MILF (Man I Like to Fuck)

El corazón de Gerard latía en su pecho muy rápidamente mientras retorcía entre sus dedos la tela de su suéter negro. Esa tarde estaba vistiendo un hoodie de su banda favorita, Pencep Prep, debajo de éste un pequeño vestido floreado que llegaba hasta la mitad de sus muslos y combinaba con sus converse blancas.

Había llegado al hotel con quince minutos de retraso puesto que el tráfico estaba muy pesado. Sin entretenerse con nada en el lobby subió al elevador y marcó el botón que le llevaría hasta el quinto piso donde habían reservado la habitación.

Entretanto llegaba a su destino aprovechó para mirarse en el espejo y acomodar su largo cabello rojo con raíces negras, no iba a negar que se sentía nervioso y un poco ansioso pero también demasiado emocionado y quizás un poco excitado. Sentía como sus bragas color salmón con encajes en la parte superior se apretaban contra su miembro.

El timbre sonó indicándole que ya estaba en su piso, respiró profundo y puso su mejor sonrisa antes de salir y dirigirse a la habitación número E-14.

Tocó un par de veces sintiendo como un fuerte escalofrío recorría toda su columna erizando los vellos de sus brazos.

Unos segundos después la puerta fue abierta, el más bajo de los hombres fue quien le abrió con una linda sonrisa en el rostro.

—Hey Gee —le saludó—. Te estábamos esperando, pasa.

—Hola Frankie —respondió, se acercó a él y dejó un rápido beso en su mejilla—. Perdón por el atraso, había un poco de tráfico.

—¡Oh! No te preocupes, somos tuyos toda la tarde —dijo guiñándole un ojo mientras caminaban juntos hacia la sala.

—¡Gee! —exclamó el otro hombre, rápidamente se puso de pie y se acercó a Gerard para abrazarlo.

El pelirrojo sintió sus piernas temblar al verlo así, con una camisola sin mangas dejando ver sus fuertes y perfectos brazos cubiertos por algunos tatuajes, su cabello largo y esa barba que le había hecho suspirar desde que lo vio por primera vez.

—¡Hola Adam!

—¿Quieres algo de tomar Gee? En la cocina hay jugos, cervezas, gaseosa...

—Jugo Frankie, no bebo licor.

—Yo si quiero una cerveza —pidió Adam.

Frank asintió mientras Gerard y Adam tomaban asiento en el cómodo sillón de tres plazas, iniciaron una amena charla a la cual Frank se integró después, Adam le dijo a Gee que era para que entraran en confianza.

Resultaba ser que Gerard, un chico de 23 años, tenía algunos raros fetiches.

Toda su vida le habían atraído los hombres mayores que él, los encontraba tan atractivos, maduros, dominantes, simplemente le encantaban, sus tipos ideales eran como Frank, con el cuerpo lleno de tatuajes, con esa mirada que le intimidaba pero que a la vez le encendía en deseo, su rostro era hermoso y su cuerpo, muy bien dotado.

Adam por su parte era de su tipo muy específico, alto, fornido y con esa barba poblada, era lo que le daba el toque perfecto para ser su Daddy ideal.

Lo que a Gerard más le gustaba de ambos eran sus piercings, Adam tenía uno en la nariz y Frank uno en el labio, los hacían lucir como chicos rebeldes, junto a toda aquella tinta en sus cuerpos.

Su otro deseo íntimo más oscuro era el de vivir la experiencia de un trío, ser follado al mismo tiempo por dos hombres era algo que anhelaba desde que había visto, por casualidad, un video porno. Nunca había tenido la confianza para pedirle aquello a alguno de sus novios. Por eso, ahora que estaba soltero había tomado la decisión de hacer esto.

Una noche hacia casi un mes atrás había estado navegando en un portal llamado Night Men, era una página cargada con perfiles de hombres que se dedicaban a satisfacer sexualmente, habían muchas categorías y subcategorías, clasificados por posibles gustos, fetiches entre otras preferencias, cuando Gerard encontró a Frnkmustdie no pudo evitar la erección que se formó en sus pantalones de pijama, vio sus fotos una y otra vez, decidiendo casi al instante que él era el elegido pero un enlace llamó su atención, Frank hacia equipo con LazzaraA, revisó el perfil de Adam y concluyó que ellos dos eran perfectos.

Gerard se puso en contacto con ambos, un par de días más tarde se reunieron por videollamada para concretar diferentes aspectos que estarían reflejados en el contrato, los límites, prohibiciones, fecha, hora, lugar y pago. Casi dos semanas después se encontraron en la clínica elegida por Gerard para realizarse los exámenes pertinentes y hacia seis días atrás después de recoger los resultados se juntaron en un restaurante para firmar el contrato.

El pelirrojo gozaba de buena posición económica así que el costo de aquello no había sido problema para él. Había realizado el primer depósito por la mañana y al día siguiente depositaria la segunda parte.

—Bien Gee —comenzó Frank—. Sólo para asegurarnos de que todo estará bien, dinos una vez más tu palabra segura.

Cigarrillos...

Esa había sido la palabra que había escogido ya que era algo que no olvidaría y que difícilmente se pronunciaba durante las relaciones sexuales.

—Muy bien...

Frank se levantó de su lugar y se sentó al lado de Gerard, pegado a su espalda, llevó sus manos a la cintura de Gerard y le acarició un poco sobre la tela. Adam observaba con una sonrisa traviesa el rostro de Gerard, a quien los ojos se le cerraban cada vez más.

—Todo esto se tratará de ti, de hacerte sentir bien.

—Te encantará Gee bonito —dijo Adam acercándose a Gerard por delante. Tomó su pierna derecha y la colocó sobre las suyas, una de sus manos comenzó a deslizarse suavemente sobre su muslo, yendo casi hasta su miembro.

Gerard hizo su cabeza hacia atrás dejándole a Frank el espacio suficiente para que besara su cuello mientras Adam seguía trabajando con sus piernas, sintió como se deshizo de sus zapatos.

Frank lamía y succionaba el lado izquierdo de su cuello haciéndole jadear, sus dientes le raspaban un poco, seguramente creando muchas marcas en el. Adam se movió un poco de su lugar para tener mejor ángulo y tomar los muslos de Gee para besarlos, succionando fuertemente en la parte interna de ellos enviando corrientes eléctricas por todo el cuerpo de Gerard.

—Eres tan delicioso Gee —gimió Frank contra su oreja, lo tomó del cabello para que girara más su rostro y tomó sus labios  Gerard se sentía en la gloria probando de los carnosos y rosados labios de Frank, dejándose hacer por la tibia lengua de Frank, deslizando la suya sobre el labio inferior del tatuado, saboreando el sabor metálico del arito de su labio inferior.

Frank rompió el beso para poder deshacerse del hoodie de Gerard, le levantó los brazos y deslizó sobre ellos aquella pieza de ropa, lanzándola al final a algún lugar de la sala, luego trasladó sus besos directamente sobre los hombros de Gee, bajando suavemente los tirantes de su vestido.

Gee abrió sus ojos rápidamente cuando sintió un peso extra sobre él pero sonrió al notar el rostro de Adam tan cerca del suyo, sus labios a centímetros de distancia, él tenía un olor tan particular, un poco dulce pero a la vez fuerte, varonil, exquisito. Entreabrió sus labios recibiendo gustoso a sus iguales, los labios suaves y húmedos de Adam se movían ágiles en su boca mientras deslizaba sus manos por la amplia espalda de Adam sintiendo como la dureza de éste se presionaba contra su muslo.

—¿Vamos a la habitación? —preguntó Adam sin apartar el rostro del de Gerard besando su mandíbula.

—Si...

—Vamos.

Adam tomó de la mano a Gerard y lo guió a la habitación, antes de recostarlo en la cama se deshizo del vestido de Gee y luego de su propia camisola dejando su pecho al descubierto, Gerard delineó con la punta de sus dedos aquellos pectorales.

—¿Te gusta? —preguntó Adam apegando el cuerpo semidesnudo de Gerard al suyo.

—Me encanta, eres muy hermoso.

—Me pondré celoso —interrumpió Frank entrando a la habitación.

Gerard se separó un poco de Adam y se giró hacia Frank, sorprendiéndose al verlo desnudo, su cuerpo cubierto de tatuajes totalmente, cada uno digno de admirar, pero lo que más le atrajo fue su miembro, el pene de Frank era largo y grueso, curvado un poco hacia arriba, Gerard no lo pensó mucho y se dejó caer de rodillas esperando a que Frank estuviera frente a él para tomarlo con su boca.

Adam sonrió y mientras Frank se acercaba a Gerard, él fue en busca de las cosas que ocuparían, una botella de lubricante y un dildo de tamaño regular.

Gerard tembló de emoción al envolver su mano alrededor de la polla dura de Frank, deslizó su mano un par de veces y luego tomó la cabeza entre sus labios, saboreando las gotas saladas de líquido preseminal que se derramaban en su lengua. Movía su cabeza hacía atrás y hacia adelante, succionando un poco, jugando con sus dedos sobre las bolas de Frank.

Adam se deshizo de sus zapatos y sus pantalones negros, quedando con su ajustada ropa interior, se acercó hasta ellos, tomó la mano libre de Gerard y la acomodó sobre su duro miembro. Gee desvió sus ojos hacia el rostro de Adam, se miraba muchísimo más alto y guapo, comenzó a masturbarlo sobre la tela, arrastrando su mano de arriba hacia abajo,  ejerciendo un poco de presión en la punta.

Continuó masturbando a Frank y fue el turno de tomar a Adam con sus labios. El peli largo le ayudó a bajar su ropa interior, logrando que su miembro saltara directamente sobre el rostro de Gee, su pene era más recto y más grueso que el de Frank, la cabeza era también un poco más grande. Gerard escupió sobre la punta y presionó sus labios sobre ella, succionando después y llevando todo lo que pudo hacia su garganta, rápidamente construyó un ritmo perfecto sobre ambas pollas con sus manos y su boca. Adam tenía echada su cabeza hacia atrás apretando los labios mientras Frank jadeaba sin pudor.

—Arriba Gee, a la cama —le indicó Frank.

Obedientemente Gerard se puso en pie y luego se acostó en la cama, Frank se mordió los labios al ver frente a él las braguitas de Gee tapando a duras penas su endurecido pene y su pequeño agujero. Adam se colocó a la cabeza de Gerard, tras masturbarse un poco, volvió a introducir su miembro dentro de la boca de Gerard. La lengua de éste le rondaba la punta y con su mano acaricia el resto de su miembro de arriba hacia abajo.

Frank se inclinó un poco sobre el vientre de Gee y repartió unos cuantos besos sobre el, deslizó su lengua sobre el encaje y finalizó su recorrido plantando un beso sobre el orificio de Gee. Movió la prenda hacia a un lado para tener el espacio suficiente para apreciarle, deleitandose con ello, su culo era pequeño, rosado y apretado. Presionó su dedo pulgar sobre el, arrancándole un fuerte gemido que culminó sobre la polla de Adam.

—Tu boquita es mágica Gee —le elogió Adam, moviendo sus caderas sutilmente.

Sintió frías gotas derramarse sobre su entrada y después los dedos tatuados de Frank sobre el, primero uno, lo introdujo hasta los nudillos, lo metió y lo sacó varias veces, luego introdujo un segundo dedo, las letras LL y O de sus tatuajes eran absorbidas por el cálido interior de Gerard.

—Ahhh Frankieeee... —gimió Gee cuando sintió como ese par de dedos le rozaban su lugar especial.

—¿Es ahí? —preguntó Adam—. Repítelo Frankie.

Frank sonrió y volvió a mover sus dedos de la misma forma haciendo que Gee apretara con un poco de fuerza la base del miembro de Adam y abriera más sus piernas. El tatuado sacó sus dedos y tomó el dildo, le aplicó una generosa cantidad de lubricante y lo presionó contra Gerard, sonriendo grande al ver como se deslizaba hacia adentro, tomó el resto de la prenda de Gee y la estiró un poco más liberando al fin su pene. Lo tomó con su mano y comenzó a masturbarlo con la misma rapidez con la que movía aquel juguete.

—Fóllame —pidió Gerard levantando su cabeza, viendo a Frank—. Lo necesito...

—¿Esto? —le preguntó sacudiendo su polla dura contra su pierna.

—Si Frankie, la quiero toda mmm...

—Ponte en cuatro entonces —le dijo Adam—. Y no dejes de chuparme.

Gerard asintió sonriente y se colocó en cuatro sobre sus codos y rodillas, con su boca junto sobre la polla caliente de Adam, lamió unas cuantas veces todo el falo mientras Frank se acomodaba detrás de él. Se sintió desfallecer cuando la punta de Frank ingresó en el, húmeda, caliente y gruesa, cada centímetro ardía un poco, pero solo era cuestión de acostumbrarse.

No había notado el momento en que dejó de respirar hasta que el vientre de Frank donde yacían un par de golondrinas, chocó contra sus glúteos. De manera suave Frank salió de su interior y se volvió a deslizar golpeando con un poco más de fuerza, apretándolo de las caderas.

—¿Eso te gusta Gee? ¿La polla dura de Frankie? ¿Hmmm? —Adam le acariciaba las mejillas mientras se masturbaba y chocaba su puño contra la boca entreabierta de Gerard.

Las embestidas de Frank tomaron velocidad rápidamente, moviéndose sin parar una vez Gerard estuvo acostumbrado a su tamaño, era tan estrecho, una sensación única inundaba su polla al estar atrapada en el interior de Gee. Frank apretó sus ojos con fuerza mientras sostenía con el pulgar de su mano derecha las bragas de Gee y con su otra mano impactaba la palma un par de veces contra esos pálidos glúteos.

—Ahhh Gee... me encanta pero ahhh... ve con Adam —dio un par de embistes más y se retiró dejándolo abierto y vacío—. Montalo bonito, follalo duro.

Adam se acomodó con su espalda contra el respaldar de la cama, su polla dura palpitaba mientras veía como Gee se quitaba las bragas y gateaba hacia él, lo sostuvo fuertemente de las caderas mientras se acomodaba sobre su pene.

—Ohhh —gimió, mordió sus labios y echó su cabeza hacia atrás, sus mechones rojos se pegaban contra su piel gracias al sudor—. Eres muy grande.

Adam solo sonrió y se acercó a tomar el cuello de Gee con sus labios, chupando a la par de las marcas de Frank, Gerard se sintió orgulloso de si mismo cuando la enorme polla de Adam estuvo completamente dentro de él, comenzó a dar pequeños brinquitos sobre él mientras el otro repasaba con sus manos su cintura y sus glúteos.

—Que bien lo haces Gee ahhh...

Gerard estampó sus labios contra los de Adam al tiempo en que este aprisionó sus caderas para tomar el ritmo, movía su pelvis con fuerza y rapidez golpeando sin piedad la próstata de Gee.

Frank se subió a la cama y se acercó a ellos, tomó a Gerard del cabello y lo alejó bruscamente de los labios de Adam solo para tomarlo él, le mordió el labio inferior y después lo repasó con su lengua, movía sus labios rápidamente en sincronía con su lengua, saboreando las dulces rosas de Gee.

—Besalo —se separó y volvió a juntarlo con Adam. Mientras los observaba apretaba la base de su miembro, sentía su orgasmo crecer atraves de su vientre, sonrió malicioso cuando los volvió a separar, jalando el cabello Gee y provocando que un hilo de saliva pendiera de ellos.

Repitió un par de veces más el juego hasta que Adam redujo el ritmo de sus embestidas.

—¿Donde quieres que terminemos Gee?

Los tres jadeaban y respiraban por la boca, con sus labios hinchados y rojizos.

—En mi cara, quiero que se corran fuerte en mi cara...

—Me encanta.  —Adam empujó con fuerza dentro de él y besó sobre su clavícula.

—Termina para nosotros antes, Gee bonito.

Frank envolvió su mano derecha sobre el miembro de Gee y comenzó a bombearlo rápidamente, en pocas caricias Gerard estaba gimiendo desesperado el nombre de Frank, su orgasmo le recorría todo el cuerpo para finalizar en la mano de Frank y el pecho de Adam.

—Que hermoso eres.

Unos minutos después, tomó las mejillas de Adam y lo besó una última vez antes de incorporarse, abandonando la polla rosada de Adam. Los tres salieron de la cama, se situaron a un lado de la habitación, Gerard se arrodilló sobre el suelo y los dos hombres se colocaron a un lado suyo.

—Cierra tus ojos Gee.

Los dos comenzaron a masturbarse, sus miembros casi sobre el rostro de Gerard, quien tenía las mejillas rosadas, sus manos inquietas habían ido a acariciar las bolas de ambos hombres para ayudarles a alcanzar el orgasmo más rápidamente.

Adam fue el primero en derramarse sobre la mejilla derecha de Gee y parte de su mentón, su líquido cálido salió disparado de la punta de su miembro, mientras Frank se masturbó hasta que no pudo más y metió la cabeza de su pene en la boca de Gee, derramando su esencia sobre su lengua. Frank se tomó su tiempo hasta que su pene estuvo totalmente vacío, se alejó un poco y le sonrió a Gee.

—Que perfecto lo hiciste —le felicitó Frank, ayudándolo a ponerse de pie.

—Fue maravilloso Gee.

—Ustedes también son geniales chicos.

Adam negó restándole importancia, después de todo era su trabajo hacer sentir bien a Gee, les indicó que iba a la cocina a por agua y les dejó solos. Mientras Frank buscaba un paño húmedo y le limpiaba los restos de semen del rostro a Gerard, luego le dijo que se acostara un rato para que descansara.

—Frankie... —susurró—. ¿Te cuento algo? —dijo divertido, con sus ojos adormecidos.

—Dime Gee.

A mi me gusta follar con hombres como tú.

Frank sonrió y depositó un tierno beso sobre la cien de Gerard, a él también le había encantado follar con él.

Quizás, solo quizás, se podría repetir.

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