Cuadragésimo primer Capítulo.

41.


Tiempo después.




—¡Que te quedes quieta, mocosa! —exclamó exhausto Jungkook cuando Jade comenzó a escabullirse entre sus piernas porque no quería tomar un rápido baño, obviamente con agua fría y con una taza. La niña carcajeaba correteando y escapándose luego entre las pocas habitaciones de la nueva vivienda que habían encontrado—. ¡Si no me haces caso, juro que voy a darte dos baños diarios! —le amenazó cuando la pudo tomar entre brazos. Ella comenzó a patalear tratando de defenderse también con quejidos, los cuales eran los únicos que podía pronunciar.

—¡Aaha! !Nah, Guh! —expresó la niña, empuñando sus pequeñas manitas y golpeando la espalda del militar. Quién caminaba directamente hacia el baño, dispuesto a encargarse de bañar a la niña que seguía balbuceando palabras que para muchos serían inentendibles pero no para Jungkook, tampoco para Jimin.

La clara traducción a sus quejidos eran: "¡Papá! ¡No, Jungkook!". Estaba llamando a Jimin y, era obvio que él no demoraría en llegar para verificar porqué su hija estaba llorando y quejándose.

—Tu papá se está encargando de hacer la comida. Ahora haz silencio o juro que no voy a darte los dulces que te gustan, mocosa —le reprochó de nuevo y cómo si se tratase de arte de magia, dejó de removerse. Jungkook suspiró aliviado, sabía que el as bajo la manga eran los "dulces" que le daban a Jade. Los cuales eran frutos secos que encontraban en ciertos arbustos y latas.

Luego de que por fin lograra bañar y cambiar a la niña, fueron hacia la cocina para encontrarse a Jimin terminando de preparar la comida con la ayuda de una pequeña fogata que hacían en la chimenea de la estancia. El joven lucía mucho más delgado a comparación de meses pasados, al igual que Jungkook. La comida después de un tiempo comenzó a escasear, las latas de alimento perecedero comenzaron a caducar después de un tiempo, los animales en el bosque comenzaron a desaparecer en manos de los caminantes y lo único que podían conseguir era lo que podían.

Muchas veces ambos preferían no comer para darle la comida a Jade, quien ya debía tener unos tres años de edad. Su prioridad era cuidar de la niña, quien desafortunadamente, cómo ambos pronosticaban por la forma en que sollozaba cuando era una bebé; era muda. Podía quejarse por muchas cosas, en especial con Jungkook, al parecer ambos se gritaban mutuamente pero al final del día, ella buscaba los brazos del hombre para dormir entre ellos.

Aquello no significaba que no viera a Jimin como su padre. Siempre le buscaba y le llamaba "papá" cómo podía, también se quejaba con él de las cosas que hacía Jungkook contra ella. También le gustaba que Jimin le cantara por las tardes aquellas canciones de melodías suaves mientras cepillaba su cabello.

Aaha —le llamó la niña corriendo hacia su dirección y Jimin no dudó en alzarla. Le dio un suave beso en el cachete regordete y, siguió cocinando mientras escuchaba los quejidos y balbuceos de la niña. Jimin después de terminar de cocinar, giró para ver a Jungkook, quien estaba sentado sobre el taburete de la cocina.

—¿Qué ha pasado? Jade se ha estado quejando de usted por media hora sin parar —le preguntó Jimin, frunciendo su entrecejo. El militar se encogió de hombros, restándole importancia.

—No siempre que se queja de mí significa que la he molestado. Debe estar pidiendo los dulces que le prometí por dejarse bañar —contestó Jungkook mientras tomaba el tarro que tenían sobre la mesa de los frutos secos y de inmediato Jade comenzó a estirar los brazos en su dirección. Jimin bufó y le entregó la niña a Jungkook para que él se encargara de darle lo prometido.

Finalmente Jimin se encargó de poner los pequeños platos para poder comer lo que había preparado con legumbres y la poca carne que podían conseguir de los animales que quedaban en el bosque en dónde se estaban hospedando.




Al llegar la noche, acostaron a la niña en el sofá mientras ellos se quedaban en la cocina para discutir qué deberían hacer los próximos meses. Jimin se quedó sentado en el taburete mientras Jungkook se sentaba sobre el mesón de la cocina rústica. Ambos se quedaron mirando por un tiempo, antes de comenzar a hablar. Siempre que hablaban de adónde irían, comenzaban a discutir por un largo tiempo, hasta que alguno de los dos -generalmente Jimin- dejaba al otro hablando solo.

—Si sigue con la idea de la comunidad. Está demente. Ya han pasado dos inviernos desde que nos encontramos con ese grupo, ¿acaso sigue recordando las coordenadas? Diablos, Park. Estamos mejor así —Jungkook fue el primero en hablar. Jimin tomó la taza de agua caliente para luego beber un poco del té que se había preparado con las hierbas que rodeaban la vivienda de madera ubicada en medio de la maleza.

Jimin realmente se sorprendía la paciencia que había adquirido durante cinco primaveras que había compartido junto a Jeon Jungkook. Aunque eso no significaba que varias veces quería golpearle por idiota. Cómo en ese momento, sin embargo, prefirió quedarse en silencio. Lo que menos quería era que comenzaran a tener una discusión y despertaran a Jade.

—¿No va a responder nada? —le preguntó Jungkook, frunciendo su entrecejo. Jimin negó comenzando a reír sin ningún atisbo de humor. Estaban tan acostumbrados a pelear que el militar no podía aceptar que Jimin ya estaba cansado de discutir. Era lo único que podían hacer, además de cuidar de Jade, tratar de sobrevivir y otras cosas.

Aquellas situaciones que ocurrían con poca frecuencia, ambos lo ignoraban y olvidaban cómo si nunca hubiesen sucedido. La última vez que se tocaron en compañía del otro, a Jade le estaba saliendo sus dientes de leche. Ninguno dijo nada esa vez, cada uno se liberó en su propia mano aunque Jungkook había insistido en poderse frotar contra Jimin, y el más joven se negó. Así que ambos en la obscuridad de aquella propiedad en la que habían estado aquel tiempo, se masturbaron en presencia del otro, dejando que los sonidos de gruñidos y jadeos quedasen entre aquellas cuatro paredes.

—¿Para qué siquiera gasto mi voz? Cuando sé que usted no aceptará ir a la comunidad —respondió Jimin, encogiéndose de hombros antes de tomar un sorbo de su bebida caliente—. El tiempo pasa, ya me cansé de insistir —dijo honestamente, sintiendo las lágrimas surcando sus ojos—. Estoy simplemente cansado, no solo físicamente sino también emocionalmente. No quiero pelear más.

Jungkook al verlo decaído y a punto de llorar, se sintió mal. Era la primera vez que veía flaquear a Jimin durante los últimos años, y lo comprendía, él también se sentía exhausto. Solo podían quedarse pocas semanas en un lugar porque algo siempre ocurría, no había paz ni descanso en algún momento. Cada ruido que escuchaban era una alerta de que algo podía ocurrir.

—Si quiere una comunidad, la haremos juntos —intervino Jungkook, inclinándose en el mesón para poder estar más cerca de Jimin. El más joven levantó la vista, parpadeando para disipar las lágrimas con atisbo de confusión a las palabras que escuchaba—. Haré un muro con madera, lo que sea para que podamos proteger a Jade y podamos nosotros descansar. ¿Eso es lo que quiere? —preguntó y Jimin asintió de inmediato, mordiendo sus labios con ansiedad.

—¿Pero cómo podría hacerlo? No tenemos las herramientas para hacerlo —respondió Jimin—. No es que dude de su credibilidad pero, una comunidad necesita más personas, ¿sería usted capaz de aceptarlo? —Jungkook en ese momento hizo una mueca con la boca, demostrando su descontento con la idea—. Es difícil hacer una fortaleza los dos juntos y con una niña... quizás debería considerar lo de la comunidad solo una vez más —el militar bufó y bajó del mesón.

El más joven se quedó sentado observando de reojo al militar, quien claramente se había puesto de mal humor. Cómo siempre. Jungkook hizo crujir su cuello confirmando lo que ya sabía Jimin.

—Podemos ser los tres. Lo hemos sido por más de dos años, ¿por qué cambiarlo de un momento a otro? —le preguntó, exasperado por la insistencia de que Jimin quisiese que se arriesgaran a buscar y admitir nuevas personas—. Sería lo mismo que ir a aquella comunidad. No conocemos a nadie, sería una locura. Yo me encargaré de hacer el muro cómo sea y sin importar cuánto me llegue a tomar.

Jimin al ver que el militar ya se estaba retractando de un avance bastante grande, se levantó de inmediato y buscó la mirada del militar: —Verifiquemos la comunidad. Si no son confiables, haremos nuestra propia fortaleza aunque duremos meses construyéndola —Jungkook negó. Dispuesto a salir de la cocina y dejar solo a Jimin, sin embargo, el más bajo alcanzó a detenerlo, acogiendo entre sus manos el antebrazo del militar.

—Por favor. Ya no sé qué decir para que acepte. Realmente a estas alturas podría hacer lo que usted quiera, déjeme convencerlo, Jeon —suplicó Jimin. El militar giró a verlo y bajó la mirada para poder hacer contacto visual. Aquellos ojos pequeños acompañados de bolsas negras por la falta de sueño le miraban con súplica—. Podría encargarme de cocinar, cuidar a Jade e incluso dejarle más tiempo solo para que deje de sentirse ofuscado con nuestra presencia.

Jungkook le miró de forma taciturna, creando un silencio sepulcral en la estancia. Pareció considerarlo, pero negó con la cabeza segundos después. Desesperando a Jimin.

—No puede convencerme con nada, Park —concluyó—. Olvídese de todo el asunto de una vez por todas —se giró de nuevo para dejar la cocina, sin embargo, otra vez Jimin le detuvo reteniéndolo con ambas manos. Buscando desesperado la mirada taciturna del militar.

Haré lo que quiera, Jeon —dijo con convicción en sus palabras—. No importa lo que pida, mientras al final acepte ir a inspeccionar la comunidad.

Ambos se quedaron en silencio. Jimin pasó saliva con nerviosismo al ver que el militar ni siquiera cambiaba la expresión en su rostro. Él sabía la condescendencia de sus palabras y el tono de ellas, sabía que estaba jugando con fuego pero la desesperación de sentirse seguro le estaba llevando al borde del delirio.

—No querré solo una simple frotada, Park. ¿Está consciente de ello? —le preguntó. Jimin se quedó estático durante un momento, razonando qué podría pedirle Jungkook directamente. Entonces, pensó en Jade, en que podría estar a salvo en aquella agrupación. Por tal motivo, se encogió de hombros y caminó hacia la puerta plegable de la cocina para cerrarla.

Inhaló profundamente antes de girarse y caminar hacia Jungkook, finalmente sin poder ver a los ojos obscuros que le observaban curioso, se arrodilló frente a él. Jungkook frunció su entrecejo al verlo titubear antes de acercarse al cierre de su pantalón, y al ver que Jimin se enredó en sus propias acciones, acogió las manos temblorosas para detenerlo.

—Diablos, Park. Usted en ese estado no podrá ni chupar una piruleta —musitó Jungkook. Tratando que su voz sonara tranquila, sin embargo, sonó demasiado ronca—. No quiero que se sienta obligado. Levántese.

Pero Jimin se negó.

En cambio, tomando toda la valentía que había adquirido durante años tratando de sobrevivir. Se deshizo del enlace de las manos del militar para llevarlas hacia la bragueta del pantalón ajeno y bajarlo hasta el final. Pasó saliva con nerviosismo antes de adentrar su mano derecha entre la ropa interior de Jungkook y acarició lentamente el miembro del militar para luego acogerlo entre su mano.

Jungkook trató de mantener la compostura y no demostrar en su rostro que aquella simple acción le estaba excitando rápidamente. Luego, Jimin se encargó de bajar la ropa interior ajena para finalmente dejar libre el miembro semierecto del militar.

—Espero que esto sea más que suficiente para convencerlo —musitó Jimin antes de comenzar de nuevo a acariciar lentamente el falo de Jungkook. El militar simplemente se quedó en silencio, observando a Jimin masturbándolo y poco a poco dejó de fruncir el entrecejo.

Cuando sintió la cavidad húmeda y acogedora alrededor de su glande fue suficiente para que un leve gruñido de satisfacción saliera de sus labios. Había pasado tanto tiempo que no se sentía tan excitado, que el solo sentir la boca de Jimin rodearlo hizo que jadeara profundamente. Extrañaba tanto aquella sensación.

Dejó que Jimin siguiera lamiendo y chupando su virilidad, le gustaba bastante la imagen al ver al más joven arrodillado frente a él tratando de tomar toda la longitud en su cavidad y lo sobrante lo masajeaba con la mano. Le sorprendió la decisión de Jimin en aumentar el ritmo de la felación y sonrió de lado antes de llevar su mano derecha hacia el cabello largo y blondo del joven.

Jimin por su parte estaba tratando de ignorar lo que estaba sucediendo, sin embargo, realizaba las acciones que a él le gustaba que hicieran sus parejas anteriores. Nunca pensó que algún día llegaría a hacerle sexo oral a un hombre, pero allí estaba tratando de engullir toda la longitud del teniente solo para tratar de convencerlo.

Al momento en que sintió que Jungkook empuñó su cabello entre su mano derecha y comenzó a moverse con cierto vaivén, Jimin inhaló profundamente porque sabía lo que el militar quería comenzar a hacer: —Abra esa boquita, Park.

Y Jimin lo hizo.

Abrió su boca lo más que pudo, dejando que Jungkook lo usara a su antojo. Varias veces tuvo arcadas, y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando sentía que la respiración se le cortaba, sin embargo, trató de mantener la compostura porque tampoco quería demostrarle a Jungkook que iba a flaquearse en cualquier momento. No quería mostrarse débil.

Cuando parpadeó para disipar las lágrimas por la falta de oxígeno, se percató que Jungkook ya no lo seguía observando. En cambio se encontraba con los ojos cerrados y con el rostro hacia arriba, aquella imagen le hizo sentir un poco enojado. Así que, se deshizo del agarre en su cabello y dejó de succionar el falo ajeno, alejándose lo suficiente para levantar la mirada y encontrarse con la desconcertada del militar, la cual finalmente había bajado para ver porqué había detenido sus acciones. En ese momento, Jimin comenzó a masturbarlo manualmente, sin perder conexión con aquellos ojos obscuros.

—Míreme, Jeon. Soy yo, nadie más —dijo Jimin con tono de voz seguro. Realmente no debía importarle que Jungkook estuviese imaginándose a una mujer mientras él se encontraba haciéndole una felación, sin embargo, lo hacía. Le hacía sentir molesto con el pensamiento. No estaba allí arrodillado, haciéndole un oral a un hombre y perdiendo la dignidad para que no le ameritaran por ello, al menos un poco.

Jungkook no dijo nada, tampoco hizo amague de aceptar las condiciones de Jimin, no obstante, mantuvo la mirada fija en el joven para que este volviese a realizarle una felación. Y cuando lo hizo, el teniente volvió a aferrarse al cabello largo de Jimin para comenzar a tomar el control de la situación, importándole poco las arcadas que produjeran sus acciones. De hecho, ver así a Jimin, le estaba produciendo un grande placer.

Tiempo después, tampoco le avisó a Jimin de su inminente orgasmo. Simplemente sacó su miembro de la cálida zona y finalizó sobre el rostro del joven de cabello blondo, quien instantáneamente cerró sus ojos para evitar que cayera el éxtasis del militar dentro de sus ojos mientras Jungkook jadeaba con alivio. Había tenido la liberación que necesitaba desde hacía años.

Jimin por su parte, se levantó de inmediato del suelo y llevó el borde de la camiseta hacia su rostro para limpiar el rastro de semen. Jungkook subió su bragueta y sin previo aviso se inclinó hacia el oído derecho ajeno: —Me ha convencido, Park. Mañana iremos a inspeccionar a esa jodida comunidad.

Preguntas;; ¿creen que habrá oportunidad de que la comunidad sea segura y por fin puedan descansar? ¿cuáles son sus pensamientos de cómo se está desarrollando el kookmin? Todo esto y más en el próximo capítulo.

Muchas gracias por su apoyo.

Besos.💕

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