Quincuagésimo séptimo Capítulo.

57.







Jimin al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, sintió que el dolor en su pecho aumentó de una forma desorbitada. No tuvo tiempo de asimilarlo cuando ya Jungkook le había dado un arma, un cuchillo y su propia linterna para comenzar a buscar a los alrededores, con ayuda de los hombres que estaban en turno de seguridad. Lo más frustrante de la situación es que no podían gritar los nombres de los niños porque eso ayudaría a que los caminantes se acercaran en su dirección, por tal motivo tuvieron que mantenerse al margen mientras caminaban a través de la maleza.

Siempre se mantuvo a un lado de Jungkook, sin despegarse siquiera unos cuantos centímetros. El bosque estaba en las completas penumbras porque el verano estaba a punto de terminar y el sol ya se había escondido temprano. El teniente trataba de encontrar alguna pista en el suelo, algún rastro de huellas que pudiese darle alguna señal de dónde pudieron haberse dirigido los infantes y, aunque realmente trataba, no podía ver nada con claridad. Jimin se daba cuenta de la frustración del hombre en su modo de caminar y, sintió su garganta seca al recordar que quién era bueno en rastrear pistas era Taehyung.

—Quizás están en el riachuelo —murmuró Jimin. El teniente dejó salir un suspiro antes de voltear a mirarlo con una expresión indescifrable—. Jade reconoce ese lugar.... quizás fue allí o a la casa abandonada a unos kilómetros.

—Usted debería volver a la comunidad, Park —respondió Jungkook—. Yo me ocuparé de buscarlos, a esta hora es muy peligroso que esté aquí.

Jungkook no quería que Jimin estuviese allí afuera, simplemente por el hecho de que no podía asegurar si los niños habían tenido el infortunio de que se hubiesen topado con algún muerto en su camino. Sabía que si Jimin llegaba a ver alguna escena de ese tipo, no podría recomponerse nunca, ni menos cuando hacía pocos días había perdido a su propio hermano. No obstante, al ver la obstinación en la mirada del joven, se dio por vencido mientras maldecía entre dientes.

—No voy a dejarlo solo y menos cuando está afuera en medio del bosque. Quién está afuera es mi hija, necesito encontrarla. No pienso volver a encerrarme en la vivienda esperando a recibir alguna noticia —respondió Jimin bastante obstinado—. Yo sé cuidarme.

Jungkook chasqueó la lengua contra su paladar antes de llevar las manos hacia su cabello para comenzar a halar las hebras con desesperación. No podía estar preocupado por Jade y al mismo tiempo por Jimin. Así que, tomó del brazo al joven, logrando que detuviese sus pasos sobre las ramas secas: —Sé que usted puede hacerlo, pero no quiero que sufra más —Jimin al escuchar las palabras del teniente, frunció su entrecejo, pero decidió quedarse callado y seguir caminando.

Siguieron caminando alrededor de la comunidad durante horas, incluso podían divisar el sol salir entre las montañas avisándoles que ya era un nuevo día. Jimin se sentía bastante ansioso a cada minuto que transcurría y sin poder encontrar siquiera una pista que les llevara a los niños. Lo único que le calmaba un poco era el hecho de que no habían encontrado siquiera a un caminante, y eso se debía que todos los días trataban de aniquilar los muertos que se acercaban al perímetro, sin embargo, aquello no confortaba a Jimin en su totalidad. Los niños no habían estado ni en el riachuelo, ni en el pequeño hogar abandonado en medio de la maleza, ni siquiera en las cuevas que encontraron en su camino.

Era como si ya no estuvieran allí. Tampoco habían encontrado sus cuerpos, simplemente nada.

—Vamos a la carretera, quizás hallemos algo que nos guíe a ellos —intervino Jungkook cuando Jimin se tropezó con una de las cuantas ramas de los árboles y le ayudó a recomponerse—. Es el último lugar que nos queda.

—Si ellos llegaron a la carretera... —murmuró Jimin, pasando saliva con nerviosismo y parpadeó aun sintiendo sus ojos cansados—. Ellos podrían... —ni siquiera pudo terminar de formular lo que quería decir. Porque lo más seguro es que si los niños llegaron a la carretera en algún momento, la probabilidad de que hubiesen sido atacados por los caminantes que merodeaban el lugar, era mucho más alta.

Jungkook trataba de mantenerse firme, lo que menos necesitaba Jimin era ver también su rostro lleno de aflicción. Por dentro sentía un dolor en su pecho al solo pensar que Jade había sido devorada en vida, una muerte bastante horrible y más para ella. Lo único que le quedaba era esperar ver una luz al final del túnel, quizás la niña había sobrevivido y solo necesitaban buscarla en algún escondite. Ellos le habían enseñado que las personas que caminaban de forma diferente eran los malos. Quizás, solo quizás, ella se había logrado esconder pero no sabía cómo llegar.

Tomó de la mano a Jimin, manteniéndolo a su lado mientras caminaban hacia la carretera, la cual solo estaba a unos cuantos kilómetros. Cuando llegaron, siguieron el camino contrario hacia la puerta de la comunidad. A cada kilómetro que pasaban, Jimin se sentía aún más angustiado al no ver ninguna señal, ni siquiera podían divisar ya el muro de seguridad y tampoco encontraban huellas que les diera un indicio de la ubicación de Jade. Jimin estaba a punto de flaquear porque su cuerpo estaba agotado al igual que su mente, no podía siquiera pensar qué pudo haberle pasado a su hija.

De repente, Jungkook le soltó la mano comenzando a correr hacia adelante al divisar algo en el suelo, cuando Jimin pudo llegar al lugar se dio cuenta que se trataba del suéter de cuadros que solía utilizar Yoongi. El teniente lo primero que buscó fue rastros de sangre o algo que indicara que pudiese ser resultado de algún ataque por parte de un caminante, sin embargo, estaba intacto a pesar de la suciedad que había en las hebras de lana.

—¿Y ahora? —preguntó Jimin de inmediato, sin comprender qué debían hacer. Jungkook apretó la tela antes de hacer crujir su cuello, demostrando lo molesto que se encontraba—. ¿En.... dónde deberíamos buscarlos, Jeon? —volvió a cuestionar bastante exasperado.

El militar se incorporó del suelo antes de tomar entre sus manos el rostro de Jimin para mantenerlo en el lugar y que lo viese a los ojos antes de decirle la verdad de lo que estaba sucediendo: —Esos hijos de puta los tienen. Han dejado esto para que lo sepamos —Jungkook apretó la mandíbula al ver los ojos agotados de Jimin parpadear antes de volverse a llenar de lágrimas—. Debemos volver a la comunidad, reunir a un grupo y armas suficientes para ir allá.

Jimin no tuvo tiempo de reaccionar cuando ya sentía que Jungkook lo levantó del suelo y lo sostuvo sobre su hombro para comenzar a caminar rápidamente hacia la comunidad. Solo en ese entonces, el más joven se dio cuenta que había comenzado a llorar desconsoladamente, mientras pensaba que su hija estaba en las manos del mismo hombre que había asesinado a su hermano. Sus manos temblaban, al igual que sus piernas, y a lo único que podía aferrarse era a los hombros del militar. Su razonamiento cada vez se deterioraba aún más, solo podía pensar en que ninguno de la comunidad podría salvar a Jade porque no habían los hombres suficientes para tener un enfrentamiento.

Al pensar en las bajas posibilidades de que no le hicieran daño a su hija cuando comenzaran un enfrentamiento, le hizo helar la sangre. Cerró los ojos cuando Jungkook en algún momento lo dejó sobre una silla dentro del muro de seguridad, antes de correr hacia una dirección, la cual poca atención le había dado Jimin. El joven se quedó en el lugar mientras limpiaba sus lágrimas con el borde de su camiseta sucia, y luego apretó sus manos en un puño. El cólera se estaba apoderando de él, como si fuese una fuerte brasa de fuego, o un huracán.

Nunca se había sentido de esa forma; odiar a alguien. El odio que ahora sentía por el jefe del almacén era tan inmenso que solo el pensamiento de aquel individuo le hizo querer buscarlo directamente y acabar con todo. Y bajo ese pensamiento, sin importar que alguien le dijese o le preguntase qué estaba haciendo, ya se encontraba tomando un arma sobre la mesa de municiones, aprovechando que Jungkook al parecer estaba en búsqueda de Hoseok y las demás personas que supieran cómo manejar un arma.

Vio la incertidumbre en la mirada de los hombres que resguardaban la torre de seguridad, sin embargo, ellos mismos se mantuvieron al margen al ver el dolor y rencor en aquellos ojos pequeños que antes solían expresar ser genuinos y amables; ya no quedaba ni un rastro de lo que habían conocido como el nuevo médico de la comunidad. Tampoco se resistieron en abrir de nuevo las puertas de la fortaleza cuando este tomó un vehículo decidido a alejarse de Iaksok.

Mientras manejaba a través de la carretera con decisión, podía imaginarse lo enojado que debía estar el teniente Jeon cuando se diera cuenta que había huido para cometer una locura. Jimin estaba consciente de que lo que estaba a punto de hacer, quizás sentenciaría su propia muerte, sin embargo, no podía esperar a que aquel hombre llegara a hacerle algo a su hija. Ahora, la cólera estaba manejando cada una de sus acciones. Su pecho dolía como el mismo infierno, incluso sentía cómo se fatigaba a cada segundo. Aún no se recomponía de lo que había sucedido con Taehyung, y aquel nuevo suceso realmente lo destruyó por completo.

Apretando el manubrio entre sus manos, dejó de pensar en las consecuencias y siguió el camino, sin detenerse en medio del bosque. Simplemente siguió hasta llegar directamente a la puerta del almacén, importándole poco los varios fusiles que ahora le apuntaban fuera del carro por su inesperada visita. Cerró los ojos cuando sintió que golpearon la ventana de su costado con un arma, entendiendo que lo querían fuera del vehículo, y decidió abrir la puerta, esperando que no encontraran las armas que había escondido dentro de su ropa.

—Vengo a hablar con Goong —dijo Jimin antes de que uno de los hombres lo empujara contra la puerta del vehículo para comenzar a requisarlo y sacarle el arma que estaba dentro del cinturón. Por fortuna para Jimin, el desconocido no descubrió la navaja que le había regalado Jungkook hacía un tiempo y que solía llevar consigo, en aquella ocasión la había escondido entre su calzado.

Escuchó órdenes a su alrededor y trató de no quejarse de lo fuerte que zarandeaban su cuerpo, antes de llevarlo dentro del almacén y que cerraran la puerta a sus espaldas. Jimin sabía que no había vuelta atrás y menos cuando le derribaron al suelo con un fuerte golpe en su espalda, para luego amordazarlo. Dejándolo completamente indefenso.




(...)





A Jungkook le importó poco el hecho de tener que sacar a Hoseok de la vivienda, aun cuando este seguía bastante malherido y depresivo por la pérdida de Taehyung. Tuvo que suplicarle que debía estar presente, no habían muchos hombres que supieran cómo manejar armas y por consiguiente, tendrían todas las de perder. La mirada de su mejor amigo demostraba lo afligido que se encontraba, y aunque Jungkook fuera un hijo de puta, comprendía que Hoseok estaba demasiado triste, sin embargo, ahora no se trataba de alguien que podía mantenerse a torturas; se trataba de Jade, su hija, una niña que no podía defenderse.

—Debemos reunir más personas —dijo Hoseok mientras caminaban a lo largo de la comunidad—. Obviamente voy a ayudarte en esto, Jeon. Tienen a tu hija y ellos mataron a Tae, pero si vamos a iniciar una guerra, deberíamos hacerlo de la mejor manera. No podemos ir allá con solo diez hombres, necesitamos más.

—Mira, Jung. Tenemos que ir ahora, me importa una mierda que no seamos los suficientes, ¿acaso tengo que recordarte que Jade es solo una niña y ni siquiera puede hablar? —le preguntó de forma burda y retórica. Hoseok llevó las manos hacia su rostro y refregó este, bastante exasperado sin saber qué hacer para que Jungkook no actuara apresuradamente—. Dejé a Park cerca de la torre de seguridad antes de comunicarme con todos los que saben combatir. Todos están de acuerdo con ir y enfrentarlos de una vez por todas. No des un paso atrás, Jung —concluyó demandante.

Hoseok dejó salir un largo suspiro, antes de interponerse en el camino de su mejor amigo y observarle de forma taciturna: —Jeon, apenas puedo caminar sin tropezar, incluso tengo varias costillas rotas. Prácticamente sería un estorbo para ustedes. Yo quiero ayudarte, por supuesto que lo haré. Y más porque esos hijos de puta asesinaron a Tae. Pero debemos analizar todo antes de ir a enfrentarlos. Se supone que no eres un idiota impulsivo —sentenció. Jungkook apretó la quijada y le empujó para seguir con su camino. Sabía que Hoseok tenía razón, pero el solo pensar en Jade encerrada en un lugar frío, llamándolo para que la socorriera... le producía mucha impotencia. Sin mencionar las cosas que podrían hacerle.

—Tú más que nadie, sabe el peligro en el que ella está. Estuviste allí, ellos te torturaron por días y luego mataron a tu noviecito. ¿Qué crees que le harán a mi hija? Diablos, Jung. No puedo planearlo, simplemente debemos confrontarlos y.... —comenzó a responder mientras seguía caminando hacia la puerta de la comunidad a la vez que Hoseok le seguía de cerca cojeando. De repente dejó de hablar por un detalle en particular—. ¿Dónde demonios se metió Park? —preguntó al no ver al joven en ningún lado. Frunció su entrecejo antes de llegar al pequeño grupo que comenzó a formarse alrededor de la mesa de municiones.

El ambiente estaba bastante tenso, a tal nivel que podía palparse. Jungkook se dio cuenta de la mirada de varios hombres demostrando el desasosiego y ni siquiera necesitó preguntar porque Seokjin se acercó con un semblante serio pero incluso nervioso para explicarle.

—Jimin tomó un carro y se fue hace un momento. Me di cuenta muy tarde —le informó, al mismo tiempo que sacaba de su bolsillo un cigarro y lo encendía. El teniente al escuchar aquellas palabras se quedó estático sobre el lugar—. Deberíamos ir ya para poder alcanzarlo.

Jungkook llevó las manos hacia su cabello largo y haló las hebras con fuerza. Si antes se sentía frustrado, ahora se encontraba peor. Realmente no podía creer que Jimin había sido tan estúpido de escapar e ir solo hacia la puerta del enemigo. Con manos temblorosas tomó varias armas para guardarlas en sus bolsillos y también un fusil, sin escatimar al tomar todas las recargas necesarias, y tampoco se rehusó a guardar unas cuantas granadas.

—Jung, irás con nosotros. Serás nuestro francotirador, ahora quién está adentro no es solo mi hija sino también Jimin. Piensa en que el pequeño Park hubiera querido esto —le dijo a Hoseok cuando este se acercó a tomar dos fusiles. Él asintió con decisión y fue lo último que se dijo antes de que tomaran dos vehículos para dirigirse hacia almacén.

Jeon Jungkook no recordaba haberse sentido nervioso en toda su vida. Él mismo se reconocía como un hombre que no demostraba sus sentimientos y bueno, tampoco es que las emociones además de enojo lo identificaran. No obstante, mientras los minutos pasaban a lo largo de la carretera, sentía su corazón palpitar con fuerza e incluso sus manos sudar al pensar en lo que podía ocurrir.

Hizo un leve ruido con su garganta y Hoseok giró a verlo antes de apretar su muslo en modo de conforte. Jungkook no pudo verlo a los ojos, simplemente siguió observando con desinterés el panorama de la carretera; varios muertos caminando sin rumbo fijo, carros destrozados, ramas secas y flores destruidas.

—Le había prometido a él... que los iba a proteger con mi vida —murmuró Jungkook con una voz más baja y grave de la normal—. No pienso faltar a esa promesa.

No sé ustedes, pero tomaré valeriana para los siguientes capítulos.

Nuestras caras al ver que Jm se fue como lok:

Preguntas;; ¿qué creen que pasará el siguiente cap? ¿lograrán rescatar a los mocosos? ¿Pasará un mierdero? Lo averiguaremos.

Muchas gracias a MilkyGalaxyuwu por haberme hecho este bello fan art de Jimin 🥺💕.

En fin, gracias por su espera. Espero no ausentarme con las actualizaciones )): les recomiendo seguirme en Instagram que es el lugar en donde yo aviso cuando actualizo, para evitar que se queden esperando 😔.

Besos.

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