Cuadragésimo cuarto Capítulo.

44.





Jimin no se alejaba de Jungkook en ningún momento, mientras el militar se limitaba a cargar a Jade entre sus brazos y seguían los pasos de los hombres hacia la comunidad. Estaban a punto de llegar a la fortaleza, y el más joven se sentía bastante nervioso, realmente no sabía qué iba a suceder desde el momento en que llegaran a unirse finalmente a la comunidad. Observó de reojo el perfil del militar, tratando que este no se diera cuenta de que le estaba detallando.

Jimin se cuestionaba si el militar una vez estuviesen dentro de la comunidad les dejaría de lado, incluso no les volvería a buscar o hablar. Pasó saliva negando con la cabeza, dándose convicción a sí mismo de que eso no ocurriría, sin embargo, habían pasado varios años sin la compañía de alguien más y no podría asegurarse que el militar no se alejaría de ellos. El nerviosismo le hizo no querer preguntar, simplemente se quedó callado.

Cuando llegaron a las grandes puertas de la fortaleza, Jimin se quedó sorprendido al ver la defensa que la rodeaba. De la torre de seguridad salieron dos personas para percatarse de la identidad de quienes estaban frente a la puerta y Seokjin hizo una seña para que les diesen paso. Se escucharon varios mandatos, antes que las puertas fuesen abiertas.

—Pueden seguir —les indicó Seokjin, señalándoles con la mano el camino. Jimin buscó la mirada de Jungkook, para poder entrar primero y después el militar con la niña. El hombre de cabello azabache asintió, dejando que Jimin tomase la delantera y entrara con las demás personas.

En ese momento, sus ojos se abrieron sorprendidos al observar lo que había allí dentro; calles limpias, casas en excelente estado e incluso podía jurar que tenía la extensión de un pequeño pueblo dentro de una muralla. Detuvo sus pasos, y de inmediato volteó a avisarle a Jungkook que era seguro que entrara con Jade.

El teniente aferró sus brazos alrededor del cuerpo de la niña cuando entró por completo. Realmente se encontraba conmocionado por lo que estaba viendo, incluso podía observar cerca a la puerta varios campos con cosechas e incluso el sonido de animales. De repente, varios hombres e incluso mujeres los rodearon para no dejarles dar un paso más.

—Disculpen, deben entregar las armas que tengan. Lo hacemos cómo contingencia, no podemos confiar en ustedes por completo —les indicó Seokjin con una sonrisa amable. Jungkook frunció su entrecejo, mirando a Jimin, quien también se encontraba indeciso en entregar su catana—. Es un filtro que hacemos cómo aceptación, volverán a tenerlas en unos días. De lo contrario no podemos aceptarlos.

Si fuese por iniciativa de Jungkook, hubiera golpeado al líder de aquel grupo por pensar que iba a ser tan idiota de entregar su cuchillo, tomaría del brazo a Jimin y saldría de ahí de inmediato, sin embargo, al ver la mirada llena de esperanza en el rostro del más bajo al observar el tranquilo lugar, aguardó sus pensamientos. Decidiendo ser el primero en entregar el cuchillo que colgaba de su cinturón, evitando entregar la navaja que escondía dentro de su botín.

Jimin fue el siguiente en entregar la catana que colgaba de su espalda, y en ese momento, las personas que los rodeaban recibiendo las armas dejaron de observarlos cómo una amenaza y les sonrieron. Jungkook frunció aún más su entrecejo por aquel comportamiento, no podía creer en serio que aquellas personas fuesen tan ingenuas en confiar en ellos directamente al no requisarlos.

—Vamos, deben estar agotados. Tenemos unas cuantas casas vacías, les asignaremos una —les informó Seokjin—. Hay una cerca al parque para los niños que estamos construyendo, creo que sería mejor esa ubicación para que la niña pueda ir sin ningún problema —opinó. Jimin asintió bastante emocionado, aunque trataba de mantener sus emociones a raya.

—¿Hay más niños? —preguntó Jimin. Jungkook al ver la expresión que tenía el joven sobre su rostro, bajó la guardia solo un poco. Se podía notar que los orbes pequeños de este brillaban al solo escuchar cada una de las palabras que profesaba el líder.

—Sí, esta semana haremos la integración de ustedes en la comunidad y su hija podrá conocerlos —respondió Seokjin, comenzando a caminar esperando que los dos hombres le siguieran el paso.

Todavía las personas que les pidieron las armas los rodeaban mientras caminaban por las calles, y aunque Jungkook detestara que lo estuviesen controlando y vigilando, sabía que debía hacerlo por el bien de su pequeño y reducido grupo. Solo observaba de vez en cuando las personas que caminaban en la calle; sonrientes, limpios y al parecer no sufrían en conseguir algo mísero de comida. Algunos les observaban con intriga e incluso con lástima, y por tal motivo Jungkook prefirió mantener su concentración en la niña que había caído dormida entre sus brazos por falta de energía.

Él sabía que el aspecto que tenían los tres debía ser lamentable ante la vista de las personas que los veían sentados en bancas frente de las casas e incluso desde los jardines que rodeaban las propiedades. Y al ver que Jimin se alejaba un poco de su lado, no escatimó en acercarse rápidamente para tomarlo de la mano. Los murmullos que escuchaba de las personas sorprendidas por su presencia le hacía sentirse nervioso. Era como si hubiese olvidado lo que se sentía estar rodeado de personas y eso le hizo enojar, aferrándose a la mano del más bajo, quien al parecer estaba bastante concentrado en observar cada uno de los detalles de las limpias y seguras calles.

Finalmente llegaron a una vivienda rodeada de un pequeño jardín y un porche de madera. Al subir los peldaños, las personas que los acompañaban decidieron quedarse afuera, así que el único que entró con ellos fue el líder. El interior estaba limpio, tanto que Jungkook se sintió mal por sus botas llenas de lodo y ramas, observó su calzado y sin importar, se despojó de estos al igual que Jimin.

—Este será su hogar de ahora en adelante —dijo el líder, mostrándoles el interior de la amplia vivienda; una sala, cocina e incluso tenía unas escaleras que llevaban a la segunda planta en donde estaban las habitaciones—. Les traeré comida, mientras tanto pueden tomar un baño... en todos los armarios hay ropa pero no para la niña, aun así no se preocupen, yo me encargaré de conseguirle en este momento.

—Muchas gracias —respondió Jimin, y por primera vez sonrió después de mucho tiempo de forma sincera. El líder asintió, antes de salir finalmente de la vivienda dejándolos de nuevo solos—. Esto es... ¿real? —le preguntó Jimin a Jungkook, aun creyendo que era algún espejismo o quizás un sueño.

—Al parecer sí —contestó Jungkook un poco absorto de la conversación, observando cada esquina de la primera planta, aun manteniendo a Jade entre sus brazos—. Yo me quedaré con Jade en la sala, mientras tanto usted puede ir a tomar la ducha primero, aun así... —murmuró Jungkook mientras apoyaba el ligero peso de la niña en un brazo para buscar en uno de sus bolsillos otra pequeña navaja que guardaba por precaución y se la extendió—. Esto es muy bueno para ser verdad.

Jimin asintió y aceptó el pequeño artefacto, antes de subir las escaleras dubitativo. Tenía razón Jungkook, realmente un lugar así en medio del apocalipsis debería ser un completo sueño, así que se encargó de ir a las dos habitaciones que tenía la vivienda, revisando cada uno de los armarios y el baño que quedaba en el pasillo. Sin embargo, no encontró nada extraño, lo único que le dio la bienvenida fue una cama doble en la recámara principal con sábanas limpias, otra habitación con una cama más pequeña y un baño con agua.

En el momento en que se despojó de la ropa sucia y el agua de la regadera cayó sobre su cuerpo, se sintió bastante bien. Dejó que el agua se encargara de quitarle la suciedad de todo su cuerpo, y también las lágrimas que se mezclaban con esta. No podía creer en serio que después de tanto tiempo podía asearse en una regadera, la sensación le hacía sentir que la presión en su espalda bajaba y, al ver sobre el estante de la ducha productos de aseo, no contuvo la emoción y dejó salir un pequeño grito.

Después de haberse aseado y secado hasta la esquina más recóndita de su cuerpo, salió directamente a la recámara principal para buscar en el armario si podía encontrar algunas prendas que pudiesen servirle. Aunque sólo pudo encontrar varias que le quedaban bastante grandes, no le importó en absoluto, ahora se sentía limpio y prácticamente renovado.

Al bajar las escaleras se encontró a Jungkook lavándose el rostro y las manos para comenzar a preparar la comida con los alimentos que ahora estaban sobre el mesón de esta. Mientras Jade seguía dormida sobre el sofá. Al sentir la presencia de Jimin volteó a verlo, y por primera vez en un largo tiempo el más joven se sintió cohibido bajo la mirada del militar.

—Puede ir a tomarse una ducha, yo me encargaré de cocinar algo —dijo Jimin, pasando los dedos por su largo y húmedo cabello—. Luego podremos descansar —Jungkook asintió, secándose las manos con unas toallas que también les habían dejado sobre el mesón.

—El líder va a volver otra vez, trajo comida y toallas pero está buscando ropa para Jade —le informó, deteniéndose a un lado de Jimin, quien trataba de evitar algún contacto visual, comenzando a buscar los alimentos necesarios para realizar una comida rápida—. Si ocurre algo, no dude en gritar. Estaré pendiente, ¿de acuerdo? —le preguntó y Jimin asintió. Jungkook dejó salir un suspiro, observando de nuevo a Jade que seguía durmiendo en el sofá antes de subir las escaleras.

Jimin no comprendía porqué ahora se sentía nervioso al lado de Jungkook. Sí, habían tenido sexo, pero no debía dejar que aquello interfiriera en lo que fuera que tuviesen. Ahora estaban rodeados de personas desconocidas, y aunque parecía ser el paraíso dentro de un mundo destruido, sabía que no podía confiar en nadie tan rápido. Solo en Jungkook.

Lo mejor era olvidar lo que había ocurrido entre ellos, ahora estaban en una comunidad y había muchas personas a las cuales conocer. Quizás Jungkook no demoraría en comenzar a buscar a una mujer y Jimin estaba bien con ello. Era un nuevo comienzo, por su parte iba a olvidar lo que ocurrió, y sabía que el militar haría lo mismo.


(...)


Aun cuando habían dormido muchas horas, se alimentaban bien y se hidrataban, todavía se sentían bastante agotados. Jimin sabía que tomaría bastante tiempo para volver a sentirse con energía, sin embargo, al tercer día decidió que era hora de comenzar la inmersión en la comunidad. Jungkook no estaba de acuerdo, según él, deberían seguir quedándose dentro de la casa, dormir y comer hasta sentirse lo suficiente fuertes para defenderse si algo llegase a ocurrir.

Jimin simplemente rodó los ojos por aquella respuesta del militar. Sabía que la verdadera razón por la cual el militar no quería salir y afrontar aquel nuevo comienzo era porque debía sentirse incómodo al estar rodeado de personas desconocidas, no obstante, también temía que el militar llegase a pelearse con alguien y hacer que los echaran cuando nadie hasta el momento les había hecho daño. El único con el que tenían contacto era con el líder Seokjin, quien los visitaba diariamente para traerles más provisiones e incluso más ropa de la que necesitaban.

Sin embargo, cinco días después de su llegada, el líder les dijo que tenían que participar en una barbacoa que realizarían con todos los integrantes de la comunidad para que pudiesen integrarse oficialmente. Ese día Jimin trató de encontrar la ropa que mejor se adecuara a su cuerpo, vistió a Jade con un bello vestido color rosa que Jungkook detestaba y cepilló su cabello largo, en cambio el militar apenas tomó una ducha.

—¿Tan emocionado está de conocer nuevas personas? —le preguntó Jungkook, esperándolo en la sala mientras le quitaba a Jade los arreglos que le había puesto Jimin en el cabello y que él consideraba bochornosos—. Diablos, Park. No vuelva a peinarla así.

—Ese mal humor no nos va a llevar a ningún lado, ¿recuerda? —contestó Jimin dejando salir un profundo suspiro, antes de terminar de arreglar las hebras largas de su propio cabello—. Solo le hice unas bellas trenzas, que a usted no le gusten es otra cosa. Siempre quise peinarla y ponerle hebillas, ahora que Seokjin nos ha traído los accesorios tenía que aprovechar. En fin, vamos Jeon o llegaremos tarde.

Jungkook gruñó cómo respuesta y se recostó en el sofá, tomando a Jade en brazos para tomar una siesta: —Ni modo. Vaya usted, yo me voy a quedar durmiendo con Jade, ¿cierto, mocosa? —le preguntó a la niña que reía por las cosquillas que le comenzó a hacer el militar y ella en respuesta le sacó la lengua—. De paso nos trae comida, Park.

—Jeon... deje de actuar cómo un ermitaño. Debemos hacer esto, no podemos darnos el lujo de que nos echen de este lugar. Debemos ganarnos el puesto para estar aquí, cómo usted bien sabe nada es gratis en esta vida. Iremos ahora —ordenó Jimin, tomando a Jade entre sus brazos para ponerla de pie y arreglarle el vestido. Jungkook rodó los ojos al solo imaginar la cara de lástima que tendrían las personas al verlos cómo un caso de caridad—. Mire, piense en que va a conocer a muchas personas. Descansará de mi presencia un rato.

Jungkook se reincorporó rápidamente al escuchar eso y Jimin rió por la escena. Decidiendo por fin salir hacia la dirección que les había dado Seokjin. Caminaron a través de las pintorescas calles, llenas de jardines e incluso escuchaban a lo lejos los gritos y risas de los niños, entonces sabían que debían ir en aquella dirección donde probablemente todos los integrantes de la comunidad se encontraban. Aunque tuvieron que detenerse varias veces porque Jade se quedaba observando las flores de los jardines.

Cuando faltaban solo unas pocas cuadras, se dieron cuenta de la magnitud de personas que habían al lado de la gran barbacoa. Jimin pasó saliva de forma nerviosa, sin embargo, estaba realmente emocionado de poder conversar con varias personas. En cambio, Jungkook se detuvo dispuesto a volver a guardarse dentro de aquella cómoda vivienda, sin embargo, Jimin lo detuvo, tomándolo del brazo y jalándolo.

Al llegar quien se les acercó rápidamente fue Seokjin con una gran sonrisa al ver que finalmente habían asistido: —Pensé que no vendrían... vengan, tengo que presentarlos —dijo, guiándolos al centro de la barbacoa en donde todos conversaban animados y felices, al verlos se quedaron callados, sorprendidos por su presencia. Jungkook instantáneamente cargó a Jade en brazos, y se acercó a Jimin—. ¡Miembros de Iaksok! ¡Denles la bienvenida a nuestros nuevos miembros en la comunidad; Jimin, Jungkook y Jade! —exclamó eufórico.

Jungkook se aferró al suéter de Jimin, sintiéndose abrumado por la atención que estaban recibiendo. Los miembros aplaudieron eufóricos y comenzaron a darles la bienvenida. El militar solo quería salir de allí en ese preciso momento, sin embargo, al parecer esos no eran los planes de Jimin quien comenzó a saludar a las señoras mayores de edad que se acercaron a saludarlo.

—¡Oh! ¡Pero te pareces a mi nieto, pareces un angelito! ¿Y quién es esta preciosa niña? —le preguntó la señora a Jimin, y se acercó a Jungkook para ver a Jade e instintivamente el militar alejó a la niña de las manos curiosas de la señora—. ¡Perdón! Debe ser tu hija, no pensaba asustarlos.

—No se preocupe, simplemente no estamos acostumbrados a que ella se acerque a más personas —respondió Jimin con una sonrisa amable.

El resto de la tarde Jungkook no se separó de Jimin, ni dejó que Jade se alejara de sus brazos. Comieron una deliciosa parrillada, pero él nunca bajó la guardia, hasta que decidió inspeccionar a cada persona alrededor de ellos mientras Jimin ahora mantenía una animada conversación con las ancianas de la comunidad quienes le decían lo tierno que era. Jungkook solo podía rodar los ojos hasta que sintió la mirada de alguien sobre él y al ver que se trataba de una jovencita bastante atractiva, agradeció a Jimin que le hubiese obligado a asistir.

—Espero que se estén divirtiendo —dijo Seokjin cuando volvió a acercarse a ellos con varias botellas de cervezas, las cuales ambos aceptaron gustosos—. Faltan algunos miembros de la comunidad, falta el líder... ¡oh! Allí viene, de inmediato se los presentaré.

—Pensé que usted era el líder —dijo Jimin bastante confundido. El hombre negó, tomando un sorbo de cerveza—. Entonces, ¿el líder sabe de nuestra existencia? ¿Estará de acuerdo que estemos acá? —preguntó algo nervioso.

—Estaba en una expedición con varios miembros, acaban de llegar el día de hoy —en ese momento Jungkook y Jimin sintieron pasos acercándose—. Aquí está el líder de Iaksok; Jung Hoseok y su mano derecha Park Taehyung —concluyó Seokjin.

En ese preciso momento, Jimin dejó caer la botella de cerveza al suelo y fue el primero en levantarse del asiento en el que estaba para voltear a confirmar lo que sus oídos habían escuchado.

Al primero que pudo identificar fue a Hoseok, quien también al reconocerlo se quedó conmocionado sobre su lugar, luego dirigió la mirada a su acompañante. Allí estaba su hermano con sus ojos abiertos, bastante sorprendido al verlo. Estaba mucho más alto, más musculoso y definitivamente sus rasgos ya no eran los de un niño, ahora era un adulto.

—Tae... —murmuró Jimin, creyendo que se trataba de alguna alucinación, sin embargo, no perdió tiempo para acercarse y abrazar con fuerza a su hermano menor.

A quien le había llorado y extrañado porque pensó que estaba muerto. Su hermano le devolvió el abrazo instantáneamente y ambos comenzaron a sollozar en ese momento.

—Tae... mi Taehyung... mi niño —hipó Jimin, comenzando a dejar varios besos en todo el rostro de Taehyung, aunque esta vez tenía que ponerse de puntas de pies porque su hermano menor ahora era mucho más alto que él—. Pensé que... pensé que habías muerto en el almacén.

—Jimin... —respondió Taehyung, aferrándose al delgado cuerpo de su hermano—. Yo... nosotros te buscamos por años... perdón.

En ese momento Jimin sintió que alguien jalaba sus pantalones para llamar su atención, y con esfuerzo se separó del abrazo para girar a ver de qué se trataba, encontrando a Jade llamándolo con quejidos. En ese momento Jimin trató de encontrar a Jungkook, y al verlo abrazando a Hoseok, comprendió el porqué ahora Jade había pasado a segundo plano por un momento.

—¡Aaha! —le llamó la niña. Jimin tomó la mano de Jade para acercarla y Taehyung al verla dejó de limpiarse las lágrimas que caían en su rostro.

—Tae, te presento a Jade, mi hija —le dijo y Taehyung volvió a abrir sus ojos sorprendido. Sin embargo, no demoró en agacharse para estar más cerca a la estatura de la niña.

—Hola, hermosa. Me llamo Taehyung —se presentó y la niña frunció su entrecejo, buscando la mirada de su papá para saber si estaba bien que aquel hombre desconocido se le acercara—. Al parecer no pierdes el tiempo, Jimin. Estuve buscándote por más de cuatro años y resulta que ya tengo una sobrina.

Aunque la mayoría intuían que el vhope estuviesen vivos, hagámonos l@s sorprendid@s ok?

Preguntas;; ¿creen que habrá drama en el km ahora con mujeres en el camino? ¿Jm y jk finalmente van a estar en paz? ¿Mucha felicidad y poca acción? Todo esto y más en el próximo capítulo.😎

He subido capítulo hoy como agradecimiento por los 200k de lecturas, en serio, ¡muchas gracias! No pensé que esta historia llegara tan lejos xd.

Besos.

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