Burbujas de Amor

Hace un año atrás no me hubiese imaginado que hoy estaría aquí con el amor de mi vida a la espera de nuestros bebés, en este bonito hotel. Nuestra habitación tiene vista al mar, la pared que separa nuestra recámara del baño es un tronco de árbol artificial que si bien tiene ese toque rústico es por demás hermoso.

No tendría ningún problema con quedarme a vivir acá, tristemente solo será una semana, descansando del arduo trabajo que hemos tenido durante los últimos seis meses.

Conocí a Gerard en noviembre de 2017, gracias a Jamia, ella me llevó a las clases de salsa que él impartía en un pequeño local. La química surgió entre nosotros al mirarnos y sonreírnos la primera vez. Nos hicimos amigos y luego de unos meses, novios, comenzamos a vivir juntos y a formar nuestro plan de vida sin embargo no contábamos con que en el camino nos convertiríamos en padres y de ¡gemelos!

Tuvimos que posponer la inauguración de nuestro estudio de danza cuando lo supimos, pero con la ayuda de mi papá y nuestro esfuerzo logramos sacar adelante nuestro proyecto y a la vez prepararnos para recibir a los bebés. Después de disfrutar estas pequeñas vacaciones volveremos a Jersey a terminar de prepararnos para su llegada y convertirnos en padres.

En fin, me siento demasiado feliz de poder estar solo con Gerard toda esta semana. Me encanta la idea de tomar el sol mañana por la mañana pero me encanta aún más la idea de hacer el amor con él hasta el cansancio.

Para esta noche, Jamia me convenció de usar algo especial. No podía dejar de reírme aquella tarde en la que fuimos a una tienda a comprarlo. Ahora mientras Gerard está en el lobby me encuentro en el baño colocándome el "traje", sin embargo sentir la adrenalina de que Gerard en cualquier momento puede venir y me encontrará poniéndome esto, me excita, lo cual me ha facilitado la labor de colocar el "traje".

¿Esto es un traje? No sé en qué pensaba al momento de aceptar la loca idea de Jamia, no creo que se vea precisamente sexy en un hombre con ocho meses de embarazo gemelar pero espero que a mi Gery le guste.

Bien, debo explicar cómo es el "traje" ¿no?, ¿Han oído hablar de los suspensores?  Estos son unos calzoncillos utilizados en algunos deportes o actividades vigorosas y tienen por finalidad proteger y mantener el pene y los testículos en su lugar. Yo utilice de esos una vez para un examen de ballet, no son incómodos al contrario generan una sensación de libertad única.

Bueno, mi "traje" es similar a un suspensor ya que mi pene está dentro de un elefantito en color negro mientras un delgado y fino hilo se desliza entre mis glúteos. Mi imagen en el espejo me hace pensar que quizás mi amiga tenía razón, además de que el color negro me favorece por el color de mi piel, esto me hace ver ardiente.

O quizás son mis hormonas.

—Frankie amor, ¿ya vas a salir? —me habló Gerard desde la habitación.

—Si cielo —respondí y peine mi cabello con mis manos, luego me coloque una bata blanca.

Cuando salí del baño con lo que menos esperaba era encontrarme con esa imagen de Gerard.

Sentado en un sillón frente a la ventana. Solamente estaba vestido con su pantalón crema de lino que no dejaba nada a la imaginación. Se había quitado la ropa interior, su hermoso pene erecto sobresaliendo. Con el solo verle mi propio pene se puso más duro, y es que con esa carita bonita suya nadie pensaría que puede llegar a ser tan calientapollas.

Comencé a quitarme la bata lentamente mientras me acercaba y le sonreía de forma seductora, se que le encanta que haga eso. Dejé caer la bata al suelo y caminé hasta colocarme frente a él, de tal manera que si se inclina un poco hacia adelante su cara queda en mi pelvis.

—¿Le gusta Mr. Iero? —le pregunté.

Su mirada viajó por mis ojos, mis labios, se tomó su tiempo en nuestros retoñitos que afortunadamente están quietos, (aunque no creo que por mucho), les dio un pequeño beso y continuó su recorrido, se relamió los labios viendo directo al "elefantito".

—Es usted un provocador Mr. Way. —Me jaló de las caderas hacia él y tomó mi hombría entre sus manos, acariciando lento, tan lento que me hace derretirme.

Comenzó a besar parte de mi pelvis mientras deslizaba la prenda hacia abajo, viendo mi rostro. La respiración se me aceleró tan solo con su tacto, cuando la retiró por completo me sonrió y sin previo aviso lamió todo mi glande.

—Estas tan delicioso mi cielo. —Fue lo último que dijo ya que introdujo todo mi miembro en esa hermosa boca que me hace ver las estrellas de cerca. Con su mano derecha masajeando tortuosamente mis bolas, brindándome más satisfacción, mientras que su lengua traviesa se mueve en movimientos circulares en la punta.

Mi líquido pre seminal hizo su aparición haciéndome sentir sensible, en especial cuando Gee me succiona en la punta, muerde un poco, lame y se lo lleva todo dentro nuevamente. No puedo hacer más que gemir su nombre y tomarlo del cabello con fuerza.

Gerard detuvo sus movimientos y levantó su rostro hacia mí, juro que no hay nada más excitante que verlo así, sonrojado y sudoroso, con las comisuras de sus labios con una mezcla de saliva y pre seminal.

Me lancé a esos labios sin pensarlo, en un beso apasionado y necesitado, pero a la misma vez cargado de amor, sintiendo mi corazón latir acelerado.

Mierda, me siento la persona más afortunada y feliz de la tierra por tenerlo a él.

Su cuerpo moviéndose para retirar sus pantalones me traen de vuelta y recapacito en que mi meditación sobre lo feliz que soy interrumpió lo necesitado que está mi cuerpo de él. Me erguí frente a él esperando que se acomodara.

—¿Estás listo? —preguntó mientras se acariciaba para liberar pre seminal y poder lubricarme.

—Si es contigo, toda la vida.

Gracias al cielo este sillón es suficiente espacioso, por lo que me acomode con su ayuda sobre él, con mis piernas a cada lado de las suyas. Su hermoso pene chocando contra mis glúteos al tiempo que muevo mis caderas sutilmente como si de una coreografía de belly dance se tratara, el roce nos provoca a ambos y Gerard empieza a gemir mi nombre mientras  besa mi cuello, lamiendo y succionando esa zona, mis manos lo toman por el cabello y lo obligo a verme.

—Te amo Gerard Way.

Nos volvimos a besar, nuestras lenguas danzan al mismo compás, agresivas pero con un toque de suavidad, en ocasiones sus dientes aprisionan mi labio inferior, succionando, luego volvemos al inicio, besos y más besos, hasta que él no aguanta más, sus manos van a mis caderas y me hace colocarme sobre su pene.

—¡Oh Gee! Estás tan grande —gimo en su oído cuando comienzo a sentir como me penetra. Sus manos sostienen mis glúteos de manera que están muy separados y mi intimidad queda completamente expuesta, tan solo me sostengo de sus hombros mientras comienzo a bajar, ambos nos movemos, hasta que todo él está dentro, mi labor empieza, dando saltitos sobre él—. Aaah Gee ahhh me encanta.

—Si Frankie muévete así ohhh más rápido ahhh.

En ocasiones me muevo de arriba hacia abajo, otras lo hago en círculos, se que a él le enloquece porque aprieta más fuerte mis caderas.

—Más rápido amor ahhh casi mmm casi me vengo —dice y su mano derecha bombea a la misma velocidad mi pene también.

En un jadeo desesperado Gerard terminó dentro de mí y yo acabé poco después en su mano. Nos sonreímos, con los cabellos alborotados, rostros sudorosos, pieles pegajosas, pero aún así, no puedo estar más feliz de escribir mi Historia de amor junto a este humano tan extraordinario, no puedo creer que lo amo tanto.

Me acomode en su pecho mientras nuestras respiraciones se regulan, él acaricia mi vientre y las pataditas se hacen presentes.

Los dos sonreímos.

Porque esta noche es perfecta.

Porque nos amamos.

Porque no importa nadie más que nosotros cuatro.

Siento sus cálidos labios recorrer mi espalda, siento sus manos tallar delicadamente mis piernas, su nariz aspira mi aroma, y me trastorna. Mi cuerpo reacciona inmediatamente porque no hay nada que desee más que ser suyo una vez más.

Seguí en la misma posición, sobre mi costado derecho de cara al balcón. En la esquina de la habitación hay un espejo de cuerpo completo en donde nos vemos a la perfección, siempre he tenido el fetiche de verme mientras Gerard me penetra hasta lo más profundo, y sonrió con malicia porque sé lo que viene.

Gee pegó su cuerpo al mío y pude sentir lo duro que está.

—No te imaginas lo tierno que te ves cuando duermes así —susurró contra mi oído—. Lástima que esa ternura no dure más.

Su sola voz me erizó todos los vellos del cuerpo, de inmediato comencé a buscar sus labios, los necesito junto a los míos. Pero me los negó, comenzó a descender por mis costillas, pasó por mi vientre y continuó con mis caderas.

Señor, ¿qué está planeando hacer?

Me hizo que me recostara de frente, colocó una almohada bajo mi pelvis e hizo que abriera las piernas totalmente.

—No te vas a tocar amor, déjame esto a mi.

Se perdió entre mis piernas, mi mente está en otro plano astral a partir de que sentí su lengua traviesa comenzar a lamer mi entrada tan lento, deslizandola de arriba a abajo como si de una paleta se tratase. Sé que soy un mar de jadeos y gemidos, no puedo pronunciar otra cosa que no sea su precioso nombre.

Se concentró en succionar mi entrada, dejando un buen rastro de saliva ahí, pronto su linda boca fue reemplazada por dos de sus dedos, penetrando de una. Subió con lamidas a mis bolas, que se contrajeron por la sensación de su cálida lengua, con besos y pequeñas lamidas se trasladó hacia la punta de mi pene y se dedicó a besarlo dejando mucha más saliva.

Sin que me lo esperara saco sus dedos y subió hasta mi boca, devorando mis labios. Lo tomé de los cabellos besándolo con más fuerza. 

Nuestros dientes chocando de vez en cuando, nuestras salivas mezclándose, las lenguas disputándose quién es la ganadora y nuestras respiraciones tan aceleradas, demostrando lo excitados y necesitados del otro que estamos.

Delicadamente me fue empujando hasta mi posición inicial sobre mi costado. Él se acomodó detrás, tomó mi pierna derecha y la llevó hasta casi chocar con mi oreja, sentía que estaba tan abierto y lubricado, los besos no paran y sin previo aviso Gerard me penetró. Una estocada dura, profunda y fuerte que me hizo soltar un gemido muy alto.

—Oh Frankie, te voy a dar tan duro hasta que me pidas que me detenga.

—Gee vamos muévete, sabes que me gusta que me des duro —dije provocándolo porque se que ama el sexo duro pero desde el inicio del embarazo trata de contenerse.

Besó mi hombro tan suave mientras deslizaba su pene hacia afuera, torturandome de ansiedad y cuando solo la punta estaba adentro me volvió a penetrar, tan duro que me hizo temblar de placer.

Busqué como sostenerme de algo porque no podía mantenerme en equilibrio en esta posición. Gerard comenzó a ir tan rápido pero duro, su pelvis chocando contra mis nalgas, sus bolas dando contra las mías de lo fuerte que eran las embestidas, y recordé vernos en el espejo, juro que es lo más sexual que he visto en mi vida.

Un hombre de ocho meses de embarazo gemelar siendo follado por detrás de esta manera tan bestial, me excito más. Gerard encontró fácilmente mi próstata y terminó de enloquecerme, mordí sus labios con tanta fuerza que le hice gemir con dolor pero no se apartó.

Siento que mi trasero arde, verdaderamente me esta partiendo en dos. Sus movimientos han bajado un poco la intensidad y sé que le falta poco para terminar, la mano que sujeta mi pierna bajo a mi pobre pene que no ha sido acariciado y empezó a masturbarlo rápido, a su mismo ritmo. No hubo necesidad de mucho por que me vine casi al instante y él a los pocos segundos acabó adentro de mi.

Dejó que mi cuerpo se relajara un poco, pero me dejó tan sensible que puedo sentir como su semen resbala de mi interior, como mis bolas palpitan aún y cada gota suya y mía recorre mi cuerpo.

—Buenos días amor. —Y vaya buenos días, si así me ha de despertar cada día, ¡Enhorabuena tomamos vacaciones!

—Buenos días hermoso —le sonreí pequeño—. Tenemos hambre.

Gerard me sonrió y dejó un beso en mi mejilla luego se levantó y me pasó algo de ropa para que me vistiera y bajasemos a desayunar, de paso vamos a disfrutar un poco del sol.

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