Primer Capítulo.
01.
Jimin recobró la consciencia bastante desorientado de la realidad que lo estaba envolviendo y golpeando de repente. El salón de clases estaba desierto y se reincorporó lentamente del asfalto, sosteniéndose de uno de los asientos. Al momento en que trató de levantarse por primera vez, un agudo dolor transcurrió a lo largo de su cabeza y jadeó instantáneamente. La segunda vez que trató fue más tolerable que la primera y la tercera finalmente fue su momento de suerte.
La luz de día entraba a través de los ventanales del aula, algo que desconcertó aún más a Jimin quien estaba seguro de que había asistido a clase de las cinco de la tarde, por lo tanto, los rayos del sol eran más bajos a los presentes en ese momento. Se sentó sobre el mismo asiento del escritorio que usó como soporte, tratando de estabilizar el mareo y dolor que recorría su cuerpo. Trataba de recordar lo ocurrido, sin embargo, las escenas anteriores a perder la consciencia eran bastante borrosas para descifrar una verdad.
Palmeó los bolsillos de su pantalón tratando de encontrar su celular, al desbloquearlo se dio cuenta que efectivamente era al otro día de la clase de farmacología y eran exactamente las ocho de la mañana. Tenía treinta llamadas perdidas de su madre y otras dieciocho de su hermano menor, Taehyung. Les devolvió las llamadas a ambos, mientras sus manos temblaban por el nerviosismo. El desconcierto de no saber por qué se había desmayado y nadie lo había ayudado, se estaba apoderando de sus nervios.
Un tono, segundo tono y al tercero se cortó la llamada con su madre. Al llamar a su hermano menor directamente le aviso que se encontraba fuera de línea. Jimin comenzó a inhalar y exhalar rápidamente para evitar hiperventilar, la situación lo estaba sacando de sus casillas. Decidió apagar su celular para guardar la batería y con la poca convicción que lo caracterizaba se dirigió a la puerta del salón, empujando de la manija sin ningún éxito, al parecer la puerta estaba bloqueada con algún objeto así que reunió todas sus fuerzas y empujó esta con demasiada fuerza.
Varias sillas habían sido las causantes de trancar el paso de la puerta, el pasillo estaba desierto y no encontraba indicio de que alguien más estuviese allí. Generalmente a esa hora de la mañana, los pasillos de la facultad de medicina estaban repletos de estudiantes y docentes. Jimin pasó saliva al darse cuenta de que la situación ya era demasiado extraña para ser verdad. Comenzó a caminar en dirección a las escaleras del edificio para bajar a la primera planta, coger su bicicleta y poder ir directamente a su hogar. No obstante, al bajar el primer escalón, visualizó un charco de sangre extenderse bajo los escalones, perdiéndose en la obscuridad de donde las escaleras guiaban a un nuevo piso.
«¿Qué?». Se preguntó a sí mismo, empuñando sus manos y tratando de no temblar, comenzando a bajar cada escalón lentamente, tratando de no pensar en el terror que empezaba a apoderarse de su cuerpo. Tomando una respiración profunda, bajó hasta el primer piso mientras veía el camino de sangre extenderse hacía los baños del recinto, y desapareciendo en la leve obscuridad.
Jimin siempre había sido curioso, sin embargo, aquella escena le daba solo un indicio de que algo terrible estaba ocurriendo. Algo andaba realmente mal y debía correr. Y así lo hizo a lo largo de los pasillos sin siquiera voltear a mirar, su instinto le decía que debía huir de ese lugar lo más rápido posible. Sin embargo, se detuvo cuando escuchó los gritos agonizantes de una mujer en uno de los salones contiguos antes de por fin salir del edificio.
Huye, le gritaba su lado razonable, sin embargo, su subconsciente le decía que fuera a ayudar a la pobre mujer, por esa razón había elegido estudiar medicina porque quería ayudar y salvar personas, no salir corriendo en búsqueda de refugio cuando ni siquiera sabía que estaba sucediendo con claridad. Inhalando y exhalando se dirigió al salón 1B, abriendo la puerta y encontrando la escena más violenta que había visto en sus veintidós años. La mujer que escuchó gritar se encontraba tirada sobre el suelo y una persona estaba comiendo las entrañas de ella.
Jimin creía que iba a vomitar en ese preciso momento, cuando vio cómo los ojos de la chica se cerraban y fallecía mientras la persona que comía los intestinos hacía ruidos estremecedores. El joven de cabello rubio comenzó a moverse lentamente hacia atrás sin hacer ningún ruido para no acaparar la atención de aquel hombre desquiciado y lunático.
Jimin debía llamar a la policía.
Cerró la puerta con cuidado, creando una barrera con aquella escena del crimen y sintió cómo sus lágrimas se acumulaban en sus ojos, no podía creer que dentro de su universidad estuviera ocurriendo un acto tan macabro y nadie hubiese ayudado a aquella mujer que fue devorada en vida. Jimin tapó con su mano la boca para acallar el sollozo que salió de sus labios, el solo pensar lo que había sufrido aquella joven lo hacía sentirse enfermo.
Sacó el celular para marcar el número de emergencias, sin embargo, la única respuesta que recibió de esta fue "sistema colapsado". ¿Cómo podía ser posible que estuviera colapsada la línea de emergencia? No podía creerlo, giró su cabeza en dirección a la salida que quedaba solo a algunos metros y decidió correr en aquel sentido. Iría por ayuda, aquel asesino necesitaba ser apresado por su delito.
Trató de abrir la puerta de vidrio del edificio, sin embargo, estaba trancada. La respiración de Jimin se volvió aún más irregular, la obscuridad lo estaba apresando en aquel pasillo y la ansiedad lo consumía, comenzó a moverse a lo largo de la puerta tratando de encontrar un espacio para poder encontrar la razón por la cual estaba cerrada, no obstante, la viscosa y resbaladiza sensación bajo sus pies acaparó su atención. Él ahogó su grito, tapando su boca con la mano, al observar la cantidad de sangre y entrañas que estaban esparcidas en el lugar.
Ahora sí vomitaría, y no podría evitarlo.
Hasta que escuchó los pasos erráticos de alguien acercándose al pasillo de la salida, al parecer era alguna persona de seguridad de la universidad, aunque Jimin sintió un escalofrío al ver que su caminar era bastante extraño y los sonidos que emanaba pareciese como si estuviese enfermo y le costase dar siquiera un paso.
—S-señor... ayúdeme por favor —murmuró Jimin—. No sé lo qué está pasando, estuve inconsciente y.... hay mucha sangre, i-incluso hay un hombre allí encerrado con una mujer... —balbuceó, pasando saliva fuertemente mientras se dirigía hacía al hombre que caminaba lentamente en su dirección.
La luz del inicio del pasillo ayudó a que Jimin visualizara el rostro y condición del hombre a quien le estaba pidiendo auxilio. Su uniforme estaba rasgado en la parte del brazo donde al parecer había sido herido con profundidad, la sangre rodeaba su cuerpo y lo que más aterrorizó a Jimin fue observar los ojos completamente negros, la boca la tenía llena de sangre y varias heridas surcaban su rostro.
Era la clara imagen del terror más grande para Jimin personificado. El joven comenzó a temblar viendo como el hombre seguía dirigiéndose hacia él. Extendiendo sus brazos como si quisiera apoderarse de su cuerpo, de inmediato Jimin salió corriendo en dirección opuesta, encontrando una puerta abierta y cerró la puerta. Se apoyó en esta al sentir como aquel hombre maniático comenzaba a empujar la puerta con fuerza y a gesticular balbuceos incoherentes... Jimin debía estar teniendo una pesadilla, eso debía ser. Cerró sus ojos apoyándose contra la puerta, ya que los golpes propinados por aquel hombre eran bastante fuertes y desesperados, Jimin tenía miedo de que pudiese dañar la cerradura o la puerta y pudiese llegar a él.
Comenzó a sollozar al no encontrar alguna salida, todo parecía ser completamente irreal. Así que, entre sus pensamientos nerviosos, decidió separarse de la puerta y mover el escritorio asignado para los profesores en el aula y presionarlo contra la puerta para poder aumentar las posibilidades de que ese hombre no llegase a entrar. Jimin no comprendía lo que estaba ocurriendo, pero la apariencia física de aquel hombre solo le podía confirmar que no se encontraba bien, ni física ni psicológicamente.
—¡D-déjeme en paz! —exclamó Jimin, acurrucándose sobre el piso y tapando sus oídos con las manos, para no seguir escuchando aquel sonido demasiado terrorífico que expresaba aquel hombre a través de la puerta.
—Cállate... —escuchó un murmuro en la esquina del salón. Inmediatamente Jimin se sobresaltó tratando de visualizar quien le había dicho aquellas palabras—. No hagas ruido.
Jimin se incorporó del suelo y caminó hacía el lugar de donde provenía la voz de aquella mujer. Finalmente, pudo observar como una joven estaba sentada contra la pared del salón, la chica presionaba su brazo en donde podía observar Jimin como la sangre brotaba. El joven de cabello rubio la reconocía, aquella mujer era estudiante de enfermería y la había visto un par de veces en los pasillos de la universidad.
—¿Qué... qué te ha pasado? Estás sangrando... necesitamos unas vendas y... —respondió Jimin agitado inclinándose delante del cuerpo de la chica, la cual lucía bastante pálida y sin energías—. Tenemos que salir de aquí...
—Uno de ellos me ha mordido... —respondió la joven sin aliento—. Traté de salir, pero no pude... uno de ellos me ha atacado —Jimin observó como una lagrima caía sobre la mejilla de la chica—. T-tienes que irte, ¿te ha alcanzado a morder?
—¿Ellos? ¿te refieres al hombre de allí afuera? —le preguntó Jimin, sentándose a un lado de la chica—. Yo... yo puedo ayudarte soy estudiante de medicina.
La chica le sonrió levemente y negó con su cabeza, Jimin podía ver el sudor caer por su frente y la forma en que el color de sus venas comenzaba a sobresalir de su piel blanquecina. Sus párpados al igual que el lagrimal estaban hinchados y rojizos, como si tuviese una gripe bastante fuerte y la sangre no dejaba de salir de su brazo.
—Déjame revisarte... —murmuró Jimin, tomando el brazo de la joven y retirando la mano con la que ella hacía presión. Jimin tembló al observar la profunda herida que había recibido aquella joven, incluso estaba seguro de que podía visualizar parte del hueso—. ¿Él... él te lo hizo? —preguntó atemorizado.
La herida lucía bastante grisácea y pareciese como si estuviera en proceso de descomposición. La mujer cerró sus ojos y dejó que Jimin utilizara su cinturón para amarrarlo sobre la zona afectada, deteniendo cómo fuera posible la hemorragia.
—Necesitamos ir a un hospital, ven, tenemos que salir de aquí... —dijo Jimin tratando de levantarla, sin embargo, ella se negó.
—Dentro de poco me volveré en una de ellos, yo de ti trataría de salir por la ventana y encontrar un lugar seguro antes de que tu suerte sea igual que la mía —respondió ella—. Vi como mi mejor amiga fue agredida por uno de ellos... traté de ayudarla y cuando murió volvió unos segundos después... completamente ida y con esos ojos negros —dijo, sin siquiera mantener contacto visual con Jimin—. Ella... me mordió, porque se convirtió en una de ellos... eso me va a pasar a mí.
—¿A qué te refieres con "ellos"? Yo... estuve inconsciente desde el día de ayer... la verdad no recuerdo mucho de lo que ocurrió y de lo que está pasando... no comprendo nada de lo que está sucediendo y-y tengo mucho miedo —Jimin comenzó a sollozar, siempre había sido bastante sensible y temeroso, y el haber visto aquellas escenas incluidas a la chica que lucía bastante enferma al ser atacada, solo le producía mayor ansiedad y pánico.
—Ocurrió demasiado rápido, las personas corrían de un lado a otro... decían que las personas se estaban volviendo dementes y que los muertos... los muertos revivían —respondió ella—. Te das cuenta por sus ojos y sus ansias de comer... —la chica pasó saliva y se removió sintiendo un fuerte escalofrío a través de su cuerpo—... de comer carne.
Jimin sintió un nuevo escalofrío a lo largo de su cuerpo, trataba de poder encajar todo lo dicho por aquella joven a la realidad. Solo entonces, la verdad lo golpeó de repente. Recuerda los gritos despavoridos de terror de sus compañeros de clase al ver como en el pasillo muchos estudiantes atacaban a otros. Recordó como todos comenzaron a correr y uno de sus compañeros lo empujó logrando que cayera contra uno de los escritorios... desde allí Jimin perdió la consciencia y la realidad lo estaba consumiendo.
—¿Estás diciendo que las personas... se están volviendo caníbales? —le preguntó Jimin tratando de no trastabillar con sus palabras.
—No son personas... no mueren, no se contienen a no ser que le traspases la cabeza, allí se detienen —respondió la joven ya bastante agotada y enferma—. Vete, vete antes de que yo me convierta en uno de ellos.
Jimin estuvo allí hasta que la mujer falleció a su lado, y sin haberla conocido lloró por su muerte, además por la incertidumbre que lo abarcaba. Levantándose rápidamente rompió uno de los ventanales del salón y sin importar cortarse o golpearse se aventó por la ventana cayendo sobre los matorrales que hacían parte del jardín de la facultad.
Sin pensar sobre las consecuencias o en un plan, comenzó a correr a lo largo de la plazoleta tratando de no parar y ni siquiera acaparar si se encontraba acompañado, mientras visualizaba como los edificios contiguos estaban con los ventanales rotos y los indicios de sangre surcaban cada esquina del recinto. Limpiándose las lágrimas con el dorso de sus manos fue directamente al estacionamiento encontrando su bicicleta, y sin mirar atrás se subió en esta.
Solo esperaba tener la valentía y la suerte necesaria para llegar a su hogar y que su familia estuviese a salvo.
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¡Hola! Por fin comenzaré esta historia, generalmente actualizo todas las semanas y si estoy inspirada podría actualizar más de una vez.
Espero que les guste, al principio será un poco lento mientras se desarrollan los personajes y el contexto de la historia.
Si les gusto no olviden dejar su voto y comentario.
Besos.
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