Cuadragésimo sexto Capítulo.
46.
Cuando Jimin terminó su turno en la enfermería fue directamente hacia el salón comunal en donde quedaba el colegio de la comunidad. Al ver a Jade esperándolo al lado de la docente, no esperó en acercarse y tomarla en sus brazos cuando ella se dio cuenta que estaba allí. Le dio varios besos sobre sus mejillas regordetas y la niña se aferró a su camiseta, cómo si no quisiese que la abandonara de nuevo.
—Hola, señora Yang, ¿cómo se ha portado Jade? —le preguntó a la profesora cuando dejó de mimar a su hija.
—Poco a poco se va acercando a los demás. Los niños han tratado de ingeniárselas para poder conversar con ella, tratan de entenderle las señas o quejidos. Ella estará bien, verá joven Jimin que dentro de poco Jade estará emocionada de asistir —le respondió y Jimin sonrió—. Nos vemos mañana.
Jimin se despidió, tomando la mano de la pequeña para salir directamente al hogar de Joohyun, porque ella les había invitado a comer en su casa. Jade por su parte iba emocionada expresando con sus manitas y tratando de hablar con quejidos acerca de su día en el colegio, y Jimin pudo entenderle lo mejor que pudo. Sabía que al parecer ya tenía amigos y eso le emocionó.
Cuando llegaron a la casa de Joohyun, la niña ni siquiera la saludó y Jimin la regañó por haber sido descortés con ella. La mujer de cabello largo le expresó que no necesitaba regañarla, que era normal que a veces los niños se comportaran así. Pero Jimin sabía que no era precisamente porque Jade quisiera.
Desde hacía unos días, Jungkook había vuelto al hogar en donde Jimin y Jade se quedaban. Al parecer con el pretexto de que extrañaba a la niña y, que había sido un idiota por alejarse de ella. El comportamiento de Jade hacia Joohyun comenzó a cambiar radicalmente; no la saludaba, si ella le preguntaba algo Jade la ignoraba, o ni siquiera le agradecía cuando le llevaba un detalle. Jimin no quería volverse paranoico, sin embargo, desde el regreso del militar, Jade se comportaba como toda una niña mimada.
—Gracias por invitarnos a comer —le agradeció Jimin, antes de acercarse y dejar un fugaz beso sobre los labios de ahora, su novia—. Hoy fue un día pesado en la enfermería, hay escasez de medicamentos. Lo más probable es que tengamos que hacer una expedición para traer suministros —le informó, dejándose llevar por la joven hacia la mesa en donde ya estaba la comida servida.
—Le avisé al líder Jung hace unos días. Supongo que dentro de poco irán por suministros. Debes descansar, come —le indicó ella, sentándose a su lado mientras Jimin se encargaba de sentar también a Jade para comenzar a alimentarla—. Mmm... no sabía que vivías ahora con alguien más. Fui esta mañana a ver si seguías allí y me abrió la puerta un hombre —comentó, comenzando a comer mientras miraba a Jimin con una pequeña sonrisa.
—Se llama Jeon Jungkook. Estuvo conmigo todos estos años, es amigo del teniente Jung. Si fue grosero contigo, me disculpo por él... es algo temperamental —intervino Jimin rápidamente con una sonrisa de disculpa. Sin embargo, Joohyun negó en respuesta.
—Incluso me ha invitado a pasar —respondió ella—. De hecho, me ha ofrecido algo de beber y me ha contado muchas cosas de ustedes —concluyó. Jimin de inmediato frunció su entrecejo, y se puso nervioso, sin saber qué le había contado Jungkook a ella—. Me ha contado lo increíble que eres en combate, ¡me parece sorprendente!
Jimin dejó salir un largo suspiro de alivio. Pensaba que Jungkook para molestarlo le hubiese relatado otra situación que entre ellos ocurrió. Luego, volvió a sonreírle a Joohyun más tranquilo.
—Ya que me dices su nombre, me acuerdo de que es el que ha generado un poco de disconformidad entre la población femenina de Iaksok. Varias de mis amigas han dicho que es un mujeriego... pero a mí me pareció bastante encantador —le contó ella animada—. Se nota que ve a Jade como su hija también, incluso me contó que él le tocaba cambiarle los pañales porque tú no querías —Joohyun rió enternecida y Jimin solo pudo sonreír incómodo al escuchar aquello. Jeon Jungkook y encantador en una misma frase no podían ir de la mano.
—Jade lo quiere mucho. Eso es verdad —simplemente respondió Jimin, extendiendo su mano sobre la mesa para poder entrelazarla con la de ella—. Si llega a ser grosero contigo, no dudes en decírmelo. Sus cambios de humor son bastante repentinos y no quiero que te falte el respeto.
—Eres un amor, Jimin —mencionó ella e impulsivamente se acercó para besarlo, sin embargo, Jade frunciendo su entrecejo comenzó a hacer pataleta sobre su silla. Quizás podrían dejarlo para después.
(...)
Jimin se despertó temprano cuando alguien comenzó a golpear la puerta de la vivienda aquella mañana, y al ver a su hermano con una gran sonrisa mientras le extendía una bolsa con varias provisiones, le saludó. Se hizo hacia un lado para darle paso, pero Taehyung se negó.
—Solo vine a traerte eso —dijo Taehyung, llevando las manos hacia los bolsillos delanteros de su pantalón. Jimin asintió abriendo la bolsa y tomó la caja que estaba de primeras, frunciendo su entrecejo al darse cuenta de que se trataban de preservativos—. Ya que pasas mucho tiempo con Joohyun lo creí necesario, a no ser que me quieras dar otra sobrina —le guiñó el ojo y Jimin sonrió.
—Gracias por tu preocupación, ¿por qué no pasas a desayunar? —le preguntó Jimin. Taehyung simplemente se encogió de hombros, tratando de divisar si alguien estaba detrás de su hermano.
—Pasaba a dejarte esto y para decirle al teniente Jeon que mañana saldrá un grupo de expedición —le informó su hermano, recargándose contra el marco de la puerta principal de la vivienda—. Hoseok lo ha nombrado cómo el líder de seguridad de la comunidad, así que también tiene que dirigir los grupos de búsqueda de suministros.
—Oh, no lo sabía —respondió Jimin—. Creo que sigue durmiendo, yo le avisaré lo de la expedición —Taehyung asintió y luego soltó un bufido, extendiendo su mano fuera de la vivienda para tomar la catana que había olvidado entregar.
—La encontré en la bodega de armas. Recuerdo que esa fue la que me habías regalado. Pero es toda tuya ahora —dijo Taehyung, extendiendo la espada a Jimin, quien la tomó sin dudar—. En fin, no olvides que esta noche irás a mi casa a comer.
Jimin asintió, viendo cómo su hermano daba media vuelta y salía del pórtico antes de cerrar la puerta. Caminó hacia la sala y colgó la catana en la pared, esperando no tener que volver a usarla en un largo tiempo.
En la tarde, después de que Jimin terminara su turno de la enfermería, decidió regresar a la vivienda en donde debía estar Jungkook cuidando a Jade. Al entrar y verlos juntos dormidos en el sofá, decidió subir a tomar una ducha. Se sentía agotado y más por las altas temperaturas que comenzaban a percibirse en el clima, cuando terminó de vestirse con un pantalón corto y una camiseta holgada, bajó las escaleras encontrándose con el teniente ya despierto.
—¿Cómo le fue a Jade en el colegio? —le preguntó Jimin. El militar abrió sus ojos sorprendido por un momento y luego volvió a tornar su rostro en una expresión taciturna—. No la ha llevado al colegio, ¿verdad?
—No es un hábito que aprendiera de un momento a otro. Lo he olvidado, además, ¿para qué llevarla a estudiar cuando ya es el fin del mundo? Mejor que invierta su tiempo jugando o durmiendo, yo que sé —respondió Jungkook, excusándose por haber olvidado llevar a Jade al salón comunal. En ese momento volvieron a golpear la puerta, y el teniente fue el primero en levantarse del sofá para abrir la puerta principal.
Frunció su entrecejo al no ver a nadie hasta que bajó la mirada, encontrando a un niño de tez pálida, ojos lo suficiente rasgados para compararlos con un felino y una pequeña sonrisa tímida.
—¿Quién eres, mocoso? —le preguntó Jungkook con poca paciencia. El niño hizo una pequeña venia como respeto al hombre mayor, antes de limpiar las motas de su camiseta. En ese momento Jimin se asomó y al ver al hijo de la vecina, abrió más la puerta para pararse a un lado de Jungkook.
—¡Hola, Yoongi! ¿Cómo estás? —le saludó Jimin y el niño le sonrió antes de volver a hacer una corta venia en señal de respeto.
—Señor Jimin, vine a pedirle permiso para que Jade pueda venir a jugar a mi casa —dijo el niño bastante nervioso, jugando con sus manos y dejando que sus mejillas regordetas se tornaran rojizas.
Jungkook frunció más su entrecejo al escuchar aquello, se cruzó de brazos y respondió: —No, mi hija no va a ir a la casa de nadie —Jimin lo codeó al instante, realmente no podía creer que el teniente fuera incluso grosero con un pequeño niño que no debía pasar los seis años de edad. Yoongi reemplazó su sonrisa nerviosa por un puchero, haciendo sentir mal a Jimin.
—Yoongi, ¿podrías darnos un momento? —le preguntó Jimin, con una sonrisa de disculpa y el niño asintió, volviendo a sonreír. Jimin tomó del brazo a Jungkook para llevarlo hacia el pasillo, dejando la puerta abierta—. ¿Cómo puede ser tan grosero con un pobre niño? Su madre y él se han comportado bastante bien con nosotros, que usted no tenga confianza es porque se fue de aquí y no los ha conocido. Jade necesita tener amigos e irá con él. No hay discusión.
—No pienso dejar que los niños desde esta edad la cortejen. Sobre mi cadáver, Park. Ese mocoso puede conseguirse a otra niña. Jade está muy pequeña para esto. Punto —contestó malhumorado, observando de soslayo cómo el vecino con excesivo gel en el cabello seguía esperándolos por una respuesta en el umbral de la puerta—. ¿Y es que acaso la madre de ese niño le echa mocos en el cabello? Jade no va a pasar tiempo con alguien que se peine así.
En ese momento, Jade se levantó del sofá y caminó hacia los dos hombres que seguían discutiendo. Jungkook sin esperar, la tomó entre brazos, dispuesto a subir las escaleras. No obstante, la niña comenzó a patalear y a quejarse cuando vio a Yoongi en la puerta.
—Déjela ir, Jeon. Ella quiere jugar, son solo niños —dijo Jimin enternecido al ver cómo su hija forcejeaba contra el militar para ir a saludar a su amigo. Jungkook bufó exasperado, finalmente dejándola en el piso y viendo cómo Jade corría hasta la puerta para saludar con un abrazo a su amigo.
Jimin se rió por la expresión de tormento que tenía el militar al ver la escena, antes de salir junto a los niños y dejarlos en la casa de la familia Min, diciéndole a la señora que más tarde recogería a Jade. Cuando volvió, el militar estaba sentado en una banca en el porche fumándose un cigarro con una expresión indescifrable.
Jimin decidió sentarse en otra banca, observando las pocas personas caminar a lo largo de las calles. Se recostó lo mejor que pudo, descansando un poco de aquel día ajetreado, ignorando la mirada de Jungkook sobre su cuerpo mientras seguía calando su cigarro.
—Usted no puede ser tan confiado con todos, Park —dijo, luego de un largo momento de silencio. Jimin dejó salir un suspiro y se recargó en el espaldar de la silla—. Esta comunidad está hecha por Hoseok y su hermano, pero no significa que todas las personas que estén aquí sean de fiar.
—Solo trato de adaptarme, Jeon. Trato de pasar página y olvidar lo que hay allí afuera, necesito descansar. No puedo estar todo el tiempo atento a que alguien me apuñale por la espalda, tampoco es bueno para su salud —contestó Jimin—. Hay que avanzar y no estancarse en el pasado.
Jungkook chasqueó la lengua contra su paladar, después llevó el cigarro una vez más a su boca y le dio una calada profunda, antes de hablar: —Me doy cuenta de eso, Park. Usted ha avanzado y no se ha estancado en el pasado. Enhorabuena —sentenció, dejando salir el humo. Jimin frunció el entrecejo y volteó a verlo—. Por cierto, muy bonita su noviecita.
Jimin rodó los ojos y se levantó del banco, dispuesto a volver a entrar a la vivienda. No estaba de humor para que Jungkook comenzara a burlarse de él, simplemente quería ir a acostarse y descansar antes de ir a la casa de Taehyung a cenar. Entonces, sintió los fuertes pasos del militar también siguiéndolo al interior de la propiedad, y Jimin comenzó a prepararse mentalmente para alguna discusión.
Abrió el refrigerador en búsqueda de alguna bebida fría y comenzó a beber lo primero que encontró. Sintiendo a Jungkook a sus espaldas todo el tiempo. Aquello lo ponía bastante nervioso e incluso ansioso.
—¿Qué hace aquí? —le preguntó a Jungkook, girando su cuerpo para enfrentarlo directamente. El militar seguía fumando el cigarro y se encogió de hombros, e incluso volvió a tirar el humo hacia el rostro de Jimin, aun sabiendo que eso desesperaba al más joven—. Ya se había ido, y yo estaba bien con eso. ¿Para qué volvió precisamente? ¿Ya se cansó de cogerse a la mitad de la comunidad y entonces viene a molestarme?
—Es más entretenido molestarlo a usted que pasar el tiempo con ellas, debo admitirlo —respondió Jungkook sonriendo de soslayo. Aquella sonrisa irónica que tanto sacaba de quicio a Jimin—. Volví por Jade. No por usted, Park —Jimin simplemente viró los ojos y asintió, dispuesto a irse de la cocina para descansar.
—Pues vaya a conseguirse a otra mujer. No estoy para que me moleste, ya he tenido suficiente de usted durante años —contestó Jimin, dispuesto a salir de allí. Sin embargo, Jungkook lo tomó del brazo para detenerlo y pararse detrás de él.
Jimin tembló cuando sintió que el teniente llevó la mano libre hacia su cintura y lo retuvo. Pasó saliva dispuesto a seguir su camino hasta que sintió el aliento de Jungkook contra su oído: —Dígame, Park. ¿Su novia sabe que le gusta que le den por detrás? —le preguntó, claramente mofándose de lo que había ocurrido.
Jimin dejó la bebida sobre el mesón de la cocina, sintiendo cómo el cólera se iba apoderando de sus emociones. Y sin pensarlo, giró su cuerpo mientras cerraba su mano en un puño para golpear a Jungkook con fuerza. El militar se recompuso llevando la mano hacia su mandíbula para masajearla, al mismo tiempo que observaba enojado a Jimin.
—¡Usted es un completo idiota! —exclamó Jimin. Su respiración estaba agitada y sus manos temblaban—. ¡Si Jade no lo extrañara créame que nunca lo hubiera dejado volver! ¡Estoy agotado de usted!
Entonces, Jungkook se recompuso por completo. Jimin se puso alerta cuando vio la mirada que le estaba dando el teniente, sin embargo, no fue tan rápido para detener las manos del militar que se dirigieron hacia su cuello y tampoco pudo evitar que le empujara contra la puerta del refrigerador con fuerza. Jimin jadeó por el golpe y, luego al sentir que su respiración estaba siendo obstruida, llevó sus manos hacia las ajenas, rasguñándolo para que le liberara, no obstante, era imposible comparar su fuerza contra la del militar.
—Usted es el único dolor de cabeza aquí —gruñó Jungkook ejerciendo mayor fuerza, ignorando el hecho de que Jimin apenas podía respirar—. ¿Sabe a cuántas he tenido que follarme para sacármelo de la cabeza? —Jimin abrió sus ojos sorprendido por la confesión, y aprovechando un momento de descuido por parte del militar, elevó su pierna y golpeó con fuerza el tórax del hombre que lo retenía.
En ese momento las manos lo liberaron y Jimin se agachó, tosiendo mientras trataba de recuperar la respiración. Jungkook por su parte se encontraba maldiciendo por el golpe que recibió, pero no demoró en volver a arrinconar a Jimin, quien trató de huir hacia las escaleras. Lo acorraló contra la pared, presionando su cuerpo y volviendo a llevar sus manos hacia el cuello del más bajo. Esta vez moderando su agarre para no obstruirle por completo la respiración.
Jimin comenzó a forcejear con todas sus fuerzas, pero además de los puños y rasguños que le daba al militar, era imposible. Sus ojos se llenaron de lágrimas al sentirse ofuscado y débil por el gran cuerpo que le obstruía la libertad.
—Usted ha sido mi martirio desde que lo conocí, Park —murmuró Jungkook acercándose al rostro de Jimin. Este pasó saliva nervioso, sin comprender el próximo movimiento del teniente—. Me está haciendo perder la cabeza. Eso sucede. Y al parecer yo ni siquiera soy fundamental para usted, le he protegido todo este tiempo y.... nada. Ni siquiera me entiendo, joder.
—S-suélteme —balbuceó Jimin, sintiendo que cada vez el militar ejercía mayor fuerza alrededor de su cuello—. Jeon, no... no puedo respirar.
Y entonces sucedió. Jimin se quedó estático al sentir los labios de Jungkook presionar contra los suyos; no de forma amable, ni con cariño. Era un beso desesperado. Luego liberó su cuello y llevó la mano hacia el cabello largo de Jimin para jalarlo e impulsar el rostro del más bajo hacia arriba. En ese momento, Jimin por inercia abrió su boca y dejó que Jungkook adentrara su lengua para que explorase lo que quisiera a su antojo.
Jimin respondió, moviendo sus belfos de forma salvaje como lo estaba haciendo Jungkook, y en algún momento con rabia mordió los delgados labios del militar, logrando que este volviese a presionarlo con mayor astucia contra la pared.
Ambos se mordían, se succionaban y jalaban el cabello ajeno, como si culparan al otro de lo que estaba sucediendo. Dejándose llevar por lo que se denominaba una guerra en quién le quitaba primero el aliento al otro.
Jm cuando jk lo besó:
Nosotrxs cuando jk lo besó:
Preguntas;; ¿pensamiento del primer beso del KM? ¿Será que se viene finalmente el salseo? Lo averiguaremos.
Quiero aclarar dos cosillas:
(1) no voy a forzar a que el KM se amen de un momento a otro. Esta historia es lenta en su relación. L@s que siguen leyendo se merecen un besito de mi parte.
(2) ellos ya no se odian, si se odiaran ya se hubieran separado desde hace muuucho tiempo.
Nos vemos hasta el sábado.
Besos.
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