Your kiss is filled with fire
Colaboración con Phantoms_4ever 💜
—𖧷—
Los últimos acordes de Basement Eyes resonaban haciendo que el público en Liberty Bells estallara en aplausos y gritos. La noche había sido asombrosa y Frank estaba agradecido con sus compañeros de banda y la audiencia.
Se encontraban en New York en una de las últimas fechas de la gira promocional de Barriers. Luego de 2 meses finalmente volverían a su natal, New Jersey, para descansar y estar con sus familias.
—Gracias New York por esta noche increíble y por ser un excelente público —se despidió Evan de la audiencia tras muchos aplausos.
Unos cuantos minutos después todos bajaron del escenario dirigiéndose al backstage donde el crew tenía bebidas y toallas preparadas.
—¡Uff! Necesito como 20 horas de sueño después de viajar de aquí para allá de ciudad en ciudad realmente quiero... no más bien NECESITO mi cama —dijo Kay cayendo de cualquier forma sobre el mueble que tenían en el sitio asignado como camerino.
—Te entiendo Kay, yo extraño mucho a Lexie y la verdad es que ha estado imposible. Ustedes saben los últimos meses antes del parto son los más difíciles, de verdad quiero estar con ella para ayudarla —le respondió Tucker entrando por la puerta del camerino.
—Ya ya chicos, los entiendo yo también estoy cansado, pero ¡Hey! ¡La gira promocional ha estado de locos! Debemos celebrar que estamos próximos a terminarla. —Frank siempre se caracterizaba por ser el alma de la banda, algo fiestero pero siempre responsable con su trabajo y compañeros.
El éxito que había alcanzado Frank Iero and the Future Violents era inmenso. Todo nació como una idea de amigos, encabezado por Frank que siempre había amado la música, había tenido pequeños proyectos antes pero nada tan extraordinario como lo que tenían ahora.
Barriers era su primer álbum, el cuál había captado la atención de una productora independiente que no dudó en apoyarlos y ahora estaban terminando una pequeña gira promocional en Estados Unidos.
—Chicos tenemos pases especiales para Moulin Rouge, ésta misma noche, cortesía de uno de los patrocinadores del concierto —comentó Frank mostrando las entradas en sus manos con una gran sonrisa que todos sabían que no podrían discutir y todos, sin excepción, debían asistir.
—¿Moulin Rouge? Que acaso eso no es en Paris, estamos en New York hermano —intervino Matt mientras bebía un poco de agua.
—También pensé lo mismo, pero pude googlear algo y obvio no iremos a París. Es un bar-cabaret que ha dado mucho de que hablar aquí en New York y ¡tenemos entradas VIP! Vamos chicos no sean aguafiestas. Podemos estar un rato y luego si se les hace aburrido nos iremos al hotel ¡lo juro! —pidió Frank mirándolos a todos con su mejor sonrisa, tratando de convencerlos porque de verdad tenía demasiadas ganas de salir y estar en el ambiente newyorkino, tomar un trago y si era posible tener una buena noche con algún chico o chica—. Entonces ¿Qué dicen? El patrocinador prometió que tendríamos un transporte especial que nos recogerá en el lobby y nos dejara ahí cuando lo deseemos —dijo elevando las cejas repetidas veces.
Todos aceptaron y un par de horas después se encontraban en el lobby esperando el transporte que los llevaría a Moulin Rouge.
Al llegar al sitio quedaron sorprendidos por el lugar. En la parte externa había una larga fila de personas esperando para ingresar, ellos al ser invitados VIP pasaron sin ningún inconveniente.
El bar-cabaret tenía una arquitectura barroca con múltiples ornamentaciones doradas en las paredes de color blanco y varios espejos distribuidos en el lugar. Así mismo grandes ventanales y lámparas de araña con pequeños cristales proporcionando una iluminación cálida al lugar, los muebles eran de terciopelo color vino y las mesas de madera con apliques de color dorado.
El sitio no se encontraba lleno aún así que los ubicaron en una zona muy cerca de una pequeña tarima. Todo el personal vestía ropa de época lo que fácilmente podía transportar a las fiestas en el Palacio de Versalles. Sonaba una música house suave que contrastaba fuertemente con la arquitectura y estética del lugar.
—¡Wow! De verdad es impresionante el lugar, me siento en otra época —comentó Kayleigh paseando toda la vista por el lugar, detallando las grandes pelucas y trajes de las chicas del lugar, algunas también tenían antifaces con suaves plumas de colores pasteles.
—Por algo estará tan de moda aquí en New York, ¿Vieron la cantidad de personas esperando para entrar? —preguntó Frank, recibiendo una botella de champaña con una hielera que les habían llevado.
*
La noche transcurrió rápido entre conversaciones, rememorando todo lo que había sido la gira, las anécdotas y personas que habían conocido.
La champaña había quedado atrás, ahora estaban entretenidos con una botella de whisky, algo un poco más fuerte. Las risas de todos demostraban que quizá ya no estaban tan sobrios.
Pasada la media noche después de haber visto varios espectáculos, desde contorsionistas hasta artistas de fuego, cuando ya estaban por irse, escucharon el sonido de una guitarra que se les hizo sumamente familiar, dando paso a Medicine Square Garden, una de las canciones su último disco. Tenía un ritmo un poco lento lo que le daba un toque más sensual.
Con el intro de la canción ingresó al escenario un chico que vestía un corsé de color rojo intenso con encajes y pedrería en color negro que estilizaba su figura dándole un aspecto femenino, realzando a su vez lo pálido de su pecho totalmente descubierto salpicado con múltiples brillos. En sus brazos llevaba guantes de satén negro, un short de tul y encaje en color negro con medias de malla que rodeaban sus blancas piernas, unos altos tacones negros calzaban sus pies. Su cabello totalmente negro caía suelto con gracia en pequeñas ondas y una máscara negra de plumas rojas cubría parcialmente su rostro sin embargo se apreciaban claramente sus ojos verde intenso.
Frank inmediatamente centró su atención en el escenario sin comprender si era por escuchar la canción que él mismo compuso tiempo atrás o por ver al bello muchacho bailando sensualmente al ritmo de esa canción, algo que él nunca imaginó.
A medida que la canción sonaba el chico en el escenario movía las caderas con un toque tan sensual, siguiendo la cadencia de la canción. Subía sus brazos con movimientos lentos tocando su propia piel. Retiró los guantes caminando con pasos seguros hasta el tubo ubicado hacia el costado izquierdo del escenario, donde con delicadeza colocó sus manos alrededor del mismo y se impulsó hacia arriba para dar vueltas sujetándose solo con sus piernas mientras sus manos movían su cabello.
Frank totalmente hipnotizado miraba los movimientos del chico, admirando como sus músculos se marcaban y su piel brillaba gracias a las luces de los reflectores.
Al finalizar la presentación el chico terminó con la parte interna de su pierna derecha sujetada al tubo con fuerza mientras la izquierda esta fácilmente estirada. Su cabeza echada hacia atrás esbozando una enorme sonrisa, como si estar ahí soportando su peso contra la gravedad no fuese nada complicado para él.
El público estalló en aplausos cuando él bajó del escenario y saludó a todos con una coqueta sonrisa. Frank en cambio no pudo dejar de pensar en lo que ha visto y como ese chico de aspecto andrógino y nombre desconocido lo había dejado con ganas de más.
Después del show los chicos se retiraron ya que necesitaban descansar, sin embargo Frank decidió quedarse porque ansiaba conocer al bailarín que lo atrapó con sus movimientos.
Tras un par de minutos Frank se sorprendió al verlo caminando entre la multitud con el mismo traje del show pero sin la máscara, lo que le permitió conocer mejor su rostro. Los intensos ojos verdes resaltaban aún más por el maquillaje ahumado sobre sus párpados y sus labios brillaban por un poco de lipstick.
Lo vio dirigirse a la barra luego de saludar a algunas personas en la multitud. Con ayuda del alcohol en su sangre Frank reunió un poco de valentía y decidió acercarse e iniciar una conversación.
-—Hola —le saludó con una sonrisa ladina, acercándose por el costado derecho al chico mientras éste estaba tomando agua de una botella. El muchacho le miró con una ligera impresión en su rostro.
—¿Frank Iero? ¡Wow! No lo puedo creer. La primera noche que hago este show y la persona quien canta la canción está aquí para verlo —dijo el muchacho soltando una pequeña carcajada mientras ojeaba a Frank desde su rostro hasta sus zapatos, volviendo a centrar la mirada en los labios del cantante quien sonreía disfrutando de la presencia del chico.
—Bien, si sabes mi nombre supongo que tengo derecho a saber el tuyo —respondió Frank apoyando el brazo derecho sobre la barra, esperando ansioso la respuesta del bailarín.
El chico nuevamente sonrió y extendió la mano hacia Frank.
—Mucho gusto, soy Gee.
Frank tomó su mano sintiendo la suavidad de ésta e inmediatamente se encontró pensando en cómo se sentiría su piel un poco más allá. Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos, sus manos permanecieron unidas más del tiempo necesario hasta que Iero rompe el contacto.
—Estuviste asombroso Gee, nunca imaginé que mi música podría ser interpretada de esa manera.
Las mejillas del pelinegro se tornaron rosas, agachó un poco su mirada y agradeció con una sonrisa algo tímida. Tener a ese hombre frente suyo le estaba poniendo un poco nervioso. Frank tenía un porte muy varonil e imponente, esa mirada tan cautivadora y esa sonrisa ni de que hablar.
—¿Te gustaría tomar un trago conmigo?
—Sería un placer.
Frank le ayudó a sentarse en un banco junto a la barra y jaló otro para él, quedando con una distancia casi nula entre los dos.
El tiempo transcurrío así como los tragos que ingerían, aunque Frank ya había tomado bastante esa noche no estaba ebrio y Gee a pesar de sentirse algo mareado estaba bastante consciente. En toda la charla se habían conocido bastante, en cuanto a sus actividades favoritas, un poco de sus vidas sentimentales, llegando a saber que ambos eran solteros.
Luego de un breve silencio Frank se atrevió a hacer algo por lo que moría desde que vio esos labios carnosos y brillantes. Su mano fue hasta la mejilla de Gee y de la manera más sutil posible lo jaló hacia él, tan cerca, sintiendo sus respiraciones chocar, sus ojos viajaban a sus labios como pidiendo permiso.
Fue Gee quien acortó la poca distancia que había y colocando sus manos en los muslos de Frank para sostenerse, atrapó sus labios, saboreando el sabor del licor directamente de los ellos. Los labios de Gee se sentían suaves y pequeños, en cambio los de Frank un poco más delgados y no tan suaves como los de Gee, quizás porque él no usaba gloss ni humectantes para cuidarlos.
El beso subió un poco de tono cuando sus lenguas se vieron involucradas, desesperadas luchando la una con la otra en una guerra donde ninguna quería ser derrotada. Sin dudas un beso que estaba cargado de fuego, el cual se expandía por el largo de sus cuerpos.
Frank rompió el contacto soltando un fuerte chasquido al separar sus labios, los cuales terminaron brillosos al igual que los de Gee, sin embargo sus rostros permanecieron juntos.
—Vivo cerca de aquí Frankie —mencionó Gerard un poco jadeante con un tono de voz sugestivo.
—Creo que tendré que quedarme contigo porque el resto de la banda me dejó aquí.
—No me molestaría en lo más mínimo, iré por mi abrigo y nos vamos. —Antes de que se levantara de su sitio Frank volvió a capturar sus labios, eran tan deliciosos y dulces que dudaba en probar unos mejores—. No tardo —le susurró despacio.
Con una sonrisa tonta Frank se quedó en la barra esperándolo.
Ni quince minutos más tarde ya estaban en un taxi en camino a la casa de Gee, iban besándose cuales desesperados en la parte trasera del auto. La mano de Frank descansaba en la cintura pequeña de Gee y éste lo sujetaba de las mejillas. Frank tenía el control de la situación, succionando el labio inferior de Gee antes de morderlo y jugar con su lengua en la zona afectada, pequeños jadeos salían de la boca del menor.
—Es acá —mencionó un poco nervioso el conductor por interrumpir aquella escena.
Los dos sonrieron cómplices al separarse para pagar, agradecer y bajarse del vehículo.
Gee tomó la mano de Frank mientras se dirigían al vestíbulo del departamento. El suyo quedaba en el tercer piso, por lo que debían usar el elevador. Lo tomaron en silencio aguantando las ganas por volver a poseer los labios ajenos.
Una vez frente a su departamento Gee le guiñó un ojo a Frank, logrando que perdiera los pocos estribos que le quedaban, su entrepierna despertó por completo y Gee al ver su reacción solo le sonrió y lo invitó a entrar.
El lugar era muy acogedor. La sala, un pequeño comedor, la cocina, al fondo habían dos puertas, seguramente su habitación y el baño; Gee se colocó frente a un mueble en la entrada para depositar sus pertenencias ahí, se quitó el abrigo, sabiendo que la mirada de Frank estaba sobre él pero sin esperarse estuviese tan cerca. Cuando la prenda terminó de deslizarse por sus brazos unos tibios labios tomaron posesión de su cuello, marcando un leve camino hacia su hombro. Las manos tatuadas de Frank lo tomaron de las caderas y lo apegaron contra aquel mueble.
—Ahhh Frankieeee... —gimió al sentir su toque.
—Eres muy lindo Gee, ¿lo sabías? —Frank estaba extasiado con su aroma. Después de repartir besos por su cuello se dedicó a olerlo, su dulce vainilla era enviciante—. Eres precioso, desde que te vi aparecer en ese escenario me encantaste.
—Tú eres muy hermoso también.
—Tus ojos son encantadores Gee, todo tú eres perfecto —murmuró antes de comenzar a desatar los cordones del corsé de Gee, besando cada tanto de piel que iba quedando al descubierto.
"Perfecto" se quedaba corto para describir la belleza de aquel ser. Con la piel tan suave y blanca que poseía.
Las manos de Frank acariciaron su espalda pasándolas despacio hasta llegar a su torso para continuar con un arrastre lento de sus dedos a largo de todo su abdomen llegando hasta el inicio de aquel lindo short. Colocó sus dedos en el elástico y lo deslizó hacia abajo, Gee tenía sus ojos cerrados disfrutando del tacto de Frank, sus dedos un tanto ásperos le estaban excitando en demasía y sus besos lo tenían en el cielo.
Frank respiró profundo al ver las bragas que quedaban en aquel cuerpo. Eran de encaje en color negro, se amoldaban perfectamente a las caderas de Gee, las medias aún cubrían sus piernas y los tacones no habían sido desplazados. Tomó a Gee de sus brazos y le hizo girar, pegando sus cuerpos haciendo que sus miembros quedasen juntos. Las manos de Gee comenzaron a despojarlo de su ropa, prenda por prenda fue cayendo al suelo hasta quedar totalmente desnudo.
—Me encantan tus labios, son muy suaves. —Dos de sus dedos rozaban los labios de Gee mientras él apretaba el miembro de Frank sobre la tela, podía sentir la humedad en la punta de su extensión—. Y dulces —arrastró su labio hasta abajo y luego lo tomó con los propios, mordiendo un poco más fuerte cuando sintió la mano de Gee acariciar su erección.
—Quiero probarte Frankie.
Ahora fue el turno de Frank de recostarse sobre el mueble mientras veía a Gee quitarse los zapatos y colocarse de rodillas frente a él. Bajó su ropa interior hasta sus tobillos y su longitud saltó contra la cara de Gee quien sonrió al ver el tamaño de esta.
—Me encanta —susurró Gee antes de tomarla con su mano y comenzar a acariciarla, desde la punta hasta la base un par de veces. Sin hacerse más de esperar la tomó con sus labios, simplemente dando pequeños besos en la rosada cabeza y saboreando el líquido preseminal, los gemidos de Frank iban subiendo de intensidad a medida que las atenciones sobre su miembro aumentaban.
Gee introdujo casi la mitad con su labios, llevando todo lo que podía hasta chocar con su garganta, luego lo sacaba y succionaba la punta, la mano que tenía libre fue hasta los testículos de Frank y los apretó, haciéndolo gemir fuerte su nombre, su lengua recorría gustosa el falo y luego volvió a la punta, mordiendo un poco y succionando, Frank lo tomó de los cabellos y comenzó a mover sus caderas, disfrutando como esos suaves labios lo lamian, la saliva de Gee se escurría por la comisura de su boca, una escena que lograba excitar más a Frank.
—Ven aquí, te necesito Gee.
Frank lo tomó del brazo y lo ayudó a ponerse en pie, haciendo que abandonase su antigua labor. Tomó sus labios de nuevo y llevó sus manos a sus glúteos, masajeandolos fuertemente. Gee lo abrazó por el cuello y lo guió hasta uno de los sillones en la pequeña sala.
Frank se sentó con la espalda totalmente pegada al respaldar y sus piernas un poco abiertas, tomó su propio miembro y lo acarició un par de veces al ver cómo Gee retiraba sus bragas con un baile sensual, moviendo sus caderas de un lado a otro. Se puso de espaldas a él y bajó la prenda hasta sus tobillos dejando sus piernas totalmente estiradas regalándole una vista de él todo expuesto al castaño.
—No aguanto más Gee ven acá —le pidió Frank tocándose desesperadamente.
—Como me pidas Frankie.
Gee se colocó sobre él, con ambas piernas a los lados de las suyas. Sus glúteos apretaron el miembro de Frank y su espalda se apegó al pecho de Frank. Ladeó su rostro para chocar con el de el tatuado, sus labios tan cerca y sus ojos viéndose fijamente.
—¿Te gusta así?
—¿Me vas a cabalgar precioso?
Frank llevó una de sus manos a tomar el pene de Gee, que también estaba necesitado de atención. Comenzó a masturbarlo suave, subía su mano muy despacio y cuando llegaba a la punta apretaba y volvía a bajar.
—Ahhh mmm si Frankie.
Sin romper con las atenciones que su pene recibía Gee se incorporó un poco y Frank con su mano libre cómodo su erección en su entrada Gee comenzó a bajar, apoderándose con sus labios del mentón de Frank, mordiéndole para evitar los enormes deseos de gemir que sentía.
—Estás tan apretado mmmm Gee —gimió Frank, con su voz totalmente ronca.
Los movimientos comenzaron, Gee saltaba sobre el pene de Frank haciendo que el rebote de su piel contra la ajena resonara en las paredes, alternaba sus pequeños saltos con movimientos circulares, apretando más la hombría de Frank, que estaba loco de placer, mordía y lamía el hombro derecho y cuello de Gee, estaba seguro que dejaría un par de marcas.
—Ahhhh Frank ahhh...
Gee paró un momento apoyándose totalmente sobre el duro pene de Frank y su abdomen, sacó sus piernas de la flexión y las colocó sobre los brazos del sillón, dejando el ritmo en las manos de Frank, quien lo tomó de los muslos y comenzó a embestirlo fuerte y rápido, le daba estocadas duras y precisas, encontró sin demoras el punto dulce dentro de Gerard en cuestión de segundos.
—Ahhhh así Frankie no pares ahhhh ya casi me vengo...
—Yo también ya voy a acabar mmm.
Antes de llegar al orgasmo volvieron a unir sus labios con desesperación, sus lenguas tocándose, sus salivas volviéndose una y la explosión en sus vientres haciendo su aparición.
El semen de Gee salió disparado hacia su pecho mientras que Frank se derramó cálido y caliente en su interior.
—Eso estuvo increíble —le susurró despacio cerca de la oreja a Gee, dejando pequeños besos cerca de esa zona. Sus respiraciones ya estaban tranquilas.
—Lo fue Frankie, pero ahora me siento cansado.
—Vamos a dormir entonces.
Gee se levantó del regazo de Frank con cuidado sintiendo como se resbalaba su semen de su interior, pero poco le importaba, ya se limpiaría después. Tomó la mano de Frank y lo guió a su habitación, lo empujó en la cama y se acomodó sobre su pecho.
—Buenas noches bonito —escuchó que Frank le dijo, pero tan pronto sus ojos se cerraron, se quedó dormido.
Al día siguiente cuando despertó, quizás ya eran pasadas las diez de la mañana. Cuando Gee abrió sus ojos notó que estaba solo, el lugar de su compañero yacía vacío, antes de entristecerse vio una pequeña hoja blanca doblada sobre su mesa de noche.
Se sentó en la cama y la tomó, al desdoblarla se encontró con una nota de Frank.
"I never wanted a curse in my tongue 'til you
Tuve que regresar al hotel con los demás pero espero verte apenas acabe la gira, no queda mucho para ello.
xofrnk"
Debajo de la firma estaba anotado un número telefónico.
Gee sonrió y abrazó la hoja contra su pecho mientras se acostaba nuevamente. Sería el más feliz al tener solo para él esos besos cargados de fuego.
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