Quincuagésimo sexto Capítulo.
56.
Las imágenes pasaron frente a los ojos de Jimin como si se tratase de una pesadilla. No sabía realmente en qué momento Jungkook le obligó a alejarse del cuerpo de su hermano cuando este comenzó a convertirse. Jimin se mantenía simplemente aferrado al cuerpo de Taehyung, ignorando el hecho de que minutos después sus articulaciones comenzaron a reaccionar de forma involuntaria, pero no quería dejar de abrazarlo. No podía alejarse de él.
Escuchaba murmullos, y finalmente en el momento en que Jungkook lo tomó en brazos fue cuando pudo alejarlo de Taehyung, quien había abierto sus ojos completamente obscuros, al igual que su boca en búsqueda de su nuevo propósito; encontrar carne e intestinos. Jimin en ese momento se aferró a la camiseta del teniente, sin poder creer lo que veía ante sus ojos. No podía concentrarse en alguien más sino en el cuerpo convertido de su hermano.
Pudo divisar que quien se encargó de darle un fin completo a su hermano, fue Hoseok. Antes de que Taehyung comenzase a arrastrarse en búsqueda de alimento, el teniente Jung tomó de los mismos bolsillos del menor, un cuchillo para atravesarle el cráneo mientras sollozaba y murmuraba cosas, las cuales para Jimin eran completamente inentendibles. En ese momento, aún bastante ido de la realidad, vomitó.
Sentía los brazos de Jungkook aferrándose a su cuerpo para ayudarle a sostenerse. Cuando no tuvo más alimento que devolver y su anatomía dejó de sacudirse, fue cuando el militar le acercó lo poco que les quedaba de agua. Sin embargo, Jimin ni siquiera podía tomar la botella de plástico entre sus manos. Por tal motivo, Jungkook trató de ayudarle a beber cortos sorbos para evitar que el joven se desmayara en el lugar, y sin escatimar tiempo, volvió a tomarlo en brazos sin ningún esfuerzo para comenzar a caminar los pocos metros que faltaban y poder llegar al vehículo.
Jimin se aferró a los omóplatos del teniente mientras observaba hacia atrás cómo Seokjin se encargaba de ayudar a caminar a Hoseok y el señor Kwan levantaba el cuerpo inerte de Taehyung para retirarse del lugar rápidamente antes de otro ataque.
El camino de vuelta fue demasiado rápido para Jimin porque pasaba cada momento como un espejismo. Pensaba aún que era una pesadilla, y seguía aferrándose a la camiseta del militar, en donde reposaban sus lágrimas y su saliva. Sabía que estaba en la parte de adelante del vehículo sobre las piernas de Jungkook, y para evitar ver el rostro de su hermano que yacía en la parte trasera sobre las piernas del teniente Jung, prefería esconder su rostro entre el cuello y las clavículas del militar, quien trataba de consolarle, acariciando levemente la zona de su espalda, pero se mantenía en silencio.
Se refugió en aquella zona, incluso cuando ya habían llegado a la comunidad. Jungkook le había recostado en la cama principal, y le había arropado con la sábana, sin importar que aún seguía el calor de verano a punto de terminar. Pero lo había hecho porque Jimin tiritaba de frío, aun cuando la humedad era bastante alta. El teniente se quedó a su lado hasta que el joven se quedó completamente dormido, antes de levantarse y abrir la puerta cuando esta fue golpeada. Y lo primero que encontró fue a Joohyun y a Jade frente a la puerta.
Jungkook le saludó con un asentimiento, se podía percibir por el semblante de la mujer que ya sabía lo que había sucedido. La niña corrió hacia él para abrazarle las piernas y Joohyun solo pudo pronunciar un sincero pésame por lo que ocurrió. El teniente trataba de demostrar que apreciaba que hubiese cuidado a Jade todo el día, sin embargo, realmente no creía que Jimin debía recibir visitas en ese momento. Y ella lo comprendió por el semblante que denotaba el militar.
—Cualquier cosa que necesiten... si quieren que Jade se quede conmigo, no hay ningún problema —murmuró Joohyun. Jungkook lo consideró, sin embargo, sabía que quizás Jade sería una distracción y también representaba un soporte para Jimin. Por tal motivo negó con la cabeza.
—Estaremos bien. Gracias —respondió el militar, tratando de no responder de manera cortante. Ella asintió antes de alejarse y finalmente, el teniente se concentró en la niña, la cual en quejidos trataba de expresarle lo que sentía—. Es hora de que duermas. Mañana tienes que ir a estudiar, mocosa.
Jungkook preparó algo de comer, y se encargó de que Jade comiera por lo menos la mitad de su ración antes de prepararla para que se durmiera en la habitación vacía. Le arrulló lo suficiente hasta que ella se quedó profundamente dormida antes de llevarle comida a Jimin, quien estaba enrollado entre la sábana sollozando entre la almohada sin descanso alguno. El teniente se sentó a uno de los costados con el plato de alimento entre sus manos, antes de tocar el brazo del joven para acaparar su atención.
—Debe comer algo, Park —murmuró Jungkook con el entrecejo fruncido. Estaba bastante agotado, y realmente trataba de mantenerse al margen porque sabía que Jimin afrontaba un momento difícil. Pero el joven se mantuvo en silencio, solo manteniendo que su aflicción saliera a través de sus lágrimas y sollozos entrecortados. El teniente dejó salir un suspiro, decidiendo dejar el plato de comida sobre la mesa a un lado de la cama, sin saber qué hacer.
Por tal motivo se recostó en el lado vacío, observando el techo de la vivienda y acompañando a Jimin. Expresarse con palabras no era fácil para Jeon Jungkook, por esa razón decidió quedarse en silencio, viendo cómo el joven seguía sollozando. Y en algún momento, ambos se quedaron dormidos al lado del otro.
(...)
Para Jimin todo lucía como una pesadilla. No asimilaba el hecho de ver cómo enterraban a su hermano en el jardín trasero de la comunidad en presencia de todas las personas, quienes le habían dado su pésame y también lucían desconcertados por lo que había sucedido. El joven apenas podía mantenerse en pie mientras seguía sollozando, dejando de lado el hecho de que se sentía sin energías. Jungkook se había mantenido a su lado cada momento, y le había pasado varios pañuelos para que pudiese limpiar las lágrimas que caían sobre sus mejillas pálidas.
Jade estaba a uno de los costados del militar, quien la sostenía de la mano. Eventualmente observaba a su padre Jimin con incertidumbre sobre su rostro, sin poder comprender exactamente qué estaba sucediendo y porqué él estaba llorando desconsoladamente. Hubo varias veces en donde ella trató de llamar su atención, halándolo de la mano, sin embargo, Jimin estaba bastante tan absorto de la realidad que no era capaz de voltear a mirar a la niña. Jungkook le sonrió a Jade, tratando de darle ánimos y para que ella no hiciera pucheros porque su padre no le ponía atención.
Finalmente cuando la ceremonia acabó, Hoseok se acercó para sentarse a un lado de la tierra en donde habían enterrado a Taehyung, quedándose allí también sollozando por la pérdida de su compañero. Jimin por su lado, fue el primero en alejarse. No quería quedarse allí por más tiempo. Jungkook le siguió después de unos instantes, tratando de alejar las manos de Jade de su cabello largo porque había decidido cargarla minutos antes. La niña se carcajeaba porque Jungkook simulaba que iba a morderle las manitas como juego, pero al mismo tiempo ella trataba de llamar a Jimin con quejidos.
—Papá no está bien, mocosa —le explicó el militar al ver la mirada desilusionada de la niña al ver que Jimin seguía su paso preciso de nuevo hacia la vivienda, sin prestarle atención—. Y por eso es que debes comportarte bien, ¿de acuerdo? —la niña le observaba con sus ojos completamente abiertos y asintió—. Eso significa; no salir a jugar con el vecino.
La niña no se quejó. Jungkook tomó como una ventaja que ella dejase de juntarse con ese niño que tenía el peor peinado del mundo. Aferrando bien a Jade entre sus brazos, entró a la casa, dándose cuenta de que Jimin se había vuelto a encerrar en la habitación principal. El militar maldijo entre dientes al darse cuenta de que durante un largo tiempo debía cuidar de la niña por sí mismo. Así que, le preparó lo primero que encontró, le dijo que podía ponerse a jugar con sus muñecas o dibujar. Después entró a la habitación principal, luego de romper la chapa de la puerta porque esta estaba con seguro.
Solo lograba ver por las cortinas cerradas que obstruían la visibilidad de la estancia, la figura de Jimin bajo las sábanas. No escuchaba los fuertes sollozos como antes, sin embargo, sabía que él seguía llorando lo más bajo que podía. El militar no sabía qué hacer o qué decir realmente. Él sabía que estaban en medio del apocalipsis y que en cualquier momento alguien podría fallecer, la última vez que sufrió por la muerte de alguien fue por Lee. Desde ese momento, se había vuelto más evasivo a enfrentar sus verdaderas emociones.
Decidió sentarse a los pies de la cama y llevó su mano hacia las piernas cubiertas de Jimin para acariciar levemente la zona. Trataba de ser el mejor soporte posible para el joven, aun cuando sabía que su actitud no era la mejor, ni la más comprensiva. Momentos después, Jimin se sentó sobre la cama y le observó con unos ojos completamente hinchados, ojeras bastante pronunciadas y labios agrietados.
—Quiero estar solo —murmuró Jimin. Jungkook frunció su entrecejo, realmente pensaba que eso era lo menos que quería el joven—. Cuide de Jade.
El teniente al escuchar aquellas palabras de inmediato debió haber abandonado la habitación, sin embargo, sabía que Jimin no era una persona solitaria, tampoco creía que era buena idea que se quedara solo. Negó con la cabeza, acercándose más al cuerpo de Jimin, antes de responder: —No voy a irme.
Jimin le observó de la forma más cruda y seria que alguna vez le había visto desde que lo conocía. Jungkook mantuvo también un semblante taciturno, demostrando que no iba a dejarlo por su cuenta. No cuando por primera vez en mucho tiempo sentía una opresión en su pecho al ver el sufrimiento en los ojos de quien había sido su compañero por una larga travesía de supervivencia: —Dígame ¿qué tengo que hacer para que por primera vez haga lo que yo le pida, Jeon? Acaban de asesinar a mi hermano. Tenga un poco de empatía por lo menos —le reprochó Jimin con una mueca de disgusto antes de volver a recostarse, cubriendo su cuerpo con la sábana—. Sé que a usted no le importaba mi hermano, hasta creería que no era de su agrado pero... por lo menos, déjeme por primera vez en paz.
Jungkook apretó la mandíbula, bastante disgustado por las palabras de Jimin. De igual manera formó sus manos en puños, tratando de dispersar su enojo. Trató de calmarse. Realmente trató de no ser un idiota completo y de no responderle de manera hiriente a Jimin por la circunstancia que estaba pasando. Y cómo si fuese algo difícil para él, decidió acostarse a espaldas del joven, antes de pasar sus brazos alrededor de la cintura de este para abrazarlo con fuerza.
—No pienso dejarlo solo, Park —contestó Jungkook con la voz más calmada que podía formular—. Lamento mucho lo que le pasó a su hermano. Perdón por no haberme dado cuenta que alguien nos estaba siguiendo, y aun lamento mucho más no haber podido asesinar a quién le lanzó la flecha.
Jimin se giró y de inmediato escondió su rostro entre el cuello del militar antes de comenzar a llorar de una forma desgarradora, aferrándose a la camiseta de este. Su cuerpo se removía por el lamento y Jungkook le abrazó con mayor fuerza.
—Ha.... ha sido mi culpa —balbuceó Jimin con hipidos—. Usted me había advertido que no debía tener piedad por nadie. Y yo... lo hice con una mujer. E-ella no se veía mala persona. Pero fue por ella que nos halló el jefe del almacén —expresó bastante afligido por recordar los momentos previos a la tragedia—. Él me preguntó si había alguien más conmigo y yo le mentí... le dije que no, pensando que los mantendría a salvo. Mencionó que no le gustaban las mentiras y.... es que yo... no pensé que algo así hubiese podido pasar —concluyó, hipando con fuerza.
Jungkook le escuchó atentamente. Sabía algunos detalles de lo que había ocurrido porque Hoseok le había contado lo que sucedió en el lugar, sin embargo, no sabía todavía la versión de Jimin. Y verle allí destruido porque además de la muerte de su hermano, se sentía culpable de que aquello hubiese sucedido, le hizo incrementar el cólera contra el jefe del almacén. Dejó salir un profundo suspiro antes de alejarse lo suficiente para enfrentar la mirada destruida de Jimin.
—No voy a enojarme por su error, Park. Pero realmente sí me molesta el hecho de que piense que la muerte de su hermano es su culpa. La culpa la tiene ese hijo de puta, a quien juro matar con mis propias manos para poder tener paz —respondió Jungkook, mientras llevaba su mano derecha hacia el rostro de Jimin y alejaba los mechones húmedos por las lágrimas de este, fuera de su campo visual—. Le prometo que voy a matarlo.
—Nada me haría sentir mejor que eso, Jeon. Pero... mi hermano ya está muerto, y no volverá —contestó Jimin, bajando su mirada para volverse a esconder entre el cuello cálido del teniente—. Y-yo le había prometido a él traer al teniente Jung para que pudiese estar tranquilo. Pero ahora el teniente Jung está aquí y Taehyung no.
Jungkook trató de calmarlo, lo mejor que podía. Mientras pensaba en todo lo que le había contado su mejor amigo, respecto al trato que había hecho Jimin para lograr que los liberaran, y lo que las palabras de ese hombre llegarían a repercutir en la seguridad de Jade y Jimin. Él no iba a dejar que algo les ocurriera. Y entonces, cuando su enojo no pudo incrementar más, escuchó que alguien golpeaba la puerta.
—Vaya, Jeon... yo quiero dormir —intervino Jimin, alejándose y volviendo a darle la espalda. Jungkook gruñó bastante molesto. La persona que fuese, y estuviese visitándolos después de un suceso como ese, debía estar fuera de sus casillas y probablemente recibiría una amenaza de muerte cuando el teniente le recibiera.
Cuando abrió la puerta y no encontró a nadie, un bajo quejido con convicción le hizo agachar la mirada. Encontrándose de nuevo con su otro dolor de cabeza; Min Yoongi. Quien le observaba bastante tímido, con un suéter y pantalón formal aun cuando hacía más de treinta grados, sin mencionar el doble de cantidad de gel en su cabello. Jungkook definitivamente quiso cerrar la puerta hasta que el niño habló.
—Buenas tardes, señor Jeon. Lamento lo que ha sucedido, también quisiera expresarle mis condolencias al señor Park por su pérdida. Pero comprendo que se encuentre indispuesto —dijo Yoongi con un semblante nervioso. Jungkook llevó la lengua contra su mejilla, pensando que incluso el mocoso tenía mejor léxico que él—. Quisiera saber... si es posible que Jade pueda jugar conmigo en el parque.
Jungkook rodó los ojos en ese preciso instante. No había conocido a alguien tan perseverante como lo era aquel niño de ojos pequeños y mejillas regordetas. Incluso cuando el día anterior también le había pedido permiso para poder salir a jugar con Jade, el militar le había cerrado la puerta en la cara después de un rotundo no.
—Mi hija está haciendo sus tareas, mocoso. No es horario para salir a jugar —respondió de forma tajante el teniente antes de cruzarse brazos y observar de mala forma al pobre niño que jugaba con sus dedos—. Por cierto, ¿no hay otras niñas a las que pueda invitar a jugar? —el niño sonrió bastante inquieto, y de repente sus mejillas se tornaron sonrojadas. Eso no fue una buena señal para Jungkook.
—Señor, Jeon. Me gusta pasar el tiempo con ella —confesó rápidamente. Jungkook en ese momento sintió como si le hubiesen tirado un balde de agua fría en la cabeza. No podía realmente creer que aquel niño a la poca edad que tenía tuviese las agallas de decirle aquello—. Prometo no demorarnos mucho en el parque, la volveré a traer a la hora que usted quiera.
En ese momento Jungkook escuchó los pequeños pasos de Jade bajar por las escaleras de forma rápida y, pasó saliva. Ahora quién estaba angustiado era él. Nunca se había imaginado estar en aquella situación. De inmediato se interpuso entre la puerta y la niña que lucía sonriente en búsqueda de su amigo. Jungkook en ese momento pensó que no había peor sentimiento que aquel, el dejar que tu hija se fuera con un cualquiera.
—¿A dónde vas mocosa? Te dije que hicieras las tareas —intervino Jungkook observándola con el entrecejo fruncido. La niña se quedó estática sobre el lugar, tratando de asimilar lo que él le decía. Se suponía que solo estaba jugando y dibujando. No precisamente haciendo los deberes—. Ve a tu cuarto ahora.
Jade empezó a responderle con sus manos y haciendo leves quejidos, tratando de persuadirlo. Sin embargo, al ver la decisión que demostraba Jungkook en su actitud, le hizo trazar sobre su rostro un puchero antes de obedecerlo. No sin antes sacarle la lengua. El teniente volvió a girarse para encarar a Yoongi y, bastante malhumorado le dijo que Jade no saldría y que no insistiera.
Y después, subió para abrazar a Jimin el resto del día. Sin darse cuenta de que Jade aprovechó su descuido para escabullirse y salir con su amigo.
Jimin al despertar, decidió tomar una larga ducha y cambiarse de ropa. Observó de soslayó el cuerpo del militar antes de salir hacia la cocina para hacer algo de comer. Aunque realmente no quería alimentarse, su estómago le protestaba que comiera algo. Y en silencio se dispuso a comer un plato de legumbres mientras trataba de no recordar lo que había sucedido. Sentía un dolor en su pecho demasiado grande. De misma manera, la impotencia le carcomía y dejaba de vez en cuando que nuevas lágrimas salieran de sus ojos completamente hinchados. Y bufó cuando alguien golpeó la puerta.
Realmente no quería hablar con nadie, ni escuchar otro vacío pésame. Lo que quería era volver a acostarse y enfrascarse en su dolor hasta no sentir nada. No obstante, al ver a la madre de Yoongi, trató de recomponerse y limpiar las lágrimas secas de su rostro. La señora le observó comprensiva y con una sonrisa nerviosa.
—Hola, Jimin. No pensaba venir a molestarte después de lo que sucedió. Pero solo quería venir a preguntar si aquí está mi hijo —le preguntó ella. Jimin parpadeó tratando de asimilar la situación y miró hacia su reloj, dándose cuenta de que eran más de las diez de la noche—. Se supone que estaba en su cuarto pero no está allí, y no dude en venir aquí.
—No, señora Min. Él no está aquí —respondió Jimin con convicción en sus palabras. No necesitaba inspeccionar la vivienda porque sabía que Jungkook no dejaría entrar ni quedar al amigo de Jade—. Quizás está en el parque.
—Vengo de ese lugar. Varias personas dijeron que lo vieron jugar con Jade, y por eso vine a preguntar por él —aclaró ella, ahora tornando su semblante en uno bastante preocupado. Jimin frotó sus ojos antes de cuestionarse si Jungkook había dejado salir a Jade. Y en ese preciso momento, cómo si el teniente supiera que era requerido en el porche, el militar bajó las escaleras apenas con un pantalón a medio vestir y con una mirada somnolienta.
Jimin se giró para llamarlo con la mano antes de que este entrara a la cocina. Jungkook hizo una mueca con su boca antes de acercarse con bastante pereza y al ver a la madre del dolor de su cabeza personal, estuvo a punto de decirle que alejara a su hijo de Jade o habría consecuencias.
—¿Dejó que Jade saliera con Yoongi? —le preguntó de inmediato Jimin. Su voz era suave e incluso demostraba lo agotado que se encontraba, esperando evitar una nueva preocupación. El teniente negó—. La señora Min ha venido a buscar a Yoongi, porque fue al parque y le han dicho los vecinos que lo vieron jugar con Jade en el lugar.
Jungkook abrió sus ojos bastante conmocionado al escuchar aquello, dando pasos dubitativos hacia atrás antes de volver a subir las escaleras y buscar en la habitación en donde se suponía que Jade debía estar. Al entrar solo encontró los juguetes y hojas a medio colorear esparcidas sobre el suelo, así que buscó en todos los lugares de la segunda planta y después bajó para buscar en la sala. Nada. Jade no estaba.
Al principio se sintió bastante enojado al pensar que Jade se había escapado para poder jugar con su vecino raro. Sin embargo, después una inquietud en su razonamiento le hizo sentir bastante incertidumbre después de todo lo que había pasado. Cuando volvió al porche, se puso los primeros zapatos que encontró antes de explicarle a Jimin: —Se ha salido sin mi permiso. Juro que la castigaré hasta que tenga cincuenta años y tenga menopausia —concluyó antes de salir, sin importar que salía prácticamente desnudo.
La señora Min le inspeccionó curiosa y Jungkook le observó de mala gana: —Su hijo solo está llevando a mi hija a ser rebelde. Para la próxima, póngale una correa —masculló entre dientes antes de comenzar a buscar y llamar a Jade entre las obscuras calles de la comunidad, apenas iluminadas por las pocas luces que estaban prendidas porque se suponía que después de cierta hora, todos debían estar en sus hogares para evitar ruidos innecesarios.
Cada vez el presentimiento de que algo había ocurrido comenzó a calarle en sus sentidos. No podía encontrarla en ningún lado, ni siquiera en el parque de niños que estaba al fondo de la comunidad. Maldijo entre dientes, sin dejar de llamarla. En algún momento, sintió la presencia de Jimin y de la señora Min llamando los nombres de los niños, pero sin algún éxito.
—¿Dónde pueden estar? —preguntó Jimin más para sí mismo mientras buscaba bajo las estructuras de las atracciones para infantes del parque—. No pudieron haber salido de la comunidad. Nadie de seguridad los dejaría salir.
Jungkook asintió, tratando de calmarse un poco. Sin embargo, al caminar a lo largo de los muros, se dio cuenta de ciertos sonidos que solo le daba a entender que algún muerto rodeaba el lugar. Entonces, cuando sintió que alguien le halaba del pie y trataba de morderlo al final de la cerca de la muralla, maldijo. Alejó su pie rápidamente antes de impulsarlo hacia abajo y destrozar el cráneo del caminante. Se inclinó, inspeccionando la pequeña abertura, dándose cuenta de que se debía a la oxidación del material, y de misma manera, que era lo suficientemente grande para que ambos niños hubiesen podido salir.
Jimin se acercó y al darse cuenta de lo que había encontrado Jungkook. Luego se quedó estático sobre el lugar. El teniente llevó las manos hacia su rostro para refregarse, demostrando lo agobiado que se encontraba. Entonces el primero en hablar fue el más joven: —¿Cree... que pudieron haber salido por aquí?
Jungkook se levantó de inmediato y apretó la quijada antes de gritar con frustración, golpeando con fuerza el muro de seguridad. Ni siquiera volteó a mirar a Jimin antes de salir corriendo hacia la puerta de la comunidad, para comenzar a buscar alrededor del área, no sin antes tomar una pistola y una linterna que le dio la persona encargada de vigilar el perímetro aquella noche. Jimin apenas pudo seguirle el paso antes de deslizarse entre la puerta y seguirle los pasos. El militar caminó directamente hacia la parte trasera de la comunidad, llegando al lugar exacto en donde estaba la abertura.
Inspeccionó el lugar con la linterna y, al ver algo extraño sobre la maleza, no dudó en agacharse y tomar el objeto entre sus manos; se trataba del oso de peluche que él le había dado a Jade cuando todavía no había aprendido a caminar, en una de sus tantas expediciones. En ese momento, escuchó el sonido de aflicción de Jimin a sus espaldas al darse cuenta de qué se trataba.
Jade y Yoongi habían salido de la comunidad, apenas unos niños que no sabían realmente la realidad en la que se encontraban. Sin saber cómo defenderse, ni siquiera cómo volver porque lo que les rodeaba era la maleza del bosque alrededor de Iaksok.
Si encuentran algún error, por favor avísenme. No tuve tiempo de releer el cap )):
Preguntas;; ¿creen que lograrán encontrar a los mocosos? ¿Podrán sobrevivir allí afuera solos? ¿Sienten miedo? Bc yo sí. Lo averiguaremos en los próximos caps.
[Gracias a Marriquiu por este bello fan art ✨]
[También gracias a AnnaSophia997 por este fan art del teniente Jeon 💕.]
En fin, la próxima semana no habrá actualización por temas personales 🥲. Por tal motivo espero volver luego con dos capítulos (miércoles y sábado). Les avisaré por ig uwu.
Besos.
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