Decimonoveno Capítulo.
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19.
La carretera estaba en peores condiciones de las cuales Jimin recordaba antes de llegar a Daejeon; había más vehículos destrozados y caminantes de lo que esperaba. Llevaba todo el camino visualizando a través de la ventana mientras seguía tratando de apaciguar las silenciosas lágrimas que aún caían eventualmente sobre sus mejillas. Quizás habían pasado varias horas desde que salieron rápidamente de la pequeña cabaña del bosque, sin embargo, el joven de cabello blondo seguía asimilando la pérdida de su hermano.
Se aferró a las mangas del suéter que usaba y se abrazó a sí mismo cuando veía salir detrás de los vehículos varios caminantes que torpemente trataban de seguir el vehículo en movimiento. Sentía frío y dolor sobre su pecho, la agonía era razón para que siguiese manteniendo el silencio, escuchando los murmullos de fondo. Probablemente estaban discutiendo cuál sería el próximo destino, puesto que, solo tenían unas pocas latas de comida que encontraron Lee y Haneul en la expedición, tres armas de fuego en total y medio tanque de combustible.
Por su parte, Jimin realmente se encontraba de acuerdo con cualquier decisión que llegasen a tomar, al fin y al cabo, no era como si fuesen a tener en cuenta la opinión de alguien que tenía pocos conocimientos de supervivencia. Simplemente se quedó observando a través de las ventanas, viendo como cada vez parecía lucir más ofuscada la avenida. Y cuando menos esperó, el vehículo frenó, escuchando maldiciones por parte de los dos hombres sentados en la parte delantera, solo entonces, Jimin observó hacia adelante.
En la avenida había varios vehículos obstruyéndoles el paso. Jungkook fue el primero en bajarse y luego Lee. El sol ya estaba por esconderse, y aquello generó ansiedad en Jimin. Debía ayudar a mover aquellos carros o de lo contrario tendrían varios altercados en la obscuridad, cuando se despojó del cinturón de seguridad llamó la atención de Haneul, quien también seguía mirando hacia la ventana.
—¿Sabes manejar? —le preguntó y ella asintió dubitativa—. Bien, bajaré a ayudarles a mover los carros, tú puedes quedarte pendiente y arrancar si algo llega a suceder, ¿de acuerdo? —ella asintió en respuesta. Jimin dejó salir un suspiro antes de abrir la puerta y sentir la fuerte brisa golpear contra su cuerpo, abrazándose a sí mismo mientras caminaba en dirección a los dos hombres que trataban de mover uno de los autos.
—Entre al auto —musitó el teniente dejando de empujar y volteando a ver a Jimin, este frunció el entrecejo, negándose rotundamente a no cooperar—. Alguien debe estar atento a prender el vehículo si llega a pasar algo.
—No es necesario. Haneul se ha pasado al puesto del piloto, ella sabe manejar —respondió Jimin, encogiéndose de hombros. Podía intuir que el teniente simplemente no lo quería allí, y poco le importaba al joven molestarlo con su simple presencia—. Yo puedo ayudarlos —el militar chasqueó la lengua contra su paladar en respuesta y asintió.
Tuvieron que mover alrededor de seis vehículos, la mayoría en mal estado para tener el espacio suficiente de seguir la carretera. Jimin estaba respirando de forma irregular y limpiándose sus manos contra la tela del pantalón cuando escuchó ciertos sonidos extraños a su espalda, decidiendo girar para percatarse qué estaba ocurriendo. De repente, sintió cómo su cuerpo fue tirado abruptamente al piso cuando un caminante se lanzó sobre él y trataba de morderle el rostro. Jimin gritó y trató de alejarlo de su cuerpo, sin embargo, era el doble de su tamaño, el cual yacía con la boca abierta dejando caer varias gotas de fluido sobre la cara de Jimin.
—Mierda, Jimin —escuchó la voz de Lee acercándose mientras el joven trataba de alejar cómo podía el cuerpo del caminante de su cuerpo.
—Déjelo —musitó el teniente Jeon, poniendo una mano sobre el pecho de Lee para obstruir su ayuda—. Él tiene que hacerlo —Jimin jadeó al escuchar aquellas palabras y le hizo sentir tanto cólera que empujó con más fuerza al caminante. Mientras tanteaba con su mano derecha en sus bolsillos para buscar la navaja, con su mano izquierda trataba de empujar al caminante que ahora intentaba morder su brazo—. De todos modos si lo muerden, sería una carga menos —concluyó. Jimin frunció su entrecejo, sacando finalmente la navaja de su bolsillo y la incrustó con fuerza a través del cráneo del muerto.
El caminante cayó sobre Jimin y abrió su boca, dejando salir una cantidad considerable de fluidos que hicieron asquear al joven de cabello blondo al instante. Desesperado y con la respiración agitada, empujó con sus dos manos el cuerpo inerte para poder recuperar el aliento. Después, se incorporó temblorosamente del suelo, girando a ver directamente al teniente que le observaba con el entrecejo fruncido y los brazos cruzados, a pocos metros de él. Realmente no lo había querido ayudar y eso enojó aún más a Jimin, quien se acercó a este con pasos apresurados y firmes.
—Usted es un completo idiota, le he salvado la vida dos veces, ¿y poco le importa si pierdo la mía? Pensé que los militares eran leales, no un pedazo de mierda —bramó Jimin acercándose y empujando al militar con todas sus fuerzas. El teniente solo se movió unos cuantos centímetros, sin embargo, se mantuvo firme sobre su lugar—. Usted solo quiere que yo muera para dejarlo tranquilo, ¿verdad? —le preguntó, bajando su tono de voz, asimilando que realmente ya no tenía un grupo. Ni nadie quien lo apoyara, y apreciara.
Estaba bastante solo.
Sonrió con nostalgia y bajó su rostro, dándose media vuelta. Lee estaba a su lado con clara expresión de preocupación, sin embargo, Jimin también estaba enojado con él por haber escuchado al militar y no ayudarlo. El joven de cabello blondo caminó directamente al vehículo, en donde Haneul lo observaba atenta a cada uno de sus movimientos. Jimin también la ignoró, buscando en la parte trasera la mochila que cargaba y la catana para colgar ambos objetos a sus espaldas.
—¿Qué estás haciendo, Jimin? —le preguntó Haneul preocupada. Sus ojos parpadeaban rápidamente, observando cada movimiento del joven que seguía tomando sus cosas del asiento trasero.
—Cuídate, Haneul —le respondió Jimin a la adolescente que salió del auto para no dejarlo pasar—. Tengo que irme, no me siento cómodo en este grupo —confesó, sintiéndose decaído al darse cuenta de los ojos llenos de lágrimas de la joven—. Lee va a cuidarte, yo sé que lo hará.
—Yo no quiero que te vayas, Jimin —murmuró ella, y sin pensarlo dos veces lo abrazó. Él le devolvió el gesto, sin embargo, luego la alejó de su cuerpo para finalmente retirarse del lugar.
Caminó entre los vehículos en donde había visto uno con las llaves puestas y poco le importó que Lee le estuviese tratando de convencer en no separarse del grupo: —venga, Jimin, no puede irse —dijo el hombre, interponiéndose entre la puerta del vehículo que el joven había escogido.
—No quiero estar más aquí, siempre para ustedes seré una carga —respondió, manteniendo una mirada seria. Quizás estaba actuando de forma precipitada, sin embargo, por el momento realmente consideraba que era la mejor decisión que podía tomar—. Y creo que, el teniente realmente estaría feliz con mi partida. Muchas gracias por todo, Lee. Pero tendré que irme ahora.
—¿Tiene un arma? —le preguntó el hombre, dejando salir un largo suspiro de frustración al ver la decisión en las palabras de Jimin. Realmente si el joven no quería seguir con ellos, no podía obligarlo. Se arrepintió en no haberlo ayudado, no obstante, sabía que el teniente Jeon tenía razón en que Jimin debía saber cómo defenderse. Jimin asintió y le sonrió como despedida—. Cuídese mucho, Jimin —Lee se despidió, alejándose de la puerta para que el joven pudiese abrir la puerta del vehículo y entrar a este.
—Adiós, Lee —respondió Jimin antes de cerrar la puerta. Luego comenzó a revisar la parte trasera que no hubiese nada que lo llegase a sorprender en el camino y dejando sus cosas en el asiento del copiloto. Encendió el vehículo y al ver que tenía el suficiente combustible para llegar a la siguiente ciudad, le hizo alegrarse por solo un instante.
Jimin acomodó los espejos retrovisores, observando en ellos como Jungkook simplemente se devolvió al vehículo en que iban todos los del grupo, restándole importancia. El joven simplemente arrancó el vehículo dejando atrás a las demás personas, tratando de recordar las vías que alguna vez visitó en su adolescencia cuando su padre solía llevarlo a Seúl. Ahora, aquellos recuerdos eran bastante borrosos, sin embargo, la ciudad más cercana era Cheonan.
Ni siquiera sabía qué hacer ahora. Antes el plan principal era ir al paralelo 38, sin embargo, ya que decidió salirse de aquel grupo, no sabría a dónde ir. Podría intentar ir a la frontera, esperando que le diesen refugio, sin embargo, el solo pensar que de nuevo vería a Jeon Jungkook allí, le hacía sentir un hueco en el estómago, de esas sensaciones que te hacían querer devolver todo lo que tenías en el estómago. Realmente repudiaba a aquel militar, tanto, que estaría dispuesto a valerse por sí mismo en aquel mundo apocalíptico y esperando no ser devorado en algún lugar pequeño como refugio que llegase a encontrar.
Al visualizar varios minutos después que sólo faltaban unos cuantos kilómetros para llegar a la ciudad, Jimin sintió bastante ansiedad al darse cuenta de la incertidumbre que se apoderaba de él. Podría estar la ciudad aún peor del estado en la que se encontraba Daejeon. Pasó saliva fuertemente cuando sintió que la velocidad del vehículo comenzaba a disminuir considerablemente, frunció su entrecejo al ver que finalmente se detuvo el motor y golpeó con fuerza el volante al darse cuenta de que el vehículo no quería volver a encender. Trató más de cinco veces en encender de nuevo el vehículo, no obstante, todo fue en vano.
Decidió bajarse del vehículo, rodeando este para poder comprender qué había ocurrido y al darse cuenta de que el combustible se estaba saliendo por el compartimiento de abajo, le hizo querer gritar de frustración con todas sus fuerzas. Ya estaba bastante obscuro y eso solo podía aumentar las posibilidades de no poder defenderse en una carretera abandonada sin indicios de algún vehículo cerca. Mentalizándose de que estaría bien y saldría vivo de aquella situación, volvió a tomar sus cosas, comenzando a caminar a lo largo de la carretera, con suerte podría llegar a la ciudad en menos de dos horas si mantenía un paso rápido.
Ignorando el sonido de su estómago al no haber comido nada por horas, agilizó su paso escuchando sólo su respiración agitada y el sonido de las zapatillas deportivas golpeando contra el pavimento. Observaba a sus costados seguidamente, implorando que no llegase a ser encontrado por algún caminante. Tal vez pasaron varios minutos en los que sentía que su corazón saldría por su boca por el pavor que percibió cuando unas luces comenzaron a iluminar su camino. Sabía de quienes se trataba, sin embargo, decidió sólo acercarse a la orilla de la carretera para que el vehículo pasara. La velocidad del auto bajó y sentía su presencia a uno de sus costados.
—Pssst... —escuchó como alguien comenzaba a llamarlo y Jimin le ignoró—. Al parecer alguien se ha quedado varado en su intento de ser autosuficiente —Jimin frunció su entrecejo y apretó la correa del estuche de la catana para no dejarse llevar por las palabras del militar—. Eso es tener una muy mala suerte, pero apuesto que los muertos de la avenida van a estar más que complacidos en tener una buena cena esta noche.
—¿Quiere solo acelerar e irse? —le respondió Jimin bastante colérico, volteando a ver al teniente que ahora estaba detrás del volante y sacaba su cabeza por la ventana con una clara expresión de mofa sobre su rostro.
—Vamos, niño. No tengo toda la noche, entre al vehículo —contestó el militar, sacando de quicio a Jimin. Al parecer ni siquiera se dignaba en llamarlo por su propio nombre, siempre le hacía sentirse bastante inútil con la actitud despectiva que era profesada por su parte—. Lo llevaré a Cheonan y podrá quedarse allí.
—¿Por qué siquiera le importa que vuelva al auto? Usted ya me ha dejado claro que sería mejor que muriera de una vez. Ya tengo suficiente de sus palabras hirientes, usted solo es un hijo de puta —respondió Jimin, observando directamente a los ojos del militar cuando este decidió frenar, al igual que el joven de cabello blondo decidió detener sus pasos. El teniente Jeon dejó de sonreír con mofa y frunció su entrecejo; ahora lucía enojado y vaya, Jimin no estaba dispuesto a escuchar lo que tenía que decir aquel hombre con más cambios hormonales que una mujer en su regla.
—Yo lo que he hecho es tratar de volverlo a usted alguien que pueda defenderse. Aunque usted no es de mi agrado y realmente no soporto su compañía, no quiero que muera —respondió—. Tampoco soy tan hijo de puta.
Jimin ni siquiera cambió su expresión seria, tampoco siguió prestando atención. Así que, volvió a retomar el paso en la carretera. Escuchó un murmullo de parte de Lee, quien estaba en el asiento del copiloto y observó de soslayo como este golpeaba levemente el brazo del militar. Solo entonces, Jungkook bajó del vehículo y se acercó a él, tomándolo del brazo para verlo directamente.
—Mire, usted y yo nunca seremos amigos —comenzó a explicar—. Y si quiere unas disculpas por haberme comportado como una mierda, lo haré. Discúlpeme, Yongmin, no quería hacerle sentir tan mal como para querer morir el día de hoy. Vuelva al auto —concluyó y Jimin bastante agotado carcajeó, negando de inmediato.
—Mi nombre es Park Jimin, ni siquiera lo sabe porque todo el tiempo me ha llamado "niño" —respondió—. Pero tiene razón en algo, y es que, todavía no estoy dispuesto a morir. Acepto sus disculpas, teniente Jeon.
Jimin dejó de lado su orgullo y dignidad, sin embargo, debía pensar con cabeza fría. El estar solo en aquella avenida era como ponerse un cartel gigante que dijera; "aquí está la comida de hoy, chicos". Por supuesto que no quería ser devorado en vida, y aunque pensara que ya la vida no tenía sentido, todavía no sentía que era hora de irse.
—Espere —musitó el teniente a sus espaldas cuando el más bajo fue directamente al vehículo—. Realmente lo siento, Jimin. Lamento que haya perdido a su hermano, y tiene razón, soy un hijo de puta.
Jimin asintió y sonrió levemente, ocultando aquel gesto para que el teniente no se diera cuenta que realmente hizo mejorar por lo menos un poco su humor entre las emociones de tristeza que sentía.
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Ay no, pues ya cásense 🙄.
Poco a poco tendremos más avances con el kookmin, pero todo a su tiempo uwu.
Bueno, oficialmente comienza el maratón; hoy, sábado y domingo. Espero que lo disfruten y si es así, no olviden dejar su bello apoyo votando y comentando💕.
¿Por fin el kookmin dejará de querer matarse? ¿Jungkook se aprenderá el nombre de Jimin? ¿Pa' cuando la cogidita? Todo y esto en los próximos capítulos.
Besos.
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