Quinto Capítulo.

05.


Jungkook lo miró también sorprendido. El lugar se quedó en sumo silencio, incluso Hoseok y Jackson dejaron de repartir ciertas provisiones, observando qué ocurriría después. Jimin parpadeo varias veces, tratando de asimilar aquella acción estúpida que había ejecutado.

—S-señor Jeon... —balbuceó nervioso cuando Jungkook se acercó con zancadas pesadas y precisas para luego tomarlo del cuello con sus dos manos y levantarlo del suelo.

—¡No, por favor! —Taehyung se acercó histérico a la escena, con el pavor surcando sus ojos. Viendo cómo a su hermano le estaban obstruyendo la respiración—. ¡Perdónelo, señor Jeon, por favor! —volvió a suplicar y cuando llegó al lado de Jungkook para comenzar a zarandearle, Hoseok intervino y lo sacó de la escena.

—Calma, Jungkook, no puedes matarlo —había dicho Hoseok, sin siquiera tocar el cuerpo de su amigo, quien apretaba su quijada demostrando que la fuerza que estaba ejerciendo en el cuello del joven de cabello rubio era bastante fuerte.

El salón se llenó de las súplicas de Hoseok hacia Jungkook, los sollozos de Taehyung, y los gritos obstruidos en la garganta de quien se estaba quedando sin respiración. Su rostro comenzaba a tener un tono más grisáceo. Las mujeres del grupo comenzaron a temblar y se abrazaron, apartándose lo más lejos de la escena, el otro hombre al que le decían Lee parecía no importarle el futuro de aquel joven y Jackson estaba atento a cualquier nuevo movimiento de Jungkook.

—Ese no eres tú, Jungkook. No lo hagas —esta vez Hoseok, posó su mano sobre el brazo extendido de Jungkook y finalmente el militar soltó el cuello del joven dejando que cayera sin aliento sobre el frío y sucio asfalto.

Jungkook tronó su cabeza mientras pisaba a su lado la colilla del cigarrillo que había tirado antes de comenzar a asfixiar a Jimin. Inhalando y exhalando profundamente, miró en el suelo a Jimin quien tosía tratando de ser ayudado por su hermano, el cual lloraba tratando que su hermano pudiese respirar con normalidad.

—La próxima vez que siquiera me golpee juro que le partiré el cuello —dijo—. Aunque no creo que haya una segunda vez. Coja sus cosas y se va de este lugar ahora mismo. Y usted... pequeño mocoso —se dirigió al adolescente que ayudaba a recomponer del suelo a su hermano—. Los pecados de la familia son pagados en carne propia. Tienen ambos diez minutos para largarse, cuando vuelva espero no volver a verlos —sentenció y salió enojado del salón, seguido por Hoseok y Jackson que le decían que debía reconsiderar su decisión.

—P-perdón —balbuceó Jimin, tratando de respirar lo mejor que podía, en ese momento las dos mujeres se acercaron con una botella de agua para ayudarle—. Te he fallado Taehyung... —aceptó la botella de agua y tomó con dificultad.

—Estaremos... estaremos bien —respondió Taehyung tratando de no trastabillar con sus propias palabras por culpa de haber llorado—. Encontraremos una forma de sobrevivir, quizás... podemos encontrar un hogar.

Jimin abrazó a su hermano, comenzando a llorar. Por sus reacciones precipitadas había arruinado todo lo que habían conseguido con su hermano para poder sobrevivir, ahora su futuro era bastante incierto. Por su culpa tendrían que salir a una ciudad que siquiera él conocía porque no solía salir de Busan. Se reincorporó con ayuda de Taehyung y la mujer mayor que reconocía como Jongsun. La mujer le miraba con lastima, más no dijo nada y se quedó a un lado junto a su hermana.

Juntos con Taehyung recogieron varias cosas en sus respectivas mochilas, unas cuantas sábanas y de paso, tomaron varias provisiones dejadas por Hoseok y Jackson. Jimin siquiera le importaba que se dieran cuenta de ello, no podrían hacerles algo peor que echarlos a la calle en una ciudad atestada de caminantes a su suerte. Tomando de la mano de su hermano, se despidió de las mujeres con un simple gesto y decidió salir del salón para poder encontrar la salida.

No había señales de Jeon, Jung, ni Wang por lo que agradeció Jimin, y sin soltar de la mano a su hermano, caminó a través de un largo pasillo que reconocía a tiendas como el que habían traspasado en la madrugada para poder llegar al salón que les había sido asignado. Jimin detuvo su paso, cuando divisó una pequeña caja de cartón a una de las esquinas y sin pensarlo dos veces se acercó para visualizar el contenido. En ella había varios cuchillos y navajas, y Jimin después de cerciorarse que el pasillo estaba desierto, tomó un cuchillo y dos navajas, dándole una a Taehyung para que la guardase en su bolsillo y Jimin escondiera una en su pantalón, decidiendo guardar el cuchillo más grande dentro de su mochila.

—Vamos —murmuró Jimin volviendo a tomar a su hermano de la mano, llevándolo directamente a una puerta que, al empujarla, daba pasó a la luz del día y al estacionamiento en donde yacían la vagoneta y camioneta del anterior grupo de Jimin y Taehyung, además de un bus grande y dos camiones militares.

Taehyung de inmediato se escondió tras la espalda de su hermano mayor, al darse cuenta de que varios militares y personas desconocidas estaban allí, comiendo de unas latas de alimentos perecederos en una pequeña mesa. Jimin se detuvo solo a unos cuantos metros, bastante nervioso de la reacción de aquellos desconocidos.

—¿Ustedes son del grupo de Jeon? —preguntó uno de los militares, quien tenía una profunda cicatriz que atravesaba desde su frente del lado derecho hasta su mejilla del lado izquierdo, su piel estaba bastante quemada y descuidada, y entre sus dientes colgaba un cigarro. Los músculos sobresalían de su camiseta color verde oliva y estaba seguro Jimin que, si ese hombre llegara a pegarle, estaría muerto al instante.

—Sí... sí, señor, bueno... ya no lo somos. Mi hermano y yo nos iremos. Muchas gracias por el hospedaje, realmente les agradezco su ayuda. Quisiera saber por dónde podríamos salir —respondió titubeante Jimin, inclinando su peso sobre su pierna derecha, demostrando su nerviosismo, incluso el temblor que percibía del cuerpo de su hermano, no le ayudaba a mantener el contacto visual con ese hombre.

—A Woo no le gustará mucho escuchar eso... —murmuró el otro militar quien era aparentemente más joven que su compañero, a excepción que este lucía mucho más delgado, de piel pálida y ojos bastante analizadores. A Jimin no le producía tanto temor como el militar de la notoria cicatriz sobre el rostro.

Las otras siete personas quienes yacía sentadas alrededor de la mesa no prestaron mucha atención y siguieron comiendo de su respectiva ración. El hombre de la cicatriz suspiró y asintiendo a las palabras de su compañero, se levantó del asiento caminando directamente a los dos hermanos que lucían temerosos por el acercamiento, Taehyung bajó la mirada a sus pies y Jimin elevó su mirada para poder mantener la postura frente al hombre que medía más de un metro noventa de altura. Jimin pasó saliva, esperando no haber ofendido a aquel señor de apariencia tosca y robusta.

—Ustedes ya hacen parte de nuestro grupo, por lo tanto, tienen primero que hablar con el General Woo... además, aunque no sea de mi incumbencia, ¿realmente ustedes quieren irse del grupo? —preguntó observándolos de forma analítica y una sonrisa surcó por sus labios—. ¿Siquiera saben matar a uno de ellos? —le preguntó de forma retórica.

—En la cabeza... —respondió en un murmuro Taehyung a las espaldas de Jimin, logrando que el hombre sonriera aún de forma más abierta.

—Has pasado el examen, niño, ahora ¿por qué mejor no me acompañan donde el jefe? —preguntó y simplemente Jimin se encogió de hombros—. Pero primero, cojan algo de la mesa, parecen no haber comido aún —les indicó moviendo su cabeza en dirección del comedor y aunque Taehyung fuese lo bastante tímido, fue el primero en tomar una lata de sardinas en sus manos.

—Muchas gracias —murmuró Taehyung, y de paso tomó una de las tostadas que estaban sobre un plato de madera. En cambio, Jimin, se limitó a tomar un paquete de galletas y las comió rápidamente.

En cualquier momento volvería Jungkook y se daría cuenta que tomó varias de las provisiones que Hoseok y Jackson dejaron en su salón correspondiente. Definitivamente no querría que esta vez le partiera el cuello.

—¿Podemos hablar ya con el señor Woo? —preguntó Jimin impaciente cuando siquiera Taehyung había terminado la mitad de la lata de sardinas, por tal motivo las comisuras de su boca se encontraban sucias por la salsa del alimento. El militar de la cicatriz levantó una ceja de forma retórica y sin más se levantó.

—Supongo que sus planes podrían cambiar —comenzó a hablar cuando caminó en dirección contraria al salón en donde se habían hospedado—. El jefe está empecinado en que la raza humana debe seguir junta para sobrevivir, así que, no sé por qué quieren irse si aquí estarán a salvo, y desde mi opinión... ustedes no se ven muy entrenados para que sobrevivan solos.

Jimin siquiera parpadeo, no quería demostrar cuánto le afectaron las palabras de aquel desconocido, porque tenía toda la razón. Si no hubiese golpeado a quien parecía hacer las reglas en aquel pequeño grupo, no tendría que irse por completo del grupo más reforzado que se estaba formando.

Caminaron por un largo y estrecho pasillo, pasando varios compartimientos y puertas que se mantenían cerradas hasta que llegaron frente a una puerta blanca. El militar golpeó esta, esperando que se les permitiera pasar y cuando fue dada la señal, los tres entraron a un despacho nada improvisado. Jimin analizó rápidamente la instancia, suponiendo que se trataría antes de la oficina del gerente del lugar. Al parecer era una bodega de ferretería, sin embargo, era bastante grande.

—General Woo, los jóvenes presentes quieren hablar con usted —dijo el militar con una postura rígida en signo de respeto a su mayor. El señor Woo, se encontraba revisando lo que pareciese un mapa de Corea del Sur, este levantó su rostro y bastante serio asintió.

—Está bien, Ma Dongseok, puede retirarse —respondió manteniendo la compostura, y antes de darle una última vista a los dos hermanos, salió mientras negaba con la cabeza.

Ahora Jimin no se sentía tan seguro de decir sus verdaderas intenciones al estar frente a un militar veterano. El hombre se inclinó contra el espaldar de la silla y señaló las dos sillas que yacían frente al pequeño escritorio. Ambos hermanos asintieron, sentándose con dubitatividad en los asientos correspondientes.

—Creo que no nos conocemos, perdón no haber hablado directamente con ustedes. Mi nombre es Woo Sangho, era responsable del campamento militar en donde se encontraban los tenientes Jung, Wang y Jeon, quienes han sido mis mejores aprendices, debo admitir —dijo, tomando una actitud más relajada—. Este grupo comencé a formarlo desde el primer día que sucedió todo esto, algo que cambio el país radicalmente. No obstante, aquellos tres aprendices salieron sin decir explicaciones para buscar a sus propias familias, aunque me alegro de que nos hayamos vuelto a encontrar. Todos hemos perdido a alguien, hemos perdido nuestro hogar... nuestra seguridad. Y espero que en este grupo se pueda crear eso que tanto buscamos; una segunda oportunidad. Bienvenidos.

Jimin observó de reojo a su hermano que comenzaba a cerrar los ojos, y de forma disimulada le pellizcó la pierna para que pudiese volver a recomponerse.

—Me gustaría saber sus nombres, y bueno, qué hacían antes de que todo esto ocurriera —sentenció, observando cómo el más joven en frente de él parpadeaba para no sucumbir al sueño, sin embargo, prefirió ignorarlo.

—Señor Woo, mi nombre es Park Jimin y él es mi hermano menor Taehyung —respondió Jimin, comenzando a jugar con sus manos con nerviosismo—. Somos de Busan, soy estudiante de medicina, bueno... era. Nuestra madre falleció, así que solo quedamos los dos —el militar asintió escuchando cada una de sus palabras.

—Un médico —dijo bastante pensativo—. Ninguno de los miembros hasta ahora lo es, me alegro de que esté con nosotros, Park Jimin y por supuesto también lo estamos con Taehyung, quien supongo iba en secundaria —Taehyung asintió varias veces.

—No alcancé a ser médico, señor Woo... todavía me esperaban varias clases y la residencia en el hospital de último año —respondió Jimin encogiéndose de hombros—. Lamento si lo ha comprendido de forma errónea.

—¿Alcanzaste a asistir a rotaciones en el hospital? —preguntó y al ver que Jimin asintió, prosiguió—. Bueno, ahora usted Jimin se ha vuelto en un miembro bastante importante. No podemos saber que nos depara en el camino de aquí al paralelo 38. Muchas personas podrían salir heridas y si alguien sabe cómo manejar una aguja e hilo es más que bienvenido, y bueno, ¿de qué necesitaban hablar conmigo? —preguntó finalmente.

—Lo que sucede, señor Woo, es que he tenido un altercado con el militar Jeon Jungkook y él bueno... ha decididó que es mejor que tanto Taehyung como yo nos marchemos —respondió Jimin con sinceridad. Si aquel hombre lo consideraba ahora importante por sus estudios, tomaría provecho de ellos y trataría lo más que pudiese de permanecer en el grupo. El hombre al escuchar aquellas palabras soltó una profunda carcajada y Jimin frunció su entrecejo.

—Ya veo quien fue el que le ha dejado un fuerte hematoma en la cara a Jeon —dijo todavía bastante risueño por la información—. Jeon me comentó por encima que un pequeño revoltoso había pasado sobre él. La verdad aún no estaba acordada la fusión total de los grupos, pero ya que se ha acordado que por mi rango seré el jefe de esta unión, no dejaré que los dos se vayan. Hablaré con Jeon. Si esas son sus cosas es mejor que vuelvan a dejarlas en el salón, hoy comenzarán las clases de defensa personal y tú, pequeño Park —señaló al joven que trataba de mantenerse despierto—. Si no te quedas atento a la clase del coronel Ma Dongseok... probablemente estarás vetado de los postres que reparte los viernes —Taehyung abrió sus ojos sorprendido y negó de inmediato.

—No lo haré, señor... digo General Woo —respondió Taehyung—. Y muchas gracias.

El general asintió bastante carismático y los dos hermanos se levantaron de sus asientos antes de dar una venia frente al militar. No obstante, antes de salir de la oficina, escuchó como el general le dedicaba otras palabras.

—Joven Park —le llamó y Jimin giró a verlo de inmediato—. Aunque voy a interceder por ustedes esta vez, probablemente la próxima vez no podré hacer nada si vuelve a golpear al teniente Jeon, ¿entendido? —le informó con seriedad y Jimin asintió.

—No se preocupe, general Woo. Muchas gracias por la oportunidad —y diciendo esto salió de la oficina.

Cuando volvieron al salón, al parecer la suerte de Jimin no parecía seguir intacta después de que el jefe del grupo le dejara quedarse. Allí frente a él se encontraba Jungkook sentado sobre una silla, observándolos con detenimiento. Un cigarro colgaba entre sus labios y después de dar una profunda calada y exhalar el humo, habló.

—Pensé haber sido claro con ustedes —dijo Jungkook, levantándose de la silla y Taehyung por inercia se quedó de espaldas a Jimin. Se acercó con pasos firmes, y aunque Jimin tratase de que en su cuerpo no se notara el leve temblor por el nerviosismo, estaba seguro que en sus ojos se demostraba el pavor que se apoderaba de todas sus emociones—. La próxima vez, que usted llegue a pasarse de listo conmigo... —murmuró cerca del rostro de Jimin—. Le destrozaré esa carita de porcelana, ¿de acuerdo? —preguntó tomando de nuevo una profunda calada del cigarro, y al ver que Jimin asintió, se inclinó lo suficiente para quedar a la altura del joven, para soltar el humo en el rostro de este, logrando que el de más baja estatura cerrara los ojos y comenzara a toser—. Soy un hombre de palabra, y siempre cumplo lo que digo.

Cuando Jungkook se alejó de su cuerpo y salió del salón fue hasta ese momento en que Jimin pudo volver a respirar con normalidad y dejar de sentirse ofuscado. No sabría cómo podía aguantar la humillación, que estaba seguro, sufriría por el teniente Jeon Jungkook.


**

Bájale un cambio Jungkook uwu.

¡Espero que les esté gustando la historia! Si es así no olviden dejar su bello voto y comentario.

¿Creen que Jimin aprenderá rápidamente a combatir? ¿Creen que la relación entre Jimin y Jungkook mejorará pronto?

Besos.

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