Trigésimo Capítulo.
30.
Jungkook trató de no demostrar lo asqueado que se encontraba, mientras pasaba delicadamente el pañito para limpiar la cola de la bebé. La criatura se removió y, el hombre con la poca paciencia que le caracterizaba le regañó, la bebé de inmediato comenzó a sollozar entre quejidos mientras que él seguía tratando de ponerle un pañal limpio.
—Basta, niña —masculló Jungkook frunciendo su entrecejo, a la vez que ajustaba los adhesivos del pañal alrededor del torso de la bebé como le había sido explicado por la señora Kim antes de abandonarlo a su suerte para terminar la comida de aquel día—. Si sigues llorando no voy a terminar tu cuna —le advirtió, sin embargo, la bebé siguió quejándose sobre la cama.
Finalmente, el militar pudo cambiarla propiciamente o eso creía. Aquel día Jimin y Lee estaban ocupados con el hijo del señor Kim en los graneros. Por su parte, Jungkook le fue asignado quedarse con la señora Kim por si algo llegase a ocurrir con el dueño de la propiedad, el cual lucía más enfermo cada día que transcurría. Entonces, la señora le pidió el favor de cambiar el pañal sucio de la bebé que al parecer no soportaba la presencia del militar.
—Hablo en serio, niña. Deja de llorar —se quejó, mientras volvía a ponerle la ropa de algodón a la bebé. Se sentó a los pies de la cama, observando con desespero cómo se aumentaba el volumen de los quejidos de la bebé, al igual que movía sus pequeñas extremidades y su rostro se tornaba rojizo mientras pataleaba—. Mierda... ¿qué debo hacer? —se preguntó a sí mismo, llevando la mano derecha hacia su nuca y se rascó desesperado. Finalmente, envolvió a la bebé en una cobija antes de levantarla de la cama y dejarla entre sus brazos para comenzar a mecerla de la misma manera en que veía que Jimin lo hacía.
Si alguien le hubiera dicho hacía más de dos meses que cuando se volviera a reencontrar con su grupo y se instalará en aquella morada, le tocaría ocuparse de la bebé, se hubiera carcajeado y maldecido a quién fuese. No obstante, allí estaba tratando de calmar los sollozos de la bebé, quién había crecido bastante las últimas semanas y ahora lucía como una bola de grasa más grande.
—Mañana terminaré tu cuna, ¿de acuerdo? Pero deja de llorar —le suplicó Jungkook, meciéndola más fuerte al ver que no se calmaba, de lo contrario aumentaba sus lloriqueos. Por lo tanto, él meció con más diligencia el pequeño cuerpo. Jungkook frunció su entrecejo bastante exasperado al ver que no funcionaba arrullarla, ni siquiera pensó que estaba siendo basto hasta que sintió algo caliente sobre su pecho. La bebé se le había vomitado encima—. Rayos, ¿acaso no puedes avisar? —preguntó aún más exasperado por la situación. De pronto la bebé comenzó a removerse y a ponerse aún más roja de lo normal. El hombre se asustó y la levantó, al parecer se estaba ahogando—. Esto de cuidar bebés es más feo de lo que esperaba, pero ni pienses que voy a limpiarte. Tu papá Jimin se encargará de eso.
En ese momento, Jungkook sintió los pasos de alguien adentrándose a la habitación, y volvió a cargar bien a la bebé dándose cuenta de que se trataba de Jimin, quien estaba evaluando la escena con la que se encontraba dentro de la recámara de Lee. El joven frunció su entrecejo al darse cuenta del vomito que manchaba la camiseta del militar y los lloriqueos de la criatura. Por supuesto que Jimin se acercó a Jungkook para arrebatarle de inmediato a Jade, y le observó enojado.
—Ella fue la que se vomitó, no yo —dijo Jungkook a la defensiva—. Simplemente estaba tratando de arrullarla y me ha ensuciado.
—Hay que mecerla suavemente, no agitarla como si fuera un objeto, Jeon. Gracias por cuidarla, pero aun así tenga cuidado. Sé que no le agrada la bebé, y no tendría por qué, pero le pido por lo menos que no sea basto con ella —respondió Jimin, mientras depositaba de nuevo a la bebé sobre la cama antes de buscar entre los cajones una nueva muda de ropa para cambiarla. Jungkook dejó salir un bufido exasperado por el supuesto agradecimiento de cuidar a alguien que no le importaba, y sin más, se quitó la camiseta para luego buscar una limpia entre los cajones de la cómoda.
—Le dejo ahí mi camiseta, no pienso lavarla cuando su bebé me la ha ensuciado —musitó enojado, mientras abría y cerraba los cajones con fuerza sin poder encontrar en dónde había quedado su ropa. Se suponía que sus prendas las había dejado en el tercer cajón, sin embargo, solo encontraba la de Jimin y Jade por todo el lugar. Frunció su entrecejo e hizo crujir su cuello tratando de mantener un poco la compostura—. ¿Se puede saber dónde está mi ropa? —le preguntó, girándose para enfrentar a Jimin, quien terminaba de cambiar a la bebé. Al parecer le estaba ignorando y eso fue lo que más le hizo enojar—. Le estoy hablando, Park.
—Su ropa ha quedado en los cajones del otro lado. Primero busque y seguramente va a encontrar, y no se preocupe por su camisa, se la lavaré hoy mismo —respondió Jimin sin siquiera verlo antes de salir con la bebé en brazos, dejando que el militar se cambiara.
Aquella noche después de que Jimin se encargara de lavar los trastes, le dio de comer a la bebé, se encargó de lavar la camiseta del militar, y finalmente decidió recostarse entre la colcha. Ignorando el hecho de que el militar ya se encontraba roncando de forma sonora, Jimin dejó salir un suspiro agotado, girándose para darle la espalda a Jungkook, tratando de ignorar los sonidos molestos y poder conciliar el sueño.
Últimamente se sentía más relajado que antes. Ya estaba por terminar el invierno, lo cual les favorecía en las cosechas y la supervivencia del ganado. Llevaban ya varios meses en la propiedad, en dónde claramente no era fácil. Jimin sabía que los señores Kim les iban a dejar a ellos las tareas más pesadas, y aunque él estuviese agotado, se sentía tranquilo y poco a poco podía hasta creer que encontraría la felicidad en aquel lugar.
Estaba teniendo un bello sueño; en dónde sentía paz, veía a Jade entre sus brazos y apreciaban un buen atardecer, hasta que se sintió ofuscado, de nuevo. Se removió incómodo tratando de alejarse de los brazos del militar, aunque sabía que era algo inevitable. Era algo que ocurría con regularidad, el militar solía abrazarlo como si fuese una almohada en donde apoyar todo su peso, y aunque Jimin le había advertido que dejase de hacerlo, era algo que aunque se volvió común, no dejaba de ser incómodo para el más joven. De misma manera, lo que más le molestaba era que el militar siempre terminaba roncando contra su oído, como lo estaba haciendo en ese momento cuando Jimin trataba de volver a dormir.
Al parecer el militar ni siquiera sabía lo que hacía dormido, lo intuía Jimin porque en la madrugada se despertaba cómo si nada hubiese ocurrido. Durante la mañana se ignoraban y cuando tenían que cruzar palabra cada uno despotricaba al otro. Jimin por su parte trataba de ignorarlo, aunque a veces cuando discutía con Jungkook le daban inmensas ganas de acusarlo de invadir su espacio personal. Oh, y allí estaba, el típico ronquido que parecía que iba a comerse la oreja de Jimin. Él no lo soportó e impulsó su codo hacia atrás para hacer remover el cuerpo de mastodonte del militar.
—Vamos... Jimin, no... moleste —balbuceó Jungkook más dormido que despierto, no obstante, no se alejó ni un centímetro y siguió manteniéndose aferrado al cuerpo del joven que estaba a punto de golpear aún más fuerte al militar—. Lo escuché tiritar del frío, no me deja dormir.
Jimin dejó salir un suspiro de desesperación, deteniendo los movimientos de su cuerpo y aunque la cercanía le hacía sentir cómo si estuviese perdiendo una batalla, volvió a acomodarse para conciliar el sueño: —Si sigue roncando, le golpearé —le advirtió, cerrando los ojos, esperando que el hombre que lo abrazaba no comenzara a roncar de nuevo.
(...)
—Rayos, Jimin, ¿cómo puede soportar los ronquidos del teniente Jeon? —le preguntó a la mañana siguiente Namjoon cuando se encargaban de alimentar el ganado—. Lo escucho hasta mi habitación y me despierta, le tengo respeto a usted —Jimin soltó una pequeña risa, mientras se encargaba de uno de los caballos.
—Supongo que ya me acostumbré, creo que... me arrulla —respondió con ironía, encogiéndose de hombros. Siguió con sus deberes, ayudando a Namjoon también en los cultivos. No obstante, allí ya estaba Jungkook con Lee encargándose de la sembrada de nuevos frutos, y Jimin frunció su entrecejo al ver al militar sin camiseta. Aún el clima no subía más de diez grados centígrados y lo más probable es que podría coger un resfriado.
No obstante, no dijo nada. Prefería no meterse con el militar a no ser que este fuese quién iniciara una discusión. Después de pasar horas en los cultivos, decidieron volver a la vivienda y comer. Jimin desayunó rápidamente para encargarse de la bebé, que lloriqueaba para llamar la atención entre los brazos de la señora Kim.
—Ha estado muy inquieta el día de hoy, ¿quizás es por el cambio de clima? —le preguntó la señora Kim a Jimin, y este de inmediato se alarmó, cómo si le hubiesen dicho algo para preocuparse—. Quizás es alérgica al polen, no lo sé pero ha lloriqueado todo el día.
Jimin la tomó entre sus brazos, observándola detenidamente y dejó un suave beso sobre la naricita de la pequeña antes de salir de la cocina dirigiéndose hacia la sala para poder revisar a la criatura: —¿Qué tienes, cariño? —le preguntó. La bebé solo se removió cuando Jimin la dejó sobre el sofá y comenzó a llorar. Quizás eran cólicos o algo parecido, el joven maldijo mentalmente pensando que Jade estaba enferma y comenzó a hacerle suaves masajes sobre la pancita para poder ayudarle con el dolor.
—¿Necesita algo? —escuchó la voz del militar acercándose a la sala. Jimin asintió rápidamente, sin importar su orgullo.
—Necesito una cobija más abrigada y si puede prender la chimenea para que entre en calor, se lo agradecería —respondió el joven. Jungkook no se demoró en pasarle una cobija abrigadora y a traer la leña necesaria para encender la chimenea.
Jimin se sentó sobre el suelo con la bebé entre brazos para seguir haciéndole suaves masajes y que pudiese entrar en calor. Solo minutos después la criatura se quedó dormida y, en ese momento se dio cuenta que el militar cargaba una cuna. Lucía resistente y segura para dejar a la bebé. Después Jungkook se encargó de poner varias cobijas acolchonadas dentro de esta antes de retirarse y hacer como si nada hubiese ocurrido. El joven se levantó del suelo dispuesto a verificar la creación del militar, tocando la superficie de la madera dándose cuenta de que no tenía asperezas y estaba bien estructurada. Por supuesto que se emocionó y con cuidado para que Jade no despertara, la depositó dentro de la cuna.
—Hizo bien su trabajo —dijo Lee entrando a la sala de estar, divisando la estructura que había hecho el militar con sus propias manos—. Se las ha ingeniado mucho para hacerla, pensé que no lo haría, pero vaya, ese jovencito me sigue sorprendiendo —Jimin asintió, la verdad pensó que el militar no cumpliría con su palabra. Eso significaba que pronto tendría una cama en donde descansar, no tendría que soportar el cuerpo de Jungkook ahogando el suyo y tampoco aquellos ronquidos de locomotora contra su oído. Solo de pensar en aquello sonrió.
Cuando el sol se ocultó, Jimin subió a la segunda planta antes de acostarse para revisar al señor Kim, quien yacía dormido a un lado de su esposa. Su estado no mejoraba, el joven afirmaba que ya había tenido varios preinfartos, y eso solo demostraba su estado crítico. Se despidió de la pareja antes de salir del cuarto. Luego se dirigió a la habitación de Lee en donde ya habían instalado la cuna, dándose cuenta de que el hombre ya estaba roncando a un lado de la bebé y Jimin cerró la puerta. Después bajó las escaleras, dispuesto a cambiarse a una ropa más cómoda para dormir cuando se dio cuenta que Jungkook estaba ya acostado en toda la mitad de la colcha. El joven dejó salir un suspiro, y aprovechando que nadie lo miraba se cambió en la sala antes de meterse entre la colcha y empujar con poca delicadeza el cuerpo fornido del militar.
Jungkook gruñó mientras se movía a su lado, como si Jimin estuviese molestándolo. Y cómo era de esperarse ambos comenzaron a empujarse con la espada y el trasero como si fuesen unos críos. En algún momento ambos se detuvieron para dormir, sin alejarse de la mitad de la colcha. Jimin ya se encontraba descansando cuando escuchó varios ruidos extraños, abrió sus ojos somnoliento, tomando su almohada y golpeando de inmediato a Jungkook. No obstante, este al parecer no era el culpable de tal molesto ruido.
—¡Maldita sea, Park, deje dormir! —exclamó exhausto el militar, sentándose sobre la colcha y observó de mala gana al joven, quien veía conmocionado el pasillo—. ¿Park? —preguntó frunciendo el entrecejo. En ese momento el militar llevó su atención al punto en donde se quedó viendo Jimin, y de inmediato se levantó para tomar algo compacto cuando la señora Kim se acercó a ellos arrastrándose a lo largo del suelo con varias mordidas en el rostro y su cuerpo dejaba un camino de sangre que podía percibirse entre la obscuridad.
La mujer no podía hablar y antes de llegar a la sala se detuvo, dejando salir su último aliento. Jimin se levantó despavorido de la colcha: —¿Q-qué está pasando? —preguntó, buscando a tientas algo con lo cual pudiera defenderse.
El militar no respondió, tomando un pedazo de leña que no había sido usada en la chimenea y se acercó para verificar a la señora Kim. Sin pensarlo dos veces, le atravesó el cráneo y prendió la luz del lugar antes de buscar su arma entre su mochila. Jimin aún se mantenía parado en el mismo lugar bastante conmocionado, y el militar tuvo que hablarle varias veces para llamar su atención.
—Tenemos que ir arriba, allí está la bebé. Lo necesito despierto, Park —murmuró, bajando de la pared la catana del joven y se la extendió—. No sabemos bien que ocurrió pero no podemos perder tiempo —Jimin asintió, tomando la catana y siguió al militar hacia las escaleras, temiendo al saber que su bebé estaba en peligro.
Desenfundó la catana e ignoró la sensación de sus pies tocar la sangre fresca que ensuciaba las escaleras. Dejó salir un suspiro y se convenció de dar todo de sí mismo para enfrentar cualquier cosa que hubiese ocurrido, aunque la escena que tenía frente a él fuera desoladora.
**
Perdón por dejarlo hasta acá pero me gusta la intriga.
¿Qué creen que pudo haber ocurrido? ¿El Kookmin ya se acostumbró a dormir abrazaditos? ¿La bebé, Lee y Namjoon estarán bien? Todo esto y más en el siguiente capítulo.
Muchas gracias por su apoyo, realmente aprecio sus votos y comentarios un montón. También sus mensajitos bellos, son un amor uwu. 💕
Besos.
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