Seven Minutes In Heaven

Colaboración con LinhWay 🖤

𖧷

La mirada descarada de Frank Iero no se había despegado del rostro de Gerard Way durante toda la noche, pero en especial ahora que el juego había comenzado.

Siete minutos en el paraíso era lo que estaba jugando todo el grupo de amigos en aquella fiesta. La mitad de los presentes ya habían participado, de los pocos nombres que quedaban escritos en los papeles dentro del recipiente pequeño de madera, estaban los de ellos dos. Frank cruzaba los dedos para que al salir su nombre su pareja fuese Gerard.

¡Dios!

Le encantaba ese chico, su rostro era precioso, tenía unos ojos verdes que hacían que su corazón latiera a mil por hora, sus labios parecían suaves, esa nariz tan perfecta que tenía y ni que hablar de su esculpido cuerpo, Frank deseaba con todo su ser tener las manos de Gerard sobre él.

—Frankieeee es tu turno —exclamó con alegría Jamia—. Y te ha tocado coooon —subía y bajaba las cejas sin parar desdoblando un papel. Frank respiraba con rapidez—. ¡OMG! ¡Te tocó Gerard! —gritó, saltando de un lado a otro.

Frank juró que por un instante Gerard le sonrió ladino sin embargo tan pronto sus miradas chocaron este le vio con indiferencia.

Pete y Patrick les llevaron hasta el baño, el lugar donde se llevaba a cabo el juego. Les explicaron las breves reglas, siendo la principal que nada era sin consentimiento, les dijeron que les avisarían cuando el tiempo acabase, luego de ello cerraron la puerta con seguro y se retiraron, colocando el temporizador para quince minutos.

Fue un pedido especial que Gerard le había hecho a Patrick, así como lo fue el pequeño favor que Jamia le había hecho al sacar sus nombres juntos. A él también le atraía Frank, con ese cuerpo delicioso que tenía y ese cabello castaño largo hasta los hombros que lo hacía lucir encantador sin embargo no se atrevía a hablarle por vergüenza y prefería mantener la distancia fingiendo ser indiferente.

El juego le pareció una excelente oportunidad para estar con él, quizás podrían aprovechar para pasar un buen rato y si resultaba tal vez podrían llegar a salir, porque de verdad le gustaba Frank y estaba seguro que el castaño gustaba de él también puesto que sintió su mirada toda la noche, de igual manera lo había descubierto observándole en la escuela muchas veces.

Pero dejaría que Frank fuese el que diera el primer paso, que fuese él el que decidiera hasta donde llegar.

—Bien, supongo que debemos esperar a que el tiempo acabe ¿no? —preguntó Gerard mientras se sentaba sobre la tapa del inodoro con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Siete minutos son suficientes.

Gerard sonrió para sus adentros, sabía que tenían más que 7 minutos pero consideró que no era necesario decirlo. Se dedicó a observar a Frank de arriba hacia abajo antes de hablar, sonrió de lado y le dijo.

—¿Para?

—Para que me folles por supuesto.

Gerard tragó fuerte ante el atrevimiento de Frank, pero no podía negar que esa simple frase había hecho que un escalofrío le recorriera el cuerpo, calentando su sangre enviándola a su bajo vientre.

—¿Qué te hace pensar que haré eso? —dijo jugando un poco más. Claro que se lo iba a follar pero Frank le pediría más por ello.

—Porque sé que en este preciso instante estás imaginando cómo se sentiría tener tu polla en mi cálido interior, ¿no es así?

Ese chico sabía cómo calentarle, en cuestión de segundos la erección de Gerard ya era notoria en sus pantalones pero mantenía su postura, enarcó una ceja. Frank se recostó en el lavamanos y empezó a recorrer su torso con sus manos, cualquiera cuales fuesen las palabras que Gerard le diría quedaron en el olvido al verle deshacerse de su chaqueta de jeans, quedando solo con su delicada camisola negra de algodón y sus pantalones blancos con aberturas a lo largo de sus muslos.

—No dices nada, eso quiere decir que es verdad, deseas cogerme duro. —Frank siguió hablando esta vez subiendo su camisa y dejando al descubierto parte de su ombligo revelando que aparte de un par de golondrinas que tenía tatuadas había un piercing ahí. Gerard observaba atento el recorrido que sus manos hacían y para cuando la tela desapareció por completo no pudo evitar salivar demás, en sus rosados pezones habían otro par de piercings, los cuales se le antojaron tan apetecibles—. Porque yo si quiero Gee, que me cojas duro, muy duro, hasta hacerme gritar.

Gerard se levantó y lo alcanzó, acorralándolo contra el lavamanos, se apegó a él, restregando su dureza contra el muslo de Fran. Lo tomó por la cintura, apretando su piel, respiró el aroma de su cuello y empezó a besarlo, succionando para crear una bonita marca.

—Ahhh Gee te siento tan grande —jadeó Frank, tomando del cabello de Gerard para jalarlo hacia su rostro y tomar de sus labios, los rozó con su lengua antes de empujar a Gerard hasta chocar con la pared, se colgó de su cuello e hizo que Gerard tomase el control en sus labios, en un beso delicioso en cual sus lenguas no tardaron en unirse a la diversión luchando entre ellos. Gerard llevó su mano derecha a comenzar a acariciar los pezones de Frank, dejó sus labios para comenzar a bajar entre lamidas hasta ellos, tomó uno por uno y los saboreó con su lengua, después empezó a succionarlos y morderlos un poco hasta hacerlos enrojecer—. Mmm Gee eres tan bueno, pero es mi turno.

Frank separó su cuerpo del de Gerard y se dejó caer de rodillas ante él, de inmediato llevó sus manos a trabajar sobre su cinturón para después desabrochar el botón y bajar su pantalón hasta la altura de sus muslos, acarició su miembro sobre la tela de su bóxer y pasó su lengua sobre su erecto miembro mientras levantaba la mirada hacia él, encontrándose con los ojos verdes de Gerard fijos en sus acciones, sonrió y con sus dientes apresando el elástico comenzó a arrastrar la prenda hacia abajo.

—Frankie vamos —jadeó Gerard, terminando de bajar su bóxer para ayudarle a Frank, rozando su rostro con su pene—. Quiero follar esa linda boquita primero.

Llevó su miembro a la boca de Frank, introduciéndose en él. Frank le recibió gustoso, abriendo su boca, Gerard empujaba con fuerza contra su garganta y cuando Frank ya no pudo más sacó aquella extensión, rosada y brillante llena de saliva, la tomó con su mano y empezó a bombear con rapidez, yendo hasta sus bolas, chupando con avidez sin despegar sus ojos del rostro de Gerard que echaba la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y abriendo su boca para evitar gemir tan alto.

Frank volvió a lamer todo el falo, llegando hasta la punta, succionando solo ahí, haciendo que el placer aumentara y que Gerard sintiera como empezaba a formarse en él el calor del orgasmo.

—De pie Frankie, te quiero follar ya —dijo tomándolo del brazo y poniéndolo en pie. Rápidamente lo giró y lo colocó de cara a la pared—. Te daré duro —susurró contra su oreja ante la insistencia de Frank de restregar sus caderas contra su erección mientras él le desabrochaba el pantalón, cuando lo logró los bajó hasta sus rodillas y separó sus piernas, pegó la espalda de Frank a su pecho y llevó un par de sus dedos a su boca—. Chupa bebé.

Frank así lo hizo, jugó con ese par de dedos y su lengua, llenando de saliva lo más que pudo mientras Gerard le besaba la oreja sin parar y dejaba que su cálido aliento impactara ahí.

Gerard sacó los dedos de la boca de Frank y los llevó hasta su entrada, jugando con la yema de ellos hasta que el mismo Frank se empujó haciendo que Gerard lo penetrara. Metía y sacaba el par de dedos con rapidez, enloqueciendo a Frank, los movía en forma de tijeras y cuando lo sintió lo suficientemente estirado y las súplicas eran muchas los sacó, llevando su miembro a esa caliente entrada de inmediato, colocando la punta, haciendo un poco de presión mientras llevaba sus brazos a apresar la cintura de Frank, dejando que una de sus manos fuera a acariciar sus bolas.

—Gee, cógeme ya —gimió desesperado, con los labios entreabiertos y el rostro ladeado hacia Gerard.

—¿Esto quieres? —preguntó Gerard con la voz ronca, empujando sus caderas, metiendo solo un poco, logrando que Frank arqueara su espalda.

—Aaaah si Gee, lo quiero todo. —Sin hacerse de esperar Gerard entró de lleno en él hasta que la base de su miembro chocó contra los glúteos de Frank, en ningún momento abandonó la atención que le brindaba con su mano.

—Delicioso —gimió dando las primeras embestidas suaves y lentas, para que Frank se acostumbrase a su tamaño.

—Ahhh que rico Gee ¡más duro!

—Como quieras —Gerard aferró sus labios al cuello de Frank mientras lo penetraba con rapidez, el choque de pieles resonaba gracias a la fuerza con la que le daba.

Pasó sus caricias ahora al miembro del castaño, masturbándolo con la misma velocidad con la que lo estaba penetrando. Pronto sintió como el interior de Frank le apretaba, las pulsaciones que daba sobre su miembro le estaba haciendo ver las estrellas.

—Geraaaard —gimió demasiado alto ya sin importarle que detrás de la puerta les escucharan, puesto que estaba disfrutando del mejor orgasmo de vida.

—Frankie delicioso. —Gerard le dio una fuerte nalgada al tiempo que se derramaba dentro de él, sus respiraciones rápidas y erráticas.

Gerard apegó su frente sudada en la espalda de Frank, esperando recuperarse, sintiendo como suavemente su miembro se deslizaba del interior de Frank. Dejó un beso debajo de la calabaza que tenía tatuada el chico, justo cuando tocaron la puerta.

—Tiempo —habló Patrick.

Los chicos rieron mientras Frank se giraba y se apoderaba de los labios de Gerard una vez más.

—Los mejores minutos en el cielo —murmuró Gerard contra los labios de Frank.

—¿Quieres venir a mi casa a seguir disfrutando de este cielo? —le preguntó con su típica sonrisa mientras se lamia el piercing de su labio inferior.

—Me encantaría —le respondió Gerard.

Con un último beso se separaron y se vistieron con rapidez, luego se tomaron de las manos y salieron del baño. Sin despedirse de nadie avanzaron hacia la puerta y juntos empezaron a caminar calle arriba hacia la casa de Frank a seguir disfrutando de más minutos en el paraíso.

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