Cuadragésimo segundo Capítulo.

42.


Jungkook agradecía muchas veces que Jade fuese muda, a veces se sentía un hijo de puta al pensarlo pero aquello tenía sus ventajas; cómo lo era el silencio que los tres estaban haciendo entre la maleza cuando habían encontrado las coordenadas de la supuesta comunidad que tanto insistía Jimin en investigar. Jade por su parte estaba colgada a la espalda del teniente, mientras se movían entre el pastizal y ramas secas. Ella ya estaba acostumbrada a las exploraciones para buscar un nuevo hogar.

Simplemente se quedaba callada, y jalaba el lóbulo de la oreja del militar, mientras movía sus piernas a los costados del cuerpo grande y musculoso. Por otra parte se encontraba Jimin, con la catana empuñada en ambas manos por si llegaban a encontrarse con algún caminante en el camino mientras que Jungkook tenía en mano un cuchillo.

Desde hacía mucho tiempo que las municiones de las armas que habían conseguido se habían agotado, y aunque Jungkook fuese bueno en ataque cuerpo a cuerpo estaba más que claro que su destreza era la puntería. En cambio, Jimin era bastante ágil para utilizar la catana y era mejor que estuviese sin la niña a sus espaldas para poder moverse más rápido y defenderlos de algún caminante.

Llevaban días buscando las coordenadas exactas de la comunidad. Ambos habían olvidado los detalles previos a la partida en búsqueda de aquel lugar. Era como si nunca lo quisieran aceptar, y aunque Jungkook quería hablar de aquello con Jimin, el joven simplemente evadía el tema. El militar sentía a veces cargo de consciencia porque creía que Jimin le había hecho una felación por obligación, y quería decirle algo para apaciguar el ambiente incómodo que se tornó para ambos, sin embargo, se retractaba también de decir algo porque sabía que él no lo había obligado a hacer nada.

Observó de reojo el perfil de Jimin, quien con el pasar del tiempo había cambiado la expresión en su rostro. El Park Jimin de antes tenía una expresión serena y cuando sentía el peligro se tornaba atormentada. Ese Jimin ya había quedado en el pasado. Ahora también mantenía el entrecejo fruncido sobre su rostro, solo expresaba sentimientos hacia Jade y el temor en acabar con algún caminante se había esfumado.

—Mire Park, lo que pasó... —musitó el teniente, enfocando su atención al frente del camino entre la maleza—. Nunca debió suceder, no tiene que convencerme de esa forma.

—Jeon, ya ni me acuerdo de lo que sucedió. Yo se lo propuse con tal de venir a la comunidad. Ambos recibimos algo que necesitábamos —contestó Jimin con voz y actitud taciturna—. ¿Estamos bien? —le preguntó, girando su rostro para ver al militar, quien simplemente asintió, restándole importancia al asunto.

Siguieron el camino hasta llegar a un pequeño riachuelo en medio del bosque, y no tuvieron que discutir para saber que debían detenerse allí para beber agua. Sacaron un botellón de la mochila a sus espaldas y llenaron este para comenzar a hidratarse. Primero esperaron que Jade bebiera lo suficiente, para luego turnarse la botella entre ellos.

—Me parece extraño —dijo Jungkook minutos después de inspeccionar el área en dónde se encontraban—. No hemos encontrado desde hace kilómetros a un solo caminante —Jimin asintió, también percatándose de la anomalía en aquella zona.

—Debemos estar atentos, pueden aparecer en cualquier momento —respondió Jimin, volviendo a llenar el botellón—. Vamos, debemos avanzar. Dentro de poco anochecerá y necesitamos buscar antes un lugar en dónde pasar la noche.

Emprendieron de nuevo una larga caminata, y ahora Jade se encontraba jalando las dos orejas de Jungkook cómo si se trataran de un juguete bastante entretenido. El teniente simplemente mantuvo una expresión taciturna, ya se había acostumbrado a los juegos inocentes de la niña. Después de haber caminado unos kilómetros más hacia el oeste fue cuando pudieron divisar entre la maleza unos muros y, ambos se detuvieron al instante.

Tanto Jimin como Jungkook se quedaron impresionados al ver la fortaleza que tenía aquel lugar en medio del bosque. Los muros llegaban a más de siete metros de altura y lo único que se podía divisar a lo lejos era un puesto de control en una torre al otro lado de la muralla. Jungkook fue el primero en percatarse de aquella vigilancia y de inmediato se agachó con la niña a sus espaldas, tomando a su paso el cuello de la camiseta que llevaba Jimin para tirarlo sin atisbo de delicadeza al asfalto. Jimin de inmediato se arrodilló y giró a verlo de mala manera.

—Hay un puesto de vigilancia, no me sorprendería que tengan binoculares y si nos llegan a ver podrían dispararnos en cualquier momento —le indicó Jungkook. Jimin asintió, tratando de visualizar entre los matorrales el puesto de control que tanto hablaba Jungkook. Al verlo, su pecho sintió una sensación de esperanza, aquel lugar parecía demasiado seguro para todos.

—Mocosa —murmuró Jungkook bajando a la niña de sus espaldas y sentándola detrás de una piedra escondida entre el arbusto—. Tú te quedas aquí, y vas a hacer silencio —le explicó, mientras movía las manos para que ella pudiese entender correctamente. La niña asintió animada, pensando que se trataba de algún juego.

—¿Qué va a hacer? —preguntó Jimin, observando que el militar sacaba varios cuchillos para guardarlos en el pantalón. Parecía decidido a ir a inspeccionar antes de que se llevasen alguna sorpresa—. No puede ir solo, Jeon.

—Iré por el otro lado, he sido entrenado para camuflarme, Park. Estaré más tranquilo si ustedes dos se quedan acá, no demoraré —informó antes de comenzar a caminar agachado entre los arbustos para luego perderse a través de los árboles.

Jimin había desarrollado la capacidad de mantenerse tranquilo bajo las adversidades que ocurrían a diario. Por tal motivo, la primera hora en que no tuvo señales por parte de Jungkook, mantuvo la compostura. Aguardando a Jade entre su cuerpo y el arbusto que los cubría de cualquier visibilidad por parte de la comunidad.

De repente, sintió el sonido del motor de un vehículo a su lado izquierdo, frunció su entrecejo al darse cuenta de que a pocos metros se encontraba un pequeño camino. Se encogió aún más entre el arbusto, al ver que un camión pasaba directamente hacia la comunidad y las puertas de la fortaleza se abrieron. Jimin trató de visualizar lo mejor que pudo, pero lo único que pudo ver a través de los matorrales era la presencia de dos guardias armados, quienes le daban la bienvenida al vehículo.

En ese momento sintió unos rápidos pasos acercándose a su dirección y de inmediato empuñó la catana, alejándose de Jade para poder verificar de quién se trataba. Al ver que era Jungkook, volvió a enfundar la espada.

—Es hora de irnos, encontré una pequeña vivienda de madera a unos kilómetros. Podemos quedarnos allí e ir verificando poco a poco la comunidad —le informó Jungkook. Jimin asintió, tomando a Jade en brazos para salir rápidamente del escondite—. Aunque solo tienen una torre de seguridad, lo que he alcanzado a verificar es que es bastante seguro. Pero todavía no sabemos si es una comunidad o un espejismo para atraer humanos y hacer con ellos lo que se les venga en gana.

—Pero... si en estos días nos percatamos que las personas están bien, y luce cómo una comunidad tranquila, tomaremos la decisión de quedarnos, ¿verdad? —preguntó Jimin, con un tono bajo. Esperando que Jungkook no explotara en cualquier momento por estar reacio a la idea.

Sin embargo, solo asintió en silencio. Llevaban varios días en que no discutían y Jimin cada vez más confirmaba el porqué del comportamiento más pacífico que había visto al militar en años; estaba menos estresado y frustrado. Al parecer sí había servido el trato que habían hecho.

Caminaron a través de la maleza, siendo precavidos en no encontrarse con nadie ni con nada hasta llegar a la pequeña vivienda rústica en mitad del bosque. Jungkook fue quien se encargó de entrar primero a verificar que estuviese vacía y luego le avisó a Jimin que podía entrar con Jade.

El lugar estaba lleno de polvo; tenía cocina, sala y una habitación con una pequeña cama, pero podrían acomodarse cómo pudiesen. Jungkook de inmediato se pidió el sofá para que Jimin durmiera en la cama con la niña. Después sacaron unas cuantas latas del morral para poder comer la ración del día. Generalmente comían dos veces al día, pero últimamente no podían permitírselo. Se encargaban que Jade no padeciera hambre y para ambos estaba bien.



(...)



Al parecer la comunidad era verídica, por lo que Jimin y Jungkook pudieron observar a lo largo de los días. Se habían dado cuenta que un camión de la comunidad siempre salía cada tres días en búsqueda de suministros. Tenían una torre de seguridad, que cambiaba de guardia varias veces para percatarse que no hubiese ningún caminante en el perímetro. Sin embargo, lo único que no habían podido inspeccionar era el interior del lugar y si había personas a salvo dentro de aquella gran fortaleza.

Por lo tanto, Jungkook salía en búsqueda de alguna montaña lo suficiente cerca para poder tener la visibilidad de lo que había dentro de aquella muralla, mientras Jimin se quedaba en la pequeña vivienda de madera cuidando de Jade o a veces salía cerca del área para buscar algo de alimento o agua potable de algún riachuelo.

Una tarde, cuando Jade se había quedado dormida en la habitación y Jimin había cerrado la puerta para que no se despertara. Fue directamente a la pequeña cocina de la propiedad para acabar de mezclar las legumbres que había podido conseguir, esperando que Jungkook terminara de afilar varios cuchillos con una roca afuera de la vivienda. Cuando terminó de alistar la comida, el sol ya se estaba escondiendo, así que sacó rápidamente la veladora que habían encontrado antes de que oscureciera.

En ese momento, Jungkook entró a la pequeña vivienda antes de cerrar y ajustar la puerta con varias tablas para poder descansar sin sentir que en cualquier momento algún caminante pudiese adentrarse a la propiedad. Jimin se dio la vuelta cuando el militar entró a la cocina, para comenzar a repartir en pequeñas tazas una ración equitativa, y en ese momento, sintió a Jungkook cerca de su cuerpo. Una vez más.

—No —le advirtió Jimin, cuando sintió el cuerpo fornido del militar a sus espaldas. Conociendo muy bien las acciones ajenas—. Ni lo piense, Jeon.

El militar se dispuso a poner ambas manos a cada costado de Jimin, sobre la mesilla de madera sin acercarse demasiado. Deteniéndose de inmediato al escuchar las palabras del joven de cabello blondo y largo. Se inclinó levemente, posicionando su rostro cerca al ajeno, solo dejando que su respiración golpease contra el cabello de Jimin.

—Park... —murmuró Jungkook con una voz tan suave que Jimin se sorprendió y de inmediato se acercó más a la mesa para alejarse del cuerpo fornido—. Nunca he suplicado por algo en mi vida, pero a este punto no puedo contenerme. Por favor... haría lo que fuera.

Jimin se quedó callado, analizando las palabras de Jungkook. No sabía exactamente qué quería el militar, pero de algo estaba seguro y era que Jungkook no iba a ser el único que siempre pudiese conseguir lo que quisiera. Así que trató de ignorar la cercanía que cada vez se cernía a una más estrecha, hasta el punto de hacerle temblar entre los brazos del militar.

—Si no se explica, no podré saber qué es lo que quiere —musitó Jimin, frunciendo el entrecejo. Haciendo cómo si nada estuviese ocurriendo, simplemente seguía sirviendo la comida, tratando de demostrar que aquella cercanía y conversación no le estaban afectando en absoluto.

—Diablos, Park. No es tan fácil admitirlo en voz alta —refunfuñó contra el oído de Jimin, acercando su pelvis contra la espalda del más bajo. Estaba claro que Jimin no era estúpido, al percatarse de la voz en tono suave del militar y actitud condescendiente, se dio cuenta a qué se refería. Dejándolo estático sobre el lugar con los ojos abiertos—. Déjeme llegar al final de esto, y juro hacer lo que usted desee. No lo soporto más, han pasado años desde que estuve con alguien.

Fueron solo segundos en donde Jimin se quedó callado y estático. Antes de girarse y propinarle un puño sobre el pómulo al militar, logrando que este se desestabilizara y Jimin aprovechara aquello, para verlo por primera vez desde arriba mientras se cruzaba de brazos. Le observaba demasiado colérico, apretando los labios en una línea fina, demostrándole su oposición a tal proposición.

Jungkook se incorporó masajeando levemente su pómulo izquierdo mientras observaba a Jimin con el entrecejo fruncido, luego que este tomase una profunda respiración antes de hablar: —¿Cree que voy a dejar que me folle? ¿Acaso ha perdido la razón, Jeon? Tuve suficiente con arrodillarme ante usted, hacerle una mamada para que aceptara venir a inspeccionar la comunidad. Pero nunca voy a dejar que un hombre me la meta, ¿acaso ya no le queda materia gris en ese cerebro? ¡Con nada podrá convencerme! —exclamó colérico Jimin.

Ambos se quedaron observando por un largo tiempo con las respiraciones agitadas, comenzando así un duelo para definir quién podría mantener la mirada del otro por más tiempo. Claramente, Jimin fue quien deshizo el contacto visual para observar la puerta cerrada de la habitación en donde descansaba Jade, esperando que por los fuertes gritos no hubiese despertado, aunque era poco probable porque la niña no podía escuchar bastante bien.

—¿Eso quiere, Park? —le preguntó Jungkook, logrando que Jimin volviera a posar su atención sobre el cuerpo del militar, quien ahora se apoyaba contra el mesón y le observaba de forma taciturna. Jimin frunció más su entrecejo sin comprender al militar, así que este dejó salir un largo suspiro y se acercó decisivamente al cuerpo más bajo.

Jimin finalmente al comprender la proposición del militar, se puso bastante nervioso y soltó una pequeña risa mientras negaba con la cabeza. No podía creer que el militar estuviera tan desesperado por encontrar un hoyo en dónde poner el pene cómo para proponerle también hacerle una felación. Sin embargo, él también lo necesitaba. Al fin y al cabo, necesitaba una buena liberación, pero no sería capaz de aceptar que Jungkook se lo cogiera. Aunque una felación no era tan mala idea.

—Si me da la mejor mamada de la vida, hay trato, Jeon. De lo contrario olvídelo —respondió finalmente Jimin, recogiendo su cabello en una moña alta. Quizás sus palabras serían detonantes para que el militar se retractara de la proposición, no obstante, al verlo caminar y arrastrar una silla de madera para obstruir la manija de la puerta en donde dormía Jade, se dio cuenta que no había vuelta atrás.

Jimin pasó saliva expectante. Ni en broma iba a dejar que Jungkook lo follara, era una pequeña mentira para obtener una felación. Y no se sentía mal por estar mintiendo. Así que esperó a que el militar se acercara, y cuando este le señaló la mesilla de la cocina después de pasar los platos de comida a otro lugar, Jimin le observó extrañado.

—Súbase, Park. Usted es bastante bajo —le recordó y Jimin rodó los ojos. No obstante, estaba tan expectante, que su miembro ya estaba reaccionando a lo que iba a suceder, que poco le importó subirse a la mesa. Segundos después, el militar le empujó para acostarlo completamente, logrando hacer sentir a Jimin bastante cohibido.

Eso no era lo que Jimin esperaba. En la posición en la que ahora estaba le hacía sentir bastante susceptible y doblegado ante la mirada taciturna del militar. Sin embargo, no alcanzó a protestar cuando Jungkook ya se encargaba de bajarle la bragueta y lo envolvió con su mano derecha. El militar tenía unas manos tan grandes que Jimin cerró los ojos, apoyando su cabeza sobre la madera y se dejó hacer.

Ninguno decía palabra alguna. Solo se escuchaba el sonido de la fricción de la mano del militar alrededor de la virilidad de Jimin, acariciándola con precisión y velocidad. Mientras que el hombre de cabello rubio mordía sus labios, tratando de acallar los jadeos por la sensación de ser acariciado por alguien más después de tanto tiempo. Entonces, cuando sintió la boca del militar engullirlo, fue cuando no soportó más y soltó un largo jadeo.

Jimin rodó los ojos cuando Jungkook succionó su glande con fuerza pero de forma placentera. Hasta el momento, el militar estaba dando todo de sí mismo para conseguir algo que Jimin no le llegaría a dar pero él no sabía. El médico podía afirmar la convicción en las acciones del teniente con el manejo de la lengua y de vez en cuando al sentir levemente los dientes acariciar su falo de forma tan placentera, para que al final Jimin pudiese decir que había sido la mejor mamada que había recibido en toda su vida.

Jungkook no era suave y pausado como una mujer. El militar iba directo a su objetivo y este era hacer que Jimin llegase rápidamente a su cúspide, acariciándolo con fuerza y succionando el pene del menor que se retorcía sobre la madera de la mesa, hincando sus uñas a los costados de la mesa y jadeando. Tampoco le importaba sacar varias veces sus dientes, haciendo desesperar a Jimin quien finalmente llegó a su éxtasis.

Jungkook se alejó de inmediato, dejando que Jimin liberara su esencia sobre su propia camiseta. El militar limpió la saliva de su boca con el dorso de su mano para luego tomar los muslos de Jimin, bajando el cuerpo ajeno lo suficiente para inclinarse y susurrarle: —Trato es un trato, Park.


Jk: "Venga le hago una mamada, Park."
Jm:

Preguntas;; ¿creen que Jimin sí cumplirá la parte del trato o Jk chao papá? ¿Podrán averiguar qué hay dentro de la comunidad? 🤔 lo averiguaremos.

Lamento no estar actualizando los sábados, he estado muy ocupada.

Besos.

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