Padre Soltero

Escrito por: gatodeaccion para el Frerardtober '22.

Recuerdo aun la mañana en que vi a Frank por primera vez.

Bandit se graduaba de su clase de ballet y la última presentación que tendría sería en el auditorio de la academia. Esa mañana desperté temprano, me preparé y bajé a hacerle el desayuno a mi hija, pero la sorpresa fue enorme cuando la vi dando vueltas por la cocina, practicando su danza mientras cocinaba. Me quedé viendo a mi niña desde el marco de la puerta, se veía tan bonita y casi se me saltan las lágrimas de lo orgulloso que me sentía de tener una hija como Bandit.

Recordé lo duro que fue ser padre adolescente y soltero. Aunque sus padres quisieron que nos casáramos, mi madre se negó a obligarme a atarme a la mamá de mi hija. Solo éramos dos chiquillos que no teníamos ni idea lo que hacíamos, inclusive ni ella ni yo nos queríamos. Pasó una noche en una fiesta, ¡no sabía lo que hacía! Me dejé llevar por el alcohol y lo caliente que estaba esa noche… sin imaginarme que ella saldría embarazada.

Todo fue un caos después que se enteraron. No querían que tuviera a la niña, querían obligarla a abortar como sea y ese odio que predicaban sus padres fue tan contagioso que ella empezó a rechazar a su propia hija. Yo no sabía cómo detenerlos, el instinto paternal me nació y no quería perder a mi hija, pero mamá nunca me dejó solo. Cuando Bandit nació, ella peleó con uñas y dientes su custodia hasta que yo cumpliera la mayoría de edad. Donna nunca me dejó solo, estuvo siempre conmigo y yo me sacrifiqué por darle un buen hogar hasta el día de hoy…

Bandit está a nada de cumplir dieciocho años y yo no sé en qué momento pasó tan rápido el tiempo que mi bebé es casi una mujer. La verdadera mujer de mi vida, la luz de mis ojos, mi corazón entero… verla danzando tan feliz, ver todo lo que ha logrado su corta vida me llena tanto de orgullo y se me saltan las lágrimas al ver que ella está haciendo lo que ama hacer.

Se detuvo cuando me vio parado secándome los ojos con la manga de mi sweater y corrió a mi para abrazarme. Me preguntó por qué lloraba y yo no quise soltar todo ese discurso que ella se sabía de memoria, le cambié el tema rápido y la acompañé a seguir preparando nuestro desayuno.

Nos dimos cuenta que se estaba haciendo tarde por lo que ella comió lo más rápido que pudo y corrió a cambiarse. Yo hice lo mismo y luego fui a ayudarla con su peinado y maquillaje. Gracias a ella tuve que aprender muchas cosas que jamás pensé que necesitaría saber como aquellas y ahora soy quien le ayuda cuando no sabe qué demonios hacerse en el cabello o cómo maquillarse.

Cuando estuvimos preparados, salimos corriendo a la academia y al llegar ella fue directo a reunirse con sus demás compañeras para practicar y calentar un poco antes del show. Le grité “suerte” cuando se alejaba de mí y me lanzó un beso antes de meterse al camerino. Entonces caminé al auditorio. Me encontré con el lugar totalmente abarrotado, pero justo había un par de asientos disponibles al final de la fila cerca de la entrada. Me senté y esperé a que comenzara el show. Sabía que Band iba de las últimas, porque era su baile final de graduación y sería como el evento principal de la mañana por lo que debía esperar a que pasen las otras actuaciones primero.

Pasaron dos números hasta que sentí como llegó alguien a mi lado y se sentó en la silla vacía. No le volteé a ver porque estaba más concentrado en las actuaciones, pero cuando escuché el llanto de un bebé a mi lado no pude evitar mirar.

Lo recuerdo tan claro… Miles no tenía ni un año y Frank lo llevaba abrigado con no sé cuántas capas porque el invierno en Jersey era demasiado frío. Él estaba hecho un lío con la pañalera del niño y otro bolso que llevaba. Las dejó en el suelo y buscó el biberón para dárselo, Miles se calmó de inmediato, pero él se veía cansado, sus ojos lo denotaban. Sentí mucha pena y me recordó a mí cuando Bandit era un bebé y muchas veces tuve que quedarme hasta las tantas con ella sin importar que yo me estuviera muriendo del sueño.

El niño dejó de llorar de inmediato, y yo seguí mirando el show. Luego de unos minutos, cuando salió otro grupo de niñas, él se paró para verlas mejor. Aplaudió lo que pudo ya que seguía con Miles en sus brazos, pero el biberón terminó en el suelo. Yo me acerqué a tomarlo y a dárselo cuando se sentó. Me regaló la sonrisa más bonita que nunca pensé ver en la vida y el corazón se me aceleró cuando sus dedos rozaron los míos al entregarle el biberón.

“Gracias, creo que me emocioné de más… mis hijas están en el escenario” me dijo y yo pude ver a las gemelas presentándose. Entonces empezamos a platicar sobre ser padres que tenían que estar acompañando a sus hijas a sus presentaciones. Me pareció el tipo más interesante del planeta y solo continuamos hablando hasta que salió mi hija al escenario. Casi lloro de nuevo al verla tan hermosa revoloteando como una mariposa sobre la pista. “Es una artista maravillosa” me dijo Frank y yo no pude darle más la razón. Ella estaba hecha para ser la mejor bailarina de ballet del planeta.

Cuando terminó el show, todos nos fuimos de la sala y Frank y yo fuimos directo a los camerinos a buscar a nuestras hijas. Las niñas salieron corriendo hacia su padre cuando lo vieron y él las recibió con un abrazo enorme, yo sonreí al verlo tan feliz con ellas, pero la voz de Bandit detrás de mí me hizo voltear a verla. Venía con su diploma en las manos y su sonrisa preciosa. La recibí en mis brazos y le di muchos besos en su frente.

“—Felicitaciones, mi niña —le dije, ella estaba a punto de llorar.

—Gracias, papi —apretó más el abrazo y nos quedamos así un par de minutos hasta que la voz de Frank nos interrumpió.

—¡Felicitaciones, Bandit! —ella miró a Frank y se acercó a darle un abrazo—. Eres una gran bailarina y vas a llegar muy lejos, tenlo por seguro.

—Gracias, señor Iero —contestó con una sonrisa y terminó despidiéndose de nosotros.

—No sabía que lo conocías —ella me miró—. Estuvimos hablando en las butacas.

—Sí lo conozco, sus niñas entraron hace dos años a la academia —empezamos a caminar a la salida—. Practicaba con ellas por pedido de mi maestra, pero se perdieron siete meses y apenas se están reincorporando. Volví a practicar con ellas, pero bueno… ahora que me gradué…

—Oh… mi niña ya es toda una maestra —ella rió.

—Ay, papá… solo les ayudaba en cosas ínfimas.”

Esa no fue la última vez que lo vi…

The Single Parents Club” era un concepto adaptado por Janelle, una de las hermanas de mi cuñada, Kristin. Ella tenía un bar-restaurante donde las personas iban con un amigo dispuesto a conocer gente, tenían citas rápidas de máximo cinco minutos y cuando se acababa ese tiempo seguía otra persona a contarte sus mierdas y media. Yo nunca fui partidario de eso, de hecho, no era algo que me llamara la atención, pero fui arrastrado por Kris una noche cuando me pidió que fuera con una amiga suya que no tenía a quién llevar. Bandit se rio de mi al verme alistarme para ir a un sitio que no quería, pero ella se encargó de hacerme lucir muy “guapo” para que me consiguiera una novia.

Al final simplemente me hice a la idea que pasaría una noche curiosa, por lo que no me resistí más y fuera del restaurante de Janelle, me encontré con la amiga de Kristin y entramos. Pagamos y rápidamente nos llevaron a las mesas. Eso era muy distinto a lo que pude ver alguna vez en Sex and the city y me daba algo de miedo porque la gente que se sentaba en mi mesa era rara… mucho más rara que la que ya había pasado anteriormente. Lo bueno de todo es que, acabada la ronda, cada quien podía pararse de la mesa e irse, entonces como no faltaba mucho para que se acabara decidí esperarme para pirarme sin que la amiga de Kris se diera cuenta.

Pero justo cuando se paró la mujer de mi mesa, vi como el tipo que conocí en la graduación de Bandit se acercaba a mi. Parpadeé un par de veces porque pensé que estaba viendo mal, pero él me estaba mirando sorprendido y con esa bonita sonrisa pintada en los labios.

“¿Eres el padre de Bandit, verdad?” me preguntó un poco dudoso, le respondí afirmativamente y se sentó frente a mi.

Fueron los cinco minutos más agradables que tuve en mucho tiempo. Solo nos reimos de vernos ahí en un lugar que no era para nada propio de nosotros, porque él había ido con una amiga suya casi obligado. No hablamos de nada más y tampoco lo necesitamos, cuando se acabó el tiempo, nos levantamos y fuimos al bar porque me invitó una cerveza. No se la rechacé, me apetecía tomarme una y sí tenía una compañía tan agradable como Frank.

Entonces supe más de él: treinta y cuatro años, chef, tres hijos y viudo hace pocos meses. Su esposa falleció unos días después del parto y se quedó con todos sus niños solo. Vive en Summit, pero por sus hijas tiene que viajar a Elizabeth todos los días porque estudian aquí. Le gusta la música como hobby y es vegano… de hecho, tiene un pequeño restaurante de comida vegana en Summit y me invitó un día que tenga libre para que fuese a visitarlo con Bandit.

A esas alturas solo lo escuchaba hablar y hablar. Me había quedado prendado de su voz y su risa. La manera en la que arrugaba la nariz cuando se reía me parecía adorable, sus ojos me miraban con tanta atención. Me dedicaba miradas profundas mostrándose interesado en mí y en lo que le contaba… me hacía sentir bien, me daba tantas ganas de quedarme hablando con él por horas… no entendí que estaba pasando conmigo.

A las tres de la mañana nos dimos cuenta que pasamos tantas horas hablando de sinsentidos. Su amiga se había ido y la de Kris también. Nos miramos y él torció la boca, no tenía quien lo lleve de vuelta a Summit. Me ofrecí de inmediato, pero me rechazó. Sí, el trayecto era de 25 minutos, pero no iba a dejarlo en la calle. Casi tuve que jalarlo al auto y obligarlo a subir, pero para estas alturas ya parecíamos viejos amigos que bromeaban y se molestaban mutuamente. Conduje a su casa y lo dejé en la puerta, intercambiamos números y se despidió de mí con un abrazo…

Me fui de su casa esa noche con una boba sonrisa en el rostro, “¡qué tipo más agradable!” pensé… y no supe que ese día comenzaría nuestra historia. Si lo pienso con más detenimiento… nunca imaginé que encontraría a uno de los padres de las niñas del ballet de Bandit en el club de padres solteros de las hermanas de mi cuñada, tampoco me imaginé que la conexión que hicimos ese día se volvería tan fuerte que terminaría enamorándome de él … pero el amor nos espera en los lugares menos comunes, ¿verdad?

Ahora… dos años después de conocerlo y de habernos hecho grandes amigos, tengo que soportar llevar esto en silencio. Conoció a una chica un año más tarde y comenzó a salir con ella. Los niños la adoran y él se ve tan feliz… su mirada brilla cuando la ve y me da tanta envidia saber que ella… que ella es quien lo hace sonreír todos los días de su vida.

No me he alejado de él, por supuesto que no… seguimos siendo los mismos buenos amigos desde ese día, pero muchas noches me duele fingir tanto. La cabeza me quiere explotar y el estómago se me hace pequeño. La garganta me arde de tanto tener atoradas esas palabras ahí, otras veces solo quiero desaparecer. Regresar al momento en que lo conocí e irme con la primera chica que se me insinuó esa noche.

Porque estos sentimientos me queman en el pecho… pero no puedo hacer más que quedarme así, y aguantar ser no correspondido.

Maldito sea el amor por doler así…

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