Sexagésimo segundo Capítulo.

62.





Jimin quería quedarse así; entre los brazos protectores de Jungkook alrededor de su cuerpo, incluso cuando también las piernas pesadas ajenas se enredaban alrededor de las suyas en un ángulo que le dejaba bajo su anatomía. Todo parecía estar bien, encajar como debía hacerlo... si no fuera por la opresión en su pecho al pensar en que su hija no estaba con él. Las lágrimas quemaban sus ojos irritados desde hacía días por obtener ningún descanso, y aunque trataba de dormir, siempre se despertaba a cada momento, pensando en su bebé.

—Debería estar durmiendo —le escuchó gruñir a Jungkook sobre su cabello cuando ya era de madrugada, mientras Jimin sollozaba aferrándose a la camiseta sucia del militar. Sin meditarlo, se aferró aún más, dejando que sus lágrimas cayeran sobre le tela y el pecho del teniente tocase su rostro de forma irregular por su precipitada respiración—. Vamos a encontrarla. Lo haremos —murmuró, menos gruñón y con una voz más baja.

—No-no puedo descansar hasta que ella esté devuelta con nosotros —respondió Jimin con un nudo en la garganta. No podía descansar, no podía dormir, menos podía respirar. Estaba completamente destruido. Primero, fue perder a Taehyung, luego a Joohyun y ahora que su hija no estaba con él, le estaba costando la poca cordura que le quedaba—. Mi pequeña... —balbuceó mientras hipaba entre los grandes brazos que le sostenían.

Estaba simplemente agotado mentalmente de todo.

—Park... —enunció Jungkook en un murmullo. Pasó saliva y simplemente se quedó en silencio. Sabía que las palabras no era lo que Jimin necesitaba, tampoco consuelo o algo similar, lo que necesitaba era acciones. Demostrarle que iban a encontrar a Jade, no solo prometerlo, sino hacerlo.

Jimin se quedó esperando que el militar terminara de decir lo que quería expresar, sin embargo, el silencio que se apoderó del lugar, le dio a entender que una vez más Jungkook no iba a decirle lo que traspasaba por su mente. El más joven dejó salir un profundo suspiro antes de subir su rostro y esconderlo entre el cuello del militar, para aspirar aquel aroma particular que poseía este. Era una esencia incluso suave, pero mezclada con sudor, y aunque hacía un tiempo le parecía erróneo admitir que aquel aroma le producía seguridad y comodidad, ahora era lo único que lo mantenía en pie.

Cerró sus ojos, recriminándose lo que estaba a punto de hacer. Y finalmente elevó su mirada para observar la barbilla de Jungkook con un leve rastro de barba que hacía días no rasuraba e impulsó sus labios para dejar un suave beso sobre el lugar. El teniente como respuesta aguantó la respiración, y antes de bajar la mirada, Jimin se volvió a esconder contra su cuello y dejó otro beso sobre la cicatriz que él mismo le había hecho con una navaja el año en que se conocieron.

Jungkook abrazó aún más fuerte a Jimin, más no dijo nada. Quizás era lo mejor para ambos, no hablar de lo que estaba sucediendo entre ellos. Era prácticamente obvio que lo que ellos tenían ya no era solamente sexual o liberación de estrés. Ambos obstinados a aceptar lo que sentían uno por el otro, dejaron que los demás se levantaran minutos después para comenzar a alistarse; hidratarse, alimentarse y tomar las armas que pudieron encontrar.

El grupo había tomado la decisión de volver al almacén, aunque este prácticamente estaba en los cimientos. Sin embargo, Hoseok aseguró que Goong nunca salió del almacén, y que debía seguir allí o cerca del perímetro. Debían capturarlo o a alguien de aquel lugar para encontrar el paradero en donde se habían llevado a Jade. Jimin por su parte no rechistó, no sabía qué decir, claramente él no tenía experiencia en aquello. Pero sí confiaba ciegamente en Jungkook y si él apoyaba la idea de Hoseok, también Jimin lo haría.

Durante el camino, Jimin no se alejó de Jungkook y tampoco el militar de él. Ambos sabían que se tenían el uno al otro, y debían mantenerse juntos para poder salir de esa situación. Incluso el militar le había repetido entre murmullos una y otra vez a Jimin que pasara lo que pasara, no se alejara de él por nada del mundo.

Después de haber dejado a Yoongi dentro del vehículo con un arma, se adentraron en la maleza hasta llegar de nuevo a aquella montaña que les facilitaba la vista del perímetro. Allí fue donde visualizaron que aunque la cerca del almacén estuviese destruida, y parte del edificio estaba aún en llamas, todavía se encontraba una estructura lo suficientemente fuerte para aguardar aún a personas allí. Jimin se sintió mal por los trabajadores que había visto allí e incluso las mujeres que estaban en el lugar siendo utilizadas como objetos, y quizás la mayoría fallecieron o seguían resguardándose allí. Pero ellos debían encontrar a alguien para que los guiase a Jade, sin importar el costo.

—Seguramente ese hijo de puta está allí —dijo Hoseok, observando en la mira de su rifle al ala del almacén intacta—. Él no estaba en los camiones que salieron ayer hacia Iaksok, estoy seguro de ello. Si no está en esa ala, seguramente no debe estar muy lejos. Nosotros destruimos los vehículos que tenían en las cercas.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —cuestionó Kwan, esperando indicaciones de los dos militares. Ambos se observaron, prácticamente hablando solo con sus miradas, y finalmente asintieron.

—Vamos a lanzar granadas dentro del ala para obligarlos a salir —respondió Jungkook, recomponiéndose del suelo, para buscar los artefactos en su mochila. Jimin pasó saliva, sintiendo ansiedad por escuchar aquella idea. Sabía que había personas inocentes allí, y solo pensar que morirían por su grupo, no le enorgullecía para nada. Y por supuesto, el teniente Jeon se dio cuenta de la incertidumbre en su mirada.

—Debemos hacerlo, Park —le dijo, frunciendo su entrecejo. También sabía que la mayoría de las personas allí no tenían nada que ver en aquel enfrentamiento, se había dado cuenta cuando entró a rescatar a Jimin.

Vio cómo los hombres de Goong se encargaban de tratar como esclavos a los más ancianos, como sus propios sirvientes y a las mujeres como objetos sexuales. Pero realmente necesitaban cerciorarse en dónde podía estar el jefe de aquel almacén, averiguar en dónde estaba su hija y finalmente terminar con todo, matándolo.

Le dio un arma a Jimin después de recargarla, y luego se enfocó en su misión. Estaba dispuesto a lanzar las granadas por su cuenta pero Hoseok se adelantó arrebatándole los dos artefactos de las manos. Jungkook le observó de forma interrogante y su mejor amigo le sonrió de soslayo: —Siempre he sido más rápido que tú, Jeon. Yo lanzaré las granadas y volveré aquí en cuanto antes.

—Jung... —murmuró Jungkook, no muy seguro de dejar a su amigo acercarse al área en donde estaba infestado de caminantes para lanzar las granadas dentro de las ventanas. Hoseok era bastante rápido, pero a veces era mejor hacer las cosas por sí mismo—. Yo me arriesgaré. Por Jade es que hemos vuelto —Hoseok negó de inmediato, levantándose y ajustando la mochila a su espalda.

—El hijo de puta que está allí adentro, fue quien dio la orden para matar a Taehyung. Y seguramente allí dentro está quien le atravesó con una maldita flecha. Es algo que necesito hacer yo —concluyó, y antes de que Jungkook se interpusiera, bajó la montaña deslizándose con astucia y se perdió entre la naturaleza.

—Y después de que lance las granadas, ¿qué haremos? —preguntó Jimin, buscando la mirada perdida de Jungkook en el lugar en donde vio desaparecer a su mejor amigo. El teniente volteó a verlo, antes de recostarse a un lado suyo para seguir viendo con la mira del fusil.

—Atacaremos. Si vemos que está allí ese hijo de puta, tendremos que acercarnos para capturarlo. De nada nos sirve muerto —indicó—. Trataré de que más personas inocentes no mueran en esto... pero es algo imposible. Es un daño colateral.

Jungkook se sentía como un hijo de puta por pensar de esa manera. Incluso cuando la especie humana estaba en vía de extinción, seguían asesinándose entre ellos. Era algo que no se podía evitar, estaban en el fin del mundo. De todos modos, lo único que reconfortaba de algo al teniente es que aquellas personas en cualquier momento morirían por alguna razón.

De repente, observó por la mira a Hoseok acercándose al lugar y lanzando certeramente dentro del segundo piso dos granadas después de haberles arrebatado el seguro. Jungkook pudo visualizar que dos caminantes se acercaron a su espalda para atacarlo, y con destreza haló el gatillo del fusil para dispararles en el cráneo y Hoseok pudiese alejarse del lugar antes de que los artefactos explotaran dentro del ala.

La tierra se sacudió bajo sus cuerpos cuando esta estalló. Comenzaron a escuchar varios gritos de personas al segundo de que la granada explotase, y las puertas del ala segundos después fueron abiertas. Varias personas salieron corriendo y se encontraban directamente con los caminantes, algunos lograban escapar solo unos metros y otros simplemente no lograban correr. Jimin al ver tal escena desde la lejanía, bajó la mirada y trató de ignorar los gritos desgarradores de las personas cuando fueron atacadas en vida por los muertos.

Jungkook por su parte mantuvo la vista en la puerta, y maldijo cuando dos hombres salieron para cerrar las puertas antes de que los caminantes entraran a la edificación en llamas. Al parecer preferían quedarse allí, esperando un golpe de suerte antes de salir a ayudar a su propia gente. Bufó molesto, antes de levantarse, esperando que Jimin y Kwan también se recompusieran.

—Los hombres que cerraron las puertas eran los que acompañaban a Goong siempre. Él sigue allí. Debemos entrar, ya no deben tener muchas municiones o de lo contrario hubieran salido del edifico destruido, se hubiesen defendido y saldrían de una vez por todas del perímetro infestado por caminantes —informó Jungkook—. Vamos a ir por la parte trasera, los muertos se dispersaron por la parte delantera para almorzar. Debemos aprovechar esa distracción.

Jimin asintió, y cuando Jungkook comenzó a caminar, le siguió de cerca. Sentía sus palmas sudorosas, incluso temblaba ligeramente. Aunque la nueva normalidad era estar rodeados de caminantes, siempre le ponía nervioso cuando se encontraba alrededor de muchos de ellos. Solo esperaba que pudiesen encontrar el paradero de Jade, poder salir de allí y no volver a ese lugar nunca más.

Cuando llegaron a la parte trasera, no encontraron a Hoseok por ningún lado. Quizás estaba cerca y en cualquier momento volvería, así que se adentraron en la cerca ya destruida y caminaron atentos a cualquier amenaza de forma sigilosa, no sin que Jungkook antes hubiese revisado las ventanas de la edificación con la mira del fusil para percatarse que nadie se había dado cuenta de su presencia.

La puerta trasera estaba cerrada, pero para Jungkook no fue ningún problema disparar en la cerradura, aprovechando los gritos de las personas en la parte delantera para acallar el ruido que estaba haciendo, o el que Jimin y Kwan hacían mientras eliminaban a los pocos caminantes que se percataron de su presencia. Una vez destruyó la cerradura, abrió la puerta y manteniendo el fusil sobre su hombro no demoró en disparar a dos hombres que estaban allí.

—Entre ahora, Park —masculló entre dientes Jungkook al ver que Kwan ya había entrado pero Jimin seguía afuera dándoles tiempo mientras derribaba a unos cuantos caminantes. Sin pensarlo dos veces, le haló del cuello de la camiseta para adentrarlo al ala y cerró la puerta una vez Jimin ya estaba a su lado.

Jimin se quejó por la forma en que Jungkook le había tomado como a un niño, pero no protestó. Ahora estaban prácticamente en la boca del lobo y debían estar atentos a cualquier movimiento. Aquel espacio era bastante reducido, solo los llevaba hacia unas escaleras; no había alguna otra salida, por lo tanto solo les quedaba estar preparados para subir y enfrentarse.

El primero en dar un paso fue Jimin, y Jungkook le detuvo tomando su mano para alejarlo de los escalones. El más joven bufó, realmente el teniente no podía pensar que tenía que enfrentarse él solo: —Iré yo primero, joder. Vaya después de mí —susurró bastante malhumorado. Por tal motivo, Jimin decidió acatar sus órdenes, lo que menos quería tener era una discusión.

Así que subieron después de Jungkook. Por su parte el militar estaba completamente absorto en sus sentidos, por tal motivo, cuando llegó al segundo piso no dudó en disparar a tres hombres que estaban discutiendo en una esquina, giró su arma hacia el pasillo que quedaba a la derecha y antes de que un hombre le disparara, él lo atacó primero y este cayó al suelo. Sin perder tiempo, tomó las armas de los hombres muertos y se las dio a Jimin y a Kwan.

Siguió caminando con precaución, esperando que sus botas no rechinaran demasiado contra el suelo mientras encontraba un cuarto para escabullirse. Cuando abrió una puerta al azar se encontró con tres mujeres amordazadas al lado de una pila de cajas. Ellas al verlo, abrieron sus ojos despavoridas y se alejaron al instante, como les era posible. De inmediato, Jungkook abrió la puerta e hizo que los demás entraran para cerrarla a sus espaldas.

—¿Qué hacemos con ellas? —preguntó Kwan con el ceño fruncido. Jungkook se encogió de hombros y Jimin le miró de mala manera.

—No las mataremos. Están amordazadas por algo, Jeon —intervino Jimin, y luego todos se quedaron callados cuando escucharon unos pasos acercándose en el pasillo. No demorarían en darse cuenta de que se habían infiltrado. Jungkook inhaló profundamente antes de abrir la puerta con lentitud y sacó su arma para disparar al hombre que se dirigía al lugar de los cuerpos, para tener todavía más tiempo.

Las mujeres gritaron ahogadas por la mordaza. Jungkook cerró la puerta y les apuntó con el arma sin ningún remordimiento, antes de acercarse de forma intimidante y murmurar: —Si no hacen silencio, tendré que dispararles. Estamos buscando a Goong, ¿dónde está? —preguntó con voz fuerte y autoritaria. Jimin rodó los ojos y se acercó a las mujeres, para alejar el arma que les apuntaba directamente.

—No les vamos a hacer nada. Las liberaremos si nos ayudan —intervino Jimin, con una voz mucho más suave y menos aterradora de la que solía usar Jungkook cuando quería amenazar a alguien. Las mujeres con lágrimas en sus ojos asintieron levemente y Jimin le bajó la mordaza de la boca a una de ellas—. ¿Dónde está Goong? —le preguntó a la mujer que tenía varios golpes sobre su rostro.

—Está con sus hombres en el tercer piso. Nos dejaron a nosotras acá para tirarnos a los muertos... han matado a todos —musitó ella a punto de sollozar allí mismo—. ¿P-pueden sacarnos de aquí? —preguntó, esperanzada. Las otras mujeres observaron a los hombres con súplica en sus ojos y quien finalmente dio la última palabra fue Jungkook.

—Tomen estas armas y lárguense por la puerta trasera. Suerte —respondió Jungkook, entregándoles dos pistolas y un cuchillo con el que comenzó a desatar los fuertes nudos alrededor de las extremidades de las mujeres. Ignoró las palabras de agradecimiento por parte de ellas y dejó que salieran del cuarto antes de ellos.

Jungkook salió de nuevo con el rifle sobre su hombro, caminando ágilmente a lo largo del pasillo antes de encontrar las escaleras que daban al tercer piso. Le hizo una señal a Kwan para que sacara una de las granadas y este la lanzara con fuerza hacia el tercer piso mientras ellos se escondían detrás de una de las paredes. Fue cuestión de poco tiempo cuando escucharon murmullos y luego una advertencia acerca de que había una granada, antes de que esta explotara, dándole la señal a Jungkook de subir luego las escaleras y comenzar a disparar a cualquier cuerpo en el lugar.

Jimin por su parte se encargaba de atravesarles el cráneo para no tener una sorpresa después, y luego se enfrentó a varios hombres que aún desorientados por la explosión, se arrastraban en el suelo en medio del humo para tratar de escapar. Y en algún momento, por el humo y la poca visibilidad, Jimin se separó de Jungkook. Trató de buscarlo pero cada vez más el humo era bastante obscuro y le hacía incluso arder los ojos.

—¿Jungkook? —preguntó sin mucha convicción al ver la espalda de alguien alto y fornido entre el humo. Sin embargo, cuando aquella figura se dispersó hacia él, se dio cuenta que no era el militar y antes de que pudiese defenderse con la catana, esta persona le golpeó con fuerza la cabeza.

Jimin cayó al suelo y jadeó por el dolor en su cabeza, buscó entre el humo su catana pero no podía encontrarla, tampoco tuvo tiempo de que aquel hombre mucho más grande que él, se le abalanzara para golpearlo con fiereza. El joven jadeó cuando el hombre golpeó de seco su caja torácica y le quitó la respiración por un momento. Cuando menos esperó el individuo le tomó del cuello para ahorcarlo y aunque Jimin le golpeara con patadas, el hombre estaba completamente furioso y solo quería partirle el cuello.

De repente, entre sus ojos llenos de lágrimas por la falta de oxígeno, pudo ver que alguien se acercaba a él y cuando esta persona le disparó en la cabeza al hombre que trataba de ahorcarlo, Jimin pudo volver a respirar. Se trataba de Kwan, quien le ayudó a incorporarse del suelo rápidamente y le entregó la catana al joven, la cual había encontrado en el suelo.

—¿Dónde está Jeon? —le preguntó Jimin rápidamente. El hombre negó con la cabeza en respuesta, abrió su boca para decirle algo pero no alcanzó a hacerlo cuando una bala le atravesó la cabeza y le hizo caer al suelo.

Jimin abrió sus ojos conmocionado y se agachó de forma instintiva, visualizando a la lejanía a uno de los hombres directos de Goong, recargando su arma para dispararle. Él sin perder tiempo se recompuso, y empuñando su catana se acercó rápidamente y le atravesó en el pecho con fuerza llena de furia e ira impresa en cada uno de sus movimientos. El hombre tosió sangre sobre la camiseta de Jimin y este aferró aun más la empuñadura para desgarrar hacia arriba del esternón todo el músculo a su paso, antes de sacar la catana y alejarse cuando visualizó una puerta abierta a sus espaldas.

Sin pensarlo dos veces se adentro allí, y no se sorprendió al encontrar a Goong sentado al frente de un escritorio con su típica sonrisa de autosuficiencia, mientras fumaba un cigarro. Jimin percibió un leve movimiento a su espalda cuando entró y sin escatimar, atravesó el cuerpo de otro hombre, quien estaba preparado para dispararle.

Luego sacó el arma que le había dado Jungkook y le apuntó directamente al hombre que seguía empecinado a no tomarlo en serio. De hecho, le sonrió de forma burlesca, haciendo enojar a Jimin. Su sangre comenzó a arder al ver aquellos ojos maliciosos observándolo como si fuera un chiste.

—Dígame dónde está mi hija —dijo Jimin, lo más calmado que podía. Aunque sus dientes rechinaban a cada sílaba que pronunciaba. Estar allí, frente al hombre que le había destruido todo lo que le importaba, le llenaba de cólera.

—¿Para qué? —preguntó con mofa—. Está claro que la comunidad está destruida. No tienen un lugar en donde cuidar de ella. En cambio, mis hombres podrán mantenerla a salvo, ¿no es eso lo que usted quiere para su hija, Park? ¿Seguridad?

—Dígame dónde está o juro que lo mataré ahora mismo —siguió hablando Jimin, mentalizándose en no dejarse afectar por las palabras de aquel hombre. Quitó el seguro del arma, demostrando que no estaba jugando y el hombre ensanchó aún más su sonrisa.

—Está en un laboratorio en Seúl. Si quiere la ubicación exacta, no debería matarme —respondió Goong—. Con la sangre de esa niña, puede haber una cura. Y aunque muera, creo que sería su sacrificio por lo que queda de la humanidad —concluyó, para luego calar profundamente su cigarro.

—¿Usted alguna vez tuvo hijos? —le preguntó Jimin, sin bajar el arma. Sabía que aquel hombre no le serviría muerto, pero quizás había un atisbo de simpatía dentro de aquella actitud sombría y destructiva. El hombre después de pensarlo asintió—. Entonces debe saber que uno hace lo que sea para mantener a sus hijos a salvo. Dígame dónde está mi hija. Es solo una bebé, ¿cómo puede ser tan cruel?

—Disfruto infringir el dolor... —respondió el hombre, dejando caer la colilla del cigarro en el asfalto sucio—. Me encantó que mis hombres hayan asesinado a su hermano. De hecho, el hombre que lo atacó fuera de mi oficina fue quien lo hizo. Me hubiera subido mucho más el ego haber podido acabar con mis propias manos al hombre que siempre lo persigue a usted. No es nada personal, aunque no lo crea. De hecho... —musitó, sacando un arma dispuesto a dispararle a Jimin. Sin embargo este fue más rápido y le disparó en la mano. El hombre gritó por el dolor y maldijo, antes de que Jimin se acercara y atravesara el estómago de Goong.

La sangre comenzó a salir de la boca del hombre y Jimin no pudo alejar la mirada al ver cómo este sufría por sus propias manos. Retorció la espada aún más, logrando que este gritara del dolor. Y finalmente sacó la espada del cuerpo. La sangre comenzó a brotar por la camiseta de Goong, mientras Jimin aprovechó para buscar en los cajones del despacho, encontrando lo que tanto esperaba.

—Esa niña debe sacrificarse por la raza humana. Usted como médico debería saberlo —masculló el hombre, tratando de buscar una salida o un arma para enfrentarse al joven que había encontrado el mapa de Seúl, en donde estaba marcado el punto exacto del laboratorio.

Jimin no respondió, simplemente guardó el mapa en su bolsillo y se dirigió hacia Goong, quien había caído al suelo para recoger su arma. Tomó el cabello azabache del hombre, levantándole su cabeza lo suficiente para verle aquellos ojos llenos de ironía: —Si tuviera más tiempo, usted tendría la peor de las muertes. Pero vengaré a la que me destrozó por dentro, y para siempre —confesó, apretando sus labios en una fina línea y finalmente cuando el hombre sonrió mofándose de la muerte de su hermano, le atravesó el cuello con la catana.

De la misma forma en la que él había mandado a hacer con su hermano. Jimin dejó caer secamente la cabeza del hombre contra el asfalto ya completamente sucio de la propia sangre de este, y antes de irse de la oficina, escupió sobre el cuerpo inerte.

Ahora solo debía encontrar a Jungkook, ir a buscar a Jade y quizás encontrar algún lugar lo suficiente bueno para protegerse con el tiempo.

El próximo capítulo es el penúltimo, vamo' a llorar.

Vuelvo a aclarar que no hay segunda temporada. Por algo la fic es demasiado larga xd.

Ya que nos quedan últimos capítulos, quisiera saber; ¿cuál ha sido su capítulo favorito? ¿Cuál ha sido su momento favorito? ¿Tienen alguna frase que les haya gustado mucho? Quiero leer todo lo que piensan 🥺🖤.

Entre más rápido voten y comenten en este cap, prometo subir el siguiente entre semana 😏.

Besos.

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