Cuadragésimo octavo Capítulo.
48.
Al siguiente día Jungkook pensaba que iba a salir contento después de alguna mamada o algo parecido, no precisamente con una lista en donde estaba escrito cientos de productos que le solicitaba Jimin para siquiera considerar un poco la propuesta que él le había hecho. Simplemente de mal humor aceptó las condiciones del más joven, se despidió de Jade prometiéndole que le traería muchos más juguetes y se dirigió a la puerta de la fortaleza en donde todos los hombres y mujeres elegidas para participar en la expedición esperaban para recibir las armas y municiones necesarias.
Eran diez personas y dos autos en total, entre ellos se encontraba Hoseok, quien al verlo le saludó con una sonrisa un poco apagada. Jungkook simplemente se acercó y, tomó dos armas, un cuchillo y una botella de agua las cuales fueron puestas sobre una mesa. Sabía que no necesitaba más para la expedición, la cual si tenían suerte podrían realizarla solo en un día y regresar en la noche sanos y salvos.
—Te ves de la mierda, Jung. ¿El niño hizo pataleta anoche o qué? —le preguntó Jungkook mientras ambos guardaban las provisiones que consideraban necesarias. El líder simplemente se encogió de hombros, frunciendo su entrecejo y demostrando que no le agradaba la forma en que su amigo trataba a Taehyung—. No quería tocar a tu amor —se disculpó con tono irónico.
—No quiere ni siquiera hablarme. Él siempre cuando salgo a una expedición viene a despedirse aquí en la puerta pero cómo ves Jeon... no está —respondió Hoseok, dejando salir un suspiro de frustración mientras recargaba una de las armas para dejarla luego dentro de su cinturón—. Nunca había estado tan enojado conmigo, ¿acaso eso es de familia? —le preguntó a Jungkook, quien al terminar de alistarse, sacó un cigarro y comenzó a calarlo, demostrando lo poco que le importaba la conversación—. Vives con un Park, precisamente.
—Jimin es como un grano en el culo, así que debe ser de parte de la familia Park —respondió Jungkook, dejando salir el humo. Ignorando el hecho de que varias mujeres comenzaron a sollozar a unos cuantos pasos de ellos mientras se despedían de sus parejas que iban a la expedición. Rodó los ojos, bastante incómodo—. Pero lo bueno es que, sé que si me voy un tiempo él podrá defender a Jade y a sí mismo. En cambio, ¿acaso la mitad de las personas en la comunidad saben defenderse si algo llega a ocurrir? —le devolvió la pregunta a Hoseok y este aún bastante serio, negó—. Es muy bueno que hayas creado una comunidad, Jung. Que le des una esperanza a estas personas para sobrevivir, pero tampoco pueden estar absortos a la realidad.
—Esta comunidad resistirá —respondió Hoseok, sacando de su bolsillo un cigarro y pidiéndole con una seña a Jeon que le encendiera el artefacto. Caló este mientras meditaba y finalmente prosiguió—. Pero tienes razón. Las únicas personas que saben cómo defenderse somos las que iremos a la expedición, y unos cuantos hombres que se quedan vigilando la muralla sin mencionar a Taehyung o a Jimin. A veces me da temor salir a alguna expedición y no es por mí, sino por dejar desprotegida a la comunidad.
Jungkook asintió en respuesta a las palabras de Hoseok, y tiró la colilla de su cigarro antes de pisarlo con su botín cuando ya era tiempo de subirse al vehículo asignado. Ambos militares dieron un último vistazo a la comunidad antes de que Hoseok encendiera el motor y sacara el vehículo de la fortaleza.
Dentro del vehículo se encontraban tres hombres además de Hoseok y Jungkook, que lucían lo suficientemente fuertes para combatir cuerpo a cuerpo con algún caminante. Por su parte, el teniente que estaba sentado en el asiento del copiloto sintió alivio al pensar que no debía ocuparse del trasero de alguien más, sabía que todos allí eran capaces de cuidarse por sí mismos sin tener que defenderlos todo el tiempo como se sentía con Jimin cuando estuvieron allí afuera por tanto tiempo.
No significaba que ese pequeño y delgado hombre no pudiera defenderse, ser ágil con la catana o algo por el estilo, pero siempre Jungkook había sentido la necesidad de protegerlo. Aunque no lo demostraba directamente, lo hacía. Dejó salir un suspiro y se convenció que era momento de dejar de pensar en su calvario personal; Park Jimin.
—No soy tan idiota para no darme cuenta de que sucedió algo entre ustedes dos —murmuró Hoseok, al ver que los tres hombres en la parte trasera comenzaron a conversar animadamente sobre otros temas. Jungkook frunció su entrecejo y volteó a verlo con intriga—. Puedo darme cuenta cómo te comportas cuando Jimin está cerca, incluso eres como su sombra personal. Al principio pensé que era solo para mirarle el trasero, buena estrategia, por cierto —explicó. El teniente de cabello azabache y largo chasqueó la lengua contra su paladar.
—Que uno de nosotros ande detrás de un Park, no significa que por ser mejores amigos hagamos lo mismo. Jimin es mi molestia eterna, simplemente tuvimos que tolerarnos para sobrevivir —respondió con simpleza Jungkook—. Eso es todo.
Hoseok simplemente se quedó en silencio. Sabía que Jungkook nunca le contaría lo que realmente había sucedido durante más de cuatro años separados, pero para él, podía ver claramente que algo debió haber ocurrido entre su mejor amigo y el hermano de Taehyung. No era tan ingenuo de no percatarse de los comentarios de doble sentido, el cómo Jungkook siempre estaba pendiente de Jimin y no dejaba de lado el hecho de que Jungkook había abandonado el hogar que él le había ofrecido para su propia privacidad y pudiese llevar a las mujeres que su mejor amigo quisiera.
Después de varias horas en carretera llegaron a una pequeña ciudad lo suficiente lejos de la comunidad para que nadie los llegase a seguir, pero lo suficiente cerca para no demorarse mucho tiempo en volver. Lo primordial de aquella expedición era conseguir todas las medicinas necesarias, eso era lo único que no podían producir dentro de la comunidad. La luz, el agua, los cultivos, ganado e incluso bebidas podían tenerlas, sin embargo, algo tan importante como ello no habían podido producirlo aún. Por otro lado, el otro vehículo se adentró a la ciudad para buscar mantas, ropa y lo que pudiesen hallar.
Todos los hombres alistaron las armas antes de bajar del vehículo frente a una gran farmacia localizada cerca de algunas viviendas y varios automóviles destruidos en la calle. Jungkook fue el primero en entrar con poca precaución, y Hoseok no pudo evitar seguirlo con rapidez. A veces pensaba que su mejor amigo no razonaba la magnitud de lo que significaba estar fuera de una muralla, aunque también debía aceptar el hecho de que Jungkook pudo sobrevivir durante bastante tiempo fuera de una fortaleza.
Jungkook ya se había acostumbrado a trabajar por su cuenta, así que, él mismo se encargó de eliminar a los tres caminantes dentro del establecimiento rápidamente. Evitó la ayuda que le iba a dar Hoseok y otro hombre que le llamaban El Pirata porque no tenía un ojo. Guardó dentro de su cinturón el cuchillo después de limpiarlo con la misma ropa de uno de los muertos y caminó directamente hacia los pasillos en donde debían estar los productos que Jimin le había encargado. Dejaría que los demás se ocuparan de llenar las cajas con la cantidad de medicamentos que estaban en los estantes mientras él buscaba la tintura para cabello, mentas, crema dental aunque ya tuviesen la suficiente, y demás productos de aseo.
De pronto, se detuvo al observar un producto que llamó su atención y sin dudarlo tomó un tarro para leer la fecha de vencimiento, al ver que quedaba poco tiempo antes de caducar no le importó y guardó todos los potes rápidamente en su mochila hasta que una mano le detuvo.
—Alto ahí, Jeon —lo detuvo el hombre llamado Kan. Alguien que media casi dos metros de altura, tenía gran musculatura y una expresión de pocos amigos—. No puede llevarse todos los lubricantes, tiene que darme unos cuantos también —Jungkook frunció su entrecejo y sacó de su mochila dos tarros para evitar inconvenientes—. Llevan condones, de todo a la enfermería pero nunca esto, realmente los de la comunidad no comprenden lo que uno hace allí afuera, ¿verdad?
El militar asintió sin comprender bien a qué se refería, sin embargo, si llegaba a ser alguna insinuación de una vez se lanzaría a golpear al hombre que le doblaba en peso corporal. Kan le sonrió de soslayo: —Llegué unos pocos meses antes que usted, y también estuve solo con hombres. No es del otro mundo, Jeon. A nadie le importa ya en dónde uno la pone. Y he visto con quién vive y vaya, los Park no están nada mal —concluyó. Por primera vez en mucho tiempo Jungkook sintió cierta inquietud al pensar que aquel hombre había visto a Jimin de esa forma.
—No piense acercarse a Jimin —respondió Jungkook con cara de pocos amigos, mientras ponía la mochila llena a sus espaldas y se cruzaba de brazos. El hombre carcajeó con mofa, y de inmediato el militar formó sus manos en puño.
—Tranquilo. Ya lo entendí. Taehyung es del jefe, todos lo saben. Y al parecer Jimin es suyo, no pienso entrometerme —contestó—. Yo tengo mi propia pareja. No voy a faltarle el respeto tampoco.
Jungkook simplemente le dio una última vista de advertencia antes de caminar hacia otro estante para guardar las cosas que le pedía Jimin, y finalmente se acercó a la zona en donde estaba Hoseok con los otros dos hombres terminando de empacar los medicamentos. Por su parte, se inclinó y tomó dos cajas de una vez para ahorrar tiempo e ir llevándolas a la camioneta, no obstante, antes de siquiera acercarse a la puerta de vidrio se percató de la presencia de otros vehículos y de inmediato escondió las cajas detrás de unos estantes antes de acercarse hacia Hoseok y avisarle.
—Hay un grupo diferente allí afuera —alcanzó a informar Jungkook mientras sacaba su arma para quitarle el seguro. Hoseok y los otros hombres se percataron de ello, dejando de empacar para tomar sus armas dispuestos a defenderse si aquellas personas entraban a la farmacia.
Cuando menos esperaron, los vidrios del lugar fueron destruidos por cientos de disparos contra la estancia. Jungkook saltó de inmediato sobre Hoseok para caer detrás del mostrador, no obstante, de los dos hombres que estaban allí con ellos, solo uno alcanzó a esconderse también. El otro simplemente fue acribillado por varias balas y cayó al suelo.
(...)
Después de que Jungkook se hubiese ido a la expedición y él terminara su turno en la enfermería temprano. Jimin decidió que era tiempo de conversar con Joohyun antes de que tuviese que ir por Jade al colegio. Debía conversar con ella, no era justo que durante el día él le profesara cariño cuando por la noche dejaba que un hombre grosero, chantajista y burdo le masajeara el trasero y le metiera la lengua hasta la garganta. Ella no merecía aquello, debía ser franco.
Al llegar al hogar de ella, Joohyun le sonrió y se apartó del umbral de la puerta para dejarlo pasar, sin embargo, Jimin con una sonrisa nerviosa se negó: —Hablemos en el porche, ¿está bien? —le propuso y ella asintió intrigada. Jimin caminó hacia los escalones del pórtico y se sentó a un lado para que Joohyun tuviese suficiente espacio para sentarse a su lado—. Debo hablar contigo de algo importante.
Joohyun asintió, y Jimin no pudo sentirse peor cuando aún ella le observaba con los ojos brillosos, mientras llevaba sus manos hacia las suyas para entrelazarlas. Era una asombrosa chica, siempre lo había sido, incluso cuidaba de Jade cuando no tenía que hacerlo.
—Yo... no sé cómo empezar —comenzó a decir Jimin, dejando salir un largo suspiro—. Ni siquiera sé qué puedo decirte pero Joohyun, creo que no podemos seguir juntos —la observó y al ver que la joven frunció su ceño sin comprender porqué estaba terminando con ella, prosiguió—. Eres una mujer asombrosa, hermosa e inteligente. Y por eso no quiero hacerte daño, estoy pasando por un tiempo en donde ni siquiera puedo reconocerme a mí mismo. Es egoísta de mi parte meterte en los problemas que ahora tengo.
Ella se quedó en silencio, asimilando la información que él le daba. Luego de un tiempo finalmente dejó salir un suspiro antes de buscar la mirada de Jimin, pero no lucía molesta, en cambio, lucía bastante intrigada: —Es por el teniente Jeon, ¿verdad? —le preguntó.
Jimin en ese momento abrió sus ojos sorprendido, sin importar lo evidente que llegase a lucir. Bajó la vista para poder tratar de evadir la mirada de Joohyun. Posó su atención en sus manos entrelazadas, y pasó saliva nerviosamente.
—No soy tan ingenua para no haberme dado cuenta de los chupones que tienes en el cuello, Jimin. Y estoy segura de que no fui yo la que los hizo —siguió hablando ella con franqueza—. Ayer cuando los vi pensé que me estabas siendo infiel con alguna mujer de la comunidad, pero recordé que con la única que te he visto conversar más de una vez es la señora Daewoos, quien apenas puede levantarse de su silla de ruedas, y la descarté de inmediato. Solo quedaba el teniente Jeon, estaba pensando que era imposible porque nunca te habían gustado los hombres, pero tu actitud me lo confirma.
Jimin cerró los ojos y llevó las manos hacia su rostro claramente frustrado, en realidad el día de ayer no se había acordado de las marcas que había dejado Jungkook ni ese día tampoco, sobre su piel. Quería gritar de la frustración porque aquello era como un golpe a la realidad, que alguien más se diera cuenta de lo que sucedía -algo que ni él comprendía-, le hacía sentir vulnerable de cierta forma.
—Solo estábamos los dos allí afuera —respondió Jimin, sin poder ver a Joohyun a los ojos—. No fue fácil. Él era la única persona con la que estaba.... todo sucedió de un momento a otro, aun cuando discutíamos por todo, en vez de conversar.
—Tranquilo, Jimin. Lo entiendo —contestó ella, acercándose y posicionando sus manos sobre la espalda de él para comenzar a darle un leve masaje—. Agradezco que seas honesto conmigo, quizás sigo sorprendida un poco, no lo voy a negar. Pero no puedo juzgarte cuando has durado allí afuera durante tanto tiempo —dijo mientras lo abrazaba por la espalda—. Ahora entiendo la actitud de parte del teniente Jeon hacia mí... estaba celoso —Jimin negó al escuchar aquel adjetivo.
—Él solo quiere molestarme. No entiendo cuál es su motivo para seguir atormentándome con algo que debió haber quedado allí afuera. Yo estaba bien contigo, y se supone que él lo estaba al acostarse con todo lo que tuviera falda. Simplemente es un idiota —concluyó Jimin con frustración, liberando las manos de su rostro y llevándolas hacia su cabello para tratar de liberar su exasperación contra las hebras de su cabello—. Perdón por haberte puesto en medio de todo esto.
—No tienes porqué disculparte —respondió Joohyun con una pequeña sonrisa—. Lo que me intriga aquí es, ¿tú sientes algo por él? —le preguntó y de inmediato Jimin se tensó sobre el lugar.
—No... ¡nunca! —contestó con una exclamación Jimin, tratando de convencerse más a sí mismo que a Joohyun—. Me gustas tú. No un hombre que se la pasa discutiendo conmigo hasta por si respiro, alguien que es desorganizado y deja sus calcetines hasta encima de la estufa, alguien que pelea con todo el mundo porque no se comportan como él quiere, ni mencionar que tiene una mirada que da miedo. No, definitivamente no me gusta, Jeon —Joohyun sonrió enternecida por lo exasperado que sonaba Jimin, mientras decía todos los aspectos negativos del teniente—. ¿Ya mencioné que apenas puedo soportarlo?
—Oh, Jimin... —murmuró ella—. Debe haber algo allí, de lo contrario no hubieras dejado que aquellos chupetones aparecieran sobre tu piel. No te preocupes por mí, si eso es lo que te detiene.
Jimin iba a protestar que no había algo que lo detuviese porque no había nada que detener, sin embargo, cuando los hombres de seguridad comenzaron a correr de un lado hacia otro, avisando que debían las personas resguardarse en sus hogares, acaparó la atención de él.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó Jimin, levantándose de inmediato de los escalones. Joohyun se encogió de hombros, demostrando que también se encontraba anonadada por la situación—. Iré a buscar a Jade, tú deberías entrar a casa como lo indican —dijo antes de salir corriendo hacia el colegio, en donde ya se encontraban los padres de las criaturas, recogiendo a sus respectivos hijos. Jimin por su parte no demoró en encontrar la cabellera larga de su hija entre la multitud para cargarla en brazos e ir directamente a la casa del teniente Jung en donde debía estar Taehyung.
Al verlo saliendo del porche con una metralleta sobre su hombro, Jimin frunció su entrecejo. No comprendía qué sucedía, sin embargo, las personas de la comunidad estaban entrando en un estado de pánico, que también lo hacía sentir así. Ahora al ver a su hermano dirigiéndose hacia la puerta de la fortaleza, no le dio buena espina.
—¡Tae! ¿qué ocurre? —le preguntó, sintiendo sus manos comenzando a tornarse sudoríficas, su respiración irregular y el palpitar de su corazón acelerarse. Su hermano se detuvo al escucharlo y de inmediato se acercó con preocupación.
—Jimin, estamos en problemas. El grupo de expedición no había llegado, pero ahora unos vehículos desconocidos están frente a la fortaleza pidiendo hablar con el líder. Así que, cómo Hoseok no ha llegado, tengo que ir yo —le informó y Jimin de inmediato se opuso.
—No, tú no puedes hablar con esas personas. Probablemente es un grupo que quiere apoderarse de la comunidad y te harán daño. No lo permitiré —respondió Jimin mientras negaba con la cabeza.
—Nos han amenazado que si el líder no habla con ellos, van a entrar a la fuerza —le informó Taehyung, con el entrecejo fruncido y claramente molesto—. Temo que ellos tienen retenido a Hoseok... y a las otras personas que estaban con ellos en la expedición, incluyendo al teniente Jeon.
En ese momento Jimin sintió una fuerte opresión en el pecho de solo pensar que Jungkook pudiese estar amordazado y torturado por aquellas personas, aquello no solo le hizo sentir ansiedad sino también bastante enojo.
—Lleva a Jade con Joohyun —dijo Jimin decisivo—. Yo hablaré con ellos —antes de que su hermano se negara, le entregó a Jade para que la tomara en brazos—. Soy tu hermano mayor, no dejaré que te hagan daño.
Y antes que Taehyung pudiese detenerlo, Jimin salió corriendo hacia la puerta de la fortaleza en donde estaba la mayoría de las personas de seguridad o los que apenas sabían manejar un arma. En ese momento pensó que habían muy pocas personas que sabían defenderse y sabía que en algún momento debían hacer algo para cambiar aquello. Subió las escaleras metálicas para llegar hasta la superficie del puesto de control, y le arrebató el megáfono al hombre de turno.
Se acercó lo suficiente para verificar lo que sucedía afuera, y se sorprendió al ver más de cinco camiones estacionados frente a la puerta de la comunidad. En ese instante, desde uno de los camiones salió un hombre alto, musculoso y con barba. Jimin de inmediato lo identificó como el jefe de aquel grupo.
—Pedí hablar con el jefe del grupo, no con un niño —dijo con voz alta el hombre, claramente mofándose de la situación. Jimin al hacer contacto visual con el desconocido, sintió un leve escalofrío recorrer su cuerpo. Solo podía ver la clara maldad en aquellos orbes obscuros que le observaban con burla—. Si no sale el jefe del grupo, comenzaré a volar sesos; uno por uno —indicó.
En ese momento, abrieron la puerta de uno de los camiones y sacaron a cuatro personas amordazadas e inmovilizadas, incluidos los tenientes Jeon y Jung. Jimin observó lo mejor que pudo el cuerpo que fue lanzado con fuerza sobre el asfalto, y cuando este elevó su rostro divisó los fuertes moretones sobre su piel. Jungkook cuando vio a Jimin se sorprendió al verlo allí en el puesto de control y sin importar, comenzó a removerse, recibiendo otro fuerte golpe contra su estómago.
—Yo soy el líder de Iaksok, aunque usted no lo crea —respondió Jimin. Debía mantener aquella mentira a raya porque si aquellos hombres sabían que tenían a Jung Hoseok, verdadero líder de la comunidad en sus manos, sabrían que tendrían una gran ventaja para ganar—. Han venido a las puertas de nuestra comunidad, retenido a nuestros hombres, ¿qué quieren exactamente? —preguntó Jimin, cruzándose de brazos. Sentía el cólera surcar su cuerpo, al darse cuenta lo heridos que se encontraban los de su propia comunidad.
El hombre sonrió de soslayo, una sonrisa tan burlesca que hizo que Jimin apretara sus manos en un puño. Se acercó unos cuantos pasos de forma precisa para quedar más cerca de la torre de seguridad: —Tengo una lista de peticiones como si fuera navidad, muñequito —dijo con tanta ironía en sus palabras que Jimin estaba a punto de tomar el arma que estaba sobre el mesón y le dispararía sin pensarlo en absoluto—. Queremos comida y requerimos un médico. Nosotros los hemos estado observando por un largo tiempo, y sabemos que dentro de la comunidad tienen varios médicos, uno que falte no hace la diferencia, ¿verdad?
Jimin al escuchar la última petición estaba a punto de dar alguna orden para que todas las personas allí con algún arma dispararan hacia los hombres allí abajo, sin embargo, si eso ocurría; Hoseok y Jungkook morirían. Sin embargo, él tampoco estaba dispuesto a entregar alguna persona a ese grupo.
—De hecho, no es una petición. Es una orden o de lo contrario, ¿con quién comenzamos? —preguntó deliberadamente, mientras sus hombres acercaban a los rehenes y los posicionaban en una hilera frente a él—. ¿Quizás él? —señaló al hombre que tenía un parche en el ojo. Jimin sintió la ansiedad carcomerlo y en ese momento escuchó los pasos de alguien subir rápidamente las escaleras, giró y encontró a Taehyung dispuesto a acercarse—. ¿O quizás él? —apuntó con su arma hacia Hoseok y Jimin tuvo que empujar a Taehyung para que no viera lo que estaba sucediendo.
Jimin hizo una seña para que los hombres que estuvieran ahí retuvieran a Taehyung, quien al observar que Hoseok estaba siendo apuntado con un arma mientras estaba amordazado, comenzó a forcejear para liberarse de los hombres de seguridad. Jimin volvió a acercarse a la barandilla de la torre antes de que el líder del otro grupo hiciese algo.
—Le daremos comida, pero respecto al médico no puedo otorgarle a una persona. Todos los médicos tienen su familia aquí y no estarán dispuestos a irse a otro lugar —respondió Jimin, tratando de lucir firme y que aquel hombre de actitud prepotente no se diese cuenta que sus piernas temblaban ligeramente.
En ese momento, resonó un estruendoso ruido cuando el hombre jaló el gatillo y disparó a la primera persona que estuvo frente a su vista. Dejando que el hombre cayera sobre el asfalto, y las personas dentro de la torre de seguridad dejaran salir un grito de sorpresa.
Yo soy un Grinch pero quería darles algo de navidad. El sábado y domingo actualizaré como regalito.
Preguntas;; ¿creen que asesinaron a Hoseok? ¿Jimin les dará lo que piden? ¿Se viene el mierdero? Lo averiguaremos.
Muchas gracias por leer y por apoyar Nekrós. Voy a poner todo mi sudor y sangre en darles una buena historia, ah.
Besitos.
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