo cuando ensucia el pañal. Simplemente creo que esto es algo para molestarme, ¿hasta cuándo va a dejar de ser tan egoísta? —le preguntó en tono alto, demostrando su descontento por la situación.
Jungkook logró calmar a la bebé y la dejó sobre el sofá jugando con un pequeño juguete que le habían conseguido hacía un tiempo. Se levantó, deteniéndose solo a unos cuantos centímetros de Jimin, quien tuvo que elevar su mirada para mantener el contacto visual y no dejarse minimizar por el militar. El teniente apretó la mandíbula, claramente exasperado también por la conversación.
—¿Egoísta yo? —le preguntó devuelta, intimidando con su altura y musculatura a Jimin. Sin embargo, el más bajo no le dio el lujo de hacerlo, simplemente mantuvo la mirada y demostró que poco le importaba—. ¿Soy egoísta cuando desde el principio velé por la seguridad del grupo? ¿Egoísta cuando les dejé todas las provisiones antes de irme cuando Haneul seguía viva? ¿Egoísta cuando arriesgo mi vida siempre para que Jade y usted tengan algo de comer? Créame, Park que si usted no fuera el último compañero que tuviera, ya le hubiera golpeado por ser un completo idiota —respondió, cada vez elevando el tono de voz y frunciendo más su entrecejo. Jimin pasó saliva de forma nerviosa, no había visto al militar tan enojado con él desde la vez que se encontraban en el almacén y había recurrido a defenderse con una navaja cuando trató de ahorcarlo—. El egoísta aquí es usted —le apuntó con el dedo índice sobre el hombro y lo empujó deliberadamente. Jimin trató de mantener el equilibrio sobre el lugar.
—¡Yo no soy el egoísta aquí! —gritó exasperado, empujando al militar por los hombros, aun sabiendo que el cuerpo del hombre no se movería más de unos cuántos centímetros—. Yo he cuidado de todos aquí, he mejorado para poder hacerlo. Usted no tiene derecho de decir algo así. Si quiere simplemente hacerme sentir mal, no lo logrará. Siempre ha sido el mismo problema desde el principio, usted siempre ha desmeritado mi esfuerzo.... —respondió, bajando el tono de voz. Dejó de ver a Jungkook y rió sin gracia. Eso era lo que quería él, hacerlo enojar como siempre.
Se alejó hacia la cocina, dispuesto a buscar algo para darle de comer a Jade y no le sorprendió que el militar lo siguiera para seguir con la discusión que claramente no tendría fin hasta que se alejaran por completo. Sacó una lata y la estaba abriendo cuando el militar se posó detrás de él, dejando sus manos a cada lado de su cuerpo sobre el mesón. Jimin se alertó por la cercanía, pero siguió preparando la comida para la bebé.
—¿El niño Park va a llorar porque lo que he dicho es verdad? —preguntó, en un tono tan bajo que le hacía sonar su voz más ronca de lo común. Jimin mordió sus labios, no iba de nuevo a explotar como un crío. Debía demostrar que no le importaba lo que decía Jeon—. Todo este tiempo he tratado de que usted pueda aprender cómo defenderse a sí mismo, pero creo que he fallado por completo. Quiere irse al otro grupo porque un completo desconocido le sonrió y le dijo palabras bonitas. Qué ingenuo, Park.
Jimin simplemente se quedó en silencio. Considerando las últimas palabras por parte del militar, realmente tenía razón. Se supone que no podía confiar en nadie, y por primera vez en mucho tiempo que había conocido a alguien que no le hizo daño, había creído genuinamente en esa persona. Era un claro indicio que estaba completamente agotado de Jeon Jungkook.
—Dígame, Park. ¿Para qué fue a la casa de ese imbécil? —le preguntó Jungkook, acercando más su pecho a la espalda de Jimin, logrando que este se presionara contra el mesón—. ¿Fue a tomar el té o para toquetearse como un par de hormonales? —le preguntó de forma irónica.
Y eso fue lo último que necesitaba escuchar Jimin, para rebasar su gran nivel de paciencia, iba a girarse para propinarle un fuerte puño, sin embargo, el militar premeditando sus acciones, tomó sus manos atrapándolas sobre el mesón y presionó su cuerpo contra el suyo.
—¿Q-qué cree que está haciendo? ¡Aléjese! —le reprochó Jimin, removiéndose del agarre del cuerpo del militar sobre el suyo. Su corazón latía tan rápido que estaba seguro de que se le saldría por la boca.
—Vamos, Park. No querrá irse con ese idiota, ¿verdad? —le preguntó en un tono tan suave, que hizo temblar al más bajo. Entonces, el militar comenzó a mover sus caderas contra las ajenas. Jimin jadeó sorprendido, sin poder moverse por lo que estaba sucediendo—. ¿Qué creen que harán todos esos hijos de puta con alguien tan pequeño y delicado cómo usted? —siguió cuestionando, moviendo sus caderas contra el trasero de Jimin, quien aún absorto de la realidad, sentía la dureza ajena contra su cuerpo. Se sentía tan abrumado.
—Yo... yo —balbuceó Jimin, sintiéndose completamente ido. Su mente le estaba gritando que se alejara de allí mismo, pero su cuerpo no reaccionaba—. No creo que... se me restrieguen cómo un perro, precisamente —acusó. El militar se inclinó un poco y rió al lado su oído, sin dejar de frotarse contra su cuerpo.
—Con esa carita que tiene, lo dudo mucho —respondió en un murmuro contra su oído. Jimin sintió las lágrimas surcar en sus ojos. Sabía que era andrógino, pero no necesitaba que se lo recalcaran a cada momento. Segundos después, su cuerpo comenzó a responder a la estimulación de la situación, y bajó la mirada, viendo que él mismo lo necesitaba—. Vamos, Park. Usted puede hacerlo —concluyó, liberando la mano derecha de Jimin del mesón. El joven instintivamente llevó esta hacia el cierre de su pantalón para bajarlo lo suficiente, acogiendo su miembro entre su mano para comenzar a masturbarse.
Ambos se quedaron en silencio, lo único que se podía escuchar al fondo eran sus respiraciones agitadas, la fricción entre la ropa, y uno que otro gruñido de satisfacción. Estaban completamente sumidos en su propia liberación, tanto que Jimin no le importó sentir la ajena contra su trasero y dejar salir la suya entre su mano. Cuando su éxtasis había terminado, llevó rápidamente las manos a su pantalón para ajustarlo bien, y alejarse del militar de inmediato.
Esa noche cada uno comió alejado del otro, durmieron separados y tampoco cruzaron palabra alguna. Ninguno quería asimilar lo que había ocurrido contra el mesón de la cocina, ni mucho menos los gruñidos y jadeos del otro resonando entre las paredes de la estancia. Aunque cada uno, debía admitir que no se habían sentido tan desestresados desde hacía mucho tiempo.
Forma de quitarse el estrés: masturbarse con el enemigo. Lo recomienda el kookmin, je.
Anuncio: he subido un One Shot Kookmin llamado "Fatôme". Espero que puedan pasarse a darle una oportunidad, lo hice con mucho cariño uwu.
Preguntas; ¿Jm decidirá después de esto quedarse con jk? Jm no te vayas a fresear, gracias. ¿Jk realmente le importa Jade y Jm? ¿Podrán arreglar algún trato con los del otro grupo para ir a la comunidad de la que tanto hablan? Todo esto y más la próxima semana.
¡Espero que hayan disfrutado el especial de Halloween!
Besos.
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